BETIS (0): Rui Silva; Bellerín, Pezzella, Bartra, Miranda; Guido Rodríguez, Guardado (Rodri 59'); Canales, Fekir (Tello 87'), Juanmi (Aitor Ruibal 85'); y Willian José (Borja Iglesias 59').
VILLARREAL (2): Rulli; Foyth (Aurier 64'), Albiol, Pau Torres, Pedraza; Chukwueze (Yeremy Pino 77'), Capoue, Parejo, Alberto Moreno (Lo Celso 77'); Gerard Moreno (Manu Trigueros 35') y Alcácer (Danjuma 64').
Árbitro: González Fuertes (asturiano). Amarilla Canales, Borja Iglesias, Chukwueze, Alberto Moreno y Capoue.
Goles: 0-1 (41') Pau Torres; 0-2 (83') Capoue.
Incidencias: 45.000 espectadores, condiciones óptimas e himno de Pascual González en la salida de los equipos.
El Villarreal bajó de la nube a un flojo Betis, al que derrotó por métodos opuestos a los de la primera vuelta. Si entonces el equipo de Emery fue valiente, encerró al Betis y lo privó del balón, anoche fue ultraconservador, le cedió la pelota y sacó provecho de las rotaciones de los verdiblancos.
Primera parte
Aunque necesarios (véanse las plagas de lesiones en otros equipos), los seis cambios de Pellegrini respecto a Anoeta trajeron como consecuencia problemas en la elaboración del juego, y en concreto en la salida de balón, protagonizada por dos centrales con mal pie para en corto como Pezzella y Bartra. Poco ayudaría además a mejorarla un Guardado muy escondido y engullido por los mediocentros castellonenses –y eso que su pareja natural era Parejo, no precisamente un prodigio físico–.
Ese mal pie de los centrales béticos hacía previsible a priori que el Villarreal repitiese su exitoso planteamiento de la primera vuelta y quitase el balón al Betis con una presión alta; sin embargo Emery optó por esperar al Betis con un bloque medio, y fue Pellegrini quien sí se decidió a lanzar una presión muy ambiciosa para evitar el asfixiante escenario del partido de octubre. Los béticos encajaron su 4-4-2 con el idéntico esquema de los visitantes, y resultó un arriesgado escenario de parejas en todo el campo:
Las posesiones del Villarreal duraban poco, y el Betis nunca le consentía instalarse en campo bético y entrar en ciclos de dominio, pero a cambio los verdiblancos corrían grandes riesgos, con una defensa adelantada en la que Bartra y Pezzella quedaban directamente emparejados con Gerard Moreno y Alcácer. El Villarreal se saltaba la presión y los buscaba directamente en balones largos, al igual que a los rápidos Chukwueze y Alberto Moreno. El Betis no se ponía de gol casi nunca; el Villarreal no lograba llegadas muy claras pero sí situaciones de área que desembocaron en un buen número de faltas y córneres colgados, y uno de ellos produjo el gol de Pau Torres, cerca ya del descanso.
Segunda parte
Pese a la tenue superioridad de su equipo en la primer parte, Emery decide dar un paso atrás, entrega descaradamente el control del juego al Betis e instala un bloque medio-bajo, a ratos muy cerca de su área. Pellegrini retira al inoperante Guardado y mete por dentro a Canales, con Rodri (en un escenario adecuado para sus características) en la banda derecha. El Betis hace circular el balón lateralmente por la U formada por sus cuatro defensas, con mucha lentitud y poco riesgo, sin lograr nunca filtrar balones por dentro, pero el Villarreal nunca sale de la cueva y las escasas ocasiones son béticas durante más de media hora. Cerca ya del final un gran gol de Capoue cierra el partido.
Línea por línea
Sin mucho que aportar Silva, y mediocres Bellerín y Miranda, Bartra y Pezzella demostraron lo que ya sabíamos: estuvieron tan concentrados y contundentes en defensa como grises con balón, sin sacar ventaja casi nunca en la salida.
Guido se vio obligado a crear, un papel que recitó aceptablemente para compensar la incomparecencia de Guardado. Canales y Juanmi notaron cierto cansancio, y el primero de ellos acabó muy fundido. Por delante, Fekir apenas aportó desborde en uno de sus partidos más grises, y Willian José apenas supo ganar metros con sus recepciones. Algo lo mejoró Borja en este aspecto, más acertado que un Rodri que no se consolida. El resto de apariciones fue testimonial.
Pellegrini ha estabilizado ya una columna vertebral de equipo, pero la sobrecarga de partidos lo obliga bien a renunciar a hombres muy en forma (Álex Moreno y Carvalho), bien a sobrecargar a los imprescindibles (como los tres mediapuntas). Son los peajes de ser el único equipo superviviente en tres competiciones.
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