martes, 31 de octubre de 2017

Espanyol 1 - Betis 0 (10ª jornada de LaLiga)

ESPANYOL (1): Pau López; Víctor Sánchez, David López, Mario Hermoso, Aarón; Jurado (Melendo, m. 78), Darder (Diop, m. 84), Javi Fuego, Piatti (Sergio García, m. 65); Baptistão y Gerard Moreno.
BETIS (0): Adán; Barragán, Mandi, Amat, Tosca; Javi García; Joaquín,
Guardado, Fabián (Boudebouz, m. 68), Nahuel (Campbell, m. 75); y Sanabria (Sergio León, m. 62).
1-0, m. 54: Gerard Moreno.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Mostró tarjeta amarilla a Víctor Sánchez, David López, Barragán, Amat, Nahuel, Joaquín y Guardado.
18.000 espectadores y buenas condiciones en Cornellá-El Prat.


No supo escapar el Betis del partido áspero y feo que le planteó un Espanyol muy de Sánchez Flores. Sin ser superiores a los béticos los locales llevaron el partido a su querencia y triunfaron.

El exlateral derecho consigue que sus equipos sean difíciles de ganar sin dotarlos de más perfil futbolístico reconocible que esa incomodidad para el rival; desde un 4-4-2 muy cuadrado el Espanyol hace un fútbol muy mainstream: ni maltrata el balón ni hace un fútbol de seda, ni tiene grandes estrellas ni un mal plantel, ni arriesga mucho en la presión ni renuncia a tirarla alta cuando, como ayer, estima que ello será desagradable para un rival habituado a la posesión.

Tiende en general, eso sí, a jugar por fuera y en largo, a arriesgar poco y regalar menos, de modo que no tuvo el Betis anoche facilidad para jugar en la zona de tres cuartos, la más importante para la generación de fútbol. El partido tuvo un transcurso muy homogéneo en lo táctico, que mostramos ya. Los sistemas de unos y otros encajaban muy bien para hacer pares concretos con el habitual hombre de más en la zona de centrales y mediocentro.


Bien estudiado su rival, el plan de Quique fue entregarle el balón pero aprovechar la escasa profundidad de sus extremos –que casi nunca buscan la espalda de sus marcadores– para tirar alta la línea defensiva y estrechar los espacios por el centro. Como otros equipos (también con Feddal en cancha) el jugador al que tolerarían salir en conducción del 3 vs 2 trasero sería el central izquierdo, Amat.

El Betis tocó bien la pelota detrás, a veces con notables riesgos pero sin cometer pérdidas, y logrando casi siempre salir con cierta limpieza. Los problemas vinieron en la siguiente línea: pese a que solían pillar al bloque españolista bastante alto, al no amenazar jamás Joaquín y Nahuel la espalda de los laterales –siempre la piden a la corta–, tanto ellos como los interiores –cuya zona suelen pisar ambos extremos– se vieron escasos de espacio y, sobre todo, de profundidad; ninguno de los cuatro supo acelerar la jugada, lo que dio siempre tiempo a replegar adecuadamente a los locales. Tampoco los ocasionales balones largos de Adán fueron nunca cazados por un Sanabria desaparecido. En suma, el Betis completó uno de sus peores partidos en ataque de la temporada, sin capacidad alguna para cambiar de ritmo cuando el balón se jugaba enre las dos líneas traseras españolistas.

Tampoco pasó el Betis grandes apuros en defensa, pero este Espanyol tiene siempre la paciencia de esperar que algún balón cruzado de sus extremos pille en dos contra dos a sus delanteros y caiga alguna ocasión; así ocurrió en el 1-0.

Cambio a 4-4-2
Si sorprendió Setién al dejar fuera a León, más lo hizo al meterlo en cancha por Sanabria, desacertado ayer pero en racha histórica ante el gol. Minutos después sí cambió de sistema: García y Guardado pasaron a ser mediocentros más o menos escalonados y Boudebouz se movió por unos minutos en la mediapunta, para pasar siete minutos después al extremo derecho de un 4-4-2 en el que Campbell era delantero (con tendencia natural a caer a la derecha, pero claro delantero, con el argelino más abierto). Cansado de correr tras el balón el Espanyol reculó y concedió alguna ocasión muy al final, pero el Betis dio una preocupante sensación de falta de fe.

Jugador por jugador
Adán: Muy bien con las manos y con los pies, aunque en algún caso (inicio de la segunda parte) arriesgó en exceso.
Barragán: Ha vuelto a su buena línea. Pese a una tarjeta temprana aguantó su zona perfectamente y la jugó bien.
Mandi: Partido aseado.
Amat: Hizo una muy buena primera parte con balón (salió muy correctamente en conducción) y sin él. En la segunda perdió la posición mucho más. Es una verdadera roca: en el cuerpo a cuerpo las gana todas.
Tosca: Bien en defensa, pero en ataque la ausencia de Durmisi se nota, pues el danés da la profundidad de la que careció ayer, por ejemplo, Joaquín; Tosca jamás llega a la línea de fondo.
Javi García: Buen partido, aunque no brillante.
Nahuel: Sin estar especialmente desacertado demostró que no tiene sitio en este Betis. Cedido y joven, lo natural es que salga en verano. Es de suponer que Quique premió su actitud.
Guardado: Tal vez su partido más flojo como bético, e incluso así tocó siempre con acierto, aunque sin profundidad.
Fabián: Su juego de movimientos lentos y cabeza siempre alta lo hace alternar pérdidas feas con grandes aciertos, como su tiro al palo.
Joaquín: No le salió nada.
Sanabria: Desaparecido. Nada.

León: En media hora metió en más problemas a la defensa españolista que todos sus compañeros en noventa minutos. Hay maneras de buscarle sitio, y en su estado actual es obligatorio. De camino daría profundidad al ataque, algo que agradecería el resto del equipo.
Boudebouz: Soltó un par de pases de los suyos. Su falta de continuidad puede convertirse en un problema enquistado: ha pasado de tocar muchas docenas de balones por partido en Francia a un papel secundario y reducido, lo que le convierte cada jugada en un examen.
Campbell: Metió potencia y actividad. Esperemos que su fea lesión final sea leve.

Setién: Más allá de rarezas en la alineación parecería recomendable encontrar esquema para dos delanteros mientras demuestren este estado de forma (ante el Levante fue muy bien; ¿por qué no repetir?) y, sobre todo, conseguir que los extremos estiren al rival y busquen la espalda de las defensas rivales, que cada día pueden estrechar espacios más plácidamente.

Los detalles
1. La presión postpérdida empieza a funcionar. Buena noticia esta.
2. El Betis parece confirmar que será un equipo mucho más temible en casa que fuera; en el Villamarín la afición no habría tolerado, ni en positivo ni en negativo, un final de partido tan manso como el de anoche. 

Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Cádiz 1 - Betis 2: breves notas

1) Aunque el partido resultase equilibrado en ocasiones no hay que minusvalorar una victoria copera fuera de casa ante un Segunda.

2) La mejor noticia nos pareció la buena presión postpérdida que realizó el equipo durante la mayor parte del encuentro, una vez más coincidente con la presencia en los interiores de dos canteranos de Romero, Narváez y Fabián. Gracias a ella y al buen toque la posesión fue abrumadoramente favorable al Betis (79/21%).

3) El fantasma del tiquitaca, caer en una posesión inocua, de circulación lenta y sin profundidad, volvió a rondar al Betis en ciertos tramos. Aun así hay que valorar que, con marcador a favor, tener el balón permite dejar pasar los minutos sin sobresaltos, algo que se echó de menos en el breve tramo mediado el segundo tiempo en el que se perdió el control del partido.

4) El 4-3-3 clásico del Betis fue respondido por un 4-2-3-1 del Cádiz de bloque bastante bajo. En cuanto a lo individual, fue buena noticia obviamente el acierto rematador de León –Setién va a tener que adaptar el sistema a dos delanteros a la fuerza–, y cumplieron sobradamente Amat, Fabián y Nahuel. Decepcionó Boudebouz –aunque llevaba muchos meses sin ser titular, ni aquí ni en Francia– y llamó la atención la titularidad de Javi García, al que urge buscar un relevo en la plantilla (¿Camarasa?).

sábado, 21 de octubre de 2017

Betis 2 - Alavés 0 (9ª jornada de LaLiga)

BETIS (2): Adán; Barragán, Mandi, Amat, Tosca; Javi García; Campbell (Tello, m. 61), Guardado, Camarasa (Fabián, m. 72), Joaquín (Boudebouz, m. 77); y Sanabria.
ALAVÉS (0): Pacheco; Vigaray, Maripán (Katai, m. 75), Ely,
Alexis Ruano, Pedraza; Torres; Manu García (Burgui, m. 79), Wakaso; Medrán; y Munir (Bojan, m. 79).
1-0, m. 13: Sanabria. 2-0, m. 75: Alexis, en propia puerta.
Árbitro: Trujillo Suárez (Comité Canario). Amonestó a Javi García, Munir, Tosca, Wakaso
Benito Villamarín.

49.000 espectadores, muy buen césped y fuerte calor, sobre todo en la primera mitad, en un soleado Villamarín.

Jugó el Betis un flojo partido y lo ganó en las áreas –un poco de remate, un poco de suerte, un poco de polémica arbitral, un poco de Adán–, pero apenas fue levemente superior a un Alavés muy endeble. Es buena noticia que se gane este tipo de partidos casi por inercia, pero hace bien Setién en mostrarse insatisfecho con el rendimiento del equipo, que tuvo que tirar de su superior calidad individual para compensar ciertas lagunas tácticas y psicológicas.

Primer cuarto de hora 
Una de las bellezas que conserva el fútbol es la variedad de culturas tácticas, si se nos permite la palabra, que es posible encontrar por el mundo. Si el Betis ahora se ha apuntado al muy hispano juego de posición el Alavés fue digno representante hoy de la del país de su entrenador, el italiano De Biasi. Los vascos aparcaron el autobús ante su portería con un 5-3-1-1 que recordó al 3-3-3-1 de Aragonés en el Betis de los noventa: tres centrales, dos carrileros (muy arriba Pedraza), un mediocentro posicional, dos interiores escoltando al mediapunta y un hombre arriba, Munir. Setién usaba interiores y extremos a pie cambiado y daba entrada a Campbell por la derecha. 

El fuerte calor, de partida más perjudicial para los visitantes (menos habituados en estas fechas y vestidos de negro), obligó a la prudencia en el ritmo a unos y otros durante todo el primer tiempo. El Alavés regalaba el balón sin excesiva resistencia y no presionaba arriba ni siquiera en los saques de puerta, de modo que el Betis monopolizó la posesión durante el primer cuarto de hora. Como es receta típica para equipos en 4-3-3 ante planteamientos de cinco defensas, el Betis trató de mover el balón con cierta velocidad de un lado a otro del frente del ataque para encontrar a un lateral (Barragán o Tosca) siempre libre: los interiores alaveses trataban de tomar a los laterales béticos, lo que los obligaba a tremendas basculaciones laterales que no solían llegar a tiempo. Por ejemplo, si el balón estaba a la derecha, Wakaso quedaba sobre Barragán y los centrales en superioridad doble (como ejemplo, véase la jugada del 1-0), pero Tosca quedaba solo.


Tuvo suerte el Betis y logró pronto el 1-0, gol que parecía clave ante un rival tan encerrado.


Resto del partido
A partir del gol el partido alternó algunas (muy pocas) fases de dominio territorial alavesista con otras, la gran mayoría, de posesión bética (finalmente, un aplastante 69% vs. 31%). Siendo bueno en sí el dato de que el Betis sepa defenderse con balón, es sin embargo preocupante que a partir de entonces el número de ocasiones en una y otra portería se equilibrase, algo que naturalmente tuvo sus causas en defensa y en ataque.

En ataque, y aunque el fuerte calor del primer tiempo sirviese como atenuante, el Betis se entregó a un tiquitaca de ritmo bajo y que apenas miraba a la portería contraria. Bien está masticar al posesión atrás para sacar al rival (y los béticos ganaban bien el tres contra dos de salida), pero una vez más los interiores, sobre todo Camarasa, corrieron pocos riesgos a la hora de romper líneas. Un segundo defecto, que es importante erradicar, es la excesiva tendencia de los dos extremos (Campbell y Joaquín) a pisar precisamente las zonas de los interiores y pedirla allí de espaldas y al pie, en lugar de alternar ese movimiento con amenazas a las espaldas de los defensas rivales; esto permite al rival juntar mucho las dos líneas defensivas traseras sin correr riesgos.

En defensa el Betis sigue concediendo ocasiones con excesiva facilidad, y se debe fundamentalmente, como ya hemos comentado, a las posiciones excesivamente altas de interiores y extremos, cuyas espaldas (el famoso espacio entre líneas) encuentran los interiores y laterales rivales con cierta facilidad.

Jugador por jugador

Adán: Muy buen partido. Esta vez sí salvó puntos.
Barragán: En mejora. Otra asistencia.
Mandi: Anticipativo y muy agresivo con balón: sube muy bien en conducción.
Amat: Mete bien el cuerpo en el uno contra uno.
Tosca: El equipo atacó poco por su lado, así que lució más su solvencia defensiva que sus limitaciones ofensivas.
García: Se recuperó aceleradamente y valió la pena, porque simplifica la salida de balón y cubre campo –incluidas basculaciones laterales– como pocos.
Campbell: Aún debe aprender a jugar más sencillo. Muy activo, promete, pero todavía da poco.
Guardado: Sin hacer un gran partido volvió a marcar diferencias, como en una genial jugada en el minuto 45. Su velocidad y su experiencia en diferentes puestos le permite hacer lo necesario en cada sector del campo. Debe correr como más tiento en defensa.
Camarasa: Una vez más tenemos una paradójica sensación: lo que hace lo hace bien (casi gol, incluso), pero hace muy poco y arriesga menos. Tal vez Setién debiera probarlo como relevo de García; da el perfil y no hay nadie ahí. Se fue lesionado de nuevo.
Joaquín: Le tocó jugar en espacios muy pequeños y la tocó bien pero acabó poco.
Sanabria: Otro gol. Es difícil pedir mucho más.

Tello: Buenos minutos. Incisivo siempre, y cada vez mejor en el pase.
Fabián: Cumplidor.
Boudebouz: Dejó su primer pase de hombre de clase.

Setién: Sigue teniendo trabajo por delante, sobre todo en defensa.

El detalle
Setién tiene ya auténtico overbooking arriba, y aún no ha llegado Rubén Castro. La Copa vendrá bien.

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miércoles, 18 de octubre de 2017

Betis 3 - Valencia 6 (8ª jornada de LaLiga)

BETIS (3): Adán; Barragán, Mandi, Feddal, Durmisi; Guardado; Sergio León (Campbell, m. 76), Fabián (Camarasa, m. 66), Narváez (Tello, m. 66), Joaquín; y Sanabria.
VALENCIA C.F. (6): Neto; Nacho Vidal, Garay, Murillo (Gabriel, m. 77), Gayà;
Carlos Soler (Pereira, m. 75), Parejo, Kondogbia, Guedes; Zaza y Rodrigo (Santi Mina, m. 68).
0-1, m. 34: Kondogbia. 0-2, m. 44: Guedes. 0-3, m. 63: Rodrigo. 0-4, m. 74: Santi Mina. 1-4, m. 78: Campbell. 2-4, m. 79: Sanabria. 3-4, m. 83: Tello. 3-5, m. 87: Zaza. 3-6, m. 92: Pereira.
Árbitro: Sánchez Martínez (Comité Murciano). Mostró tarjeta amarilla a Feddal, Garay, Nacho Vidal, Murillo y Pereira.
Gran entrada (49.000 espectadores) y muy buenas condiciones para el fútbol en el Benito Villamarín.


Es difícil analizar un partido tan extravagante como el del domingo. Sería tentador dividirlo, como solemos, en periodos por minutos, sobre todo considerando los vaivenes goleadores –y de posesión– del encuentro: un primer cuarto de hora de dominio bético sin ocasiones, un segundo cuarto de dominio alterno, diez minutos, del 30 al 40, de dominio claro y lluvia de ocasiones valencianistas, y de ahí al final del partido un intenso y arriesgado dominio bético que provocó ocasiones y goles en ambas porterías.

El análisis de los esquemas no sería tampoco complicado: ambos equipos jugaban con los suyos habituales, y muy académicamente dejaban el clásico hombre de más en la zona trasera a cambio de inferioridad al defender la salida de balón. El Valencia usaba un 4-4-2 muy de su entrenador, mientras el Betis jugaba el 4-3-3 clásico del fútbol de posición en el que León esta vez era verdadero extremo derecho, sin la corrección ofensiva (entonces atacaron en 3-1-4-2) del día del Levante. Guardado prácticamente se incrustaba entre los centrales para hacer tres contra dos sobre Zaza y Rodrigo, tanto en ataque como en defensa.

 


Los esquemas encajaban muy bien en centro del campo y bandas, de modo que hubo parejas muy claras: Fabián vs. Kondogbia, Narváez vs. Parejo, Barragán vs. Guedes, etc. Resultó llamativo el cuidado con que ambos equipos, también el Valencia pese a ser un equipo de Marcelino, trataron el balón desde atrás, tomando a veces riesgos importantes.

Sin embargo el dato más llamativo de este partido y de los anteriores del Betis es sin duda la desmesurada cantidad de goles que marca y encaja el equipo, y parece interesante centrarnos en ello, y en particular en por qué recibe tantos. Sin duda la mera suerte (rebotes, acierto extraordinario de los delanteros rivales) y la mala defensa a balón parado han influido en alguna medida para que se reciban diez goles en dos partidos, pero tiene que haber también causas estructurales.

Es innegable que el Betis corre riesgos cuando, tantas veces, ataca con la defensa completamente metida en campo rival y sin apenas hombres tras el balón. De hecho los últimos tres goles del domingo vinieron en ese tipo de situaciones. Sin embargo no nos parecen significativos: ni el equipo los recibió así en partidos anteriores ni cabía hacer otra cosa que atacar a la desesperada a partir del 0-3. Tampoco están cayéndole muchos goles al Betis por causa de los dos peligros clásicos del fútbol posicional: el riesgo en la salida de balón y el hecho de defender tras pérdida hacia delante (la presión postpérdida).

La defensa posicional
Es sin embargo en defensa posicional, o sea, cuando el rival tiene el balón, donde el Betis se ha mostrado más débil, y no solo ante el Valencia sino también ante Real Sociedad o Villarreal, por cierto con y sin Javi García en el campo.

Una primera solución a esa debilidad es, claro está, evitar defender en posicional, o sea, recuperar rápidamente el balón tras perderlo. Para ello sería necesario implantar ese mecanismo de presión tras pérdida, fundamental en este fútbol pero que aún no domina el equipo, salvo, significativamente, hombres que han estado a las órdenes de José Juan Romero como Fabián y, sobre todo, Narváez. Observen cómo observa el colombiano la situación (rival muy junto y rodeado de béticos), se lanza a por Kondogbia y le arrebata el balón:



Dado que el equipo suele tener posesiones muy largas, son frecuentes las situaciones propicias como esa, y sería necesario aprovecharlas mejor.

Ahora bien, alargar la presión si no se roba muy pronto –Guardiola pone el límite en seis segundos por jugada– lleva al agotamiento físico; pasados unos momentos el rival ha tenido tiempo para separarse, abrir el campo y obligarte a defender en espacios amplios. Llegado ese punto es mejor correr para atrás, juntar líneas y esperar, si llega, el momento propicio para presionar de nuevo.

Y ahí le vienen los problemas al Betis. Un poco a la manera del equipo de Poyet de hace un año los béticos saltan demasiado fácilmente a la presión en situaciones poco propicias, lo que provoca separación de líneas y espacios enormes entre defensa y centro del campo. Comparemos –prometemos haber tratado de no ser ventajistas con la elección de imágenes– la distancia entre líneas del Valencia con la del Betis. Obsérvese que en las tres situaciones el central que tiene el balón no está presionado; de estarlo el riesgo sería asumible.




Como vemos (y ya explicamos ante la Real) los interiores béticos tratan valientemente de ir a apretar al poseedor del balón pero, en desventaja numérica (o sea, no en situación de verdadera presión hombre a hombre), solo consiguen dejar un enorme espacio entre líneas que, sin mecanismo que lo compense (salida de un defensa o basculación del mediocentro), es aprovechado por el rival para recibir entre líneas. El resultado fue el que muestran los heatmaps de la primera parte: el Betis (primero de ellos, siempre ataque de izquierda a derecha) pisó mucho menos que el Valencia la zona central de tres cuartos (la peligrosa). 
 
 


O sea, la presión bética suele quedarse a medias, y el equipo no parece tener muy claros los triggers colectivos que le indican al equipo cuándo ir, todos a una, hacia delante.

El esquema tampoco ayuda mucho: el 4-3-3 (4-1-4-1 en defensa) induce a los interiores a adelantarse y a los extremos a llegar muy arriba, de modo que no siempre siguen a los laterales. León a Gayà:



El Valencia aprovechó bien esos espacios entre líneas, a los que no sólo caían los laterales por fuera, sino extremos y delanteros por dentro.

El problema debe tener arreglo, consistente, claro, en cerrar ese espacio: parece que hay margen para que los centrales adelanten más la línea en estas situaciones (raramente les han cogido la espalda en defensa posicional), se puede arriesgar menos en la salida a presionar de la primera línea, se pueden trabajar más los movimientos colectivos para saltar a la presión y las basculaciones, e incluso se puede defender en ocasiones en 4-4-2 o 4-2-3-1 aunque luego se ataque en 4-3-3. Aunque, claro, cada elección tiene sus inconvenientes.
 

Jugador por jugador
Adán: Poca responsabilidad en los goles salvo en el 0-3, totalmente bajo la suya.
Barragán: Espantoso partido con balón, algo muy raro en él.
Mandi: Demasiado expuesto al uno contra uno.
Feddal: Partido impoluto en defensa, y es raro cuando a tu equipo le han caído seis: señal de que debe arriesgar más. En ataque, aprovechó mal el permiso del Valencia para salir en conducción –era casi siempre el hombre libre en esa fase–, y este detalle es muy importante.
Durmisi: En su línea de este año, aunque en leve mejora.
Guardado: Hiperactivo al inicio, se fue desinflando. Ponerlo de mediocentro es perder a un gran interior.
León: Muy mal día. No parece dotado para ser extremo puro.
Fabián: Salió cuando empezaba a carburar. Kondogbia le pudo.

Narváez: Arriesgó poco, como siempre. Mantuvo a raya a Parejo.
Joaquín: De los mejores con balón, aunque buscó demasiado el uno contra uno en banda en lugar del correcto dos contra dos con Durmisi por fuera.

Sanabria: Poquito, pero gol.

Camarasa: Poco impacto.
Tello: Bien, y un golito muy suyo.
Campbell: Un gol y dos asistencias en un cuarto de hora. Poco que añadir.

Setién: Mucho que trabajar aún, como es normal.

El detalle
A partir del miunto 66 el Betis jugó claramente un 4-4-2, algo que sucedió por primera vez en la temporada, y seguramente debido a la necesidad de emparejar hombre a hombre a los del Valencia para buscar el partido a la desesperada. Casi funciona.



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jueves, 12 de octubre de 2017

"En busca del esquema ofensivo perfecto": nuevo artículo en The Tactical Room

El matemático Antonio Inés y el autor de este blog publican en el último número de The Tactical Room, la revista deportiva de Martí Perarnau, un amplio estudio sobre los esquemas de juego y la creación de espacios. Un resumen breve y directo puede leerse en este hilo de Twitter.

Los comentarios sobre el artículo o sobre su resumen serán aquí bienvenidos y contestados.

domingo, 1 de octubre de 2017

Real Sociedad 4 - Betis 4 (7ª jornada de LaLiga)

REAL SOCIEDAD (4): Rulli; Odriozola, Raúl Navas, Llorente, Kevin; Illarra, Zurutuza; Oyarzabal, Xabi Prieto (Canales, m. 71), Juanmi (Carlos Vela, m. 60); y Willian José (Bautista, m. 82).
BETIS (4): Adán; Barragán, Mandi, Feddal, Durmisi; Javi García (Narváez, m. 74); Joaquín (Francis, m. 67), Fabián, Guardado, Tello; y Sanabria (Sergio León, m. 71).
Goles: 0-1, m. 5: Sanabria. 1-1, m. 13: Willian José. 2-1, m. 25: Oyarzabal. 2-2, m. 28: Feddal. 2-3, m. 46: Joaquín. 3-3, m. 56: Xabi Prieto. 3-4, m. 84: Sergio León. 4-4, m. 85: Llorente.
Árbitro: Álvarez Izquierdo (Comité Catalán). Añadió un partido más a su larga lista de perjuicios al Betis. Expulsó al segundo entrenador del Betis, Eder Sarabia. Amonestó a Guardado, Illarramendi, Raúl Navas, Adán, Llorente y Sergio León.
20.000 aficionados. Césped muy húmedo.


El espectacular partido jugado esta mañana en Anoeta despejó la mayor incógnita que había dejado la pretemporada del Betis: el equipo tiene mucha pólvora arriba, lo que, junto al resto de indicios, augura una buena temporada para los béticos.

Primeros quince minutos
Setién y Sarabia previeron, con conocimiento, un partido muy diferente al último ante el Levante: previsiblemente la Real se instalaría en campo bético y los ataques verdiblancos, fuesen por contragolpe o por salida de presión alta realista, habrían de ser veloces pero contarían con amplios espacios. A ello debió responder el –algo sorprendente– banquillazo a León y la titularidad de Tello, atleta destinado a coger las espaldas a Odriozola y además a cerrar las subidas del excelente lateral realista; el Betis formaría en su clásico 4-3-3, que en defensa sería 4-1-4-1.

Desde el inicio béticos y realistas trataron de presionar arriba, pero con resultados dispares. La Real solía hacerlo tras perder la pelota en campo contrario, y lograba que el Betis jugase pronto en largo sin arriesgar en el juego corto; por contra, los visitantes comenzaban su presión con la Real ya bien desplegada, debían separar mucho las líneas y se veían castigados en los espacios interiores por un rival que cuida la posesión y es uno de los equipos que mejores movimientos hace en el centro del campo: bien escalonados Illarra (mediocentro algo caído a la derecha), Zurutuza (a su izquierda, algo más adelantado) y el eterno Prieto (mediapunta caído al interior derecho), los realistas encontraban huecos a los costados de Javi García, aprovechando el clásico movimiento de salida de los interiores béticos para apretar al central realista en posesión del balón:

La salida a presionar al central de los interiores béticos, en este caso Guardado, provocaba grandes espacios en el centro del campo, aprovechados por la Real.

El Betis marca en su primera llegada, pero la Real lleva más peligro y empata pronto.


Resto del partido
El Betis comprende la situación, retrasa su presión y junta líneas. Comete sin embargo –a nuestro modesto entender– un error que lo priva del control del partido: renuncia fácilmente a la posesión y a sacar el balón jugado desde atrás. Adán desplaza en largo al menor peligro, sin arriesgar nunca, y así la Real recupera pronto y se instala muy arriba con los laterales altísimos –según su gusto–, y sin sufrir apenas castigo físico, de modo que el Betis no aprovechaba el partido y viaje de los realistas a Rusia (casi todos los titulares repitieron). La Real encuentra un agujero en la banda izquierda bética, donde Tello no siempre sigue al incansable Odriozola, los interiores y García no llegan a la ayuda y un desorientado Durmisi se ve desbordado por las llegadas en superioridad numérica del lateral, Oyarzabal y Prieto.

El buen juego de espaldas de Sanabria, que baja algunos pelotazos, y la velocidad arriba, aumentada con la aparición de Francis y León, dan sin embargo opciones de contragolpe al Betis, acertadísimo de mediocampo en adelante. El partido se convierte en un insólito toma y daca de goles, merecidos pero algo afortunados algunos de los realistas.


Jugador por jugador
Adán: Mal con los pies y sin responsabilidad alguna en los goles.

Barragán: Gran partido. Cuerpeó con cierto éxito con Willian José, estuvo impecable en defensa y jugó el balón con acierto.
Mandi: Mucho trabajo, bastante bien resuelto.
Feddal: Es un magnífico central. Gran partido, en el que tal vez pueda achacársele tan solo no haber hecho más ayudas a la banda.
Durmisi: Se le juntó el trabajo y no supo resolverlo. Sigue negado con balón.
García: Estuvo perfecto con balón, aunque esta vez no pudo detener el caudal de juego interior del rival. Se espera que su lesión sea leve: no hay relevo.
Joaquín: De los pocos que supieron tenerla.
Fabián: Aún comete errores de novato, pero su calidad queda cada partido más en evidencia. Cuando el campo se hace grande su zancada vale mucho.
Guardado: Tal vez su partido más flojo como bético; aun así, aceptable.
Tello: Casi todo lo que gana con su físico explosivo lo estropea con sus errores en el pase.
Sanabria: Muy bien. Su combinación de poder físico y agilidad le permite ganar muchos balones, y además remata con facilidad con las dos piernas.

Francis: Se enredó un poco, pero amenazó.
Narváez: Irrelevante
León: Veinte minutos de verdadero crack: un gol de muchísima calidad (control, carrera veloz y remate a la escuadra con la pierna mala), una jugada de penalti y expulsión hurtada por Álvarez, consecuente falta bien tirada y un bello cuasigol. Está para selección.

Setién:
El Betis renunció un tanto a su supuesto catecismo, y ahí se le fue la victoria. Pero hay mucho y bueno en su juego.


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