BETIS (2): Adán; Rafa Navarro (Fabián, m. 82), Amat, Tosca, Durmisi; Guardado, Javi García, Camarasa (Sanabria, m. 60); Boudebouz (Tello, m. 60), Sergio León y Joaquín.
GIRONA (2): Bono; Ramalho, Juanpe, Muniesa; Pablo Maffeo, Granell,
Timor (Douglas Luiz, m. 54), Aday Benítez (Mojica, m. 65); Portu, Stuani y Borja García (A. García, m. 91).
0-1, m. 46: Portu- 1-1, m. 85: Guardado. 1-2, m.
94: Portu. 2-2, m. 95: Tello.
Árbitro: Del Cerro Grande (Comité Madrileño). Amonestó a
Granell, Durmisi, Javi García.
Buenas condiciones para el fútbol y público un tanto crítico hacia el equipo.
El mal partido del Betis ante un buen Girona ha abierto el debate sobre el modelo de juego de los béticos. Tal debate iba a llegar inexorablemente, antes o después, pero curiosamente lo ha hecho tras un partido en el que el equipo fue poco fiel a sus ideas y cuya extraña mecánica tuvo más que ver con la forma de defender del rival que con el estilo de juego verdiblanco.
Primera parte
Y es que no es ninguna novedad ni algo exclusivo de este Betis de Setién que el equipo abuse de los balones hacia Adán, sino más bien un vicio heredado; lo inhabitual, y muy usual en temporadas anteriores, es que el portero juegue tanto en largo, y lo peor es que esos balones se perdieron casi siempre.
Y es que en la primera parte el Girona llevó al extremo el principio de hacer jugar al rival a contraestilo; como el Betis gusta de tener el balón, le presionó muy arriba, hombre contra hombre y muy encima, para acortar al máximo las posesiones béticas y alejarlas de la portería catalana. Contra la opinión ahora general ni esta es la única forma de incomodar al Betis (por ejemplo el Getafe se replegó muy abajo, y el Eibar defendió con un bloque medio-alto con un dos contra tres arriba) ni garantiza el triunfo, porque evidentemente tal forma de jugar tiene sus riesgos: el desgaste físico y, sobre todo, abandonar a tus defensas al uno contra uno ante los delanteros rivales y con muchos metros a la espalda, algo peligrosísimo si el contrario logra zafarse de la presión por un medio u otro.
Esa presión uno a uno fue posible porque el esquema gerundense (3-4-3) se adaptaba como un guante al 4-3-3 bético, pues suele convertirse en un 2-1-4-3 en ataque); la única corrección fue que Stuani retrasaba levemente su posición para marcar (a veces, curiosamente, por delante) a Javi García.
El Betis, por cierto, hacía algo semejante cuando el Girona tenía el balón, aunque las marcas no eran tan claras porque Javi García no siempre (a veces sí) se metía entre sus centrales en defensa para marcar a Stuani; esto, unido a la movilidad de los delanteros del Girona, provocó desajustes en los costados, por ejemplo cuando los laterales béticos tomaban a Portu o Borja García en lugar de a sus pares naturales, los carrileros. El Betis presionaba en general hombre a hombre pero a más distancia, para cerrar bien por dentro y correr así menos riesgos, y el Girona soltaba el balón en largo sin arriesgar demasiado.
Ante propuestas tan radicales como esa presión altísima del Girona hay, naturalmente, soluciones. Una de ellas es arriesgarse pese a todo a jugar por abajo, como hizo a veces el Betis, pero ello desembocó en posesiones consistentes en recepciones de interiores y extremos siempre de espaldas y con un rival pegado, con la consiguiente devolución hacia atrás y mucho riesgo, y sin más premio que cansar al rival. Con poca movilidad (de los diez jugadores apenas intentaban permutas los tres centrocampistas, a veces simplemente para que Adán buscase a Javi García por alto), el Betis acababa abocado al pelotazo de su portero, y aquí si se echó de menos un mejor trabajo para aprovechar esos balones: con el rival muy abierto y emparejado atrás uno a uno, un delantero que sepa peinar y bajar balones y dos extremos rápidos pueden provocar estragos en el sistema defensivo enemigo; por poner un ejemplo ilustre, el Bayern de hace un par de años, equipo posicionalista donde los haya habido, jugaba con frecuencia en largo hacia Lewandowski, con Robben y Ribéry en los costados. Pero Setién había dejado en el banquillo de nuevo a Sanabria y los extremos béticos, Joaquín y Boudebouz, eran una vez más jugadores con tendencia a pedirla a la corta y que casi nunca amenazan la espalda de los rivales. El resultado fue esta desoladora estadística de los balones largos de Adán. Obsérvense los balones hacia campo contrario:
Pese a todo el Betis ganó algunos rechaces y con el paso de los minutos (y el cansancio del Girona) fue logrando sacar algunos balones jugados, y entonces –en esto sí hizo bien– corrió para castigar el adelantamiento rival. Es significativo que fuese Guardado, siempre atento a aprovechar los espacios que dejan los extremos béticos cuando reciben muy atrás (una forma de permuta), quien se plantase un par de veces ante Bono. A cambio el Girona merodeó el área bética y cruzó balones hacia la zona de los centrales béticos, que una vez más se tragaron esa jugada en el 0-1.
Minutos 45 al 60
El Girona da un pasito atrás y retrasa unos quince metros su presión, lo que dificulta aún más la progresión bética y provoca contragolpes que acercan el 0-2.
Minutos 60 al 82
Setién mete velocidad: retira a Camarasa y retrasa a Joaquín a interior para tirar a León a la banda izquierda, a Tello a la derecha e introducir a Sanabria en punta. El juego mejora poco y el Girona, con un fresco Mojica en ese carril, hace mucho daño por la banda de Navarro.
Minutos 82 al final
Setién se ve obligado a tapar la vía de agua: coloca un teórico 4-3-3 que es ya un 4-2-3-1 en el que Amat es lateral derecho, Javi García central, Fabián y Guardado mediocentros y Joaquín un interior que es realmente mediapunta porque ya nunca baja. El equipo arriesga y sin buen fútbol sí va apurando a un cansado Girona que no se quiere meter atrás. En un final loco llegan tres goles.
Jugador por jugador
Adán: Debe mejorar en el toque de media distancia y largo. Muy bien bajo palos, aunque algo menos en las salidas.
Rafa Navarro: Muy mal en defensa; falto de ritmo, le pasaron como aviones. No aprovechó su oportunidad.
Amat: Se abrió y se ofreció muy poco en la salida de balón. En defensa poca presencia pero pocos fallos.
Tosca: Dejando a un lado su error en el 0-1, no ocupa el campo debido en un central. A falta de Feddal urge retrasar a García y meter a Camarasa de mediocentro.
Durmisi: La mejor noticia del partido es que ha vuelto. Ante la adelantadísima defensa del Girona profundizó por la izquierda como no lo hizo Joaquín. Su error final es ciertamente típica de su gran debilidad, pero si vuelve por sus fueros en ataque lo compensará.
Guardado: Arregló su flojo partido con el golazo de falta, precedido de un gran pase suyo. Impreciso en el toque y ante el gol.
Javi García: Su baja forma, junto a la de Guardado, tiene mucho que ver con la caída de rendimiento del equipo.
Camarasa: Sin estar en absoluto brillante fue el mejor del centro del campo. No se entendió muy bien su cambio.
Boudebouz: Soltó sus tres pases dañinos habituales, pero en partidos como el del sábado no se siente a gusto en el extremo. Si se adaptase al interior podría dar un salto.
Joaquín: Aunque mejoró en la segunda parte y perdió pocos balones, hizo un partido flojo, con escasa presencia. Deberá demostrar su liderazgo admitiendo una suplencia que sin duda ya merece.
Sergio León: Casi nunca ganó los pelotazos, y poco más le llegó.
Sanabria: Su sola presencia mejoró el ataque del equipo.
Tello: Su velocidad es imprescindible. Pese a que no suele ser fino con balón lo estuvo en grado sumo en el gol.
Fabián: Apenas tuvo minutos. Alguna fluidez.
Setién: El bajón del equipo tiene que ver con el de ciertos jugadores y con errores defensivos individuales –insinuados en su rueda de prensa–, pero también con su falta de flexibilidad táctica; sin tocar en absoluto el modelo de juego sí hay que saber poner en el campo a tus mejores hombres y dar velocidad al equipo.
El detalle
La ausencia de Sanabria como titular es ya asunto misterioso. Tal vez se le quiera proteger de problemas físicos. Es difícil explicarlo de otro modo.
Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.