BETIS
(2):
Adán; Molinero, Perquis, Jordi, Casado; Cejudo (Nono, m. 68),
N'Diaye, Matilla (Lolo Reyes, m. 83), Kadir; Rubén Castro y Rennella
(Dani Pacheco, m. 58).
MIRANDÉS
(0):
Sergio Pérez; Aitor, César, Corral, Kijera; Rúper; Barahona (Jordi
Pablo, m. 55), Emilio Sánchez (Provencio, m. 72), Igor, Álex
García; y Juanjo (Pedro, m. 52).
Goles:
1-0, m. 28: Rubén Castro. 2-0, m. 54: Rubén Castro.
Árbitro:
Ocón Arráiz (Comité Riojano). Mostró tarjetas amarillas a
Molinero, N'Diaye, Barahona y Aitor.
Flojo
aunque finalmente tranquilo ha resultado el partido del Betis ante el
Mirandés. Ante un rival de muy baja calidad el equipo ha mostrado
cierta mejoría en el manejo del partido, aunque sigue muy lejos de
marcar las diferencias debidas en juego y ocasiones: una vez más,
esa diferencia sólo la marcó Castro.
Primera
parte
Ante un
Mirandés al que cuesta un mundo hacer gol Velázquez optó
finalmente por la más ofensiva de las posibilidades de alineación
que tenía, y de hecho la más ofensiva hasta ahora en el Betis: un
4-4-2 con N'Diaye y Matilla como mediocentros y Rennella y Castro
arriba. Los del Ebro oponían un clarísimo 4-1-4-1 con Emilio Sánche
e Igor como interiores y Rúper de jefe en la sala de máquinas.
En
principio el Betis no fue muy arriba a la presión y, sobre todo,
cometió en los primeros minutos pérdidas tempranas que permitieron
a los mirandeses llegar en dos ocasiones muy claras a la puerta
bética. Afortunadamente los visitantes andan muy cortitos de calidad
arriba y desperdiciaron sus opciones.
Una vez
más el ataque estático se convirtió en un suplicio para los
béticos (jugadores y grada). El equipo lo intentó poco por la banda
derecha, Casado fue incapaz de progresar o combinar con Kadir por la
izquierda, y por el centro sigue sin parecer que haya una salida de
balón trabajada. El equipo no se escalona ni se ofrece bien en
ataque en esa zona, y el Mirandés le cogió pronto el truco: Rúper
y los centrales controlaban al delantero que viniese a la mediapunta
(fuese Rennella o Castro), y sus interiores perseguían a Matilla y
N'Diaye, especialmente si trataban de pedirla por dentro. Viniese uno
de estos a meterse entre los centrales o dejasen a Figueras y Perquis
(con ayuda de Adán) jugar el dos contra uno ante Juanjo, la cosa
acababa muchas veces en salida limpia de uno de los centrales béticos
(el famoso hombre libre de la escuela del Barça); hasta aquí,
bien, pero entonces no se hacía un buen aclarado para permitir que
el central profundizara en esa conducción o doblara el balón al
apoyo de un interior, de modo que finalmente llegaba el pase precipitado
y la pérdida.
Tristemente,
la única manera de que el Betis llegase arriba era el pelotazo o el
robo, y en una mezcla de ambas cosas (pelotazo de Perquis y mal
despeje del defensa) llegó el 1-0.
Segunda
parte
El Betis
toma cierto control del juego y marca pronto. A partir de entonces el
juego entra en fases de dominio alterno que el Betis controla
razonablemente. A ratos la tiene el Mirandés y sus largos e
inocentes ataques son parados por mediocentros y centrales béticos.
A ratos los béticos retienen el balón: Matilla y N'Diaye vienen muy
atrás a tocarla y crean superioridades en el círculo central; el
Mirandés no va muy arriba a presionar y aunque el Betis sigue siendo incapaz de
progresar por dentro, con dos goles de ventaja ya no le importa.
Velázquez
refrescó bien el equipo para mejorar ese control: primero Pacheco
entró por la izquierda y Kadir se metió de mediapunta de un
4-2-3-1; luego Nono fue el mediapunta y mandó al argelino a
la derecha, y finalmente Reyes sustituyó a Matilla en su puesto.
Jugador
por jugador
Adán:
No da la seguridad del año pasado, sobre todo en los balones
cruzados, pero ha mejorado y cumple de sobra.
Molinero:
Progresa adecuadamente, en ataque y en defensa.
Perquis:
Hiperactivo, sobre todo en la segunda parte, hizo un partido más que
aceptable.
Figueras:
Sin renunciar a su par de figueradas por partido, está
pasando por su mejor momento desde que llegó al club. Muy bien
colocado siempre.
Casado:
Definitivamente este jugador no puede vestir la camiseta del Betis.
Tiene cierta contundencia y físico, pero su falta de agilidad (por
decirlo suavemente) y su maltrato al balón, sea para jugarlo o para
el mero despeje, lo descalifican. Gran centro en el 2-0. Se espera
urgentemente a Álex.
Cejudo:
Está voluntarioso y habilidoso, pero sigue participando poco, tal
vez porque el equipo carga muy poco el juego por su lado.
N'Diaye:
Sin estar en gran forma (parece más gordo que nunca) en esta
categoría destaca netamente. Ocupa mucho campo y saca la pelota como
pocos.
Matilla:
Jugó bien con balón. Corre lo que puede, pero puede menos de lo que
parece, por lo que su radio de acción y por tanto su impacto en el
partido son escasos.
Kadir: Tiene calidad pero de momento amaga más que pega. Casi siempre encara a dos o tres, y
así es difícil. Con Álex puede ser otra cosa.
Rennella:
Está rápido y tiene clase.
Castro:
Poco que añadir a lo ya sabido. Tuvo tres o cuatro y cayeron dos.
Dani
Pacheco: Lo intenta y tiene habilidad, pero no parece clarividente.
Nono: No
leyó bien los espacios.
Reyes:
Aparición testimonial.
Velázquez: A pesar de poner una alineación muy ofensiva el equipo sigue siendo incapaz de hacer eso que llamamos jugar al fútbol. A un equipo con la nómina de este ante un Mirandés se le pide algo más que igualar el juego y esperar que su delantero estrella le arregle los problemas. Bien en los cambios.
El detalle
El Betis por fin pone por norma a un hombre a pedirla a la corta en los córneres, atrayendo así a dos defensas, y bien se notó esa ganancia numérica: los balones a la olla fueron más peligrosos, e incluso se intentó así alguna jugada de estrategia. Es un movimiento difícil de contrarrestar.
Velázquez: A pesar de poner una alineación muy ofensiva el equipo sigue siendo incapaz de hacer eso que llamamos jugar al fútbol. A un equipo con la nómina de este ante un Mirandés se le pide algo más que igualar el juego y esperar que su delantero estrella le arregle los problemas. Bien en los cambios.
El detalle
El Betis por fin pone por norma a un hombre a pedirla a la corta en los córneres, atrayendo así a dos defensas, y bien se notó esa ganancia numérica: los balones a la olla fueron más peligrosos, e incluso se intentó así alguna jugada de estrategia. Es un movimiento difícil de contrarrestar.
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