Real Betis (1): Adán; Molinero (Joaquín, m. 46), Pezzella, Bruno, Varela (Dani Ceballos, m. 71); Petros, N'Diaye; Cejudo, Fabián (Van Wolfswinkel, m. 46), Portillo; y Rubén Castro.
Goles: 1-0, m. 17: Xabi Prieto. 2-0, m. 33: Íñigo Martínez. 2-1, m. 50: Rubén Castro.
Árbitro: Prieto Iglesias, navarro. ostensiblemente casero. Amarillas para Molinero, Rubén Pardo, Joaquín y Portillo.
Decepcionó ayer Juan Merino en el que probablemente era el partido decisivo para decidir su continuidad como entrenador del Betis. Su espantoso planteamiento del primer tiempo derrotó a su equipo pese a la sustancial mejora lograda al corregir sus defectos en el descanso.
Primera parte
Y es que Merino recordó al peor Mel de esta temporada en su diseño del equipo de la primera parte: mala alineación, mala distribución en el campo, plan de juego (si había tal) incoherente con el equipo en cancha, e incluso –este aspecto Mel sí lo cuidaba– fomento de las virtudes del rival.
Como es esperable en un entrenador de la escuela Barça la Real de Eusebio se distribuyó muy bien para atacar desde un armónico 4-3-3, en el que Illarramendi es mediocentro próximo a los centrales, tanto en fase ofensiva como en defensiva. En esta se organiza el habitual 4-1-4-1, siempre con Prieto y Pardo como interiores claramente por delante del pivote. La Real trata bien el balón y trata de presionar arriba tras pérdida: todo muy à la Barça.
Merino colocaba enfrente una alineación que adolecía, una vez más, de la ausencia de un segundo delantero que fijara a la defensa rival, bajara balones largos y, sobre todo, diera cierta presencia en el área a uno de los equipos menos goleadores de toda Europa. Pero además la aparición de Portillo como reemplazo de Kadir auguraba un atasco por exceso de circulación en la zona de interiores (Petros, Fabián, Portillo, a veces el propio Cejudo) y falta de hombres que pidieran el balón en largo, sobre todo a la espalda de la defensa rival: incluso Rubén Castro acabó pidiéndola cortita y al pie.
Primera parte: metido muy atrás, el Betis se monta un monumental atasco
en el interior derecho y es víctima fácil de la presión realista
Si al menos esta (mal distribuida) alineación hubiese jugado la baza de la posesión, para fomentar las virtudes propias –el toque corto, aunque fuese demasiado corto– y de paso obligar a la Real a jugar a contraestilo, el Betis habría tenido opciones. Sin embargo, como ya ocurriera en el pasado reciente, el equipo metió su 4-4-2 defensivo muy cerca de su portería, sin presionar jamás la salida de balón realista. Recuperaba la pelota muy atrás y era incapaz, por la naturaleza de sus jugadores, de sacar un solo contragolpe decente. Con la defensa muy arriba (pues había muy poca amenaza al espacio tras ella), la Real presionaba bien al racimo de interiores béticos, demasiado juntos y volcados hacia el sector derecho; sin embargo, el extremo izquierdo bético era un desierto: el Betis repartió sus ataques en esta primera parte en 20%/16%/64% (izquierda, centro, derecha). Las pocas veces que el Betis salia de la presión estaba aún lejísimos de la puerta rival y sin un solo jugador capaz de intentar ganar un desmarque en largo a la defensa. El resultado fue un justo 2-0 al descanso.
Segunda parte
Merino soluciona en el descanso todos los defectos del equipo: retrasa a Cejudo para meter un verdadero extremo derecho, Joaquín; introduce un delantero grande arriba, Ricky, que recibirá de espaldas, amenazará la de la defensa rival, pisará área y además equilibrará el juego (47%/26%/28%) junto a Rubén al caer por turnos al extremo izquierdo; y sobre todo, ya sin nada que perder, cambia el modo de juego lanzando al equipo a la presión alta. Ya bien distribuido en ataque y defensa, el Betis marca muy pronto.
Segunda mitad: el equipo racionalmente situado en defensa (verde)
y ataque (blanco) que llevamos pidiendo toda la temporada
La Real tiene algún opción de ampliar el marcador, pero sobre todo es el Betis quien puede empatar, aunque el paso de los minutos le haga perder fuelle. Cerca del final Ceballos entra en los terrenos de Portillo, que es retrasado a lateral izquierdo.
Jugador por jugador
Adán: Buen partido. Estuvo a punto de parar el primer gol, un balón casi imposible.
Molinero: Cumplidor en defensa.
Pezzella: Cerró su zona sin problemas, aunque demasiado metido atrás. Sigue maltratando el balón.
Bruno: Junto a su compañero sostuvo al equipo ante el acoso de la primera parte, aunque debió adelantar más la línea.
Varela: Mal. Rebasado físicamente y poco fino técnicamente. Álex sigue en Elche.
Cejudo: No supo salir del enredo de piernas que fue su banda en el primer tiempo. Bien como lateral.
Petros: Flojo partido. Abusó de la conducción.
N'Diaye: De lo poquito salvable. La Real llegó más por las bandas que por su zona.
Portillo: Metido por dentro, o sea, en el mismo barullo que el resto del centro del campo, nunca encontró socios a los que jugar por delante, así que se dedicó con pertinacia a lo suyo: darla para atrás.
Fabián: Nunca encontró salida ni, otro más, nadie a quien dársela por delante.
Rubén: Sus venidas a la mediapunta de la primera parte ayudaron poco. En la segunda, ya con un socio, mejoró mucho.
Van Wolfswinkel: Buen partido, que incluyó una muy buena asistencia a Rubén. Es realmente inexplicable que el Betis vaya a fichar a un delantero centro de rendimiento incierto sin haber dado a este siquiera tres partidos seguidos.
Joaquín: Tal vez esté sólo para media hora, pero hace mucha falta.
Ceballos: Su semipenalti de cada semana, que algo es, y poco más.
Merino: Rectificar y reconocer los errores propios es de sabios, pero su competencia en las sutilezas tácticas, nunca demostrada, ha quedado más que nunca en entredicho, y eso le puede costar su merecida oportunidad.
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