sábado, 23 de diciembre de 2017

Betis 0 - Athletic de Bilbao 2 (17ª jornada de LaLiga)

BETIS (0): Adán; Barragán (Nahuel, m. 83), Mandi, Feddal, Durmisi; Jordi Amat; Joaquín, Fabián, Camarasa (Boudebouz, m. 70), Tello (Julio Gracia, m. 83); y Sergio León.
ATHLETIC (2): Herrerín; Lekue, Núñez, Laporte, Saborit; De Marcos, Mikel Rico, Iturraspe, Susaeta (Córdoba, m. 90); Williams (Aduriz, m. 70) y Raúl García (Beñat, m. 83)
0-1, m. 35: Raúl García, de penalti. 0-2, m. 84: Feddal, en propia portería.
Árbitro: Martínez Munuera (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a Joaquín, Nuñez y Saborit. Pese a la definitiva destitución de Villar por el TAS pocas horas antes fue anticasero, y expulsó con una rigurosa tarjeta roja directa a Amat en el minuto 35, además de a Eder Sarabia y Quique Setién.
42700 espectadores en el Benito Villamarín e intensa animación prederbi a su final.

Al igual que hace dos semanas ante el Atlético, el Betis dio buena imagen en casa pero perdió tres puntos que nunca volverán. En esta ocasión fue una extraña y temprana expulsión lo que puso muy cuesta arriba el partido ante el peor Athletic de los últimos años.

Primeros 20 minutos
Suplente Aduriz, los vascos se presentaron en el Villamarín con un equipo ayuno de calidad individual y con un plan de juego primitivo. Posicionalmente se colocaron en un 4-4-2 en rombo, esquema hoy de moda (véase el Madrid-Barça): un mediocentro posicional (Iturraspe) que se metía entre centrales en la salida de balón, otro más móvil (Rico) algo más adelantado, dos interiores que eran casi extremos –por abiertos–, y arriba una pareja combinada de delanteros: uno estilo pivote para pelear los balones altos, García, y un velocista, Williams. El rudimentario plan de juego de Ziganda consistía en buscar peinadas de García para las carreras de Williams.

Superior en activación y en calidad individual, el Betis dominó claramente los primeros veinte minutos gracias a una fuerte presión media-alta de la que los defensas bilbaínos, poco técnicos, no supieron zafarse. Los béticos volvían al sistema mixto con el que han logrado una notable mejora defensiva: sin balón formaban un 4-4-2 con Camarasa (izquierda) y León arriba, más Fabián (derecha) y Amat en el doble pivote; en ataque sin embargo, y muy acertadamente, Amat y Fabián no se situaban simétricamente sino que jugaban roles distintos: el primero era mediocentro clásico, en posición central (cierto que levemente hacia la izquierda, pero sin tapar nunca la salida de Feddal), mientras Fabián era un interior derecho en ocasiones muy retrasado, que en salida de balón se situaba a veces, como ante el Atlético, en la posición Alonso: a un lado de la pareja de centrales, por detrás del lateral derecho (Xabi Alonso lo solía hacer en la selección, por el lado izquierdo, para no solapar su posición con la de Busquets). Camarasa era un interior izquierdo bastante adelantado y Joaquín acudía a veces, como suele, a la zona de interior derecho:


Con muy buen criterio el doble pivote bético se deshace en ataque para formar un 4-3-3: Amat es mediocentro mientras que Fabián y Camarasa hacen de interiores.

Las buenas salidas en conducción de Feddal, el buen manejo bético y una presión bien coordinada empujaban al Athletic, y las ocasiones se sucedían.

Minutos 20 al 35
El Betis baja un poco el nivel de presión, el Athletic iguala la posesión, más por empuje que por fútbol, y llegan las ocasiones vascas, sobre todo en jugadas a balón parado. En una de ellas el valenciano Martínez Munuera señala penalti y expulsión.

Minutos 35 al 60
El Betis se recoloca en un 4-4-1 y, tras un arreón justo después de la expulsión, cede el balón al Athletic y se conforma con un un ritmo bajo que no castigue en exceso su físico. El Athletic, mal colocado en ataque –ya con los laterales muy altos y un pelotón de tres interiores juntos por dentro– tampoco mete mucho ritmo. Los minutos pasan con un lento goteo de ocasiones del Athletic.

Última media hora
El Betis adelanta su presión, naturalmente a costa de grandes riesgos y desgaste físico, y ronda el empate en varias ocasiones. Boudebouz entra como mediocentro (muy) ofensivo y el Betis acaba con una especie de 4-4-1 en rombo algo desordenado con el francoargelino muy atrasado y Nahuel como lateral. El 0-2 da un plácido final de partido al Athletic, que había reforzado su mediocampo con Beñat.

Jugador por jugador
Adán: Mucho trabajo, y muy bien resuelto.
Barragán: Partido correcto. Cambiado por fundido.
Mandi: Algo menos presente en defensa que en otros partidos.
Feddal: Pese a su autogol (también sacó una bajo palos al inicio) su partido fue sobresaliente. A su anticipación y seguridad defensiva ha unido por fin buena salida de balón en conducción. Si sigue a este nivel será el fichaje de la temporada.
Durmisi: En su floja línea de este año.
Amat: Hizo bien las cosas hasta que se le cruzaron (otra vez) los cables. La expulsión fue evitable por parte del árbitro, pero su comportamiento no es aceptable.
Joaquín: Otro buen partido, de notable alto. Bien físicamente y peligroso a balón parado.
Fabián: Entre los mejores de nuevo. Aporta mucho con balón.
Camarasa: Uno de sus mejores partidos con el Betis. Aun cansado, no se entendió muy bien su cambio. Mejora mucho a campo abierto, cuando puede imponer su potencia física; su fichaje no ha sido muy coherente con el modelo de juego que se pretende imponer, que precisamente fomenta el juego en espacios cortos: mientras más se aleja el Betis de ese modelo mejor juega Camarasa.
Tello: Tras un prometedor arranque Lekue le cogío el aire. Aun así, una buena asistencia.
León: Sigue sin aportar todo lo que debe, aunque también le faltó suministro.

Boudebouz: No acaba de encajar en lo que se le pide. Por ejemplo, suele arriesgar en regates estériles.
Julio Gracia: Metió frescura.
Nahuel: Tiempo para poco, pero bien.

Setién: Los retoques y el rearme moral han mejorado las prestaciones del equipo, aunque sigue faltando competitividad.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

martes, 19 de diciembre de 2017

Málaga 0 - Betis 2 (16ª jornada de LaLiga)

MÁLAGA (0): Roberto; Rosales, Luis Hernández, Baysse, Diego González; Keko (Ontiveros, m. 54), Recio, Adrián (Rolan, m. 39), Chory Castro; Peñaranda (En-Nesyri, m. 66) y Borja.
BETIS (2): Adán; Barragán, Mandi, Feddal, Durmisi; Amat (Javi García, m. 72); Joaquín (Aitor, m. 84), Fabián, Camarasa (Nahuel, m. 76), Tello; y Sergio León.
0-1, m. 23: Sergio León. 0-2, m. 49: Camarasa.
Árbitro: Alberola Rojas (Comité Castellano-Manchego). Mostró tarjeta amarilla a Rosales, Ontiveros, Barragán y Joaquín.
Presencia notable de béticos en La Rosaleda y aparente poca presión para ser un partido de rivalidad regional.

El Betis de Serra Ferrer gana en Málaga
Se presentaba un feo partido para el Betis: en racha negativa de resultados –y aún peor fuera de casa–, plagado de bajas y en un campo que suele esperar con motivación a los equipos sevillanos. Sin embargo el Betis fue capaz de sacar adelante con solvencia el encuentro gracias al acierto en las áreas, la concentración y el esfuerzo, en un partido áspero.

Primera media hora
Míchel plantó un 4-4-2 clásico con Recio y su hijo Adrián como mediocentros y dos claros delanteros arriba. Enfrente Setién optó por su esquema habitual prácticamente con los únicos jugadores útiles del primer equipo con los que contaba: Amat sería el mediocentro y Fabián y Camarasa los interiores, como siempre (que se puede) a pie cambiado, aunque con una leve variante que tendría su importancia durante el partido: Fabián se atrasaría más que el levantino, de modo que ayudaría a la salida por bajo de balón mientras Camarasa podría auxiliar a León para ganar balones largos por alto y disputar las segundas jugadas cuando el balón cayera tras ellos.

Durante el primer tramo de partido el Málaga planteó una presión a una altura media con sus dos hombres de arriba en paralelo, quienes trataban de cerrar las líneas de pase de los centrales béticos hacia Amat. El Betis amasó mucho el balón entre este, Adán, los centrales y las ayudas de Fabián, y trató de sacarlo jugado desde atrás, pero pocas veces logró pasar con el balón controlado; el Málaga llevó en esta fase cierto peligro a balón parado y por el plan, clásico en el 4-4-2, de enviar balones cruzados hacia sus dos delanteros, a cambio de cierto desgaste físico que pagaría después. El Betis marcaba en una de sus primeras llegadas, tras una típica jugada de toque colectivo.

Segunda media hora
Los béticos comienzan a progresar, especialmente por el lado de Joaquín y Fabián, y la presión malaguista cede. El juego bético no es fluido pero las líneas separadas de los locales y la intensidad de los visitantes permiten a estos ganar la batalla de las segundas jugadas; cuando pierden el balón activan muy pronto la presión. Llegan las ocasiones del Betis, que bate a Roberto dos veces más –aunque solo una cuenta–.

Última media hora
Ya con 0-1 Míchel había retirado a Adrián, lesionado, y al introducir a Rolan reordenó (más bien desordenó) a su equipo: Recio quedaba como único mediocentro reconocible, y por delante se situaba el uruguayo con Keko y Castro a sus costados; cerca de la hora Ontiveros ocupaba la banda izquierda y desplazaba al Chori.

Tras el 0-2 el Betis da una patada a su manual y renuncia a su fútbol habitual, como significativamente indican saques de puerta de Adán en largo en los que los centrales se van el mediocampo sin siquiera intentar pedirla en corto; se mete progresivamente atrás y acaba con un 4-2-3-1 en el que Fabián es ya claramente mediocentro en paralelo con Javi García, con Joaquín (luego Aitor), Nahuel y Tello por delante y un móvil León arriba. El Betis renuncia al balón pero por primera vez en la temporada –ayudado, cierto, por un Málaga precipitado y de escasa calidad técnica– defiende bien el ataque posicional rival, con las líneas juntas y confiado a un núcleo de centrales y mediocentro que sacó por alto los mil balones llovidos desde las bandas en centros tolerados por un Betis muy cerrado por dentro. El equipo la toca poco –casi siempre por Fabián–, sale pocas veces, pero lo pelea todo, gana muchos rebotes y el Málaga apenas consigue rematar en un par de barullos sin mayor peligro.

Jugador por jugador
Adán: Bien con los pies y, por fin, en las salidas por alto. Pocas paradas de mérito.
Barragán: Otra asistencia. Cumplió a su estilo.
Mandi: Concentrado y con Feddal a su lado es un buen central.
Feddal: Muy bien en casi todos los aspectos, aunque con balón tiene un curioso defecto: la toca muy bien en corto pero sus balones largos casi nunca son para uno de su equipo.
Durmisi: Sigue en su floja línea, especialmente con balón, y sin saber ubicarse, pero esta vez peleó y despejó muchos balones en el tercio final.
Amat: Cumplió sobradamente en su papel de mediocentro. Hizo la raya y la tocó decentemente.
Joaquín: Muy bien, incluido un golazo que no fue anotado. Se asoció en corto muchas veces con Fabián.
Fabián: El mejor del equipo. Hizo muchos kilómetros y la movió siempre con sentido. Progresa adecuadamente, y condiciones tiene. Debe perder el miedo a conducirla.
Camarasa: El tipo de juego, de ida y vuelta y poco controlado, le favoreció, y lució así su llegada en varias ocasiones, aunque con balón sigue mostrando carencias importantes. Tampoco se fajó demasiado.
Tello: Comenzó muy bien pero no supo aprovechar luego su velocidad cuando tuvo espacios.
León: Un gol muy de delantero centro (de punterazo) y mucha pelea.

Javi García: Entró poco en juego pero ayudó a cerrar por dentro y por arriba.
Nahuel: Corrió.
Aitor: Tiempo para muy poco.

Setién: El equipo ganó con el libreto de su jefe: mucha pelea, buena defensa posicional y concentración máxima en las áreas. No obstante conviene anotar que todo eso es compatible con el juego de posición.

El detalle
Más allá de la intensidad conviene recordar que la fortuna ayuda a ganar partidos: el Málaga falló sus primeros remates; el Betis embocó su primera ocasión y luego supo manejar el marcador, como sucedió a e hizo el Atlético una semana antes.

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martes, 12 de diciembre de 2017

Betis 0 - Atlético de Madrid 1 (15ª jornada de LaLiga)

BETIS (0): Adán; Barragán (Julio Gracia, m. 75), Mandi, Feddal, Durmisi; Fabián (Aitor, m. 87), Guardado (Camarasa, m. 65); Joaquín, Boudebouz, Tello; y Sergio León.
ATLÉTICO DE MADRID (1): Oblak; Vrsaljko, Savic, Godín, Filipe; Saúl, Thomas (Lucas, m. 92), Gabi, Koke; Gameiro (F. Torres, m. 75) y Correa (Giménez, m. 61).
0-1, m. 29: Saúl.
Árbitro: Hernández Hernández (Comité Las Palmas). Mostró tarjeta amarilla a Boudebouz, Guardado, Mandi, Sergio León, Correa. Godín y Filipe Luis.
45.500 espectadores y recibimiento con pasional división de opiniones en el estadio Benito Villamarín 

La insuficiente reacción del Betis ante un importante equipo como el Atlético de Simeone ha sido recibida con esperanza en parte del beticismo por la evidente mejora en las sensaciones que desprende el equipo, pero en la otra con inconformismo por la impotencia para siquiera poner en duda la victoria del rival. En todo caso incluso los más pesimistas habrán de reconocer tres mejoras en el equipo: la actitud de los jugadores, mucho más comprometida; el funcionamiento del modelo de juego; y la mera presencia de Feddal. El segundo asunto es el que más nos interesa aquí, y el central marroquí fue clave en esa mejora. La explicamos.

Ante un equipo que maneja magistralmente las transiciones –era cosa de verse cómo replegaban los de Simeone cuando perdían la pelota y cómo se desplegaban hasta lograr superioridad numérica en sus contragolpes al recuperarla donde querían– era decisivo que el Betis lograse cerrar por fin el círculo virtuoso del juego de posición: salida limpia de la jugada desde atrás y consecuente repliegue bajo obligado del rival, pérdida –cuando llega– con el rival encerrado, presión postpérdida efectiva y recuperación del balón. El Betis lo logró desde el inicio ante todo mediante una buena salida de balón, muy mejorada gracias a Feddal y a una concentración en general superior a la de anteriores partidos. Una vez el muy buen toque bético atrás superaba la presión media-alta del Atlético la jugada solía morir en pies (o cabeza) del siempre excelente sistema defensivo atlético, pero los béticos, muy trabajadores y despiertos, apretaban en los segundos inmediatos y, a riesgo de conceder contragolpes, recuperaban pronto la pelota, al punto de que la posesión acabó en 74/26 %. Y ese riesgo era alto: ante la contra atlética han sucumbido últimamente los mejores equipos de Europa, y la muy ofensiva alineación de Setién se arriesgaba ahí al desastre. Tal vez, dada la previa, para el cántabro era una digna forma de inmolarse llegado el caso.

Posicionalmente Setién introdujo también (¡por fin!) notables novedades. Mientras el Atlético se plantaba en un 4-4-2 clásico con la (llamativa) aparición de Thomas por dentro y dos extremos que eran más bien interiores a pie cambiado, el Betis plantaba un claro y bien ordenado 4-2-3-1 para dar sitio a Boudebouz. Como es habitual en este sistema el equipo defendió en 4-4-2 –o sea, Boudebouz arriba junto a León– pero al atacar organizaba un 4-3-3 con lavolpiana, o sea, realmente un 3-4-3: el argelino se metía como interior derecho y dejaba el interior izquierdo a Guardado, ambos a la altura de los laterales una vez estos subían; mientras, Fabián hacía línea de tres con los centrales, pero con la singularidad de que no se metía entre ellos sino a su derecha, dejando el carril central a Mandi y el izquierdo a Feddal.

El buen toque de los tres permitía al Betis ganar siempre con limpieza el tres contra dos ante Gameiro y Correa, y Fabián filtró buenos pases interiores a pie cambiado; no obstante precisamente esa singular posición del canterano, en apariencia una forma de proteger al equipo ante pérdidas –evitando unos centrales muy abiertos con un jugador más débil en el centro–, dificultó su salida en conducción como hombre libre, algo que se echó de menos al pasar los minutos. Por demás el esquema 4-2-3-1 mostró sus virtudes y sus defectos: buen posicionamiento en ataque (cuando se hace bien, escalonando a los mediocentros), pero pérdida de llegada al remate porque el mediapunta ataca muy atrasado y eso obliga a los extremos a un recorrido excesivo para pisar el área.

La situación más habitual en el partido: Fabián quedaba como hombre libre aunque rara vez lograba progresar.

En todo caso el Betis dominó con claridad desde el inicio, y –salvo un breve tramo de desconcierto tras el gol– siempre tuvo el balón, aunque el paso de los minutos y el consecuente desgaste físico (pese a la alta posesión) le hizo perder progresivamente la iniciativa. Bien es cierto que el gol atlético, premio prematuro tras media hora sin apenas tener el balón (77/23%), provocó una especie de armisticio táctico: desde entonces unos y otros jugaron el partido que parecían querer, unos dominando el balón y plantando cara a un grande y los otros sabedores de que dominan ese juego y no corrían excesivo peligro. El Betis volcaba su juego a la derecha, donde había exceso de circulación, y raramente encontraba a Tello, su único hombre con desborde; pocas veces se cambió de orientación –sí Feddal–, un recurso que suele hacer sufrir a equipos que basculan mucho lateralmente como el de Simeone. No olvidemos además que el Atlético casi nunca presionaba arriba hombre a hombre, de modo que su defensa siempre tenía ventaja numérica de al menos un jugador ante el ataque verdiblanco.

Aun así Simeone retocó un par de veces su sistema, primero para mandar a Thomas a la banda derecha (donde fue diana de mil pelotazos para aprovechar su ventaja de centímetros ante Durmisi), y luego para cambiar su 4-4-2 –aunque Correa ahí ya reculaba a interior cuando le rebasaba la jugada– por un rocoso 5-4-1, inexpugnable por alto y bajo. Enfrente Setién acabó con un extraño y desordenado esquema en el que Joaquín era una especie de lateral derecho (emparejado con Filipe Luís), Aitor extremo derecho y Julio Gracia y Boudebouz interiores; a esas alturas el cansancio apenas permitía a los béticos colgar infructuosos balones a la olla.

Cabe anotar que prácticamente no se supo del esquema previsto de inicio por Setién para la defensa posicional o estática, pues la valiente presión postpérdida bética y el nulo reparo de los visitantes por jugar en largo al menor riesgo, y en los saques de puerta y banda, provocaron que el Betis defendiera casi siempre en presión alta y hombre contra hombre.

Jugador por jugador
Adán: Los tiempos han cambiado tanto que en días como este solo podemos hablar de su juego de pies, muy bueno por cierto: no hay nada como trabajar e intentarlo.
Barragán: Su grueso error en el 0-1, muy impropio de su estilo (perdió de vista a su par), le afeó un partido aceptable.
Mandi: Muy concentrado, como fue el caso, mejora mucho en defensa. Es el jugador de la liga española con mejor porcentaje en el pase.
Feddal: Completísimo. Imprescindible.
Durmisi: Sigue irreconocible, y si juega es porque no hay otro. Seguramente el año pasado disfrutó de un ecosistema ideal en su banda (Ceballos, Castro), y este le perjudiquen sus terribles problemas de coordinación con Tello, con quien choca una y otra vez porque ambos tienden a jugar por fuera. Lleva pasando meses; ya es hora de que Setién y Sarabia tomen cartas en ello.
Fabián: Buen partido en general. DIo fluidez a la salida, pese a no atreverse a conducir hacias delante. Su cobardía en un par de balones divididos fue muy llamativa.
Guardado: Se pareció al de principio de temporada. Su lesión es muy mala noticia.
Joaquín: Bien con balón, aunque poco participativo. Exceso de circulación por su zona.
Boudebouz: Va entrando en la dinámica de juego (aunque a costa de tener que hacerle un esquema ad hoc) y estuvo muy acertado y agresivo en la presión. Eso sí: a la hora se fundió.
Tello: Lanzó un disparo de gol de la jornada pero Oblak le hizo un milagro. Pese a los citados problemas de coordinación con Durmisi y sus precipitaciones fue el único jugador capaz de desbordar y hacer temblar el sistema del rival. Debe jugar siempre. ¿Por la derecha?
León: Encerrado en la jaula atlética, apenas la olió.

Camarasa: Muy mejorado en actitud e incluso bastante en acierto, cosas ambas fáciles por demás.
Gracia: Voluntarioso y participativo. No se cortó en su debut.
Aitor: Lo intentó, poero no tuvo tiempo.

Setién: Decidió jugársela con una vuelta a los orígenes y la presencia de Feddal le ayudó a tener un relativo éxito. Con esta actitud de los jugadores la tendencia cambiará.

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miércoles, 6 de diciembre de 2017

Un 4-4-2 para el fútbol de posición

Decía un comentario reciente en este blog que "el 4.4.2 y el juego de posición son enemigos íntimos", y ciertamente es muy raro ver a un equipo que practique este fútbol y que se coloque así en el campo en fase ofensiva. En el Barcelona, base de operaciones de este estilo, utilizarlo es verdadera causa de anatema. El 4-4-2 tradicional, en efecto, no forma triángulos, crea menos líneas de pase, impide las salidas en conducción de los centrales, suele acabar en solapamiento de posiciones de los mediocentros... de modo que se suele usar más en equipos que jueguen a transiciones rápidas, en largo, o que no tengan un plan de ataque posicional, pero no en equipos posicionalistas y de juego al pie.

Pero en un artículo aparecido recientemente en la revista de análisis deportivo de Martí Perarnau The Tactical Room (y aquí resumido) el autor de este blog y Antonio Inés demostraban que en el fútbol de posición la causa fundamental de que se prefiriese el 4-3-3 (y se rechazase el 4-4-2) es que es el que mejor crea espacios al distanciar a los futbolistas que atacan, y que de ahí se derivan los famosos triángulos y el resto de tradicionales postulados de este fútbol (los extremos y centrales abiertos, la lavolpiana, la ocupación de espacios interiores...). Más aún: en la simulación informática en que se basaba el artículo aparecía como resultado un curioso 4-4-2 asimétrico, prácticamente inédito en la élite, que sí espacia muy bien a los jugadores:


Hace poco lo proponíamos en este blog con jugadores del actual Betis como ejemplo; en la salida de balón tiene este aspecto:


Como se ve resulta un ataque con dos extremos y dos puntas (uno de ellos con leve tendencia a mediapuntear), y tras ellos un mediocentro ante los centrales y un solo interior a su lado, papel que haría en este caso Guardado.

Pues bien, el pasado sábado pudo verse un ejemplo brillante de uso de un 4-4-2 asimétrico como este. Al descanso del Manchester City-West Ham el equipo de Guardiola, líder destacadísimo de la Premier, perdía 0-1 y necesitaba atacar una defensa cerradísima en 5-4-1, habitualmente indigesta para los equipos posicionalistas. Como demuestra @javibetico_94 en este interesantísimo análisis en efecto el City iniciaba sus ataques con un rarísimo 4-4-2 asimétrico muy parecido (casi idéntico) a ese: 

Imagen: @javibetico_94

Más aún: si seguimos el gráfico final de nuestro artículo:


para optimizar el espaciado en ataque lo ideal sería surfear la línea más alta de las tres que representan cada sistema a medida que el ataque avanza y se estrechan las líneas rivales; y saltar pues (sobre los 28 m.) de la línea amarilla de ese sistema asimétrico a la azul del 4-3-3, que a esas alturas es un 2-3-2-3, incluso un 2-3-5:



Pues bien, el virtuosismo en el espaciado de Guardiola llegó al punto de que en efecto (véase el primer gráfico de este tuit, siempre según el análisis citado) en la siguiente fase se construía ese 2-3-2-3 (o 2-3-5). El City logró remontar el partido y con ello su decimotercera victoria consecutiva.

Guardiola al final del partido dijo haber aprendido de este partido la lección de poder atacar con dos extremos y dos puntas, así que es probable que volvamos a ver este novedoso 4-4-2 asimétrico, sobre todo como recurso ante defensas de cinco atrás y muy cerradas, como esta del West Ham o la del Southampton días antes, ante las que es fundamental optimizar espacios.


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lunes, 4 de diciembre de 2017

Las Palmas 1 - Betis 0 (14ª jornada de LaLiga)

LAS PALMAS (2): Lizoain; Michel, Lemos, Bigas (Ximo Navarro, m. 75), D. Castellano; J. Castellano, Vicente Gómez; Tana (Hernán, m. 88), J. Viera, Remy; y Calleri (Oussama, m. 83).
BETIS (0): Adán; Barragán, Mandi, Amat, Durmisi (Narváez, m. 82); Javi García (Feddal, m. 57);  Joaquín, Guardado, Camarasa (Boudebouz, m. 64), Tello; y Sergio León.
1-0, m. 18: Calleri.
Árbietro: Estrada Fernández (Comité Catalán). Mostró tarjeta amarilla a Lemos, Joaquín, Camarasa, Barragán, Feddal, Guardado y Amat en dos ocasiones, la segunda en el minuto 91.
16000 espectadores y buen césped en el Estadio Gran Canaria.

Un problema de actitud
Dio el Betis vida una vez más a un rival moribundo y mereció más castigo en un partido indefendible. Los problemas del equipo no son ya tácticos sino, claramente, de actitud, y –según de qué futbolista hablemos– oscilan entre la falta de fe y la clara dejación: es evidente que ciertos elementos del vestuario desean cargarse al entrenador.

En lo táctico el partido trajo una novedad: ante los recientes desastres defensivos el cuerpo técnico ordenó dar un paso atrás, juntar líneas, presionar solo cuando las circunstancias lo permitiesen claramente y tratar de evitar los latifundios que últimamente aparecían entre las dos líneas defensivas del equipo. La salida de balón fue voluntariosa pero deficiente, de modo que el Betis casi nunca se instaló en campo rival y la presión agresiva postpérdida fue imposible; por tanto el partido transcurrió casi siempre –incluso cuando quedaban pocos minutos y el resultado era negativo– con dominio territorial y de balón de los locales, un equipo de escasa calidad y en horas muy bajas.

Setién fue a lo seguro en cuanto a alineación y esquema, con buen criterio dadas las circunstancias. El Betis sacó lo mejor que tenía y se dispuso en su habitual 4-3-3 ofensivo y 4-1-4-1 defensivo. Enfrente Las Palmas jugaba un 4-2-3-1 que en ataque posicional se convertía en algo parecido a un 3-4-3, pues uno de los mediocentros se metía sistemáticamente entre sus centrales para sacar el balón y Viera se atrasaba, perseguido por García; sus extremos también caían a veces por dentro. Enfrente, como suelen, uno de los interiores del Betis acudía a apretar un poco al central que tuviese la pelota y el otro basculaba junto a García para cerrar los espacios interiores. El equipo no saltaba nunca a la presión hombre a hombre: claramente había consigna de no dejar espacios por dentro (causa básica de la reciente sangría de goles) a cambio de tolerar largas posesiones del rival. Pero este Betis, sin agresividad defensiva ninguna, ni siquiera así defiende bien, y errores tan groseros como el de Durmisi al tirar el fuera de juego en el 1-0 o los de Adán con balón en el arranque dieron pronto opciones de gol a Las Palmas.

Con ser esto grave la situación en ataque fue aún peor: el Betis trataba de sacarla jugada solo en intención, pero de hecho casi nadie se ofrecía –ciertos jugadores se escondieron, sin mostrar la mínma concentración debida para colocarse bien y para abrir espacios, y la soltaban a la mínima ocasión– y las pocas veces que se progresaba el balón acababa siendo devuelto atrás. En natural consecuencia el equipo apenas se acercó a la puerta rival, las ocasiones de los locales gotearon durante todo el partido y el Betis, presa de una mezcla de indolencia, desacierto y miedo a la goleada, ni siquiera tuvo el mínimo atrevimiento de intentar ir a por el partido, pese a estar vivo por puro desacierto del rival en el área.

En cuanto a los cambios, apenas cabe anotar la aparición forzada de Feddal que convirtió a Amat en mediocentro, la colocación de Boudebouz como interior derecho y la anecdótica presencia de Narváez, que empujó a Guardado al lateral.

Jugador por jugador
Adán: Su buen partido bajo palos parece indicar que sus errores iniciales con balón fueron más producto de los nervios que de falta de concentración.
Barragán: A las claritas.
Mandi: Falta de fe y de agresividad.
Amat: Bien. Dentro de sus limitaciones fue uno de los pocos que quiso el balón, e incluso mejoró con él a García como mediocentro.
Durmisi: No le sale nada y además ni lo intenta. Actitud muy poco presentable.
Javi García: Una sombra de lo que fue, especialmente con balón.
Joaquín: Desacierto, pero al menos se notó que le escocía la situación.
Guardado: Bloqueado, tampoco le sale nada, pero al igual que a Joaquín al menos se le notó rebeldía.
Camarasa: Observen la dirección de las flechas. Es, claramente, uno de los que quieren cargarse a Setién.


Tello: Al menos puede y lo intentó, más o menos atropelladamente. Ahora mismo es de los pocos jugadores que pueden aportar algo en ataque.
León: Está rápido, pero ni le sale ni se lo cree.

Feddal: Puso alguna calidad.
Boudebouz: No sabe dónde está, aunque clase tiene.
Narváez: Desbordado por la situación, apenas intervino.

Setién: Debe buscar los fantasmas dentro del vestuario, no fuera. Si sigue debe saber con quién puede contar: a unos parece darles igual lo que pase, otros lo intentan pero no se sobreponen a la presión y muy pocos quieren y están capacitados para superarla.

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viernes, 1 de diciembre de 2017

Betis 3 - Cádiz 5: breves notas

Dado que no nos extendimos en el análisis del partido de ida de esta eliminatoria de Copa, no tendremos el masoquismo de hacerlo sobre el esperpéntico partido de vuelta de anoche, que ha regalado a la afición del Cádiz una noche histórica, como poco antes hizo el Betis de Setién con las de Eibar o Valencia. 

Sí hay que detenerse en el gravísimo problema defensivo que tiene este Betis y que aquí venimos anunciando desde los buenos tiempos en que la delantera los compensaba. Como hemos explicado ya varias veces un momento clave del juego de posición es la presión postpérdida, y al ser un movimiento colectivo y arriesgado es muy necesario (no fácil, ojo) tener claros los triggers que la hacen saltar, o sea, cuándo ir arriba y cuándo, en cambio, replegar y juntar líneas permitiendo al rival iniciar un ataque posicional.

El peor problema de este Betis es justamente los intentos de presión a destiempo, que ya explicábamos tras aquel partido ante la Real: como sucediera al Betis de Poyet hace un año el equipo se empeña en adelantar la defensa y recuperar el balón en campo contrario en momentos que no lo hacen recomendable, dando lugar a situaciones como esta, que desembocó en el 2-4:


Si imaginamos a los dos jugadores del Cádiz (central y lateral izquierdo) que se salen de plano por la derecha, sumaremos que el poseedor del balón tiene cuando menos seis opciones fáciles de pase. En una situación así solo cabe recular y juntar líneas; sin embargo la defensa bética se adelanta, producto de un intento de presión infructuoso y a destiempo (vean la posición del delantero centro del Betis).

En realidad este tipo de decisiones –cuándo adelantar o hacer recular la línea de fuera de juego, cuándo presionar o replegar– son una elección constante del juego defensivo de cualquier equipo, no solo de los que juegan en el estilo del Betis. En ese sentido tiene razón Setién cuando dice que la fragilidad defensiva del equipo no es un problema de estilo de juego: pocos goles ha recibido el equipo por los riesgos clásicos del fútbol de posición (pérdidas en la salida, o por atacar muy metido en campo rival y con demasiados hombres por delante del balón) y muchos por mala temporización de la presión, mala defensa posicional o a balón parado, asuntos que no se van a solucionar por jugar con otro estilo. Sí es cierto que en función del estilo se priorizaron defensas técnicos antes que físicos y expeditivos (Mandi en lugar de Pezzella, por ejemplo), pero eso tiene ya poco remedio y tampoco se solucionará cambiando ahora de modo de jugar. 

Las únicas buenas noticias del partido fueron los buenos partidos de Tello, claro merecedor de la titularidad, y de Boudebouz, dimisionario en defensa pero de espectacular calidad en ataque. A cambio, jugadores como Navarro se señalaron irreversiblemente.

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