lunes, 21 de noviembre de 2016

Nota

El análisis del próximo partido no será publicado con la puntualidad habitual. Les agradecemos el seguimiento de este blog.

sábado, 19 de noviembre de 2016

Betis 2 - Las Palmas 0 (12ª jornada de Liga)

BETIS (2): Adán; Piccini, Pezzella, Mandi, Bruno, Álex Martínez; Petros, Donk, Dani Ceballos (Brasanac, m. 82); Joaquín (Musonda, m. 77) y Rubén Castro (Sanabria, m. 70).
LAS PALMAS (0): Javi Varas; Macedo, Lemos (David Simón, m. 77), Bigas, Dani Castellano (David García, m. 28); Roque Mesa; Momo (Vicente Gómez, m. 67), Tana, Boateng, Viera; y Araujo.
1-0, m. 26: Bruno. 2-0, m. 45: Mandi.
Árbitro: González González (Comité Castellano-Leonés). Dejó jugar mucho. Mostró tarjeta amarilla a Vicente Gómez.

Buen tiempo y césped y 34000 espectadores en el Benito Villamarín 

Tiene ganada fama Víctor Sánchez del Amo de estudioso táctico y de adaptar sus planteamientos a la naturaleza del rival. Fue el caso en su debut, ante Las Palmas; los canarios practican un fútbol de posición ortodoxo de la escuela Barça, incluido el 4-3-3 clásico, y fían su juego a largas posesiones, para las que toman riesgos importantes en la salida de balón. Sabedor de la inferioridad de su equipo en trato de balón Víctor apostó por superar a los visitantes en su aspecto mas débil: el físico. Para ello propuso una sorprendente alineación que incluía a cuatro centrales, con la que –a priori– renunciaba a disputar la posesión a Las Palmas; tendría a cambio buen cierre de líneas de pase por dentro, superioridad muy clara por alto y buenas expectativas si el partido entraba en un ritmo alto de intercambio de balones largos. El plan funcionó.

Primeros 25 minutos
Lo más interesante del planteamiento de Víctor fue lo posicional; el entrenador bético ganó la partida a un buen ajedrecista como Setién. El Betis pensó su esquema desde lo defensivo, algo natural si el balón iba a estar más tiempo en pies el rival que en los propios: un claro 5-3-2 (o llámese 3-5-2) que, y aquí viene lo más relevante, logró en estático una doble superioridad numérica defensiva –en el centro del campo y la defensa bética–. Veamos cómo.

El esquema bético, bien trabajado pese a la premura de tiempo, se superpuso al 4-3-3 canario de dos modos distintos. El primero, en presión alta: esta situación se dio en muchas ocasiones durante los primeros veinticinco minutos cuando Las Palmas iniciaba la jugada; luego, sólo en momentos muy determinados (saques de puerta, por ejemplo). Petros saltaba a por Roque Mesa y el Betis se emparejaba hombre a hombre con Las Palmas:


Alguna tardanza en el movimiento de Donk para salir a por Viera (cubierto normalmente por Petros) hizo que el canario recibiera con cierta frecuencia, pero en general este modo presionante dio buen resultado durante los primeros veinticinco minutos gracias al sacrificio de Petros y los delanteros y a la agresividad de los tres centrales béticos.

Minutos 25 al 45
Aflojada un tanto la presión bética por el paciente toque canario, apareció el segundo modo de defender del Betis, el estático, muy interesante. La defensa de cinco suele usarse ante equipos que alargan mucho las posesiones porque esto da tiempo a los laterales atacantes a subir hasta posiciones muy altas, de modo que para seguirlos los extremos de un 4-4-2 o un 4-3-3 se ven obligados a hacer larguisimos esfuerzos, y (lo que es peor) se suele terminar defendiendo con seis atrás. Sin embargo, con su defensa de cinco Víctor no sólo impid esto, sino que logró ganar un hombre en defensa gracias a basculaciones que abandonaban al lateral canario del lado contrario al balón. En efecto, cuando la pelota iba a un sector lateral del ataque canario el carrilero bético de ese lado (Piccini o Martínez) se emparejaba con el lateral de ese lado, el central con el extremo... y la cadena de cambios de asignacion de marcas acababa con el cierre del lateral opuesto sobre el extremo:

Cuando el balón llega al lateral izquierdo
de Las Palmas la defensa de cinco bascula.
Macedo y Lemos quedan libres, pero son irrelevantes.


Si la pelota va al lado contrario, se reasignan marcas atrás
y sucede lo mismo lo mismo en el otro sector.

Como además Rubén y Joaquín daban un paso atrás para tratar de estorbar a Roque Mesa, y los interiores Petros y Ceballos quedaban con los interiores canarios (Tana y Viera), el Betis tenía dos hombres de más en la zona de la jugada canaria –en la imagen, Donk y uno de los centrales–, dificultando mucho la progresión de esta.

El sistema funcionó (previsiblemente) peor en ataque, pese al buen manejo de Donk y la introducción de mecanismos premeditados como la contra tras robo alto o el cambio de juego sistemático de Bruno hacia el sector opuesto. Algunos jugadores salen favorecidos de las nuevas ubicaciones: Piccini (muy incisivo en el primer tiempo) y Martínez (o Durmisi) juegan menos exigidos en defensa, y Petros y Ceballos quedan en sus posiciones naturales. En todo caso el fútbol interior no fluyó bien, pese a la voluntad de sacar el balón jugado (incluso en saques de puerta), y el Betis llegó poco en jugada.

Sí aprovechó magníficamente el equipo su manifiesta superioridad aérea: con cuatro torres ante dos (Roque Mesa no es alto), Víctor mandó a todos al primer palo y los excelentes saques de Joaquín hicieron el resto: el Betis marcó en 45 minutos más goles de córner que en muchos meses. Tras el primero de ellos Setién aprovechó la lesión de Castellano para meter un central más, desplazando al lateral izquierdo a Bigas. De poco le sirvió.


Segunda parte
El Betis entrega el balón a su rival (un 74%-26% que habría sido escandaloso en otras circunstancias), pero su eficaz sistema defensivo, poblado además ahora por jugadores capacitados para cerrar pases (y no sólo para la presión como hace unas semanas), apenas permite llegadas.

Mediado este tiempo Setién mueve un poco el árbol para tratar de que cayese algún fruto: entra Vicente y pasa a un 4-4-2 en rombo en el que Boateng acompaña a Araujo arriba y Mesa queda detrás de tres interiores. Pese a la mala ubicación de los nuevos delanteros béticos, Musonda y Sanabria (que, aun frescos, no cierran bien a Mesa), el Betis apenas pasa apuros.

Jugador por jugador
Adán: Cerca estuvo de tragarse un tiro de Vicente que sólo era complicado. No está en buena forma. Con los pies sí ha mejorado, aunque sus defensas lo metieron en excesivos aprietos.
Piccini: Muy buena primera parte en ataque, y aplicado siempre.
Pezzella: Partido muy completo. Agresivo y bien con balón.
Mandi: Su posición de casi líbero favorece sus condiciones.
Bruno: Concentradísimo.
Álex Martínez: Trabajo discreto. Se espera a Durmisi: si Víctor sigue con defensa de cinco puede ser un ciclón.
Petros: Lució menos pero lo hizo mejor.
Donk: Notable partido. Maneja la pelota mejor de lo que su físico hacía sospechar. Dado que es el único futbolista de la plantilla con perfil de pivote defensivo sorprende mucho que Poyet ni tan siquiera lo probase ahí.
Ceballos: Poco se le notó la inactividad. En su puesto natural (ese de interior a pie cambiado), y si tiene paciencia para esperar que le llegue el balón y no ir a buscarlo demasiado atrás, su calidad puede ser decisiva.
Joaquín: Muy participativo. Dos asistencias.
Castro: Tal vez la noticia más preocupante del partido sea su escasa aportación. No conviene, sin embargo, darlo por enterrado.

Sanabria. Es joven y tiene condiciones, pero hasta ahora no ha demostrado absolutamente nada; Alegría sí, muchísimo más. Por cierto: dada la edad y la temporización de su contrato el Betis no debe tener la menor prisa con el paraguayo.
Musonda: Algo atropellado, pero su calidad es mucha. Sorprende su inmediata recuperación física tras la salida de Poyet.
Brasanac: Hizo su trabajo. 

Víctor: Tuvo un plan y le salió bien. Recuperó a jugadores extrañamente marginados y los colocó en su sitio (Ceballos, Rubén, Donk). No conviene echar las campanas al vuelo –la hipermotivación de los jugadores con un nuevo entrenador y el acierto a balón parado taparon un juego ofensivo algo pobre–, pero parece justificar su fama de buen táctico. Para este blog la vida será así más divertida.

El detalle

El Betis defiende ahora las faltas laterales con la línea varios metros fuera del área (como aquí pedimos) y tiene jugadas preparadas en ataque. En una semana ha progresado, también en esto, más que en meses.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Villarreal 2 - Betis 0 (11ª jornada de Liga)

VILLARREAL (2): Sergio Asenjo; Mario, Mussachio, Víctor Ruiz, Jaume Costa; Samu Castillejo (Rodrigo, m. 79), Bruno, Manu Trigueros, Soriano (Cherysev, m. 73); Sansone y Bakambu (Jonathan Dos Santos, m. 66).
BETIS (0): Adán; Piccini, Mandi, Pezzella, Álex Martínez;
Cejudo, Petros, Jonas Martin, Felipe Gutiérrez (Nahuel, m. 56); Joaquín (Álex Alegría, m. 56) y Sanabria (Rubén Castro, m. 56).
1-0, M. 21: Trigueros. 2-0, m. 53: Soriano.
Árbitro: Vicandi Garrido (Comité Vasco). Mostró tarjeta amarilla a Cejudo y Jonas.
19000 espectadores y buenas condiciones en El Madrigal


Los errores de Poyet
Tras someternos al suplicio de ver en diferido el partido de ayer no creemos que merezca la pena entrar en análisis detallados de un encuentro en el que el Betis apenas duró al Villarreal los minutos que tardó en encajar un gol. Tampoco merece la pena que la directiva dilate la decisión de prescindir de Poyet: no sólo estamos ante un problema coyuntural de falta de ánimo y convicción de equipo y entrenador, sino de uno de incapacidad para sacar el potencial debido de esta plantilla; y lo decimos con tristeza, porque el entrenador lo ha intentado con fe y honestidad.

Así pues, mejor que comentar el 4-4-2 que usaron ayer Betis y Villarreal o los cambios, parece más conveniente entrar a valorar los errores cometidos por el equipo técnico y las enfermedades que padece, en consecuencia, el juego bético.

1. El primer problema fue anunciado aquí hace meses y se ha extendido y agravado: la falta de encaje de Rubén Castro, tema adivinable y adivinado desde que el entrenador se empeñase en meter con calzador su esquema rígido y preconcebido: el 4-3-3. En las buenas horas advertimos de que su posición en banda era una equivocación, y desde entonces ha enjaretado su peor racha histórica en el Betis. Que Poyet haya acabado jugando un 4-4-2 sin él (y con un Sanabria en punta que, ya lo vemos, tampoco lo mejora mucho en las labores de diana de pelotazos) es una lamentable ironía del destino. Es inexcusable, una vez inventado el vídeo, que un equipo técnico no conozca al mejor jugador de su plantilla y haga probaturas con un hombre de 35 años. A la ausencia de Rubén se unen la hazaña de lograr que Adán no pare, algo sólo logrado por Velázquez, y el ostracismo de quien fuese el mejor jugador de la pretemporada (y máximo activo económico del club), Ceballos. Las columnas del equipo han sido derribadas desde dentro.

2. El segundo problema que hemos anunciado aquí machaconamente –y también agravado ahora– es la imposición de un estilo de juego anticuado y, por tanto, superado en un mundo de dura competencia como el fútbol de elite. El Betis defiende por una presión permanente, sin medida ni criterio, sin mecanismos reconocibles que la hagan saltar, lo que la hace extemporánea y fácilmente superable; y, al contrario que el Villarreal –era un frustrante espectáculo verlos jugar a dos toques–, el equipo no conoce el fútbol combinatorio y juega con mecanismos obsoletos: muchos toques en cada jugador, conducciones, pelotazos y balones de los laterales a la olla. Justo es reconocer que la salida de balón de los centrales ha mejorado mucho, pero a partir de ahí (y la ausencia de un mediocentro posicional de calidad empeora la cuestión) sólo hay una movilidad desaforada y desordenadísima.

3. La alineación de jugadores por politiqueo hacia la secretaría técnica, pues no hay otra explicación a casos como el de Álex Alegría (excelente ayer) frente a Sanabria (totalmente verde aún) y a la presencia insistente de los fichajes y discriminación de los canteranos, ha perjudicado al equipo y lo ha privado, por ejemplo, de una pareja Rubén-Alegría que aún promete muchísimo.

4. Tampoco han mostrado Poyet ni su equipo técnico atención y finura en cuestiones posicionales. Da grima ver a jugadores sin visión en largo como Petros y Jonas tratar sacarla delante de los centrales mientras Felipe (lento en carrera pero con buen pie para el pase de distancia y cierta visión de juego) hace como que juega en banda. Los esquemas de juego ofensivo y defensivo son casi siempre idénticos, algo demostrativo de muy poca sutileza: así, la búsqueda ayer de cierta compacidad defensiva provocó un absurdo embudo ofensivo en el que Joaquín, Sanabria, Felipe y Cejudo se metían todos por dentro en zonas de mediapunta, mientras los extremos quedaban vacantes. Tampoco se ha apreciado nunca un estudio defensivo profundo que adaptara las posiciones y mecanismos defensivos al juego rival.

5. A balón parado no se ha sabido compensar la falta de altura del equipo: se ataca sin apenas jugadas preparadas y se defiende mal, y muy cerca de la portería propia en las faltas.

No se trata pues de esperar que el decaidísimo ánimo de entrenador y plantilla mejore, pues los problemas no son coyunturales. Torrecilla se ha equivocado, y debe rectificar lo antes posible. Afortunadamente la permanencia parece barata esta temporada y la plantilla tiene argumentos de sobra para mejorar: hay una buena pareja de centrales, varios talentos notables (Durmisi, Ceballos, Alegría), un buen portero y un buen goleador. Con un mediocentro posicional creativo y un entrenador de nivel esta plantilla puede situarse holgadamente entre las diez mejores de la Liga.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.