domingo, 28 de febrero de 2016

Betis 2 - Rayo Vallecano 2 (26ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (2): Adán; Molinero (Fabián, m. 81), Pezzella, Bruno, Vargas; Joaquín (Cejudo, m. 62), Petros, Dani Ceballos, Musonda; Rubén Castro y Jorge Molina (Damião, m. 55).
RAYO VALLECANO (2): Juan Carlos; Quini, Zé Castro (Jonathan, m. 46), Llorente, Tito; Bebé, Iturra, Trashorras, Embarba (Amaya, m. 71); Piti y Miku (Manucho, m. 46).
Goles: 1-0, m. 14: Rubén Castro. 2-0, m. 28: Rubén Castro. 2-1, m. 47: Manucho. 2-2, m. 50: Manucho.
Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a Dani Ceballos, Petros, Trashorras, Quini y Llorente.
Unos 35000 espectadores en el Benito Villamarín. Minuto de silencio en memoria de Rafael Iriondo y de José Sánchez Ligero, bético fallecido durante el partido ante el Sporting.

El Betis volvió anoche a dejarse dos puntos muy necesarios ante un rival directo, en un partido tan espectacular como descontrolado.

Lo fue porque ante la baja de N'Diaye Merino tiró por la calle de en medio y presentó una alineación temerariamente ofensiva, con dos delanteros, dos extremos, de los de verdad, y dos mediocentros muy móviles –si es que se puede llamar mediocentro a Ceballos–. La idea, buena en sí, era privar al Rayo de su bien más preciado, el balón, para lo que el Betis fue desde el inicio a la presión alta con la defensa bien arriba.

Primer tiempo
Lo mismo, como siempre, fue lo que mandó hacer Paco Jémez a los suyos. Béticos y rayistas presentaron además el mismo esquema, por cierto no sólo ultraofensivo sino mal distribuido: un 4-4-2 que en ataque se convertía en una especie de 4-2-4 con los extremos y los dos puntas bien arriba y muy móviles, más un mediocentro (Petros e Iturra respectivamente) con alguna tendencia más a acercarse a los centrales para sacarla y otro (Ceballos y Trashorras) en zonas de interior, apenas acompañado ahí por las caídas esporádicas de alguno de los de arriba (en el Rayo Piti, las más de las veces; en el Betis, Joaquín, y rara vez). En lógica consecuencia (sumen esas ubicaciones a los intentos constantes de presión tras pérdida de unos y otros) resultó un mediocampo muy vacío, mera zona de paso para, cuando se superaba la presión rival, lanzarse hacia la portería; cuando era el robo lo que ocurría, la contra veloz iba en dirección contraria.

Tras unos minutos iniciales en los que el Rayo se acercó a la portería bética, los locales tomaron cierto control de la situación e impusieron su –indiscutible– mayor calidad arriba para ponerse por delante en el marcador. A partir de entonces modularon su presión: si antes los emparejamientos en todo el campo fueron norma, desde entonces Petros se sujetó más a la posición y los dos delanteros obstruyeron bien la salida de los centrales más el mediocentro rival; el Rayo subía su cuota de posesión sin mayores consecuencias.

Minutos 46 al 55
Sin nada ya que perder, Jémez extrema su apuesta ofensiva: además de cambiar por necesidad a Miku, prescinde de un central y mete a Jonathan como extremo, resultando un 3-1-2-3-1 (Iturra en una posición ambigua muy cerca de la defensa, Manucho en punta) que desconcierta a los béticos: sus extremos se quedan muy arriba y los vallecanos tienen ahora superioridad numérica en el centro del campo; hay riesgo en ambos lados, pero es el Rayo el que tiene el balón, llega y marca dos veces en cinco minutos.

Minutos 56 al final
Afortunadamente para el Betis a Jémez le entra el miedo y rectifica: mete a Iturra como central derecho para volver a la línea de cuatro atrás; aun así le queda un equipo muy ofensivo, un 4-1-4-1 con Trashorras (¡!) como único mediocentro; y mediado este segundo tiempo vuelve al 4-4-2 tras meter a Amaya por Embarba. Tras unos minutos noqueado el Betis reequilibra la posesión y el partido entra de nuevo en la dinámica de correcalles inicial: mediocampo vacío, sucesivas contras en igualdad numérica y más peligro por parte bética.

Merino cambia hombre por hombre y finalmente mete a Fabián por la derecha, para lo que retrasa a Cejudo al lateral. En el tramo final el Rayo queda con diez y medio por lesión y el Betis encuentra una autopista por su extremo izquierdo, donde nadie ayuda a Tito a parar a Musonda. Desatado Ceballos, los béticos merecen la victoria.

Jugador por jugador
Adán: No se le pueden pedir milagros todos los días; cerca estuvo de hacer uno en el primer gol. Por demás, poco trabajo.
Molinero: Aplicado. En partidos como este los laterales no tienen tiempo para subir.
Pezzella: Intervino relativamente poco, pero con acierto.
Bruno: Mal partido, tal vez el peor de la temporada. Lo inició con dos intentos de autogol y luego no supo parar a Manucho. Tampoco acertó con balón.
Vargas: Parece otro. Está mucho más rápido, así que ya incluso tiene confianza para encimar a los rivales.
Joaquín: Se fajó en defensa, pues el planteamiento hiperabierto del partido lo obligó a trabajar mucho. Con balón, bien, pero nunca decisivo.
Petros: Como es habitual, muchísimo trabajo, esta vez con más reflexión posicional. Con balón lleva varios partidos muy fallón.
Ceballos: Se dejó el alma para recuperar balones divididos, y jugó mucho al fútbol. No es su puesto, pero cumplió, aunque naturalmente contribuyó ahí al descontrol.
Musonda: Otro partido tremendo de desborde. Llega a todo porque es siempre el más rápido de piernas, y obliga al rival a hacer muchísimas ayudas.
Molina: Una vez más se demostró que Rubén necesita a su lado alguien de su corte. Tocó y corrió.
Castro: Dos goles de los suyos, aunque el primero con cierta colaboración del portero y el segundo del árbitro auxiliar. Se movió bien.

Damião: Muy individualista. Menos lento de lo previsible.
Cejudo: Chocador, como suele.
Fabián: Algo desubicado, trató de profundizar.

Merino: El equipo sigue dando la sensación de ser menos que las piezas que lo componen. Sigue sin haber un plan reconocible y duradero: esta vez optó por la ultraofensiva, destapándose de forma exagerada.

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domingo, 21 de febrero de 2016

Betis 1 - Sporting de Gijón 1 (25ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (1): Adán; Montoya, Pezzella, Bruno, Vargas; Kadir (Jorge Molina, minuto 79), Petros (Dani Ceballos, minuto 68), N'Diaye, Musonda; Van Wolfswinkel (Joaquín, m. 53) y Rubén Castro. SPORTING (1): Cuéllar; Vranjes, Luis Hernández, Meré, Isma López; Sergio Álvarez, Rachid; Carmona (Lora, minuto 86), Halilović, Menéndez (Jony, minuto 68); y Castro (Guerrero, minuto 80).
Goles: 0-1, minuto 65: Carlos Castro. 1-1, minuto 67: Pezzella.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amarillas para Montoya, Sergio Álvarez, Isma López, Vranjes y N’Diaye.
41.000 personas y excelentes condiciones para el fútbol en el Villamarín, aun con algo de viento. Durante el partido falleció un espectador de un infarto, si bien el hecho pasó inadvertido para la mayoría del público.

El buen partido realizado anoche por el Betis no le sirvió para llevarse los tres puntos ante el Sporting, equipo de escasa calidad pero correoso. La fortuna privó a los béticos de dos puntos sumados gracias a ella en partidos anteriores.

Primer cuarto de hora
Los planteamientos de los dos equipos respondieron a lo previsto. El Sporting, con alguna baja en ataque, situó su 4-2-3-1 en campo propio, no muy cerca de su área pero sin presionar casi nunca la salida de balón bética. Los asturianos fiarían su partido en ataque a la inspiración del joven Halilović, mediapunta muy libre con tendencia a partir desde la derecha y emparejado habitualmente con N'Diaye al defender el Sporting, de modo que Carlos Castro sería el encargado de ensuciar la salida de los centrales béticos.

Compareció el Betis de nuevo con dos delanteros e intenciones ofensivas; trató de presionar arriba de inicio, pero –un par de recuperaciones aparte– apenas logró abrir grandes espacios entre líneas, de los que se aprovecharía la figura del Sporting. Ocurrió a los béticos en fase defensiva lo mismo que en Coruña: quiso hacer parejas a todos los rivales en hombre contra hombre, con Rubén y Van Wolkswinkel muy arriba ante los centrales asturianos; pero resultó una inferioridad numérica de tres contra dos en la zona central (Petros y N'Diaye contra los mediocentros gijoneses más el mediapunta, a por el que no saltaban Bruno ni Pezzella) que provocó contragolpes peligrosos en pies de Halilović cada vez que el Sporting lograba sacar la bola jugada. Afortunadamente (la manta pequeña, una vez más) el Sporting, con un solo delantero, tuvo poca llegada al área durante todo el partido, y de hecho apenas llegó a rematar.

Segundo cuarto de hora
El Betis corrige el problema: Van Wolkswinkel da un paso atrás y tapa a Álvarez, de modo que Petros y N'Diaye no tienen ya que multiplicarse en defensa. Pese a ello el Betis aprieta bien la salida de balón del Sporting, casi siempre por presión inmediata a la pérdida, recupera la pelota con facilidad y los visitantes no atacan ya casi nunca. Demuestra esto, por cierto, que para cerrarse bien no necesita el Betis jugar con un solo delantero: si de todos modos se va a defender en un 4-4-1-1, basta con hacer recular un poco a uno de ellos. Si se cansa, se le cambia, como por otra parte se hace casi siempre.

Sin embargo, tampoco lograban los béticos llegar al área rival en estos minutos. Una vez más Merino escalonó mal al equipo con posesión, y quedaba con poca presencia y menos manejo por dentro: Kadir, a pie natural, y Musonda a pie cambiado (con esta alineación tal vez valga la pena permutarlos, pues el argelino es menos rápido) juegan muy abiertos; es N'Diaye quien más la pide cerca de los centrales, de manera que, situados exactamente igual que en Riazor, sólo Petros –por cierto, no especialmente inspirado ayer con la pelota– quedaba ayer en posición de interior.

Se insiste mucho estos días en la necesidad para el Betis de alinear un cerebro, o sea, un mediocentro ofensivo, es de suponer que en lugar de Petros, para mejorar el juego ofensivo. Evidentemente la presencia ahí de un Fabián o un Ceballos mejoraría el ataque, pero a costa de perder mucho trabajo defensivo e inteligencia táctica; más bien habría de empezar Merino por mejorar ese segundo escalón del juego interior (entre la línea  de tres de salida del balón –centrales más N'Diaye– y la delantera) por métodos posicionales, simplemente haciendo meterse por dentro a uno de los teóricos extremos (ayer bien pudo ser Kadir), lo que de paso desatascaría un poco el frente de ataque, ahora superpoblado con cuatro jugadores. No lo hizo así Merino, y aunque Musonda y Van Wolkswinkel acudieron esporádicamente a esas zonas de mediapunta, sólo Petros (luego Ceballos), habitualmente escorado hacia la derecha, lo hizo con regularidad.

Heatmap general del Betis en el partido de ayer.
Una vez más la zona de interior izquierdo aparece muy vacía, o sea, el Betis la tocó muy poco por ahí.
Sentido del ataque: de izquierda a derecha.

El Betis se vio pues reducido a salir por las bandas –sobre todo gracias a Musonda–, mediante balones largos hacia Ricky o en contras gracias a las recuperaciones de los mediocentros. El Sporting jugaba siempre muy juntito, bien cerrado por dentro, y apenas había ocasiones.

Resto del partido
Gracias a un gran esfuerzo en la presión el Betis va empujando al Sporting hacia su área y llegan las ocasiones, aunque pocas claras y sí muchas en barullos y balones a la olla. Al poco de la segunda parte Merino prescinde de Ricky para meter a Joaquín como segundo delantero, lo que mejora un poco el juego interior a costa de perder llegada.

Mediada la segunda parte llega el gol visitante en la única ocasión clara del Sporting en todo el partido, mediante una contra tras córner a favor del Betis muy mal defendida, y por cierto con Petros, no precisamente el jugador más rápido del equipo, como último hombre; podría recordar Merino que era él, rápido entonces, quien hacía esa función específica en sus tiempos de jugador. Tras el inmediato empate el entrenador bético arriesga, tal vez más de lo razonable: mete a Ceballos por Petros. La cosa, a costa de varias amenazas frustradas de contragolpe sportinguista en superioridad numérica, funciona bastante bien: Ceballos mejora sustancialmente las prestaciones del brasileño como interior, Joaquín también aparece por ahí (dos hombres de talento donde antes no había ninguno) y llega un goteo de ocasiones, aunque ahora falte remate.

Por fin a falta de poco más de diez minutos vuelve un segundo delantero, Molina, para lo que Joaquín se va a la derecha. Atemorizado por un incansable Musonda Abelardo (buen entrenador) dobla lateral derecho; cansado Halilović, el Sporting ya nunca sale a pesar de los grandes riesgos que toma el Betis, y el partido acaba con un injusto empate.

Jugador por jugador
Adán: Esta vez no acertó en la única ocasión del rival. Se colocó bien a la expectativa de un toque demasiado largo en la conducción de Castro, pero seguramente al final habría hecho mejor quedándose en la portería. Por demás, bien en las salidas y menos bien con los pies.
Montoya: Buen manejo de balón y pocos apuros defensivos.
Pezzella: Un buen gol y buenos cruces en defensa, siempre temporizando muy bien. Al sacar el balón, lo de siempre.
Bruno: Partido inmaculado.
Vargas: Asistencia (aunque de falta) y buenas prestaciones físicas. Ha cambiado radicalmente para bien.
Kadir: Criticado por el error en la jugada del 0-1, hizo lo que sabe: combinar bien en corto fuera del área con Montoya y Petros o N'Diaye, y nublarse cada vez que aparece por el área.
Petros: Recuperó muchísimos balones y perdió bastantes.
N'Diaye: Tras un inicio dubitativo impuso otra vez su impresionante dominio físico, incluidas recuperaciones de posición al sprint, ayudas a las bandas y cruces intimidantes en los que recuperó la pelota bien arriba. Durará poco en el Betis.
Musonda: Bien, pese a su tendencia excesiva a conducir el balón. Regatea con una facilidad pasmosa, provoca muchísimas faltas (ayer diez, récord en esta liga) y llega a todas porque es muy rápido. Atrae rivales, así que el día que aprenda a soltarla en el momento justo hará mucho daño. En los córneres la toca bien pero algo blandita.
Van Wolkswinkel: Ya hace muchas cosas bien fuera del área, pero debería empezar a hacerlas bien dentro.
Rubén Castro: Ni tuvo su día ni tuvo suerte, lo que incluyó un gol mal anulado y otro salvado bajo palos por un defensa.

Joaquín: Empezó desubicado y fue mejorando, pero se le notó mucho la falta de ritmo.
Ceballos: Tomó riesgos en el pase y con ellos llevó peligro. Bien, pero ahí sólo puede ser solución de emergencia.
Molina: Una vez más apenas tuvo tiempo de tocar un par de balones. 

Merino: Insiste en la movilidad de sus jugadores como medio para dar fluidez al ataque, pero que partan de buenas posiciones es también importante. El equipo ha mejorado sustancialmente en solidez defensiva en casa y se esfuerza mucho, aunque sigue habiendo cosas que mejorar en fase ofensiva; el tiempo pasa y los puntos no vuelven.

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domingo, 14 de febrero de 2016

Deportivo de La Coruña 2 - Betis 2 (24ª jornada de Liga de Primera División)

DEPORTIVO: Lux; Juanfran, Arribas, Sidnei, Fernando Navarro (Luisinho, m. 62); Fayçal Fajr, Bergantiños, Mosquera, Cani (Cartabia, m. 55); Luis Alberto (Oriol Riera, m. 79) y Lucas Pérez.
BETIS: Adán; Montoya, Bruno, Westermann, Vargas; Kadir (Cejudo, m. 68), Petros, N'Diaye, Musonda; Van Wolfswinkel (Dani Ceballos, m. 62) y Rubén Castro (Jorge Molina, m. 89).
Goles: 1-0, m. 15: Álex Bergantiños. 1-1, m. 20: Musonda. 1-2, m. 37: Vargas. 2-2, m. 51: Fayçal Fajr.
Árbitro: Undiano Mallenco (Comité Navarro). Amonestó a Álex Bergantiños. 
20.000 espectadores en el estadio de Riazor, en noche ventosa y lluviosa. Los jugadores del Betis lucieron brazalete negro por Trifon Ivanov.

Sólo el excelente partido de su portero y un puñadito de fortuna evitaron ayer una abultada derrota ante el Deportivo, que superó al Betis en lo físico, lo táctico y lo estratégico.

Primera media hora
Refrendaron los gallegos anoche el prestigio que se están ganando esta temporada, tanto su entrenador como su equipo. Muestran un magnífico juego ofensivo, de toque colectivo, buenos posicionamientos y mejores movimientos, que cuida mucho la posesión del balón y presiona muy arriba al rival con la intención de dominar el partido. Partieron para ello de un 4-4-2 bien distribuido en ataque en el que por dentro se escalonaban Mosquera (mediocentro izquierdo y algo más retrasado) y Bergantiños, Cani quedaba de extremo izquierdo con tendencias al interior, Fayçal muy abierto a la derecha y Luis Alberto prácticamente como segundo delantero. Atrás el rapidísimo Sidnei sería pieza clave para adelantar mucho su defensa sin sufrir a sus espaldas.

Enfrente Merino plantó un equipo igualmente ofensivo, pero menos trabajado y, una vez más, colocado en ataque con menos finura. Renunció el linense a jugar con un interior en banda y lo hizo con dos extremos puros, Kadir, siempre muy abierto, y Musonda (éste por la izquierda), más dos delanteros y el bloque habitual atrás. Dos previsibles problemas traería este planteamiento, ambos consecuencia de la presencia, prácticamente, de cuatro delanteros, y el consecuente vacío en el centro del campo: en ataque, un cierto atasco en el frente ofensivo, donde cada vez que Rubén o Ricky –siempre en movimiento– caían a una banda se chocaban con la presencia de uno de los extremos y su marcador, mientras en cambio faltaban hombres pidiéndola por dentro (sólo Petros como interior, mientras N'Diaye hacía en ataque de mediocentro posicional); en defensa, el exceso de separación y la falta de presencia en el centro del campo, apenas ocupado por dos hombres en las transiciones.


El extraño esquema ofensivo del Betis en Riazor

Quiso mitigar esto último Merino con una presión muy alta que ahogase la salida de balón del Dépor, con Petros sobre el mediocentro más atrasado de los gallegos. En esta fase tanto estos como los béticos trataron de superar esa presión con paciencia y riesgos en el toque atrás para atraer rivales, crear espacios entre la defensa y los mediocentros enemigos y lanzar rápidos ataques una vez los delanteros lograban bajar el balón de espaldas a portería. Se entró en un fútbol de ritmo muy alto, de ida y vuelta, del que resultó un gol en cada portería.

Última hora de partido
La presión más ordenada y, sobre todo, el toque de mayor calidad del Deportivo desequilibran poco a poco el duelo a favor de los gallegos, que logran entrar en el círculo virtuoso de posesiones más largas, rival más descolocado, gracias a ello contrapresión efectiva y, por tanto, dominio del partido. Los béticos tratan de no cerrarse atrás y para ello N'Diaye y, sobre todo, Petros siguen yendo arriba a la presión, pero la defensa bética queda demasiado lejos y sólo logran abrir espacios para las recepciones de los gallegos, que combinan muy bien. Las ocasiones deportivistas llegan en tropel, y aunque el Betis tiene mucha fortuna y marca poco después de la media hora es el Deportivo quien acumula casi una docena de ellas.

El problema más grave del Betis fue su manifiesta inferioridad numérica en el centro del campo: el Dépor alargaba sus ataques suficientemente para dar tiempo a sus laterales a subir muy arriba; con dos delanteros, unos extremos que muchas veces seguían tarde a Juanfran y Navarro, y Petros demasiado adelantado, N'Diaye y los centrales no daban abasto para frenar los ataques locales, que llegaban en verdaderas oleadas.

Merino trató de paliar esa inferioridad a falta de media hora con la retirada de un delantero, pero, con los extremos muy lejos, apenas logró efecto alguno. Ni siquiera el alto ritmo y el paso de los minutos hizo mella en la actividad ofensiva y defensiva de los deportivistas: tener el balón cansa menos que correr tras él. El Betis al menos replicó con un par de ocasiones en el último tramo, pero sin que el ritmo de oportunidades de los locales menguara. Todas las paró Adán, o algún defensa providencial.

El balón parado
Mención aparte merece la superioridad del Deportivo en faltas y córneres, pese a que esta vez al Betis le sonara la flauta en el gol de Vargas. Los locales demostraron tener preparado un buen repertorio de jugadas de las mal llamadas de estrategia, y provocaron el pánico en el área bética en cada falta o córner, por demás mal defendidos: sirva como muestra el 1-0, que retrató a Petros, a Montoya y a la colocación defensiva de todo el equipo.

El Betis no trabaja bien las jugadas ofensivas a balón parado desde hace cinco años.

Jugador por jugador
Adán: Suponemos que Del Bosque dejará ya de hacerse el remolón. Paró varios remates por alto a quemarropa muy difíciles. Los goles, más aún el segundo, imparables.
Montoya: Un tanto disperso en defensa y sin tiempo para proyectarse.
Bruno: Buen partido, aunque debió intervenir más y adelantar más la línea, y luego sacar el balón mejor jugado, y no siempre en largo.
Westermann: Muy buen partido, en el que ganó cada cruce, despejó mil balones y la jugó siempre que pudo. No notó en absoluto la inactividad o una posible recuperación incompleta. Tal vez quepa sólo achacarle pocas anticipaciones con el rival de espaldas. Sorprende que se culpabilice a los centrales en partidos como el de ayer, en el que los delanteros llegaron en oleadas.
Vargas: Mejoradísimo (¿es que realmente ha perdido kilos?), y además anoche decisivo en tres jugadas de gol: una asistencia, su 1-2 y un balón (otro) sacado bajo palos. No está nada mal para un lateral. Está mucho más rápido y activo.
Kadir: Pocas intervenciones en ataque (aunque algunas buenas) y no mucha ayuda al mediocampo.
Petros: Superado por el toque deportivista, ni logró robar ni hizo la línea con N'Diaye. En ataque, aceptable.
N'Diaye: Una de las ideas fijas instaladas en la opinión pública bética es que no sabe situarse bien en defensa, algo manifiestamente falso a la vista de partidos como el de ayer, en el que si hubo de perder la posición fue para hacer docenas de ayudas a las bandas, mal defendidas. Si alguna vez se dispersa posicionalmente lo compensa con una enorme capacidad para cubrir campo. Además, una vez más, la sacó bien, con conducciones poderosas y paciencia.
Musonda: Tiene aún mucho que aprender, algo normal a su edad. En ataque dio gol y mucha amenaza con su desborde y velocidad, pero abusó de las conducciones y los regates y perdió casi todo lo que le llegó. Si Merino lo puso en la izquierda para castigar la espalda de Juanfran sólo logró lo contrario: pese a su tener largo recorrido de natural, casi siempre llegó tarde para defender al exbético, creando uno de los agujeros defensivos del partido.
Van Wolkswinkel: Se movió mucho, pero recibió poco y tampoco la soltó bien. Perjudicado por la mala ubicación del equipo, que lo ahogó.
Castro: Logró conectar con los compañeros en varios contragolpes, pero lejos del área. La velocidad de Sidnei no le permitió aprovechar los espacios. Pudo marcar cerca del final.

Ceballos: Tardó mucho en meterse en el partido y tocó pocas, pero dio un pase interior de los suyos, peligrosísimo.
Cejudo: Pelea y poco más. Ayudó al menos a cerrar su banda.
Molina: Aparición testimonial.

Merino: Una vez más dio señales de escasa profundidad táctica, y su equipo se vio muy superado en este aspecto por otro mucho mejor trabajado. Cada cual atribuya el empate a la suerte o a la llamada competitividad, esta a él adjudicable.

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domingo, 7 de febrero de 2016

Betis 1 - Valencia 0 (23ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS (1): Adán; Montoya, Pezzella, Bruno, Vargas; Musonda, N'Diaye, Petros, Ceballos (Portillo, m. 74); Van Wolfswinkel (Jorge Molina, m. 72) y Rubén Castro (Digard, m. 90).
VALENCIA (0): Ryan; Barragán, Mustafi, Abdennour, Siqueira (Gayá, m. 44); Feghouli (Rodrigo, m. 59), Dani Parejo, Zahibo (Santi Mina, m. 76), Cheryshev; André Gomes y Álvaro Negredo. 
Gol: 1-0, minuto 49: Rubén Castro.
Árbitro: Sánchez Martínez, murciano. Mal. Expulsó por doble amarilla a Gayá. Amarillas para Pezzella, Mustafi, André Gomes, Cheryshev, Dani Parejo, Zahibo, Dani Ceballos, Adán y Montoya.
40.000 espectadores y muy buenas condiciones para el fútbol en el Villamarín.

Un aceptable y muy igualado partido ha dado hoy al Betis una importante victoria. Aunque tiene aún mucho margen de mejora, el Betis hizo caso a las mejoras a su alcance que tantas veces hemos reclamado aquí –en concreto, la presencia de un segundo delantero que mitigue la falta de gol del equipo y la voluntad de tener el balón para hacer un fútbol adaptado a su plantilla– y gracias a ello ahora al menos nivela el juego y se pone en disposición de ganar los partidos.

Primera parte
Pareciendo casi obligatorio (por razones que no vienen al caso) jugar con cuatro atrás en España, los equipos más avanzados tácticamente hoy en nuestra liga juegan un sistema mixto de 4-4-2 defensivo con 4-3-3 ofensivo, que alterna la solidez defensiva del doble pivote con la mejor salida de balón del pivote único, sin el lastre de la vieja salida con doble pivote ofensivo que tanto ha castigado a equipos como el Madrid de Benítez o el Manchester City de Pellegrini. Hay dos maneras habituales de hacer la transición de uno a otro: la clásica mediapunta o el falso extremo. El Valencia entrenado –aún a estas horas– por Neville realizó la primera de ellas: Parejo se descolgaba como interior a la derecha de Zahibo, y André Gomes, uno de los hombres avanzados del 4-4-2 defensivo, se retrasaba al interior izquierdo en ataque.

El Betis tenía en cancha un equipo perfecto para jugar con un falso extremo y uno auténtico: Ceballos a pie cambiado para meterse por dentro desde la izquierda, y un Musonda con recorrido y velocidad suficientes para llegar arriba desde la derecha y seguir al lateral. Para jugar bien este sistema hay que cuidar de que el mediocentro de la pareja defensiva que mejor pueda hacer funciones de interior quede en el lado contrario del falso extremo, y de que el delantero –de la pareja que queda liberada en fase defensiva– que mejor caiga a banda lo haga en el mismo que este. Son los casos, bien planificados, del Barça de Luis Enrique (Rakitic falso extremo derecho, Iniesta queda a la izquierda de Busquets, Messi cae a la derecha) y del Madrid de Ancelotti-Zidane (Isco falso extremo izquierdo, Cristiano cae a ese lado, Modric queda como mediocentro derecho en defensa). Sin embargo Merino no tuvo hoy la sutileza necesaria para velar por este detalle, de modo que aunque Ceballos y Musonda estaban bien situados, las parejas Ricky-Rubén y Petros-N'Diaye se permutaron indistintamente, echados a un lado u otro, de modo que los espacios se aprovecharon mal y, como ya sucediese meses atrás, los interiores béticos solaparon indebidamente sus zonas de influencia.

 Mal. La natural y adecuada tendencia de Ceballos a pedirla dentro, de Petros a conducir en posiciones de interior y de N'Diaye a sacarla entre los centrales juntó a los dos primeros y dejó vació el interior derecho (en verde el 4-4-2 defensivo, en blanco las posiciones de inicio del ataque estático).

Peor. Dejar a los dos mediocentros en paralelo ahoga la salida de balón y obliga a Ceballos a jugar muy abierto, donde sus regates no avanzan metros: no es extremo.

Bien. Una simple corrección de las posiciones de los mediocentros y los delanteros, como hacen Barça y Madrid, deja a cada uno en su sitio ideal sin perder nada a cambio. Y aunque lo hagan Barça y Madrid no cuesta millones.

Atoró esto el juego ofensivo bético, pese al descaro de Musonda. Sí presionó bien y muy arriba el Betis, con Petros muy adelantado en busca de Zahibo. Cierto que esto dio alguna superioridad por dentro a los visitantes, con Parejo y Gomes frente a N'Diaye, que hallaron en el pelotazo a Negredo una buena manera de hacer circular la pelota hacia esos tres cuartos béticos (como ya sufriera el Villamarín hace algunos años); pero la falta de llegada arriba propia del sistema de los valencianos, con el temible Feghouli en clara baja forma y el novato Cherishev desaparecido, dio como resultado un dominio infructuoso y un primer tiempo muy físico, de pérdidas rápidas y muy pocas ocasiones de gol.

Segunda parte hasta el minuto 85
Petros comienza a situarse con alguna frecuencia más a la derecha de N'Diaye y el Betis logra así más fluidez. Los centrales ganan cada vez más balones a Negredo, Van Wolkswinkel a su vez empieza a bajar muchos, el equipo adelanta pues líneas y encuentra muy pronto el gol gracias a un tiro errado: cosas de tener dos delanteros en el área rival. A partir de ahí el Valencia se desquicia y se tira arriba, retirando incluso a Zahibo y dando ocasión a los béticos de cerrar el partido en contras conducidas por Musonda. Merino cambia cromos arriba y a la izquierda.

Final del partido

Expulsado Gayá y con los cambios hechos, el Valencia queda en un extraño 3-4-2 sin lateral izquierdo. El Betis no sabe aprovechar la superioridad, se precipita en las contras en lugar de cuidar la posesión, Merino lo mete más atrás al sacar muy al final a Digard, y concede un par de ocasiones muy claras.

Jugador por jugador
Adán: Otro partido casi perfecto, con apenas un leve error en la media salida del gol anulado al Valencia.
Montoya: Su debut pareció algo precipitado pues apenas ha llegado y Molinero cumple, pero se mostró en forma y expuso sus virtudes: potencia física y el manejo de balón propio de quien acumuló una treintena de partidos a las órdenes de Guardiola.
Pezzella: Mejor que nunca en defensa, muy bien colocado y expeditivo, y como siempre en ataque, algo grave si el equipo quiere cuidar el balón. Lidió bien con una tarjeta temprana.
Bruno: Tras una buena primera parte estuvo algo dubitativo en la segunda. Bien por alto y en la salida de balón, en la que tomó los riesgos debidos.
Vargas: Muy activo y más anticipativo: se diría que traspasó sus kilitos de más a Feghouli. Su costumbre de colgarse del larguero le permitió esta vez salvar un gol.
Musonda: Muy prometedor debut, sutil semiasistencia incluida. Da la velocidad que Mel reclamaba y además aguantó muy bien el partido pese a tener que seguir siempre a su lateral, algo tácticamente muy importante. Es curioso que la prensa lo haya calificado de mediapunta: no se parece en nada en absoluto a los que por aquí circulan, como Ceballos, Portillo o Fabián, porque conduce bien el balón pero además es muy rápido, lo que le da un tremendo desborde. En resumen: es un extremo.
Petros: Aunque algo más torpe con balón de lo usual, volvió a robar un millón de bolas.
N'Diaye: Una vez más hizo un enorme despliegue físico con el que barrió a los rivales, aunque falló en largo y no encontró líneas de pase por la mala ubicación ofensiva del equipo.
Ceballos: Sigue chupando mucho más de lo debido, pero mejoró mucho en colocación en defensa (siguió bien a su lateral en lugar de dar carreras sin sentido) y en ataque (esperó que la pelota le llegara a él, en lugar de ir a buscarla). Implicado.
Van Wolkswinkel: Tras un inicio muy flojo empezó a ganar los balones largos que se le reclaman. Buena movilidad y una asistencia, aunque afortunada. Es inexplicable que se le fichara y se le traiga un competidor sin haberle dado tres partidos seguidos.
Rubén Castro: Se movió bien y tuvo la intuición tan suya ante el gol.

Molina: Tocó pocas, entre ellas un gol anulado probablemente legal.
Portillo: Demasiado débil.
Digard: Muy nervioso. Minutos horribles.

Merino: Ha hecho los deberes básicos: poner otro delantero y tratar de que su equipo juegue al fútbol. Sigue faltándole finura para situar al equipo en ataque. Ahora tiene mejores mimbres, y debe aprovecharlos.

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