BETIS (0): Adán; Piccini, Pezzella, Bruno, Molinero (Jorge Molina, m. 45); Xavi Torres; Cejudo, N'Diaye (Petros, m. 80), Dani Ceballos (Digard, m. 51), Vargas; y Rubén Castro.
1-0, m. 2, Bale; 2-0, m. 39, James; 3-0, m. 47, Benzema; 4-0, m. 49, James; 5-0, m. 88, Bale.
Árbitro: Hernández Hernández, canario. Amarillas para Kroos, Vargas, Molinero, Varane, Xavi Torres y Casemiro.
Buena entrada y buen césped en el Bernabéu.
Sufrió una dura derrota el Betis anoche en Madrid. Siendo esto más o menos previsible, sí fue triste comprobar (más bien recordar) la enorme diferencia de calidad entre ambos planteles y la escasa competitividad del equipo bético.
Primera parte
Y es que el Madrid tardó apenas dos minutos en hacer lo que no pudo en noventa en Gijón: marcar un gol. El hecho en sí y la factura del tanto, en una jugada simple, previsible y defendida muy blandamente, hablan mal de la actitud de los béticos.
Si esa actitud de salida puede achacarse en parte a Mel, pocos peros se le pueden poner al planteamiento del partido, muy correcto desde nuestro punto de vista. El Real Madrid de Benítez juega un 4-4-2 (o 4-2-3-1 si se desea) muy plano, en el que los mediocentros –Modric, derecha, Kroos izquierda– no se escalonan, y el juego de ataque se fía a las subidas de los laterales y a la invención y las permutas de los cuatro de arriba, en constante movimiento aunque con James, Bale y Cristiano de derecha a izquierda como posiciones de partida en una segunda línea tras Benzema.
Ante gente tan rápida como CR7 y Bale, y con ciertos problemas –si es que tienen alguno– de elaboración de juego ante defensas cerradas, procedía, para tratar de hacerlos jugar a contraestilo, dejar poco espacio a la espalda de los centrales, no arriesgar demasiado el balón para evitar contras –aun a costa de ceder la posesión– y, en resumen, encerrarse cerca del área propia. Como esa posesión sería para el rival, procedía también emparejar con una marca a cada enemigo –con el habitual hombre de más detrás– y acomodar a ello el esquema propio. Resultaba un 4-1-4-1 y por tanto Mel tenía un problema: cómo encajar ahí a Molina y Castro, o prescindir de uno de ellos. Optó por dejar a Molina en el banco –decisión discutible porque dejaba al equipo sin salida en largo, algo importante si te vas a encerrar– y doblar lateral.
Esquema defensivo del Betis en el Bernabéu
También fue discutible que el lateral doblado fuese el izquierdo, pues ello obligaba a Molinero a jugar a pie cambiado y exponía defensivamente a Piccini en un buen día para probarlo como extremo. Si la idea era parar a James los jugadores se encargaron de desmontarla rápidamente: muy pasivos, le dieron metros para jugar a placer. Mejor resultó la marca casi directa de Ceballos sobre Modric, una de las claves del juego madridista, pero ante equipos así no basta con neutralizar a uno: si ayer el croata y CR7 estuvieron grises, James y Bale se bastaron para destrozar a los béticos.
Aunque Mel culpe al 1-0 de la frustración de sus planes, lo cierto es que el gol no cambió el guion previsto en el primer tiempo. El Betis sólo disfrutó de balón en su tramo central, y sufrió (y no supo parar) las clásicas oleadas madridistas de inicio y final de esa mitad, premiadas con sendos goles. Los béticos nunca hicieron incómodo el partido al Madrid: toleraron el toque interior, cerraron mal las bandas y ni siquiera hicieron apenas faltas.
Segunda parte
Con poco ya que perder, Mel hace lo que no quiso de inicio: meter a Molina y hacerlo marcar a Modric como interior izquierdo del 4-1-4-1, para lo que Ceballos se abrió a la banda. En cuatro minutos, y esta vez más por pericia de los delanteros que por pasividad bética, el partido estaba cerrado (4-0). Mel opta entonces por tratar de evitar una goleada escandalosa: saca a Ceballos, refuerza el centro con Digard (interior derecho) y tira a N'Diaye, luego Petros, a la banda izquierda. Por suerte apenas ocurre ya nada.
Jugador por jugador
Adán: Buen partido. SIn nada que hacer en los goles, tapó muy bien varios uno contra uno frente a Cristiano y evitó así el sonrojo. El 2-0, fortísimo y colocadísimo, es imparable, como el quinto.
Piccini: Dio cierta salida al equipo y no pasó atrás más apuros que el resto.
Pezzella: Lento, descolocado y mal en la temporización cuando lo encaraban. Preocupante otra vez.
Bruno: Sus buenos cambios de juego y buen juego general no compensan errores como su colocación en el 1-0 o el despeje del 4-0.
Molinero: Ni sacó la pelota jugada (si alguien sufre a pie cambiado es un lateral) ni reforzó defensivamente la posición. Es uno de los culpables directos del 1-0, en el que se queda hundido en la línea trasera sin hacer nada.
Torres: Como suele ocurrirle, ni falló mucho ni se le notó demasiado. Ocurre que eso es muy mala noticia cuando el rival te ha hecho un descosido por dentro y eres mediocentro.
Cejudo: De lo más decentito del equipo. Estuvo peleón y sacó varias conducciones verticales de calidad. Resulta curioso: parece adaptarse al nivel del rival, sea el Llagostera o el Madrid.
N'Diaye: Como Cejudo, sacó la pelota bien pegada al pie en varias jugadas. Cerró su zona y trabajó mucho, aunque ayudó poco atrás.
Ceballos: Cumplió bien con su misión defensiva, que era cerrar a Modric. Otra cosa fue el ataque: apenas tocó balón.
Vargas: Desubicado y descoordinado. El doble lateral defendió peor que uno solo.
Castro: Suspende en lo exigible: tuvo una ocasión muy clara y un penalti, y falló ambos. Apenas dio salida al equipo en la primera parte, pero esto era previsible en un jugador de su físico.
Molina: Trabajó pero llegó poco arriba.
Digard: Pareció colocarse bien.
Petros: Prácticamente inédito.
Mel: Recibir tres goles en los primeros minutos de cada tiempo es achacable parcialmente a los técnicos, especialmente si consideramos que es un mal muy repetido –en Segunda se concedían también ocasiones tempranas, pero los rivales las fallaban–. El planteamiento sin embargo fue el adecuado.
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