domingo, 18 de diciembre de 2011

Atlético de Madrid 0 - Betis 2 (17ª jornada de Liga de Primera División)

ATLÉTICO DE MADRID: Courtois; Juanfran, Godín, Domínguez, Filipe Luis; Gabi (Salvio, m. 83), Assunçao, Arda Turan (Coke, m. 70); Diego (Reyes, m. 70); Adrián y Falcao.
BETIS: Casto; Isidoro, Amaya, Dorado, Nacho; Cañas;  Pozuelo,  Iriney, Beñat (Santa Cruz, m. 71), Pereira (Jefferson Montero, min. 64); y Rubén Castro (Molina, m. 85).
Goles: 0-1, m. 55: Pozuelo. 0-2, m. 90: Roque Santa Cruz.
Árbitro: González González (Comité Castellano-leonés). Mostró amarillas a Domínguez, Assunçao, Iriney, Cañas, Nacho y Gabi, y expulsó a Pozuelo por doble amarilla en el minuto 72.


La aguerrida victoria del Betis esta mañana ante el Atlético ha tenido que ver más con la concentración y la efectividad (y con la suerte) que con el buen fútbol.

Primera parte
Mel planteó el partido de un modo similar al que tan mal resultado le dio en Cornellá. Volvió al trivote ultradefensivo (4-1-4-1), con Cañas por detrás de Iriney y Beñat, Pozuelo y Pereira como extremos y Castro solo arriba. El Atlético plantó un 4-4-2 con rombo en el que Assunçao guardaba las espaldas de los interiores (Gabi y Turam), Diego era la punta del rombo, y Falcao y un Adrián libre y perdido quedaban como delanteros. Cañas se emparejaba claramente con el creador atlético (Diego), y los locales abrían mucho el juego a las bandas, con unos laterales muy profundos y no siempre perseguidos por Pozuelo y Pereira.  Por ahí llegaron los problemas defensivos béticos, especialmente por la banda derecha atlética, porque Pereira no llegaba a la posición de Juanfran y Beñat tampoco a la ayuda, de modo que el lateral pudo colgar balones desde cerca. Ese fue el modo de intentar el gol de los locales, el balón alto en busca de Falcao; afortunadamente para el Betis falló los dos claros que alcanzó. El resto los salvó el empeño de la pareja de centrales, que –bien reguardados– dieron su mejor rendimiento. Por dentro las parejas no estaban muy definidas, pero la acumulación de hombres impidió que los atléticos encontraran líneas de pase.

En la primera parte el Betis simplemente no existió en ataque. El porcentaje de posesión fue ridículo, se abusó del pelotazo hacia un Castro muy solo y el campo se le hizo larguísimo. Entre los centrocampistas apenas Beñat tuvo una mínima llegada arriba.

Segunda parte
La segunda parte partió con similares presupuestos pero, desde la firmeza defensiva, gradualmente el Betis tocó más el balón, la presión atlética cedió y el Betis fue teniendo cierta llegada. Una jugada un tanto afortunada dio ocasión a Pozuelo de hacer su merecido primer gol en el Betis, y a partir de ahí los nervios de la grada y la concentración defensiva hicieron el resto del trabajo. La aparición de Jefferson en el sitio de Pereira mejoró mucho la posesión; luego Santa Cruz sustituyó a Beñat con el mismo fin, pero la inmediata expulsión de Pozuelo saboteó el 4-4-1-1 pretendido por Mel y lo convirtió en un extraño 4-3-1-1 cojo (sin extremo derecho) que los atléticos, ciegos en las proximidades del área, no supieron aprovechar.

Jugador por jugador
Casto: Muy buen partido, tanto en las salidas por alto como bajo los palos.
Isidoro: Muy en su estilo, no tuvo gran presencia pero tampoco cometió errores de colocación. Al final del partido tuvo que negociar continuos dos contra uno.
Amaya: Tras alguna desaplicación inicial mejoró su ubicación y sacó muchos balones por alto. Maltrató el balón menos que otros compañeros de línea.
Dorado: Favorecido como Amaya por el sistema de juego, su buena colocación le permitió despejar mucho. Mal en la salida del balón.
Nacho: Como Isidoro, se vio en inferioridad (él en la primera mitad) y tuvo que conceder muchos centros. Como siempre, mejoró cuando el Betis la tuvo.
Cañas: De los mejores de nuevo. Ocupa muchísimo campo y maneja la pelota muy aceptablemente. Si Iriney se marcha, hay otro.
Pozuelo: El gol le redimió de su falta de presencia ofensiva y defensiva en la primera parte. Filipe Luis le ganó las carreras.
Iriney: Mucho mejor sin balón que con él.
Beñat: Hizo un esfuerzo por ocupar el mucho espacio que le correspondía, y fue el único centrocampista más o menos próximo a los tres de arriba y que la tuvo un poco. Como siempre que juega tan arriba se vio abocado a unos contra uno para los que no vale.
Pereira: Mal. Perdió muchos balones, no se fue casi nunca y –dificultades del sistema– llegó tarde para cerrar a Juanfran.
Castro: Muy solo arriba, apenas pudo guardar la pelota.

Montero: En situaciones como la de hoy su aparición es muy importante para tener el balón y amenazar al rival cuando deja espacios. Eso sí: no suele acabar ninguna jugada.
Santa Cruz: Salió para defender los balones parados y para dar salida a la pelota como mediapunta. Además, marcó.
Molina: Apareció muy al final con similares objetivos, aunque falló su ocasión.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Betis 2 - Valencia 1 (16ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS: Casto; Isidoro, Mario, Dorado, Nacho; Pozuelo (Ezequiel, m. 75), Beñat, Iriney, Jonathan Pereira (Juanma, m. 80); Rubén Castro y Santa Cruz (Jorge Molina, m. 75).
VALENCIA: Diego Alves; Barragán, Víctor Ruiz, Dealbert, Mathieu; Topal, Tino Costa (Albelda, m. 83); Feghouli, Jonas (Parejo, m. 76), Pablo Hernández; y Soldado (Aduriz, m. 87).
Goles: 0-1, m. 65: Dorado, en propia puerta. 1-1, m. 91: Rubén Castro. 2-1, m. 93: Rubén Castro.
Árbitro: Pérez Lasa (Comité Vasco). Amarilla a Tino Costa, Mario, Soldado, Barragán, Rubén Castro.


Milagro a las diez
La fortuna devolvió por fin un poco de lo mucho quitado al Betis en las últimas jornadas, y le dio un subidón moral y de puntos cuando todo parecía perdido. Por tercer partido consecutivo el resultado se decidió en la última jugada; esta vez fue a favor de un equipo al que nunca le faltó la voluntad, aunque a ratos le flaqueó la fe. Hasta ahí el partido se pareció a otros muchos de esta temporada en el Villamarín: un encuentro más o menos igualado, con un Betis tal vez algo mejor que el rival y en el que –hasta hoy– ganaba el primero que marcaba, que casi nunca era el Betis.

El Valencia planteó su habitual 4-2-3-1 con Topal y el sobrevalorado Tino Costa como mediocentros un tanto estáticos, Feghouli y Hernández por las bandas, el lento Jonas como mediapunta libre y Soldado arriba. Superior técnicamente al Betis y sin tanque en la delantera, trató de tocar la pelota con paciencia y de sacarla jugada. El plan de Mel fue diferente: presión desde muy arriba y, con balón, juego directo hacia Santa Cruz. Aunque éste fue previsible a veces, pues Casto y los centrales apenas intentaban sacarla jugada y a la primera duda la ponían arriba, el juego estaba esta vez bien construido: Roque solía caer un poco hacia la izquierda –el lado del lateral bajito del Valencia–, donde tenía a dos hombres rápidos cerca hacia los que peinar el balón (Castro, más Pereira como extremo). Por la derecha Pozuelo era el otro extremo: mejor elección sin duda que sacrificar ahí a un mediocentro, pues ninguno de los disponibles (Beñat habría sido el señalado) podía aportar en ese puesto ni el recorrido defensivo necesario, ni la velocidad en la conducción de Pozuelo, ni el último pase de Salva. Posibles peros a la alineación de Mel eran apenas la falta de un extremo puro, la elección de Dorado por Amaya y, sobre todo, no haber premiado los buenos partidos de Cañas, un hombre además más adecuado que Beñat para el fútbol que Mel planteaba; podría así además haberse guardado la bala del vasco para el segundo tiempo, en el que suele dominar el centro del campo cuando aparece desde el banquillo (Pamplona, Getafe).

Primera parte

Cuando jugaba el Valencia el partido parecía más una partida de ajedrez que de fútbol: los dos delanteros del Betis presionaban a los dos centrales, Iriney (por delante de Beñat) al mediocentro valencianista que se atrasara, y el balón acababa en los pies de Diego Alves con todos quietos, hasta que un movimiento de alguno de los cuatro de arriba del Betis le permitía lanzarlo a un central o hacia Mathieu. Cuando el Valencia conseguía superar así la presión, acababa a veces metiendo en ciertos problemas a los béticos, sobre todo por las superioridades provocadas por las subidas de Barragán y por la movilidad de Feghouli. Los robos del Betis no solían desencadenar contraataques rápidos ni bien llevados (algo en lo que el Betis se diferencia bastante, por desgracia, de otros equipos que presionan muy arriba, como, pongamos, su modelo el Barcelona). Por tanto, las pocas ocasiones béticas llegaban gracias a los ya citados balones largos.

Segunda parte
El Betis sale muy enchufado, aprieta fuertemente arriba y tiene algunas opciones de gol mientras le duran las fuerzas. A partir del minuto 60 los mediocentros aflojan la presión y los mediocampistas valencianos tienen tiempo para pensar y meter balones a la espalda de la defensa. En uno de ellos llega el autogol.

A partir del minuto 75 ambos entrenadores hacen cambios de hombres pero no de esquema. Los de Emery empujan a su equipo hacia atrás, y cada vez tienen menos el balón, gracias también al trabajo bético. Mel refresca el ataque, aunque mantiene al desafortunado Castro. Ezequiel hace primero de extremo derecho y luego de izquierdo. Finalmente llega el premio por partida doble.

Jugador por jugador
Casto: Bien en general, cabe la duda de si pudo salir a la jugada del 0-1.
Isidoro: Comparte con Casto, Dorado y Mario el lunar del gol en contra, en el que le cogieron la espalda. Estuvo más fallón de lo habitual.
Mario: Es el mejor central del equipo hasta ahora, y el único rápido.
Dorado: Otra vez salió en la foto del gol, y esta vez por lentitud de movimientos.
Nacho: El juego aéreo de la primera parte más las subidas de Barragán le hicieron pasarlo mal. Luego, con más balón, mejoró.
Pozuelo: Su rapidez de piernas en corto hizo sufrir a Mathieu, y tiene recorrido defensivo suficiente para el puesto.
Beñat: Fue otro de los damnificados por el juego largo de la primera parte. Con los minutos creció.
Iriney: Otra vez comandante de la presión, hasta muy arriba, aunque no siempre aprovecha luego el balón.
Pereira: Corrió mucho, pero llegó tarde en defensa y sus asociaciones con Santa Cruz y Castro no se culminaron.
Rubén Castro: Parecía negado otra vez... hasta el descuento. Esperemos que coja confianza.
Roque Santa Cruz: Aunque aparente estar lento, acaba ganando muchísimos balones largos y se asocia bien. Hay que pedirle más trabajo en la presión y más acierto en el área.

Ezequiel: Hizo lo que debía: intentarlo en vertical.
Molina: Se fajó bien en los balones largos, aunque en el área sigue sin aparecer.
Juanma: Quince minutos perfectos, en los que hizo más que en los últimos dos años. Esta vez sí buscó hacer daño al rival, y además lo hizo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Osasuna 2 - Betis 1 (15ª jornada de Liga de Primera División)

Osasuna (2): Andrés; Damià, Rubén (Lolo, 28), Flaño, Roversio (Raitala, 75); Puñal, Nekounam; Cejudo, Raúl García (Ibra, 54), Lamah; y Kike Sola.
Betis(1): Casto; Isidoro, Ustaritz (Rubén Castro, 46), Mario, Dorado, Nacho; Salva Sevilla (Pozuelo, 75), Matilla (Beñat, 54), Cañas, Pereira; y Santa Cruz.
Goles: 1-0: Min. 39, Flaño. 1-1: Min. 80, Rubén Castro. 2-1: Min. 93, Nekouman.
Árbitro: Ayza Gámez, valenciano. Amonestó a los locales Damiá, Roversio y Nekounam; y a los visitantes Nacho y Pereira.


Mil maneras de perder
Es difícil ponerse positivo con el cuerpo cortado, pero si el Betis sigue el camino de la segunda mitad de este Osasuna-Betis su suerte cambiará. Empeñado en hacer fácil lo difícil y difícil lo fácil, esta vez el equipo puede haber logrado perder y que no echen al condenadísimo Mel.

El tópico de las dos partes diferentes es hoy de uso obligatorio. En la primera mitad el entrenador bético, dispuesto a probar cosas nuevas cada día para tratar de cambiar el sino perdedor del equipo, experimentó con una defensa de cinco en la que Mario se incrustó en el centro del viejo 4-4-2 a cambio de renunciar al segundo delantero, Castro. Quedaba pues el Betis en un 5-4-1 ultradefensivo cuyo principal objetivo era cerrar las bandas con la duplicación de lateral más central, con Salva de falso extremo derecho y Pereira a la izquierda. Osasuna jugaba su habitual 4-1-4-1 con dos laterales de serie B como Damià y Roversio (lateral ¡izquierdo!), Nekounam y Raúl García como interiores y Sola solo arriba, e intentó su fútbol a la inglesa, de fuerte presión y balones a las bandas para el centro al área.

Con Santa Cruz abandonado a su suerte arriba y el equipo juntito y presionando sólo a partir de mitad de cancha, la posesión fue siempre de Osasuna: el Betis, sin la menor llegada, fue incapaz de sacarla jugada. El esquema sin embargo funcionó defensivamente bien: Salva dejaba jugar a Roversio, obviamente una nulidad en ataque, y sólo alguna internada de Cejudo traía problemas. La acumulación de tres centrales solventaba los balones aéreos, pero la blanda zona que plantea Mel en los balones parados volvió a fallar y cayó el 1-0.

Con la soltura de quien ya lo tiene todo perdido, Mel y los suyos decidieron morir matando. El natural cambio de Castro por Ustaritz dio paso a un asedio bético en toda regla: la mejor segunda parte de la temporada, sin lugar a dudas. La aparición de un fresco Beñat por Matilla dio fluidez al centro del campo y el Betis llegó a la puerta de Osasuna por tierra, mar y aire, con el único lunar de un breve paso atrás tras el empate. La serie de ocasiones falladas fue interminable antes y después del gol: ocho si contamos sólo las clarísimas, por ninguna de Osasuna. Dorado, Casto, Nekounam y el negro fatum que parece instalarse periódicamente en este equipo decidieron muy al final.

Jugador por jugador
Casto: Dos tiros más o menos complicados, dos goles. En el primero, un córner blandísimo, debió salir primero y bien pudo pararla después. En el segundo hay que repartir mérito y demérito entre lanzador y portero, pero su pasito a la izquierda à la Goitia es imperdonable.
Isidoro: Dio su rendimiento habitual entre el suspenso y el aprobado raspado.
Ustaritz: Resguardadito, no falló mucho. Nadie lo echó de menos en la segunda mitad.
Mario: Hay que rezar algo para que no se lesione más.
Dorado: En  general estuvo aceptable, pero inaceptablemente blando en el 1-0 e hizo una falta absurda en el 2-0, en un un error impropio de su veteranía. Pronto jugará Amaya.
Nacho: Le tocó un buen extremo como Cejudo y sólo pasó apuros puntuales. En ataque no culminó pero no desentonó.
Salva Sevilla: Discontinuo como es él, corrió en la primera parte y jugó una buena media hora en la segunda.
Matilla: Fue engullido por la presión osasunista. Sigue sin justificar un solo euro de lo pagado por él.
Cañas: Se ha ganado la titularidad. Corre como Iriney y juega mejor al fútbol.
Pereira: Buen partido, que pudo ser muy bueno si el portero osasunista no le hubiese parado tantas ocasiones. Se mató a correr.
Santa Cruz: Está lento y falto de mordiente arriba, pero su clase y su físico para bajar balones le permiten jugar de especie de centrocampista adelantadísimo, que reparte muchos balones de calidad a sus compañeros (cuando los tiene cerca).

Castro: Por fin le entró la pelotita.
Beñat: A media hora es un gran jugador.
Pozuelo: Como otras veces, desbordó pero acabó poco.

El detalle
Uno no sabe si la psicóloga del Betis es tan buena que hace creerse capaz a un equipo incapaz o tan inútil que no sabe sacar a un buen equipo de los estados depresivos, pero las rachas de esta temporada y la anterior o cambios de parte a parte como el de hoy son casi inexplicables.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Betis 2 - Real Sociedad 3 (14ª jornada de Liga de Primera División)


BETIS (2): Casto; Chica (Jorge Molina, 78), Ustaritz, Dorado, Nacho; Pozuelo (Pereira, 67), Iriney, Beñat (Ezequiel, 58) , Salva Sevilla; Rubén Castro y Santa Cruz.
REAL SOCIEDAD (3): Bravo; Carlos Martínez, Mikel González, Iñigo Martínez, Estrada; Elustondo (Demidov, 71); Vela, Aranburu, Zurutuza (Rubén Pardo, 81), Griezmann; y Agirretxe. Goles: 0-1: Min. 55, Agirretxe. 0-2: Min. 75, Vela. 1-2: Min. 80, Pereira, 2-2: Min. 85, Pereira, 2-3: Min. 91, Iñigo Martínez.
Árbitro: Álvarez Izquierdo, catalán. Amonestó a los locales Casto, Beñat e Iriney, y a los visitantes Mikel González y Griezmann.


Hace poco más de seis años un Villarreal que marcaba época con su fútbol preciosista visitaba el estadio del Betis. Serra Ferrer había llegado a la conclusión –seguramente en un oscuro y exitoso partido de Copa en Cádiz celebrado meses antes–, de que sus centrocampistas no tenían calidad para jugar al fútbol y era mejor que su Betis se la jugara al contraataque y la contundencia en las áreas: Melli, Juanito y Rivas mordían en una, Edu y Oliveira en la otra. En ese partido los levantinos tuvieron una posesión muy superior a la bética, pero fueron laminados en rapidísimos contraataques, uno de ellos endiabladamente veloz.

Hace una semana el Villarreal esperaba al Betis en su estadio. Con ambos equipos varios escalones por debajo de sus predecesores, el Villarreal usó el mismo plan, con los papeles invertidos: el equipo de casa dejó el balón a su rival, y la blandura defensiva del Betis, incapaz de defender decentemente ni siquiera las jugadas a balón parado, hizo el resto.

No queremos ni siquiera insinuar que Mel deba hacer lo que hizo Serra. En este Betis el centro del campo funciona bien, como se demostró ayer. Los problemas vienen en las áreas: donde hay que morder. Hacer daño en la del rival es cuestión de calidad; en el Betis no sobra, pero en esta depauperada Liga, incapaz de retener a Agüero, Forlán, Osvaldo, Bojan, Emana y tantos otros, se pueden contar con los dedos de una mano los equipos con una pareja claramente superior a la que forman Castro y Santa Cruz. Los problemas vienen en el área propia, y no se arreglan tanto con táctica como con gritos, disciplina y mano dura.

Y es que en la primera parte del Betis-Real Sociedad los locales fueron muy superiores a los visitantes en el 80% del campo de juego. Una mirada fría –como la que permite el ver el partido en diferido– deja en buen lugar a Mel, que "hizo caso" (valgan por una vez las comillas) a muchas de las propuestas ofensivas aquí escritas, y acertó, según demuestra el juego. Eliminó un mediocentro, volvió al 4-4-2, mandó por fin a Salva a su perfil bueno en la banda izquierda, y juntó arriba a Castro y Roque. Ante una Real en un claro 4-1-4-1, el Betis presionó bien y desde muy arriba, con Iriney o Beñat saliendo a por el mediocentro, Elustondo, y la tocó en general en corto; a veces lo hizo en vertical, pero ayer de forma coherente porque Roque sí tenía a quién bajarle los balones. Sólo se echó de menos más profundidad y amplitud por las bandas, porque los extremos no fueron tales y Nacho y Chica no tuvieron suficiente recorrido. El resultado fue un fútbol fluido que no se reflejó en el marcador por falta de acierto y determinación arriba. Los pitidos de la grada en esa primera parte pueden justificarse sólo por los nervios debidos a la situación del equipo, pero el juego fue de lo mejor de esta temporada en casa.

Si esa primera mitad pudo acabar mal en el marcador fue por la ya citada e inaceptable vulnerabilidad defensiva: las ocasiones realistas no vinieron tanto por el rutinario adelantamiento defensivo, sino por errores en cadena (caso de la jugada del penalti) y por una escandalosa falta de concentración defensiva a balón parado, que viene de hace tiempo: incluso un córner a favor acabó en claro contraataque de la Real.

La segunda parte fue otra historia: tras un aceptable inicio, los nervios hicieron presa del equipo, y una defensa que blandeaba ya cuando apenas le llegaban balones complicados fue con espacios un puro coladero, con especial mención para Chica, tal vez falto de rodaje. Beñat, cansado y en riesgo de expulsión tras hacer un buen partido, fue sustituido por Ezequiel para pasar a Salva al mediocentro. Más tarde Pereira trató de pisar más el área que Pozuelo (con evidente éxito final), mandando a la derecha a Ezequiel: Mel trataba de abrir el juego con el uso de extremos en su lado natural. Encerradísima la Real, el Betis nadó con fe hasta el final contra el 0-2, y se ahogó en la orilla.


Al modo de ver de quien esto firma las soluciones no pasan por echar a Mel, ni por cambiar la forma de jugar (como parece haber pedido cierto dirigente, buen administrador pero que hace un año no sabía cuánto duraba el descanso, y que perdió hoy una excelente oportunidad de callarse), ni por blindar defensivamente al equipo, por más que el Betis siempre encuentre menos espacios que el rival por la naturaleza de su propia forma de jugar. Puestos los mimbres correctos en la ofensiva, se trata, más bien, de concentración y contundencia defensiva, y eso pasa por cambiar algún jugador de atrás por otros de perfil más agresivo (Mario sin duda cuando esté, ¿Tosic?) y, sobre todo, por cambiar la actitud de todos los jugadores cuando están cerca de las porterías, donde no vale el jogo bonito. La paciencia debe de hacer el resto.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Villarreal - Betis: un breve análisis


Quien esto firma desea ante todo pedir disculpas por haber faltado a la cita habitual tras los partidos oficiales  del Betis. Aprovecho para advertir de que el próximo encuentro, frente a la Real, también será analizado con retraso.

Una vez visto en diferido el Villarreal - Betis, tarea harto farragosa por el bajísimo nivel del partido y la mezquina actitud de un pésimo Villarreal, sí es necesario al menos comentar algunos detalles:

- El estado anímico del equipo es preocupante. La evidente falta de fe en la victoria se tradujo en falta de intensidad y, en particular, en un estado futbolístico depresivo en algunos jugadores, como Castro. Mel y la psicóloga tienen trabajo.


- El trivote no funciona ni lo hará nunca, salvo circunstancias del partido muy favorables. Mel puso a Iriney y Cañas más o menos en paralelo y a Beñat en una posición móvil entre la mediapunta y el mediocentro. Cuando éste se encontraba cerca de los delanteros quedaba en evidencia su falta de condiciones para ese puesto, por lentitud y poco recorrido; especialmente triste fue verlo perder balones en las esquinas del campo. Cuando trató de sacarla junto a los centrales béticos se encontró con la pobre perspectiva de Cañas e Iriney como interiores a la espera de pase; así es imposible que el fútbol de ataque fluya ni haya circulación rápida. Confundir mediocentros, de los que no caben más de dos en un equipo, con interiores es un grave error. De esto último sólo podría servir Cañas, y mal.

- Parece que Mel (y todos los béticos) ha entendido el problema y pondrá remedio ante la Real: juntará por fin, esperemos, a Castro con Santa Cruz arriba y meterá a Salva Sevilla como falso extremo. Que el sacrificado sea Iriney, Cañas o Beñat no es esta vez lo más importante: sí importa que haya jugadores con capacidad de jugar entre líneas, se llamen Salva, Sergio o quienes sean. Con eso, un poco de apertura del campo y algo más de acierto de Castro (peor no puede hacerlo) el ataque mejorará necesariamente.

- Más preocupante es la blandura defensiva mostrada, particularmente a balón parado: cuestión de actitud, de nuevo.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Betis 0 - Málaga 0 (12ª jornada de Liga de Primera División)

Real Betis (0): Casto; Isidoro, Ustaritz, Dorado, Nacho; Pozuelo (Matilla, m. 81), Iriney, Cañas, Beñat (Ezequiel, m. 57); Rubén Castro (Jefferson Montero, m. 85) y Jorge Molina.
Málaga (0): Caballero; Gámez, Demichelis, Mathijsen, Monreal; Toulalan, Duda (Camacho, m. 77); Cazorla, Joaquín, Isco (Buonanotte, m. 61); y Rondón (Seba, m. 85).
Árbitro: F. Teixeira (Colegio Cántabro). Mostró amarilla a Gámez e Isidoro.


Aceptable hay que considerar el empate del Betis esta noche ante el multimillonario Málaga.

Consciente de que el fútbol "es como una manta pequeña", Mel ha decidido que para mantener su fútbol de presión adelantada ha de sacrificar cierto manejo de balón. Ha vuelto entonces al esquema más habitual en el Betis de su era, un 4-4-2
(que mañana la prensa sevillana convertirá en 4-3-3) con un falso extremo, pero ha destinado este último rol a Beñat (echado hoy a la izquierda) para introducir a Cañas como segundo pivote, a costa de sacar del equipo a Salva Sevilla. Por el extremo derecho (también con tendencia al interior, pero en un lugar más natural para sus condiciones) jugó Pozuelo. El Málaga, por su parte, se colocó al modo esperado, un 4-2-3-1 con Toulalan como tapón con la ayuda de un Duda algo más libre, y Joaquín por detrás de Rondón en intercambio habitual de posiciones con Cazorla (hoy, afortunadamente, poco acertado) e Isco.

Pese a lo dicho y a su escasa calidad técnica en ciertas zonas del campo (como por ejemplo en la zona de Isidoro, Ustaritz e Iriney o Cañas) el Betis intentó jugar el balón por abajo, favorecido por el bajo ritmo de un Málaga que, aunque estuvo trabajador, carece en general de condiciones para la recuperación. Entre esa voluntad y la buena presión desde arriba el Betis se hizo con la posesión durante la mayor parte del partido, con la notable excepción del primer cuarto de hora del segundo tiempo, en el que Joaquín hizo estragos tirado a la banda izquierda. Salvo latigazos sueltos por su calidad y ese cuarto de hora (en el que sí metió miedo), el Málaga llevó relativamente poco peligro.

El problema del Betis viene de otro sitio, y para detectarlo basta mirar un dato: ha hecho un solo gol en los últimos siete partidos. Falta calidad en la mediapunta y, sobre todo, arriba, donde un Castro en baja forma y un Jorge Molina demasiado lento para la categoría no alcanzan para materializar el buen juego de las líneas traseras. La única esperanza en este aspecto es que Rubén mejore y que Santa Cruz juegue el mayor número posible de minutos. El escaso acierto de Castro y Beñat (un hombre sin uno contra uno y al que se le ofrecieron pocas líneas de pase por delante) y la falta de extremos provocaron una ausencia casi total de profundidad, apenas amagada cuando Pozuelo la tocaba entre líneas.

Tras abrir mucho más el extremo izquierdo con la aparición de Ezequiel, Mel acabó jugando un 4-2-3-1 con éste y Jefferson (derecha) en los extremos, y Matilla como mediapunta retrasado.

Jugador por jugador
Casto: Un buen partido más. Hizo una muy buena parada ante Rondón en la segunda parte, y estuvo siempre atento, aunque irregular con los pies.
Isidoro: Discretamente cumplidor, en el buen sentido de la palabra.
Ustaritz: Bien situado en defensa, lanzó varias pedradas a sus compañeros. En el dos contra tres con el que comienzan casi todas las jugadas de ataque estático (hoy él, Dorado e Iriney contra Rondón y Joaquín) debe comprender que para abrir líneas de pase ha de abrirse y retrasarse más.
Dorado: Valiente y mucho más activo que en partidos anteriores. La sacó bien.
Nacho: Poco exigido, aunque Joaquín encontró la línea de fondo con facilidad las pocas veces que pisó su zona.
Cañas: De los mejores otra vez: hiperactivo en defensa y aseado en ataque.
Iriney: Parece que la competencia de Cañas lo ha espabilado. Volvió a parecerse a sí mismo.
Beñat: Flojo. Jugó exactamente al modo de Salva Sevilla, esto es, cerrando la banda en defensa (cuando llegaba a tiempo) y huyendo de ella como de la peste en ataque. Al jugar tan abierto y tan arriba tuvo poca gente por delante para pasarla, y se vio obligado a largas conducciones en lugar de hacer su fútbol de dos toques, pero no tiene la rapidez de movimientos necesaria para ello. Además, en defensa tuvo que hacer un trabajo menos posicional y de mucho recorrido: se fue reventado. En ese sitio se puede ser menos inteligente pero hay que ser más rápido y ligero.
Pozuelo: El único que dio la sensación de poder desequilibrar el partido, por su buen juego entre líneas. Jugó de teórico extremo, aunque sea más bien mediapunta. Saca las faltas con la derecha, pero por demás es casi imposible saber cuál es su pierna mala. Corrió tanto que acabó cambiado por los calambres.
Castro: Buenos movimientos sin balón, pero con él no dio ni una. A breves ratos pareció incluso fuera del partido.
Molina: Hizo lo que pudo, pero no puede mucho. No sacó partido de la archiconocida lentitud de Demichelis y Mathijsen.

Ezequiel: Metió miedo al Málaga desde su posición muy pegada a la cal, lo que desahogó mucho la última media hora del equipo. Al menos como recurso tiene su papel en este equipo.
Matilla: Tiene síndrome de Asperger futbolístico: apenas se comunica con la grada y poco con sus compañeros. Jugará muchos ratitos de diez minutos, así que más le vale que se muestre menos frío y se deje la piel en ese rato, o acabará señalado.
Jefferson Montero: Como extremo derecho (¡por fin!) apenas tuvo tiempo de hacerse una carrera de ochenta metros.



domingo, 30 de octubre de 2011

Racing de Santander 1 - Betis 0 (11ª jornada de Liga de Primera División)


Racing de Santander (1): Toño; Francis, Álvaro, Torrejón, Cisma; Jairo (Arana, 26), Pape Diop, Adrián, Munitis (Tziolis, 70); Koné y Nahuelpan (Stuani, 60).
Betis (0): Casto; Isidoro, Ustaritz, Dorado, Nacho; Cañas, Iriney (Matilla, m. 85); Beñat (Jefferson Montero, m. 73), Pozuelo, Jonathan Pereira (Jorge Molina, m. 76); y Rubén Castro.
Gol: 1-0, m. 61: Stuani, de penalti.
Árbitro: Clos Gómez (Colegio Aragonés). Mostró amarilla a Francis, Álvaro, Diop, Isidoro y Munitis.


¿Mejoría?
El Betis ha dado hoy señales de mejoría en su juego ante el Racing; sin embargo, sufrir la sexta derrota consecutiva y hacerlo ante un mediocre equipo que esta temporada no había ganado un solo partido hace dudar del valor real de esa aparente mejora.

Al menos los verdiblancos sí supieron hoy a qué jugaban. Ante el reservón 4-4-2 de los cántabros, que difícilmente se librarán del descenso este año, Mel trató de recuperar el modo de juego por el que había apostado desde que llegó al Betis. Para ello, por delante de una línea de cuatro defensas en la que reaparecía Isidoro, situó a tres centrocampistas y tres delanteros, pero volviendo al doble pivote usual, formado esta vez por Cañas e Iriney. Por delante de ellos (aunque con bastante rotación de posiciones) Beñat caía a la banda derecha, Pozuelo hacía la mediapunta, Pereira era el extremo izquierdo y Castro iba arriba. Así, estábamos ante un 4-2-3-1 muy móvil, en el que Beñat, falso extremo, tenía libertad para intercambiar posiciones con Cañas y Pozuelo.

Con bajitos arriba pues, el Betis trató de jugar siempre el balón por abajo, como correspondía, arriesgando a veces en la salida, y presionó por fin al rival desde su defensa; el primer tiempo acabó con un balance de posesión de 67%-33% a favor del Betis. Cierto es que el Racing esperó bastante atrás y apenas apretó en un par de ráfagas puntuales, aunque peligrosas. Por demás, el Betis hizo un buen juego hasta los tres cuartos, aunque en el área la falta de acierto de Castro y Pereira y el infortunio (hubo dos palos) impidieron que marcara.

Una de las escasas llegadas racinguistas acabó en penalti. Con media hora por delante, el Betis apretó pero se ofuscó, y los cambios (extrañamente tardío el último, de Matilla por Iriney) no dieron resultado alguno: Jefferson entró primero por un cansado Beñat y casi inmediatamente Molina por Pereira, de modo que Pozuelo quedó como extremo diestro y Castro como mediapunta.

Jugador por jugador
Casto: Indeciso en alguna salida, se adornó en una parada de mérito mediano en el primer tiempo. El penalti no pareció muy bien tirado, pero obviamente detenerlos no es algo exigible.
Isidoro: Dio su rendimiento habitual, sólo aceptable. Bien con el balón, tuvo mucho trabajo defensivo y se vio implicado en el extraño penalti.
Ustaritz: No mejora a Mario, pero es rapidito y se suele colocar aceptablemente.
Dorado: Bien durante la mayor parte del encuentro, en el penalti estuvo muy lento.
Nacho: Cuando el equipo juega a tenerla su rendimiento mejora mucho.
Cañas: Buen partido de nuevo. Da empaque físico al mediocampo.
Iriney: Mejoró bastante respecto al jueves, en distribución y en presencia defensiva.
Beñat: Se vio desplazado a un lugar extraño (en el que dio algún buen partido la temporada pasada), del que huyó al estilo de Salva Sevilla. Distribuyó bien, pero poco más.
Pozuelo: Sabe jugar entre líneas (controla muy bien la pelota con poco espacio). Le faltó profundidad, pero ya da el nivel de Primera. Casi mete un golazo.
Pereira: Como es habitual, mejores intenciones que finalizaciones.
Castro: No anda fino, y fue una pena porque le cayeron muchos balones potables en el área. En todo caso hay que confiar en él y acercarlo a la puerta rival, porque antes o después meterá muchas.

Jefferson: Alocado como siempre, pero desbordó. Marró una ocasión muy clara al final.
Molina: No supo imponer su frescura física. Nunca estuvo bien situado cuando sus compañeros lograron profundizar.
Matilla: Buenas cosas, que debieron llegar al menos diez minutos antes.

viernes, 28 de octubre de 2011

Espanyol 1 - Betis 0 (10ª jornada de Liga de Primera División)

Espanyol (1): Cristian; Javi López, Raúl Rodríguez, Héctor Moreno, Dídac; Forlín, Márquez (Dátolo, m.56); Sergio García, Romaric (Baena, m.87), Verdú; y Álvaro Vázquez (Pandiani, m.68).
Betis (0): Casto; Chica, Mario (Dorado, m.46), Ustaritz, Nacho (Jonathan Pereira, m.77); Cañas; Juanma, Iriney, Beñat, Rubén Castro; y Santa Cruz (Tosic, m.53).
Gol: 1-0, m.75: Pandiani.
Árbitro: J.A.Teixeira, cántabro. Amarillas para Beñat, Javi López, Pandiani, Forlín, Verdú y Jonathan Pereira.


Ni honra ni barcos
El Betis ha perpetrado hoy uno de los peores partidos que se le recuerdan en la época de Pepe Mel. Convendría que desde el entorno se atemperaran los nervios que parecen haberse apoderado del banquillo y del equipo.

La sensación, producto de las derrotas, de que en Primera los errores de coordinación defensiva son castigados mucho más duramente que en Segunda hace cambiar por completo el plan a Mel, que renuncia a la presión y a la defensa adelantada. El equipo ya no se construye defensivamente de adelante atrás, sino de atrás hacia adelante, y además en función de las posiciones del rival: el Espanyol, según lo previsto, pone un 4-2-3-1 con extremos adelantados y un mediapunta retrasado, Romaric, más bien un lanzador situado en un lugar incómodo para el doble pivote habitual en el Betis (como Barkero en el Levante); para neutralizarlo Mel elimina a su vez al mediapunta de su 4-2-3-1 usual (Salva ante el Madrid, por ejemplo) para meter tras los dos pivotes a Cañas, en marcaje al hombre al africano. En consecuencia el Betis renuncia a una de sus marcas distintivas y se mete atrás. Santa Cruz queda a cargo de los dos centrales españolistas y a cambio los dos centrales béticos se enfrentan a un solo delantero, Álvaro, mientras el resto de parejas quedan muy definidas. El Betis juega pues un verdadero 4-3-3 –llámese 4-1-4-1, si se desea–, por primera vez en el curso (pese a la opinión general).

Por alguna razón que uno ya comprende peor Mel renuncia también a la otra (supuesta, antigua) seña de identidad de su juego, el intento de jugar el balón por abajo, y además lo hace de un modo incoherente. Con Juanma (a la derecha) y Castro (a la izquierda) como extremos que a ratos permutan sus posiciones, Roque queda completamente aislado arriba. Los pelotazos béticos se dirigen sistemáticamente a él, prácticamente sin ninguna posibilidad de prosperar pues no puede tocarla hacia nadie. Tras él quedan además Iriney y Beñat, dos jugadores incapaces para conducir la pelota con velocidad o jugar entre líneas. En lógica consecuencia el juego ofensivo del Betis es calamitoso en la primera media hora. El Espanyol, poco fluido gracias a las precauciones defensivas béticas, tampoco hace mucho más, pero la tiene casi siempre y sus miles de pelotazos a los tres puntas (lanzados con total comodidad por sus defensas) acaban metiendo en problemas a la defensa bética. Casto, el árbitro y la falta de calidad de los españolistas salvan la situación.

Último cuarto de hora del primer tiempo
Aburrido por el marcaje Romaric se viene atrás a buscar balones y, eso revive al Betis: Cañas, que necesita campo abierto para hacer su fútbol, se va con él arriba a presionar. Gracias a este accidente táctico el Betis empieza a robar balones y a llegar arriba, y crea varias ocasiones muy claras.

Primera media hora de la segunda parte
Dorado entra por Mario y desplaza a Ustaritz a la derecha. El juego horrible vuelve. Las ocasiones se suceden y el Betis sólo espera el minuto de su ejecución, pero se libra por pura suerte. Mel decide meterse aún más atrás: al salir Santa Cruz dobla el lateral izquierdo (en una maniobra que recuerda, también por las circunstancias, al nefasto Betis-Elche de la pasada temporada), pasando a Castro arriba para meter a Tosic tras Nacho. Si Roque bajaba pocos pelotazos Castro, naturalmente, no baja ninguno; sin embargo, tras diez minutos muy malos, el Betis parece rehacerse.

Cuarto de hora final
Cuando el Espanyol aflojaba, otro balón largo mal defendido acaba dentro. Mel sigue empeñado en que Iriney y Beñat sean los mediapuntas, incluso con el partido perdido, y mete a Pereira arriba en sustitución de Nacho, desplazando a Castro (más o menos) al extremo.

Jugador por jugador
Casto: Muy mal con los pies, bastante bien bajo palos, aunque no tanto como parece.
Chica: Buen partido, en su línea.
Mario: Salvó varias situaciones muy delicadas y se rompió, como desgraciadamente es habitual.
Ustaritz: No se impuso pero tampoco cantó.
Nacho: En un juego de pelotazos como el de hoy no se ven sus virtudes (el manejo de balón, por ejemplo) y sí sus defectos (su poca potencia y contundencia).
Juanma: Ni suma ni resta. Si al menos el equipo hubiera jugado a tenerla su presencia habría tenido algún sentido. A veces la controla bien.
Cañas: El mejor del equipo. Dentro de sus limitaciones técnicas, distribuyó bien el balón, fue con valentía al choque y tuvo mucha presencia. Además tiene cierta velocidad en corto y en la conducción.
Iriney: Partido horrible. Su única virtud habitual es precisamente la presencia defensiva, y tuvo muy poca. Carece de condiciones para jugar el balón en posición de volante; si al menos Mel lo hubera puesto donde Cañas y viceversa el trivote habría podido funcionar aceptablemente.
Beñat: Al igual que Iriney se vio obligado por Mel a jugar a contraestilo, prácticamente de mediapunta, aunque salió un poco mejor parado: al menos tiró un par de veces a puerta.
Castro: No supo interpretar su situación, muy lejana a puerta, y se perdió en regates.
Santa Cruz: Aisladísimo. No vio a Rubén en la única ocasión seria del Betis.

Dorado: Lento, pasivo y descolocado. Al igual que la temporada pasada, cuando el equipo tiene miedo da un paso atrás. Muy mal.
Tosic: Aparentemente sabe lo que tiene que hacer un lateral.
Pereira: Salió con el partido muy feo. Sus uno contra uno no llegaron a nada.

domingo, 23 de octubre de 2011

Betis 0 - Rayo Vallecano 2 (9ª jornada de Liga de Primera División)


Betis (0): Casto; Chica, Amaya, Mario, Nacho; Cañas, Iriney; Salva Sevilla (Momo, 80); Rubén Castro, Jorge Molina (Santa Cruz, 61) y Montero (Pereira, 72).
RAYO VALLECANO (2): Cobeño; Tito (Botelho, 54), Arribas, Jordi, Casado; Javi Fuego, Movilla; Piti (Koke, 71), Michu, Lass; y Tamudo (Pacheco, 63).
Goles: 0-1: Min. 79, Lass. 0-2: Min. 88, Koke de penalti. Árbitro: Alberto Undiano Mallenco. Amonestó a los locales Chica y Amaya, y a los visitantes Tito, Casado y Botelho.


Preocupante nos parece el partido de hoy ante el Rayo, no tanto por el resultado o por la racha como por la constatación de que –tal vez con la excepción del del Zaragoza– el Betis no ha sido capaz de gobernar ninguno de sus partidos en casa, convertidos en una ruleta rusa en la que gana quien primero acierta. No ser mejor –ante tu público– que Levante, Mallorca o Rayo augura sufrimiento. La sensación, añadida, de que hombres como Chica, Amaya, Mario, Iriney o Cañas hicieron lo que pudieron (o sea, no dan para más que para lo de hoy) tampoco augura nada mejor.

El Rayo Vallecano planteó el partido con la obligada defensa de cuatro atrás, Javi Fuego como pivote para la marca del mediapunta del Betis, Movilla un poco más adelantado, más Piti, Michu y Lass como mediapuntas de posiciones intercambiables y Tamudo –lejos del que fue– arriba. El resto de su plan no varió mucho del de cualquiera: tratar de tocarla sin tomar excesivos riesgos, esperar al Betis en el mediocampo para apretarle allí, interrumpir el juego cuantas veces fuera necesario y perder tiempo para quemar los nervios de los locales. Movilla y Michu solían emparejarse con los mediocentros béticos (hoy Cañas e Iriney), de modo que con el balón en posesión bética el Rayo quedaba en un 4-1-4-1 en el que los centrales eran dos contra Molina y a cambio el delantero centro tenía que bascular entre Mario y Amaya.

Mel puso en liza una alineación algo rara, con mucho más físico que técnica. Si la elección de Mario y Amaya como centrales podía ser un acertado premio al buen trabajo de ambos, aun a costa de sacrificar al intocable Dorado y de renunciar a su zurda para sacar la pelota jugada, sólo cuestiones de gestión de vestuario explican la presencia de Molina antes que Santa Cruz. Más extraña aún pareció la elección de los pivotes: con Cañas e Iriney de mediocentros el equipo quedaba en una especie de 4-3-3 en el que Salva era más centrocampista que mediapunta, pues la pedía por detrás de la pelota y casi nunca entre líneas, mientras Castro era obligado a alejarse del área para cubrir la banda derecha y Jefferson quedaba a la izquierda. Esta elección de pivotes mediatizó de salida el plan de juego, pues difícilmente el equipo trataría el balón con cariño, de modo que todo se fiaría a la fuerte presión, el consiguiente robo y la pelota rápida a los extremos. En el ataque estático Salva sería estación obligatoria para el balón.

Primera media hora
Efectivamente, cuando el balón estuvo en posesión del Betis al Rayo le resultó fácil controlar al centro de las operaciones béticas, Salva, muy desafortunado además –como ya ante el Real Madrid–, y como nadie la pedía en la mediapunta –pues nadie había– el Betis quedó cegado. Tan sólo las carreras de Jefferson lograban a veces llevar el balón arriba, y sin mayores consecuencias. El juego, vulgar y de baja calidad, produjo apenas llegadas esporádicas a las áreas, en el caso rayista por los riesgos que tomaba el Betis en la presión y en el del Betis por la clase y verticalidad de Castro, que se sacó de la chistera, él solo, dos jugadas de gol.

Minutos 30 al 79
Cañas e Iriney tocan a ofensiva y el Rayo (con la excepción de unos pocos minutos al inicio del segundo tiempo) se ve físicamente empujado por ráfagas de fuerte presión bética. El Betis llega arriba por los robos de balón, aunque sin demasiada claridad de ideas. A cambio la defensa se ve obligada a tomar grandes riesgos al jugar muy adelantada. Mel cambia hombres, pero no toca el esquema.

Desde al minuto 79 al final
Una de las escasas pero claras ocasiones del Rayo acaba dentro. El Betis se va ya con todo arriba, pero sigue sin tener ninguna clarividencia, y sólo encuentra el 0-2. Momo ocupa el lugar de Salva y se alterna con Castro y Pereira entre la mediapunta y las bandas.

Jugador por jugador
Casto: Muy bien con los pies y bajo palos. Tal vez pudo hacer algo más en el 0-1, que arruinó el partido al equipo.
Chica: Buen partido. Le tocó casi siempre bailar con la más fea (el rapidísimo y trabajador Lass), y no sólo lo controló sino que se proyectó bien en ataque (soltó varios platanitos francamente buenos) al aprovechar los espacios dejados por Castro, por su tendencia a irse al centro.
Amaya: Bien por arriba, trató de ir a la anticipación en el centro del campo, fuera de su terreno natural, lo que le obligó a hacer un par de faltas de tarjeta.
Mario: Agresivo, sí estaba en su terreno. Para sacar el balón pasó ciertos apuros por estar a pie cambiado; tal vez hubiese sido mejor permutarlo con Amaya, pues Mario puede ser hombre de conducción más que de pelotazo.
Nacho: Jugó con criterio, aunque la posición de Montero no le permitió llegar muy arriba. En el 0-1, bastante culpa.
Iriney: Buen partido, en defensa y en ataque. Hubo de reponsabilizarse del juego en largo y esta vez le fue bien.
Cañas: Bien. Junto a los centrales e Iriney hizo circular aceptablemente el balón, aunque la superioridad numérica en esa zona les daba ventaja. Cortó mucho.
Salva: Muy desacertado de nuevo. Su única aportación neta fue la presión desde arriba junto a Molina (ahí el Betis sí hacía un 4-4-2) y algunos toques en el mediocampo. De ahí hacia arriba, bien controlado por Javi Fuego, no vio jamás el pase bueno y se vio superado por el ritmo del Rayo. ¿Hora de Sergio?
Castro: Con su exilio en la banda y la ausencia de Roque Mel nos privó de la que debe ser obligatoriamente la pareja de ataque del Betis. Sin el menor apoyo, se las arregló para poner en apuros a toda la defensa del Rayo, aunque, lógicamente, en contadas ocasiones. A veces –tras acabar jugada en el centro– llegó tarde a defender al lateral.
Molina: Aun voluntarioso y con cierto acierto, su calidad técnica y su velocidad no le alcanzan, ni de lejos, para pelearse con dos centrales de Primera dedicados sólo a él.
Jefferson Montero: Una vez más, estuvo bien lejos del área y fatal al pisarla, sea por falta de inteligencia o por debilidad psicológica. Al llegar a zonas calientes, donde haría daño, tira o centra sin mucho sentido

Santa Cruz:  Mejoró a Molina, pero tan aislado como éste. Bajó pelotazos cuando el equipo jugaba ya a la desesperada.
Pereira: Salió cuando Salva sobraba y el partido necesitaba a Montero; no lo mejoró, aunque fue algo más vertical.
Momo: Correcto, pero ya había poco que hacer, y él no lo hará.

El detalle
Nada hay de malo en que el Betis defienda los córneres en zona, pero hay que hacer bascular un poco el bloque según el lugar por donde aparezcan los enemigos, o de lo contrario un ataque masivo sobre algún sector (el primer palo normalmente) puede ser mortal, como estuvo a punto de ocurrir varias veces en la primera parte.

domingo, 16 de octubre de 2011

Real Madrid 4 - Betis 1 (8ª jornada de Liga de Primera División)


Real Madrid (4): Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Lass, Xabi Alonso; Özil (Coentrao, 74), Kaká (Di María, 59), Cristiano Ronaldo (Altintop, 77); e Higuaín.
Betis (1): Casto; Chica, Amaya, Dorado, Nacho; Vadillo (Sergio, 21), Beñat (Momo, 77), Iriney, Salva Sevilla (Santa Cruz, 62); Rubén Castro y Jorge Molina.
Goles: 1-0: Min. 46, Higuaín. 2-0: Min. 58, Kaká. 2-1: Min. 68, Jorge Molina. 3-1: Min. 69, Higuaín. 4-1: Min. 73, Higuaín. Árbitro: Carlos Delgado Ferreiro, vasco. Amonestó al local Pepe y a los visitantes Salva Sevilla, Beñat y Momo.


Mal partido el que jugó ayer el Betis en el Bernabéu. No es preocupante caer en tal campo, ni se hizo, en absoluto, el ridículo de la anterior visita, pero el Betis casi nunca dio la sensación de competir realmente por el partido.

Mourinho hizo sitio de nuevo en el equipo a dos fantasistas, Özil y Kaká, para lo que desplazó al primero a la banda derecha mientras, como siempre, Cristiano era el extremo zurdo, quedando su equipo en un 4-2-3-1 algo asimétrico. Mel ponía sobre el campo en principio un esquema similar, con Salva tirado a la izquierda y Vadillo de extremo derecho, aunque Castro jugaba realmente casi a la altura de Molina; quedaba pues un 4-4-2 también algo asimétrico.

El partido planteaba disyuntivas complicadas a Mel, porque ante un equipo individualmente tan superior al tuyo (en especial en lo físico, y sobre todo en las áreas) no hay soluciones mágicas. Tocar la pelota a todo riesgo significaría disputarle la posesión al Madrid, pero también exponerte al juego preferido de su entrenador, el de robo y contragolpe (recordemos el 4-0 en Chelsea). Presionar muy arriba con la defensa muy adelantada era quedar expuesto a la velocidad de Cristiano e Higuaín y a la extenuación de mantener un ritmo alto en el Bernabéu, aunque el virus FIFA podía compensar este problema.

En ambos asuntos el Betis se quedó a medio camino. Al igual que ante el Rayo en su último partido en casa el Madrid –que es de por sí un equipo que te espera en media cancha, sin hacer normalmente una presión muy adelantada ni muy asfixiante– empezó reservón, como a medio gas. El Betis lo aprovechó para mover el balón con calma y acierto durante el primer cuarto de hora, y para presionar arriba con cierta intensidad, aunque sin ir nunca de verdad a por el Madrid, al que le permitió jugarla en largo cómodamente hacia sus extremos: un juego feo e impropio de un grande mundial, pero difícil de contrarrestar y en el que se siente a gusto.

El buen juego del Betis duró lo que duró un muy acertado y veloz Vadillo, que se machacó la rodilla contra la base de un banderín (esperemos que sin mayores consecuencias, porque el golpe fue muy fuerte, pero muy frontal). Mel tardó mucho en hacer el cambio y dejó luego al Betis sin ningún auténtico extremo con la entrada de Sergio, que se metió en la mediapunta desplazando a Castro a la derecha.

Los ¡cinco! minutos de demora en el relevo empujaron al Betis hacia atrás y ya no logró nivelar más el partido. Sergio no supo asociarse con Beñat e Iriney ni dirigir la presión, y las ocasiones del Madrid llegaron en oleadas y con poca oposición, en combinaciones o por pelotazos directos a Cristiano. No había valentía ni intensidad suficiente en la presión –¿cuántas faltas hizo el Betis en el primer tiempo?–, y faltó fe para tocar el balón: en la única vez en que se hizo con confianza y criterio llegó la ocasión de Castro. El juego era aparentemente parejo, pero las posesiones béticas eran inocuas y las del enemigo dañinas, porque son muy rápidos y llegaban arriba en igualdad numérica (Beñat e Iriney andaban muy lejos de los centrales).

El desacierto de Cristiano y la habitual buena colocación de los centrales en las jugadas de pase de la muerte mantuvieron con vida al equipo en el primer tiempo, pero en la primera jugada de la segunda parte cayó por fin el gol del Madrid y ni siquiera la fortuna de marcar el 2-1 en la única ocasión clara de la segunda parte sirvió más que para dar 30 segundos de interés al partido. La defensa bética, muy adelantada para la escasa presión del mediocampo, fue presa fácil ya de Higuaín: los centrocampistas madridistas tenían mucho tiempo para pensar ante unos béticos bien colocados pero pasivos, como ejemplificó el 3-1, en el que Castro y Nacho permitieron a Di María meter un cómodo pase para que Higuaín retratara a Dorado. El 4-1 fue una fotocopia de ese gol.

En esta segunda parte Mel permutó primero las posiciones de Sergio y Castro, prescindió tras el 2-0 de un nulo Salva para tirar a Castro a la izquierda y meter a Roque de mediapunta, y finalmente introdujo a Momo como extremo derecho desplazando a Sergio al mediocentro.

Jugador por jugador
Casto: Cuando te llegan mucho es fácil cometer errores, pero lo cierto es que en el 1-0 falló, y gravemente. Pasivo, paró muy poquitas.
Chica: Considerando la diferencia de velocidad que tiene con Cristiano cumplió con inteligencia. Con balón, muy bien.
Amaya: Bien aunque algo reservón. No falló casi nunca, pero rara vez robó balones y se borró en los dos primeros goles. Va tocándola más y mejor.
Dorado: Expuso más que su compañero, y finalmente pagó cara su lentitud ante Higuaín por los riesgos de adelantar la línea (el Betis provocó diez fueras de juego).
Nacho: Otra vez fue de los mejores con balón. Sin él fue inferior físicamente al rival.
Vadillo: Su lesión fue una desgracia y a posteriori pareció muy importante. En quince minutos atemorizó a Marcelo con su velocidad.
Iriney: Esta vez le faltó agresividad y liderazgo para echar al equipo arriba de verdad, y tampoco ayudó mucho a los centrales.
Beñat: Presionado, estuvo fallón en el pase y en tierra de nadie en la presión. El campo se le hizo muy largo.
Salva Sevilla: ¿Jugó?
Castro: Buscó bien los espacios como delantero, pero en la banda, muy lejos del área, se perdió, precipitado en ataque y descolocado en defensa.
Molina: Ante Ramos y Pepe se notó mucho su lentitud. Al menos metió la que tuvo.

Sergio: Estos partidos le vienen aún grandes, aunque se le ven detalles. En la banda, tan perdido como Castro.
Santa Cruz: Tuvo mucha presencia. Hará una gran pareja con Castro.
Momo: Cositas buenas en minutos de basura.

El detalle
El descaro promadridista de la realización y los comentarios televisivos (especialmente en las jugadas dudosas) fue digno de las teles proJuventus del Moggigate. En Italia acabó alguno en la cárcel.

domingo, 2 de octubre de 2011

Betis 0 - Levante 1 (7ª jornada de Liga de Primera División)

Betis (0): Casto; Chica, Mario (Amaya, 6), Dorado, Nacho; Juanma, Iriney, Beñat, Jefferson Montero (Pozuelo, 46); Pereira (Salva Sevilla, 60) y Santa Cruz
Levante (1):Munúa; Javi Venta, Ballesteros, Nano, Del Horno; Iborra, Xavi Torres; Valdo (Pedro López, 84), Barkero (Farinós, 62), Juanlu (Rubén Suárez, 74); y Koné.
Goles: 0-1. Min. 33, Casto (p.p.).
Árbitro: José Luis González González, castellano-leonés. Amonestó a los locales Pereira e Iriney, y a los visitantes Javi Venta, Nano y Barkero. 


Inteligencia, trabajo y compañerismo son virtudes que se suelen ponderar en equipos de éxito como el Barça, pero que también poseen otros como el Levante, aunque no tengan ni el estilo atractivo ni la brillantez de los primeros. Para triunfar necesitan entonces el punto se suerte que les traiga los partidos al terreno que les conviene, y fue lo que les sucedió hoy ante el Betis.

Desde el lado de los andaluces la razón del bajón de resultados podría reducirse a la misma que podía explicar (al menos en parte) el del año pasado: Rubén Castro no mete goles, ahora porque está de baja.

El partido se planteaba de inicio con un fuerte condicionante: un calor realmente sofocante, que hacía poco recomendable la presión fuerte o el ritmo alto. El Betis introducía la novedad de Juanma como extremo derecho en lugar de Salva, y por demás ponía su habitual 4-4-2, en el que Mario, lesionado, hubo de ser sustituido pronto por Amaya. El Levante proponía un 4-2-3-1 en el que el mediapunta, Barkero, jugaba bastante retrasado, en una posición un poco incómoda para el sistema del Betis –a la espalda de los mediocentros pero muy lejos de los centrales como para salir a marcarlo–, resultando casi un 4-3-3 con Valdo y Juanlu como extremos y Koné, que hizo un tremendo derroche físico, arriba. Como mediocentros juegan dos hombres altos, Iborra y Torres, más apropiados para cerrar líneas de pase y ahogar la mediapunta que para ir a buscar al rival.

Primera parte hasta el 0-1
El Levante aprieta arriba al Betis sólo en saques de puerta o banda. Cuando esa tímida presión es superada, se agrupa con diez hombres atrás sin incomodar demasiado a Beñat ni Iriney (en zona Barkero). El Betis se precipita al inicio en varias jugadas, pero pronto se da cuenta de que, con un calor tan tremendo, debe masticar el juego para tenerla y cansar al rival y, aunque sin mucha claridad y perjudicado por un césped muy seco, llega a puerta en varias oportunidades. Juanma trata de copiar la movilidad de Salva entre líneas, y Pereira y Roque se permutan, como siempre. El Levante, por su parte, trata inicialmente también de tener el balón (mal día para presionar, también para el Betis) y lleva su poco peligro por los lanzamientos de Barkero hacia los tres de arriba.
 
Final de la primera parte
Al Levante le toca una lotería que no se merecía en una cadena de errores (pérdida absurda de Beñat, probable fuera de juego, Chica que otra vez se deja la espalda en un balón cruzado, autogol de Casto). El Betis pierde un tanto los nervios y el Levante encuentra la espalda de los centrales en alguna ocasión clara. El partido había entrado en el escenario perfecto para los levantinos, que con ese equipo y el marcador en contra lo habrían pasado muy mal.

Segunda parte
Mel mete de salida como mediapunta a Pozuelo, por Jefferson, con lo que Pereira pasa a la izquierda. Al cuarto de hora agota los cambios: Salva entra en la mediapunta por Pereira y desplaza también a Pozuelo a la izquierda. Tras un inicio competido, el Levante renuncia cada vez más a la posesión para limitar su juego de ataque a los pelotazos a Koné; además interrumpe el juego, defiende muy bien a balón parado (tiene gente muy alta), usa con sacrificio e inteligencia las pocas fuerzas que le quedan y, sobre todo, aparca bien el autobús atrás, como se ha hecho toda la vida (hacen su partido, como seguramente habrá dicho ya alguien en la sala de prensa). El Betis hace un fútbol muy académico pero sin demasiado mordiente arriba y, sobre todo, con escasa suerte durante todo el partido en los muchos barullos que suceden en el área de ese mal portero que es Munúa. En el último cuarto de hora Salva se echa al falso extremo izquierdo y Nacho, mejor carrilero que Chica, encuentra una autopista por la que llega peligro: bien haría Mel en tomar nota.

Jugador por jugador
Casto: Mucho se teme uno que le hayan vuelto los nervios que tan malas pasadas le han jugado años atrás. En el gol, mal colocado para un tiro sin ángulo. 
Chica: Bien en general, pero el gol fue una fotocopia de los recibidos ante Zaragoza y Getafe, y van cuatro goles consecutivos exactamente iguales. O lo arregla Mel o lo arregla él.
Mario: Empezó bien pero su valentía le salió cara. Fue una pena, porque un defensa así es muy útil en partidos como el de hoy.
Dorado: Muy buen partido, con más anticipación que de costumbre.
Nacho: Empezó despistado y muy fallón. Mejoró con los minutos.
Juanma: Todos los béticos de arriba estuvieron en jugadas de gol menos él. O sea, lo de siempre.
Iriney: Buen partido si excluimos dos detalles: su habitual abuso del cambio de juego en largo, con el poco acierto de siempre, y que acabe con fuerzas en la reserva, que es buena noticia pero mal síntoma.
Beñat: Partido muy correcto, siempre con una elección de jugada de libro, aunque tal vez en situaciones como la de hoy convendría que tomase más riesgos. Uno de sus pocos errores (por confiarse en la conducción) originó el gol.
Montero: Como Benjamín hace quince años, y como tantos otros, parece condenado por la brillante idea de algún entrenador que, en un momento determinado de su carrera, decidió que tenía que jugar a pie cambiado. Los defensas listos le dan la banda, por donde los rebasa, llega a la línea de fondo y se da media vuelta para reencontrarse a ese defensa y a otro más. Entre eso y su ofuscación en las jugadas de área va camino de ser un nuevo Denilson; necesita un entrenador personal, y ya.
Pereira: Estuvo voluntarioso, móvil y listo para buscar huecos en la mediapunta, pero luego no le salió ninguna.
Santa Cruz: Estuvo muy participativo, pero muy bien defendido y poco acertado ern el área.

Amaya: Correcto, aunque un defensa central debe empujar y arriesgar más (si no irse directamente arriba) en un segundo tiempo del corte del de hoy. Partido a contraestilo, en todo caso.
Pozuelo: Hizo cosas interesantísimas, de jugador de verdadera calidad: mejoró a Pereira y a Salva en esa posición. Busca mucho el regate en vertical y le suele salir, aunque sea de rebote. Parece inteligente, es rápido en corto y busca el peligro.
Salva Sevilla: No estuvo muy afortunado ni en el pase ni a balón parado, pero no es fácil el papel que le tocó.

martes, 27 de septiembre de 2011

Getafe 1 – Betis 0 (6ª jornada de Liga de Primera División)

Getafe (1): Moyà; Valera, Cata Díaz, Lopo, Mané; Lacen, Rubén Pérez; Pedro León (Míchel, min. 77), Abdel (Sarabia, min. 68), Diego Castro; y Güiza (Miku, min. 65).
Real Betis (0): Goitia; Chica, Mario, Dorado, Nacho; Salva Sevilla (Molina, min. 54), Iriney, Matilla (Beñat, min. 46), Jefferson Montero (Vadillo, min. 71); Pereira y Santa Cruz.
Gol: 1-0, m. 30: Diego Castro.
Árbitro: Turienzo Álvarez. (Colegio Castellano-leonés). Mostró amarilla a Mario, Pedro León, Iriney, Molina, Diego Castro y Valera.


Getafe y Betis disputaron anoche en Madrid un mediocre partido.

El Betis hizo una mala primera parte, a todo lo largo de la cual mostró defectos que ya se le notaron en amplias fases de partidos anteriores: falta de presión desde arriba y exceso de pelotazos verticales. En suma, no mantuvo su forma de juego, y en consecuencia no tuvo la posesión de balón. La disposición sobre el campo fue la habitual, un 4-4-2 en el que por fin Mel dio descanso a Beñat (no a Roque) y una oportunidad a Matilla, cuya falta de presencia sin posesión de balón y de criterio en posesión de este tuvo bastante que ver con esa mala primera parte. El Getafe, en 4-2-3-1, sí presionó fuertemente desde el inicio e hizo cierto daño por la banda derecha. Por ahí llegó el gol, en una jugada ya repetida en los dos goles del Zaragoza: un exceso en la basculación defensiva hacia la banda de Nacho vendió la espalda de Chica en el segundo palo, mientras el primero estaba superpoblado de defensas.

Durante el último cuarto de hora Mel hizo, creemos que por primera vez en este curso, la sana rotación de mediapuntas que tanto practicó el año pasado: Montero se fue a la derecha y Pereira a la izquierda, mientras Salva dejaba el falso extremo derecho para hacer de mediapunta central.

En la segunda parte la inversión de las fuerzas guardadas en la primera y la aparición de Beñat sí dieron el dominio al Betis, abrumador a veces. No hubo suerte, pero las ocasiones cambiaron claramente de bando. Mel probó una solución algo sorprendente: el doble tanque arriba con Molina y Santa Cruz juntos (aunque el último cayó algo más atrás entonces). Más tarde Vadillo sustituyó en su banda habitual a Montero, pero estuvo tan marcado como este, pues el Getafe hizo ayudas sobre ese extremo durante todo el partido.

Jugador por jugador
Goitia: Poca responsabilidad en el gol, y bien el resto del partido.
Chica: Buen partido en general, con su recorrido usual y sin apuros esta vez en el uno contra uno. En el gol se ve obligado a cerrar demasiado al centro y nadie ayudó a su espalda.
Mario: Cargado con una tarjeta en la primera parte, aguantó bien. Sigue sin abrirse debidamente para sacarla jugada desde atrás.
Dorado: Buen partido en defensa una vez más, aunque estaba sin pareja en el gol. Junto a Mario y los mediocentros es uno de los responsables del juego de patadón de la primera parte.
Nacho: Fue uno de los pocos que trató de jugarla siempre.
Salva Sevilla: Engullido por la presión del Getafe, pasó como un fantasma.
Iriney: Tal vez debiera guardar menos fuerzas para las segundas partes, pues la intensidad de la primera superó al equipo. Con balón, irregular.
Matilla: Quedará señalado por su primera parte y un cambio algo cruel, pero es que la aparición de su competencia retrató una diferencia enorme en colocación y criterio con la pelota. Por ejemplo, obligó a los centrales a recomenzar jugadas cuando la primera línea de presión ya estaba superada, algo imperdonable si te han apretado y has arriesgado desde atrás. O espabila o va a jugar muy poquito.
Montero: Sufrió casi siempre un dos contra uno, y ni él pudo salir ni el equipo aprovecharlo. Perdió pocos balones. En el gol, una vez más, llegó tarde a cerrar a su lateral.
Pereira: Sigue sin acertar ante el gol. Dio pelea y cierta verticalidad, pero no mucho más.
Santa Cruz: Supo hacerse con muchos de los pelotazos que le llegaron, pero estaba muy aislado arriba. Al final erró un remate claro.

Beñat: Entró fresco y lo hizo todo bien. Se colocó magníficamente en ataque y en defensa (con mucha inteligencia para la anticipación), la tocó casi siempre bien y sacó a balón parado con peligro (incluso anduvo cerca de hacer un gol olímpico). Necesitaba el descanso, y se notó demasiado.
Molina: Tuvo buena presencia fuera del área. En ésta no apareció.
Vadillo: Muy marcado como Jefferson, se vio obligado a retrasarla casi siempre, pero lo hizo bien.

El detalle
Moyà, el portero del Getafe, sacó en largo con el pie con una precisión sorprendente.