domingo, 30 de agosto de 2015

Real Madrid 5 - Betis 0 (2ª jornada de Liga de Primera División)

REAL MADRID (5): Keylor Navas; Danilo, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Modric (Kovacic, m. 74), Kroos (Casemiro, m. 63); James, Bale, Cristiano; y Benzema (Isco, m. 51).
BETIS (0): Adán; Piccini, Pezzella, Bruno, Molinero (Jorge Molina, m. 45); Xavi Torres;
Cejudo, N'Diaye (Petros, m. 80), Dani Ceballos (Digard, m. 51), Vargas; y Rubén Castro.
1-0, m. 2, Bale; 2-0, m. 39, James; 3-0, m. 47, Benzema; 4-0, m. 49, James; 5-0, m. 88, Bale.
Árbitro: Hernández Hernández, canario. Amarillas para Kroos, Vargas, Molinero, Varane, Xavi Torres y Casemiro.
Buena entrada y buen césped en el Bernabéu.


Sufrió una dura derrota el Betis anoche en Madrid. Siendo esto más o menos previsible, sí fue triste comprobar (más bien recordar) la enorme diferencia de calidad entre ambos planteles y la escasa competitividad del equipo bético.

Primera parte
Y es que el Madrid tardó apenas dos minutos en hacer lo que no pudo en noventa en Gijón: marcar un gol. El hecho en sí y la factura del tanto, en una jugada simple, previsible y defendida muy blandamente, hablan mal de la actitud de los béticos.

Si esa actitud de salida puede achacarse en parte a Mel, pocos peros se le pueden poner al planteamiento del partido, muy correcto desde nuestro punto de vista. El Real Madrid de Benítez juega un 4-4-2 (o 4-2-3-1 si se desea) muy plano, en el que los mediocentros –Modric, derecha, Kroos izquierda– no se escalonan, y el juego de ataque se fía a las subidas de los laterales y a la invención y las permutas de los cuatro de arriba, en constante movimiento aunque con James, Bale y Cristiano de derecha a izquierda como posiciones de partida en una segunda línea tras Benzema.

Ante gente tan rápida como CR7 y Bale, y con ciertos problemas –si es que tienen alguno– de elaboración de juego ante defensas cerradas, procedía, para tratar de hacerlos jugar a contraestilo, dejar poco espacio a la espalda de los centrales, no arriesgar demasiado el balón para evitar contras –aun a costa de ceder la posesión– y, en resumen, encerrarse cerca del área propia. Como esa posesión sería para el rival, procedía también emparejar con una marca a cada enemigo –con el habitual hombre de más detrás– y acomodar a ello el esquema propio. Resultaba un 4-1-4-1 y por tanto Mel tenía un problema: cómo encajar ahí a Molina y Castro, o prescindir de uno de ellos. Optó por dejar a Molina en el banco –decisión discutible porque dejaba al equipo sin salida en largo, algo importante si te vas a encerrar– y doblar lateral.

Esquema defensivo del Betis en el Bernabéu

También fue discutible que el lateral doblado fuese el izquierdo, pues ello obligaba a Molinero a jugar a pie cambiado y exponía defensivamente a Piccini en un buen día para probarlo como extremo. Si la idea era parar a James los jugadores se encargaron de desmontarla rápidamente: muy pasivos, le dieron metros para jugar a placer. Mejor resultó la marca casi directa de Ceballos sobre Modric, una de las claves del juego madridista, pero ante equipos así no basta con neutralizar a uno: si ayer el croata y CR7 estuvieron grises, James y Bale se bastaron para destrozar a los béticos.

Aunque Mel culpe al 1-0 de la frustración de sus planes, lo cierto es que el gol no cambió el guion previsto en el primer tiempo. El Betis sólo disfrutó de balón en su tramo central, y sufrió (y no supo parar) las clásicas oleadas madridistas de inicio y final de esa mitad, premiadas con sendos goles. Los béticos nunca hicieron incómodo el partido al Madrid: toleraron el toque interior, cerraron mal las bandas y ni siquiera hicieron apenas faltas.

Segunda parte
Con poco ya que perder, Mel hace lo que no quiso de inicio: meter a Molina y hacerlo marcar a Modric como interior izquierdo del 4-1-4-1, para lo que Ceballos se abrió a la banda. En cuatro minutos, y esta vez más por pericia de los delanteros que por pasividad bética, el partido estaba cerrado (4-0). Mel opta entonces por tratar de evitar una goleada escandalosa: saca a Ceballos, refuerza el centro con Digard (interior derecho) y tira a N'Diaye, luego Petros, a la banda izquierda. Por suerte apenas ocurre ya nada.

Jugador por jugador
Adán: Buen partido. SIn nada que hacer en los goles, tapó muy bien varios uno contra uno frente a Cristiano y evitó así el sonrojo. El 2-0, fortísimo y colocadísimo, es imparable, como el quinto.
Piccini: Dio cierta salida al equipo y no pasó atrás más apuros que el resto.
Pezzella: Lento, descolocado y mal en la temporización cuando lo encaraban. Preocupante otra vez.
Bruno: Sus buenos cambios de juego y buen juego general no compensan errores como su colocación en el 1-0 o el despeje del 4-0. 
Molinero: Ni sacó la pelota jugada (si alguien sufre a pie cambiado es un lateral) ni reforzó defensivamente la posición. Es uno de los culpables directos del 1-0, en el que se queda hundido en la línea trasera sin hacer nada.
Torres: Como suele ocurrirle, ni falló mucho ni se le notó demasiado. Ocurre que eso es muy mala noticia cuando el rival te ha hecho un descosido por dentro y eres mediocentro.
Cejudo: De lo más decentito del equipo. Estuvo peleón y sacó varias conducciones verticales de calidad. Resulta curioso: parece adaptarse al nivel del rival, sea el Llagostera o el Madrid.
N'Diaye: Como Cejudo, sacó la pelota bien pegada al pie en varias jugadas. Cerró su zona y trabajó mucho, aunque ayudó poco atrás.
Ceballos: Cumplió bien con su misión defensiva, que era cerrar a Modric. Otra cosa fue el ataque: apenas tocó balón.
Vargas: Desubicado y descoordinado. El doble lateral defendió peor que uno solo.
Castro: Suspende en lo exigible: tuvo una ocasión muy clara y un penalti, y falló ambos. Apenas dio salida al equipo en la primera parte, pero esto era previsible en un jugador de su físico.

Molina: Trabajó pero llegó poco arriba.
Digard: Pareció colocarse bien.
Petros: Prácticamente inédito.

Mel: Recibir tres goles en los primeros minutos de cada tiempo es achacable parcialmente a los técnicos, especialmente si consideramos que es un mal muy repetido –en Segunda se concedían también ocasiones tempranas, pero los rivales las fallaban–. El planteamiento sin embargo fue el adecuado.

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lunes, 24 de agosto de 2015

Betis 1 - Villarreal 1 (1ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (1): Adán; Piccini, Bruno, Pezzella, Vargas; Cejudo (Dani Ceballos, m. 64), N'Diaye (Fabián, m. 75), Xavi Torres, Portillo; Rubén Castro y Jorge Molina (Rennella, m. 80).
VILLARREAL (1): Areola; Mario, Bailly, Víctor Ruiz, Jaume Costa; Nahuel, Tomás Pina, Bruno, Samu Castillejo (Trigueros, m. 76); Leo Baptistão (Bakambu, m. 60) y Soldado (Samu García, m. 66).
Goles: 0-1: Soldado, m. 31. 1-1: Rubén Castro, m. 85.
Árbitro: Vicandi Garrido (Colegio Vasco). Falto de personalidad, tolerante con la pérdida de tiempo y las faltas tácticas, y muy mal auxiliado en la banda de fondo. Amonestó a Bruno (Betis), Cejudo, Samu Castillejo, Pezzella y Samu García. Expulsó al entrenador del Villarreal, Marcelino García Toral, en el minuto 84, y por roja directa al visitante Bruno (m. 91) por dar una patada a un jugador del Betis en una bronca en el centro del campo.
Césped aceptable y casi 40.000 espectadores en el Villamarín.


Dejó sensaciones contradictorias el partido de retorno del Betis a Primera: hubo muy buena actitud y buenos movimientos colectivos, pero también mucha impotencia para crear ocasiones por parte de un bloque que prácticamente era el de Segunda.

Primera parte 
Y es que Mel se vio obligado, por lesiones y circunstancias varias, a alinear a sólo dos fichajes: Pezzella como central derecho y Vargas como lateral izquierdo. Por demás el equipo era incluso inferior al de antes del verano, porque el descentrado Ceballos se quedaba en el banquillo. Portillo era falso extremo izquierdo, Cejudo el derecho (se permutaron a ratos) y N'Diaye, algo caído hacia ese lado, hacía de vértice de un centro del campo que atacaba en rombo (desde un 4-4-2) y presionaba al Villarreal lo suficiente para hacerlo jugar muchas veces en largo.

El fútbol es terreno de tópicos y afirmaciones repetidas sin sentido crítico, y así el Villarreal –un equipo con calidad, eso sin duda– pasa por equipo ofensivo y de buen trato al balón aunque la realidad vista ayer fuese exactamente la contraria. Sus mediocentros, Bruno y Pina, tienen toque pero también planta de defensas centrales, y efectivamente jugaron muy paralelos (apenas algo más adelantado y a la derecha Pina cuando la tenía su equipo) y casi siempre por detrás del balón, que voló una y otra vez en dirección al juego de espaldas de sus dos delanteros. Los castellonenses, con dos extremos abiertos en un 4-4-2 muy clásico –vacía pues su zona de mediapuntas–, jamás perdieron el orden, cosa muy de Marcelino, y se limitaron a esperar muy atrás al Betis, especular con el resultado sin rubor –incluyendo aquí groseras pérdidas de tiempo– y confiar en que la velocidad de sus extremos o algún contragolpe les diera el partido; lo preocupante para el Betis es que con esto pudieron ponerse perfectamente 0-2 o 0-3, en un partido de guion monocorde en el que el Betis la tuvo casi siempre y hubo de tomar cada vez más riesgos.

Bien cerrados por dentro por la citada pareja de medios villarrealenses, los verdiblancos encontraron facilidades para sacar el balón jugado siempre por el mismo procedimiento: en lugar de permitir (o ensuciar) la salida por el lado del diestro bético Bruno, que se había mostrado incómodo en pretemporada en el perfil izquierdo, los dos delanteros visitantes eligieron que fuera Pezzella el hombre libre de los tres béticos que lo jugaban al fondo (Torres se metía muy atrás para iniciar). Mal situado en defensa Castillejo, que salía al encuentro del argentino y llegaba tarde a la banda, Piccini se encontró con una verdadera autopista que aprovechó para llegar incontables veces a la línea de fondo, desde donde lanzó buenos centros que jamás fueron rematados: los cuatro hombres altos que blindaban la frontal visitante formaron una jaula inexpugnable por arriba, con papel destacado para Bailly. Los visitantes defendían de forma estática y pasiva, pero jamás perdían el sitio.


Ataque del Betis ante el Villarreal y su circuito de circulación del balón

Segunda parte
El Betis monopoliza ya totalmente la posesión, algo por cierto meritorio, y va metiendo fuerza fresca sin apenas tocar posiciones: primero Ceballos entra como interior izquierdo (Portillo cambia de banda), y luego Fabián y Rennella en sus posiciones usuales, mientras Marcelino refresca a los de arriba. Piccini, aunque cansado, sigue percutiendo por su banda y el Betis asume muchísimos riesgos, que pueden costarle la sentencia: la defensa juega con frecuencia mucho más allá de la línea de centro del campo. A falta de fútbol los béticos meten empuje y llegadas a balón parado, y finalmente cantan bingo tras un error de bulto del línea.

Jugador por jugador
Adán: Mal, tal vez en su peor partido como bético. Tuvo poco que hacer en el gol, pero en la segunda parte cometió errores de todo tipo, corregidos por Vargas in extremis.
Piccini: Para sorpresa de quien esto escribe fue con diferencia el mejor de un partido que, ciertamente, fomentó sus virtudes y tapó sus defectos: tuvo espacio y balón, y con ellos fue un huracán por su banda, que barrió mil veces sin oposición.
Pezzella: No da una gran sensación de poderío físico, ni por velocidad, ni por altura, ni por potencia, pero conoce bien el juego y su papel. No tiene miramientos en jugar al pelotazo, aunque la sacó bien por su banda.
Bruno: Partido de notable alto. No notó en absoluto el cambio de categoría.
Vargas: Salvó el partido dos veces en el área pequeña y se mostró aplicado en defensa. No parece especialmente rápido pero defiende con inteligencia y maneja bien la pelota. Apenas tuvo opciones de subir porque el juego se cargó por el lado contrario. Buen fichaje.
Cejudo: En una posición poco definida (ni extremo, ni interior, ni centrocampista, ni delantero) tuvo buenos detalles pero no supo zafarse de las muchas piernas que le salían al paso.
N'Diaye: Hizo una buena tarea como box to box, con fuerza, recorrido, buenas conducciones y cierre por el centro. Su nula llegada arriba, sin embargo, es un problema si juega ahí.
Torres: Muy desahogado, pues no le apretaron ni los delanteros ni los mediocentros, distribuyó con criterio y mantuvo su zona, aunque sin ayudar apenas a los centrales.
Portillo: La tocó francamente bien por dentro, siempre lejos de las zonas que queman.
Molina: Nunca pudo con los centrales visitantes ni cazó remates en los muchos balones cruzados que se colgaron.
Castro: Se movió bien y metió su golito. Business as usual.

Ceballos: Aunque tendió de nuevo a venir demasiado atrás, es indudable que tiene calidad sobrada. Desde la primera jugada mostró criterio y ayudó a empujar atrás al rival. Su situación se hará insostenible si no resuelve su contrato.
Fabián: Se colocó de mediocentro adelantado y apenas tuvo tiempo para fajarse en un par de balones.
Rennella: Alguna recepción.

Mel: Buen planteamiento, buena actitud del equipo y buen juego en la medida de lo posible –con los de Segunda y ante un buen rival–. Su lunar sigue siendo el balón parado; esta vez en ataque se hicieron disparates de todo tipo, como sacar en corto una falta sin preparar (ocasión clarísima, muy al final) o también en corto córneres por la derecha con dos diestros (o sea, sin perfil para colgarla en ninguno de los dos), tocarla así con siete en el área rival, o buscar el tiro del ¡último hombre!, con la defensa a setenta metros de la propia portería; de hecho las mejores ocasiones del Villarreal llegaron en saques favorables al Betis. En el tema Ceballos parece haberse situado del lado del club.

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domingo, 16 de agosto de 2015

Atlético de Madrid 3 - Betis 0 (final del Carranza)

ATLÉTICO DE MADRID (3): Oblak; Juanfran, Savic, Giménez, Filipe; Koke, Saúl (Correa, m. 64), Tiago, Óliver Torres (Vietto, m. 83); Griezmann (Lucas, m. 88) y Jackson Martínez (Xu Xin, m. 89).
BETIS (0): Adán; Molinero, Bruno, Jordi, Vargas (Varela, m.46); Xavi Torres (Jorge Molina, m. 78); Francis (Cejudo, m. 57), Petros (Dani Ceballos, m. 64), Fabián (Digard, m. 64), Portillo (Rubén Castro, m. 70); y Rennella.
Goles: 1-0, m. 73: Giménez. 2-0. m. 87: Jackson Martínez. 3-0, m. 90: Correa.
Árbitro: Fernández Borbalán (Comité andaluz). Amonestó a Savic y Giménez por parte de los colchoneros y a Portillo y Xavi Torres por los verdiblancos.
Incidencias: Unos 5.000 espectadores en la final del LXI Trofeo Ramón de Carranza. Bastante presencia de aficionados del Betis. Mal césped.


Ofreció una buena imagen el Betis propuesto ayer por Mel, mayoritariamente de presuntos suplentes –¿o sería mejor decir el Betis de la pasada temporada?–. Sólo muy al final recibió su castigo, excesivo: el equipo mantuvo igualado el pulso hasta la mitad de la segunda parte, y apenas tiró la toalla en el descuento.

Primera hora de partido
Las inevitables rotaciones abocaron a Mel a presentar un equipo cuyo bloque trasero era casi por completo el de Segunda hace pocos meses, y que arriba mezclaba canteranos y reservas; el rendimiento de esa mezcla fue positivo –sobre todo ante un rival en teoría muy superior– y en cierto modo previsible: solidez defensiva y escasa salida. Y es que, consciente de la inferioridad de su equipo y de la calidad del Atlético a la contra, Mel planteó el partido desde la cesión de la posesión y un muy acertado esquema posicional para ello, perfectamente adaptado al del rival.

Simeone plantó su previsible y anticuado 4-4-2 (o 4-4-1-1), de doble pivote muy paralelo y estático, alas (Koke y Óliver) muy metidas hacia dentro, laterales muy ofensivos, Griezmann en la mediapunta y el tanque Martínez arriba; mal le irá al argentino si con este esquema pretende hacer el fútbol combinativo que nos ha vendido esta pretemporada la prensa nacional (entiéndase, madrileña), y mucho aburrirá así a sus aficionados (como el Real de Benítez) cuando se enfrente a rivales teóricamente inferiores. Pararlo es fácil: basta, como de costumbre, con emparejar hombres por todo el campo salvo dejar un central de más y un solo delantero para obstaculizar la salida de los dos centrales. Resulta un 4-1-4-1:

Esquemas de juego con posesión de balón del Atlético

Ese 4-4-1-1 atlético no sólo provoca un mal reparto de los espacios (con balón) sino que bloquea la salida en conducción de los centrales –que se topan con un compañero y su par–, de modo que el Betis, metido atrás y juntitas las líneas, apenas pasó algún apuro bien en los pelotazos a Jackson o bien por fuera, donde la ambigüedad de las posiciones de los teóricos extremos atléticos y el enorme recorrido que sus laterales exigían a los extremos béticos sí permitían alguna combinación.

A cambio el Betis llegaba muy poco: el 4-4-2 defensivo atlético sí da solidez posicional, más con su bloque medio de líneas bien apretadas, y Rennella, alejado de sus extremos y
en inferioridad ante los dos centrales, no tenía recursos para bajar los balones largos. Por dentro era imposible salir (los interiores nunca podían con el doble pivote madrileño) y por fuera, desacertado con balón Portillo, sólo Francis y Molinero lograban avanzar. En el Betis, por demás, las posiciones eran las naturales para cada jugador: por suerte para Mel no estaba Castro, muy difícil de encajar en ese esquema. Fabián y Portillo se alternaban como interior y extremo.

Tercio medio de la segunda parte
El Betis se desfonda. Mel trata de meter sangre fresca: sin tocar el esquema entran Cejudo como extremo, y Digard y Ceballos como interiores (muy mal situados, por cierto: el canterano siempre debe jugar por el perfil izquierdo). Al tiempo el Atlético sí cambia su planteamiento: por fin rompe su doble pivote defensivo al meter a Correa, que parece abrir a Griezmann y, sobre todo, trae a Koke al centro, donde sí se escalona con un buen Tiago. El Betis ya sólo se tapa a base de faltas y en una jugada a balón parado innecesaria y mal defendida llega el 1-0.

Último cuarto de hora 
Mel quema naves: el Betis pretende meter delanteros sin tocar el esquema, pero acaba en una especie de 4-3-3 muy desordenado en el que Rennella (?) y Castro, casi descolgado, son los extremos; por el centro quedan Cejudo, Ceballos y Digard –casi siempre éste a la izquierda en lugar de ser el ancla (??)–. Durante diez minutos el Betis tiene opciones de empatar, pero muy al final le caen dos goles más.

Jugador por jugador
Adán: El segundo gol, perfectamente parable, le afea un buen partido.
Molinero: Intenso y muy correcto con balón. Sin duda debe ser titular.
Bruno: Bien en general, pasó algún apuro con la fortaleza de Jackson y concedió un gol idéntico al de Pezzella un día antes.
Figueras: Buen partido pese a sus antiestéticos despejes. Cedió absurdamente el córner del 1-0.
Vargas: Es un poco mejor que Varela en todo: algo más rápido, algo más fuerte, y golpea el balón algo mejor (o sea, muy bien). Parece buen fichaje.
Xavi Torres: Entre los mejores del partido. Manejó la pelota con solvencia (cierto que no lo apretaron mucho), controló a Griezmann e hizo alguna ayuda.
Francis: Muy activo, su rapidez y habilidad en corto vinieron muy bien a un equipo que la tenía muy poco.
Petros: En zona minada ante el Atlético, salió siempre trastabillado. Flojo otra vez.
Fabián: Tapó su zona pero prácticamente no tocó un balón.
Portillo: Peleón, no tuvo su día en lo suyo, tocarla.
Rennella: Lo intentó. Nada más.

Varela: Hizo lo que pudo cuando llegó el aluvión.
Cejudo: En su sorprendente buena línea.
Ceballos: Mal. Debe corregir urgentemente la mala costumbre, contraída con la selección, de venir muy atrás a pedir la pelota, lo que obligaría a gente como Torres o Digard a ser los que jueguen entre líneas, algo sin el menor sentido.

Digard: Mejoró, cómo no.
Castro: Dejó algún detalle muy fino
Molina: Casi inédito.

Mel: Planteó el partido según el rival, cosa rara de ver pero necesaria, al menos, cuando eres inferior.

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viernes, 14 de agosto de 2015

Betis 2 - Granada 1 (semifinales del Trofeo Carranza)

BETIS (2): Adán; Piccini, Pezzella, Westermann, Vargas (Varela, m. 46); Cejudo (N'Diaye, m. 61), Digard (Xavi Torres, m. 58), Petros (Francis, m. 46), Dani Ceballos (Portillo, m. 82); Jorge Molina (Rennella, m. 70) y Rubén Castro.
GRANADA C.F.: Oier; Foulquier, Babin, Mainz, Salva Ruiz (Martins, m.73); Rober (Sucess, m. 46), Javi Marquez, Rubén Pérez (Agbo Uche, m. 82), Edgar (Nico López, m. 79); Piti (Khrin, m. 64) y El Arabi (Jhon Córdoba, m. 73).
Goles: 1-0, m. 22: El Arabi. 1-1, m. 52: Rubén Castro. 1-2, m. 89: Portillo.
Árbitro: Pérez Montero (Comité Andaluz). Mostró tarjetas amarillas a Mainz, Rubén Pérez, Francis y Portillo. Expulsó por doble amarilla en el m. 89 a N'Diaye, y a Pepe Mel en el descuento.
Inidencias: Unos 5.000 espectadores en la primera semifinal del LXI Trofeo Ramón de Carranza. Bastante presencia de aficionados del Betis. Césped abundante pero muy irregular.


El Betis se ha clasificado para la final del Carranza en un tópico partido con dos partes muy diferentes. Tras una primera en la que sufrió y tuvo muy poco el balón, superó claramente al Granada en la segunda.

Primera parte
Ante un poco original 4-4-1-1 del Granada Mel presentó un 4-4-2 demasiado lineal. Funcionó aceptablemente en defensa: pese a disfrutar poquísimo de la posesión –y pese a los entusiastas comentarios progranadinistas de 8TV– las ocasiones claras del Granada fueron muy pocas; además las escasísimas llegadas béticas se produjeron por robos en la presión alta, en la que por cierto (y muy extrañamente) Digard se metía por delante de Petros, su pareja como mediocentro. A la izquierda quedaba Ceballos como falso extremo, y Cejudo a la derecha, con los sospechosos habituales arriba. Eran titulares Westermann, central por la izquierda, y Vargas a su lado en el lateral.

Los problemas del Betis vinieron con balón, si es que lo tuvo alguna vez. Rubén Pérez y Márquez superaron en todos los aspectos a Petros y Digard, trabajadores pero incapaces de sacar una sola pelota jugada, por mal escalonados y por sus carencias técnicas. El brasileño estuvo además muy escondido en ataque, como Ceballos, con el que solapaba zonas de influencia, y la imprecisión y escasa confianza de los centrales, más perdonable en Westermann por recién llegado, terminó de arruinar el juego ofensivo bético, sencillamente inexistente. La fortaleza física del rival, su desgaste algo exagerado (que pagó en la segunda mitad) y el mal estado del césped excusan sólo muy parcialmente ese preocupante mal juego. 

Segunda parte
Mel mueve las piezas: Petros va fuera y Ceballos se mete como mediocentro ofensivo, dejando su banda a Cejudo para que por la derecha juegue Francis. La calidad del utrerano, la mejor ubicación por dentro del equipo (ahora mejor escalonado) y la bajada de intensidad de la presión del Granada cambian el partido por completo. El Betis domina, llega y marca.

Ceballos vuelve a la banda al aparecer N'Diaye por Cejudo y el Betis pierde chispa ofensiva; el partido se iguala aunque el Betis ya siempre es algo mejor. El Granada mete más físico –muchos jugadores africanos fuertes y rápidos– pero sigue mostrando las carencias técnicas arriba que le impidieron crear ocasiones en el primer tiempo.

Las habituales caídas de Castro a la banda izquierda acabaron convirtiendo a Rubén en verdadero extremo, con Ceballos como mediapunta, situación que con Portillo en el campo quedó abiertamente establecida. El malagueño, cosa extraordinaria, marcó un gol muy al final –en buen tiro pero con la ayuda de Oier– y, cosa aún más extraordinaria, volvió a marcar seguidamente, pero el tanto le fue mal anulado. 

Jugador por jugador
Adán: El gol es excusable porque le llegan dos rematadores y espera el golpeo del segundo, lo que lo descoloca. Por demás, como siempre: seguro, atento y valiente.
Piccini: Es más apuesto que Molinero, como Rennella que Molina. No llegará como titular a la sexta jornada, si es que llega a la primera.
Pezzella: Preocupante partido. No se arrugó, pero sacó mal el balón y se dejó ganar por alto por El Arabi, probablemente el delantero centro más sobrevalorado de la Liga.
Westermann: Aunque empezó abusando del pelotazo y no parece precisamente rápido, parece conocer el oficio y maneja bien la zurda, lo que le da muchas papeletas para hacer pareja con Bruno o Pezzella.
Vargas: Dio buena impresión.
Cejudo: Fue el único capaz de dar dos toques seguidos en la primera parte y dio el pase decisivo del 1-1. Sigue en su buena línea de esta pretemporada, aunque no se le pueden pedir milagros.
Digard: Su horrible primer tiempo, especialmente en el pase, fue la peor noticia del partido. Por lo que le hemos visto creemos que fue una mala tarde. Esperémoslo.
Petros: Peleón pero invisible en ataque en la primera parte, algo inaceptable en su posición. Sin él el equipo mejoró mucho.
Ceballos: Se escondió mucho más de lo habitual, pero en el cuarto de hora que se le vio cambió el partido.
Molina: Pescó pocas por alto, y anduvo espeso por bajo.
Castro: Parece el de siempre, y eso es mucho.

Varela: Lo pasó muy mal ante su par, más rápido y más fuerte que él. Dos problemas: es delgado y, sin embargo, lento. En ataque bien, como siempre.
Francis: Rapidito y bullicioso, intervino poco.
Xavi Torres: Cumplió sin alardes.
N'Diaye: Menos presencia de la debida.
Portillo: Su fútbol hacía falta, y sin embargo fue decisivo en lo más inesperado.
Rennella: Falló un tiro claro. Buenos minutos, sin embargo.

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domingo, 9 de agosto de 2015

Espanyol 1 - Betis 1 (Trofeo Ciutat de Barcelona; 5-4 en los penaltis)

Alineaciones iniciales:
ESPANYOL (1+5):  Pau López; Duarte, Víctor Sánchez, Víctor Álvarez, Salva Sevilla, Montañés, Javi López, Caicedo, Álvaro, Arbilla y A. Raíllo.
BETIS (1+4): Adán; Piccini, Pezzella, Bruno, Molinero; Cejudo, Petros, Digard, Fabián; Molina y Rubén Castro. 
Árbitro: Álvarez Izquierdo.
Muchos béticos, como siempre, en Cornellá.
El Betis perdió a los penaltis en partido amistoso ante un flojo Espanyol tras empatar en noventa minutos.

Primeros cuincuenta minutos
El equipo sevillano salió injustamente por delante de una floja primera mitad, en la que mostró sus armas ofensivas habituales (o sea, sobre todo la pareja Molina-Castro) pero también una blandura defensiva y una indefinición táctica bastante preocupantes.

Mel presentó un equipo más titular de lo que aparentaba: cierto que varios de los hoy alineados tendrán alternativas probables, pero casi ninguna es segura: Petros perderá el sitio ante N'Diaye si el francés es mejor que el brasileño, Fabián ante Ceballos si es que no se va, Cejudo ante Joaquín si llega, Molinero ante Vargas también si llega... Por tanto los mecanismos de juego debían verse ya con claridad, más a estas alturas de pretemporada. Si se intentó, poco se vio. El Espanyol jugó un claro 4-2-3-1, que se escalonaba bien por dentro: un mediocentro hacía lavolpiana con los centrales, el segundo quedaba de interior y Salva se metía claramente por detrás del punta Caicedo; a cambio de nutrida presencia interior, los españolistas quedaban algo faltos de remate, pues ya sabemos que la llegada no es el fuerte de Salva.

Ante ese planteo el Betis parecía querer ir a la presión alta, pero –y aquí el grave problema– se quedaba a medias, con las líneas separadas pero sin ir casi nunca de veras a robar arriba: los mediocentros, paralelos (a la izquierda Digard), pocas veces iban a por el pivote españolista, pero Molina y Rubén tampoco se juntaban con los mediocentros béticos, de modo que los locales salían limpios del tres contra dos de partida y (gracias a los movimientos de Salva, rara vez seguido por los centrales béticos) conseguían superioridad por el centro para sacar la pelota con enorme facilidad. Los centrales béticos quedaban muy expuestos y el Betis acababa arriesgando demasiado al tirar la línea de fuera de juego o, si la jugada se alargaba, replegado muy atrás, de modo que sus escasas opciones (aparentemente contra los planes de Mel) llegaron al contragolpe.

Con posesiones casi siempre breves, posicionalmente los béticos jugaban un claro, simétrico y paralelo 4-4-2 en el que Piccini y Molinero pocas veces llegaron muy arriba. Queda por ver qué desea Mel de los medios de banda –hoy Cejudo y Fabián, a pie natural–: si los quiere usar por dentro (tal vez sólo a uno de ellos) o por fuera.

A partir del minuto 50
La entrada de Varela por Molinero y, sobre todo, de Ceballos por Fabián juntó al equipo sin balón y lo abrió (Varela sí es zurdo) un poco en ataque. Entre eso y, probablemente más importante, el cansancio del Espanyol, el Betis ganó mucha posesión, Petros ganó mucha presencia en el partido y fue el Betis el que jugó desde entonces en campo rival. El habitual carrusel de cambios fue restando sin embargo ritmo al partido, y ya cerca del final una pérdida absurda con casi todo el equipo por delante del balón trajo el empate.

Los penaltis terminaron en previsible frivolidad de un antes brillante Ceballos; el trofeo fue para los locales.

El juego aéreo a balón parado mostró mejoría. En cuanto a detalles individuales cabe anotar la seriedad de Adán y Pezzella –que no demostró un gran empeño en sacar el balón jugado por abajo–; la inconsistencia de un Piccini al que siempre faltan cinco céntimos para el peso; la constancia y el dinamismo de Petros, que tal vez nunca será titular pero que tendrá muchos minutos; la calidad con balón de Digard, un mediocentro completo; y, sobre todo, la absoluta dependencia del juego de ataque respecto a la pareja de arriba, que señala la que debería ser la absoluta prioridad de la secretaría técnica junto al affaire Ceballos: el fichaje de un delantero; si además tiene fondo físico para jugar de extremo y compartir así alineación con Molina y Rubén, mucho mejor.

Los comentarios son, como siempre, bienvenidos.

@juanramonlara7