BETIS
(2):
Casto; Chica (Jorge Molina, 78), Ustaritz, Dorado, Nacho; Pozuelo
(Pereira, 67), Iriney, Beñat (Ezequiel, 58) , Salva Sevilla; Rubén
Castro y Santa Cruz.
REAL
SOCIEDAD (3):
Bravo; Carlos Martínez, Mikel González, Iñigo Martínez, Estrada;
Elustondo (Demidov, 71); Vela, Aranburu, Zurutuza (Rubén Pardo, 81),
Griezmann; y Agirretxe. Goles:
0-1:
Min. 55, Agirretxe. 0-2:
Min. 75, Vela. 1-2:
Min. 80, Pereira, 2-2:
Min. 85, Pereira, 2-3:
Min. 91, Iñigo Martínez.
Árbitro:
Álvarez Izquierdo, catalán. Amonestó a los locales Casto, Beñat e
Iriney, y a los visitantes Mikel González y Griezmann.
Hace poco más de seis años un Villarreal que marcaba época con su fútbol preciosista visitaba el estadio del Betis. Serra Ferrer había llegado a la conclusión –seguramente en un oscuro y exitoso partido de Copa en Cádiz celebrado meses antes–, de que sus centrocampistas no tenían calidad para jugar al fútbol y era mejor que su Betis se la jugara al contraataque y la contundencia en las áreas: Melli, Juanito y Rivas mordían en una, Edu y Oliveira en la otra. En ese partido los levantinos tuvieron una posesión muy superior a la bética, pero fueron laminados en rapidísimos contraataques, uno de ellos endiabladamente veloz.
Hace una semana el Villarreal esperaba al Betis en su estadio. Con ambos equipos varios escalones por debajo de sus predecesores, el Villarreal usó el mismo plan, con los papeles invertidos: el equipo de casa dejó el balón a su rival, y la blandura defensiva del Betis, incapaz de defender decentemente ni siquiera las jugadas a balón parado, hizo el resto.
No queremos ni siquiera insinuar que Mel deba hacer lo que hizo Serra. En este Betis el centro del campo funciona bien, como se demostró ayer. Los problemas vienen en las áreas: donde hay que morder. Hacer daño en la del rival es cuestión de calidad; en el Betis no sobra, pero en esta depauperada Liga, incapaz de retener a Agüero, Forlán, Osvaldo, Bojan, Emana y tantos otros, se pueden contar con los dedos de una mano los equipos con una pareja claramente superior a la que forman Castro y Santa Cruz. Los problemas vienen en el área propia, y no se arreglan tanto con táctica como con gritos, disciplina y mano dura.
Y es que en la primera parte del Betis-Real Sociedad los locales fueron muy superiores a los visitantes en el 80% del campo de juego. Una mirada fría –como la que permite el ver el partido en diferido– deja en buen lugar a Mel, que "hizo caso" (valgan por una vez las comillas) a muchas de las propuestas ofensivas aquí escritas, y acertó, según demuestra el juego. Eliminó un mediocentro, volvió al 4-4-2, mandó por fin a Salva a su perfil bueno en la banda izquierda, y juntó arriba a Castro y Roque. Ante una Real en un claro 4-1-4-1, el Betis presionó bien y desde muy arriba, con Iriney o Beñat saliendo a por el mediocentro, Elustondo, y la tocó en general en corto; a veces lo hizo en vertical, pero ayer de forma coherente porque Roque sí tenía a quién bajarle los balones. Sólo se echó de menos más profundidad y amplitud por las bandas, porque los extremos no fueron tales y Nacho y Chica no tuvieron suficiente recorrido. El resultado fue un fútbol fluido que no se reflejó en el marcador por falta de acierto y determinación arriba. Los pitidos de la grada en esa primera parte pueden justificarse sólo por los nervios debidos a la situación del equipo, pero el juego fue de lo mejor de esta temporada en casa.
Si esa primera mitad pudo acabar mal en el marcador fue por la ya citada e inaceptable vulnerabilidad defensiva: las ocasiones realistas no vinieron tanto por el rutinario adelantamiento defensivo, sino por errores en cadena (caso de la jugada del penalti) y por una escandalosa falta de concentración defensiva a balón parado, que viene de hace tiempo: incluso un córner a favor acabó en claro contraataque de la Real.
La segunda parte fue otra historia: tras un aceptable inicio, los nervios hicieron presa del equipo, y una defensa que blandeaba ya cuando apenas le llegaban balones complicados fue con espacios un puro coladero, con especial mención para Chica, tal vez falto de rodaje. Beñat, cansado y en riesgo de expulsión tras hacer un buen partido, fue sustituido por Ezequiel para pasar a Salva al mediocentro. Más tarde Pereira trató de pisar más el área que Pozuelo (con evidente éxito final), mandando a la derecha a Ezequiel: Mel trataba de abrir el juego con el uso de extremos en su lado natural. Encerradísima la Real, el Betis nadó con fe hasta el final contra el 0-2, y se ahogó en la orilla.
Al modo de ver de quien esto firma las soluciones no pasan por echar a Mel, ni por cambiar la forma de jugar (como parece haber pedido cierto dirigente, buen administrador pero que hace un año no sabía cuánto duraba el descanso, y que perdió hoy una excelente oportunidad de callarse), ni por blindar defensivamente al equipo, por más que el Betis siempre encuentre menos espacios que el rival por la naturaleza de su propia forma de jugar. Puestos los mimbres correctos en la ofensiva, se trata, más bien, de concentración y contundencia defensiva, y eso pasa por cambiar algún jugador de atrás por otros de perfil más agresivo (Mario sin duda cuando esté, ¿Tosic?) y, sobre todo, por cambiar la actitud de todos los jugadores cuando están cerca de las porterías, donde no vale el jogo bonito. La paciencia debe de hacer el resto.