jueves, 22 de diciembre de 2016

Deportivo 3 - Betis 1 (vuelta de 16º de final de Copa): un breve análisis

Dilapidó el Betis su ventaja de la ida y cayó con contundencia en Coruña ante un rival de nivel medio-bajo de la Liga. La alergia al balón que sufre el equipo bético fue la causa básica de la eliminación.

Y es que, frente al clásico 4-2-3-1 de su exequipo, lleno de titulares, Víctor Sánchez violvió a poner sobre el campo a los cuatro centrales (o al menos tres y medio) que suele, en un equipo también básicamente titular. Quedaron fuera de la titularidad los máximos goleadores de ambos equipos.

La ultraconservadora receta bética funcionó de nuevo aceptablemente en defensa a balón movido gracias al mecanismo de basculación usado desde el debut del entrenador: de nuevo los carrileros béticos apretaban directamente al lateral del lado por el que atacase el Dépor, y el resto de la defensa se acostaba a ese lado hasta que el extremo contrario deportivista fuese cerrado por el carrilero contrario, obteniendo así el Betis cierta superioridad numérica en el sector del balón. Sin embargo volvió el equipo a adolecer de dos vicios defensivos conocidos en la era Poyet: el primero, una tendencia excesiva a ir a la presión hombre a hombre, sin elegir adecuadamente el momento ni coordinar bien la distancia entre líneas, lo que –unido a una intensidad inferior a la de otros partidos– hizo al equipo muy poroso; en segundo, una tremenda debilidad a balón parado (pese a la inflación de centrales), causada por la pura desconcentración y evidenciada por cometerse demasiadas faltas.

Esa inferioridad a balón parado, salvación del equipo en otros encuentros, fue ayer una losa imposible de levantar debido al, de nuevo, mal juego ofensivo de los béticos. Maltrataron de nuevo el balón, algo aceptable en los primeros partidos de un entrenador que quiere solidificar a su equipo desde atrás, pero ya intolerable, pues deja al equipo inerme apenas el marcador se pone en contra. Incluso cuando ayer el Dépor cedió la pelota a los béticos a partir del minuto 15 de cada tiempo –sobre todo en el primero–, tras respectivos y fructiferos arreones iniciales de los locales, el Betis fue incapaz de crear ocasiones. La causa es bien simple de entender: los béticos no salen nuca desde atrás en ventaja.


A nadie debe eso sorprender. Al jugar con tres centrales (y no especialmente hábiles con el balón: ayer Bruno, a pie cambiado, estuvo especialmente inoperante) los jugadores del siguiente escalón hacen el papel de interiores que han de jugar entre líneas y recibir, muchas veces, de espaldas. Si en tal posición juega un hombre como Donk, de buen toque y potente pero totalmente incapaz de recibir así y darse media vuelta con al pelota, y si además este se sitúa demasiado centrado y cerca del central central, el resultado natural es que el equipo acabe iniciando la jugada con cuatro o cinco hombres por detrás de la pelota (Ceballos, desesperado, suele venir atrás a tratar de ayudar, lo que sólo empeora las cosas), y que se encuentre ante un muro de rivales al que, como ayer, sólo puede tratar de superar a pelotazos. El consecuente aislamiento de los blancos de esos balones largos (Sanabria, demasiado individualista, y un ayer desafortunado Alegría) hace infructuosos esos intentos.

Apenas tendría que correr pequeños y razonables riesgos Víctor para mejorar esto: habría, primero, que atrasar a defensa central a Donk (y recuperar en su caso a José Carlos en la izquierda); meter a cambio a un interior del estilo de Brasanac o Jonas como segundo mediocentro junto a Petros; situar a esa primera línea de interiores en paralelo (o sea, atacar con dos delante de los centrales más Ceballos un escalón más arriba, y no con un mediocentro único, lo que empeora mucho la distribución de espacios); y, por último, trabajar la salida de balón, y especialmente los movimientos sin balón de los primeros escalones de construcción del juego. Con estos retoques el equipo quedaría mucho mejor escalonado y podría salir en ventaja con la pelota jugada. Ayer sin embargo, los riesgos, enormes, hubo de correrlos Victor cuando casi todo estaba perdido (justo tras el 3-1 de Piccini), y acabó con una especie de 4-4-2 en rombo en el que Rubén era vértice tras Alegría y Sanabria. El Betis apenas logró siquiera tenerla.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
 

sábado, 17 de diciembre de 2016

Alavés 1 - Betis 0 (16ª jornada de Liga)

ALAVÉS (1): Pacheco; Kiko Femenía, Laguardia, Feddal, Theo; M. Llorente, M. García;  Toquero (Edgar. m. 78), Camarasa, Ibai (Raúl, m. 72); y Deyverson (Santos, m. 90).
BETIS (0): Adán; Mandi, Pezzella, José Carlos;
Álex Martínez (Piccini, m. 83), Donk, Durmisi; Joaquín (Petros, m. 40), Dani Ceballos; Rubén Castro y Sanabria (Zozulia, m. 66).
1-0, m. 57: Deyverson.
Árbirto: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Mostró tarjeta amarilla a Deyverson, Camarasa, Theo, Pacheco, Llorente y Dani Ceballos.
18000 espectadores.


No fue el Betis capaz de superar a un rival tan voluntarioso como falto de calidad y cayó en Mendizorroza en un partido flojo aunque igualado.

Tuvo el partido dos tiempos muy claramente diferenciados. Los analizaremos por separado.

Primera parte
La convocatoria y la extraña alineación de Víctor parecieron guiarse más por premios a los triunfadores ante el Athletic o a buenos entrenamientos que a la lógica futbolística. No se explica de otro modo la incomprensible presencia en el carril derecho (el puesto en el que más se sufre a pie cambiado) de Álex Martínez, estando disponibles Piccini, Cejudo y Navarro, la ausencia de Petros o la inclusión de Zozulia por Alegría en la convocatoria.

El Alavés presentó un claro 4-2-3-1 escalonado por dentro en el que Camarasa hacía la mediapunta, cayendo a zonas de interior derecho tras el punta Dyverson; Manu García se adelantaba al atacar a la zona del interior izquierdo y el mediocentro derecho, Llorente, hacía de pivote en la salida de balón. Toquero, muy activo,era extremo derecho e Ibai, cómodo siempre a pie cambiado, el izquierdo.

Enfrente Víctor planteó unos esquemas en ataque y defensa tan interesantes como, esta vez, estériles. En apariencia el Betis jugaba el mismo 4-4-2 en rombo y de cuatro centrales que ante el Athetic, pero en posesión de balón (que fue muy poco tiempo en esta primera parte) Donk tenía orden de salir de la línea de cuatro, resultando entonces una especie de salida lavolpiana con los tres centrales restantes (Mandi, Pezzella y José Carlos), más tres hombres delante de ellos (Donk algo echado la derecha, Ceballos a la izquierda y Joaquín algo más adelantado), dos carrileros y dos puntas. Era un planteamiento poco visto y parecido al realizado hace ya un par de años por Luis Enrique en un Barcelona-PSG:

Campo Nou, 10 de diciembre de 2014.
En rojo, posiciones en fase defensiva; en blanco, en la ofensiva.

Sin embargo en este caso funcionó mal, y ello por varias razones; en ataque:
- La gran ventaja de este sistema, proteger físicamente a ciertos puestos por minimizar el recorrido en las transiciones, y particularmente a los carrilerosque apenas necesitan correr, pues defienden como extremos–, era en ese caso innecesaria y casi contraproducente, pues Álex Martínez y, más aún, Durmisi tienen recorrido sobradísimo.
- Martínez se sintió muy a disgusto en la derecha; de hecho su banda no existió en ataque durante el primer tiempo.
- Donk cumple en ataque como segundo escalón de la construcción, pero jugar entre líneas no es su posición natural en la salida de balón.

Sanabria, peleón y muy (demasiado) móvil, logró bajar pocos balones de los muchos largos que jugaron los béticos, de modo que la presión vitoriana lograba casi siempre su objetivo de recuperar rápido la pelota y la posesión se decantó claramente hacia los locales.

Mayores aún fueron los problemas del Betis en defensa: como en los peores tiempos de Poyet el Betis se empeñó en presionar arriba pese a que sus breves ataques terminaban con el equipo muy lejos del balón y el Alavés sin encerrar.
 
Sistema defensivo del Betis en el primer tiempo

Joaquín, que tapaba a Llorente, y Ceballos, algo más atrás, tenían que defender un verdadero latifundio –algo para lo que por demás el portuense carece de condiciones naturales–, y el Alavés, que cargó (como en partidos anteriores) el juego por la derecha, superaba con facilidad la presión gracias a balones largos hacia Dyverson, emparejado con Pezzella; la segunda jugada la ganaban casi siempre García o Camarasa, en superioridad numérica ante Ceballos. El Betis ni siquiera aprovechaba la superioridad aérea de jugar con cuatro centrales como defensas.

En suma, ese extraño 4-4-2 que funcionó bien ante un Athletic con más gente por fuera que por dentro fue contraproducente ante este Alavés, y, en consecuencia, el Betis apenas tuvo balón en este primer tiempo, aunque al menos el tener a cuatro centrales atrás sirvió para cerrar aceptablemente y que hubiese pocas ocasiones claras.

Segunda parte
Sustituido por lesión Joaquín poco antes del descanso (Petros entró en su lugar), Víctor pide por fin a Donk que no se incruste atrás nunca. El Alavés pierde fuelle, el Betis gana un mediocampista con Donk más un hombre de más recorrido con Petros (no se puede pedir a Joaquín que juegue todos los partidos de mediocentro), y en consecuencia se gana la batalla del mediocampo y el Betis maneja mucho más el balón. El partido se equilibra; el Betis es algo mejor y llega más, y sin embargo es el Alavés quien marca, pronto.

Los locales dan entonces un paso atrás y juegan ya claramente a la contra; incluso acaban el partido con cinco atrás. La lesión de Sanabria obliga a meter arriba al inoperante Zozulia. El Betis la tiene ya casi siempre y Ceballos, omnipresente, canaliza el fútbol, aunque se atrasa demasiado; caído además a la derecha, Donk se ve demasiado arriba y demasiado a la izquierda para la posición de Petros, obligado a abrirse casi a esa banda para no estorbarse (cuando habria sido más natural sacar el balón con Donk + Petros y meter a Ceballos como fantasista, centrado [sobre ese 2+1, ver nota añadida al final de este artículo]). En suma, el Betis la tiene pero no se ordena bien por dentro y no crea suficientes ocasiones para empatar. A balón parado tampoco logra su objetivo.

Jugador por jugador
Adán: Nada que hacer en el gol y bien por demás bajo palos. Abusa del balón largo.
Mandi: Partido correcto, pero mal en el gol.
Pezzella: Flojo. Se dejó ganar incluso en su mejor aspecto, el juego aéreo, e hizo de don Tancredo en el gol.
José Carlos: Va progresando, aunque en la banda pasó apuros con Toquero.
Álex Martìnez: Tras una horrible primera parte se rehizo, pero siempre estuvo a disgusto y el equipo perdió apertura de campo por su banda.
Donk: Considerando su físico no se le puede pedir más fútbol. Bien.
Durmisi: Mejor cuando tuvo campo para correr. Discreto partido, en todo caso.
Ceballos: Un flujo de fútbol constante, y buen trabajo defensivo. Si se sitúa un escaloncito más arriba, mejor.
Joaquín: Una cosa es que juegue de interior y otra cosa que lo haga todos los días en el doble pivote. Su cuerpo lo ha pagado.
Rubén: Espeso, y aun así fue el único bético que rozó el gol.
Sanabria: Su gran movilidad es una virtud interesante individualmente pero innecesaria en su juego en este Betis de mucho balón largo y con Rubén de pareja, que necesita más bien a alguien que baje balones (como Alegría). No se puso de gol nunca.

Petros: Un tanto desubicado, pero el equipo mejoró mucho en posesión con él.
Zozulia: El hombre debe trabajar con ánimo, algo meritorio dada su situación, pero no da el nivel, y menos sin continuidad.
Piccini: Demasiado tarde.

Víctor: Un entrenador que cambia de planteamiento cada partido y tiene ideas originales es algo interesante, más para este blog, pero ni eso es imprescindible ni es sinónimo de acierto. Por ejemplo, ¿por qué habían de funcionar ante el Alavés las cosas que funcionaron ante el Athletic?

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

Nota añadida
El mapa de posiciones ofensivas del partido de @11tegen11 revela un repetido defecto posicional del 3-1-4-2 que usa habitualmente Víctor Sánchez del Amo:

 


Las posiciones de Pezzella, Donk y Ceballos en ataque que muestra el gráfico (de la primera hora de partido) están demasiado alineadas (la de Joaquín es menos significativa porque, como indican sus flechas, realmente su posición se dispersaba mucho hacia los lados); esto los coloca demasiado cerca entre sí y además dificulta la salida en conducción vertical, lo que facilita mucho el trabajo defensivo de los rivales. Mucho mejor sería colocarlos lateralmente en paralelo cuando el Betis tenga el balón, formando aproximadamente triángulos equiláteros con los centrales, lo que ampliaría las distancias entre ellos:

lunes, 12 de diciembre de 2016

Betis 1 - Athletic de Bilbao 0 (15ª jornada de Liga)

BETIS (1): Adán; Mandi, Pezzella (Bruno, m. 64), Donk, José Carlos; Piccini (Cejudo, m.63), Joaquín, Ceballos, Durmisi; Sanabria y Rubén Castro (Jonas Martin, m. 71).
ATHLETIC (0): Kepa; Eneko Bóveda, Yeray, Laporte (Vesga, m. 46) , Balenziaga; San José (Lekue, m. 46), Beñat; Williams, Raúl García, Muniain; y Aduriz (Villalibre, m. 70).
Goles: 1-0, m. 18: Rubén Castro.
Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Amonestó a Laporte, Piccini, Rubén Castro, Raúl García y Cejudo.
Incidencias: 34.500 espectadores en el estadio Benito Villamarín. Césped en perfecto estado.


En un aceptable partido el Betis superó levemente al Athletic y ello le bastó para vencer. Se basó para ello en un excelente estado físico y en otro planteamiento original de Víctor.

La apuesta del entrenador bético rozó realmente lo extravagante y recordó al @JaviClemente_ de Dublín o, mas reciente, al mismo Betis de Merino. Y es que aunque en apariencia la alineación presentada resolvía la baja de Petros de la manera más ofensiva posible, con Joaquín como interior derecho en lugar del brasileño, al colocarse en el césped el esquema bético resultó ser un 4-4-2 (6-2-2 dirán algunos) con cuatro centrales en la línea trasera, pues Donk se incrustó totalmente en ella. Los habituales carrileros quedarían como extremos. Así pues Víctor planteaba otra vez el partido en función del rival y priorizaba la desactivación de su forma de juego favorita: en el caso del Athetic, su poderío aéreo por el centro con Raúl García y Aduriz (tanto para el remate como para bajar balones frontales) y las llegadas por banda. O sea, el Betis no dejaría jugar al Athletic por fuera ni por arriba; a cambio, resultaba un doble mediocentro débil defensivamente, problema que se solucionó gracias al buen estado físico y el sacrificio de Joaquín y Ceballos, y a la entrada de Jonas cuando el portuense no podía ya sostener su zona.

Con semejante alineación el Betis tendría problemas graves para sacar la pelota jugada, así que no tomó riesgos y buscó dos modos premeditados de intentar llegar a la puerta visitante: el pelotazo diagonal a la espalda de Balenziaga, adonde Sanabria acudía a intentar peinarlo, y el robo tras presión alta, bien temporizada: por ejemplo, los béticos estuvieron muy atentos al cruce cuando los defensas vascos se perfilaban mal para el control del balón. En esas situaciones de presión alta Joaquín se emparejaba con el pivote bilbaíno (San José, luego Vesga), Ceballos con Beñat, y, en general, los cuatro centrales tuvieron libertad para salir a la anticipación al centro del campo.

Naturalmente la posesión quedó en pies visitantes durante la gran mayoría del partido, con la salvedad de un breve tramo al final de la primera parte. Los vascos jugaban un 4-2-3-1 en el que San José, Beñat y García quedaban bien escalonados por dentro. Sin embargo el Athletic hizo poco daño (con la excepción de varias llegadas por la banda de Williams y José Carlos, ya en la segunda parte), pese a su reorganización en el descanso: cambio de pivote y entrada de Lekue en el lateral derecho en sustitución del central Laporte, en peligro de expulsión, lo que desplazó a la izquierda a Bóveda y Yeray. Sí llegó con alguna claridad el Betis en varias contras tras robo alto, en superioridad numérica, y aunque desperdició algunas situaciones claras de este tipo así pescó, pronto, el gol.

Jugador por jugador
Adán: Paró las pocas claras que le llegaron, y tuvo controladas las que rozaron su portería.
Mandi: Trató de sacar el balón con más cuidado que sus compañeros de línea. Bien.
Donk: Parece más central que mediocentro. Atrás disimula su ritmo lento e impone su poder físico.
Pezzella: Muy bien por alto. Salió por calambres.
José Carlos: Habrá que tenerle paciencia, pero está muy verde aún. Pasó apuros cuando lo encararon (cierto que le tocó bailar con la más fea) y abusó del balón hacia Adán.
Piccini: Jugar de espaldas a puerta no lo favoreció. Mal con balón, Víctor se precipitó con su cambio.
Joaquín: Tal vez el partido en que más ha corrido en su vida.
Ceballos: Partido muy completo, pese a que jugó casi de medio de cierre. Se mató a correr y jugó mucho al fútbol.
Durmisi: Cuando el Betis tenga mas balón hará mucho daño. Está rapidísimo.
Rubén: Que este jugador llegase a ser suplente con Poyet es gran misterio. Queda demostrado una vez más que mientras esté en el equipo el Betis ha de jugar con dos delanteros. Van siete goles.
Sanabria: Empieza a justificar su fama de gran promesa entre las secretarías técnicas europeas. Tiene una potencia física enorme, que le vale para arrancar y también para jugar de espaldas a puerta. Técnicamente no es tan fino cmo Rubén, claro está.

Cejudo: Cumplió, sin más.
Bruno: Un par de buenas anticipaciones.
Jonas: Su entrada en el sitio de Joaquín (que a su vez sustituyó arriba a Rubén) dio mucho oxígeno al equipo.
 
Víctor: Aunque el equipo tiene aún muchísimo margen de progreso en ataque (juega mal al fútbol, para entendernos), su trabajo mejora al de Poyet en muchos aspectos: ha recuperado a inexplicables marginados (Ceballos, Donk, en cierto modo Rubén), es flexible en cuanto a esquemas de juego, tiene planes de juego adecuados y variados para cada partido y situación (frente a la anterior presión alta continua a todo coste), prepara con cuidado las jugadas a balón parado y, por último, no provoca a la afición.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.