REAL DE MADRID (0): Keylor Navas; Carvajal, Varane, Nacho, Marcelo; Modric, Marcos Llorente, Fede Valverde (Isco, m. 68); Brahim (Asensio, m. 59), Benzema (Lucas Vázquez, m. 76) y Vinicius.
BETIS (2): Pau López; Mandi, Feddal, Bartra; William (Sidnei, m. 91), Francis, Kaptoum (Jesé, m. 67), Guardado, Junior; Lo Celso y Loren (Tello, m. 73).
Goles: 0-1, m. 61: Loren. 0-2, m. 74: Jesé.
Árbitro: Undiano Mallenco (Comité Navarro). Mostró cartulina amarilla a Kaptoum, Marcos Llorente, Valverde, Carvajal e Isco. Se jubiló con un arbitraje à l'espagnole: diplomático, fuerte con el débil y débil con el fuerte.
57.000 espectadores y buenas condiciones en el Bernabéu.
Se despidió Setién del Betis con otra victoria histórica, esta vez en el estadio del club más ganador de todos los tiempos. La trayectoria de su Betis y la sordina puesta sobre partidos como el de ayer por el entorno mediático sevillano serán juzgados por la historia, y será pronto.
Primera hora de partido
Si la falta de motivación y el estado decadente del vigente tricampeón consecutivo de la Champions puede quitar valor a la victoria, el terrible arbitraje (preñado de detalles decisivos contra los béticos) y la igualmente escasa motivación que en principio podían haber tenido los béticos le devuelve valor a esta. Pronto habrá ocasión de analizar, eso sí, por qué este Betis ha rendido en escenarios así muy por encima de lo hecho en los alcoraces y butarques de la categoría.
Setién, conocedor de su destino ya antes del partido, murió con sus botas puestas: alineó a un equipo de fieles a sus ideas (los que en la hora de la despedida le han dado las gracias en lugar de recordar los errores cometidos), como Mandi, Bartra, Junior, Francis o Guardado, y se atrevió una vez más a disputar el balón a un grande en su propia casa. Para ello plantó a un equipo bastante físico para lo habitual en este Betis y lo colocó prácticamente en espejo ante el 4-3-3 madridista: con unos carrileros no excesivamente adelantados (ya subían bastante los del rival) y Carvalho en posición avanzada para estorbar a Llorente, el Betis presionaría prácticamente en uno contra uno al Madrid durante la mayoría del partido.
El Betis dibujaba pues un habitual 3-1-4-2, en el que de nuevo Feddal, aun siendo zurdo, era el defensa central, para aprovechar mejor allí sus características de defensa a la antigua y su buen pase largo –cerrada su salida por la posición de Carvalho–; Bartra, más rápido que el marroquí y tendente a la salida en conducción, quedaría en la izquierda. La contracara de la valiente presión bética, además del desgaste físico, sería la situación de los centrales béticos, expuestos al mano a mano contra los tres puntas madridistas. Con problemas para salir jugando y tapiada su banda derecha por Junior, los madridistas cargarían el ataque por su banda izquierda, hacia las habituales caídas a ese costado de Benzema y las subidas de Marcelo para conectar con las siempre vistosas conducciones del triatleta Vinicius (carreras, bicicletas, y, al final, nada en casi ninguna de sus jugadas), siempre prometedoras pero casi siempre bien controladas por Mandi. En el sector contrario Brahmi prácticamente no participaría en el juego.
En el Betis Lo Celso era el encargado de alborotar el sistema defensivo rival, con movimientos muy libres que habitualmente caían a la zona de interior derecho pero sin dejar de aparecer por los espacios generados por Loren. Guardado era un interior muy móvil, que buscaba también la espalda de los centrocampistas del Madrid por delante de Carvalho y preferentemente por el sector izquierdo del ataque bético. El Betis, tomando como siempre importantes riesgos en la salida de balón pero esta vez con un Carvalho exquisito en corto, tocaba con cierto desahogo en el centro del campo, donde contaba con cierta superioridad numérica, y buscaba la espalda de una defensa madridista muy adelantada. Las ocasiones, escasas, se alternaban en ambas áreas, aunque siempre más y más peligrosas en la madridista. Una buena combinación de los béticos, que incluyó un desmarque de un interior bético a la espalda de la defensa rival (jugada, desgraciadamente, rara de ver esta temporada), acababa con el 0-1 sobre la hora de juego.
Última media hora
Muy en su estilo habitual –ese desastre táctico que le ha dado tres Copas de Europa– Zidane va acumulando hombres de ataque sin demasiado criterio: tras cambiar cromos con los dos primeros relevos, parece acabar con su 4-3-3 pero con los extremos finalmente a pie natural (Vázquez y Asensio), destinados pues a acabar jugada con centros hacia rematadores del calibre de Vinicius e Isco (¡?). Valiente y, literalmente, sin nada que perder, Setién atrasa a Lo Celso para meter a Jesé como (verdadero) segundo punta; para el tramo final renuncia (como suele hacer habitualmente si va ganando) a defender mano a mano en todo el campo, y organiza un 5-4-1 en el que Tello y Guardado ocupan las bandas, mientras Lo Celso y Carvalho ejercen de mediocentros. Desquiciado y desorganizado el Madrid, un Betis en su salsa se dedica a jugar un gigantesco rondo de 11 contra 10 (Pau participa) y termina el partido dominando ampliamente la posesión y sin pasar el menor apuro.
Línea por línea
Pau jugó bien con los pies e intervino poco bajo palos. Pese a las dificultades del rival y el sistema de juego, la línea de tres bética sostuvo al equipo sin problemas, con sentido de la anticipación y buena salida de balón.
Aunque en este blog huyamos de la crítica –fácil– hacia los entrenadores como meros alineadores, partidos como el de ayer retratan aciertos y errores, y en este caso concreto las apuestas de Setién por Junior y Francis en los carriles para esta temporada. El dominicano, que difícilmente durará mucho en el club, hizo una verdadera exhibición de poderío físico, gestión del balón y manejo de los fundamentos técnicos del juego (véase la asistencia del 0-2, con su derecha). En la banda contraria Francis añadió un grave error técnico y táctico en la jugada más peligrosa del Madrid (un disparo al palo de Benzema tras asistencia involuntaria del bético) a una simétrica exhibición, pero de falta de condiciones físicas para el carril: con su escasa potencia física no puede exponerse a constantes unos contra uno en los que siempre perderá.
Carvalho hizo uno de sus mejores partidos ofensivos en el Betis; magnífico en el manejo en espacios reducidos, le faltó profundizar cuando salió de la presión. Guardado compensó con su asistencia y su mejora en el tramo final una hora de juego deficiente, y Kaptoum progresa muy adecuadamente.
Arriba Lo Celso volvió a demostrar su enorme clase con balón, aunque le faltó el gol; por fin lo alcanzaron Loren y Jesé, que lucieron por demás poco. Tello provocó algún peligro y Sidnei apareció de forma anecdótica como mediocentro.
Setién se va del club como uno de los entrenadores tácticamente más capacitados de su historia, y deja en la retina de los béticos –partidarios y detractores– un puñado de partidos que jamás se olvidarán. Volverán las goleadas en campos célebres y entonces se le echará de menos.
Pronto llegará un balnace de la temporada. Entre tanto, pueden comentar aquí o en Twitter.
lunes, 20 de mayo de 2019
lunes, 13 de mayo de 2019
Betis 2 - Huesca 1 (37ª jornada de LaLiga)
BETIS (2): Joel Robles; Francis (William Carvalho, m. 65), Bartra, Feddal, Junior; Joaquín, Guardado (Lainez, m. 90), Kaptoum (Jesé, m. 77), Tello; Lo Celso y Loren.
S.D. HUESCA (1): Jovanovic; Pulido, Etxeita, Diéguez, Javi Galán; Juanpi (Cristian Rivera, m. 79), Herrera, Moi Gómez, Ferreiro (Luisinho, m. 92); Melero (Musto, m. 79) y Enric Gallego.
Goles: 1-0, m. 22: Joaquín. 1-1, m. 54: Juanpi, de penalti. 2-1, m. 97: Joaquín.
Árbitro: Cordero Vega (Comité Cántabro). Hiperactuado. Amonestó a Etxeita, Javi Galán, Feddal, Luisinho. Expulsó con roja directa a Pulido (m. 77).
Incidencias: 28.000 espectadores y calor sofocante en el Villamarín.
Tuvo que acabar el rival con diez jugadores y llegar el último minuto de un largo descuento para que el Betis superase al Huesca tras un mal partido. El Betis, cierto, fue algo mejor que su rival, pero era día para pasar por encima de un equipo que ya ha bajado los brazos (fue goleado de forma hiriente hace pocos días), con ausencias importantes y que es uno de los peores visitantes de la categoría.
Primeros 55 minutos
Y es que la más plausible causa del bajo rendimiento del Betis en las últimas jornadas es una falta de activación que a veces raya la indolencia; más adelante tocaremos el tema, aunque afortunadamente lo nuestro es la táctica; en ella los entrenadores y jugadores del Betis estuvieron tan finos como casi siempre.
Los béticos repitieron alineación (algo notable) y volvieron a usar el bien diseñado y muy especial 4-2-3-1 de Eibar, aunque (más que nunca) esa simple serie de cifras dice poco sobre los sutiles mecanismos realizados sobre el campo. Como hace una semana, los béticos defendían con un 4-4-2 en el que Lo Celso y Loren quedaban por delante de un doble pivote formado por Guardado y Kaptoum. Pero a la hora de atacar se movían de nuevo con detallismo: ambos mediocentros más Lo Celso se intercambiaban los roles de pivote e interiores para organizar un 4-3-3 en el que los laterales, en la mayoría de las jugadas, hacían movimientos de lateral-interior para que Joaquín y Tello quedaran como extremos a la antigua, por fuera. La calidad de los movimientos ajedrecísticos de los jugadores béticos llegaba a tal perfección que en algún momento clonaban con exactitud sorprendente situaciónes óptimas teóricas de espaciado de jugadores en ataque (aquí ya comentadas muchas veces):
Como sucedía en el Bayern de Guardiola, resultaban curiosos algunos detalles de las permutas entre los tres hombres de fuera: Lo Celso solía ser interior derecho muy ofensivo, pero Kaptoum se resistía a ocupar una posición tan adelantada y eso provocaba en bastantes ocasiones un original movimiento de desdoble por dentro de Junior en el que el dominicano (exactamente como le sucedía a Alaba cuando jugaba en el costado izquierdo junto a Thiago) aparecía prácticamente como delantero, a la izquierda de Loren. Por la derecha Francis sí era un obediente Lahm.
Sin embargo el ritmo del partido, tal vez obligado por prudencia ante la altísima temperatura que sufrían los jugadores, era bajo y el Betis rara vez se ponía de gol. De hecho los béticos, remisos a hacer una presión muy alta, toleraron al inicio largas posesiones de los oscenses, que por su parte jugaban también un 4-2-3-1, este clásico, en el que Melero mediapunteaba por detrás del incordioso tanque Gallego. Joaquín marcaba de cabeza mediada la primera mitad, pero el Huesca empataba pronto en la segunda parte.
Minuto 55 al finalAunque tarde y solo con relativo éxito, el Betis trata de meter algo más de intensidad al juego y empuja al Huesca, que ya apenas sale. En el minuto 65 Setién mete a Carvalho y pasa a un 3-1-4-2 en el que Junior es tercer central y Lo Celso queda arriba con Loren. Cuando comparece Jesé prácticamente se dibuja un 3-4-3, y más aún con Lainez como extremo derecho, en un final en el que los visitantes ya se encierran muy atrás y el Betis mete arriba incluso a Feddal. Muy tarde llega un gran gol de Joaquín.
Línea por línea
Joel cumplió en un partido con poco trabajo. El penalti algo absurdo de Feddal y un encuentro de escasa autoridad de Bartra refuerzan la convicción de que los centrales de este equipo juegan más a gusto en línea de tres que en la tradicional de cuatro.
Aunque pase desapercibido por la escasa espectacularidad de sus acciones Junior hizo una verdadera exhibición física. Su dominio de cualquier balón o rival que pase por su radio de acción, más amplio que el de cualquier otro jugador, es tremendo y recuerda a los laterales del (muy físico) fútbol italiano de los 90; como además sabe parar la pelota y pasarla, como se vio en el 1-0, resulta un jugador sin techo a la vista. La cualidades de Francis son exactamente opuestas, cosa que nos hace dudar cada día más que sea un jugador válido para este nivel, al menos como lateral.
Guardado, como suele, suplió con voluntad y manejo de balón sus limitaciones físicas. No las tiene Kaptoum, que usó mil veces su arrancada para desbordar por dentro y ganar balones divididos. ¿Será lateral? Tello metió miedo pero culminó poco, al contrario que un Joaquín que demostró un amor propio y un dolor de camiseta que parece abundar poco en la plantilla. Lo Celso dejó toques de calidad y Loren no tuvo acierto ni suerte.
A su manera y paradójicamente Carvalho subió el ritmo del Betis. Jesé tuvo tiempo de fallar su ocasión habitual y Lainez tuvo muy poco, pero suficiente para mostrar escaso criterio de elección de jugada.
Eder Sarabia, sustituto de Setién ante la prensa, habló de que los jugadores "se habían partido el pecho" y abundó (como luego Bartra) en la mala fortuna del equipo en partidos "muy bien" jugados como el de Eibar o (Setién dixit semanas antes) ante el Valencia (ambos acabados en derrota). Aunque la autorreivindicación sea comprensible, parece evidente que este conformismo, que cae prácticamente en la complacencia de los técnicos hacia sus jugadores, ha fomentado muy poco la competitivdad de este equipo. Aunque no sea el tema central de este blog, a final de temporada analizaremos el asunto con más extensión, intentando usar datos objetivos.
El detalle
A poco del final (1-1) un córner favorable al Betis tardó interminables segundos en encontrar quien lo sacara; acciones así hablan por sí solas de la motivación del equipo.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
S.D. HUESCA (1): Jovanovic; Pulido, Etxeita, Diéguez, Javi Galán; Juanpi (Cristian Rivera, m. 79), Herrera, Moi Gómez, Ferreiro (Luisinho, m. 92); Melero (Musto, m. 79) y Enric Gallego.
Goles: 1-0, m. 22: Joaquín. 1-1, m. 54: Juanpi, de penalti. 2-1, m. 97: Joaquín.
Árbitro: Cordero Vega (Comité Cántabro). Hiperactuado. Amonestó a Etxeita, Javi Galán, Feddal, Luisinho. Expulsó con roja directa a Pulido (m. 77).
Incidencias: 28.000 espectadores y calor sofocante en el Villamarín.
Tuvo que acabar el rival con diez jugadores y llegar el último minuto de un largo descuento para que el Betis superase al Huesca tras un mal partido. El Betis, cierto, fue algo mejor que su rival, pero era día para pasar por encima de un equipo que ya ha bajado los brazos (fue goleado de forma hiriente hace pocos días), con ausencias importantes y que es uno de los peores visitantes de la categoría.
Primeros 55 minutos
Y es que la más plausible causa del bajo rendimiento del Betis en las últimas jornadas es una falta de activación que a veces raya la indolencia; más adelante tocaremos el tema, aunque afortunadamente lo nuestro es la táctica; en ella los entrenadores y jugadores del Betis estuvieron tan finos como casi siempre.
Los béticos repitieron alineación (algo notable) y volvieron a usar el bien diseñado y muy especial 4-2-3-1 de Eibar, aunque (más que nunca) esa simple serie de cifras dice poco sobre los sutiles mecanismos realizados sobre el campo. Como hace una semana, los béticos defendían con un 4-4-2 en el que Lo Celso y Loren quedaban por delante de un doble pivote formado por Guardado y Kaptoum. Pero a la hora de atacar se movían de nuevo con detallismo: ambos mediocentros más Lo Celso se intercambiaban los roles de pivote e interiores para organizar un 4-3-3 en el que los laterales, en la mayoría de las jugadas, hacían movimientos de lateral-interior para que Joaquín y Tello quedaran como extremos a la antigua, por fuera. La calidad de los movimientos ajedrecísticos de los jugadores béticos llegaba a tal perfección que en algún momento clonaban con exactitud sorprendente situaciónes óptimas teóricas de espaciado de jugadores en ataque (aquí ya comentadas muchas veces):
Como sucedía en el Bayern de Guardiola, resultaban curiosos algunos detalles de las permutas entre los tres hombres de fuera: Lo Celso solía ser interior derecho muy ofensivo, pero Kaptoum se resistía a ocupar una posición tan adelantada y eso provocaba en bastantes ocasiones un original movimiento de desdoble por dentro de Junior en el que el dominicano (exactamente como le sucedía a Alaba cuando jugaba en el costado izquierdo junto a Thiago) aparecía prácticamente como delantero, a la izquierda de Loren. Por la derecha Francis sí era un obediente Lahm.
Sin embargo el ritmo del partido, tal vez obligado por prudencia ante la altísima temperatura que sufrían los jugadores, era bajo y el Betis rara vez se ponía de gol. De hecho los béticos, remisos a hacer una presión muy alta, toleraron al inicio largas posesiones de los oscenses, que por su parte jugaban también un 4-2-3-1, este clásico, en el que Melero mediapunteaba por detrás del incordioso tanque Gallego. Joaquín marcaba de cabeza mediada la primera mitad, pero el Huesca empataba pronto en la segunda parte.
Minuto 55 al finalAunque tarde y solo con relativo éxito, el Betis trata de meter algo más de intensidad al juego y empuja al Huesca, que ya apenas sale. En el minuto 65 Setién mete a Carvalho y pasa a un 3-1-4-2 en el que Junior es tercer central y Lo Celso queda arriba con Loren. Cuando comparece Jesé prácticamente se dibuja un 3-4-3, y más aún con Lainez como extremo derecho, en un final en el que los visitantes ya se encierran muy atrás y el Betis mete arriba incluso a Feddal. Muy tarde llega un gran gol de Joaquín.
Línea por línea
Joel cumplió en un partido con poco trabajo. El penalti algo absurdo de Feddal y un encuentro de escasa autoridad de Bartra refuerzan la convicción de que los centrales de este equipo juegan más a gusto en línea de tres que en la tradicional de cuatro.
Aunque pase desapercibido por la escasa espectacularidad de sus acciones Junior hizo una verdadera exhibición física. Su dominio de cualquier balón o rival que pase por su radio de acción, más amplio que el de cualquier otro jugador, es tremendo y recuerda a los laterales del (muy físico) fútbol italiano de los 90; como además sabe parar la pelota y pasarla, como se vio en el 1-0, resulta un jugador sin techo a la vista. La cualidades de Francis son exactamente opuestas, cosa que nos hace dudar cada día más que sea un jugador válido para este nivel, al menos como lateral.
Guardado, como suele, suplió con voluntad y manejo de balón sus limitaciones físicas. No las tiene Kaptoum, que usó mil veces su arrancada para desbordar por dentro y ganar balones divididos. ¿Será lateral? Tello metió miedo pero culminó poco, al contrario que un Joaquín que demostró un amor propio y un dolor de camiseta que parece abundar poco en la plantilla. Lo Celso dejó toques de calidad y Loren no tuvo acierto ni suerte.
A su manera y paradójicamente Carvalho subió el ritmo del Betis. Jesé tuvo tiempo de fallar su ocasión habitual y Lainez tuvo muy poco, pero suficiente para mostrar escaso criterio de elección de jugada.
Eder Sarabia, sustituto de Setién ante la prensa, habló de que los jugadores "se habían partido el pecho" y abundó (como luego Bartra) en la mala fortuna del equipo en partidos "muy bien" jugados como el de Eibar o (Setién dixit semanas antes) ante el Valencia (ambos acabados en derrota). Aunque la autorreivindicación sea comprensible, parece evidente que este conformismo, que cae prácticamente en la complacencia de los técnicos hacia sus jugadores, ha fomentado muy poco la competitivdad de este equipo. Aunque no sea el tema central de este blog, a final de temporada analizaremos el asunto con más extensión, intentando usar datos objetivos.
El detalle
A poco del final (1-1) un córner favorable al Betis tardó interminables segundos en encontrar quien lo sacara; acciones así hablan por sí solas de la motivación del equipo.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
domingo, 5 de mayo de 2019
S.D. Eibar 1 - Betis 0 (36ª jornada de LaLiga)
SD EIBAR (1): Dmitrovic; De Blasis, Ramis, Sergio Álvarez, Cote; Escalante, Joan Jordán; Pedro León (Paulo Oliveira, m. 61), Orellana, Cucurella; y Sergi Enrich (Kike García, m. 84).
BETIS (0): Joel Robles; Francis (Lainez, m. 73), Bartra, Feddal, Junior; Kaptoum (Jesé, m. 83), Guardado (William Carvalho, m. 80); Joaquín, Lo Celso, Tello; y Loren.
Gol: 1-0, m. 45: Cote.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego); amonestó a Bartra, Tello, Ramis, Cote y Escalante.
Buena entrada en Ipurúa, lo que allí significa menos de 5.000 espectadores.
Empeñado en dejar escapar los sucesivos trenes que –sorprendentemente– aún le esperaban en el andén, el Betis terminal de Setién explora nuevas formas de caer derrotado: jugando bien, mal o regular, cuando merece perder, empatar o ganar, en casa o, como hoy, tras trabajarse un empate o incluso algo más en un campo complicado. La inoperancia del equipo en las áreas, y especialmente en la rival, tuvo de nuevo mucho que ver con el resultado, aunque el discurso victimista de su entrenador no ayuda tampoco a meter en el plantel el veneno competitivo que es decisivo en ese lugar. La única nota positiva del final de temporada es que el antisetienismo parece haber optado por no hacer leña del árbol caído –algo de agradecer– y su cansina cantinela, cobrada su pieza, ha amainado.
De este penoso tramo los posicionalistas nos llevaremos al menos un muestrario de los conocimientos tácticos de la pareja de técnicos béticos y de su esmerado ajedrez en la colocación de los jugadores, algo que probablemente echaremos en menos en el futuro. En este caso se ofrecieron esquemas diferentes en defensa y ataque y –lo que es más notable– volvimos a presenciar el mecanismo de laterales-interiores tan raro de ver en la liga española –históricamente inédito antes de este último Betis, más bien– que fue estrenado hace muy pocas jornadas con nulo eco en la tácticamente iletrada prensa deportiva sevillana –y, dicho sea de paso, propuesto en sitios como este meses atrás–.
En efecto, de la alineación bética y alguna declaración prepartido podía intuirse lo que propondría el Betis: el popularmente llamado 4-2-3-1, esto es, un 4-4-2 en defensa...
que se convertiría en 4-3-3 en posesión de balón al virar sus posiciones los mediocentros y puntas para que Kaptoum (no Guardado, como nosotros preveíamos) se convirtiese en mediocentro, y Guardado y Lo Celso en interiores:
El mecanismo de laterales-interiores consistió en que al progresar el ataque Francis y Junior, en lugar de doblar por fuera a Joaquín y Tello como toda la vida de dios, quedaban en posiciones retrasadas para que los extremos siguieran jugando muy pegados a la cal, y Lo Celso y Guardado fueran los encargados de ocupar posiciones adelantadas a los costados de Loren:
Como ya hemos explicado aquí, a cambio de perder la sorpresa del desdoble del lateral esta forma de avanzar, muy usada por Guardiola en Múnich y Mánchester, tiene varias ventajas: ante todo, evita al lateral situaciones de uno contra uno en ataque, mucho más apropiadas para verdaderos extremos como Tello o Joaquín que para un Francis; además coloca entre líneas a jugadores habilidosos como Lo Celso, deja el cierre de la contrapresión a defensas naturales y, en fin, ahorra recorrido y cambios de rol a los tres jugadores del ala. Por demás el mecanismo puede activarse o no en cada jugada, permutando posiciones.
El Eibar dispuso también un 4-2-3-1 en el que Orellana mediapunteaba por detrás de Enrich, y León y Cucurella ocupaban las bandas. El desarrollo del encuentro fue bastante homogéneo y mostró el choque de estilos de dos equipos que buscan el dominio de la posesión por vías distintas; los vascos, al estilo británico (que intentó implantar en el Betis Poyet sin éxito alguno hace dos años): presión alta de mucho desgaste físico, ritmo alto, búsqueda de las segundas jugadas, transiciones veloces y juego hacia extremos a pie natural que cruzan balones a un área cargada de rematadores; los béticos, al estilo del juego de posición clásico, esto es, riesgos altos en la salida de balón para evitar el pelotazo largo, posesiones duraderas, e intentos de instalarse en campo rival y hacer una presión intensa y breve cuando se pierde el balón (Gegenpressing o contrapresión).
Primera parte
El desarrollo del partido fue bastante homogéneo: un intercambio de golpes en el que unos y otros tuvieron un éxito solo parcial a la hora de sacar el balón jugado. Ni Eibar ni Betis supieron encontrar la presunta superioridad numérica por dentro que debía provocar el retraso a zonas interiores de sus respectivos mediapuntas; el Betis se vio obligado con frecuencia a jugar largo –con muy poco éxito– hacia un Loren en inferioridad, y solo sabía progresar por los costados, especialmente el derecho. El Eibar salía en ocasiones gracias al juego de espaldas de sus hombres de arriba, pero sus balones cruzados tampoco encontraban remate en el área bética. Un córner cerca del descanso acababa en un gol clonado del encajado ante el valencianista Guedes hace muy poco.
Segunda parte
El escenario cambia poco, salvo en que el Betis toma cada vez más riesgos y las ocasiones son cada vez más frecuentes en las dos áreas. Cerca del final llegan los cambios de Setién, todos ofensivos: Lainez retrasa a Joaquín a lateral, Carvalho sustituye en su puesto a Guardado y finalmente Jesé se convierte en segundo punta para retrasar a Lo Celso a mediocentro ofensivo con el portugués junto a él. El Betis lo intenta de todas las formas pero solo consigue gloria para el portero local, que para incluso un penalti; el Eibar perdona también el segundo.
Línea por línea
El gol encajado por Joel no era imparable, pero las varias paradas de mérito que hizo durante el partido lo exoneran de toda responsabilidad; ahora mismo está sin duda mejor que Pau.
Francis cumplió en su vuelta al once, al igual que una pareja de centrales asentada y puesta a prueba. Junior no estuvo brillante pero impone siempre su físico, esta vez ante el peligroso León.
Tello fue punzante, especialmente cuando el juego fue suficientemente veloz para impedir la llegada de ayudas a su lateral; Joaquín amagó bien pero pegó poco, y Guardado fue de nuevo un pasador seguro aunque poco relevante en zonas calientes. Kaptoum parece consolidarse en la categoría con su fútbol peculiar: en un puesto delicado (mediocentro) cometió algunas pérdidas peligrosas y no mostró buen pie para el pase, pero a cambio su aceleración en corto le permite romper líneas y ganar balones divididos; es un jugador de características muy útiles pero difícil de colocar para un entrenador.
Lo Celso, implicadísimo dadas las circunstancias, pudo ser decisivo y se quedó en protagonista de ocasiones falladas: un palo y un penalti, nada menos. Loren hizo lo de siempre de los delanteros de este Betis: buen trabajo sucio y nulidad ante puerta.
Lainez volvió a mostrar un uno contra uno muy aprovechable; tal vez los mexicanos lleven algo de razón. Carvalho, a su ritmo diésel, y Jesé aparecieron apenas en una jugada de interés.
Setién y Sarabia ven terminar su antes brillante etapa entre una inmerecida melancolía, en parte causada por la terrible inoperancia goleadora de su plantilla. Afortunadamente el equipo no se vino abajo un par de jornadas antes, porque entonces tal vez habría drama.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
BETIS (0): Joel Robles; Francis (Lainez, m. 73), Bartra, Feddal, Junior; Kaptoum (Jesé, m. 83), Guardado (William Carvalho, m. 80); Joaquín, Lo Celso, Tello; y Loren.
Gol: 1-0, m. 45: Cote.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego); amonestó a Bartra, Tello, Ramis, Cote y Escalante.
Buena entrada en Ipurúa, lo que allí significa menos de 5.000 espectadores.
Empeñado en dejar escapar los sucesivos trenes que –sorprendentemente– aún le esperaban en el andén, el Betis terminal de Setién explora nuevas formas de caer derrotado: jugando bien, mal o regular, cuando merece perder, empatar o ganar, en casa o, como hoy, tras trabajarse un empate o incluso algo más en un campo complicado. La inoperancia del equipo en las áreas, y especialmente en la rival, tuvo de nuevo mucho que ver con el resultado, aunque el discurso victimista de su entrenador no ayuda tampoco a meter en el plantel el veneno competitivo que es decisivo en ese lugar. La única nota positiva del final de temporada es que el antisetienismo parece haber optado por no hacer leña del árbol caído –algo de agradecer– y su cansina cantinela, cobrada su pieza, ha amainado.
De este penoso tramo los posicionalistas nos llevaremos al menos un muestrario de los conocimientos tácticos de la pareja de técnicos béticos y de su esmerado ajedrez en la colocación de los jugadores, algo que probablemente echaremos en menos en el futuro. En este caso se ofrecieron esquemas diferentes en defensa y ataque y –lo que es más notable– volvimos a presenciar el mecanismo de laterales-interiores tan raro de ver en la liga española –históricamente inédito antes de este último Betis, más bien– que fue estrenado hace muy pocas jornadas con nulo eco en la tácticamente iletrada prensa deportiva sevillana –y, dicho sea de paso, propuesto en sitios como este meses atrás–.
En efecto, de la alineación bética y alguna declaración prepartido podía intuirse lo que propondría el Betis: el popularmente llamado 4-2-3-1, esto es, un 4-4-2 en defensa...
que se convertiría en 4-3-3 en posesión de balón al virar sus posiciones los mediocentros y puntas para que Kaptoum (no Guardado, como nosotros preveíamos) se convirtiese en mediocentro, y Guardado y Lo Celso en interiores:
El mecanismo de laterales-interiores consistió en que al progresar el ataque Francis y Junior, en lugar de doblar por fuera a Joaquín y Tello como toda la vida de dios, quedaban en posiciones retrasadas para que los extremos siguieran jugando muy pegados a la cal, y Lo Celso y Guardado fueran los encargados de ocupar posiciones adelantadas a los costados de Loren:
Como ya hemos explicado aquí, a cambio de perder la sorpresa del desdoble del lateral esta forma de avanzar, muy usada por Guardiola en Múnich y Mánchester, tiene varias ventajas: ante todo, evita al lateral situaciones de uno contra uno en ataque, mucho más apropiadas para verdaderos extremos como Tello o Joaquín que para un Francis; además coloca entre líneas a jugadores habilidosos como Lo Celso, deja el cierre de la contrapresión a defensas naturales y, en fin, ahorra recorrido y cambios de rol a los tres jugadores del ala. Por demás el mecanismo puede activarse o no en cada jugada, permutando posiciones.
El Eibar dispuso también un 4-2-3-1 en el que Orellana mediapunteaba por detrás de Enrich, y León y Cucurella ocupaban las bandas. El desarrollo del encuentro fue bastante homogéneo y mostró el choque de estilos de dos equipos que buscan el dominio de la posesión por vías distintas; los vascos, al estilo británico (que intentó implantar en el Betis Poyet sin éxito alguno hace dos años): presión alta de mucho desgaste físico, ritmo alto, búsqueda de las segundas jugadas, transiciones veloces y juego hacia extremos a pie natural que cruzan balones a un área cargada de rematadores; los béticos, al estilo del juego de posición clásico, esto es, riesgos altos en la salida de balón para evitar el pelotazo largo, posesiones duraderas, e intentos de instalarse en campo rival y hacer una presión intensa y breve cuando se pierde el balón (Gegenpressing o contrapresión).
Primera parte
El desarrollo del partido fue bastante homogéneo: un intercambio de golpes en el que unos y otros tuvieron un éxito solo parcial a la hora de sacar el balón jugado. Ni Eibar ni Betis supieron encontrar la presunta superioridad numérica por dentro que debía provocar el retraso a zonas interiores de sus respectivos mediapuntas; el Betis se vio obligado con frecuencia a jugar largo –con muy poco éxito– hacia un Loren en inferioridad, y solo sabía progresar por los costados, especialmente el derecho. El Eibar salía en ocasiones gracias al juego de espaldas de sus hombres de arriba, pero sus balones cruzados tampoco encontraban remate en el área bética. Un córner cerca del descanso acababa en un gol clonado del encajado ante el valencianista Guedes hace muy poco.
Segunda parte
El escenario cambia poco, salvo en que el Betis toma cada vez más riesgos y las ocasiones son cada vez más frecuentes en las dos áreas. Cerca del final llegan los cambios de Setién, todos ofensivos: Lainez retrasa a Joaquín a lateral, Carvalho sustituye en su puesto a Guardado y finalmente Jesé se convierte en segundo punta para retrasar a Lo Celso a mediocentro ofensivo con el portugués junto a él. El Betis lo intenta de todas las formas pero solo consigue gloria para el portero local, que para incluso un penalti; el Eibar perdona también el segundo.
Línea por línea
El gol encajado por Joel no era imparable, pero las varias paradas de mérito que hizo durante el partido lo exoneran de toda responsabilidad; ahora mismo está sin duda mejor que Pau.
Francis cumplió en su vuelta al once, al igual que una pareja de centrales asentada y puesta a prueba. Junior no estuvo brillante pero impone siempre su físico, esta vez ante el peligroso León.
Tello fue punzante, especialmente cuando el juego fue suficientemente veloz para impedir la llegada de ayudas a su lateral; Joaquín amagó bien pero pegó poco, y Guardado fue de nuevo un pasador seguro aunque poco relevante en zonas calientes. Kaptoum parece consolidarse en la categoría con su fútbol peculiar: en un puesto delicado (mediocentro) cometió algunas pérdidas peligrosas y no mostró buen pie para el pase, pero a cambio su aceleración en corto le permite romper líneas y ganar balones divididos; es un jugador de características muy útiles pero difícil de colocar para un entrenador.
Lo Celso, implicadísimo dadas las circunstancias, pudo ser decisivo y se quedó en protagonista de ocasiones falladas: un palo y un penalti, nada menos. Loren hizo lo de siempre de los delanteros de este Betis: buen trabajo sucio y nulidad ante puerta.
Lainez volvió a mostrar un uno contra uno muy aprovechable; tal vez los mexicanos lleven algo de razón. Carvalho, a su ritmo diésel, y Jesé aparecieron apenas en una jugada de interés.
Setién y Sarabia ven terminar su antes brillante etapa entre una inmerecida melancolía, en parte causada por la terrible inoperancia goleadora de su plantilla. Afortunadamente el equipo no se vino abajo un par de jornadas antes, porque entonces tal vez habría drama.
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