BETIS (1): Rui Silva; Ruibal (Sabaly, 91'), Bartra, Diego Llorente, Perraud; Fornals, Johnny Cardoso, Altimira, Abde (Iker Losada, 91'); Chimy Ávila (Assane, 77') y Vitor Roque.
ATLÉTICO DE MADRID: Oblak; Molina, Giménez, Witsel, Reinildo (Javi Galán, 46'); De Paul (Lemar, 84'), Gallagher (Sorloth, 46'), Koke, Lino (Giuliano, 71'); Griezmann (Correa, 71') y Julián Álvarez.
Gol: 1-0 (m.4) Giménez (p.p.).
Árbitro: Gil Manzano. Amonestó a Reinildo, Koke, Perraud, Ruibal, Pellegrini y Adrián.
52.500 espectadores.
El Betis superó al invicto Atlético de Madrid en un gran partido, de ritmo muy alto y en cuya primera parte arrasó a los de Simeone.
Primera parte
A la inversa de lo sucedido hace apenas dos jornadas en el derbi, todos los mecanismos de salida de balón, en uno y otro campo, cayeron esta vez a favor de los béticos. Pellegrini planteó el partido de forma muy valiente: repitió el 4-4-2 de Pamplona, lo que ya de por sí daba un plus físico al cambiar un mediapunta por un delantero puro; pero además puso en el campo a los jugadores más agresivos en la anticipación y los duelos, particularmente a un Bartra decidido a salir de zona para impedir que los puntas del Atlético mediapuntearan para crear superioridad numérica en mediocampo. Todo el equipo presionó desde el inicio muy arriba, y como además el esquema bético encajaba con el 4-4-2 de los visitantes resultó una persecución man-to-man por todo el campo en la que los verdiblancos robaban constantemente balones muy arriba y lanzaban contras inmediatas. Todo el edificio se sostuvo gracias a los centrales, que aunque muy expuestos ganaron todos los duelos (Llorente, el 100% por alto).
Los ataques del Betis eran rápidos, de manera que más que de presión tras pérdida (que la hubo también) se trató de presión sobre saques, en jugadas que el Atlético –evolucionado pero poco valiente en esa fase del juego– escupía hacia las bandas y acababan en balones largos sin destino. Esto es, el Betis recetaba al Atlético la misma medicina que sufrió en el derbi.
En el lado contrario sucedía la tormenta perfecta también contra los colchoneros: las escasas veces que el Betis iniciaba desde atrás los béticos lograban salir jugando, por la timidez de la presión atlética, por la buena salida de un excelente Johnny Cardoso, un buen Altimira y un en general valiente equipo, y porque cuando los béticos jugaban en largo un magnífico Vítor Roque aprovechaba la igualdad numérica suya y del Chimy ante los centrales atléticos (dos contra dos) para ganar todo lo que por allí caía.
Como resultado de todo ello cayó un gol tempranero, y luego una verdadera avalancha de ocasiones de gol y jugadas polémicas en el área atlética, algo rarísimo ante un equipo de Simeone. El técnico argentino trató de mover el árbol por si caía algún fruto cambiando de esquema, y pasó a un 5-3-2 con Reinildo como central izquierdo.
Aunque se supone que así deshacía el dos contra dos arriba de los béticos, apenas hubo ocasión de comprobarlo: el partido se tornó frenético y los esquemas eran apenas visibles. El Betis, siempre en su 4-4-2 inmune a cualquier alteración táctica, basculaba para seguir hallando la manera de presionar uno contra uno, y la avalancha de fútbol continuaba.
Minutos 45 al 70
Simeone mantiene el 5-3-2 pero se lanza al ataque con Galán por Reinildo, Sorloth arriba junto a Álvarez y Griezmann como interior izquierdo en lugar de Gallagher. El punta noruego comienza a ganar algunos duelos por alto y el partido se iguala, aunque el Betis asienta bien su bloque medio y apenas hay ocasiones.
Veinte minutos finales
Simeone cambia de nuevo a 4-4-2 con Julián por la izquierda, el talismán Correa arriba junto a Sorloth y De Paul (luego Lemar) ya por dentro. Pellegrini tarda demasiado en hacer cambios en un equipo muy desgastado por su tremendo esfuerzo en la presión, y los visitantes, a trancas y barrancas, consiguen crear un par de ocasiones más o menos claras. El habitual gol de Correa no cae, aunque da dos palos, y el Betis no pasa excesivos agobios en el largo descuento.
Línea por línea
Muy seguro Silva en sus escasas intervenciones, la hiperactividad y agresividad de cada uno de los jugadores de la línea trasera de cuatro fue decisiva. Llorente además sacó el balón, una vez más, con limpieza.
Esa agresividad atrás no hubiera sido posible sin el gran trabajo de Altimira y Johnny Cardoso, que pese al gran sector que debían cubrir impidieron en todo momento que los Griezmann, De Paul, Koke o Gallagher tuvieran tiempo para girarse y lanzar a la espalda de la última línea bética. El norteamericano hizo un partido monumental, en defensa y en ataque. Abde fue de nuevo una punzante pesadilla para su par, y Fornals hizo un partido casi perfecto.
Arriba Chimy y, sobre todo, Roque sumaron a la presión una gran capacidad para ganar balones largos. Entre los suplentes Assane aportó capacidad de retener la pelota, muy importante en el tramo final.
Pellegrini parece haber encontrado en la doble punta una vía para suplir las ausencias de los mediapuntas Isco y Lo Celso. El problema se lo encontrará en el desgaste físico y mental que supone ese tipo de juego para los mediocentros, una posición con muy escasos recursos en la plantilla.
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