BETIS (2): Casto; Chica (Isidoro, m. 73), Paulão, Dorado, Nacho; Montero (Santa Cruz, m. 57), Cañas, Beñat, Pereira; Pozuelo (Nono, m. 65); y Rubén Castro.
BARCELONA CF (2): Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Adriano; Xavi (Iniesta, m. 82), Busquets, Keita; Pedro (Tello, m. 77), Messi y Afellay (Montoya, m. 57).
Goles: 0-1, m. 8 Busquets; 1-1, m. 71, Rubén Castro; 2-1, m. 74, Rubén Castro; 2-2, m. 92, Keita.
Árbitro: Ayza Gámez (C. Valenciano), amonestó a Beñat y Cañas, por el Betis; y expulsó por doble amarilla a Alves (m. 54).
45602 espectadores en el Benito Villamarín.
El Betis despidió la histórica era Guardiola del Barcelona con un buen partido. El empate dejó contentos a todos tras un encuentro de aceptable ritmo pero de guante blanco.
El entrenador catalán, en su penúltimo partido oficial, colocó al equipo de su forma más clásica: un 4-3-3 con Xavi y Keita como interiores, Pedro (derecha) y Afellay (izquierda) de extremos y Messi prácticamente liberado de obligaciones, en su indefinida posición central habitual. Mel, tal vez despreocupado del juego aéreo a balón parado por la relativa falta de altura del Barcelona, renunciaba a jugar con delantero tanque y ponía un 4-4-1-1 con Montero (inicialmente a la derecha, aunque no tardó demasiado en cambiarse de banda) y Pereira como extremos, Pozuelo casi de delantero y Castro arriba.
Relativamente relajados estuvieron los dos equipos por la falta de tensión clasificatoria, y algo más motivados los locales, lo que niveló el partido. Ambos cuadros, muy en su estilo, tiraron bien alta la línea de defensas y presionaron muy arriba; construyeron el sistema defensivo de adelante atrás, con presión constante al balón de los jugadores que quedaran más cercanos a éste tras la pérdida, formando las parejas según la situación en que les pillara ésta. Generalmente eso significaba para el Barça que alguno de sus interiores, o incluso los dos, fuera muy arriba a por los centrales béticos –Messi trabajó poco–, y que al Betis le durara poco cada posesión.
Más le duraron al Barça, y no solo por su mayor calidad, sino porque el Betis se quedó a medio camino en esa presión. Pozuelo, poco sacrificado, no se decidió a ir a por Mascherano, sino que nadó entre éste y Busquets, y finalmente no marcó a ninguno de los dos ni supo cerrarles su conexión. Tampoco Cañas se atrevió a irse arriba: las pocas veces que Pozuelo sí iba a por un central quedaban Beñat y él en inferioridad ante los tres medios barcelonistas, una situación normal en este modo de defender que se suele arreglar con basculaciones de los extremos (de ahí los típicos saques de los porteros al lateral del lado vacío) o con la salida al centro del campo de alguno de los centrales, pero que esta vez resultó en que el más atrasado de los medios visitantes recibía sin agobios y el Betis se metía más atrás a defender.
El Barça, pronto en ventaja, se vio muy cómodo en esa dinámica de partido hasta la expulsión de Alves. Poco después Santa Cruz desplazaba a Pozuelo a la banda mientras Montoya se metía en el sitio del bahiano para dejar Guardiola un 4-3-2 con un solo extremo. Minutos después Mel hacía un cambio de sistema algo extraño, al introducir a Nono: situaba un 4-3-3 asimétrico en el que la línea de Beñat, Cañas y el nuevo canterano quedaba algo echada a la izquierda mientras la de Pereira (verdadero extremo diestro) y los puntas Santa Cruz y Castro se volcaba algo a la derecha: no había extremo izquierdo, y por esa zona aparecía a veces Nono, otras Castro, en ocasiones Nacho. El Barcelona siguió con la presión adelantada y la línea defensiva muy arriba, y eso con diez supuso unos riesgos al tirar el fuera de juego que Castro les hizo pagar caro por dos veces.
Tras la entrada-homenaje de Isidoro, Pereira se cambia de banda y ahora deja de haber extremo derecho. Muy al final el Barcelona aprieta, el Betis pierde la posesión en varias salidas consecutivas y llega el empate.
Jugador por jugador
Casto: Muy bien. Con 0-1 salvó varias jugadas muy claras que pudieron sentenciar el partido.
Chica: Pareció estar más rápido que en otras fases de la temporada. No pasó apuros ante Afellay y empujó por su banda.
Paulão: Pudo hacer algo más en los dos goles, pero por lo demás se impuso en el juego aéreo y ganó los duelos al mismísimo Messi.
Dorado: Notable partido también, casi sin errores.
Nacho: Ha llegado algo justo de gasolina al final de temporada, lo que le ha restado impulso ofensivo. En defensa, bien.
Montero: Si se marcha –como parece previsible– tardaremos mucho tiempo en ver un jugador con semejante facilidad de desborde. Él solito expulsó a Alves, y por ahí se le fue el partido al Barça.
Cañas: Como casi siempre hizo un trabajo más posicional que Iriney, lo cual atrasa diez metros la presión pero mejora el cierre de líneas de pase.
Beñat: Se le vio muy a gusto, y eso en su caso significa que dio un verdadero recital de distribución de juego. Su elección de jugada roza la perfección casi siempre.
Pereira: Corrió bastante en defensa, pero en ataque hizo un partido desastroso.
Pozuelo: Mal en defensa y en ataque. Se quedó en tierra de nadie: ni presionó arriba ni ahogó a Busquets, ni fue delantero ni mediapunta.
Castro: Presionó bien y en ataque no hizo casi nada más que... meter dos golazos.
Santa Cruz: Su aparición dio una salida nueva al balón (como en su excelente peinada del 1-1) y mejoró la presión, ante un Barça ya con diez.
Nono: Confirmó las sensaciones de Gijón. Parece un centrocampista puro de toque rápido y simple, físico aceptable y bien ubicado. Con eso se juega en Primera.
Isidoro: Cumplió en su despedida, como casi siempre hizo.
domingo, 13 de mayo de 2012
domingo, 6 de mayo de 2012
Sporting 2 - Betis 1 (37ª jornada de Liga de Primera División)
SPORTING DE GIJÓN (2): Juan Pablo; Damián, Gregory, Moisés, Ayoze; Lora, Gálvez; Mendy (Bilic, m 65), Trejo, Colunga (Nacho Cases, m. 57); y Sangoy (Rivera, min. 72).
BETIS (1): Casto; Chica, Paulão, Amaya, Nacho; Nono (Sergio, m. 73), Matilla (Jefferson Montero, m. 61), Salva Sevilla; Pozuelo; Jorge Molina (Pereira, m. 61) y Rubén Castro.
Goles: 1-0, min.13: Sangoy (penalti). 1-1, min. 45 + 1: Jorge Molina. 2-1, min. 54: Sangoy.
Árbitro: Velasco Carballo (Colegio Madrileño). Mostró tarjeta amarilla a Amaya, Ayoze, Nono y Nacho Cases.
Betis y Sporting han jugado esta noche un partido de muy bajo nivel e infumable como espectáculo. La única nota positiva bética, si la buscamos, fue no haber dado la puntilla en su propia casa al Sporting, por otra parte prácticamente condenado al descenso.
Si el equipo no tenía puestas las chanclas antes de salir al césped, Mel terminó de calzárselas al sacar la primera alineación de la pretemporada 2012-2013. Dejó fuera a Montero, un cedido al que ya no se dará más rodaje, y dio minutos de consolación a hombres como Salva y Casto. La introducción de Nono era casi obligada (aunque la prensa de la previa no lo apreció así) para que el centro del campo funcionara mínimamente en lo defensivo. La colocación de estos hombres, aunque original, sí pareció muy acertada: los cuatro de siempre atrás (Amaya y Paulão que, por cierto, permutaron posiciones en el descanso), Matilla como mediocentro, dos interiores (Nono a la derecha y Salva a la izquierda), Pozuelo como punta del rombo, un sitio muy adecuado a sus condiciones, y Castro y Molina arriba (caídos normalmente a izquierda y derecha, respectivamente). Un esquema, para entendernos, parecido al del Milan de Pirlo y Kaka. El Sporting, muy limitado y con cierta fe en su ultimísima oportunidad, opuso su 4-2-3-1 habitual (con Lora algo escalonado por delante de Gálvez).
En la primera mitad los interiores béticos no se abren apenas, sobre todo Salva, y dejan espacio a los laterales para la subida. Un rápido Pozuelo dinamiza el ataque y el partido, aunque de baja intensidad, tiene cierto interés. El Sporting marca de penalti y se va metiendo atrás; el Betis empata muy al final.
Los asturianos se ven obligados a apretar al inicio de la segunda parte. El Betis, muy relajado, se deja empujar y recibe un gol de segunda jugada. Mel hace entonces unos cambios naturales para abrir el campo y subir el octanaje del partido: introduce a Montero y Pereira por los flojos Molina y Matilla, en un aparente intento de cambiar el esquema a 4-2-3-1. Sin embargo, sea por órdenes de Mel o porque Castro –obsesionado con los quince goles– no se quiere alejar de la portería, resulta un extrañísimo 4-3-3: doble pivote con Nono (derecha) y Salva (izquierda), Pozuelo en la mediapunta, arriba Castro (algo a la derecha) más Pereira (...o algo así, porque Pereira también viene a la mediapunta, más bien caído hacia la izquierda), y Montero ahogado también en la banda zurda. Resulta un atasco tremendo en esa banda, donde Montero no huele el balón en veinte minutos, y una banda derecha desierta en defensa y ataque, en la que sólo Chica llega al extremo, muy pocas veces, y el Sporting juega a placer. El Betis se cierra pues el campo solito; el Sporting le cede el balón y Clemente lo va echando atrás al sacar sucesivamente a sus hombres de arriba, al punto que Rivera acabó jugando de supuesto extremo derecho. El Betis no pone ritmo y, para terminar el cuadro, Salva y Nono vienen (¡los dos a la vez!) a pedirla entre los centrales, por detrás del balón. Naturalmente no hay opciones de pase y el juego se pone aburridísimo. El desatino se arregla levemente con la entrada de Sergio, que al menos juega por delante de Salva e intenta aparecer un poco entre líneas. Los béticos logran meter algunos pases aislados para ponerse de gol, pero no culminan y el encuentro acaba entre bostezos béticos y muy tibias esperanzas de los locales.
Jugador por jugador
Casto: Bien en líneas generales, pero su falta de seguridad en las salidas por alto acabó costando un gol.
Chica: Bien en defensa; incapaz, como tantas veces, de aprovechar la banda en ataque.
Paulão: En su buena línea habitual.
Amaya: Discreto partido, en el buen sentido, pero sacó el brazo en un momento muy inoportuno.
Nacho: Muy bien. Uno de los pocos que pareció emplearse a fondo en el partido.
Nono: Demostró ritmo y condiciones suficientes para la categoría. Bien situado, soltó el balón siempre rápido y con acierto; mantuvo su zona adecuadamente.
Matilla: Partido decente, pero a su ritmo cansino habitual.
Salva: Hizo fluir el balón con cierta velocidad, pero cada vez que lo toca más de dos veces se le nota su tremenda falta de velocidad. En la segunda parte mantuvo el sitio defensivo pero se metió demasiado atrás a pedirla.
Pozuelo: Muy rápido y dinámico, fue de lo mejor del primer tiempo. En la segunda mitad se vio encerrado en el embudo general.
Molina: Poco preciso en los controles y con poco ritmo. Oportunista en el gol.
Castro: Individualista y desacertado ante puerta, aunque se movió bien.
Montero: Prácticamente desaparecido hasta el minuto ochenta. Luego, un par de carreras inacabadas.
Pereira: Lo intentó, pero por su calle pasaban mil personas.
Sergio: Se excedió con los regates, pero al menos dio algún picante al final.
jueves, 3 de mayo de 2012
Sevilla 1 - Betis 2 (partido de la aplazada 20ª jornada de Liga)
SEVILLA FC (1): Javi Varas; Luna, Cala, Fazio, Fernando Navarro; Medel, Trochowski (Babá, m. 74); Jesús Navas, Del Moral (Luis Alberto, m. 85), Reyes (Rakitic, m. 57); y Negredo.
BETIS (2): Fabricio; Nélson (Chica, m. 40), Paulão, Dorado, Nacho; Santa Cruz, Iriney (Cañas, m. 64), Beñat, Jefferson Montero (Jonathan Pereira, m. 78); Pozuelo y Rubén Castro.
Goles: 1-0, min. 5: Negredo. 1-1, min. 43: Beñat. 1-2, min. 92: Beñat.
Árbitro: Delgado Ferreiro (Colegio Vasco). Mostró tarjeta amarilla a Beñat, Negredo, Fazio, Trochowski, Dorado, Jefferson Montero y Luis Alberto. Expulsó a Medel por doble amarilla (m. 91).
Aunque sea este un momento para disfrutar y no para pensar, trataremos de analizar con la mayor frialdad posible lo visto hoy en Nervión.
El partido tuvo muchas simetrías y paralelismos con el derbi de la ida. Mel, desde ayer con la permanencia asegurada, propuso uno de sus típicos planteamientos telegénicos reservados a esos encuentros en los que hay poco que perder: sacó del baúl la presión adelantada (apulgarada tras un par de meses de plan B y bloque medio) y por ello eligió a Pozuelo, hipermotivado y en buena forma, antes que a Cañas. El Sevilla se colocó de la forma previsible, con lo mejor que tiene y tratando de tapar su agujero en el centro del campo con cinco centrocampistas, dos de ellos en labores fundamentalmente defensivas y tres en la línea de mediapuntas.
Primera parte
Además de la presión arriba, Mel mete otro cilindro: tira a Santa Cruz a la banda derecha, en posición de extremo. Con ello pretende emparejar a los bajitos béticos (Castro y Pozuelo) con los centrales sevillistas para mejorar esa presión –nunca agresiva si Roque está en el centro–, proponerles a Fazio y Cala una marca incómoda y de paso buscarle los costados a Medel; al tiempo abre así espacio a las subidas de Nélson –neutralizado sin embargo tras una violenta entrada de Negredo– e intenta tomar ventaja en los balones altos por la diferencia de centímetros entre Roque y Navarro, aunque la cercanía de Fazio no permitió sacar mucho fruto de este detalle. Negredo aprovecha para caer a la espalda de Nélson.
Como ocurriese en la ida (con las camisetas cambiadas), la presión visitante empuja y apura al local, por más que una buena jugada (buenas maniobras de Medel y Trochowsky que sortean la intensa y bien realizada presión bética, fuera de juego milimétrico de Negredo no señalado) ponga el 1-0. El partido tiene un ritmo frenético y se juega de cancha a cancha, aunque el Sevilla tiene pocas ocasiones porque sus pelotazos al tanque no son tan rentables como en la ida (Paulão no es Cañas) y el Betis saca aún menos jugadas claras, pese a su control del juego: intenta tocarla siempre para aprovechar la gran debilidad de este Sevilla, su falta de recuperadores de balón.
Como le ocurriese al Sevilla en la ida, el Betis se cansa a los 30 minutos y su presión remite. Sin embargo es al final cuando le llega el premio del gol.
Segunda parte
Tras un inicio de nuevo intenso, el Betis pierde fuelle al cuarto de hora (insostenible el ritmo físico) y da un involuntario paso atrás. Un segundo cambio obligado impide a Mel hacer los previstos en su momento, y las asociaciones de Reyes y Navas meten en problemas a Nacho. Míchel hace el favor de retirar al utrerano, para reforzar su mediocampo con Rakitic; Mel espera por el riesgo de apurar cambios, pero finalmente releva a un cansadísimo Montero por Pereira y entonces el Betis comienza a respirar y a tocar el balón. A falta de quince minutos es ya el Sevilla el que se asfixia y el Betis encuentra los espacios: tras dos amagos de Castro Beñat remata sobre la bocina.
Jugador por jugador
Fabricio: Algo nervioso de inicio, estuvo valiente siempre. En un par de jugadas de peligro cerró exageradamente el primer palo, aunque por suerte la intuición le funcionó.
Nélson: Jugó casi de carrilero, por tendencia natural y porque Reyes y luego Del Moral no buscaron el extremo. Trató bien el balón mientras lo dejaron.
Paulão: El sistema, las subidas de Nélson y las caídas de Negredo le obligaron a jugar prácticamente de marcador personal a campo abierto del único delantero del Sevilla, en un poderoso cuerpo a cuerpo que supo al menos nivelar. Muy bien por arriba, como siempre.
Dorado: Tuvo un partido más cómodo que su compañero de línea, casi de líbero. Desde ahí, bien situado, sacó muchos balones altos y cruzados. Con balón, bien.
Nacho: Muy poco ayudado por Montero y lejos de su mejor forma física (¿demasiados partidos?), pasó apuros ante Navas. Además subió poco.
Santa Cruz: En una posición extraña para él, metió toda la intensidad y el trabajo que pudo y manejó bien el balón.
Iriney: Más que nunca se multiplicó para sostener la presión. Salió bien en conducción, porque tiene velocidad para ello.
Beñat: Sus goles fueron de manual, no sólo por el toque de balón sino por la inteligencia psicológica a la hora de elegir el lugar donde hacer daño. Por fin Mel le ha facilitado una cierta variedad de jugadas preparadas en las faltas colgadas al área, que pone donde quiere. Pese al lastre de una tarjeta temprana supo sostener un trabajo de presión adelantada que le exigió muchísimo recorrido.
Montero: Obligó de nuevo al rival a hacer constantes ayudas y desahogó el juego en la primera parte, aunque acabara poco, como es usual. Aunque estaba muy cansado, es censurable que en el segundo tiempo no ayudara en defensa a Nacho ante Navas –éste precisamente un ejemplo de extremo de ida y vuelta que sí lo hace–.
Pozuelo: Empezó fajador, bullicioso e inteligente, comandando un juego interior muy incómodo para el Sevilla. En la segunda parte perdió mucho fuelle y sólo trabajó sin balón.
Castro: Menos clarividente que en otros partidos y bastante individualista, aunque su juego sea así. Corrió lo suyo y llegó fresco al final.
Chica: Contra lo previsible por su falta de ritmo, mantuvo dignamente su zona.
Cañas: Corrió en media hora lo que suele en hora y media: hizo de Iriney (presión arriba) y de Cañas (ayudas al apurado Nacho).
Pereira: Otra vez fue decisivo como efecto final.
BETIS (2): Fabricio; Nélson (Chica, m. 40), Paulão, Dorado, Nacho; Santa Cruz, Iriney (Cañas, m. 64), Beñat, Jefferson Montero (Jonathan Pereira, m. 78); Pozuelo y Rubén Castro.
Goles: 1-0, min. 5: Negredo. 1-1, min. 43: Beñat. 1-2, min. 92: Beñat.
Árbitro: Delgado Ferreiro (Colegio Vasco). Mostró tarjeta amarilla a Beñat, Negredo, Fazio, Trochowski, Dorado, Jefferson Montero y Luis Alberto. Expulsó a Medel por doble amarilla (m. 91).
Aunque sea este un momento para disfrutar y no para pensar, trataremos de analizar con la mayor frialdad posible lo visto hoy en Nervión.
El partido tuvo muchas simetrías y paralelismos con el derbi de la ida. Mel, desde ayer con la permanencia asegurada, propuso uno de sus típicos planteamientos telegénicos reservados a esos encuentros en los que hay poco que perder: sacó del baúl la presión adelantada (apulgarada tras un par de meses de plan B y bloque medio) y por ello eligió a Pozuelo, hipermotivado y en buena forma, antes que a Cañas. El Sevilla se colocó de la forma previsible, con lo mejor que tiene y tratando de tapar su agujero en el centro del campo con cinco centrocampistas, dos de ellos en labores fundamentalmente defensivas y tres en la línea de mediapuntas.
Primera parte
Además de la presión arriba, Mel mete otro cilindro: tira a Santa Cruz a la banda derecha, en posición de extremo. Con ello pretende emparejar a los bajitos béticos (Castro y Pozuelo) con los centrales sevillistas para mejorar esa presión –nunca agresiva si Roque está en el centro–, proponerles a Fazio y Cala una marca incómoda y de paso buscarle los costados a Medel; al tiempo abre así espacio a las subidas de Nélson –neutralizado sin embargo tras una violenta entrada de Negredo– e intenta tomar ventaja en los balones altos por la diferencia de centímetros entre Roque y Navarro, aunque la cercanía de Fazio no permitió sacar mucho fruto de este detalle. Negredo aprovecha para caer a la espalda de Nélson.
Como ocurriese en la ida (con las camisetas cambiadas), la presión visitante empuja y apura al local, por más que una buena jugada (buenas maniobras de Medel y Trochowsky que sortean la intensa y bien realizada presión bética, fuera de juego milimétrico de Negredo no señalado) ponga el 1-0. El partido tiene un ritmo frenético y se juega de cancha a cancha, aunque el Sevilla tiene pocas ocasiones porque sus pelotazos al tanque no son tan rentables como en la ida (Paulão no es Cañas) y el Betis saca aún menos jugadas claras, pese a su control del juego: intenta tocarla siempre para aprovechar la gran debilidad de este Sevilla, su falta de recuperadores de balón.
Como le ocurriese al Sevilla en la ida, el Betis se cansa a los 30 minutos y su presión remite. Sin embargo es al final cuando le llega el premio del gol.
Segunda parte
Tras un inicio de nuevo intenso, el Betis pierde fuelle al cuarto de hora (insostenible el ritmo físico) y da un involuntario paso atrás. Un segundo cambio obligado impide a Mel hacer los previstos en su momento, y las asociaciones de Reyes y Navas meten en problemas a Nacho. Míchel hace el favor de retirar al utrerano, para reforzar su mediocampo con Rakitic; Mel espera por el riesgo de apurar cambios, pero finalmente releva a un cansadísimo Montero por Pereira y entonces el Betis comienza a respirar y a tocar el balón. A falta de quince minutos es ya el Sevilla el que se asfixia y el Betis encuentra los espacios: tras dos amagos de Castro Beñat remata sobre la bocina.
Jugador por jugador
Fabricio: Algo nervioso de inicio, estuvo valiente siempre. En un par de jugadas de peligro cerró exageradamente el primer palo, aunque por suerte la intuición le funcionó.
Nélson: Jugó casi de carrilero, por tendencia natural y porque Reyes y luego Del Moral no buscaron el extremo. Trató bien el balón mientras lo dejaron.
Paulão: El sistema, las subidas de Nélson y las caídas de Negredo le obligaron a jugar prácticamente de marcador personal a campo abierto del único delantero del Sevilla, en un poderoso cuerpo a cuerpo que supo al menos nivelar. Muy bien por arriba, como siempre.
Dorado: Tuvo un partido más cómodo que su compañero de línea, casi de líbero. Desde ahí, bien situado, sacó muchos balones altos y cruzados. Con balón, bien.
Nacho: Muy poco ayudado por Montero y lejos de su mejor forma física (¿demasiados partidos?), pasó apuros ante Navas. Además subió poco.
Santa Cruz: En una posición extraña para él, metió toda la intensidad y el trabajo que pudo y manejó bien el balón.
Iriney: Más que nunca se multiplicó para sostener la presión. Salió bien en conducción, porque tiene velocidad para ello.
Beñat: Sus goles fueron de manual, no sólo por el toque de balón sino por la inteligencia psicológica a la hora de elegir el lugar donde hacer daño. Por fin Mel le ha facilitado una cierta variedad de jugadas preparadas en las faltas colgadas al área, que pone donde quiere. Pese al lastre de una tarjeta temprana supo sostener un trabajo de presión adelantada que le exigió muchísimo recorrido.
Montero: Obligó de nuevo al rival a hacer constantes ayudas y desahogó el juego en la primera parte, aunque acabara poco, como es usual. Aunque estaba muy cansado, es censurable que en el segundo tiempo no ayudara en defensa a Nacho ante Navas –éste precisamente un ejemplo de extremo de ida y vuelta que sí lo hace–.
Pozuelo: Empezó fajador, bullicioso e inteligente, comandando un juego interior muy incómodo para el Sevilla. En la segunda parte perdió mucho fuelle y sólo trabajó sin balón.
Castro: Menos clarividente que en otros partidos y bastante individualista, aunque su juego sea así. Corrió lo suyo y llegó fresco al final.
Chica: Contra lo previsible por su falta de ritmo, mantuvo dignamente su zona.
Cañas: Corrió en media hora lo que suele en hora y media: hizo de Iriney (presión arriba) y de Cañas (ayudas al apurado Nacho).
Pereira: Otra vez fue decisivo como efecto final.
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