sábado, 30 de noviembre de 2019

Mallorca 1 - Betis 2 (15ª jornada de LaLiga)

R.C.D. MALLORCA (1): Reina; Fran Gámez, Valjent, Raíllo, Lumor; Baba (Lago Junior, m. 46), Salva Sevilla; Kubo, Febas, Dani Rodríguez (Chavarría, m. 76); y Budimir (Abdón, m. 68).
BETIS (2): Joel Robles; Mandi, Bartra, Feddal; Emerson, Canales, Guardado, Pedraza; Fekir (Lainez, m. 84), Loren (Borja Iglesias, m. 68) y Joaquín (Kaptoum, m. 79).
0-1, m. 6: Joaquín, de penalti. 0-2, m. 32: Fekir. 1-2, m. 54: Lago Junior, de penalti.
Martínez Munuera (Comité Valenciano). Amarillas a Lumor, en dos ocasiones (la segunda en el minuto 91), Kubo, Guardado, Mandi, Loren y Emerson.
17.000 espectadores y césped algo irregular en Son Moix.

Una mezcla de fortuna, superior calidad en la delantera y dispar actuación de los porteros dio al Betis una victoria inmerecida por juego. Los verdiblancos fueron algo superiores en la primera mitad pero se vieron claramente superados cuando los mallorquines se tiraron a por el partido y se entró en una dinámica de ida y vuelta.

Primeros veinticinco minutos
Tras la victoria ante el Valencia, Rubi repitió planteamiento con solo cambios forzados por lesión más la –discutible– entrada de Bartra por Edgar. Así pues el central catalán ejercería durante casi todo el partido como mediocentro defensivo de un 4-3-3 en defensa posicional, con la misión de barrer la zona del mediapunta rival, mientras que en ataque estático (una vez superada, en su caso, la presión alta del Mallorca) se incrustaría como central entre unos abiertos Mandi y Feddal. En esa fase, la ofensiva, el Betis dibujaba de nuevo un esquema no muy definido entre el 3-4-3 y el (aquí odiado desde anteriores temporadas) 3-1-4-2: a veces Canales y Guardado atacaban en paralelo, pero muchas otras el primero centraba y retrasaba su posición, y arrastraba hacia atrás a Fekir hasta ponerlo a la altura de Guardado, que entonces casi se pisaba terrenos con Joaquín. Los laterales, ya carrileros, iniciaban la jugada muy altos:

El ataque del Betis: ni 3-4-3 ni 3-1-4-2.

El Mallorca jugaba una especie de 4-2-3-1, con extremos cerrados y laterales también altos en ataque; defendía generalmente en 4-4-2, pero al atacar había mucho intercambio de posiciones por detrás del punta Budimir: solo Kubo quedaba claramente a la derecha, mientras Salva Sevilla (segundo mediocentro), Dani Rodríguez y Febas se movían por dentro, por delante de Baba.

El Betis inicia el partido haciendo una presión altísima y ante el empeño del Mallorca en sacarla jugada consigue varios robos en la salida del rival tras los que acelera la jugada (aspecto mejorable de la etapa anterior). Tras varias ocasiones llega el 0-1, e incluso se ronda el 0-2. Los béticos sacan además el balón con mucha limpieza desde atrás ante la indecisa presión local, recordando tiempos más felices.

Minutos 25 al 45
El Mallorca logra zafarse de la presión y el Betis comienza a pasar apuros: permeable por dentro pese a la presencia de Bartra, demuestra una vez más su incapacidad para defender posicionalmente y el Mallorca llega mucho a puerta. Sin embargo el Betis marca en un contragolpe y logra bajar el ritmo del partido hacia el final del primer tiempo.

Segunda parte
Ya sin nada que perder, el Mallorca retira a su mediocentro defensivo; mete por él un verdadero extremo izquierdo (Lago Junior) y queda con Kubo por la derecha, más Rodríguez, Febas y Salva (algo más retrasado) por dentro y Budimir arriba. Sin reservar ya nada el Mallorca se lanza a una presión alta casi suicida y durante quince minutos encierra al Betis y logra el 1-2. Los béticos pasan de nuevo terribles apuros en defensa posicional.

Con el paso de los minutos el exigido físico de los baleares decae y el Betis comienza a salir de la presión con más asiduidad, aunque pocas veces logra contras claras. Vista la incapacidad estructural de esta plantilla para defender posicionalmente (ni Mandi, ni sus laterales, ni sus centrocampistas saben hacerlo), con buen criterio Rubi manda a los béticos volver a presionar arriba para evitar encerrarse, y de hecho recuperan cuota de balón. Pero siguen topándose con dos problemas ya repetidos esta temporada: escaso criterio con el esférico, y un notable desorden al tirar la presión alta, en la que con frecuencia se mandan demasiados jugadores arriba de forma descoordinada. La generación de una de las últimas ocasiones del Mallorca es un buen ejemplo (entre muchos otros): observemos cómo de forma innecesaria Canales y Pedraza acuden simultáneamente a presionar al mismo jugador, el lateral derecho mallorquinista, lo que arrastra a Feddal hacia Kubo (este en la esquina inferior derecha del primer plano; el marroquí fuera de visión) y deja en inferioridad a Bartra y Mandi contra tres delanteros (segundo plano), favorecidos estos además por un intento de fuera de juego muy mal tirado por parte de Emerson:


Esta jugada, como muchas otras, fue providencialmente salvada por Joel. El Betis pasa casi toda la segunda parte en una dinámica de correcalles insoportable para el físico de jugadores como Joaquín y Guardado, y solo la suerte, el acierto de Joel y la falta de calidad de los locales –cuya plantilla es básicamente la del año pasado en Segunda– salvan al Betis de perder el partido.

Una vez más el Betis demostró que cuando el rival le cede el balón y el control del juego (como hicieron Levante y Valencia en el Vilamarín, o este Mallorca en el arranque del partido) el equipo tiene calidad para jugar el balón y hacer ocasiones al rival –y tal vez, sí, con más verticalidad que en temporadas anteriores–. Pero cuando este le presiona arriba y el partido se convierte en un ida y vuelta, demasiados jugadores béticos (y Carvalho no remediaría precisamente esta situación) no soportan la subida de ritmo físico y el equipo se deshace. Dado que la plantilla es la que es, bien hará Rubi en asumir esa situación y dotar a su equipo de los mecanismos necesarios para llevar los encuentros al terreno que le interesa, que es el de las posesiones largas y la presión selectiva en campo rival.

Línea por línea
Joel salvó el partido con cuando menos tres intervenciones cuasimilagrosas en la segunda parte. Si el nivel ha bajado en la portería es por el suplente, no por él.

Emerson lució poco en esta ocasión, pero progresa en defensa. Mandi y Feddal hicieron un partido solo aseado y Pedraza, favorecido por fin por el esquema de juego, se proyectó bien en ataque, aunque no debe amenazar el puesto de Álex Moreno.

Bartra no mejoró las prestaciones de Edgar, tal vez menos bullicioso pero mejor pasador que el catalán. Guardado volvió a verse rebasado cuando el partido subió de revoluciones, y Canales fue de nuevo el mejor en esa zona.

Joaquín jugó de nuevo con calidad e inteligencia. Loren trabajó mucho pero vuelve a pelearse con el gol.

Fekir merece capítulo aparte. Jugador imaginativo pero caótico, suple con implicación y una brutal calidad en la conducción y el disparo su tremenda falta de criterio táctico, con balón y sin él. En defensa se apartó de su teórico rol (seguir al lateral izquierdo del Mallorca), convirtiendo el 4-3-3 bético en un 4-4-2 de facto. En ataque provocó el penalti, pero la jugada que mejor lo retrata es la del 0-2: en lugar de pasarla a Emerson o Joaquín, en mucha mejor situación que él, decide disparar desde muy lejos. Pero la mete.


Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

lunes, 25 de noviembre de 2019

Betis 2 - Valencia 1 (14ª jornada de LaLiga)

Betis (2): Joel Robles; Emerson, Mandi, Sidnei (Barragán, m. 76), Álex Moreno; Edgar (Borja Iglesias, m. 68); Fekir, Canales, Guardado, Joaquín; y Loren (Pedraza, m. 81).
VALENCIA C.F.: Cillessen; Jaume Costa, Paulista, Mangala, Gayá; Wass, Parejo, Ferrán Torres (Kang-In Lee, m. 86), Manu Vallejo (Gameiro, m. 64); Rodrigo (Carlos Soler, m. 74) y Máxi Gómez.
Goles: 0-1, m. 32: Maxi Gómez. 1-1, m. 36: Joaquín. 2-1, m. 93: Canales.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea (C. Vasco). Amonestó a Edgar, Wass, Álex Moreno y Gayá.
Buen tiempo y 46.500 espectadores en el Benito Villamarín.

Salvó un nuevo match ball Rubi gracias a un buen partido de su equipo, que fue levemente superior al siempre incómodo Valencia y logró la victoria en la última jugada.

Para ello Rubi corrigió muchos de los defectos que le venimos afeando al equipo desde que comenzó la temporada, y de hecho el Betis se aproximó más que nunca al fútbol para el que está diseñada su actual plantilla: el juego de posición que practicaba con Setién. Y es que, pese a los cambios de entrenador en ambos cuadros, el partido fue semejante a los cuatro Betis-Valencia (o Valencia-Betis) de la temporada pasada: el Valencia de Celades permitiría al Betis largas posesiones desde un 4-4-2 marceliniano de bloque bajo, líneas muy juntas y muy cerrado por dentro, para tratar de aprovechar espacios al contragolpe con jugadas veloces a muy pocos toques.

El Betis, como decimos, se pareció más al de la temporada pasada que a ese mal equipo precipitado, individualista, desordenado, desequilibrado y discreto con balón de las últimas jornadas. En primer lugar, la valiente introducción de Edgar equilibró una alineación que en jornadas anteriores había pasado de pecar de falta de centrales y jugadores de carácter defensivo, al jugar con solo dos, a atascar su salida de balón al poner a un cuarto central por delante de una defensa de tres centrales. Por fin Rubi usó la (inexplicablemente) escamoteada estación intermedia: puso tres centrales natos en el campo y blindó a Mandi y Sidnei con el canterano por delante de ellos. Lo usó además de una forma original: aunque en defensa se dibujaba un 4-3-3 (o 4-1-4-1) con Edgar como mediocentro de cierre, en ataque el canterano hacía lavolpiana en salida (se metía entre Mandi y Sidnei) y ahí se quedaba, de forma que el Betis jugaba con balón un claro 3-4-3.

El Betis en ataque el sábado: 3-4-3
 
El Betis en defensa posicional: 4-3-3

Aunque el salto a la presión alta no es un mecanismo muy ordenado en este Betis, para ello solían ser Fekir o Joaquín quienes iban a por uno de los centrales rivales, con escaso coste en el segundo caso por la inoperancia ofensiva del hombre que quedaba libre, Jaume Costa, incómodo a pie cambiado.

Pero no solo el dibujo era mejor: por fin los jugadores béticos dejaban de moverse en ataque de forma impulsiva y caótica y encontraban un punto adecuado entre una sana movilidad (con sus permutas) y una buena distribución de roles en el campo, en la que por ejemplo Fekir se movía por las zonas en las que puede hacer daño. Incluso el plano de posiciones medias con balón de los jugadores béticos fue reconocible, algo insólito esta temporada:

El 3-4-3 (casi 3-2-5) del Betis en ataque (de izquierda a derecha). Fuente: As.

Como se observa, Joaquín y Fekir, a pie cambiado, dejaban espacio para las subidas de unos laterales muy altos, y Guardado y Canales quedaban como interiores izquierdo y derecho respectivamente –su solapamiento aparente es un efecto estadístico de cambios de posición posteriores–. El Betis era pues mucho más posicional, como podemos apreciar comparando el heatmap de Edgar con el de Bartra una semana antes, muchísimo más disperso:

Edgar tocó la pelota mucho y atrás.

Bartra ante el Sevilla: toca pocas, y en cualquier parte.

Lo mismo sucede si comparamos los heatmaps de Canales en la primera parte este sábado y antes ante el Sevilla:

Canales en la primera parte ante el Valencia: un interior derecho con cierta libertad.

 Canales en la primera parte ante el Sevilla: imposible saber de qué jugaba.

Pero no solo estaba mejor equilibrado y situado el Betis, sino que trataba mucho mejor el balón (cierto que ayudado por el repliegue del Valencia) desde una concepción más colectiva del juego: en lugar de las habituales conducciones individuales y los pelotazos cuando el rival aprieta un poco, los béticos tocaron desde atrás con paciencia hasta encontrar al hombre libre en el tres contra dos de salida, y Guardado y Canales se situaron bien para abrir el juego hacia las bandas, sobre todo hacia un Álex Moreno que intervino muchísimo. El Betis mantenía un ritmo de juego adecuado, lejos de la precipitación habitual –conocida por muchos béticos como verticalidad–, y por tanto se tomaba su tiempo para encerrar al rival y presionarlo correctamente tras la pérdida.

Minutos 68 al 81
Con la entrada de Borja el Betis pasa a un 4-4-2 con Joaquín y Fekir en los costados, aunque el francés tiende a centrar y adelantar su posición y obliga a uno de los dos delanteros a cerrar en banda –e incluso a Loren, varias veces, a marcar a un mediocentro valencianista–. Una conversación entre Fekir y Borja los recoloca, pero el Betis había perdido el control del juego. Entre tanto la lesión de Sidnei obliga a usar a Barragán como central, y Mandi se pasa al perfil izquierdo.

Minutos 81 al final
Rubi aprecia correctamente la situación y pese al empate sacrifica a Loren y suma un centrocampista más: refuerza la banda izquierda con Pedraza por detrás de Moreno; Joaquín se pasa a la derecha y Fekir y Canales quedan como interiores de un 4-3-3 en el que Guardado cierra. El Betis retoma el control y recibe su premio en la última jugada.

Línea por línea
Joel estuvo bien bajo palos y con el pie. Mandi y Sidnei mejoraron en ataque y defensa, protegidos por un Edgar que tuvo un buen debut: cerró bien el centro del campo y tocó siempre con intención. 

En las bandas Emerson cumplió pero tuvo menos impacto en el juego que un Álex Moreno que llevó el peso del ataque bético. Guardado progresa adecuadamente: dio fluidez y peleó bien; Canales estuvo bien en el pase, aunque perdió presencia con el paso de los minutos –hasta su maravilla final–.

Joaquín sigue dando fútbol y puntos. Loren no marcó, pero hizo un trabajo inmenso, de chico para todo. Fekir jugó en la que seguramente sea su posición ideal en este Betis; acostado a la derecha y más atado a su posición interviene menos, cierto (y más aún dado que ayer se cargó el juego por la banda opuesta), pero lo hace donde hace más daño; además, siendo hombre de buen fondo físico pero poca sofisticación táctica, se le da un trabajo defensivo (seguir al lateral) sencillo de entender, perfectamente factible para él y en el que aporta más que en la cómoda mediapunta.

Borja pivotó bien en alguna jugada; Barragán tardó en encontrar su sitio y Pedraza intervino poco pero bien.

Rubi parece rectificar y encontrar un punto intermedio entre sus erráticos planteamientos de inicio de temporada y el fútbol más adecuado a sus jugadores por plantilla y cultura táctica. Veremos si dura. En los cambios estuvo acertado.

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lunes, 11 de noviembre de 2019

Betis 1 - Sevilla F.C. 2 (13ª jornada de LaLiga)

BETIS (1): Joel Robles; Mandi, Feddal (Joaquín, m. 62), Sidnei; Emerson, Bartra (Tello, m. 68), Canales, Guardado (Borja Iglesias, m. 76), Álex Moreno; Fekir y Loren.
Vaclik; Jesús Navas, Koundé, Diego Carlos, Reguilón; Fernando, Banega (Jordán, m. 74), Óliver Torres (Franco Vázquez, m. 50); Ocampos, Nolito (Gudelj, m. 69) y De Jong.
0-1, m. 12: Ocampos. 1-1, m. 45: Loren. 1-2, m. 55: De Jong.
Árbitro: Hernández Hernández (Comité Canario). Anticasero. Mostró tarjeta amarilla a Feddal, Emerson, Óliver, Ocampos y Gudelj.
53.000 espectadores en el estadio Benito Villamarín.

Jugó el Betis un aceptable partido ante su eterno rival, rozando su máximo nivel de la temporada, y solo le alcanzó para igualar el encuentro en ocasiones, cargarse de razones contra el arbitraje y no dar casi nunca sensación de poder ganar el partido. Rubi ha logrado ya implantar plenamente sus ideas futbolísticas y el pleno compromiso de sus jugadores, y solo le ha alcanzado para colocar 17ª a una plantilla que tiene mimbres para estar mucho más arriba. Tras trece jornadas no es razonable escudarse en el infortunio o los arbitrajes, ni hay estadística moderna que defienda al equipo; no parece razonable prolongar la agonía.

Durante todo el partido de anoche el fútbol del Betis se caracterizó por llevar a su máximo nivel el tremendo caos posicional que el equipo ha mostrado durante toda la temporada, y que llama más la atención de los béticos por ser un estilo diametralmente opuesto al que se practicaba durante las dos temporadas anteriores, muy meticulosamente planificado en ese aspecto (por algo se llama fútbol de posición): no hay continuidad alguna con aquel fútbol más allá de la superficial de "querer el balón" o "jugar al ataque". Ese caos posicional afecta al juego defensivo, como veremos inmediatamente, pero sobre todo al ofensivo del Betis, y no tiene similitud ninguna con el juego actual de equipos como el Ajax, cruyffistas pero muy fluidos posicionalmente, cuyos jugadores han interiorizado un juego colectivo a pocos toques y mecanismos posicionales colectivos (como respetar espacios o abrir el campo en los momentos debidos) aunque no tengan posiciones fijas en el campo. Al contrario, este Betis sigue basando su juego ofensivo en métodos tan rudimentarios y defendibles como conducciones individuales y pelotazos largos hacia delanteros en inferioridad en busca de la segunda jugada, de modo que sus ocasiones de gol se crean típicamente a partir de heroicas secuencias de regates como las de Fekir o la de Joaquín en el minuto 67 anoche.

No hay pues planificación ofensiva reconocible, más allá de detalles aislados como que el portero saque muy rápido para buscar el contragolpe por pelotazo; apenas se reconocen tampoco posiciones ofensivas asignadas salvo las inevitables de los laterales en banda y los centrales detrás (cuya colocación tampoco parece muy medida); el resto del equipo ataca moviéndose incansablemente de un lugar a otro, hasta provocar un desbarajuste que anoche llegó al paroxismo al final del partido, tras los cambios: en jugadas consecutivas se vio a Fekir pedirla al pie a su portero y defender en primera línea de la delantera junto a Loren, y acto seguido a Borja Iglesias (¡!) colgar un balón a la olla con siete u ocho compañeros por delante de él. Semejante caos, en el que el equipo es reincidente, tiene algunas ventajas (dificultar al rival fijar mecanismos para defender, un dinamismo y velocidad de juego que gustan mucho a la grada) y muchos inconvenientes: mala salida de balón, individualismo, jugadores fuera de su lugar (Fekir como ejemplo máximo), transiciones sin planificar con la consiguiente imposibilidad de controlar el juego, desgaste físico... y, en fin, un fútbol que por algo no hace ya casi nadie.

Difícil es explicar posicionalmente a este equipo, pero lo intentaremos: antes empeñado en proponer alineaciones suicidas con solo dos centrales y sin mediocentro defensivo, Rubi demostró ayer escasa coherencia y repitió el equipo que empató en el Bernabéu; con tres centrales y Bartra por delante de ellos, el catalán se sentía un cuerpo extraño en salida de balón y huía de ahí en esa fase del juego, permuta antiposicional que a cambio de asegurar la salida de balón lo obligaba a penar en posiciones ofensivas casi de mediapunta.

Heatmap de Bartra. ¿Mediocentro posicional?

El Betis dibujaba pues en defensa una especie de 5-3-2, aunque cuando soltaba la presión alta el adelantamiento de Canales organizaba un 3-4-3:


Cuando el Sevilla salía de tal presión, Canales volvía a posiciones de interior a la altura de Guardado, y a veces seguía las subidas de Navas, aunque ni este, ni Reguilón, ni casi ningún sevillista parecía tener una marca prevista en defensa estática: los carrileros béticos salían a veces a por los laterales sevillistas y otras quedaban fijados por los extremos, por lo que los tres mediocampistas béticos tenían que bascular y tomar alternativamente a Reguilón y Navas por su inferioridad numérica en esa zona (4 contra 3).


El Sevilla jugaba su habitual 4-3-3, aunque con Torres más alto que un Banega cercano a Fernando hasta casi formar un 4-2-3-1. Los sevillistas hacen un juego posicionalmente muy cuidado (casi nunca salen de ese 4-3-3) pero sin empacho en meter pelotazos para que los baje el punta, trabajo que cumple bien De Jong: por eso juega.

Primer cuarto de partido
Tras un buen arranque local el Sevilla ajusta marcas y consigue encerrar al Betis al forzar ciclos de ataque y presión pospérdida; sus acercamientos a puerta sucesivos acaban en el 0-1.

Segundo cuarto
Muy a su estilo actual, en un arranque de testosterona el Betis se tira arriba a la presión, mete un ritmo muy alto y a su vez va encerrando al rival, sobre todo en el tramo final. Fernando no puede apagar todos los fuegos y llega el empate.

Segunda parte
El Sevilla mete pronto a Vázquez como interior y marca casi de inmediato. Rubi va acumulando hombres de ataque y montando un esquema nuevo cada vez que hace un cambio: primero quita a Feddal y parece pasar a atacar con su sistema mixto de Pamplona (4-4-2 en rombo en ataque) con Bartra de ancla, Guardado y Canales interiores, Joaquín arriba por la derecha, Fekir de mediapunta y sin extremo izquierdo; muy poco después mete en esa banda a Tello para montar un 4-2-3-1, y finalmente aparece Borja para organizar un 4-1-3-2 en el que Canales queda como mediocentro, con Fekir por delante.

El Sevilla, en cambio, mantiene estable su 4-3-3, aunque cuando aparece Tello lo hace más defensivo al mandar a Koundé al lateral derecho para hacer sitio a Gudelj, lo que, en efecto dominó, empuja a Navas al extremo derecho y a Ocampos al izquierdo. Luego refresca al interior restante. Los visitantes se meten bastante atrás, solo Ocampos consigue darles alguna salida, y aunque no pasan fases de apuros prolongados sí ven amenazada su portería en varias jugadas aisladas por el ataque desesperado del Betis. 

Línea por línea
Aunque fuerte, entre un barullo de piernas e incómodo para un portero alto, el 0-1 es un error de Joel. Entre los centrales Feddal fue el mejor pese a la tarjeta; Sidnei cumplió y Mandi salió retratado en los goles (mal despeje en el primero, rompe por milímetros el fuera de juego en el segundo) y en una peligrosísima pérdida.

Un magnífico Álex Moreno fue el mejor jugador del Betis, aunque debe mejorar en el pase final: un muy buen fichaje madurado en tiempos de Serra. Emerson, favorecido por el nuevo esquema, calla bocas de quienes no confiaban en él, como quien esto escribe.

Bartra suplió con voluntad sus problemas de ubicación. Guardado hizo otro partido discreto y Canales fue el mejor en el mediocampo: ocupa campo y da fluidez.

Fekir no hizo un buen partido. La libertad de movimientos de que disfruta lo acaba prejudicando porque recibe muchas veces donde no debe, y hoy tenía un buen espacio a la espalda de los interiores sevillistas. Loren mojó de nuevo y tocó con acierto fuera del área.

Entre los suplentes solo Joaquín hizo alguna jugada notable. Tello estuvo espantoso y Borja lo intentó sin fortuna.

La etapa de Rubi en el Betis debe acabar lo antes posible, pese a sus buenas ruedas de prensa y su dedicación al puesto, que nadie pone en duda.

El detalle
Resultó desolador el silencio del estadio durante la última media hora, apenas roto –hay que decirlo– por Gol Sur. La autodenominada mejor afición del mundo cada vez justifica menos su pretencioso título.

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domingo, 10 de noviembre de 2019

Betis - Sevilla: algunas claves posicionales

Parece mucho más fácil adivinar el esquema de juego con el que encarará el Sevilla el derbi de esta noche que hacerlo con un Betis que acaba de estrenar con gran éxito defensivo el esquema de tres centrales que llevamos reclamando en este blog desde el verano pasado.

No obstante, ciertos indicios, como una convocatoria con cuatro centrales, y ciertas informaciones hacen pensar que Rubi puede repetir defensa de tres centrales pero sin un cuarto por delante. El 3-4-3 resultante se opondría al habitual 4-3-3 del Sevilla de Lopetegui (4-1-4-1 en defensa). En tal caso las posiciones ofensivas del Betis quedarían así:


La naturaleza de Fekir y Joaquín, más propensos a pedirla al pie que al espacio, y la mucha altura a la que suelen atacar los carrileros béticos –más en un sistema de cinco defensas– daría dos importantes opciones al Betis a poco que logre instalarse en campo rival: por un lado podría explotar la gran debilidad posicional del 4-1-4-1, que es el espacio a la espalda de los interiores y extremos: mucho espacio tendrá que barrer Fernando para obturar esos espacios ante jugadores tan técnicos como Fekir y Joaquín. La posible solución, hacer que los laterales Navas y Reguilón encimen a esos extremos (delanteros de costado, más bien), traería un segundo problema al Sevilla: Emerson y Moreno podrían picar al espacio, y para los laterales sevillistas será difícil elegir en cada jugada si tomar al extremo o al carrilero bético.

Pero para ello será necesario que el Betis prolongue sus posesiones, y no será fácil eso para un equipo que ha perdido los cuidados automatismos de salida de balón que tenía hace un año y que puede ser víctima de la medicina que administraba entonces a sus rivales: la presión postpérdida, que el Sevilla realiza bien y que puede obligar incluso a Rubi a preferir a Borja sobre Loren como punta para ganar un recurso ante esa presión: el viejo balón largo al delantero centro.

Y es que es probable que el Betis se meta bastante atrás y se defienda del peligroso juego exterior del Sevilla (sobre todo por la banda de Navas) con acumulación de hombres en el centro del área para neutralizar los consecuentes balones cruzados. Una alineación como la propuesta arriba podría defender en 5-3-2 o en 5-4-1, pero de hecho las cosas cambiarían poco de un caso a otro: no es probable que Fekir, si juega en el ala derecha de un 5-4-1, siga siempre al lateral de su costado (Reguilón), y sí es probable que Joaquín o quien juegue por el costado contrario (¿Tello?) siga a Navas, más temido. De ahí resultaría una defensa asimétrica: como hace una semana en el Bernabéu, es probable que Emerson se empareje directamente con Reguilón pero por el costado izquierdo Álex Moreno no salte; resultaría una especie de 4-4-2 defensivo de facto:


En este escenario será clave el trabajo de Fekir (cerrando a Fernando) para impedir que el mediocampo sevillista tenga superioridad numérica, y un despliegue rápido para sacar el balón jugado tras recuperarlo.

Pronto resolveremos las dudas.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Real Madrid 0 - Betis 0 (12ª jornada de LaLiga)

REAL DE MADRID (0): Courtois; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Mendy; Casemiro; Rodrygo (Vinicius, m. 64), Kroos, Modric, Hazard; y Benzema (Jovic, m. 83).
BETIS (0): Joel Robles; Emerson, Mandi, Feddal, Sidnei, Álex Moreno (Barragán, m. 93); Bartra; Guardado, Canales; Fekir (Ismael, m. 95), y Loren (Borja Iglesias, m. 73).
Sánchez Martínez (Comité Murciano). Mostró tarjeta amarilla a Casemiro, Mendy, Joel, Feddal, Bartra y Guardado.
Buena entrada (70.000 espectadores) en el Bernabéu.

Un muy buen partido defensivo, aunque discreto en ataque, dio al Betis un punto muy meritorio en la siempre complicadísima visita al Bernabéu. En lo táctico la noticia más importante del partido fue el exitoso uso, por fin, de la defensa de tres centrales que aquí llevamos pidiendo desde antes de comenzar la temporada, apoyada ayer además por un cuarto central por delante.

Con esa alineación Rubi organizaba un plan de juego mucho más coherente que el propuesto en un partido similar y reciente, el de Barcelona. Entonces Rubi afrontó el partido con apenas dos jugadores claramente defensivos pero sin ambición de tener altas posesiones de balón, lo cual casi garantizaba el desastre; ayer se asumía esa baja cuota de balón con cuatro defensores natos más los dos carrileros, ofreciendo al menos resistencia al ataque madridista mientras durase el marcador a cero. El buen planteamiento defensivo, el acierto de Robles y la suerte permitieron mantener ese plan durante todo el partido.

Otra cuestión será si Rubi mantiene esa defensa de tres centrales, que tiene muchas ventajas para este Betis:
 - Equilibra defensivamente al equipo.
- Evita mandar al banquillo a dos de los cuatro buenos centrales que tiene esta plantilla.
- Se adapta mejor a los perfiles demasiado ofensivos de sus centrales y carrileros (ni Bartra ni Mandi ni Sidnei son centrales puros de área, ni Pedraza ni Moreno ni Emerson laterales puros, sino carrileros).
- Y, muy importante: suprime de un plumazo la necesidad de un mediocentro defensivo y posicional en la plantilla, imperiosa carencia de la planificación detectada sobrevenidamente por la tendenciosa prensa sevillana cuando la temporada pasada nadie reparó en ella, y en la que el club podría dilapidar dinero este invierno: con tres centrales atrás pierden importancia las labores de apoyo defensivo a los centrales de ese mediocentro (cerrar líneas por dentro, meterse entre ellos en los balones cruzados...) y además es preferible formar un doble mediocentro de hombres de perfil cercano al de interior, papel perfecto para un William Carvalho o un Guardado, pues un mediocentro muy defensivo por delante de los centrales estorbaría en la salida de balón.

El planteamiento posicional fue interesante. El Betis montó un 3-1-4-2 con Bartra por delante de los centrales; ese pivote único atora, decimos, la salida de balón, aunque funciona bien defensivamente. El Madrid, con Modric y no Valverde, planteaba su ya clásico 4-3-3 de interiores bastante abiertos. La alta presión del Madrid consiguió recuperar el balón muy rápido en el arranque del partido; aunque el Betis trató de traer a la base de la jugada a Canales haciendo huir de esa zona a Bartra (una maniobra muy de Casemiro), el propio jugador catalán, en zonas demasiado adelantadas para él y obligado a girarse, no supo aprovechar la superioridad numérica bética por dentro en fase de salida de balón.

Pese a que Bartra huye de la zona para dejar sacar la pelota a gente más técnica, el Betis se atasca por dentro, no aprovecha su superioridad numérica en esa zona y pierde muy pronto el balón.

Los pelotazos hacia Loren, en inferioridad numérica contra dos excelentes centrales, tampoco funcionaron, así que el escenario de esos minutos y de buena parte del partido fue un Madrid al ataque y un Betis que trataba de no meterse demasiado atrás. El Betis cerraba con mucha gente por dentro, pero a cambio tenía inferioridad numérica en las bandas, y especialmente en la derecha.

  Rodrygo, no Rodrigo: perdonen la reerrata


Fekir y Loren ensuciaban el tres contra dos de salida del Madrid, y los interiores se emparejaban unos con otros (Canales con Modric y Guardado con Kroos). Por la izquierda madridista, Hazard se metía por dentro y solía ser tomado por Mandi, pero en el sector contrario Rodrygo (luego Vinicius), muy abierto, fijaba a Álex Moreno y Carvajal quedaba libre. La legendaria incompetencia táctica de Zidane acudió en auxilio del Betis: sin ningún mecanismo previsto para aprovechar esa superioridad numérica, Rodrygo y Carvajal muy raras veces profundizaron ni (ambos a pie natural) buscaron portería, y casi todas las jugadas por ese costado acabaron en balones colgados por el lateral para los que Sidnei, Feddal y Mandi –apoyados por Bartra en ocasiones– se sobraron ante apenas Benzema y alguna tímida llegada de segunda línea. Las basculaciones de un esforzado Canales y el resto del mediocampo ayudaron a cerrar esa vía de agua, y durante la mayor parte del encuentro el Madrid solo llevó peligro por el sector de Hazard, como un gol anulado muy pronto.

Salvo algunos tramos de alivio al final de la primera parte y mediada la segunda, en los que el Betis logró alargar sus posesiones, el escenario del partido fue un Madrid presionante arriba (aunque solo logró encerrar al Betis en los primeros veinte minutos y en ráfagas al final del partido) y un Betis que soltaba contras protagonizadas por Fekir. Los béticos hicieron en ocasiones pacientes secuencias de pases entre sus defensas, pero en pocas de ellas lograron salir de la presión y casi todas acabaron en pelotazos sin rumbo de Robles. Pese a ello el cómputo final de ocasiones, favorable por supuesto al Madrid, no fue demasiado desequilibrado, y si no justo, el empate fue hasta cierto punto merecido.

Línea por línea
Joel Robles hizo un excelente partido bajo palos. Sigue teniendo dos problemas: es muy remiso a salir por alto y casi nunca encuentra al punta cuando juega en largo, siquiera para que dispute el balón con alguna posibilidad de bajarlo.

Los centrales estuvieron mucho más a gusto en este esquema, pues solo Feddal (muy bien ayer) es un verdadero central natural; por ello hizo bien Rubi en meterlo en el centro de la línea, aunque sea el zurdo del trío, y usar en los costados a Mandi y Sidnei, más rápidos.

Emerson hizo uno de sus mejores partidos en el Betis. Como Álex Moreno, se vio favorecido por el amplio recorrido disponible; el español, bien en defensa pero chupón en ataque, debe mejorar su juego colectivo. Bartra cargó pronto con una tarjeta; mantuvo el tipo pero ni parece solución definitiva como mediocentro ni hará falta ahí si se sigue jugando con tres centrales.

Canales fue el mejor jugador del Betis, inteligente y poderoso con balón y esforzado en defensa. Guardado cumplió con discreción. Fekir corrió muchísimo; a veces no ve la jugada con claridad, pero su brutal calidad en el desborde y el disparo lo convierten en un verdadero tesoro por explotar. Loren apenas tuvo material utilizable a su disposición.

Iglesias mejoró algo el rendimiento de Loren. El resto de cambios llegó muy tarde.

Rubi sigue logrando el compromiso de sus jugadores y acertó en el planteamiento defensivo: logró su objetivo táctico (confeso) de prohibir al Madrid jugar por dentro, aunque le concediese las bandas. El partido, eso sí, daba una moratoria al juicio a su juego ofensivo que no será eterna. Hizo sus dos últimos cambios muy tarde, cuando el equipo habría agradecido un refresco muchísimo antes.

Heatmap del Madrid en la segunda parte. Ataque de izquierda a derecha. Muchas llegadas por banda, casi nulo juego interior.

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