jueves, 21 de julio de 2016

Cinco maneras de encajar a Rubén

Un año más vuelve al Betis el pequeño debate sobre la posición de Rubén Castro y su papel en el equipo. Considerando ajenas al fin de este blog las medidas de reproche social que debieran tomarse si fuese condenado judicialmente, y considerando también que nadie cumple cinco años de una vez –o sea, que pese a su edad no es esperable un descenso muy abrupto de su rendimiento–, resulta extraño que se plantee siquiera la titularidad de un jugador que marcó la temporada pasada 19 de los 34 goles del equipo (sólo tres de ellos de penalti), y que ha sido clave en casi todo lo bueno hecho por el primer equipo desde que llegó al club: de hecho su única ausencia de facto provocó la hecatombe de los 25 puntos.

Las razones vienen a ser las habituales: la más importante, su poco aporte al juego en otros aspectos, y en particular su escasa capacidad física para hacer de delantero diana y aliviar así la salida de balón del equipo, más aún en el sistema que propone Poyet (un 4-3-3 que abandona a un delantero arriba en solitario cuando el equipo defiende en posicional, y para el que el juego de un tanque tipo Álex Alegría es muy conveniente). Se añadiría, al decir de algunos, su escaso trabajo defensivo en relación a las exigencias de Poyet.

Las declaraciones de hoy de Torrecilla, que al parecer busca un delantero con gol pero además adaptable a banda –un perfil que llevamos años reclamando aquí, siempre con Pabón en el recuerdo, pero que nos parece hoy un dispendio absurdo cuando se tiene en plantilla (¡y algunos recién fichados!) a Joaquín, Nahuel, Musonda, Cejudo, Sanabria y al propio Rubén–, e incluso el fichaje de otro tanque como Bas Dost ensombrecen un tanto más el futuro papel de Castro en el equipo.

Sin embargo el sentido común dice que sacar del equipo al hombre que está salvándolo temporada tras temporada es absurdo. No es Poyet el único entrenador que se encuentra con el problema de hallar acomodo para una estrella goleadora sin condiciones naturales para correr detrás de laterales rivales ni futbolísticas para hacer de delantero centro clásico, y de hecho, como veremos ahora, los mejores equipos hallan una solución para descargarlos de trabajo. Vamos pues a proponer a Poyet cinco maneras de encajar a Rubén Castro en su equipo, muchas de ellas compatibles entre sí y respetando en todas ellas su 4-3-3 ofensivo, que a nosotros también nos parece –por razones racionales pero que no explicaremos ahora– un esquema natural para jugar un buen fútbol posicional. En todas ellas Rubén será extremo, de modo que pueda compatibilizar su trabajo con la presencia de un delantero más físico en el centro.

1. Alargar las posesiones
Es este sin duda el mejor método, y también el más difícil de aplicar: el método Barça. El llamado 4-3-3, realmente un 2-1-4-3 en ataque y un 4-1-4-1 en defensa, es muy exigente físicamente con los extremos, que tienen que pisar el área rival y luego seguir a su lateral cuando la posesión cae en pies del oponente. Así pues, un buen juego posicional, que alargue las posesiones, consiga encerrar al rival y logre así que la presión postpérdida sea efectiva, evita esas persecuciones hacia atrás, muy dañinas para los extremos. Aquel Barça en el que Messi era falso delantero centro fue ejemplo máximo de esto: Villa y Pedro tenían un recorrido teórico enorme, pero realmente lo hacían pocas veces. Naturalmente realizar bien este juego requiere años de trabajo, pero hacerlo al menos aceptablemente será buena noticia para esos extremos. Poyet está en ello.

2. Cambiar a 4-4-2 en defensa
Los lectores veteranos de este blog conocen ya bien esta propuesta, a la que desgraciadamente tan poco caso hicieron Mel y Merino la temporada pasada. La idea es simple, y reside sobre todo en rechazar ese extraño (y extendidísimo) vicio de pensar que el esquema con que se ataca y se defiende es el mismo. De hecho casi nunca es el mismo, y no obstante, para nuestra sorpresa, pocas veces se reconoce la diferencia entre uno y otro. Sin embargo la aprovechan actualmente Real Madrid, Barcelona y, ayer mismo, Bayern de Múnich.

Como decíamos arriba, el llamado 4-3-3 es un esquema que realmente no se produce nunca. En verdad es una especie de 3-4-3 (o 2-1-4-3) en ataque posicional y un 4-1-4-1 en defensa posicional. Así pues, se pasa de atacar con tres puntas a defender con un solo, lo que obliga a los dos extremos a correr hacia atrás para emparejarse con los laterales rivales
. Lo vemos debajo: en blanco las posiciones ofensivas, y en rojo las defensivas del mismo equipo; las flechas indican los movimientos para pasar de defensa a ataque:


Nótese que los hombres de banda se desgastan mucho más que los de interior en las transiciones. Esta es la idea de Poyet, y admitimos que acumular diez hombres tras el balón (sólo el delantero centro queda más o menos liberado de trabajo defensivo) hace más fácil defender que hacerlo con nueve (y liberar a dos). Sin embargo muchos equipos defienden en 4-4-2, o sea, liberan a dos, y defienden muy bien. Incluso muchos atacan en 4-3-3 y defienden en 4-4-2. Logran así que su delantero centro tipo boya (receptor de espaldas, como Benzema, Lewandowski o Suárez) y su extremo figura (Cristiano, Ribéry o Messi) queden liberados de trabajo. La forma de conseguirlo es bien simple: en lugar de montar un centro del campo de cinco, lo montan de cuatro y (si comparamos en la línea de cinco) desplazan a esos cuatro levemente hacia la banda del extremo liberado, para cubrir su espacio. El lateral del lado del extremo estrella pasa a ser defendido por el interior de esa banda. Así lo hace el Barça de Luis Enrique. Las flechas juestran siempre los movimientos para pasar de defensa posicional a ataque posicional:


Así lo hacía el Madrid de Ancelotti (normalmente con Modric donde Isco):


Y asi lo hacía ayer mismo Ancelotti, muy aficionado a este sistema mixto, en su primer Bayern:


 Así podría quedar en este Betis:


Efectivamente, es el sistema que solicitamos hasta la náusea la temporada pasada, y seguirá siendo el mejor si el Betis quiere atacar con un 4-3-3 y contar con Rubén Castro. Se compagina la posibilidad de una buena salida de balón gracias a la presencia de un solo mediocentro y dos interiores (no el espantoso doble pivote que bloquea la salida de los centrales y reparte mal las distancias) con la seguridad defensiva del 4-4-2 que libera pese a ello a dos delanteros. Para ejecutarlo bien basta con dar instrucciones claras a los interiores para que asuman los roles de falso extremo y segundo pivote defensivo.

Si Poyet, pese a todo, se empeña en jugar un 4-3-3 a toda costa y Rubén no le funciona como delantero centro solitario, habrá que hallar el modo de minimizar el número de carreras hacia atrás del goleador bético.Veamos cómo lograrlo (adicionalmente a lo visto en el punto 1).

3. Cambiar al 4-4-2 en defensa... a veces 
Aunque Poyet insista en su 4-3-3 en defensa y ataque, tal vez se vea obligado por el planteamiento o el devenir de algún partido a usar como extremo a un delantero nato estilo Castro, que en ocasiones acabe las jugadas muy arriba y no tenga tiempo de volver para perseguir a su lateral. En ese caso el interior de ese lado se verá obligado a cerrar al lateral, y el interior del contrario se verá solo en el centro junto al mediocentro. O sea, el equipo estará cerrando de facto en un 4-4-2, y será necesario como solución momentánea. Por tanto, es planteable que Rubén juegue como extremo clásico de un 4-3-3 pero sólo se le obligue a correr hacia atrás en situaciones de poco desgaste (tales como saques de puerta del rival o jugadas en las que acabe muy en la banda), sin forzarlo a desgastarse en sprints defensivos evitables. Tal vez sea la solución más sutil e inteligente.

4. Recibir ayudas del otro delantero
Si un delantero tipo Sanabria, de características no muy diferentes a las de Rubén, jugase arriba, cabría intercambiar esporádicamente el trabajo defensivo, según las circunstancias del juego: Sanabria, en su caso, podría perseguir a veces al lateral del lado de Rubén, librando así a este de algunas carreras más.

5. Cambiarlo en el minuto 60
El 4-3-3 ( y el 4-2-3-1, por cierto) es un sistema que desgasta terriblemente a los extremos, y por ello es habitual que sean cambiados en torno a la hora de juego. Esto es, Poyet se verá forzado a hacer cambios en esa zona juegue ahí quien juegue (pensemos en Joaquín, por ejemplo): malo será perder media hora de Rubén, pero peor perderlo para el partido entero.

Las peculiaridades psicológicas de este jugador, que nunca rindió cuando no se sintió importante, hacen especialmente delicado el manejo de este tema, de modo que bien haría Poyet en buscar alguna solución, sea una de estas, todas juntas al tiempo, u otras salidas de su imaginación. Apartarlo de la titularidad será el verdadero riesgo para el equipo.

Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

4 comentarios:

  1. Buenas a todos,

    Impresionante post JR.
    Yo incluso añadiria a Joaquin como jugador a dosificar su trabajo defensivo para tenerlo fresco en ataque.

    En cualquier caso no veo a Poyet sentando a Ruben/Joaquin solo por la edad o presion externa de la prensa, mientras rindan, jugaran. Lo que no quita que ahora habra mas variantes y banquillo para poder refrescar (no es lo mismo tener a Kadir y Vadillo, que a Nahuel y Musonda, por ejemplo).

    En los primeros partidos de pretemporada Poyet estaba casi obligado a usar a Ruben solo en punta, ya que disponia unicamente de dos delanteros. Interesante sera ver si ahora con Sanabria en forma hace probaturas con 2 de inicio.

    En Alemania puede ser 4 delanteros si los rumores del ucraniano Zozulya (apuesta arriesgada en mi opinion, preferiria un perfil mas goleador). Mas variantes con un extremo/llegador. Imagino que es un movimiento de fichar a un jugador libre para poder invertir en el traspaso de un pivote defensivo.

    Saludos bohemios.

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  2. Muchas gracias, H.

    Parece que el ucraniano vendrá. Mal jugador tampoco parece, en absoluto. Como dices, la clave está en ver qué piensa hacer Poyet con Sanabria. La estructura de plantilla me preocupa, porque me huele a que están pensando en Zozulya, Joaquín, Nahuel y Musonda para dos puestos en los extremos, y Rubén, Álex y Sanabria para la punta. Grave error, à mon avis, porque mandaría al banquillo a Rubén o Sanabria, dejaría poco gol detrás, y además me suscita dudas en cuanto a la presencia de un delantero referencia: Álex jugaría muy poco, Rubén no lo es y Sanabria no lo parece. Si Poyet se empeña en defender con cinco mediocampistas y dejar un punta solo arriba el 100% del tiempo me temo que el invento no va a funcionar como debe, pese a esa calidad superior que dices.

    El viernes empezaremos a tener respuestas ;)
    Salud

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  3. Difícil papeleta tiene el Real Betis y Poyet con Rubén, como perfectamente haces ver, JR, con esta entrada. Y es difícil por varios motivos. El primero por las peculiaridades del futbolista, grande, el mejor delantero según los datos que ha tenido el Betis en su historia. Sus peculiaridades emocionales, su forma de entender el fútbol hace que sólo rinda si se dan una serie de circunstancias: entrenador que lo maneja bien, que lo ubica adecuadamente a su estilo, que lo convierte en protagonista, que le permite con un estilo de juego que tenga tres o cuatro balones de gol por partido, que es abastecido de pelotas dado que es sobre todo un definidor... Un futbolista que lleva muy mal el banquillo, que quiere jugar siempre sí o sí, que lleva mal ser cambiado en el minuto 89... A todo esto hay que añadir que con 35 años se halla en la tesitura (y ello provoca ansiedad) de un año de contrato y el deseo de acabar su carrera prolongando un año más en el Real Betis. Por su fuera poco, su problema personal. Un lío. ¿Qué hacer?
    1. A estas alturas creo que debe acabar su carrera en el Real Betis. Es un jugador para la historia del club. Renovarlo en otoño otro año, si todo va normal, y los abogados entienden que es aconsejable, me parece lo lógico. No creo que por estado de forma los técnicos duden de sus posibilidades.
    2. ¿Cómo ubicarlo? Das toda una lección de opciones, JR. Y entiendo que el cuerpo técnico está en ello, pues si Rubén no funciona tenemos un grave problema. Consideremos que es el artífice de los últimos éxitos del equipo, y que sin él ya sabemos a dónde acabamos. ¿Qué seguridad tenemos de que funcione el tal Zozuyla o como se llame, Sanabria etc? Ya se ha hablado del escaso gol que tienen los mediocampistas y pivotes que tenemos... Es un enorme riesgo, hasta que tengamos alguna garantía de sustitución, amortizar al crack.
    Si el sistema es el 4/3/3, yo solo veo a Rubén como punta, descargado de trabajo y esperando a definir. Bascular a Sanabria a una banda, por ejemplo la izquierda, para que apoye al mediocampo en posiciones defensivas, y pasando al 4/4/2 en posiciones de ataque. Ahora bien, ello provocará en la plantilla un exceso de interiores con pocos minutos de juego (Nahuel, Musonda, Gutiérrez, etc).
    3. Así, me parecería lógico con un 4/3/3, al Pivote defensivo, con Ceballos y Jonás, y por delante Sanabria como interior, Joaquín o Musonda a la derecha, y Rubén arriba.
    4. Las peores opciones. Defenestrarlo y darle su sitio. O la que sugieres como 5ª, pues provocaría un enorme descontento en el goleador del equipo (hasta que se demuestre lo contrario u otro lo sustituya), y daría alas a aquellos cronistas deportivos que están deseando (ya a algunos periodistas se les va viendo el plumero) desestabilizar el proyecto a base de encontrar pequeñas fisuras agrandándolas introduciendo en ellas palancas desestabilizadoras. Saludos.

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  4. Mucha tela que cortar, F... En cuanto a 1 y 4, tengo claro que mientras rinda no hay que mirarle el carnet, pero eso no excluye el "hecho biológico": antes o después habrá de ceder minutos con naturalidad, sea este año u otro. El tema penal adelantará el asunto, tal vez, aunque no parece que para esta temporada.

    En cuanto a 2 y 3 (y gracias, ante todo): efectivamente la opción de ponerlo como punta del 4-3-3 es la más sencilla, y de hecho es la que ha usado Poyet estos días. Yo no la he considerado en el post por dos razones: en primer lugar porque crea pocas disyuntivas tácticas: como bien dices (y dando por claro que en ese caso Alegría no jugaría), bastaría elegir a los dos acompañantes entre el ramillete de extremos auténticos o impostados que tenemos, incluidos Sanabria y Zozulya; en segundo, porque no me convence esa solución: se pierde salida en largo y se pierde gol.

    Esto último lo hemos sufrido ya, tanto esta pretemporada como la temporada pasada, y por contra hemos disfrutado años de la pareja Rubén & Molina. Creo que un buen entrenador debe encontrar soluciones, como el mismísimo Guardiola (¿sabrá este cómo jugar a lo que propone Poyet?) ha hecho en Múnich, donde, sin traicionarse, supo hallar acomodo a Müller como mediapunta y supo aprovechar la conexión directa Neuer-Lewandowski. Ni una cosa ni otra aparecían en su manual original, pero hicieron mejor a su equipo: dieron una alternativa útil al juego siempre-en-corto, demasiado previsible, y dio su sitio a Múller. Es lo que tiene que hacer Poyet, entiendo.

    Me he extendido un poco... saludos
    JR

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