sábado, 24 de septiembre de 2016

Betis 1 - Málaga 0 (6ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (1): Adán; Piccini, Bruno, Pezzella (Donk, m.21), Rafa Navarro; Petros, Felipe Gutiérrez; Musonda, Joaquín, Rubén Castro (Brašanac, m. 64) (Cejudo, m.69); y Álex Alegría.
MÁLAGA F.C.: Kameni; Rosales, Llorente, Miguel Torres, Ricca;
Juanpi, Camacho, Kuzmanovic (Duda, m. 59), Jony (Chory Castro, m. 77); Sandro y Charles (En-Nesyri, m. 50).
Goles: 1-0, m. 23: Joaquín.
Árbitro: Álvarez Izquierdo (Comité Catalán). Algo casero pero acertado en las principales decisiones. Amonestó a Sandro, Jony, Kuzmanovic, Bruno, Petros, Camacho, Duda, Rafa Navarro, Llorente, Chory Castro y Cejudo.
Incidencias: 37.000 espectadores y muy buenas condiciones para el fútbol en el estadio Benito Villamarín.


Parte de guerra 
Pezzella: Contusión en el temporal izquierdo con pérdida momentánea de visión.
Brašanac: Doce puntos de sutura en el párpado derecho tras sangrar abundantemente.
Petros: Cuatro puntos de sutura en la rodilla izquierda.
Rafa Navarro: Calambres en las piernas.
Joaquín: Seis grapas en el cuero cabelludo tras sangrar abundantemente.

El parte médico es la mejor descripción del juego del Betis de Poyet: una versión algo mejorada del anterior de Merino, en el que el esfuerzo y la concentración son el arma de juego principal y definen un estilo, digamos, neobritánico. El equipo no fue ayer superior al Málaga –como sí lo fue al Dépor y al Granada– pero la moneda al aire de un partido igualadísimo cayó esta vez de su lado. 

Primeros veinticinco minutos
Respecto a ese Betis de la segunda mitad de la temporada pasada el de este año ha introducido algunas leves mejoras: una pizca más de calidad técnica en sus futbolistas, una salida de balón levemente mejorada (algo fácil) gracias a un mejor escalonamiento de sus hombres interiores, y, últimamente, la aportación de Álex Alegría a la hora de ganar metros. A cambio, ausente N'Diaye, el equipo es algo más poroso por dentro cuando se cierra.

Por demás, en lo táctico Poyet no muestra un gran vanguardismo, como tampoco ayer su maestro Juande: los planteamientos de uno y otro fueron muy clásicos, con las defensas tirando el fuera de juego a una altura muy estándar, una presión moderada y típica (en general dejando al habitual hombre de más en la línea trasera) y un ataque también muy convencional. El Málaga plantó un 4-4-2 bastante rígido, con dos mediocentros paralelos de tipo pivote y los dos puntas también a la misma altura, en el que el juego interior dependería de las caídas hacia dentro del extremo Juanpi.

Por su parte el Betis, con Musonda titular, saltó al campo colocado en un claro 4-2-3-1, en el que Joaquín fue el beneficiario de la posición de mediapunta; muy libre en ataque para aparecer por donde deseaba, respondió a esa confianza con buen juego interior y ayudas defensivas al centro del campo. El sacrificado fue una vez más Rubén Castro, obligado de nuevo –pese a estar algo tocado del cuádriceps– a perseguir al lateral derecho rival. En ataque las posiciones a diferente altura de Petros y Felipe –que en defensa sí montaban un doble pivote paralelo– escalonaban bien la salida del balón (se formaba casi un 4-3-3) de un Betis que podía alternar el juego corto con la salida en largo hacia Alegría; el canterano buscaría emparejarse con Torres, un lateral reconvertido a central. En el lateral izquierdo el joven Rafa Navarro negociaba bien la enorme incomodidad de ser lateral a pie cambiado.

El Betis anoche con balón.

El Betis sale más activado –dentro de una primera parte de ritmo relativamente bajo– y domina el balón, aunque no del todo el juego: su arriesgada forma de defender permite llegadas peligrosas del Málaga, como una polémica caída de Juanpi bien valorada por Álvarez Izquierdo. En la siguiente jugada marca Joaquín.

Minutos 26 al 45
Tras el breve y típico arreón reactivo del Málaga el Betis neutraliza bien a los visitantes, el juego se equilibra y apenas hay ocasiones.

Segunda parte
Cada vez más temeroso de perder el balón en zonas delicadas, el Betis abusa del pelotazo a Álex Alegría, progresivamente más aislado arriba (Joaquín lejos); el Málaga se hace con el dominio y el Betis se va encerrando atrás, aunque nunca se acula cerca de su portería, tira el fuera de juego siempre al menos diez metros fuera de su área y sabe bajar el ritmo del partido para dar valor a su gol.

Juande va refrescando su equipo sin tocar el esquema, aunque Duda sí da un perfil mucho más ofensivo que Kuzmanovic al segundo mediocentro. Poyet retira al tocado Castro para montar un 4-1-4-1 (o 4-3-3) con Joaquín y Musonda en las bandas; pronto se ve obligado a prescindir de Brašanac y meter a Cejudo en su puesto de interior. El Betis logra desahogarse un poco en el último cuarto de hora, pierde tiempo y pasa pocos apuros graves.

Jugador por jugador
Adán: Seguro, tuvo que intervenir poco. Bien con los pies.
Piccini: Aplicado en defensa, subió menos de lo habitual. A veces basculó demasiado hacia el centro en defensa.
Bruno: Inseguro en la primera parte, se sobrepuso y ganó todos los pulsos a En-Nesyri en la segunda. Es de esperar que mejore con los partidos.
Pezzella: Fue cambiado pronto.
Navarro: Se manejó aceptablemente a banda cambiada y se fajó con concentración en defensa.
Musonda: Poco pero bueno. Elige mucho mejor la jugada que hace unos meses. Los compañeros deberían darle más juego.
Petros: El mejor. A su hiperactividad defensiva suma su (por fin) reconocida seguridad en el pase e incluso ahora algún lujo. Da patadas incluso a sus compañeros.
Felipe Gutiérrez: Demostró en un par de slaloms que tiene más potencia física de la que aparenta. Aun así, aporta mucho menos que su compañero de línea. Mejora, pero de momento sólo aprueba.
Rubén Castro: Parece que Poyet está dispuesto a sacrificar a la estrella de su equipo en el altar del dogma de que sólo se puede descolgar un delantero arriba. Si quiere que Castro defienda diez metros detrás de Alegría o que la pida en zonas de mediapunta sólo tiene que decírselo –disciplina está demostrando–, pero exiliar al canario a la banda es un crimen futbolístico que el equipo pagará caro.
Joaquín: Tal vez su mejor partido desde que volvió a Sevilla. Apareció por todas partes para dar fluidez e incluso encarar en zonas de extremo, se entregó en defensa y marcó el gol decisivo.
Álex Alegría: Tras una primera parte poco participativa hizo una segunda excelente en su papel de pívot dedicado a bajar balones (algo para lo que, por cierto, hay que hacer mucho más que saltar). Acaba contrato el próximo verano.

Donk: Dio buena sensación sin balón y con él. Muy fuerte físicamente, maneja aceptablemente el balón. Para entendernos, un N'Diaye.
Brašanac: Apenas pudo intervenir.
Cejudo: Cumplidor. 

El detalle
Llueve ya sobre mojado con el ridículo problema de la distinción de camisetas (el Málaga jugó de blanquiazul, el Betis de verdiblanco). Es asombroso que se desprecie la comodidad del espectador, sea televisivo o en vivo, en asunto tan fácil de resolver (¿no hay colores en el arco iris?) sin menoscabo económico ni de ningún otro tipo.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Sevilla F.C. 1 - Betis 0 (5ª jornada de Liga de Primera División)

SEVILLA F.C. (1): Sergio Rico; Mariano, Pareja, Mercado, Escudero; Iborra (Sarabia, m. 68), N’Zonzi; Vitolo, Franco Vázquez (Kranevitter, m. 76), Nasri; Vietto (Carlos Fernández, m. 87).
BETIS (0): Adán; Piccini, Bruno, Pezzella, Durmisi (Musonda, m. 68); Brašanac
(Dani Ceballos, m. 50), Petros, Felipe Gutiérrez; Joaquín (Donk, m. 81), Álex Alegría y Rubén Castro.
1-0, m. 50: Mercado.
Árbitro: Estrada Fernández (Comité Catalán). Mostró tarjeta amarilla a Franco Vázquez, Nasri, Sarabia, Pareja, Mercado, Petros, Bruno, Pezzella y Piccini.

40.000 espectadores en el Ramón Sánchez-Pizjuán; entre ellos, 650 béticos.

Más allá de la siempre muy mala noticia de una derrota ante el Sevilla, el derbi de anoche dejó un puñado de notas tácticas interesantes que añadir a la polémica por la actuación arbitral y al feo juego habitual en estos partidos. La buena noticia del partido es que el gap entre Sevilla y Betis se ha reducido bastante, aunque sea más por demérito sevillista que por mejora bética.

Primera parte
Resultó decepcionante el planteamiento del Sevilla. Sampaoli goza de gran prestigio en los mundillos bielsista y guardiolista por sus ideas innovadoras y sus equipos de buen trato a la pelota; sin embargo el Sevilla que propuso ayer resultó una mala copia del equipo que entrenaba Unai Emery. Planteó el partido desde un esquema muy convencional, un 4-2-3-1 con un doble pivote muy físico (N'Zonzi e Iborra); no se vio nada parecido a un fútbol zonal en fase ofensiva, sino un clásico intercambio libre de posiciones de los hombres de arriba –por ejemplo, Nasri, en teoría extremo, acudió repetidas veces a la base de la jugada–; sí practicó con éxito la presión alta, aunque ese éxito se debiese más bien al maltrato al balón habitual en los centrales béticos; por último, el Sevilla sí trató de tocar la pelota desde atrás, aunque la fuerte presión bética logró ensuciarla durante largas fases del partido.

Tal vez el Sevilla haya perdido calidad técnica y pegada respecto a temporadas anteriores, pero no hay que restar mérito al partido defensivo del Betis, cuyo modelo de juego, tras muchas dudas, se va definiendo. Poyet ha tenido claro en todo momento que su juego se iba a basar en una presión alta y asfixiante sobre el rival en el centro del campo, pero tal presión hay dos maneras de hacerla. Una es la antigua, a base de físico y concentración; otra es la moderna, consistente en buscar la recuperación inmediata tras pérdida (la tan de moda contrapresión) aprovechando que, si se ha elaborado suficientemente la jugada con toques cortos, el rival estará en ese momento muy junto y rodeado de jugadores de nuestro equipo, lo que facilita recuperaciones rápidas y por tanto esfuerzos breves.

Sucede que el entrenador uruguayo se ha decidido por poblar el centro del campo de interiores-fondistas del corte de Brašanac y Petros, y que el Betis sigue sin mejorar sustancialmente (aunque no sea tan horrible como la temporada pasada) su salida de balón desde atrás, de modo que su presión es del primer tipo: se basa en las condiciones físicas de esos mediocampistas, una buena forma física general y una convicción y concentración que a veces (como ayer) rozan el fanatismo. Esto, por ejemplo, permite constantes intentos de robo por cruces de defensores sobre jugadores que no son su pareja natural en la marca, y muchas veces con éxito. Aun así se trata de un modo de defender arriesgado, difícil y que produce mucho desgaste, por lo que raramente es sostenible un partido entero: el campo se hace demasiado grande.

Para sostenerlo más sería necesario perder la pelota en mejores condiciones, y para ello haría falta un juego ofensivo que usara el balón largo como recurso incidental, no como un procedimiento sistemático. Era de esperar que el Betis aprovechara el buen juego de espaldas de Álex Alegría, pero no es presentable que ese fuese el único modo de intentar sacar la pelota de atrás. Semejante monocultivo hace muy fácil su defensa por previsible: mientras que una mínima retención atrás del balón hace salir a las dos primeras líneas de presión rivales y crea ciertos espacios entre defensa y mediocampo, el pelotazo en cuanto un delantero se acerca mínimamente al Pezzella o Bruno de turno (no digamos los saques avisados de Adán) pilla a Álex rodeado de rivales.

Aun así el heroico canterano logró bajar muchísimos balones durante la primera mitad y el Betis se asomó esporádicamente por el área de Rico. El Sevilla tenía más posesión pero sus llegadas pocas veces eran claras. Cabe anotar, por cierto, que el Betis, una vez más, no pareció haber hecho un seguimiento suficientemente cuidadoso del rival y no aprovechó tanto como otros equipos el horrible trato de balón de Mercado y, en general, la mejorable salida sevillista por su zona izquierda.

Minutos 46 al 50
El Sevilla sale con toda la cuerda dada y logra someter (ellos sí) al Betis por el círculo virtuoso made in Barça arriba citado: toque corto, rival encerrado, presión fuerte tras pérdida, toque corto... Tras un tramo de posesión 80%/20% llega el gol.

Minutos 51 al 55
El Betis responde al gol con un arreón similar y empata, pero el árbitro decide no dar el gol por válido. El fuera de juego de Rubén, dicho sea de paso, no era fácil de decidir en vivo.

Minutos 56 al final
El partido se reequilibra. El Betis adelanta líneas pero el Sevilla no pasa apuros defensivos: fundido Álex Alegría, el Betis no logra avanzar metros. Poyet va tomando riesgos: primero entra Ceballos como interior; luego, enfermo Durmisi, Felipe se retrasa a lateral y se monta un 4-4-1-1 con Joaquín de mediapunta y Ceballos y Petros tras él. Cerca del final Donk entra como mediocentro por el portuense para cerrar los latifundios abiertos y volver al 4-3-3. Sampaoli mete a Sarabia por fuera aunque tampoco así logra sacar buenas contras. El partido muere sin apenas ocasiones.

Jugador por jugador
Adán: Tuvo poco trabajo y lo hizo bien.
Piccini: Aunque muy criticado por un par de errores en la salida de balón, fue de los que más metros avanzaron.
Bruno: Su espantoso partido recordó a su debut en Ponferrada. Perdió balones infames pese a arriesgar muy poco en la salida de balón, y en defensa cumplió pero se tragó el gol.
Pezzella: Muy firme por alto, pese a bailar con las más feas.
Durmisi: Más tímido de lo habitual, tal vez por no encontrarse bien físicamente. Como Piccini, cerró muy bien las jugadas laterales.
Brašanac: Su impacto en el partido fue, de nuevo, bajísimo, algo imperdonable en su posición.
Petros: Enorme partido, una vez más. Jugó como cierre pero estuvo omnipresente e hiperactivo.
Felipe Gutiérrez: Más peleón y participativo que en otras ocasiones, aunque el estilo de pelotazo no lo favorece.
Joaquín: De lo mejorcito en ataque. Jugó al fútbol, que ya era algo.
Álex Alegría: Otro gran partido. Pieza clave para ganar metros, marcó un gol, aunque no fuese validado.
Rubén Castro: Si Poyet insiste en exiliarlo en la banda en ataque (bien) y en defensa (muy mal) no pasará de los diez goles, con todas sus consecuencias. Debió ahorrarse los tiros inocuos finales.

Ceballos: Sostuvo defensivamente el (al final muy expuesto) mediocampo e intentó tocar, sin tino. No parece momento de juzgarlo.
Musonda: Con el juego volcado a la izquierda, apenas le llegaron balones decentes a su banda.
Donk: Dio buena impresión. No falló un solo pase.

Poyet: Si no mejora la salida de balón este Betis será una copia levemente mejorada del de Merino.

El detalle
El gol, a balón parado, se debe a una cadena de errores: línea de fuera de juego tirada en general muy cerca de la portería, Durmisi  Pezzella* que la rompe al meterse más atrás aún, y Bruno que no va fuerte al balón. Adán no podía salir sin mucho riesgo: el balón pasa ya muchos metros antes por zona cabeceable.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

*: Editado.

sábado, 17 de septiembre de 2016

Betis 2 - Granada C.F. 2 (4ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (2): Adán; Piccini, Mandi, Pezzella, Durmisi; Petros, Fabián (Musonda, m. 36), Brašanac (Felipe Gutiérrez, m. 86); Joaquín (Zozulia, m. 74), Álex Alegría y Rubén Castro.
GRANADA C.F. (2): Ochoa; Foulquier, Vezo, Gastón, Tabanou (Tito, m. 46); Khrin, Pereira; Carcela, Bueno (Angban, m. 55), Atzili (Kravets, m. 85); y Ponce.
Goles: 0-1, m. 12: Carcela. 0-2, m. 32: Bueno. 1-2, m. 36: Álex Alegría. 2-2, m. 60: Álex Alegría.
Árbitro: Del Cerro Grande (Comité Madrileño). Expulsó a Vezo por doble amonestación en el minuto 54, y del banquillo a Dani Giménez (portero suplente del Betis) en el 85. Amonestó a Musonda, Ponce, Adán, Durmisi, Angban, Carcela, Felipe Gutiérrez.
Benito Villamarín. Muy buenas condiciones para el fútbol y 36.000 espectadores.


Jugó un buen partido el Betis ante el Granada. Favorecido durante medio partido (por segunda jornada consecutiva) por la justa expulsión de un rival, su moderada superioridad debió darle la victoria, aunque el equipo parece dirigirse hacia un estilo de juego descontrolado que produce tanta diversión en el espectador neutral como inquietud entre sus aficionados.

Minutos 1 al 25
Recuperado Fabián, Poyet repite el equipo de Valencia: un 4-3-3 en el que el canterano es las más veces el mediocentro más atrasado, con Petros y Brašanac a derecha e izquierda, y Castro juega como extremo izquierdo convencional (que, entre otras obligaciones, ha de seguir al lateral rival). El Granada de Jémez  trae un poco del Granada y otro poco de Jémez: un equipo fuerte físicamente pero con ambición de dominar el juego, adelantar líneas y tener el balón. Se coloca en un 4-2-3-1 bien escalonado: Krhin más atrasado que Pereira en la salida de balón, y Bueno unos metros más arriba.

Tras un inicio alterno el Betis toma cierto dominio del partido, pero sin excesivo ritmo. Las ocasiones son pocas, menos pero más claras para el Granada, y un excelente Carcela hace el 0-1. El Betis pasa –una vez más– apuros defensivos por su banda izquierda, en la que Rubén llega tarde a la persecución de Foulquier. 

Minutos 25 al 54
Acuciado por el resultado, el Betis mete una marcha más al partido. Con jugadores (Petros y Brašanac) más físicos que técnicos en los interiores, los béticos la tocan poco por dentro y no prolongan excesivamente las posesiones (aunque a la impaciente grada del Villamarín se lo parezca), por lo que su presión postpérdida se produce más por riesgo y empuje físico que por haber encerrado atrás previamente al rival con el toque.

Cae un gol en cada portería y Poyet prescinde de Fabián para apostar más aún por el vértigo: Musonda entra como extremo derecho, Joaquín, muy libre, pasa a ser segundo delantero por detrás de Álex Alegría, y Rubén Castro, sorprendentemente, sigue siendo extremo izquierdo de un 4-4-1-1. Petros (más atrasado al sacar la pelota) y
Brašanac arrastran al equipo a un juego sin pausa, en el que se defiende casi siempre por anticipación en busca del robo y casi nunca posicionalmente. Los visitantes sí se ven obligados a una defensa más posicional, pero tratan de no acularse y para ello adelantan la línea del fuera de juego hasta lo imprudente; el Betis castiga las espaldas de sus laterales, sobre todo por el extremo de Rubén Castro. El partido entra en una dinámica descontrolada, de correcalles, en la que el Betis es mucho mejor y se produce una verdadera oleada de ocasiones claras en la portería visitante.


 Disparos a puerta de Betis (arriba) y Granada durante el partido de anoche. Los béticos duplicaron a su rival en remates desde dentro del área.

Minuto 54 al final
Justamente expulsado Vezo –precisamente al tratar de tapar la espalda de su lateral– el Granada renuncia al balón y planta el tradicional 4-4-1, aunque sigue tratando de alejarlo de su área. El Betis empata pero no encuentra un buen juego interior, por el buen cierre de líneas de pase del Granada y, cansado Joaquín, por falta de capacidad de sus jugadores situados en la zona de creación; los béticos atacan prácticamente en un 2-1-7 en el que Petros es jefe de operaciones, y Musonda y Rubén se meten por dentro para dejar espacio fuera a Piccini y Durmisi.

Poyet continúa su política pedagógica con Ceballos y lo deja calentar indefinidamente, de modo que los cambios no mejoran el juego por dentro: Zozulia y Brašanac son ahí irrelevantes y el Betis sigue llegando sólo por las bandas. Los altos riesgos tomados abren la puerta a alguna contra del Granada y una cadena de errores arbitrales está a punto de provocar el 2-3 de penalti. Hacia el minuto 75 el Betis se mete en una absurda sucesión de tanganas, el reloj corre más que el juego y las ocasiones béticas –que incluyeron dos palos– se espacian.

Jugador por jugador
Adán: Magnífico partido, incluida una parada doble en el penalti. Tiene mucho margen de mejora con los pies.
Piccini: Otra asistencia. En ataque aporta mucha profundidad.
Mandi: Muy buen partido. Progresa tanto en defensa como en la salida de balón, e incluso rozó dos veces el gol.
Pezzella: Bien en defensa, como siempre. Sigue exhibiendo su mal pie en cuanto arriesga un poco en el pase. No se entiende muy bien que no fuese cambiado al final, dada la naturaleza del partido.
Durmisi: Carcela desnudó sus carencias en la marca. En ataque acabó poco pero empujó mucho.
Petros: Para bien o para mal (más para lo primero) es la clave del estilo del equipo, vertiginoso y esforzado. Pese a quien pese, mostró una vez más una hoja de pases casi inmaculada, además de recuperar diez balones (!).
Fabián: Comenzó bien el partido pero cuando subió el ritmo de juego se vio superado.
Brašanac: Por alguna razón ha caído en gracia a la afición, pero su partido fue muy decepcionante. Intervino poco en ataque, y en defensa fue a todas pero llegó tarde demasiadas veces. Ni siquiera se le vio la llegada de Valencia o la velocidad que mostraban las estadísticas de ese día. O mejora mucho o durará poco como titular.
Joaquín: Aportó buen juego por dentro mientras le duraron las pilas.
Álex Alegría: Debut sobresaliente del canterano en el Villamarín. Además de hacer magníficamente de pivote adelantado –las gana todas por arriba en el cuerpo a cuerpo, y así fue la única vía para ganar metros por dentro– pisó el área mucho y bien, y metió dos golazos. Competencia seria para Sanabria.
Rubén Castro: Es difícil comprender que Poyet lo mantuviera como jugador de banda tras la entrada de Musonda. Uno supone que prefirió tener juego de mediapunta con Joaquín, pero no es razonable sacrificar a la estrella del equipo en persecuciones de laterales a ochenta metros de la puerta rival: machacas físicamente a tu hombre clave y además hará mal ese trabajo, como de hecho ha sucedido ya en cada partido. Contra laterales muy largos este detalle puede ser desastroso. Afortunadamente hay maneras de solucionarlo sin renunciar al delantero tanque. Aun así tuvo alguna ocasión, pero si hubiese jugado la última hora como delantero puro es muy probable que hubiese cazado muchas más.

Musonda: Muy bien. Su entrada provocó una avalancha de juego. Parece empezar a elegir mejor jugada sin perder su frescura para encarar.
Zozulia: Como era previsible dado el escenario aportó muy poco. Hacía falta pie fino, no un kamikaze.
Felipe Gutiérrez: Tuvo tiempo para poco más que un piscinazo. Eso sí, de alta calidad: engañó a todos menos al árbitro.

Poyet: Hace bien en pedir algo más de control, pero si elige una alineación como la de anoche (más tras el primer cambio) no puede sorprenderse de que el partido sea un correcalles descontrolado: ir a la presión y al robo constantemente, con jugadores como estos, y buscar un juego de ataque rápido provoca riesgos. En su mano está seguir esta senda o alargar las posesiones con interiores de más finura; la presión puede seguir funcionando, pero no por físico sino por haber encerrado antes al rival. El equipo, eso sí, tiene carácter y se dejó hasta la última gota de sudor.

El detalle
Ceballos parece seguir recibiendo su cura de humildad, y está bien que así sea.


Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Valencia 2 - Betis 3 (3ª jornada de Liga de Primera División)

VALENCIA (2): Diego Alves; Cancelo, Garay, Mangala, Gayá (Montoya, m. 44); Parejo, Mario Suárez (Medrán, m. 46), Enzo Pérez; Nani, Rodrigo y Santi Mina (Munir, m. 62).
BETIS (3): Adán; Piccini, Pezzella, Mandi, Durmisi; Joaquín (Musonda, m. 67), Petros, Brašanac, Fabián (Felipe Gutiérrez, m. 19), Rubén Castro; y Álex Alegría (Zozulia, m. 80).
0-1, m. 37: Rubén Castro. 0-2, m. 53: Joaquín. 1-2, m. 74: Rodrigo. 2-2, m. 77: Garay. 2-3, m. 92: Rubén Castro.
González González (Castellano-Leonés). Mostró tarjeta amarilla a Enzo Pérez, Nani, Brasanac, Piccini, Petros, Musonda y roja directa a Enzo Pérez (m. 50).
Mestalla. Mucho calor, buen césped, buena entrada y presencia de unos 300 aficionados béticos. 

El partido de esta tarde ha sometido a los aficionados béticos y valencianistas a un tobogán emocional en el que han alternado orgullo, alegría, indignación e impotencia. El Betis rozó el desastre y finalmente logró una victoria histórica.

Minutos 1 al 30
Es lógico que la LFP priorice los horarios televisivos ante los intereses de los abonados que asisten al estadio, al cabo casi figurantes de un espectáculo que pagan las televisiones; menos lógico es que se juegue con la salud de esos abonados y de los jugadores, a tal punto que el partido se jugó (16:00) a casi 30ºC de temperatura y que Gayà tuvo que ser sustituido poco antes del descanso con síntomas de sufrir un golpe de calor.

Pese a ello, los dos equipos iniciaron el partido tratando de presionar arriba y con un ritmo alto.  El Valencia, con nuevos centrales, plantó un 4-3-3 (o 4-1-4-1) en el que Parejo y Pérez eran interiores por delante de Mario Suárez: un sistema muy exigente para los extremos, a cuyas espaldas los laterales rivales suelen encontrar espacios para hacer daño.

Cabía la duda antes del partido de por qué sistema se decantaría Poyet. Finalmente lo hizo también por un 4-3-3 convencional, en el que Álex Alegría haría de delantero centro clásico a cambio de que Rubén Castro tuviese que sufrir las exigencias de ese rol de extremo de largo recorrido, al que se exige seguir a su lateral y llegar al área rival. El encaje de Rubén será probablemente, un año más, la gran cuestión táctica en el Betis; desde nuestro punto de vista Poyet acierta de pleno haciéndolo acompañar por un verdadero tanque que tenga buen juego de espaldas y –como suele decirse– fije a los centrales, y el canario caerá un tanto a la banda izquierda; parece que su colocación en fase defensiva oscilará entre el papel de extremo convencional de hoy y su liberación como delantero de un 4-4-2 en el que el interior izquierdo será el encargado de cerrar –a las espaldas de Rubén– al lateral derecho rival (como se hizo ante el Deportivo hace quince días), solución que parece más natural. También es aplicable un arreglo intermedio (relevarlo sólo a veces de ese trabajo, por ejemplo en transiciones rápidas), pero en todo caso, como veremos más adelante, los detalles finos de este problema habrá que preverlos y trabajarlos.

También es asunto a decidir y trabajar el estilo de juego de este Betis que aún oscila entre la voluntad de tener la pelota declarada por su equipo técnico y una realidad más semejante a la del equipo de Merino de hace medio año. Así, pasados los minutos de tanteo el Betis reculó, colocó sus dos líneas de cuatro y cinco cerca de su área y el equipo jugó el clásico partido contragolpeador en el que se toleran disparos y centros desde fuera del área –demasiados de los primeros– a cambio de soltar contragolpes, esporádicos pero claros por los muchos espacios disponibles. Preocupa en todo caso la blandura de la defensa estática bética: el trivote que formaron Petros, Fabián y Brašanac (el brasileño esta vez en el papel de mediocentro más posicional y atrasado) es dinámico pero permeable por dentro, tanto a las penetraciones como a los pases interiores, por lo que difícilmente se sentirá nunca a gusto cerca de su área. Parece que Poyet elegirá a sus hombres interiores de entre ese trío más Felipe, Ceballos y Jonas, ninguno de ellos un pivote de cierre natural; parece más adaptada a la naturaleza de estos jugadores una presión más alta, para lo que convendrá alargar las posesiones propias.

Minutos 30 al 53
Sostenido por Adán, el Betis sale indemne de esa fase de cierta superioridad local; la presión valencianista sufre el clásico bajón de la media hora y el Betis nivela la posesión. Sus contras se hacen más frecuentes. Rubén, tras fallar dos ocasiones de esas que para él son claras, mete la tercera. Enzo Pérez se autoexpulsa –entrada de tarjeta naranja a Durmisi cuando ya estaba amonestado– y de inmediato Joaquín marca el 0-2 en una contra tras jugada de balón parado del Valencia.

Minutos 53 al 75
Tras cinco minutos en los que sí hace lo que debe, el Betis comete dos graves errores. El primero, de concepto: se desconcentra y, sobre todo, se desaplica en el cuidado del balón; pese a la superioridad numérica no busca la salida en corto –por ejemplo: en los saques de puerta los centrales se iban directamente hacia el mediocampo, sin pedirla para abrir las posiciones rivales–, y un cansado Alegría ya no pesca los balones largos.

El segundo error fue posicional: Rubén, hasta entonces brillante y muy trabajador –extremo que sigue al lateral para defender y delantero oportunista al atacar–, empieza a descolgarse en fase defensiva hacia una absurda posición que ya pisó en los primeros minutos del Camp Nou, como delantero dimisionario entre el lateral derecho y el central derecho del rival. Cancelo hace sangre por ahí. El sancionado Poyet, que debía ver el partido perfectamente desde arriba, no reacciona: una buena solución era por ejemplo pasar decididamente a un 4-4-2 en defensa que combinase, gracias a la superioridad numérica, emparejamientos al hombre arriba que amenazasen robo (el Valencia quedó en 4-4-1) con el prudente y habitual hombre de más en la línea trasera. Por el contrario el cansancio de Álex y la dimisión de Rubén igualan físicamente el partido, y el Valencia arriesga y se hace con el control casi total de la pelota. Por insistencia acaban cayendo dos goles locales.


Problemas posicionales del Betis en la superioridad numérica y una sencilla solución.

Último cuarto de hora
Tras unos breves minutos de correcalles el Valencia paga naturalmente su desgaste (presión fuerte, inferioridad numérica, calor, cambios gastados pronto), se funde y deja espacios enormes en su mediocampo; el Betis comete su tercer error: se conforma con el empate –¡Adán llegó a perder tiempo en los saques!– y demuestra una intolerable falta de ambición ante un rival físicamente acabado y en inferioridad. Zozulia y Musonda dan algún impulso, el Betis, también cansado, al menos sí la tiene –aunque sólo haga lo que debió veinte minutos antes: abrir el campo y tocarla de lado a lado– y, pese a todo, llegan contadas ocasiones en las dos porterías. Afortunadamente para los béticos sólo acaba dentro la que le cae, muy al final, al de casi siempre.

Jugador por jugador
Adán: Segurísimo, rechazó infinidad de tiros de media distancia. Con los pies sacó mucho mejor de lo habitual hacia los laterales, una salida muy importante porque suele ser un agujero de la presión rival.
Piccini: Pasó apuros en defensa ante Mina... pero dio dos asistencias.
Mandi: Atento a los cruces y correcto con balón.
Pezzella: Se impuso por alto, pero debe estar más activo. Sigue demasiado atrás.
Durmisi: Gran acierto de la dirección deportiva. Es difícil entender que un jugador de su edad y condiciones saliera tan (relativamente) barato; durará poco aquí. No sólo es muy rápido y sabe jugar el balón, sino que sube y baja mil veces la banda sin desfallecer.
Petros: Como mediocentro de cierre que era hubo de jugar un papel más discreto y posicional de lo que gusta.
Joaquín: Trabajo y destellos, como el 0-2, pero no puede dar ya noventa minutos en un puesto de la dureza del suyo.
Brašanac: Buena impresión como interior adelantado, que parece su puesto natural. Es agresivo, dinámico y maneja bien el balón. Corrió muchos kilómetros. Es rápido: ¿sería muy bueno como lateral derecho?
Fabián: Apenas tuvo minutos: salió por un golpe en la rodilla. Que no sea grave.
Rubén Castro: Anda muy bien físicamente. Maravillosa primera parte, en la que trabajó mucho (acabó como quinto jugador del Betis que más recorrido cubrió), tocó bien y llegó puntualmente al área rival. Cansado, en zona de sol y desubicado, desapareció mediada la segunda parte, para retornar en el momento y lugar justos. Parece razonable que Poyet adapte sus sistemas a él, y no al contrario. Líder del pichichi, tal vez sea pronto, y por fin, internacional.
Álex Alegría: Hizo muy bien su especialidad de hombre-boya durante el primer tiempo, pero perdió presencia con los minutos.

Felipe Gutiérrez: Tiene clase y se esfuerza, pero debe aparecer más en ataque.
Musonda: Se encontró un contexto ideal y dinamizó mucho el juego bético.
Zozulia: Apenas tuvo tiempo para un par de choques.

Poyet: Parece ir dando con las teclas adecuadas, pero debe dar al equipo aún más carácter (totalmente inaceptable el conformismo final) y un estilo más definido. También parece mejorable su reacción a los cambios tácticos durante el partido.

El detalle
La no convocatoria de Ceballos y, sin embargo, suplencia de Felipe Gutiérrez indica que la primera se debe a cuestiones sólo relacionadas con el trabajo del primero. Proceda Poyet.

Los comentarios son siempre bienvenidos y casi siempre contestados. En Twitter, @juanramonlara7.

sábado, 3 de septiembre de 2016

Estructura de la plantilla 2016-17

Clausurado el plazo de fichajes, la plantilla del Betis 2016-17 ha quedado cerrada, al menos hasta diciembre. Pasemos pues a valorar prudentemente el trabajo de la dirección deportiva y, sobre todo, miremos la plantilla resultante desde un punto de vista táctico. Resulta por cierto sorprendente la temprana unanimidad de la prensa local en la loa a Torrecilla, antes no ya de que el balón echase a rodar o de que los opinadores hubiesen visto siquiera un par de partidos de cada fichaje, sino incluso de que hiciera sus primeras gestiones. Trataremos nosotros de ser precavidos: ¿acaso alguien en Sevilla ha visto más de cinco partidos de Gutiérrez, Martin, Donk, Zozulya y Durmisi en las ligas de Holanda, Francia, Turquía, Ucrania y Dinamarca?

Partiremos de un gráfico con las posiciones aproximadas de los veinticinco componentes –de pleno derecho– de la plantilla:



El gráfico ha de ser leído con algunas salvedades. Por un lado, la situación a izquierda o derecha puede ser más o menos reversible, según se trate de extremos, interiores o centrales; por otro no se incluyen jugadores del filial, como el central zurdo José Carlos, que pueden participar en futuras alineaciones.

Entre los aspectos positivos a valorar de la gestión de Torrecilla se aprecian:

- La agilidad con la que se han resuelto las muchas salidas anunciadas hace meses por la dirección deportiva.
- El rejuvenecimiento de la plantilla: Macià, acuciado por la necesidad de subir el nivel de la plantilla tras el ascenso sin apenas dinero para traspasos, dejó un plantel demasiado veterano. Torrecilla ha fichado jugadores en la edad ideal que combina madurez con futuro y perspectivas de mejora y revalorización: en torno a los 25 años.

Sin embargo estimamos criticables ciertos aspectos de la planificación de la plantilla.

En primer lugar, una notoria descompensación en los puestos. Como se aprecia en el gráfico la plantilla está lejos del ideal de tener dos hombres por posición; tiene superpobladas algunas zonas, notablemente la portería (inexplicable el fichaje de Herrera) y la zona de interiores, o sea, mediocampistas de interior móviles, o volantes: Gutiérrez, Brašanac, Petros, Jonas Martin, Ceballos, Fabián e incluso Cejudo, que hacen un total de siete hombres para una función que habitualmente cumplirán en juego dos hombres, o incluso uno. A mayor abundamiento, el futuro de prometedores interiores del filial –y que han jugado en pretemporada con el primer equipo– como Narváez o Hinojosa se ensombrece.

En cambio una amplia laguna se aprecia en dos zonas: la de mediocentro posicional y la de central de perfil izquierdo. La presunta polivalencia de la plantilla no sirve de excusa en este caso, sino que ahonda el problema por incidir en dos puestos vecinos: mal se podrá tirar de centrales para jugar de mediocentro (o viceversa) cuando la plantilla anda corta también en el otro puesto. Aunque el fichaje a ultimísima hora de Donk ha tratado de paliar estas carencias, a lo sumo se trata de un solo jugador para cubrir dos puestos que debían tener tres o incluso cuatro candidatos. La posibilidad de usar como pivotes a Petros o Brašanac es un mero recurso, pues son jugadores de otras características*; Fabián sí se acerca al perfil de ese puesto, aunque nunca había jugado ahí, sino mucho más arriba. En cuanto al central de perfil izquierdo –y por más que Torrecilla hiciera mofa de la necesidad de un zurdo ahí– si, como parece, se pretende implantar un estilo de juego que valore la posesión del balón será importantísima una salida limpia de este desde atrás, y para ello es imprescindible tener centrales que manejen bien la pelota desde la zona izquierda (pase y salida en conducción), más aún si se piensa iniciar el juego, como es el caso, con un mediocentro único que se meta entre centrales. Afortunadamente se cuenta al menos con el prometedor José Carlos en el filial.

En tercer lugar, a la plantilla le falta gol en la llamada segunda línea. De hecho Poyet, inteligentemente, ha renunciado ya a su deseado 4-3-3 puro y pondrá en el campo generalmente dos delanteros, porque los extremos e interiores con los que cuenta (los Joaquín, Musonda, Gutiérrez, Ceballos...) difícilmente aportarán muchos tantos –estadísticas en mano–, de manera que la finalización quedará en pies de Castro, Sanabria y las jugadas a balón parado. Un año más, el Betis queda expuesto a la salud y el acierto de Rubén.

En cuarto lugar hay que censurar la apuesta de Torrecilla, como buen director deportivo español –siempre con la complicidad de una prensa anuente y una afición acrítica– por la cantidad en vez de la calidad, para alegría de representantes y comisionistas de toda laya. Excluyendo al cedido Musonda y las repescas del filial, el Betis ha comprado nada menos que diez jugadores; sin embargo de ellos sólo Durmisi y Sanabria parecen claramente superiores a los que había ya en plantilla, y por tanto destinados a ser titulares. A priori y con la debida prudencia no parece en absoluto evidente que Jonas y Felipe Gutiérrez sean mejores que Petros y Ceballos, o que Mandi mejore a Bruno y Pezzella; menos aún que Donk, que a sus treinta años no ha pasado de las ligas belga y turca, mejore a N'Diaye, o que Zozluya y Nahuel vayan a jugar más que minutos marginales. Sin embargo se ha prescindido (en casi todos los casos sin compensación económica para el club: incluso se ha vendido la gestión como suelta de lastre) de jugadores probablemente válidos cuando menos como relleno de plantilla en puestos ahora no mejor cubiertos, como Westermann, Digard o Portillo –por no citar los casos de Montoya o N'Diaye–. Casi 18 millones de euros después (descontemos, cierto, lo obtenido por N'Diaye) la plantilla no es, a priori, más competitiva que la de la temporada pasada. No hace falta remontarse al sentido original del concepto de club y a tiempos preprofesionales para entender que un fichaje sólo está justificado cuando mejora claramente lo que hay, y que por mil razones es preferible promocionar a gente de la casa que invertir en paracaidistas de dudoso rendimiento.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

* Apéndice: por qué los mediocentros posicionales se parecen a los centrales.
Los equipos que apuestan por una salida limpia y organizada del juego –pensemos siempre en el Barça como modelo– suelen iniciar la jugada con un mediocentro único por delante de la pareja de centrales, más o menos alineado con ellos (según conserve la posición tradicional o haga salida lavolpiana). Como ve el fútbol casi siempre de cara, o sea, no juega entre líneas, las características de ese jugador, llamado mediocentro posicional o pivote, tienen muy poco que ver con las del interior de la pareja que juega por delante de ellos: los pivotes han de tener buena visión del juego, pase seguro en corto y largo y una posición estable y fiable para sus pasadores cercanos; a cambio no son fundamentales para ellos virtudes imprescindibles en los interiores (aunque, claro, siempre vengan bien), como la movilidad, el recorrido, la buena conducción de balón o la habilidad entre líneas.

En defensa, juegue ahí su equipo un 4-4-2 o un 4-1-4-1, han de hacer de primera barrera a los balones largos enviados por el rival hacia sus delanteros, meterse entre centrales para hacer superioridad numérica cuando el rival amenaza con colgar balones, y ocupar mucho campo para cerrar líneas de pase en defensa estática. Además, viene obviamente bien que aporte centímetros para el balón parado. Casi todas estas funciones se parecen a las de un central. Por todo lo escrito, no es raro que en los equipos que practican fútbol posicional, e incluso en otros que no lo hacen en absoluto (¿recuerdan a Filipescu con Clemente?)  se intercambien las posiciones de central y pivote. Mascherano en el Barça y Alonso y Kimmich en el Bayern son tres ejemplos entre muchos.

No conviene pues confundir al mediocentro posicional con que el jugador sea más o menos defensivo. Por ejemplo fijar a Petros por delante de los centrales es amarrarlo a una posición y desperdiciar su recorrido para la presión; sin embargo Fabián, aunque en principio sea más ofensivo que Petros, puede reconvertirse a un buen pivote si aprende a defender casi como un central.

Hace años, por cierto, escribimos ya sobre el tema aquí.