martes, 29 de octubre de 2024

Betis 1 - Atlético de Madrid 0 (11ª jornada de LaLiga)

BETIS (1): Rui Silva; Ruibal (Sabaly, 91'), Bartra, Diego Llorente, Perraud; Fornals, Johnny Cardoso, Altimira, Abde (Iker Losada, 91'); Chimy Ávila (Assane, 77') y Vitor Roque.
ATLÉTICO DE MADRID: Oblak; Molina, Giménez, Witsel, Reinildo (Javi Galán, 46'); De Paul (Lemar, 84'), Gallagher (Sorloth, 46'), Koke, Lino (Giuliano, 71'); Griezmann (Correa, 71') y Julián Álvarez.
Gol: 1-0 (m.4) Giménez (p.p.).
Árbitro: Gil Manzano. Amonestó a Reinildo, Koke, Perraud, Ruibal, Pellegrini y Adrián.
52.500 espectadores.

El Betis superó al invicto Atlético de Madrid en un gran partido, de ritmo muy alto y en cuya primera parte arrasó a los de Simeone.

Primera parte
A la inversa de lo sucedido hace apenas dos jornadas en el derbi, todos los mecanismos de salida de balón, en uno y otro campo, cayeron esta vez a favor de los béticos. Pellegrini planteó el partido de forma muy valiente: repitió el 4-4-2 de Pamplona, lo que ya de por sí daba un plus físico al cambiar un mediapunta por un delantero puro; pero además puso en el campo a los jugadores más agresivos en la anticipación y los duelos, particularmente a un Bartra decidido a salir de zona para impedir que los puntas del Atlético mediapuntearan para crear superioridad numérica en mediocampo. Todo el equipo presionó desde el inicio muy arriba, y como además el esquema bético encajaba con el 4-4-2 de los visitantes resultó una persecución man-to-man por todo el campo en la que los verdiblancos robaban constantemente balones muy arriba y lanzaban contras inmediatas. Todo el edificio se sostuvo gracias a los centrales, que aunque muy expuestos ganaron todos los duelos (Llorente, el 100% por alto).

Los ataques del Betis eran rápidos, de manera que más que de presión tras pérdida (que la hubo también) se trató de presión sobre saques, en jugadas que el Atlético –evolucionado pero poco valiente en esa fase del juego– escupía hacia las bandas y acababan en balones largos sin destino. Esto es, el Betis recetaba al Atlético la misma medicina que sufrió en el derbi.

En el lado contrario sucedía la tormenta perfecta también contra los colchoneros: las escasas veces que el Betis iniciaba desde atrás los béticos lograban salir jugando, por la timidez de la presión atlética, por la buena salida de un excelente Johnny Cardoso, un buen Altimira y un en general valiente equipo, y porque cuando los béticos jugaban en largo un magnífico Vítor Roque aprovechaba la igualdad numérica suya y del Chimy ante los centrales atléticos (dos contra dos) para ganar todo lo que por allí caía.

Como resultado de todo ello cayó un gol tempranero, y luego una verdadera avalancha de ocasiones de gol y jugadas polémicas en el área atlética, algo rarísimo ante un equipo de Simeone. El técnico argentino trató de mover el árbol por si caía algún fruto cambiando de esquema, y pasó a un 5-3-2 con Reinildo como central izquierdo.


Aunque se supone que así deshacía el dos contra dos arriba de los béticos, apenas hubo ocasión de comprobarlo: el partido se tornó frenético y los esquemas eran apenas visibles. El Betis, siempre en su 4-4-2 inmune a cualquier alteración táctica, basculaba para seguir hallando la manera de presionar uno contra uno, y la avalancha de fútbol continuaba.

Minutos 45 al 70
Simeone mantiene el 5-3-2 pero se lanza al ataque con Galán por Reinildo, Sorloth arriba junto a Álvarez y Griezmann como interior izquierdo en lugar de Gallagher. El punta noruego comienza a ganar algunos duelos por alto y el partido se iguala, aunque el Betis asienta bien su bloque medio y apenas hay ocasiones.

Veinte minutos finales
Simeone cambia de nuevo a 4-4-2 con Julián por la izquierda, el talismán Correa arriba junto a Sorloth y De Paul (luego Lemar) ya por dentro. Pellegrini tarda demasiado en hacer cambios en un equipo muy desgastado por su tremendo esfuerzo en la presión, y los visitantes, a trancas y barrancas, consiguen crear un par de ocasiones más o menos claras. El habitual gol de Correa no cae, aunque da dos palos, y el Betis no pasa excesivos agobios en el largo descuento.

Línea por línea
Muy seguro Silva en sus escasas intervenciones, la hiperactividad y agresividad de cada uno de los jugadores de la línea trasera de cuatro fue decisiva. Llorente además sacó el balón, una vez más, con limpieza.

Esa agresividad atrás no hubiera sido posible sin el gran trabajo de Altimira y Johnny Cardoso, que pese al gran sector que debían cubrir impidieron en todo momento que los Griezmann, De Paul, Koke o Gallagher tuvieran tiempo para girarse y lanzar a la espalda de la última línea bética. El norteamericano hizo un partido monumental, en defensa y en ataque. Abde fue de nuevo una punzante pesadilla para su par, y Fornals hizo un partido casi perfecto.

Arriba Chimy y, sobre todo, Roque sumaron a la presión una gran capacidad para ganar balones largos. Entre los suplentes Assane aportó capacidad de retener la pelota, muy importante en el tramo final.

Pellegrini parece haber encontrado en la doble punta una vía para suplir las ausencias de los mediapuntas Isco y Lo Celso. El problema se lo encontrará en el desgaste físico y mental que supone ese tipo de juego para los mediocentros, una posición con muy escasos recursos en la plantilla.

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lunes, 7 de octubre de 2024

Sevilla 1 - Betis 0 (9ª jornada de LaLiga)

SEVILLA F.C.: Nyland; Carmona, Badé, Nianzou, Pedrosa (Salas, 79'); Gudelj, Agoumé (Lokonga, 72'); Lukébakio, Peque (Suso, 79'), Ejuke (Marcao 91'); e Isaac Romero Jesús Navas, 72').
BETIS: Rui Silva; Bellerín, Llorente, Natan, Ricardo Rodríguez (Perraud 86'); Johnny, Roca (Ruibal, 64'); Fornals, Lo Celso, Abde (Ávila, 79'); y Vitor Roque (Bakambu, 64').
Árbitros: Martínez Munuera. Doble amarilla a Nianzou (89'). Amonestó a los locales Gudelj, Carmona, Agoumé (en el banquillo), Abde, Natan, Ávila y Johnny (tras el final).
Gol: 1-0 (50') Lukébakio, de penalti.
Casi lleno.

Otro mal derbi del Betis acabó en derrota ante el peor Sevilla del siglo XXI.

Primera parte
La notable diferencia entre los titulares de este Betis y sus suplentes hacía fácil adivinar la alineación bética: la plantilla es muy corta y el fondo de escasa calidad. Pero es indiscutible que jugador por jugador el once bético partía con una enorme ventaja cualitativa frente a un Sevilla cuyas supuestas amenazas, Ejuke y Lukébakio, han llegado a los 26 y 27 años sin mayor gloria que jugar en equipos como el Hertha de Berlín, y que apenas cuenta con Nyland y Badé como jugadores del nivel esperable en ese club.

Ocurre que a este Betis de Pellegrini cualquier equipo no ya le discute, sino que le supera holgadamente en manejo de pelota, como recientemente demostraron Las Palmas, Mallorca y Espanyol. Es perfectamente lícito que Pellegrini (un relacionista, que se diría hoy) no haya asumido los fundamentos del fútbol de posición que practica García Pimienta y los mejores equipos de Europa, y que deje libertad a sus jugadores en fase ofensiva. Pero, al igual que el mismísimo Pep Guardiola comprende que no puede llevar su posicionalismo hasta la fase de finalización de la jugada, recíprocamente Pellegrini debería comprender que en el fútbol actual la salida de balón debe ser trabajada profundamente con ubicaciones y movimientos planificados, como hacía el Betis hace siete años y como, en los últimos años, hace ya prácticamente cualquier equipo de la liga española (¡hasta el Getafe de Bordalás!).

Las aparente falta de planificación de esa fase del juego, con ubicaciones caprichosas en cada jugada, jugadores mal colocados y peor perfilados –mención especial merece aquí Marc Roca– e incapacidad casi absoluta para progresar por dentro, convierte a los béticos en presa facilísima de cualquier presión medianamente organizada: el equipo escupe el balón siempre hacia una banda y ahí el lateral, presionado, o bien la rifa en largo, o se ve obligado a jugar al pie a un extremo encimado y de espaldas a la puerta contraria, víctima fácil para su par. Ni siquiera se desgasta mínimamente el físico del rival o se le atrae para al menos dejar a los delanteros en buena disposición para disputar los balones divididos. Tal es así que ante saques de puerta en los que el Sevilla simplemente fue con dos delanteros a amagar la presión ante cuatro jugadores béticos (los dos centrales, un mediocentro y el portero) el equipo directamente mandó a todos arriba y jugó en largo. De hecho la disposición del Sevilla fue la misma que la del Betis, un 4-2-3-1 que era 4-4-2 presionante en defensa y 4-3-3 en ataque cuando bajaba a recibir el mediapunta:


Cobarde y poco trabajado en salida de balón, el Betis no se atrevió siquiera a intentar el 4 contra 2 ante una mínima presión sevillista. En consecuencia, Vítor Roque debía pelear los balones largos en inferioridad numérica.

A la mala colocación se sumaba poco compromiso con balón: las –ayer tan mentadas– gónadas no solo deben servir para poner intensidad y correr mucho, sino para que los jugadores tomen responsabilidades con balón y arriesguen a fin de poner en ventaja a sus compañeros, sin tomar la solución fácil del pelotazo a la primera dificultad. El rival sin embargo sí amasaba sus posesiones hasta conseguir salir con un hombre libre (generalmente Nianzou: al menos esto sí lo eligió bien el Betis) y asomarse a las cercanías del área bética. En todo caso la fase defensiva del Betis fue más que aceptable: la presión bética tal vez no fuese tan vistosa como el público exige, pero en todo caso el bloque defensivo, muy compacto, prácticamente no permitió ocasiones del Sevilla en 45 minutos, y sí se produjeron varios robos muy peligrosos cuyas contras pudieron poner por delante al Betis; es triste y propio de equipo pequeño que esta sea la única manera de llegar al marco rival, pero haber ocasiones, las hubo.

Segunda parte
El arranque de la segunda parte pone en evidencia un nuevo problema de este Betis: la mala defensa a balón parado, ya visible en partidos anteriores, cuando menos desde el del Getafe. Sumada al errático (y errado) criterio de Martínez Munuera, la jugada desemboca en gol. El Sevilla da un pasito atrás y el Betis sigue demostrando durante 45 minutos su escasísima capacidad de elaboración del juego, muy perseguido –naturalmente– un Lo Celso que parece el único recurso ofensivo fiable. La salida de Roca mejora levemente las cosas, aunque el equipo sigue sin acumular pases en campo rival hasta que, muy al final, el Sevilla se acantona atrás. Para entonces, un grave error del equipo técnico en los cambios iguala el partido al equilibrar la lesión de Natan la expulsión de Nianzou.

Línea por línea
Bien en general, aunque con poco trabajo, Rui sigue mostrando unas estadísticas muy pobres en los penaltis. Bellerín, bien ayudado por Fornals, pasó pocos apuros, y tampoco Rodríguez fue superado por Lukébakio, pese a las desmesuradas críticas recibidas y a la escasa ayuda de Abde. Otra cosa fue la salida de balón de ambos, muy deficiente. Los centrales estuvieron muy firmes, como casi siempre.

El partido de Roca fue muy flojo; junto a un Johnny sin empuje se vio superado por el rudimentario centro del campo del Sevilla. Fornals apareció poco por dentro y tampoco mejoró mucho las cosas ya de mediocentro, de modo que el perseguido Lo Celso fue la única baza ofensiva, pues Abde eligió tan mal como siempre y encaró peor que nunca. Vítor Roque peleó en inferioridad numérica y aun así se puso de gol un par de veces.

El banquillo aportó poco más que el dinamismo de Ruibal y Bakambu, más las habituales trastadas del Chimy.

Pellegrini ha salido de situaciones peores y es de esperar que levante al equipo, pero del mismo modo que se admiran sus estadísticas globales se le deben criticar sus pésimos números ante los tres equipos grandes de LaLiga y ante el máximo rival.

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lunes, 30 de septiembre de 2024

Betis 1 - Espanyol 0 (8ª jornada de LaLiga)

BETIS (1): Silva; Bellerín, Llorente, Natan, R. Rodríguez; Altimira (Johnny Cardoso, m.78), Roca (Aitor Ruibal, m.78); Iker Losada (Fornals, m.60), Lo Celso, Abde (Assane Diao, m.88); Bakambu (Vitor Roque, m.60).
ESPANYOL (0): Joan García; Omar El Hilali, Kumbulla, Sergi Gómez, Carlos Romero (Véliz, m.87); Král, Gragera, Pol Lozano (Aguado, m.87); Jofre Carreras (Álvaro Tejero, m.68), Cheddira (Cardona, m.68) y Puado (Pere Milla, m.55).
Gol: 1-0, m. 85: Lo Celso.
Árbitro: Hernández Hernández. 53.000 espectadores.

Fiel a su regularísima trayectoria en la era Pellegrini, el Betis ha derrotado de forma justa a un rival débil como el Espanyol, demostrando de forma exacta su teórica superioridad: merecidamente, pero con ciertos apuros y sin la menor brillantez. En ello tuvo que ver, un día más, su infortunio de cara a puerta, agudizado esta vez por la inexplicable e infantil elección de lanzador en el penalti del que disfrutó en la primera parte.

Primer tiempo
Durante esa primera mitad el Betis pudo ponerse en ventaja pese a su inferioridad en la salida de balón y su exceso de velocidad en posesión. El habitual 4-4-2 defensivo de los verdiblancos –que pusieron en cancha su incansable equipo titular con la única novedad de Losada como alero derecho– naufragaba en la presión alta ante la bien trabajada salida de los españolistas, cuyo 4-3-3 les daba la acostumbrada superioridad numérica en esa fase del juego: el portero y los dos centrales más Gragera, frente a Lo Celso y Bakambu, sacaban la pelota con paciencia, buenas ubicaciones y sin miedo al riesgo. Es algo que suele sucederle al Betis de Pellegrini contra equipos de buen trato al balón desde atrás, y que resulta un tanto preocupante de cara al derbi. Es de notar también que la presencia de Lo Celso arriba, menos potente físicamente que Fekir, la acumulación de partidos y el modo de juego de esta temporada, que permite al rival reiniciar jugada a balón parado demasiadas veces, obliga a los delanteros a un esfuerzo continuo y desmesurado.

Por otro lado, dado que Altimira y Roca muy pocas veces abandonaban a los dos interiores españolistas –Lozano y (más adelantado) Král–, y dada la escasa calidad de los periquitos arriba, los visitantes apenas lograban acercarse a la meta bética.


Los centrales del Betis casi nunca saltan a la presión alta:
a cambio de tener superioridad ante el punta,
Lo Celso y Bakambu quedan en inferioridad numérica.

El Betis por su parte jugaba al ritmo de Abde, con exceso de verticalidad y de juego largo, y una salida de balón mal trabajada, aunque con más calidad arriba. Al elaborar poco el juego las pérdidas béticas solían pillar al equipo mal colocado y al rival sin encerrar aún, y no había pues contrapresión efectiva, Las escasas ocasiones eran del Betis, pero el balón, del Espanyol.

Segundo tiempo
El Espanyol da un paso atrás difícil de explicar, aparentemente voluntario y tal vez debido al cansancio. Permite al Betis sacar el balón jugado sin oposición, se mete atrás –mucho más con el paso de los minutos– y la presión bética, ahora sí, comienza a funcionar. Pese a la persecución sin piedad contra Lo Celso –que como siempre se atrasó para ayudar en la elaboración– y a la falta de calidad con balón de Roca, el Betis llegaba a puerta con alguna regularidad, aunque insuficiente.

A la hora, como siempre, Pellegrini toca la alineación arriba sin mover apenas el árbol: Fornals ocupa el sitio de Losada como falso extremo derecho y Roque refresca arriba. Luego, a poco del final, saca a los dos pivotes y pasa a esa zona a Fornals junto a Cardoso, para que Ruibal ocupe la banda derecha. El juego mejora sustancialmente y llega el gol. Finalmente Diao entra por Abde para retener balón.

Línea por línea
Sin apenas trabajo Rui, Llorente fue una vez más el mejor de la zona trasera con gran diferencia, con una enorme presencia y anticipación; el resto de la defensa cumplió sobradamente aunque sin excesiva proyección de los laterales.

Muy desafortunado Roca, Altimira no pudo compensar la escasa elaboración del juego de su compañero, de modo que el trabajo recayó en un Lo Celso magnífico pero muy marcado. Losada dejó gotas de calidad (muy necesarias), y Bakambu buenos movimientos. Los cambios mejoraron esta vez al equipo.

Mención aparte, como casi siempre, merece Abde, que un día más demostró tener un alto nivel técnico, un uno contra uno peligrosísimo gracias a su enorme aceleración y velocidad, un nivel táctico propio de un infantil y la madurez psicológica de un benjamín, retratada en el episodio ridículo e irrespetuoso del penalti. Ricardo Rodríguez dejará pronto de intentar doblarlo inútilmente.

Pellegrini perdió por completo su autoridad.

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sábado, 14 de septiembre de 2024

Betis 2 - Leganés 0 (5ª jornada de LaLiga 24/25)

BETIS: Rui Silva; Sabaly (Bellerín 62'), Diego Llorente, Natan, Perraud; Marc Roca, William Carvalho (Sergi Altimira 26'); 'Chimy' Ávila (Lo Celso 62'), Fornals (Aitor Ruibal 87'), Ez Abde; y Assane Diao (Vitor Roque 62').
C.D. LEGANÉS: Juan Soriano; Rosier, Jorge Sáenz (Nastasic 46'), Sergio González, Javi Hernández; Juan Cruz (Adrià Altimira 46'), Óscar Rodríguez (Cissé 62'), Neyou (Chicco 66'), Franquesa (Tapia 62'); Brasanac; y Haller.
Árbitro: González Fuertes. Amarillas a Adrián (en el banquillo), Juan Cruz y Rosier.
Goles: 1-0 (74') Abde; 2-0 (86') Vitor Roque.
48.000 espectadores.

Siguió el Betis al pie de la letra el plan de partido de Pellegrini para ganar de forma poco brillante pero incontestable al Leganés: tras una hora de desgaste físico y poco fútbol ofensivo el Betis sacó a los mejores y deshizo a su rival, que jamás amenazó la puerta verdiblanca.

Primera hora de juego
Pellegrini cumplió también sus estrictas normas tras parón de selecciones, o sea, dejó fuera a los jugadores con muy pocos entrenamientos con el equipo, aunque fuesen los mismísimos Lo Celso y Vitor Roque. Unido esto a las bajas le resultó un equipo muy corto en juego interior, pues Fornals no tiene la calidad de los Isco o Fekir y además comparecían en bandas dos extremos, como Chimy y Abde, de poco juego asociativo. Tampoco el delantero Assane (¿por qué no Chimy arriba y Assane en banda?), aunque activo para ofrecerse, es un virtuoso de la construcción del juego.

A cambio, y más aún tras el obligado cambio de Altimira por Carvalho, era un equipo físicamente muy poderoso, rápido arriba, trabajador y aplicado en la presión; era una presión, eso sí, más posicional que la clásica tras pérdida, pues el equipo perdía la pelota pronto y no muy bien situado. El Betis apenas progresaba trabajosamente por la banda izquierda de Abde y Perraud; plantaba su habitual 4-2-3-1: 4-4-2 en defensa, y más que nunca casi 4-3-3 en ataque, pues Roca se metía muy cerca de los centrales, Carvalho (luego Altimira) se colocaba un escalón más arriba como interior, Fornals se retrasaba a segundo interior, y los extremos lo eran de verdad. Enfrente el Leganés mostraba pronto sus intenciones plantando inicialmente un 4-4-1-1 con Brasanac como mediapunta (!), aunque Jiménez haría sucesivos retoques para colocar ahí a Óscar o pasar brevemente antes del descanso por un 5-4-1, con el exbético Cruz como carrilero. En todo caso el plan principal real de los pepineros fue mandar pelotazos a su estrella, el tanque Haller, y ahí Natan y Llorente estuvieron magníficos en los duelos físicos, sin permitirle bajar balón alguno. Tras el descanso los visitantes volvieron al 4-4-1-1, pero doblando lateral derecho ante la amenaza de Abde.

El balón era pues casi siempre del Betis, que solía lograr una aceptable salida con Natan como hombre libre (los mediocentros del Leganés emparejados con Altimira y Fornals). La profundidad, eso sí, fue escasa, aunque aumentó con los minutos y el cansancio del Lega.

Última media hora
El rival va madurando, el Betis acelera el ritmo progresivamente y los cambios desatan el juego bético: Bellerín da más profundidad y finura en los metros finales al ataque por la derecha, Roque comienza a mostrar su enorme potencial y, sobre todo, Lo Celso da un recital de su juego optimizado a pocos toques, de clase pura. Pellegrini eligió exiliar a Fornals a la banda derecha para privilegiar al argentino en posición de mediapunta, y el campeón del mundo le respondió con una exhibición de controles y pases profundos. El partido se vuelca y, aunque tarde y con poco margen, el Betis gana con sensación de comodidad, sin pasar apuro defensivo alguno.

Línea por línea
Rui se mantuvo casi inédito por la solidez de Sabaly, de un excelente Llorente y de Natan. Perraud estuvo hiperactivo y correcto, aunque acabó pocas jugadas. Trabajador Roca, como un Fornals que dio continuidad y algunos pases de calidad, y roto William, Altimira hizo un partido muy completo. En las bandas Chimy y Abde intentaron mucho, aunque solo el marroquí, de cualidades muy superiores para el puesto, acabó la faena. Assane cumplió sin más. Los tres relevos de la segunda parte cambiaron el partido a mucho mejor.

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sábado, 17 de agosto de 2024

Betis 1 - Girona 1 (1ª jornada de LaLiga 24/25)

BETIS (1): Rui Silva; Sabaly, Bartra, Diego Llorente, Perraud; Marc Roca (Johnny, 77'), Carvalho (Altimira, 77'); Fornals (Rodri, 59'), Fekir, Juanmi (Abde, 59'), y Aitor Ruibal (Chimy Ávila, 70').
GIRONA (1): Gazzaniga; Arnau, David López, Blind, Miguel Gutiérrez; Bryan Gil (Krejci, 81'), Iván Martín, Oriol Romeu (Jhon Solís, 66'), Portu (Almena, 66'); Yangel Herrera (Misehouy, 70'), y Abel Ruiz (Stuani, 81').
Goles: 1-0 (6') Bartra. 1-1 (72’) Misehouy.
Árbitro: Ortiz Arias (madrileño). Maneras chulescas. Amarillas a Perraud y a Ruibal ya en el banquillo.
54.000 espectadores y muy buen césped.

Decíamos ayer...
Aunque la causa principal del abandono en que tenemos este blog es personal, es cierto que las escasísimas novedades tácticas que presenta el entrenador Manuel Pellegrini no ya solo de un partido a otro, sino de temporada a temporada (y tentado está uno de decir que de club a club en su carrera) tampoco dan grandes motivos para la actualización. Nada hay que reprochar a don Manuel en este punto, claro está, pero tampoco mucho que contar.

A esa eterna sensación de déjà vu se sumó en el primer partido de la temporada 24/25 el retorno al equipo de cuatro jugadores que habían estado alejados de este en todo o parte de la temporada anterior por diversas causas: Bartra, Juanmi, Fekir y William Carvalho, supervivientes del Betis de la Copa de 2022. E incluso el Girona repitió anteriores planteamientos posicionales, así que tenemos una buena ocasión de repasar unos y otros, tras un partido igualado que efectivamente acabó en empate porque el Girona demostró haber perdido calidad en la finalización pero no en la portería propia, en la que Gazzaniga salvó a los suyos.

El partido era una nueva batalla entre dos concepciones diferentes del fútbol desde un común buen trato a la pelota y el deseo de mantener su posesión: el Girona de Míchel es un equipo típicamente posicionalista, o sea, en el que los jugadores tienen instrucciones posicionales claras no solo en defensa (defender en zona ya hace décadas que lo hacen todos) sino también en ataque. Por el contrario, el Betis de Pellegrini hace un fútbol hoy llamado relacionismo, en el que los jugadores, salvo portero y defensas, tienen una gran libertad para acercarse al balón y moverse en ataque por donde deseen.

En defensa posicional ambos equipos se colocaron formando un claro 442 zonal. En ataque, y dentro de la libertad mencionada, el Betis recuperaba con Juanmi los movimientos del gran Betis del año de la Copa, aunque sin Guido (ni Johnny, sino Roca como mediocentro) y, desde luego, sin Canales, sustituido actualmente por el diestro Fornals –que sufre a pie natural–. Pellegrini tuvo el cuidado de colocar a Wiliam Carvalho a la izquierda de Roca, y así el equipo se desplegó en ataque sucesivamente del siguiente modo, muy armónico, en paso del 442 defensivo al 433 y luego a un rombo con Formals por dentro y Juanmi como delantero, siempre con la salvedad de no tratarse de posiciones nada estrictas:

 Posición defensiva


  Salida de balón


Ataque en campo rival 
 

El Girona (otro déjà vu) repitió los sofisticados movimientos de su última visita, estos sí muy coreografiados: a partir del 442 sus dos laterales se desplegaban de forma completamente distinta: Arnau (antes era Eric García) se quedaba atrás para hacer línea de tres, mientras que el gran Miguel Gutiérrez (hay que ser bueno para defender de lateral y atacar casi de delantero) se iba arriba a posiciones de interior izquierdo muy alto, en posición simétrica a la de Herrera por la derecha; los dos extremos, a la manera de Guardiola, quedaban abiertísimos, con la única misión de encarar al lateral correspondiente (por algo tienen interés en Abde: es la única cosa que sabe hacer, y muy bien). El ataque del Girona quedaba así ante el 442 del Betis:


En ataque posicional del Girona el Betis se encontraría con un problema que ya tuvo hace tres años ante otro equipo muy guardiolista y que también atacaba con los laterales por dentro, el Celtic de Postecoglou: sin un lateral clásico cuyas subidas seguir, Juanmi y Fornals se quedaban sin referencia clara, casi fuera de posición defensiva; a cambio, el Girona tenía superioridad numérica arriba, y, al abrirse mucho los extremos para atraer a los laterales béticos, los interiores Herrera y Gutiérrez tenían pasillos abiertos por dentro para recibir.

Primera parte
Mientras el Betis tuvo fuerzas para presionar alto, esto es, durante la primera parte, el balón se mantuvo lejos de la portería bética y ese problema defensivo no afloró: al contrario, se lograron muchos robos altos (en la zona de Romeu y Martín la superioridad numérica era bética) y, pronto por delante en el marcador, el Betis creó ocasiones para irse al vestuario con un resultado amplio.

Segunda parte hasta el empate
Paciente y arriesgado siempre el Girona en la salida de balón, el físico del Betis va pagando progresivamente el desgaste en la presión, en particular sus mediocentros, y el equipo da un par de pasos atrás. Jugadores de perfil ofensivo como Perraud y William Carvalho (inexplicablemente mantenido por Pellegrini en el campo casi ochenta minutos) sufren. Además Míchel mueve el banquillo y Almena, encargado exclusivamente de encarar a Perraud como antes Gil, acaba haciendo un destrozo por el flanco del lateral francés.

Tramo final
Aunque tarde, finalmente Pellegrini refresca el centro del campo y el partido entra en una dinámica de ida y vuelta en la que el Betis tuvo mejores ocasiones pero cualquiera pudo ganar.

Línea por línea
En su línea segura pero poco vistosa Rui, la defensa mantuvo una enorme solidez en los balones cruzados, en los que Llorente y Bartra estuvieron excelentes. Perraud, un lateral bastante ofensivo y falto aún de partidos, naufragó en la sufrida segunda parte, como un William Carvalho que fue de menos a más, mientras que Roca estuvo mejor sin balón que con él, como Fornals. Más acertado Juanmi, aunque alejado del área, la mejor noticia del partido fue la plena recuperación de Fekir, tan importante, y la del ya citado Bartra. Ruibal cumplió.

De los suplentes solo Johnny se reivindicó, aunque Ávila anduvo cerca del gol.

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