domingo, 28 de agosto de 2016

Betis 0 - Deportivo de La Coruña 0 (2ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (0): Adán; Piccini (Ceballos, m. 83), Mandi, Pezzella, Durmisi; Joaquín, Petros, Fabián (Musonda, m. 66), Felipe Gutiérrez (Cejudo, m. 76); Sanabria y Rubén Castro.
DEPORTIVO (0): Lux; Juanfran, Albentosa, Sidnei, Fernando Navarro; Guilherme (Borges, m. 60), Mosquera; Çolak, Fajr, Bruno Gama (Luisinho, m. 77); y Andone (Borja Valle, m. 87).
Árbitro: Glos Gómez (aragonés). Amonestó a Juanfran y Mosquera.
35.000 espectadores y buenas condiciones en el Benito Villamarín. Protestas del público al final del partido.


Por el buen camino
El aceptable partido jugado ayer por el Betis ante un conservador y flojo Deportivo dejó ver más virtudes que defectos. El equipo dominó claramente el encuentro y creó más ocasiones que el rival –pocas en ambos lados–; si bien acusó falta de profundidad, mostró aspectos esperanzadores de cara al futuro: el equipo parece definirse hacia un fútbol posicional –no radicalmente guardiolista, cierto–, de cierto cuidado en la salida de balón, presión coordinada tras la pérdida y buen reparto de espacios.

Primeros 65 minutos de partido
Pero la novedad más bienvenida por quien esto escribe tiene que ser necesariamente el esquema de juego dispuesto por Poyet. Por fin, tras docenas de posts insistiendo en ello, un entrenador del Betis nos hizo caso y utilizó el sistema mixto de 4-4-2 en defensa y 4-3-3 en ataque que por ejemplo solicitamos a Mel hace un año y al propio Poyet hace pocas semanas. Si cambiamos a tres jugadores del esquema propuesto en este blog en el segundo de esos artículos queda exactamente lo hecho el viernes por los béticos:


Esquemas y movimientos del Betis durante la primera hora de partido.
En verde, las posiciones defensivas. En banco, las ofensivas.
 
Las razones que sustentan estas posiciones han sido aquí explicadas mil veces: si se quiere jugar con cuatro atrás y sacar partido de Rubén Castro, que debe jugar liberado de tareas defensivas y acompañado por un delantero potente, hay que defender en estático con un 4-4-2. Pero ese sistema es mucho peor para la salida de balón que el 4-3-3, así que si un equipo con Rubén Castro quiere hacer buen fútbol posicional el mejor plan es combinar así ambos sistemas.

En ataque resultó un muy buen reparto de espacios:

Salida de balón del Betis en el minuto 7: un perfecto 2-1-4-3.

En defensa el trabajo de Petros compensó las limitaciones defensivas de Fabián, si bien Gutiérrez a veces llegó tarde a defender a Juanfran en su banda. En ataque Petros se retrasó a veces excesivamente (de hecho, es el brasileño quien ejerce de mediocentro en la imagen), aunque en general se escalonó bien con Fabián e hizo pues de interior por delante del canterano; acierto de Poyet, es esta mejor solución que la inversa, y una buena muestra de que la etiqueta "mediocentro defensivo" y "ofensivo" es menos adecuada que la de "posicional" y "volante": aunque el canterano es superior con balón, es mejor liberarle por delante al brasileño para aprovechar el enorme recorrido y la buena conducción de balón de este último, y sacar partido del buen posicionamiento, la altura y el buen toque largo de Fabián.

El Betis dominó claramente la posesión durante la primera hora pero no supo filtrar buenos pases interiores en el último cuarto de campo. La cuestión es relativamente poco preocupante porque hay modos de mejorarla: la primera, que juegue Ceballos en lugar de Gutiérrez, una elección este de Poyet que quien esto escribe sólo puede explicarse por cuestiones pedagógicas (o sea, lecciones de Poyet al canterano) o por feas razones políticas, como que el entrenador quiera quedar bien con su director deportivo justificando una de sus apuestas. Ceballos, no lo duden, es ya mucho mejor jugador.

Una segunda forma de mejorar esa falta de profundidad es invertir a los interiores –aunque en este sistema implicaría hacer lo mismo con los extremos–. A pie cambiado tendrían mejor perfil para el pase interior. A pie natural les ganó la querencia de jugar por fuera, y ello desembocó en un exceso de balones colgados desde las bandas por Piccini, Joaquín y Durmisi. No era mal plan al haber dos rematadores puros sobre el campo, pero un enorme Sidnei escupió todo lo que se mandó a su zona, y Rubén y Sanabria estuvieron esta vez desacertados.

El exceso de balones colgados al área suele tener otra consecuencia negativa: perder ahí el balón dificulta un tanto la presión postpérdida, por lo que los béticos no pudieron practicarla con la asiduidad debida; cuando se realizó se ejecutó bien, con ayuda de los centrales y obligando al enemigo, cuando no se lograba la recuperación, a jugar por fuera. El buen funcionamiento de este mecanismo sería una muy buena noticia para el futuro.

Por demás el 4-2-3-1 del Deportivo aisló a su delantero y los gallegos, que siempre esperaron al Betis en su campo sin presionar arriba casi nunca, inquietaron en contadas ocasiones a Adán, aunque tampoco dieron la menor facilidad en su área.

Minuto 66 al final
Poyet mueve el árbol por ver si caen frutos: comparece Musonda como extremo izquierdo para pasar a un 4-4-2 convencional, a lo que responde minutos después Garitano con Lusinho, carrilero izquierdo de una defensa desde entonces de cinco (5-3-2). Luego Poyet provoca a la grada con la introducción de Cejudo por Felipe como mediocentro derecho, y finalmente el cordobés pasa al lateral derecho y Ceballos se coloca junto a Petros. El partido se anima en ambas porterías pero el gol no llega.

Jugador por jugador Adán: Poco trabajo, bien hecho.
Piccini: Curiosamente estuvo más acertado en defensa que en ataque.
Mandi: Buen partido. Estuvo muy anticipativo y rápido, y la jugó bien.
Pezzella: Mejoró el trato de balón y estuvo muy seguro pese a jugar lejos de su portería. Perdió alguna ocasión clara en la otra área.
Durmisi: Empieza a mostrar su enorme potencial ofensivo. Bien en defensa.
Fabián: Debe tener más presencia defensiva. En ataque jugó como debe: sencillo.
Petros: Su muy buen partido –su impresionante porcentaje de acierto en el pase pasó desapercibido una vez más para casi todo el mundo– es muy buena noticia, porque una pareja de interiores junto a Ceballos sería letal para los rivales en la presión tras pérdida. Cuando Poyet guste la formarán: el exceso de interiores en la plantilla es problema de Torrecilla. Tal vez debó buscar mas la profundidad.
Felipe Gutiérrez: Mejoró bastante respecto a Barcelona, algo fácil por otra parte. Entra duro, tiene cierta velocidad y busca la verticalidad, pero en todo caso está lejos del potencial de Ceballos.
Joaquín: Manejó bien el balón pero buscó más el centro que la portería. Debe tener mas presencia en el área rival, pero no es fácil eso si se le exige seguir a su lateral.
Sanabria: Tiene una combinación de poderío fisico y velocidad muy interesante, de delantero de los que se pueden buscar la vida solos arriba; esta vez no acabó casi nada.
Rubén Castro: Se le ve con chispa, aunque no pescó ninguna de las suyas. Tal vez a veces se abrió demasiado a la banda, pero sin duda ese sitio es el suyo en este equipo.

Musonda. Metió una velocidad más.
Cejudo: Arriesgó demasiado en el pase.
Ceballos: No tuvo tiempo más que de soltar un tiro peligroso. Su ausencia del equipo es muy difícil de justificar.

Poyet: Por fin ha encontrado el modo de compatibilizar su 4-3-3 con la presencia de sus dos mejores delanteros sobre el campo, y eso es buena noticia.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

lunes, 22 de agosto de 2016

Barcelona 6 - Betis 2 (1ª jornada de la Liga 2016-17 de Primera División)

BARCELONA (6): Claudio Bravo; Sergi Roberto, Piqué, Umtiti, Jordi Alba (Digne, m. 75); Busquets; Rakitic, Denis Suárez (Munir, m. 69); Messi, Luis Suárez y Arda Turan.
BETIS (2): Adán; Cejudo, Bruno, Mandi, Pezzella, Durmisi; Jonas (Dani Ceballos, m. 35),
Petros (Fabián, m. 58), Felipe Gutiérrez (Musonda, m. 54); Sanabria y Rubén Castro.
1-0, m. 5: Arda. 1-1, m. 20: Rubén Castro. 2-1, m. 36: Messi. 3-1, m. 41: Luis Suárez. 4-1, m. 55: Luis Suárez. 5-1, m. 57: Messi. 6-1, m. 81: Luis Suárez. 6-2, m. 83: Rubén Castro.
Árbitro: Undiano Mallenco (Comité Navarro). Mostró tarjeta amarilla a Luis Suárez, Cejudo, Dani Ceballos y Rubén Castro.
66000 espectadores y, como casi siempre, buenas condiciones en el Camp Nou.


Rozó el ridículo el Betis en la inauguración de su liga. Dado el rival y el escenario no conviene sacar conclusiones negativas precipitadas de este partido, pero hace bien la afición bética en no recibir una derrota humillante con mansedumbre.

Primeros quince minutos
La pretemporada de los de Poyet prometía en sus primeros partidos un equipo que conjugase un fútbol combinativo y posicional con el carácter y la entrega que se suele asociar con el uruguayo –y, en general, con el fútbol uruguayo–. El decurso de esa pretemporada fue diluyendo el protagonismo y la posesión de los béticos a medida que aumentaba el potencial de los rivales a los que se enfrentaba, de modo que no sorprendió demasiado que en todo un Camp Nou el equipo entregase el balón al Barça, aunque sí que lo hiciese con tal premeditación que fuese Pezzella (y no José Carlos) quien jugase de central por la izquierda. En todo caso el gran problema no fue ese, sino que la intensidad y el carácter tampoco aparecieron por parte alguna, lo que convirtió a los béticos en una mala copia (¡!) del Betis de Merino. La esponjosa actitud del entrenador en la rueda de prensa posterior, por cierto, pareció revelar la causa de esa falta de carácter del equipo.

Ante un Barcelona con pocas bajas relevantes (Iniesta y Neymar, sobre todo) y con su esquema usual, Poyet planteó el previsto aunque novedoso 3-5-2 (5-3-2 en fase defensiva). A priori es un esquema adecuado si se prevén largas posesiones del rival y, con ello, subidas profundas de sus laterales: en estos casos el Barcelona acaba formando prácticamente un 2-3-5; si se lo intenta defender con una línea de cuatro atrás sólo se suele conseguir que tus extremos reculen hasta montar verdaderamente una línea de seis al fondo, como le sucedió al propio Betis en casa hace pocos meses.

Por ello muchas veces se ha practicado ya, y con éxito, esa línea de cinco atrás ante este tipo de equipo. Si se defiende en 5-3-2 y no se desea hacer la arriesgada presión alta hombre contra hombre (¡5-3-2 contra 2-3-5!) conviene cumplir con dos premisas: bascular mucho lateralmente, tanto los tres centrocampistas como los cinco defensas (aun a costa de dejar libre al carrilero del lado opuesto, Alba o Roberto en este caso) para tener superioridad cerca del balón; y retrasar en fase defensiva a un delantero para que defienda al mediocentro, para lograr también ventaja numérica en esa zona.

No hizo el Betis lo primero y culpa directa de ello tuvo la, para nosotros, sorpresa negativa en la alineación bética: inexplicablemente comparecía en ella Felipe Gutiérrez en lugar de Ceballos. El chileno nunca encimó al jugador que se abría a recibir por su zona, un tal Leo Messi, que si no recibe una marca personal al menos debe tener una vigilancia extra en la defensa zonal; no sólo no la tuvo, sino que los béticosaculadísimos atrás los centrales, que nunca salieron a la anticipación, y los laterales, metidos en la línea de cinco; lento y sin la menor agresividad el chileno– le permitieron jugar a placer, como demuestran el cambio de juego del primer gol y su segundo, rematado sin la menor resistencia.

Minutos 15 al 54
Para lo segundo, el que Rubén se retrasase a cerrar a Busquets, hubo que esperar un cuarto de hora, durante el cual el canario ocupó en fase defensiva una extraña posición a la izquierda, en tierra de nadie. A salvo de que se estuviese intentando alguna maniobra especial a la contra (cierto es que Rubén combinó desde ahí con Sanabria varias veces) el detalle deja en muy mal lugar a los scouters béticos: cualquier aficionado de más de diez años sabe con qué esquema ataca el Barcelona.

Poco se arreglaron las cosas; olida la sangre, Messi acudió a la zona de Gutiérrez cuantas veces quiso (estadísticas en mano, el Barcelona atacó en la primera parte por la derecha el doble que por la izquierda) e hizo el previsible estropicio ante un Betis carente de la mínima tensión defensiva debida y que no hacía ni faltas.

Minuto 54 al final
Poyet reacciona mínimamente: mete a Musonda como extremo derecho y cambia a un 4-4-2 en el que Bruno hacía de lateral derecho, como en los más antiestéticos planteamientos de Merino. De poco sirvió: antes siquiera de saber cómo estaban colocados los béticos habían caído dos goles más, y no serían los últimos.

Jugador por jugador
Adán: Un visionado cuidadoso de los goles lo exime de responsabilidad casi por completo; sólo el último era realmente parable.
Cejudo: Su grueso error del primer gol revela que le faltan hábitos de defensa.
Bruno: Como toda la defensa, se dejó ver demasiado poco. Al menos tiene la disculpa de que el peligro pocas veces llegó por su zona.
Mandi: Preocupante partido. Su torpeza en el 1-0 y su imperdonable apertura de piernas en el 3-1 dejan nuevas dudas, a añadir a las de su pretemporada.
Pezzella: Responsable directo de lo sucedido: es muy fácil no cometer errores de bulto si uno se queda aculado atrás sin apenas intervenir, aunque por tu zona caiga un vendaval de fútbol, y si jamás arriesgas lo más mínimo en la salida de balón. Si Poyet pretende que su equipo tenga el balón debe, directamente, prescindir de él: no es compatible con un equipo que quiera la pelota.
Durmisi: Desubicado, tampoco se atrevió nunca a defender mas allá de la línea de cinco.
Felipe Gutiérrez: Lento y sin recorrido, pasó la pelota casi siempre para atrás y jugó a una velocidad menos que el resto de los béticos (tres menos que Messi). Su presencia en lugar de Ceballos (un jugador que aporta muchísimo más en defensa y en ataque) sólo es explicable por cuestiones extradeportivas: o es algún tipo de lección a Ceballos o responde a compromisos políticos del entrenador. Recordó a Verdú y al peor Portillo: a partir de aquí sólo puede mejorar.
Petros: Su sitio natural no es el de mediocentro estático. Hizo lo que pudo. Sin Jonas, deberia ser titular.
Jonas: Su recorrido dio buena salida al equipo. Por desgracia, duró poco.
Sanabria: Parece que será buena pareja de Rubén, y así lo demostró durante quince minutos. Luego, desasistido, nada.
Rubén Castro: Hacer dos goles en el Camp Nou y en un partido así entra en el reino de lo milagroso.

Ceballos: Muy poco, aunque bueno. Al menos, cerró su sector.
Musonda: Su recorrido vino bien, pero si no levanta la cabeza no llegará a nada en esto del fútbol.
Fabián: La tocó bien, aunque ya en minutos de la basura.

Poyet: Buen planteamiento sobre el papel, pero mal trabajado, con una alineación errada y con muy mala mentalización. Démosle partidos, no obstante, aunque tantos como querían canonizarlo junto a Torrecilla hace dos meses pidan hoy su cabeza. La única lectura positiva del partido es que no tendrá más remedio que jugar con defensa de cuatro y dos delanteros, lo que lo acercará, a su pesar, al esquema con que pensamos que debe jugar este Betis: un 4-4-2 asimétrico.

El detalle
Dejemos de hacer el juego a los intermediarios: el fichaje de un central de ocasión (¿acaso sería mejor que Mandi?) poca novedad podrá traer. Ya se echa de menos a Westermann. 

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

lunes, 15 de agosto de 2016

Red Bull Leipzig 1 - Betis 1: últimas conclusiones de la pretemporada

La minigira centroeuropea del pasado fin de semana, jugada ante dos equipos con mucho más dinero que amor dentro del mundo del fútbol (en Lucerna ante la selección de Catar y en Leipzig ante su Red Bull, recién ascendido a la Bundesliga), nos ha permitido sacar algunas conclusiones en la semana previa al debut liguero ante el Barcelona, pese a que sólo el segundo partido pudo ser visto en España.

Las primeras de esas conclusiones se sacaron ya del primer encuentro y tienen que ver con la alineación titular y el esquema que Poyet ha tratado de implantar durante la pretemporada. En el encuentro ante Catar jugaron:
Dani Giménez; Cejudo, Bruno, José Carlos, Álex Martínez; Fabián; Nahuel (Musonda 69’), Hinojosa (Petros 69’), Ceballos, Zozulia; y Álex Alegría.

Ese equipo –Sanabria era baja– prácticamente forzaba la alineación titular ante el Leipzig. En efecto, jugaron:
Adán; Piccini (Cejudo, m. 60), Mandi, Pezzella, Durmisi (Álex Martínez, m. 60); Petros; Joaquín (Ceballos, m. 83), Jonas (Fabián, m. 65), Felipe (José Carlos, m. 60), Musonda (Álex Alegría, m. 60); y Rubén Castro.

Por fin Poyet probaba una alineación presuntamente titular, obviamente la segunda de ellas, e insistía en el 4-3-3 como sistema principal de juego. En cuanto a la alineación titular, sorprende poderosamente la exclusión de Ceballos, de largo el jugador más importante del equipo si excluimos a los intocables Adán y Castro; no extraña que fuera nombrado mejor jugador del partido ante Catar, como ya ocurrió ante el Werder Bremen. En cuanto al esquema, sorprende también la insistencia de Poyet en una disposición que perjudica mucho el juego de su mejor jugador, Rubén Castro; los hechos una vez más, nos dieron la razón en este punto: se evidenció que Castro debe jugar junto a otro delantero que haga de hombre-boya.

Primera hora del partido ante el Leipzig
Hablemos pues ya del partido ante los alemanes. El modelo de juego posicional que Poyet parece pretender implantar en el Betis se basa en el círculo virtuoso de posesión larga-presión alta y rápida tras la pérdida-recuperación-posesión larga-... Evidentemente el otro equipo puede pretender hacer lo mismo, y para imponerse hay que empezar por tener jugadores que sepan sacar la pelota jugada, y la voluntad y el entrenamiento apropiados para hacerlo; pues bien: el mal pie del rombo de salida de balón del Betis (Petros, Mandi, y sobre todo Pezzella y Adán) no permitió tal cosa. Y algo peor: la alternativa en esos casos es evidentemente el pase largo; no sólo permite avanzar metros cuando se hace con éxito, sino que (como pasa en el ajedrez o en el baloncesto con el juego exterior y el interior: amenazar una cosa permite hacer la otra) obliga al rival a aflojar la presión para no dejar el espacio entre líneas que facilita ese tipo de balones a los puntas, y especialmente al tanque que juegue de espaldas. Por el contrario, con Rubén solo arriba el Betis no pescó ni un balón largo y puso fácil el plan a los alemanes, que dominaron por completo.

A cambio el Betis defendió con solidez. El 4-2-3-1 de los locales escalonaba bien el doble pivote y metía a los extremos por dentro, con laterales muy altos. Musonda y Joaquin se sacrificaron en defensa –aunque acertaron muy poco en ataque– y Pezzella fue el muro que ya era en el Betis de Merino, al que se parecía el de Poyet. Felipe, lento y demasiado atrasado, convertía el 4-3-3 en, prácticamente, un 4-2-3-1; el chileno parece tener cierta clase, pero al ritmo que juega hoy no puede ser jamás titular por delante de Ceballos.

Última media hora del partido de Leipzig
Tras los cambios el Betis vuelve a la defensa de tres centrales ya usada con éxito ante el Sporting de Lisboa, aunque con una pequeña variante (claramente pedida por Poyet desde la banda): ante los centrales quedaban dos interiores (Petros y Jonas, luego Fabián), más un fantasista (Joaquín, luego Ceballos) y dos delanteros: un muy italiano 3-4-1-2.

 La alternacia de líneas pares e impares (3-4-1-2) separa a los jugadores
y permite salvar la presión rival: el Betis engancha una excelente jugada en el min. 80.

El Betis encajó gol muy rápidamente en una jugada defendida de modo muy desordenado, pero los buenos triángulos resultantes de ese buen esquema, la conexión entre José Carlos y Álex Alegría –por fin ese tanque que las baja y juega de espaldas–, más las dañinas caídas a banda izquierda de Rubén provocaron llegadas del Betis que trajeron el empate. Sí habrá sin embargo que cuidar un problema de ese esquema, sobre todo si se lleva a Barcelona: en defensa estática los tres hombres de arriba no pueden quedarse descolgados, emparejados con los dos centrales y el mediocentro retrasado del rival, porque se deja en una igualdad numérica muy peligrosa al resto del equipo. O sea: este esquema encaja muy bien con un 4-3-3 del rival para hacerle presión alta, pero si es superada uno de los de arriba (el mediapunta) debe retrasarse y echar una mano al mediocampo.

El 3-4-1-2: muy bueno para atacar y para presionar,
pero si salen uno de arriba tiene que volver.

¿Defensa de tres centrales?
Por demás, y aunque aquí hemos explicado mil veces que hay maneras de encajar a Rubén en un equipo que ataque en 4-3-3 –y bien se vieron ayer los estragos que hace el canario cuando cae a la banda izquierda–, el 3-4-1-2 puede ser perfectamente el plan principal de este Betis si Poyet no sabe ver otro modo de que encajar a Castro junto a un delantero tanque. Un esquema así no es el que mejor casa para defender los ataques de tres delanteros hoy de moda, pero a cambio es incómodo para el rival por poco habitual.

¿Qué jugadores se beneficiarían de tal esquema como principal? Evidentemente, los centrales, hasta el punto de que la plantilla quedaría muy corta en esa posición. También beneficiaría a los laterales, pues todos los que tiene el Betis tienen un perfil ofensivo, y a Ceballos si fuese el fantasista, pues quedaría centrado y con dos hombres por delante, (como Zidane en su Juventus, por ejemplo). Queda dicho que Rubén Castro jugaría por fin junto a un segundo delantero más potente físicamente. Tiene también el Betis jugadores que podrían hacer el difícil papel de interiores en este esquema, que han de defender bien y atacar entre líneas: Jonas, Felipe, Fabián, Petros. No hace falta tener mediocentro posicional: el tercer central lo sustituye. ¿Los perjudicados? Evidentemente los extremos, Nahuel, Musonda y Joaquín, sin sitio alguno en un esquema así; tampoco se lo han ganado con su fútbol en esta pretemporada.


Es probable que el Betis juegue así en el Camp Nou. Será un buen esquema para ese día: las largas posesiones del Barcelona permitirán subir mucho a sus laterales, y es mejor enfrentarlos directamente a los carrileros que hacer correr hacia atrás sesenta metros a nuestros extremos. ¿Jugará el Betis así más adelante? Ya veremos.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

jueves, 11 de agosto de 2016

Trofeo Colombino: síntomas preocupantes

Sufrió su primera derrota el Betis el pasado sábado en Montpellier (0-3), pero fue esta invisible para los béticos, y por ello menos dolorosa. Sin embargo sí dolió, y no hay excusas admisibles para él, el bajo rendimiento del Betis en los dos medios partidos disputados anoche como participación en el Trofeo Colombino, ante rivales (el Córdoba y el Recreativo de Huelva) de Segunda y Segunda B, contra los que cosechó una derrota (0-2) y un empate (0-0). Aunque el pésimo estado del césped, perjudicial para su supuesto estilo, y cierto infortunio –el primer partido fue igualado y en el segundo el equipo fue superior– puedan servir de coartada, el equipo dejó síntomas preocupantes, y sensaciones lejanas a las de sus victorias en la primera parte de la pretemporada.

1. Entre los problemas más notorios, aunque no sea exactamente táctico, estuvo la indiferencia y falta de reacción ante lo sucedido. No tuvo el Betis apenas tensión, ni dentro del campo ni en un conformista banquillo, ni siquiera cuando se escapaban primero un partido y luego el torneo (que curiosamente estuvo al alcance hasta el último minuto). Esa falta de activación fue una de las causas, aunque no la única, de que la presión postpérdida, básica en el estilo que pretende imponer Poyet, no funcionase.

2. Otra de las cuestiones difíciles de explicar de los semipartidos de anoche fue el planteamiento del cuadro técnico bético, y en concreto las alineaciones y esquemas de juego propuestos. Ante el Córdoba (lleno por cierto de exbéticos: Razak, Cisma, Rodas, Caro) Poyet jugó con:
Adán; Piccini, Mandi, Pezzella, Durmisi; Petros; Joaquín, Cejudo, Dani Ceballos, Nahuel; y Álex Alegría.
Ante el Recreativo lo hicieron:
Manu Herrera; Piccini, Bruno, José Carlos, Álex Martínez; Fabián; Musonda, Jonas Martin, Felipe Gutiérrez, Zozulia; y Rubén Castro.

Pues bien, a poco más de una semana del debut en Liga en el Camp Nou sorprenden al menos dos cosas:
a) Poyet no hace aún pruebas con un equipo presuntamente titular. Sí usó en el primer partido un bloque trasero que ha repetido casi idéntico en varias ocasiones (y del que luego hablaremos) y que por ello parece insinuarse titular, pero en los cinco puestos de arriba repartió entre los dos partidos a jugadores como, notablemente, Ceballos y Castro, que sin el menor atisbo de discusión han de ser titulares. Difícil será refinar mecanismos si los que han de ser titulares no juegan juntos.
b) Pero mucho más difícil aún lo será si se insiste en jugar con un esquema de juego (el llamado 4-3-3 en ataque, 4-1-4-1 en defensa) que de ningún modo puede ser el plan principal, por razones que hemos explicado muchas veces aquí (en concreto: que falta gol en los extremos y que Rubén debe jugar, pero no debe hacerlo solo arriba). Mucho más lógico que empeñarse en imponer un esquema poco adecuado –además ya trabajado de sobra en muchos partidos de esta pretemporada– parecía acumular minutos con Rubén Castro arriba junto a otro delantero que le hiciese de pivote, fuese Zozulia o Alegría. La insistencia de Poyet, a pesar de la brillante demostración (como si hiciera falta tal cosa) de un Rubén acompañado ante el Sporting de Lisboa, vuelve a arrojar sombras sobre la disposición del entrenador a adaptar sus esquemas al canario, y esto es realmente preocupante. Rubén y Alegría estuvieron aislados y desafortunados como delanteros solitarios, dicho sea de paso.

3. Ambos medios partidos dejaron en evidencia a los extremos de la plantilla bética. En el primero Joaquín y Nahuel huyeron del área rival y se empeñaron en aparecer no ya por dentro (que eso está muy bien cuando el rival junta líneas y los laterales propios suben por la banda, como fue el caso), sino muy atrás, en posiciones de interior; de ese modo apenas pisaron el área rival, no amenazaron las espaldas de los laterales, pocas veces encararon en uno contra uno (que es para lo que están: para combinar son mejores los Ceballos o Felipe) y empujaron aún más atrás a los interiores. Musonda luego evidenció que sigue teniendo problemas de elección de jugada (por llamar de algún modo a su individualismo), y Zozulia parece un delantero chocador estilo Poli Rincón, no un extremo.

4. El primer partido, en el que el Betis no logró encerrar a su rival y perdió en varios tramos el control del juego, dejó más en evidencia aún a los centrales supuestamente titulares, Mandi y Pezzella, que –más allá de errores de bulto puntuales– estuvieron sólo aceptables en la salida de balón y se vieron superados, por alto y en velocidad, por los delanteros cordobesistas. No serlo en lo primero se les supone, sobre todo a Pezzella; pero lo segundo es especialmente grave, si se pretende tirar la línea de defensa muy arriba.

Apenas dejaron estos partidos unas pocas buenas noticias: el rendimiento de Ceballos y Durmisi (que podrían hacer una sociedad de primer nivel si Castro cayese a banda izquierda), el empeño de Cejudo en rendir donde lo pongan (ya parece claro que no es interior) o que Poyet no se escondiera tras el estado del césped. Pero haya paciencia: estamos en pretemporada.


Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.