GETAFE (3): David Soria; Damián (Cabaco 73'), Etxeita, Djené, M. Olivera; Nyom (Portillo 86'), Maksimovic, Arambarri (Palaversa 86'), Cucurella; Ángel (Timor 73') y Cucho Hernández (Jaime Mata 62').
BETIS (0): Joel Robles; Bartra, Mandi, Sidnei, Alex Moreno; Guido Rodríguez (Borja Iglesias 46'), William (Paul 61'); Canales, Fekir (Tello 72'), Juanmi (Aitor Ruibal 61'); y Sanabria (Loren 72').
Gol: 1-0 (13') Ángel; 2-0 (38') Cucurella; 3-0 (42') Ángel.
Árbitro: Martínez Munuera (alicantino). Amonestó a Damián, Olivera, Arambarri, Cabaco (Getafe), Fekir, Paul (Betis). Expulsó a Mandi (83').
Ni siquiera líder e ilusionado puede el Betis contemporáneo deshacerse de su fantasma particular, el siempre desagradable Getafe de Bordalás, que destrozó al nuevo Betis en una terrible primera parte de los andaluces. Como siempre que el Betis es derrotado por este equipo volvieron los cantos a la intensidad, las gónadas y el espíritu competitivo, factores que simulan ser una explicación de lo sucedido para quien no es capaz de darla.
Y es que, sin negar la importancia de la concentración y el esfuerzo en este deporte, otros muchos factores son igualmente decisivos. Suelen citarse cuatro: psicológico (digamos que es el ya mencionado), técnico, táctico y físico. Es probable que el Getafe superara al Betis en lo psicológico y dudoso que sea mejor en lo técnico, pero desde luego anoche fue mucho mejor en lo físico y en lo táctico.
Es mejor en lo físico por configuración de su plantilla: hombres como Nyom o Cucurella, laterales en cualquier equipo, son extremos para Bordalás, y sus mediocentros y delanteros son igualmente jugadores trabajadores y potentes físicamente por naturaleza y elección de su técnico; si te ganan los balones divididos no es (o no solo es) por concentración y esfuerzo, sino porque suelen ser más fuertes y más rápidos que los tuyos. Para que esa elección de Bordalás funcione, naturalmente, el partido ha de dirigirse por los derroteros que les convienen, en los que oculten su inferioridad técnica respecto a los Mandi, William o Fekir que jugaban ayer enfrente. De eso se encargó la parte táctica: el trabajadísimo equipo de Bordalás, que lleva años jugando con el mismo modelo de juego e incluso con el mismo esquema (4-4-2), supo llevar al Betis a su terreno de balones divididos, segundas jugadas, pelotazos verticales, ritmo alto y posesiones breves, un juego que sencillamente hacen mejor (con huevos o sin ellos) porque lo conocen, saben colocarse para él, saben cómo activarse para la segunda jugada y tienen mejor físico para los duelos. Esta vez ni siquiera necesitaron acudir a su habitual repertorio de faltas tácticas, juego violento y pérdidas de tiempo.
¿Pudo el Betis evitar ese juego y llevar al Getafe al que le convenía? No es fácil, obviamente. Los azulones practican una trabajada presión de líneas muy juntas que parte de un bloque medio (defensa bien adelantada y pareja de delanteros no muy lejana a la divisoria) que sube según las circunstancias de la jugada. Presonan muy fuertemente las recepciones interiores, que obligan a escupir hacia atrás, y fuerzan a jugar hacia el lateral para entonces bascular fuertemente y ahogar la jugada rival en la banda. Nada nuevo, claro está, pero si se hace bien y con solidaridad de todo el equipo (nadie tiene en su once licencia para no correr) es difícil de contrarrestar. Cuando recuperan, buscan un juego vertical hacia los extremos o directamente el pelotazo hacia los dos puntas, sin arriesgarse jamás a la pérdida por el centro.
Anoche su 4-4-2 encajaba hombre con hombre con el del Betis, así que las parejas eran claras y la superioridad numérica defensiva la conseguían los locales con basculaciones y posiciones intermedias; por ejemplo, el punta pareja del central con balón lo hostigaba, pero el otro venía a apantallar por delante el pase hacia los mediocentros. Con balón en pies de Sidnei, por ejemplo, resultaba:
Como ven, el pase está casi prohibido hacia cualquiera salvo Mandi o Moreno. En el primer caso la situación es la misma (simétrica por derecha), y en el segundo entra en juego la basculación y el ahogamiento en banda.
¿Cómo contrarrestar este fútbol? No es fácil, insistimos, y requiere correr otro tipo de riesgos, pero hay maneras: hacer circular el balón en corto con mucha rapidez de banda a banda; realizar cambios de juego directos (en la imagen, de Sidnei a Bartra); ofrecerse con movilidad e intercambio de posiciones por parte del trío interior (Carvalho, Guido y Fekir) para obligar a los mediocentros y centrales a perder bien la marca o bien el sitio; alternar desmarques en corto y largo (especialmente el delantero) para buscar la espalda de los centrales; y, sobre todo, tener el valor de aguantar la posesión bajo presión para obligar al rival a separar líneas y encontrar así espacios interiores y tras su defensa, e incluso pinchar balones al delantero.
Nada de eso hizo este Betis. Al contrario: jugó en corto con lentitud (ayudado por un césped clementísticamente seco); apenas Mandi hizo cambios de juego acertados; fue terriblemente estático por dentro, con Fekir lejos de la jugada (ahora que es mediapunta debe aparecer en zonas de interior) y Carvalho y Guido paralelos y estáticos, siempre de espaldas y presa fácil de Maksimovic y Arambarri; hubo muy pocos desmarques interesantes de Sanabria; y. en fin, se abusó del pelotazo como ya empezábamos a vislumbrar con preocupación en partidos anteriores y de forma anoche constante, con mención especial para Joel.
Orientado pues el juego bético bien al pelotazo vertical o bien hacia Bartra y Álex, uno lateral ocasional y otro en un espantoso estado de forma, el Betis fue víctima fácil para el Getafe, que además embocó todo lo que tiró. Sin instalarse jamás en campo rival, el Betis nunca pudo hacer presión postpérdida alguna, y tampoco presión de ningún otro tipo porque ante el Getafe (que está encantado de jugar largo) no hay ocasión. El resultado de todo ello, un 3-0 excesivo en el primer tiempo pero justo tras un segundo tiempo que de nuevo se jugó a lo que quisieron los locales, pese a los intentos de cambios ofensivos de Pellegrini (sin tocar el esquema) y a los cambios de banda de los extremos que se intentaron en diversos momentos del partido.
Del once bético apenas pueden salvarse los dos centrales y la voluntad de Canales y los canteranos. Mención negativa particular merecen Joel, que ni para ni pasa; las pérdidas de Moreno y Carvalho (dos de este, mortales); la indolencia de Sanabria y Fekir; y la irrelevancia de Juanmi, nulo siempre lejos del área.
El plan de partido de Pellegrini fue demasiado timorato y pareció centrarse en evitar las pérdidas por el centro (que, sin duda, son un peligro ante este Getafe); a cambio de evitarlas cayó por completo en el partido que deseaba el rival.
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