F.C. BARCELONA: Ter Stegen; Semedo, Piqué, Lenglet, Jordi Alba; Busquets (Vidal, m. 72); Sergi Roberto, De Jong; Carles Pérez (Ansu Fati, m. 77), Griezmann y Rafinha (Junior, m. 80), .
1-1 (m. 41): Griezmann. 2-1 (m. 49): Griezmann. 3-1 (m. 51): Carles Pérez. 4-1 (m. 60): Jordi Alba. 5-1 (m. 77): Arturo Vidal.
BETIS: Dani Martín; Emerson, Bartra, Sidnei, Pedraza; Canales (Lainez, m. 74), Guardado (Kaptoum, m. 60), William Carvalho, Tello (Joaquín, m. 60); Fekir y Loren Morón.
Goles: 0-1 (m. 15): Fekir. 1-1 (m. 41): Griezmann. 2-1 (m. 49): Griezmann. 3-1 (m. 51): Carles Pérez. 4-1 (m. 60): Jordi Alba. 5-1 (m. 77): Arturo Vidal. 5-2 (m. 79): Loren Morón.
Árbitro: González González (C. Castellano-Leonés). Amonestó a Piqué (m. 31) y William Carvalho (m. 89).
Excelentes condiciones para el fútbol en el Nou Camp.
Fue justa y abultada la derrota encajada por el Betis en el Camp Nou. Ciertamente no es la primera vez que el Betis recibe una goleada del Barcelona en los últimos años, pero las importantes bajas que sufrían los catalanes en ataque (nada menos que un tal Messi, ante todo) y la comparación del juego bético con el de su última comparecencia en ese estadio dejaron una muy mala impresión.
No dividiremos el partido en periodos porque realmente no los hubo en cuanto a juego: el partido fue un monólogo barcelonista con esporádicos (y raramente exitosos) intentos de salir a la contra del Betis, que se metió muy atrás en un 4-4-2 defensivo estrecho a lo ancho y a lo largo. Ahí está el núcleo de los problemas de este primer Betis de Rubi: el plan de juego. Obviamente es lícito elegir el modelo de juego que cada entrenador considere más adecuado para su equipo, el rival y el momento de la temporada; también es cierto que el club difundió hace ya años que mantendría, en todas sus categorías de fútbol, un determinado modelo de juego y, sobre todo, que la actual plantilla está diseñada para ese modelo, que implica tener cuotas altas de posesión de balón y defender lejos de su portería; exponer a los jugadores del actual plantel a otro estilo de juego difícilmente llevará al éxito. En todo caso –y aunque estos problemas se venían vislumbrando desde la pretemporada– habrá que conceder el tiempo adecuado para saber si se trata de algo estructural o Rubi ha elegido planes especiales de juego que entendía adaptados a las circunstancias especiales de los dos partidos disputados hasta ahora.
Si la plantilla parece poco adecuada para el repliegue y largos tramos de defensa posicional, la insistencia de Rubi en jugar con solo dos centrales, con laterales ofensivos y, hoy, con dos mediocentros más preparados para sacar el balón jugado que para cerrar líneas de pase (Carvalho y Guardado) hacía prever que el Betis sufriría mucho si no lograba tener el balón, aun cuando el Barcelona tenía en su delantera muchísima menos dinamita de la que suele. Efectivamente así fue: desde el inicio del encuentro el Betis se vio sometido al temible círculo vicioso (virtuoso para el Barça) de toque del rival, encierro cerca del área, falta de espacios por los que sacar la pelota jugada cuando los béticos recuperaban el balón, inmediata presión postpérdida y nuevo ataque del Barcelona. La buena actitud de los béticos, que hicieron pocas faltas pero salieron muy concentrados defensivamente, y el escaso acierto de una delantera barcelonista de nivel medio (con Griezmann, sí, pero con un suplente como Rafinha y un chaval del filial como Pérez) mantuvieron vivo al Betis durante media hora, e incluso el gol de Fekir hizo soñar a optimistas y pesimistas.
En cuanto a esquemas la situación era la previsible, con un Barça en su 4-3-3 clásico (más simétrico sin Messi) y con Griezmann en funciones de delantero centro:
La desastrosa media hora siguiente pondría las cosas en su justo lugar: el Betis había salido de su campo en contadísimas ocasiones y
desaguaba balones de su área de forma constante. Cuando Busquets activó su pase decisivo inmediato a la recuperación (mecanismo importante que por cierto el Betis de Setién nunca logró implementar) el castillo de naipes se vino abajo y solo la compasión del Barça, que levantó el pie del acelerador, contuvo el resultado dentro de los límites de la dignidad.
Jugador por jugador
El portero Martín tendrá seguramente proyección dada su juventud, pero actualmente debe de ser uno de los porteros con peor porcentaje de paradas de la historia del club. Se arriesgó en un puesto decisivo y se puede pagar muy caro.
Emerson y Pedraza defendieron dignamente y con determinación sus zonas, aunque raramente supieron sacar el balón jugado. Sidnei salió en las fotos de los goles pero también salvó in extremis varias situaciones límite. De Bartra poco bueno puede recordarse salvo que jugó la pelota con algún acierto.
Carvalho y Guardado (este hasta que le aguantó el cuerpo) trataron de sostener un trabajo para el que no están dotados. Canales y Tello, cuyos roles supuestamente consistirían en salir en velocidad, prácticamente no rascaron bola, y en particular el catalán, muy desacertado.
Esta vez los delanteros salvaron la cara. La enorme calidad de Fekir (cierto que favorecido por la ventajista posición de segundo punta) quedó en evidencia en su gol y en varias arrancadas; aunque se posicione como mediapunta es vertical y rápido como un buen delantero: nada que ver con los verdúes y boudebouzes aquí sufridos. Loren metió un golazo; está rápido, pero no logró bajar muchos balones útiles pese a su pelea.
De Kaptoum, Joaquín y Lainez poco significativo puede decirse: jugaron los minutos de la basura.
Como decimos arriba, y pese a los malos síntomas, es justo dar a Rubi el tiempo que merece cualquier entrenador para implantar sus ideas. Es triste sin embargo constatar la absoluta y rápida degradación del juego del equipo en un aspecto concreto: la salida de balón; aunque sea dura la comparación con la lograda por el anterior cuerpo técnico, ciertamente lujosa y extremadamente entrenada, esa rápida decadencia en esa fase del juego implica que se ha entrenado o bien muy poco o bien muy mal. La ausencia de Mandi la empeora además. Tampoco parece que los rondos, juegos de posesión y el posicionamiento ofensivo estén, ni de lejos, tan bien trabajados como antes. Esperemos que otros aspectos del juego los compensen. En todo caso el entrenador tendrá que ser consciente de los peajes que pagaría si insistiera en cambiar de modelo de juego: pérdida de control de los partidos, manejarse con una plantilla poco adecuada para defender posicionalmente, y renunciar a un 4-4-2 para el que no tiene mimbres.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
PD: añado este interesante hilo de Twitter sobre el partido desde el otro lado: los movimientos del 4-3-3 del Barça de anoche al detalle. Valverde usó, sobre todo por la derecha, el mecanismo de lateral-interior, con Semedo cerrando por dentro, Sergi Roberto muy arriba y Pérez siempre por fuera.
lunes, 26 de agosto de 2019
lunes, 19 de agosto de 2019
Betis 1 - Valladolid 2 (1ª jornada de LaLiga 2019/2020)
BETIS (1): Joel; Emerson, Bartra, Sidnei, Pedraza; Javi García, William Carvalho; Joaquín (Dani Martín, m. 9), Fekir, Tello (Juanmi, m. 82); y Borja Iglesias (Loren, m. 46).
VALLADOLID (2): Masip; Moyano, Kiko Olivas, Salisu, Nacho Martínez; Antoñito (Waldo Rubio, m. 55), Alcaraz (Anuar, m. 76), Míchel, Óscar Plano; Sandro (Enes Ünal, m. 12) y Sergi Guardiola.
Goles: 0-1, m. 62: Sergi Guardiola. 1-1, m, 68: Loren. 1-2, m. 88: Óscar Plano.
Árbitro: Jaime Latre (Comité Aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Emerson, Óscar Plano, Antoñito, Moyano. Expulsó a Joel (min. 9).
Lleno y buenas condiciones en el Villamarín.
Hizo el Betis un partido decepcionante por el resultado en casa ante un flojo rival, pero aceptable dadas las circunstancias del duelo, equilibrado en ocasiones pese a jugar los béticos casi todo él con un jugador menos. Hay aspectos preocupantes aunque también se sacan conclusiones positivas del partido.
Minutos 1 al 9
La alineación de Rubi, sin Canales pero ya con Borja Iglesias, trajo solo una sorpresa: las lagunas defensivas de Carvalho como mediocentro y el carácter ofensivo de sus laterales lo hizo optar por blindar al portugués con Javi García tras él; resultó un 4-2-3-1 clásico, esto es, un 4-4-2 en defensa...
... que en ataque quedaba convertido en un 4-3-3 natural gracias a la posición ofensiva de Carvalho –supuestamente su preferida– como interior izquierdo, de modo que Fekir podía partir de zona de interior derecho; requerirá sacrificio de los extremos, obligados a mucho recorrido, pero el reparto posicional será así correcto.
En cuanto al modelo de juego es evidente que el Betis de Rubi, al menos en este primer estadio, se parecerá poco al de Setién y mucho más a cualquier equipo de hace un par de décadas: ataques más veloces, proyectados especialmente por la velocidad de Pedraza y Emerson, balones largos a Borja Iglesias cuando el rival apriete un poco, contragolpes cuando la situación lo requiera, cuotas de posesión equilibradas con el rival y, esperemos, un equipo que se sentirá a gusto sin balón.
En todo caso estos planes se fueron al traste en la primera jugada peligrosa de los pucelanos, que acabó en expulsión de Joel. Joaquín fue el sacrificado.
Minuto 9 al final del partido
En los primeros minutos tras la expulsión Rubi parece montar un 4-3-2 replegado (obviamente el Valladolid pasaría a tener el balón más que el Betis), aunque los cinco de arriba no parecen tener muy claros los roles de cada cual y las bandas quedan expuestas. Con el paso de los minutos Fekir se alinea en defensa con Tello, Carvalho y García y el Betis organiza un 4-4-1.
El bajo ritmo de juego (los béticos eluden, acertadamente, un partido de ida y vuelta) y la racanería del Valladolid favorecen al Betis, que no pasa excesivos apuros defensivos e incluso crea peligro a la contra. Los de Sergio, muy limitados, no cambian su planteamiento, muy conservador: un 4-4-2 de mediocentros paralelos, incluso en ataque, que obturan la salida de sus centrales; incluso centrales y mediocentros son hostigados por Tello y Fekir, que se cierran sobre ellos en tramos de presión alta bética.
Por desgracia para el Betis dos de los poquísimos ataques en que el Valladolid mueve bien el balón de lado a lado acaban en gol por cierta permeabilidad del Betis por dentro. Entre ambos goles los béticos empatan en un buen arreón.
Línea por línea
Ser encarado por un delantero que hace dos años que no mete un gol no merecía los riesgos tomados por Joel en la jugada de la expulsión. Dani Martín tuvo poco que hacer en los goles.
Los centrales béticos erraron en esa jugada de la expulsión y en los goles, mal cerrados por Sidnei. Emerson y Pedraza mejoraron en defensa respecto a la pretemporada y prometen buena proyección ofensiva.
Inédito Joaquín, Tello mostró su conocida combinación de velocidad y cierta torpeza con balón. El juego en espacios abiertos lo favorecerá. Javi García, en su línea habitual, cerró bien y ayudó a los centrales, aunque le cueste progresar con balón.
Carvalho compensó parcialmente con su amago en el 1-1 sus limitaciones: no sabe cerrar como mediocentro porque no sabe reducir espacios entre él y los centrales y porque defiende sin intensidad; pero si ataca como interior es torpe en espacios cortos (pérdida previa a la expulsión) y no aprovecha ventajas por su lentitud en conducción, y tampoco tiene llegada ni da pases decisivos. Mediatiza mucho el juego del equipo y, aunque en forma es un jugador válido para el nivel del Betis, no tiene el que se le atribuye.
Una buena noticia del partido fue el compromiso defensivo de Fekir, tal vez excitado por el debut y las circunstancias especiales del partido, pero que si se mantiene permitirá a Rubi usarlo en otros puestos que el ventajista de mediapunta, lo que beneficiará al equipo en ataque (recibirá en posiciones más decisivas) y en defensa, y facilitará a su entrenador variar sus planteamientos. Calidad, enorme en corto, y velocidad no le faltan.
Borja Iglesias tuvo pocas ocasiones de lucimiento. Loren acertó por fin de cara a puerta (gran control) y eso pareció quitarle ansiedad.
El futuro dirá cuáles con las intenciones a largo plazo de Rubi. De momento el Betis ha retrasado su reloj táctico veinte años: se ha alejado del modelo de juego de Setién (el juego de posición) y se ha convertido en un equipo más de la categoría, cosa que con esta plantilla debería alcanzarle para no pasar apuros. Los que exigen Europa cada año, eso sí, lo pasarán mal si mantienen esa exigencia, tan dura hasta ayer.
Los comentarios son bienvenidos. En twitter, @juanramonlara7.
VALLADOLID (2): Masip; Moyano, Kiko Olivas, Salisu, Nacho Martínez; Antoñito (Waldo Rubio, m. 55), Alcaraz (Anuar, m. 76), Míchel, Óscar Plano; Sandro (Enes Ünal, m. 12) y Sergi Guardiola.
Goles: 0-1, m. 62: Sergi Guardiola. 1-1, m, 68: Loren. 1-2, m. 88: Óscar Plano.
Árbitro: Jaime Latre (Comité Aragonés). Mostró tarjeta amarilla a Emerson, Óscar Plano, Antoñito, Moyano. Expulsó a Joel (min. 9).
Lleno y buenas condiciones en el Villamarín.
Hizo el Betis un partido decepcionante por el resultado en casa ante un flojo rival, pero aceptable dadas las circunstancias del duelo, equilibrado en ocasiones pese a jugar los béticos casi todo él con un jugador menos. Hay aspectos preocupantes aunque también se sacan conclusiones positivas del partido.
Minutos 1 al 9
La alineación de Rubi, sin Canales pero ya con Borja Iglesias, trajo solo una sorpresa: las lagunas defensivas de Carvalho como mediocentro y el carácter ofensivo de sus laterales lo hizo optar por blindar al portugués con Javi García tras él; resultó un 4-2-3-1 clásico, esto es, un 4-4-2 en defensa...
Disculpen la inversión de posiciones de Sidnei y Bartra
En cuanto al modelo de juego es evidente que el Betis de Rubi, al menos en este primer estadio, se parecerá poco al de Setién y mucho más a cualquier equipo de hace un par de décadas: ataques más veloces, proyectados especialmente por la velocidad de Pedraza y Emerson, balones largos a Borja Iglesias cuando el rival apriete un poco, contragolpes cuando la situación lo requiera, cuotas de posesión equilibradas con el rival y, esperemos, un equipo que se sentirá a gusto sin balón.
En todo caso estos planes se fueron al traste en la primera jugada peligrosa de los pucelanos, que acabó en expulsión de Joel. Joaquín fue el sacrificado.
Minuto 9 al final del partido
En los primeros minutos tras la expulsión Rubi parece montar un 4-3-2 replegado (obviamente el Valladolid pasaría a tener el balón más que el Betis), aunque los cinco de arriba no parecen tener muy claros los roles de cada cual y las bandas quedan expuestas. Con el paso de los minutos Fekir se alinea en defensa con Tello, Carvalho y García y el Betis organiza un 4-4-1.
El bajo ritmo de juego (los béticos eluden, acertadamente, un partido de ida y vuelta) y la racanería del Valladolid favorecen al Betis, que no pasa excesivos apuros defensivos e incluso crea peligro a la contra. Los de Sergio, muy limitados, no cambian su planteamiento, muy conservador: un 4-4-2 de mediocentros paralelos, incluso en ataque, que obturan la salida de sus centrales; incluso centrales y mediocentros son hostigados por Tello y Fekir, que se cierran sobre ellos en tramos de presión alta bética.
Por desgracia para el Betis dos de los poquísimos ataques en que el Valladolid mueve bien el balón de lado a lado acaban en gol por cierta permeabilidad del Betis por dentro. Entre ambos goles los béticos empatan en un buen arreón.
Línea por línea
Ser encarado por un delantero que hace dos años que no mete un gol no merecía los riesgos tomados por Joel en la jugada de la expulsión. Dani Martín tuvo poco que hacer en los goles.
Los centrales béticos erraron en esa jugada de la expulsión y en los goles, mal cerrados por Sidnei. Emerson y Pedraza mejoraron en defensa respecto a la pretemporada y prometen buena proyección ofensiva.
Inédito Joaquín, Tello mostró su conocida combinación de velocidad y cierta torpeza con balón. El juego en espacios abiertos lo favorecerá. Javi García, en su línea habitual, cerró bien y ayudó a los centrales, aunque le cueste progresar con balón.
Carvalho compensó parcialmente con su amago en el 1-1 sus limitaciones: no sabe cerrar como mediocentro porque no sabe reducir espacios entre él y los centrales y porque defiende sin intensidad; pero si ataca como interior es torpe en espacios cortos (pérdida previa a la expulsión) y no aprovecha ventajas por su lentitud en conducción, y tampoco tiene llegada ni da pases decisivos. Mediatiza mucho el juego del equipo y, aunque en forma es un jugador válido para el nivel del Betis, no tiene el que se le atribuye.
Una buena noticia del partido fue el compromiso defensivo de Fekir, tal vez excitado por el debut y las circunstancias especiales del partido, pero que si se mantiene permitirá a Rubi usarlo en otros puestos que el ventajista de mediapunta, lo que beneficiará al equipo en ataque (recibirá en posiciones más decisivas) y en defensa, y facilitará a su entrenador variar sus planteamientos. Calidad, enorme en corto, y velocidad no le faltan.
Borja Iglesias tuvo pocas ocasiones de lucimiento. Loren acertó por fin de cara a puerta (gran control) y eso pareció quitarle ansiedad.
El futuro dirá cuáles con las intenciones a largo plazo de Rubi. De momento el Betis ha retrasado su reloj táctico veinte años: se ha alejado del modelo de juego de Setién (el juego de posición) y se ha convertido en un equipo más de la categoría, cosa que con esta plantilla debería alcanzarle para no pasar apuros. Los que exigen Europa cada año, eso sí, lo pasarán mal si mantienen esa exigencia, tan dura hasta ayer.
Los comentarios son bienvenidos. En twitter, @juanramonlara7.
jueves, 8 de agosto de 2019
Partido homenaje a Rubén Castro: unas notas
La ajustada victoria del Betis ayer sobre Las Palmas –equipo entrenado por Mel, sí, pero uno más de Segunda hoy– confirmó las impresiones que nos dieron partidos anteriores de esta pretemporada bética sobre las tendencias del equipo en este inicio de la era Rubi, en general no muy prometedoras:
- El equipo ha perdido muy rápidamente los mecanismos ofensivos de la era Setién: no solo ha decaído el cuidado en la salida de balón, sino que se juega mucho menos en corto a dos toques (más conducciones y balones largos) y el posicionamiento ofensivo de los jugadores es mucho menos riguroso (se pisan espacios y hay menos orden posicional, cierto que consiguiendo a cambio más movilidad). La regresión en este aspecto es clara: se ha perdido control y concepto colectivo del juego.
- Esa pérdida de control, en parte un coste calculado de la volundad de Rubi de acelerar el juego respecto a tiempos de Setién, tiene un peaje claro: fases en las que el equipo no tiene tiempo de encerrar al rival antes de perder el balón, en que por tanto no hay posibilidad de presionar con eficacia tras pérdida, y que producen tramos de idas y vueltas o incluso en que el equipo directamente se ve sometido por el rival –incluso por rivales inferiores– y apenas disfruta del balón.
En cuanto a esquema –y ante el 4-3-3 de Las Palmas– Rubi se decantó claramente, ya con un equipo parecido al titular, por la segunda de las opciones que planteábamos hace poco: un 4-2-3-1 a mayor gloria de Fekir y Carvalho, bastante tradicional y poco sofisticado. La presencia de laterales muy ofensivos y del mediocentro portugués prácticamente obliga, como decíamos allí, a acompañar a este de un segundo mediocentro de buenas prestaciones físicas, como Kaptoum. Si unimos a ello el uso de línea de cuatro atrás y la presencia de Fekir en la mediapunta, con tendencia a pedir la pelota a veces muy atrás y sin embargo nulas responsabilidades defensivas (aunque se le aprecie cierta inconstante voluntad de ayudar), Rubi se aboca inevitablemente a mandar al resto de atacantes titulares a las bandas de un 4-2-3-1.
El 4-2-3-1 no cuidó además demasiado la colocación ofensiva: Kaptoum no se echó a la izquierda para subir en ataque a zona de interior izquierdo (complementando la tendencia de Fekir a caer al interior derecho), sino que los privilegios de Carvalho se extendieron a elegir su perfil favorito; de ello resultó un doble pivote muy paralelo en ataque y un trío de jugadores interiores sin la menor planificación de movimientos ni posiciones, dejados a la inspiración del momento y a una (positiva) movilidad general. Un segundo defecto del esquema afloró: al atrasarse Fekir en ataque para pedirla al pie obligaba a los extremos, Canales y Joaquín, a atacar como delanteros (alguien tiene que pedirla en la última línea) y luego volver para seguir las subidas de los laterales rivales cuando el Betis perdía la pelota, esfuerzo enorme típico de este esquema y que unido el escaso control del juego destrozará el físico de los que sufran esa posición. Ayer además Rubi los usó a pie natural, algo que indica tendencia a un juego abierto y rápido pero que es incómoda si la jugada se prolonga (impide buscar el tiro con la pierna buena) y tiene poco sentido si no se va a cargar el área de rematadores, como es el caso si se juega con un solo delantero genuino.
Como notas para la esperanza: la aparición de Raúl, delantero jovencísimo, inteligente y con gol; las buenas prestaciones ofensivas de los laterales; y que queda tiempo para que vengan jugadores a completar los puestos peor cubiertos y para que Rubi conozca y trabaje al equipo. Tal vez una mejora en defensa posicional y a balón parado alcance para tapar otros defectos.
Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
- El equipo ha perdido muy rápidamente los mecanismos ofensivos de la era Setién: no solo ha decaído el cuidado en la salida de balón, sino que se juega mucho menos en corto a dos toques (más conducciones y balones largos) y el posicionamiento ofensivo de los jugadores es mucho menos riguroso (se pisan espacios y hay menos orden posicional, cierto que consiguiendo a cambio más movilidad). La regresión en este aspecto es clara: se ha perdido control y concepto colectivo del juego.
- Esa pérdida de control, en parte un coste calculado de la volundad de Rubi de acelerar el juego respecto a tiempos de Setién, tiene un peaje claro: fases en las que el equipo no tiene tiempo de encerrar al rival antes de perder el balón, en que por tanto no hay posibilidad de presionar con eficacia tras pérdida, y que producen tramos de idas y vueltas o incluso en que el equipo directamente se ve sometido por el rival –incluso por rivales inferiores– y apenas disfruta del balón.
En cuanto a esquema –y ante el 4-3-3 de Las Palmas– Rubi se decantó claramente, ya con un equipo parecido al titular, por la segunda de las opciones que planteábamos hace poco: un 4-2-3-1 a mayor gloria de Fekir y Carvalho, bastante tradicional y poco sofisticado. La presencia de laterales muy ofensivos y del mediocentro portugués prácticamente obliga, como decíamos allí, a acompañar a este de un segundo mediocentro de buenas prestaciones físicas, como Kaptoum. Si unimos a ello el uso de línea de cuatro atrás y la presencia de Fekir en la mediapunta, con tendencia a pedir la pelota a veces muy atrás y sin embargo nulas responsabilidades defensivas (aunque se le aprecie cierta inconstante voluntad de ayudar), Rubi se aboca inevitablemente a mandar al resto de atacantes titulares a las bandas de un 4-2-3-1.
El 4-2-3-1 no cuidó además demasiado la colocación ofensiva: Kaptoum no se echó a la izquierda para subir en ataque a zona de interior izquierdo (complementando la tendencia de Fekir a caer al interior derecho), sino que los privilegios de Carvalho se extendieron a elegir su perfil favorito; de ello resultó un doble pivote muy paralelo en ataque y un trío de jugadores interiores sin la menor planificación de movimientos ni posiciones, dejados a la inspiración del momento y a una (positiva) movilidad general. Un segundo defecto del esquema afloró: al atrasarse Fekir en ataque para pedirla al pie obligaba a los extremos, Canales y Joaquín, a atacar como delanteros (alguien tiene que pedirla en la última línea) y luego volver para seguir las subidas de los laterales rivales cuando el Betis perdía la pelota, esfuerzo enorme típico de este esquema y que unido el escaso control del juego destrozará el físico de los que sufran esa posición. Ayer además Rubi los usó a pie natural, algo que indica tendencia a un juego abierto y rápido pero que es incómoda si la jugada se prolonga (impide buscar el tiro con la pierna buena) y tiene poco sentido si no se va a cargar el área de rematadores, como es el caso si se juega con un solo delantero genuino.
Como notas para la esperanza: la aparición de Raúl, delantero jovencísimo, inteligente y con gol; las buenas prestaciones ofensivas de los laterales; y que queda tiempo para que vengan jugadores a completar los puestos peor cubiertos y para que Rubi conozca y trabaje al equipo. Tal vez una mejora en defensa posicional y a balón parado alcance para tapar otros defectos.
Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
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