jueves, 27 de febrero de 2014

Rubin de Kazán 0 – Betis 2 (partido de vuelta de dieciseisavos de final de la Europa League; resultado global: 1-3)

RUBIN DE KAZÁN (0): Ryzhikov; Kverkvelia, Sharonov (César Navas, m. 72), Burlak, Mavinga; Kislyak, M'Vila (Abishov, m. 75); Mukhametshin (Wakaso, m. 46), R. Eremenko, Gökdeniz Karadeniz; y Mullin. 
BETIS (2): Adán; Juanfran, Perquis, Jordi Figueras, Dídac; Nono (Caro, m. 79), Lolo Reyes, N’Diaye, Cedrick (Salva Sevilla, m. 70); Léo Baptistão y Rubén Castro (Varela, m. 81).
Goles: 0-1, minuto 44: Ryzhikov, en propia puerta. 0-2, minuto 66: Rubén Castro.
Árbitro: Michael Oliver, inglés. Amarillas para Sharonov, Mukhametshin, Kislyak y Nono.
Frío polar en Kazán (en torno a – 8ºC) y buen césped artificial en el pequeño estadio de invierno del Rubin.

Buen partido del Betis en la histórica Kazán, que podríamos calificar de muy bueno si no fuese porque el equipo ruso ha bajado su nivel respecto a temporadas anteriores y sus jugadores, en pretemporada, dieron sensación de estar aún lentos.

Por primera vez Calderón empezó a ganar el partido en la pizarra. Para ello usó el sentido común: puso a los mejores (con alguna excepción) y trató de situarlos en sus posiciones naturales. Así, diseñó un 4-4-2 asimétrico: Juanfran era lateral largo y aprovechaba la tendencia al interior de Nono, falso extremo por ese lado. Reyes (derecha y más atrasado) y N'Diaye quedaban como mediocentros, y Cedrick era el extremo izquierdo. El entrenador bético renunciaba, y ya era hora, al mediapuntita habitual (fuera Verdú o Salva) para meter en esa zona a un segundo delantero, Baptistão, que acompañaba arriba a Castro. El Betis ganaba así calidad física en general y en particular en presencia y velocidad arriba; además ponía a Castro y Léo donde pueden hacer daño, y compensaba la posible (y discutible) pérdida de solidez en el centro del campo con el físico y la inteligencia de N'Diaye y Reyes, más la aportación de Nono.

Primera parte
Enfrente el Rubin proponía un 4-2-3-1 ultradefensivo, lleno de centrales y medios de cierre, aunque con el siempre amenzante Eremenko en la mediapunta. La escasa calidad técnica de los tártaros fue castigada desde el inicio por el Betis con una presión muy adelantada, que además aprovechaba la superioridad física bética al obligar a un ritmo de juego alto. Los visitantes tardaron siete minutos en ajustar posiciones, durante los cuales su adelantada defensa se llevó varios sustos importantes. A partir de entonces el Betis recuperó siempre rápidamente la pelota con esa presión alta y pronta –desde la base de la jugada rusa– en la que destacaba la ocupación de espacios de N'Diaye y Reyes y el trabajo de Cedrick y Nono, más la anticipación de Perquis.

Habituado a jugar encerrado atrás, el equipo ruso aguantó bien la primera media hora pero, con posesión siempre bética por las rápidas recuperaciones, y gracias a una circulación bastante rápida del balón, las ocasiones fueron cayendo hasta que lo hizo el gol. 

Minutos 45 al 65
El Rubin trata de adelantar líneas pero el Betis sigue presionando bastante arriba, de modo que engancha ataques y contragolpes claros hasta que Castro hace el 0-2. 

Última media hora
El Betis, acertadamente, se dedica a hacer las cuatro esquinas y convierte media hora en minutos de la basura, que Calderón aprovecha para dar cancha a Salva (primero falso extremo izquierdo y luego mediapunta), Caro (lateral derecho por detrás de Juanfran) y Varela (extremo izquierdo por delante de Dídac). 

Jugador por jugador
Adán: Bien con los pies, y sin trabajo con las manos.
Juanfran: Si el sistema compensa sus ausencias del lateral (hoy gracias a las coberturas de Nono y la velocidad de Perquis) se aprovecha su potencia. O sea, aunque en teoría jugaba en defensa de cuatro, realmente lo hizo de carrilero.
Perquis: Muy concentrado, se anticipó mil veces. Anda rapidito.
Figueras: Alternó errores muy groseros e inaceptables con alguna buena acción defensiva, como la tapada que evitó el 1-1 en la única ocasión de los rusos.
Dídac: Estuvo acertado con balón, algo insólito en su temporada. En Europa League se le ve algo más suelto.
Nono: Entre los mejores. Acertado en corto (jugó en zonas de mucho tráfico, por interiores y bastante adelantadas) y con mucha intensidad. Metió medio gol.
Lolo Reyes: Tácticamente rozó la perfección. Es muy importante retenerlo para la temporada en Segunda.
N'Diaye: Gran partido. Aunque no es rápido de movimientos cortos lo compensa con su tremenda superioridad en los balones divididos. Robó mucho arriba.
Cedrick: Pierde muchos balones, cierto, pero recupera casi otros tantos y es un constante dolor de cabeza para los defensas. Debe aprender a encarar sólo cuando la jugada lo precisa, pero su velocidad, su empuje físico y su recorrido enorme dan mucho al equipo. Que este jugador haya sido suplente en el pésimo Betis de esta temporada es un error imperdonable de Mel y Garrido.
Baptistão: Partido flojo hasta la brillante jugada del 0-2, pero en la zona de mediapunta da siempre sensación de que puede pasar algo importante, porque tiene la habilidad y la velocidad en corto necesarias para ello. En defensa puede trabajar más.
Castro: Al igual que a Léo le faltó acierto en el área hasta que tuvo una clara, y entonces no falló. Trabajador.

Salva: Bien en minutos fáciles.
Caro: Sin problemas.
Varela: Aparición esta vez casi testimonial que debe ser la primera de muchas.

domingo, 23 de febrero de 2014

Betis 0 - Athletic de Bilbao 2 (25ª jornada de Liga de Primera División)

El bochornoso espectáculo vivido esta tarde en el Villamarín, digno de la devolución del precio de la entrada, no merece análisis alguno, y menos aún táctico. Al perro pulgoso que es este Betis le atacan todas las enfermedades y se empeña en conocer todas las formas de la humillación y todos los récords negativos: no conoce uno ningún equipo al que le hayan pitado dos penaltis fuera del área en cuatro días. Quede el nombre de Gil Manzano en la lista de la infamia –porque no se imagina uno cosas así en San Mamés–, y comente quien lo desee.

viernes, 21 de febrero de 2014

Betis 1 – Rubin de Kazán 1 (dieciseisavos de final de la Europa League)

Real Betis: Adán; Juanfran, Perquis, N'Diaye, Dídac; Nosa (Nono, min. 66), Lolo Reyes (Jorge Molina, min. 77); Chuli (Rubén Castro, min. 52), Salva Sevilla, Cedrick; y Leo Baptistão.
Rubin de Kazán: Ryzhikov; Kuzmin, Sharonov, Burlak, Kislyak; Kulik (Mullin, min. 66) (Kverkvelia, min. 93), M’Vila; Karadeniz, Torbinski, Eremenko; y Prudnikov.
Goles: 1-0, min. 3: Dídac. 1-1, min. 73: Eremenko, de penalti.
Árbitro: Serge Gumienny (Bélgica). Mostró tarjetas amarillas a Nosa, Prudnikov, Juanfran, Burlak, M’Vila, Perquis y Kuzmin. Expulsó, por doble tarjeta amarilla, a Prudnikov en el minuto 28, tras una dura entrada a Juanfran.
Incidencias: 12.000 béticos y 12 rusos en las gradas. Terreno de juego en perfectas condiciones.

No son los nervios
Triste empate el del Betis hoy ante el Rubin Kazan. El equipo tiró a la basura una inesperadamente buena primera parte que le pudo valer para sentenciar la eliminatoria, pero le faltó actitud para ello.

Minutos 1 al 28
Calderón metió en el campo a muchos jugadores desahuciados, para él y para sus predecesores, y recolocó el equipo lo mejor que supo. El resultado fue uno de los mejores onces que puede poner en juego esta plantilla y colocados como siempre debieron estar. Desaparecido el infame Verdú, con Nosa y Cedrick en el campo y Baptistão, por fin, como delantero centro, el Betis tuvo solidez física y llegada al área contraria. El equipo tiraba una presión media/alta que partía de una línea adelantada tirada por Perquis (en relativa buena forma) y N'Diaye (más rápido de lo que parece). Por delante de ellos Nosa y Reyes se sobraban para cerrar la salida de los tártaros. Los visitantes, colocados en un ortodoxo 4-2-3-1, tenían poco balón, y el Betis llegaba con regularidad arriba, soltados los nervios por el temprano gol de Dídac. En ataque Nosa (derecha) y Salva (izquierda) quedaban como interiores por delante de Reyes. El Betis jugaba a gusto por dentro, aunque faltaba acierto por las bandas, sobre todo por la de un inocuo Chuli.

Minutos 28 al 50
Expulsado el delantero centro ruso, los visitantes quedaron en un 4-4-1 que no pudo evitar una lluvia constante de ocasiones béticas. Sin forzar un ritmo muy alto el Betis mandaba con autoridad y llegaba con gente arriba.

Los rusos se encierran a la salida del descanso.

Minuto 50 al final
Pasados los primeros minutos de la segunda parte equipo y público entran en una espiral autodestructiva. Ya es extraño el simple hecho de que el equipo toque al mismo tiempo la sima del peor momento deportivo de los últimos años (y el mayor rechazo de su gente) y la cima del, al menos en teoría, máximo nivel competitivo alcanzado desde hace casi una década; se añadía, además, una de las coyunturas de partido más favorables de esta temporada. Ese fue el momento elegido por los jugadores para mostrar una sorprendente abulia e incapacidad, en nada atribuible a los nervios: estaban en una competición que (casi) nada negativo puede ya traer, en casa, con marcador favorable y superioridad numérica, y en situación ideal para machacar al rival. Entonces el Betis empezó a jugar al trantrán, como a asegurar el resultado, con ciertos jugadores (Chuli, Baptistão, a su modo Nosa) mostrando una apatía y una lentitud que en principio nada tenían que ver con los nervios. A ello se sumó un viejo defecto ya olvidado, no por desaparecido sino por menor comparado con los que sufre este equipo: una acumulación sin sentido de hombres tras el balón cuando el rival está encerrado, con Salva y Nosa empezando la jugada por detrás del último rival, lo que obligaba ya cerca del área a intentos de uno contra dos o contra tres. La lentitud de circulación terminó de exasperar, justificadamente, a la grada, que transmitió –finalmente sí– los nervios a los jugadores, cebándose en algunos de ellos. Un grave error arbitral culminó el desaguisado.

Calderón había puesto de su parte para estropear el invento: si razonable fue retirar a un Nosa pitado por algunos, cansado y en peligro de expulsión, absolutamente censurable fue tirar a una banda (aunque fuese con tendencia hacia dentro) a Baptistão cuando, por fin y aunque fuese de carambola, lo había situado donde más daño hace. Si Castro ha jugado partidos enteros tirado a una banda no había razón ninguna para que no lo hiciese durante cuarenta minutos y con un jugador más en el campo. Mucha responsabilidad cabe además en los técnicos si un equipo con todo a favor se dedica a sestear y conservar el resultado en lugar de intentar resarcir a su gente de las cien ofensas infligidas esta temporada.

Jugador por jugador
Adán: Bien en el poco trabajo que tuvo.
Juanfran: Descolocado a veces (como siempre), hay que reconocerle su tesón y su potencia para encarar una y otra vez al lateral izquierdo ruso, más si cabe al tener toda la banda para él durante buena parte del partido.
Perquis: Pendenciero pero acertado.
N'Diaye: Sin duda el mejor fichaje desde Pabón. No será central, pero lo parece.
Dídac: Su gol (que llegó tras parecer que perdía dos veces el balón) le dio unos minutos de tregua con la grada. Es malo, pero además con balón parece estar muy nervioso.
Nosa: Un caso digno de estudio. Su estilo, de movimientos lentos que semejan pasotismo, conecta mal con la grada, especialmente con ciertos elementos. Además alterna fallos absurdos (frecuentemente por ser demasiado ambicioso al pasar el balón a los compañeros por delante mejor que al pie) con aciertos llamativos. En todo caso da muchísimo más de lo que parece: con él el equipo tiene posesión (pierde algunas, roba muchas), recorrido, llegada, presencia física y, sobre todo, hace a los rivales mucho peores. Como es irregular e imprevisible (para bien y para mal) debe dejar de venir a sacar el balón a zonas de mediocentro y meterse entre líneas.
Reyes: Muy buen partido, con balón y, sobre todo, sin él. Si fuera más rápido sería muy buen jugador.
Chuli: Mel no se equivocó en verano: no tiene nivel ni lo tendrá. Es difícil explicarse que saliera andando del campo.
Salva: Voluntarioso. Aprobado porque al menos juega de verdad, aunque su físico dé para tan poquito.
Cedrick: Torpe o hábil, estuvo tres veces muy cerca del gol, más de lo que se puede decir de Verdú, Juan Carlos, Salva y Chuli juntos en los tres últimos meses.
Baptistão: Tiene el duro, y para cambiarlo necesita estar cerca de la mesa, o sea, del área. En el uno contra uno es muy peligroso, y tiene buen disparo, pero es individualista y no muy rápido en largo, así que como delantero por el centro es muchísimo más peligroso que en una banda, sin comparación posible, como demostró durante una hora. Luego Calderón se cargó el invento.

Castro: Rodeado de mil rivales, no pudo con ellos.
Nono: Mucha voluntad pero, esta vez, poco acierto.
Molina: No tocó casi nada potable.

domingo, 16 de febrero de 2014

Granada 1 - Betis 0 (24ª jornada de Liga de Primera División)

Roberto; Nyom, Ilori, Murillo, Brayan Angulo; Fran Rico; Piti (Dani Benítez, m. 60), Fatau, Recio, Brahimi (Foulquier, m. 85); y El Arabi (Riki, m. 81)
Adán; Juanfran, Amaya, N'Diaye, Jordi Figueras, Juan Carlos (Baptistão, m. 65); Lolo Reyes (Salva Sevilla, m. 65), Nono; Jorge Molina, Verdú (Nosa, 67) y Rubén Castro.
1-0, m. 30: Piti.
José Antonio Teixeira Vitienes (Colegio Cántabro). Amonestó a Nono, Amaya, Nyom, Piti, N'Diaye, Baptistao y Riki. Expulsó en el 79 a Dani Benítez por roja directa y a Amaya por doble amarilla en el descuento.
Buena entrada y buen estado del terreno en el Nuevo Los Cármenes.

Toda la manta para don Joan
Dicen que el fútbol es una manta pequeña: si te tapas la cabeza te deja al aire los pies, y si los pies, la cabeza. Calderón decidió hoy que toda la manta se la llevara, una vez más, Joan Verdú, un futbolista que disfruta de unos privilegios realmente increíbles si comparamos su rendimiento con el de cualquiera de sus compañeros de ataque.

Y es que para descargarlo de toda tarea y situarlo como falso delantero centro –un tratamiento propio de Messi– Calderón, en un planteamiento entre lo indocumentado y lo delirante, obligó a Molina y Castro, los goleadores del equipo, a jugar como extremos. La decisión era propia de indocumentados (¿quién hace el scouting de los rivales del Betis?) porque cualquiera que haya visto jugar al Granada en los últimos años sabe que sus laterales, en especial Nyom, juegan muy arriba, y era delirante porque obligar a los dos goleadores de tu equipo a perseguirlos (más aún si tu intención es entregar el balón al rival) es o bien convertirlos en centrocampistas de banda o bien dar pista libre por ahí al rival. Ocurrió lo segundo: el Granada jugó a placer por los costados.

Minutos 1 a 67
Como queda dicho, Calderón jugó con tres arriba, más cinco detrás y dos mediocentros, Reyes y Nono. El equipo quedaba situado con cierta racionalidad en ataque (el 5-2-3 convertido en 3-4-3 al subir los carrileros), pero en defensa quedó completamente descuadrado. Los centrales quedaban casi sin trabajo (tres contra El Arabi), los mediocentros quedaban emparejados con los dos interiores del 4-1-4-1 (o 4-3-3) granadino, y Verdú venía a defender en la zona del mediocentro rival. Pero, a cambio de esa superioridad numérica de los centrales, no sólo el equipo jugaba muy atrás y sin balón, sino que Castro y Molina quedaban, cada uno de ellos, obligados a defender a un central más un lateral del Granada, de modo que cada vez que acababan arriba la jugada de ataque hacían lo primero (presionar al central) condenando a Juanfran o Juan Carlos a un dos contra uno ante extremo y lateral. Alcaraz lo aprovechó y, con extremos (Brahimi y Pitti) muchas veces a pie cambiado para dejar pasillo a Nyom y Angulo, percutió una y otra vez por las bandas, provocando una lluvia de balones cruzados a balón parado y corrido. Afortunadamente la muy conocida incompetencia rematadora del Granada y las salidas de Adán impidieron el gol local, pero este Betis es capaz de vender la espalda de su defensa aunque acumule a cinco en línea: un pelotazo pésimamente defendido y caído a pies del único granadinista que sabe disparar acabó en gol.

El Granada, por contra, apretaba arriba: sus tres de arriba iban a por los centrales béticos y los laterales generalmente a por los carrileros béticos, así que Molina y Castro disfrutaron de ciertos espacios, aunque sin nadie con quien asociarse, pues Verdú ni aparecía por el área ni acertaba un solo pase hacia delante. El Betis sólo llegó al área en un par de cabezazos idénticos de Molina tras saques de falta, estos sí bien ejecutados por el catalán.

Minutos 67 al 79 (expulsión de Benítez)
Calderón deja en el campo a los tarjeteados Amaya y Nono, retira a Reyes (aparentemente lesionado) y casi simultáneamente saca también del campo a Verdú y Juan Carlos. El equipo se sitúa por fin con cierto sentido común: Castro y Molina arriba, Salva Sevilla por la derecha, Baptistão por la izquierda y Nono y Nosa por el centro. El Granada, mal equipo y además muy nervioso, se rompe por la mitad y el partido se convierte en un correcalles en el que el Betis se acerca al gol.

Minutos 80 al final
Expulsado Benítez (nada sorprendente en él) el Betis administra mal la superioridad: jugadores como Figueras, absurdamente dejado en el campo como lateral en defensa de cuatro, no abren bien el campo, y otros como Nosa vienen muy atrás a recibir. El partido acaba entre pelotazos. 

Jugador por jugador
Adán: En la primera parte tocó dos que iban fuera, pero por demás estuvo bien, especialmente mucho en las salidas por alto.
Juanfran: Lo habitual en él: muy potente y acertado en ataque, mal situado en defensa. Salió en la foto del gol pero la culpa no es toda suya.
Amaya: Sigue en su línea fuertemente descendente. Tuvo poco trabajo y lo hizo mal: tarjeteado pronto por llegar tarde, no cerró el balón cruzado del 1-0, que (aunque Piti fuese pareja de Juanfran) llegó a su zona.
N'Diaye: Otra vez uno de los mejores, aunque no sea muy rápido y tirara mal el fuera de juego del gol.
Figueras: Como Amaya, tuvo poco trabajo defensivo y lo hizo mal. Con balón estuvo aún peor, y de lateral es una nulidad. Perquis, aun diestro y fuera de forma, no puede ser peor.
Juan Carlos: Mantuvo aceptablemente su zona, pero con balón estuvo desastroso. Centró cuatro veces, y las cuatro horriblemente (dos, directamente a la grada).
Reyes: Sorprendentemente invisible. Mantuvo su zona en defensa, y poco más.
Nono: Como siempre, de lo mejorcito (dentro del nivel que hay). Muy activo.
Molina: Sobrellevó con bastante dignidad su exilio en la banda, un invento reciente y absurdo de Garrido copiado (¿sólo ha visto un mes de partidos?) por Calderón.
Verdú: Está ya todo dicho. Eso sí, lo de sus tres entrenadores empieza a parecer un fenómeno paranormal.
Castro: No estuvo especialmente acertado en el área ni siguió mucho a Nyom, pero se vio obligado a demasiado recorrido y nadie se le asoció.

Baptistão: Muy chupón, pero una vez que pisó el área anduvo muy cerca del gol. Al parecer juega en banda porque su sitio en el campo lo decide él, no el entrenador.
Salva Sevilla: Estuvo muy participativo y mandó buenos balones a la frontal.
Nosa: Aun jugando mal (falló dos balones fáciles y muy peligrosos) y donde no debe (alguien debió decirle hace año y medio que no venga a sacar el balón entre los centrales) hizo cambiar al equipo como de la noche al día, porque físicamente se comió al centro del campo del Granada. Si fuera blanco, hablara español y cobrara lo que Verdú (cinco veces más que él) sería titular indiscutible desde hace dos años.

Calderón: Hasta ahora ha demostrado desconocimiento de su plantilla –y de las rivales– y una notable incompetencia táctica. O mucho cambia o no valdrá ni como entrenador del Betis de Segunda.

sábado, 8 de febrero de 2014

Valencia 5 - Betis 0 (23ª jornada de Liga de Primera División)

VALENCIA C.F.: Alves; Barragán, Senderos (Rubén Vezo, m. 81) Mathieu, Bernat; Javi Fuego, Dani Parejo; Feghouli, Vargas, Piatti (Michel, m. 64); y Alcácer (Jonás, m. 74).
BETIS: Adán; Juanfran, Amaya, Jordi Figueras, Dídac (Nosa, m. 66); Ndiaye; Cedrick (Jorge Molina, m. 46), Lolo Reyes, Verdú, Baptistão (Matilla, m. 57); y Rubén Castro.
Goles: 1-0, m. 41: Mathieu. 2-0, m. 43: Alcácer. 3-0, m. 61: Feghouli. 4-0, m. 67: Alcácer. 5-0, m. 79: Vargas.
Árbitro: Estrada Fernández (Comité Catalán). Mostró tarjeta amarilla a Lolo Reyes y Jordi Figueras.
En los prolegómenos del encuentro se guardó un minuto de silencio en recuerdo de Luis Aragonés. Más de 30.000 espectadores y viento fuerte y cambiante en Mestalla.

Nuevo pinchazo del globo Calderón en un partido muy decente por parte del Betis durante cuarenta minutos e indecente durante los cincuenta restantes. Un Valencia muy ramplón apenas tuvo que esforzarse durante medio partido para quitárselo de encima con insultante facilidad.

El partido debe al menos servir para sacar dos importantes conclusiones:

1) Jugadores como Verdú y Matilla no deberían jugar más en el Betis, y otros como Figueras y Dídac están completamente incapacitados para jugar en ningún equipo de Primera División.


2) Un equipo tan cogido con alfileres como este tiene que jugar con riguroso orden táctico en cualquier circunstancia. Cualquier riesgo táctico es una temeridad que conduce, finalmente, al ridículo. En particular, este equipo nunca puede jugar con las líneas adelantadas porque su defensa, ante espacios abiertos, es un desastre.

Primeros cuarenta minutos
Calderón, desde nuestro modesto punto de vista, acertó con el planteamiento del partido y casi completamente con la alineación. Dado que el Valencia juega con un solo delantero (4-2-3-1),
con el fin de adaptar su esquema defensivo al ofensivo del enemigo plantó un 4-1-4-1 (o 4-3-3) semejante al 5-4-1 (o 3-3-3-1) de hace una semana con la salvedad de que N'Diaye se adelantó a medio tapón, para tomar al mediapunta. Ante él quedaban Reyes (derecha) y Verdú como interiores, y Cedrick (derecha) y Baptistão como extremos, que intercambiaron posiciones a la media hora.

Verdú resiste la tentación de salir a presionar a uno de los centrales, de modo que queda emparejado con Javi Fuego, y Lolo Reyes con Parejo, mientras N'Diaye cierra a Vargas. Castro entretiene con algún apoyo de Verdú la salida de los centrales valencianistas, y a cambio Amaya y Figueras quedan en superioridad ante Alcácer. El Betis presiona sólo desde el centro del campo, con las líneas bien juntas y buenos apoyos defensivos, sobre todo de Reyes y N'Diaye. Los únicos problemas vienen por las bandas debidos a la profundidad de los laterales valencianistas, sobre todo por la de Baptistão, algo renuente a seguir al suyo. El Valencia domina claramente el partido pero no llega con demasiada claridad, gracias al orden del Betis, a su buena capacidad física, a la acumulación de hombres y a la interrupción del juego con faltas.

A cambio de un buen cierre y de que Verdú ayude en defensa como mediocampista el Betis pierde llegada arriba: el catalán, como es habitual, no pisa el área contraria jamás;
Castro queda muy aislado, Reyes se ve obligado en ataque a hacer un juego de interior para el que no está capacitado, y los extremos están lejos del área, aunque lo intentan con su amplio recorrido. Hay poca fluidez y aún menos llegada al remate.

Últimos cinco minutos del primer tiempo
Un error en la salida de balón y varias desaplicaciones defensivas a balón parado (por otra parte inducidas por el gran número de faltas cometidas, bien colgadas al área por el Valencia) arruinan el trabajo: el Betis concede cuatro ocasiones muy claras casi consecutivas y dos caen dentro.

Segunda parte
Calderón y su staff comienzan en el descanso su recital de errores en los cambios: si bien era natural, con un 2-0 en contra, irse arriba a la presión, procedía sacar al tarjeteado Reyes y meter a Nosa, y en ningún caso eliminar a Cedrick, que trabaja bien sin balón. Con la entrada arriba de Molina el equipo queda en un 4-4-2 con Reyes (derecha) y N'Diaye en paralelo como mediocentros, y Verdú teóricamente tirado a la banda izquierda, aunque el catalán decide recorrer el campo –sin duda esforzadamente– por donde él estima conveniente en cada jugada. Acto seguido Calderón culmina el disparate: saca a Baptistão (uno supone que por problemas físicos) y mete a Matilla de exterior derecho (¡?). Con los laterales muy arriba obligados por el marcador y la incapacidad para profundizar de Verdú y Matilla, el Betis hace intentos de presión alta desde una alineación físicamente muy endeble: aun con la defensa muy adelantada el equipo se separa y desordena por completo, cada pérdida se convierte en un contragolpe peligrosísimo, y los goles le caen uno tras otro.

Para culminar el caos táctico Nosa entra por Dídac, de modo que Figueras pasa a ser lateral izquierdo en una línea de cuatro y N'Diaye se mete como central, quedando Reyes y Nosa como mediocentros.

Jugador por jugador
Adán: Aceptable con los pies, valiente y seguro en las salidas de puños y no culpable en los goles.
Juanfran: Bien en general, pero como defensa sigue siendo una bomba de relojería: hoy concedió un remate de cabeza peligrosísimo al inicio.
Amaya: Muy perdido posicionalmente, aunque al menos da señales de vida.
Figueras: Durante la primera media hora pareció que no estaba en el campo, buen síntoma para el equipo pero revelador de su actitud pasiva. Perdió balones peligrosos en la salida, fue burlado facilísimamente en el tercer gol, está lentísimo y, en suma, es uno de los peores centrales que uno haya visto nunca en el Betis.
Dídac: A su ya reconocida incapacidad absoluta para ceder el balón a alguien de su equipo sumó una total desorientación en defensa. Siniestro total.
N'Diaye: Enorme partido como mediocentro, con apenas un pequeño lunar en la pérdida previa al 1-0, inducida por una mala entrega de Reyes. Muy bien colocado, hace mil ayudas defensivas, gana (por razones obvias) casi todos los balones en los que mete el cuerpo, la saca bien jugada y la toca bien en largo. Como central y en la marca directa no estuvo tan acertado. Su venida en enero y no en julio significa un acierto –digamos– post mortem de Stosic y un gravísimo error de Bosch.
Cedrick: Hizo un buen trabajo sin balón (el Betis lo tuvo poco), con enorme recorrido. Su salida del campo empeoró al equipo.
Lolo Reyes: Partido mediocre: bien en defensa –como N'Diaye, muy atento a las ayudas–, pero su puesto natural en ataque es el de mediocentro, no el de interior, y lo notó mucho.
Verdú: Como llevamos meses anunciando, su fútbol de mentira nos mandará a Segunda. El hombre ahora le echa voluntad, siempre mostró muy buen toque, y al menos en su nueva posición algo más retrasada corre y ayuda en defensa; pero su aportación ofensiva sigue limitada a conservar la posesión, porque no le sale un solo pase en profundidad de los pocos que intenta y es incapaz de desbordar porque carece de físico para ello. No debería ser titular nunca más, si es que debió serlo alguna vez. Ahí Nosa aportaría mucho más en defensa, en desborde y en llegada arriba, y Baptistão o Molina muchísimo más en ataque.
Baptistão: Sigue amagando más que pegando, tal vez porque sigue demasiado lejos de portería, cuando parece más capacitado para ser delantero puro.
Castro: Se le vio bien, pero nunca tuvo opciones jugables en el área. Trabajador, para ser él.

Molina: Buena aunque inútil aportación.
Matilla: Al parecer jugó. Absolutamente nulo.
Nosa: Hay que exigirle mucho más. De aquí a final de temporada debería ser importante, pero para ello tiene que dar la cara.


Calderón:  Acertó con el cambio de esquema inicial y el planteamiento de la presión retrasada, pero reaccionó mal ante las dificultades: debilitó físicamente al equipo con cambios sin sentido y volvió locos a los jugadores con constantes cambios posicionales, cuando un equipo fragilísimo requiere antes que nada orden y estabilidad.

domingo, 2 de febrero de 2014

Betis 2 - Espanyol 0 (22ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (2): Adán; Juanfran, Amaya, N'Diaye, Jordi, Juan Carlos; Chuli (Baptistão, m. 53), Lolo Reyes, Verdú, Salva Sevilla (Nosa, m. 76) (Matilla, m. 83); y Rubén Castro.
ESPANYOL (0): Casilla; Raúl Rodríguez, Colotto, Héctor Moreno, Víctor Álvarez (Fuentes, m. 69); Javi López, Víctor Sánchez, David López (Abraham, m. 65), Simão; Córdoba (Stuani, m. 60) y Sergio García.
Goles: 1-0: m. 70, Rubén Castro. 2-0: m. 89, Rubén Castro.
Árbitro: Muñiz Fernández (Comité Madrileño). Mostró tarjetas amarillas a Salva Sevilla, Lolo Reyes, Jordi Figueras y Víctor Sánchez.
33.000 espectadores en el Benito Villamarín. Césped en muy buenas condiciones.

Dicen los libros de autoayuda que si quieres que te sucedan cosas diferentes tienes que hacer cosas diferentes. Calderón aplicó hoy a su equipo esa recomendación y el Betis ganó un partido de Liga, fenómeno que no sucedía desde septiembre, hace quince jornadas.

Primera parte
Calderón volvía a jugar con gente de poquita velocidad arriba (Verdú y Salva sobre todo, aunque tampoco Chuli ni Castro son muy potentes), pero sí innovó con el esquema y la posición en el campo del equipo. Si hace una semana reincidió en los conocidísimos defectos de la era Mel-Garrido, con el 4-2-3-1 sin llegada arriba y la presión demasiado alta para un equipo en horas bajísimas, estar tarde aprovechó el fichaje de N'Diaye para jugar con tres centrales y dos carrileros, y además corrigió la forma de defender del equipo: la presión empezaba hoy mucho más atrás, sin prisas por recuperar la posesión, que de hecho fue mucho mayor del Espanyol en el primer tiempo. En las bandas quedaban pues Juanfran y Juan Carlos, y el centro del campo lo formaban, en rombo, Chuli y Salva por derecha e izquierda respectivamente, Reyes como ancla y Verdú como medio adelantado.

Este 5-4-1 tiene algunas ventajas para el Betis actual: se abriga más en defensa, mete más centímetros en el campo (asunto en el que el equipo andaba corto) y parece apropiado para jugadores como Juanfran (mucho mejor carrilero que defensa o extremo, como analizábamos en los comentarios del partido anterior) y Juan Carlos, que tienen recorrido y velocidad para ese puesto pero ni calidad para ser buenos extremos ni concentración defensiva para cerrar como laterales en una defensa de cuatro. Por otra parte es un sistema tan raro de ver en el fútbol actual –cosas de las modas– que para los rivales se hace tan incómodo como para un tenista jugar contra un zurdo.

Enfrente el Espanyol jugaba con cuatro defensas y medio: en teoría se situaba en un 4-4-2 con García y Córdoba arriba, pero en la banda derecha Aguirre doblaba lateral con un Javi López mucho más atrasado como extremo que Simão, hasta el punto de casi hacer línea de cinco al seguir a Juan Carlos. Víctor Sánchez, por su parte, hacía un marcaje prácticamente personal a Verdú, temido por sus excompañeros.

A cambio de tener cierta seguridad atrás por la superioridad numérica de los centrales béticos ante los dos delanteros visitantes, con un N'Diaye enorme por alto y algún apuro más de Figueras ante Sergio García, como consecuencia y desventaja del esquema y de la falta de velocidad de sus centrocampistas el Betis tuvo muy poca llegada arriba. Salva tocaba bien en zonas interiores pero, atrasado, no abría el campo por la izquierda en el 3-4-3 ofensivo que resultaba; Verdú apenas se ofrecía por dentro y Castro y Chuli quedaban muy aislados (el canario, además en inferioridad numérica y física ante los centrales). El Espanyol, como es norma con Aguirre, nunca arriesgaba la posesión por el centro y se limitaba a buscar a pelotazos a sus dos delanteros; casi nunca los encontró. El producto de un Betis (lógicamente) timorato y de un Espanyol tan especulativo con el marcador como siempre fue un primer tiempo con muy pocas ocasiones.

Segunda parte
Todo sigue casi igual; el Betis adelante ligeramente líneas y llega con alguna regularidad, aunque sin claridad. El Espanyol no llega nunca y sigue especulando con el marcador. Aguirre agota pronto los cambios y de inmediato llega el gol de Castro, que altera pocas cosas: el Betis retrocede ahora un poco y hay sólo una ocasión clara en cada área. El Betis mete la suya.

En resumen, el Betis de hoy sí ha competido de verdad: ha tenido seguridad en defensa, ha especulado con el marcador casi tanto como su rival y, sin hacer ni mucho menos un fútbol ofensivo brillante, sí ha puesto el partido en el terreno en el que pueden ocurrirle cosas favorables. Esto supone un inmenso avance respecto a jornadas anteriores.

Jugador por jugador
Adán: Tuvo muy poco trabajo y lo resolvió bien. Estuvo valiente en las salidas por alto y correcto con los pies.
Juanfran: Definitivamente le favorece jugar con defensa de cinco, pues explota sus virtudes (recorrido, potencia para el uno contra uno) y disimula sus defectos (poca llegada y sutileza para ser extremo, poca contundencia defensiva como lateral).
Amaya: No anda fino, pero con menos espacios que cubrir todo le es más fácil.
N'Diaye: Gran debut, favorecido por el juego frontal españolista. Se las llevó todas por alto y mostró buenas maneras con balón, tal vez a veces demasiado buenas para jugar como central. Se le ve un poco ancho.
Figueras: Es uno de los centrales más lentos que uno ha visto en el Betis. Al menos es zurdo, que para jugar con tres al fondo es una gran ventaja, sobre todo en la salida de balón.
Juan Carlos: No hizo gran cosa en ataque, pero en este nuevo rol no importa tanto si tapa aceptablemente su banda.
Chuli: Voluntad y muy poco más. Es lo que hay.
Lolo Reyes: Está muy poco ágil de cintura, pero con su buen posicionamiento y su oficio aprueba.
Verdú: El nuevo sistema, en el que tiene que defender casi en doble pivote, le obliga a correr más, y así aporta algo más que sus pasecitos facilones habituales. Muy marcado.
Salva Sevilla: Buen partido, de los mejorcitos suyos este año. Quiso y a veces pudo, aunque obliga a su compañero lateral a un gran recorrido.
Castro: Parece que nos equivocamos totalmente cuando dijimos hace un par de semanas que nunca más volvería a ser el que fue. Con Calderón lleva cuatro goles en dos partidos. Se ve que con Garrido no quería.

Baptistão: Una de las cosas malas de este 5-4-1 es que sólo cabe un delantero, así que seguirá obligado a jugar abierto, y ahí necesita irse de cinco para llegar a portería. Pese a ello, lo sigue intentando en solitario.
Nosa: Lesionado a los veinte segundos de entrar. Le pasa todo. Un caso digno de estudio. Esta vez parece ser sólo un bocadillo en el muslo.
Matilla: Desgraciadamente su actitud nos recordó al Matilla de su primera temporada: el que salía para diez minutos y trotaba como si fuese a jugar cinco horas al sol.