martes, 27 de febrero de 2018

Levante 0 - Betis 2 (25ª jornada de LaLiga)

LEVANTE (0): Oier; Coke, Chema, Postigo (Rochina, m. 78), Luna; Morales, Lerma, Doukouré, Jason (Ivi, m. 57); Sadiku (Pazzini, m. 64) y Roger.
BETIS (2): Adán; Francis, Mandi, Bartra, Junior; Boudebouz (Camarasa, m. 69), Fabián, Javi García, Joaquín (Barragán, m. 76); Sergio León y Loren (Tello, m. 64).
Goles: 0-1, m. 55: Chema (p.p.). 0-2, m. 69: Sergio León.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Amonestó a Mandi, Sadiku, Loren, Lerma, Roger, Chema y Doukouré.
11.000 espectadores, con presencia de aficionados verdiblancos. Noche fría y buen césped.

Tras realizar una discreta primera parte y una buena segunda el Betis venció esta noche al Levante con holgura. Quienes prefieran ver la botella medio vacía pueden poner el acento en el bajísimo estado de forma del equipo valenciano y en las ocasiones de que disfrutaron en ciertos momentos del partido, pero hay que hacer notar también que el Betis, plagado además de canteranos de diferentes generaciones, supo gobernar el partido –tras aprovechar sus opciones– con un juego estético y cada vez más colectivo.

Primera parte
En ello tiene bastante que ver el trabajo de José Juan Romero, cuyos elementos ascendidos al primer equipo (hoy Junior, Francis y Loren en el campo) no solo no desentonan sino que están entre los que mejor asumidos tienen ciertos conceptos del juego de posición, como la presión postpérdida o la atracción de rivales antes de soltar el balón, virtudes que ya se notaron y fueron comentadas en la pretemporada. Gracias a ellos y a jugadores como Mandi o Bartra, también muy cómodos en este estilo, el Betis dominó aplastantemente la posesión del balón en la primera media hora de partido. Durante esa fase el Betis, con un juego de posición de manual, llegó con regularidad al balcón del área del Levante, aunque pocas veces supo terminar con verdadero peliigro, en gran parte debido al desacierto de sus dos delanteros.

El Betis salía en superioridad con facilidad. Jugaba un claro y muy ofensivo 4-4-2, con los extremos a pie cambiado; uno de sus mediocentros, afortunadamente muy móviles (un 4-4-2 con los mediocentros paralelos suele ser mala cosa), acudía siempre a la base de la jugada para hacer tres contra dos ante la pareja de puntas del cerrado 4-4-2 elegido por Muñiz, entrenador de de los levantinistas; unas veces era Fabián quien se metía a la derecha de los centrales, y otras García quien hacía lavolpiana. Como resultado bien Mandi o bien Bartra salían en conducción y, con el apoyo de unos laterales muy altos, las triangulaciones de unos extremos muy metidos por dentro y de calidad (Joaquín y Boudebouz) y buenos cambios de juego de Fabián, lograban llegar en ventaja a tres cuartos; allí las patadas de los locales, la falta de tino de León y la ausencia de Loren hacían desaparecer el peligro.

El Betis hacía una aceptable, aunque mejorable, presión tras pérdida, que por cierto hacía parecer al Levante aún peor técnicamente de lo que ya es; sin embargo (riesgos del sistema) las pocas veces que el Levante salió de esa presión llevó peligro gracias a la velocidad por banda de Morales. Con el paso de los minutos además el Betis hizo circular más lentamente el balón y el Levante supo mejorar su presión en banda, resultando una posesión más equilibrada y un balance final de ocasiones igualado, si no favorable a los locales.

Segunda parte
Sin embargo el balance de ocasiones no lo es todo, y en la segunda mitad aparecieron ciertas virtudes poco visibles del toque de balón desde atrás de un equipo como el Betis de Setién. Tras retomar el mando del partido y marcar, pronto y con cierta fortuna, el 0-1, el Betis obliga al Levante a ir muy arriba a por él y surge una de esas ventajas: un simple balón largo de Adán coge a la defensa del Levante en campo enemigo y emparejada en un arriesgado hombre a hombre; la velocidad y pegada (fortísima) de León hacen el resto.

Surge desde ahí una segunda ventaja del toque bético: a un Levante desmoralizado y cansado de correr tras el balón se le hace larguísimo y anchísimo el campo, y el Betis sigue tocando con paciencia y abriendo espacios a los que los locales nunca llegan. Pese a desperdiciar varias contras claras el Betis alcanza el final del partido con total comodidad. Para entonces Muñiz (pie y medio en la calle) jugaba ya con tres defensas, mientras que Setién terminó montando un 4-2-3-1 con Camarasa como mediapunta, Barragán por detrás de Francis, y Tello en el extremo izquierdo.

Jugador por jugador
Adán: Asistencia y portería a cero. Buen partido con pies y manos, e incluso en las salidas.
Francis: Su partido más completo, aunque pasó algún apuro defensivo con Morales.
Mandi: Esta vez no se le puede acusar de no aparecer en las fotos: salvó el empate casi bajo palos y rondó el gol un par de veces a balón parado.
Bartra: Pese a algunos errores en pases por dentro dio de nuevo dos cosas importantes: salida en conducción y anticipación cuando se defiende hacia delante. Rápido.
Junior: Seguro en defensa y aceptable, aunque poco vistoso, en ataque.
Boudebouz: Sigue sin aportar lo que de él se espera en tres cuartos, pero está ya integrado en la dinámica defensiva y ofensiva del equipo, y eso con su calidad es importante.
Fabián: Gran partido, pese a fallar un par de asistencias al final. Su toque continuo desquicia y desfonda a los rivales.
Javi García: Flojo con balón, bien sin él. Le cuesta un mundo darse la vuelta; otros mediocentros parecen tener ojos en la nuca, pero él no.
Joaquín: Bien de nuevo, en su línea de la temporada.
Loren: Ganó presencia con los minutos, pero aun así se le vio poco.
León: Mucho más bullicioso y peleón que su compañero, aprovechó su tremenda velocidad en las pocas ocasiones en que tuvo campo para correr, aunque sin él estuvo espeso.. Es una pena que casi nunca dispare de zurda.

Tello: Pocas intervenciones, pero buenas.
Camarasa: Si no es capaz de jugar bien de mediapunta, a campo abierto, fresco y ante un rival muerto, ¿cuándo lo hará? Carece de la técnica necesaria para ser mediocampista en este Betis. Debe ser traspasado a la mayor brevedad.
Barragán: Minutos de la basura. Bien.

Setién: Hay que reconocerle su apuesta por el buen juego y por los canteranos: en la alineación inicial había seis, tres de ellos debutantes con él.

El detalle: Rubén Castro no habrá salido muy contento del estadio. Y en la primera mitad se le echó de menos.

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lunes, 19 de febrero de 2018

Betis 3 - Real Madrid 5 (24ª jornada de LaLiga)

BETIS (3): Adán; Barragán, Mandi, Bartra, Amat (Javi García, m. 75), Junior; Boudebouz (Tello, m. 80), Fabián, Guardado (Sergio León, m. 80), Joaquín; y Loren.
REAL MADRID (5): Keylor Navas; Carvajal, Nacho, Sergio Ramos, Marcelo (Theo, m. 28); Lucas Vázquez, Casemiro, Kovacic, Asensio; Bale (Isco, m. 72) y Cristiano Ronaldo (Benzema, m. 89).
0-1, m. 10: Asensio. 1-1, m. 33: Mandi. 2-1, m. 37: Nacho, en propia puerta. 2-2, m. 50: Sergio Ramos. 2-3, m. 58: Asensio. 2-4, m. 65: Cristiano. 3-4, m. 84: Sergio León. 3-5, m. 91: Benzema.
Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Mostró tarjeta amarilla a Barragán, Loren, Junior, Nacho, Sergio Ramos, Bale y Casemiro.
53.500 espectadores y buen ambiente en el estadio Benito Villamarín.

Una primera parte demasiado buena y una mala segunda acabaron en abultada derrota del Betis ante el Madrid de Zidane, en un partido con semejanzas al jugado ante el Barcelona hace un mes: el Betis gastó su físico demasiado pronto y el banquillo no supo reaccionar para paliar las consecuencias.

Y es que, como entonces, el Betis mantuvo a raya –esta vez se impuso con claridad– durante medio partido a un rival de la máxima calidad, pero acabó recibiendo cinco goles. La causa, como entonces, debe buscarse en un exceso de entrega física en la primera mitad que tiene cierta relación con el modelo de juego. Los grandes equipos que son referencia en el llamado juego de posición, como actualmente el Barcelona o el Manchester City, basan su dominio del juego no solo en su calidad técnica para mantener largas posesiones de balón sino en una fuerte presión tras perderlo que acorta las posesiones rivales –acción facilitada por haber encerrado antes al enemigo–. El círculo virtuoso que se provoca permite que esa presión, muy breve, se pueda hacer con esfuerzos muy intensos, pues las largas posesiones propias dan tiempo a descansar mientras es el rival el que corre tras la pelota. Pero cuando tu rival es igual o mejor que tú –técnica y físicamente– ni es fácil alargar esas posesiones y encerrarlo contra su área ni, menos aún, arrebatarle rápidamente el balón, por lo que tu desgaste físico es muy superior al que se sufre ante, digamos, un Levante o un Deportivo, así que el partido se le puede hacer muy largo al equipo que juega así y no a su rival. Es lo que le ha sucedido al Betis en ambos partidos: una forma más de perder ante Madrid y Barça.

Primer tiempo
Mientras duraron las pilas a sus centrocampistas el Betis fue superior al Madrid, y ello pese a recibir un gol pronto. Zidane, cuya incompetencia táctica está arruinando la temporada de su equipo, volvió a reincidir en el error de situar como puntas a dos jugadores más capacitados para correr de cara con espacios que para servir de referencia en punta, como son Bale y Cristiano. Tras ellos montó dos líneas de cuatro con Asensio y Lucas Vázquez a pie natural, Casemiro y Kovacic en el doble pivote y Ceballos en su lugar habitual en el banquillo, pese a lo tentador de hacerlo jugar en el Villamarín.

Enfrente Setién desechó su 5-3-2 para acomodar su sistema defensivo a la doble punta madridista: sí dejaba sus tres centrales ante dos delanteros, pero para ello sus carrileros habrían de emparejarse no con los laterales rivales (como el día del Dépor) sino con sus extremos, y por tanto Boudebouz y Joaquín, ambos a pie cambiado, tendrían que seguir a los laterales. El Betis se situaba pues en un claro 5-4-1, por demás un esquema que acomoda mejor a Fabián y Guardado y facilita la salida en conducción de los centrales. Una ventaja adicional de jugar con tres atrás es que los laterales atacan muy arriba (Joaquín y Boudebouz se metían por dentro para dejarles espacio) y eso provoca problemas a los sistemas rivales de cuatro defensas, pues obligan a los extremos a demasiado recorrido para seguirlos. Ocurrió ayer con Junior, que encontró mil veces una autopista por la zona que Carvajal dejaba expedita al cerrarse: así llegaron dos goles.

El Madrid defendió en el primer tiempo desde ese 4-4-2 con una actitud bastante pasiva –no diremos andando, pero casi– y el bloque bastante bajo, a la espera de cazar algún contragolpe. Cuando era el Betis el que defendía en estático Setién, con buen criterio y según las posiciones vistas arriba, no se lanzó a la presión alta permanente hombre a hombre, sino que mantuvo el bloque a altura media para no ofrecer a Bale y Cristiano los espacios que destrozaron hace un año al Betis de Poyet.


A costa de un alto desgaste físico y con gran calidad en la circulación del balón (mucho trabajo de rondo ahí) el Betis dominó claramente esa primera mitad y salió de ella con un corto 2-1.

Minutos 45 al 65
Zidane ordena zafarrancho y el Madrid, muy poco desgastado, se lanza a la presión alta y empata muy pronto. El Betis mantiene inicialmente el pulso pero entra en un tipo de partido que no le interesa: un correcalles a campo abierto en el que el superior físico (también en velocidad) de los madridistas se impone. Ciertamente la elección no era fácil: muchas veces hemos afeado aquí al equipo no aprovechar con velocidad los espacios ofrecidos por un rival cuando presiona arriba, y el Betis rondó contragolpes peligrosísimos, pero las ocasiones que llegaron fueron madridistas y tres de las cinco más claras acabaron dentro. Boudebouz se emparejaba ya con demasiada frecuencia con Ramos para pasar a la presión alta, Barragán quedaba ante Theo y Asensio se metía por dentro para quedar en igualdad numérica ante una defensa bética impotente.

Pese al evidente desgaste de los béticos Setién no hace cambios hasta el minuto 75.

Minutos 65 al final
El Madrid vuelve al modo reserva, pasa a un 4-2-3-1 con Isco como mediapunta y deja pasar los minutos sin demasiados apuros hasta que una jugada aislada lleva el 3-4 y anima unos minutos. Antes el técnico bético había pasado al 4-3-3 con García como mediocentro, León y Tello como extremos y Joaquín y Fabián (más atrasado) como interiores.

Adán: Bien en varias salidas por bajo, pero sigue parando poquito de lo que le llega. El gol de Cristiano, en particular, era parable. 
Barragán: Jugó bien el balón, pero casi nunca profundizó. 
Mandi: Poca presencia defensiva. 
Bartra: Pasada la excitación de los primeros días llegaron los errores que le afearon en Dortmund. Aun así es evidente que da mucha calidad a la salida de balón (especialmente en conducciones interiores) y agresividad defensiva. 
Amat: Aceptable partido. Si sigue como central izquierdo debe dejar el vicio de conducir siempre hacia dentro. 
Junior: Buen partido. Aprovechó su pasillo gracias a su potencia: un semigol y una asistencia. 
Boudebouz: Por fin deja ver su enorme calidad con balón. Hay que darle tiempo, pero convendría que
su fútbol fuese más dañino para el rival y que siguiese a su par siempre. 
Fabián: Juega muy bien al fútbol. 
Guardado: Va recuperando sensaciones. Da gusto verlo tocar el balón en largo o corto. 
Joaquín: Gran primera parte pero desaparecido en la segunda. Está sorprendentemente rápido. 
Loren: Buena impresión. Maneja bien cuerpo y balón y remata siempre con mala intención. 

Javi García: Buenos minutos. 
Sergio León: Otro gol. ¿Lo quitarán? 
Tello: Poquita aportación. 

Setién: Va tocando teclas, a nuestro entender correctamente. Su tardanza en los cambios es sin embargo difícil de entender.

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jueves, 15 de febrero de 2018

Deportivo de La Coruña 0 - Betis 1 (23ª jornada de LaLiga)

DEPORTIVO (0): Rubén; Juanfran, Bóveda, Albentosa, Luisinho; Fede Valverde (Borges, m. 18), Krohn-Dehli (Mosquera, m. 77); Lucas Pérez, Adrián, Bakkali (Fede Cartabia, m. 61); y Andone. BETIS (1): Adán; Mandi, Bartra, Amat; Guardado (Javi García, m. 83); Francis, Fabián, Joaquín, Junior; Boudebouz (Tello, m. 64) y Loren (Sergio León, m. 74). 0-1, m. 53: Loren.
 Árbitro: Del Cerro Grande (Comité Madrileño). Amonestó a Bakkali y Albentosa.
Estadio de Riazor.
Buenas condiciones para el fútbol.

Aunque tarde, merece la pena hacer algunas consideraciones sobre la victoria del Betis en Riazor el pasado lunes.

Ante todo digamos que el partido fue de nivel bajo, y el Betis no superó (más bien lo contrario) a un rival nervioso y de menos calidad que lo prometido por su sobrevalorada plantilla. Sin embargo no parece tampoco adecuado caer en el hipercriticismo de quienes se quejan de que el Betis gane sin jugar bien pero también lo harían (más, sin duda) si jugase bonito y perdiese: un Betis plagado de canteranos y a priori en casi nada mejor que su rival –hace poco el Dépor se adelantó a los béticos en la puja por Lucas Pérez– mantuvo a raya a un equipo hipermotivado que rozó la violencia consentida y que fue incapaz de hacer valer la leyenda de la victoria segura de un nuevo entrenador, Clarence Seedorf.

Para ello, y pese a la opinión generalizada, Setién recuperó en su (sorprendente) alineación el cuidado por el balón. Si bien extrañaron las apariciones de Junior y Boudebouz, el equipo resultante pudo perfectamente haberse ordenado en un 4-3-3, de modo que las acusaciones y piropos a la flexibilidad de Setién por jugar con tres centrales pertenecen más al mundo de la polémica periodística que al del fútbol real, y de hecho el equipo quedó ordenado en ataque (y esta vez también en defensa) exactamente como hace meses ante el Levante, partido ganado por cierto 4-0:


Cambien algunos nombres (como por ejemplo Boudebouz por León o Bartra por García) y la ubicación de los béticos será exactamente la de entonces, como denotan las posiciones medias ante el Dépor: pocas veces un esquema teórico fue tan real.


El cambio individual más relevante respecto al domingo anterior ante el Villarreal es fundamental: en este esquema es importante en posesión que el mediocentro juegue lejos de los defensas y sea capaz de girarse y jugar como un interior, y eso Guardado lo hace mucho mejor que Amat. De ahí derivó la notable fluidez del Betis con balón e incluso la brillantez en algunos tramos, como el inicio de la segunda parte, justamente hasta el gol de Loren.

Posicionalmente el Betis, con los carrileros (extremos más bien) muy altos en ataque, se espaciaba bien, pese a su esquema poco ortodoxo. En defensa y ataque quedaba emparejado uno contra uno sobre el 4-2-3-1 de los gallegos, por lo que unos y otros defendieron casi hombre contra hombre.


En el Deportivo de inicio Lucas ocupó el extremo derecho y Bakkali el izquierdo, con Adrián en la mediapunta. Tras el descanso Seedorf buscó más presencia ofensiva con Adrián en la izquierda y Lucas ya arriba junto a Andone. Cartabia, desde la hora de juego, ocupó el extremo derecho.

 El Betis mejoró sustancialmente su manejo de balón respecto al partido ante el Villarreal y trató de apretar siempre muy arriba, con más convicción (y riesgo) que su rival, a costa de conceder ataques en igualdad a un Dépor que elaboraba poco y buscaba balones a la espalda de la adelantada defensa bética. Los béticos adolecieron en ciertos tramos de un defecto habitual: conservar el balón sin tratar de amenazar la portería rival, en algunos casos de modo demasiado evidente. Observen cómo en el minuto 8 Mandi renuncia inexplicablemente a salir en conducción y juega muy atrás con su portero, que se ve obligado al patadón.


O cómo en el 72 Guardado renuncia a un claro contragolpe en 4 contra 4 y permite al Deportivo reorganizarse sin castigo tras haber arriesgado Fabián para lograr esa opción de ventaja:


A partir de la hora de juego ese conservadurismo con balón convirtió el partido en una sucesión de posesiones inocuas del Betis y contragolpes más o menos peligrosos de los locales, hasta perder el Betis por completo el control del juego en los últimos minutos, en los que bien pudo llegar, cuando menos, el empate. Para entonces Setién había dado un paso atrás y encajado un 5-4-1 con Tello a la derecha y Fabián y García en el doble pivote.

Jugador por jugador
Adán: Bien bajo palos, pero una soberana cantada suya pudo costar un gol pronto. Su técnica de despeje de puños es una lotería; algún día escribiremos largamente sobre el asunto.
Mandi: En su línea habitual, mejor con balón que sin él.
Bartra: No es un central al uso pero es muy adecuado para este modelo de juego: excelente en la conducción, rápido y con muy buen manejo de balón. ¿Acabará de mediocentro?
Amat: Buen partido en un perfil incómodo.
Guardado: Mejoró respecto a partidos anteriores, aunque cuando se le agotan las pilas baja muchísimo.
Francis: Cómodo con tres centrales detrás. Aceptable.
Fabián: Ha mejorado en el choque, algo importante.
Joaquín: Fue el único capaz de romper líneas, pero terminó muy poco.
Junior: Mostró las virtudes y defectos que se le ven en el filial: potencia física, movilidad, buenos movimientos y técnica limitada. Buena, aunque afortunada, asistencia.
Boudebouz: Jugó casi de delantero. Ha simplificado tanto su fútbol que casi no se le reconoce. La soltó bien, aunque casi siempre de espaldas a puerta.
Loren: Precisamente le vendría bien simplificar su fútbol fuera del área, donde se enredó y aportó poco. Muy peligroso en el remate.

Tello: Dio alguna salida al juego, pero apenas asomó arriba.
León: Escasa aportación.
García: La tocó bien y aguantó el sitio.

Setién: Su equipo volvió a su camino, aunque con evidentes limitaciones. Valiente en contar con canteranos.

El detalle: Está bien hacer pocas faltas para no sufrir a balón parado, pero tampoco habla bien de un equipo no haber hecho una sola al descanso mientras el rival te cose a patadas. El jogo bonito no está reñido con ir fuerte al balón.

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lunes, 5 de febrero de 2018

Betis 2 - Villarreal 1 (22ª jornada de LaLiga)

BETIS(2): Adán; Mandi, Bartra (Javi García, m. 70), Feddal (Camarasa, m. 54); Amat; Barragán, Fabián, Guardado, Durmisi; Loren y Rubén Castro (Sergio León, m.63).
VILLARREAL (0): Asenjo; Mario, Bonera, Víctor Ruiz, J. Costa; Samu Castillejo (Javi Fuego m. 73), Rodri, Trigueros (Cheryshev, m. 63);  Formals; Unal (Álvaro, m. 35) y Bacca.
Goles: 1-0, m. 46: Loren. 2-0, m. 65: Loren. 2-1, m. 79: Bacca, de penalti.
Árbitro: Alberola Rojas (Comité Castellano-Manchego). Mostró tarjeta amarilla a Mario, Rodri y Barragán. Roja directa a Bonera en el minuto 30.
Excelente entrada (50.000 espectadores) en el estadio Benito Villamarín.

Setién retrasa un año el reloj del Betis
El buen resultado conseguido el sábado ante uno de los equipos más en forma de la Liga no debe esconder el deficiente partido realizado por los béticos y las consecuencias negativas que puede traer este. La lamentable lesión de Feddal no fue la única mala noticia del encuentro.

La primera de ellas fue la extrañísima alineación planteada por Setién. Es difícil no hacer retorcidas lecturas conspiranoicas de un once por el que el cántabro, hombre de fuerte personalidad, capitulaba públicamente ante prensa y directiva. El entrenador había afirmado repetidamente que el problema del altísimo número de goles recibidos no procedía del modelo de juego, y había señalado por la vía de los hechos al centro del campo, con constantes cambios en el sector durante meses e intentos confesos de fichar a Ceballos y (según este) a Roque Mesa, mientras el cuarteto trasero permanecía intocable. Sin embargo la directiva dio de alta en la ventana de fichajes a un defensa y dos delanteros, y Setién, sorprendentemente, colocó a los tres en la alineación titular: Bartra sin apenas entrenamientos, el canterano Loren Morón sin necesidad aparente (León era titular y acababa de mojar) y Castro tras varios partidos como suplente.

Igualmente extraña resultó la disposición del equipo. Lógico era sustituir a Javi García, en muy baja forma, por Amat; si bien este es un central más puro, y por tanto el cambio traía matices defensivos, el trabajo del mediocentro habría sido en el 4-3-3 usual bastante similar al de un central, y (sin De la Hoz en plantilla) no había nadie más para elegir. Ahora bien, al quedar Amat con tres centrales por detrás el equipo quedó colocado en un 3-1-4-2 que recordaba a los planteamientos ultradefensivos de Víctor Sánchez del Amo hace justamente un año, con Donk incrustado como cuerpo extraño por delante del trío de centrales. Tendente por naturaleza a jugar de cara, e incapaz pues de darse media vuelta como necesita un jugador de segunda línea, el catalán quedaba destinado a ser un escalón prescindible en la construcción del juego, a estorbar las salidas en conducción de Bartra y a fomentar los balones en largo hacia los dos delanteros –por añadidura el centro del campo bético quedaba en inferioridad numérica–. A cambio, el equipo saldría con más gente por detrás del balón, quedaría bien encajado para contrarrestar el 4-4-2 en rombo del rival y podría ganar segundas jugadas con su fuerza física.

Naturalmente es perfectamente lícito usar esas armas, propias de otros modelos de juego diferentes del propugnado hasta ahora por Setién, y de hecho aquí hemos defendido que el fútbol de posición (fútbol de ataque zonal y bien jugado, más bien) puede usarse flexiblemente, sin llevarlo necesariamente a posiciones extremas; sin embargo subvertir sus principios hasta ese punto de dejarlo irreconocible traerá problemas a este equipo, hecho para ese fútbol, a sus futbolistas, que serán presa de inseguridad y confusión, y al propio Setién, cuyo firme discurso sostenido hasta ahora quedará (quedó el sábado) contradicho por los hechos. Por demás el Betis ganó, sí, pero en casa, ante un rival de los de su liga y sin superar en juego ni ocasiones a un equipo que jugó una hora con diez; el resultado no debe ocultar sus graves problemas futbolísticos.

Primera media hora
En lo posicional el partido era fácil de analizar, y más aún gracias a la amable costumbre de los equipos –que los scouters rivales seguro agradecen– de fotografiar su esquema al inicio de cada tiempo:


Los citados 3-1-4-2 y 4-4-2 en rombo encajaban así:


Con parejas claras en casi todo el campo, solo Bartra y Rodri quedaban como hombres sin marca clara. El Betis quedaba dos contra dos arriba a costa de inferioridad en mediocampo. Su hombre libre en la salida de balón, Bartra, quedaría neutralizado por la posición de Amat:

Salida de balón: sobra un defensa.

Durante treinta minutos el Betis casi nunca lograría salir limpio de atrás; caía con facilidad en la tímida presión levantina sin necesidad de que los visitantes arriesgasen mucho en ella, de modo que llegó arriba poco y en inferioridad numérica. Sin mostrar, naturalmente, al desprecio por el esférico de tiempos de Víctor (el manejo pulcro del balón no se olvida de un día para otro), el Betis jugaba en largo más que nunca esta temporada y su porcentaje de errores en el pase casi duplicaba su media de esta:

Jornadas 1 a 21: 15`4% de errores en el pase

Primera parte del sábado: 28'3% de errores en el pase

El Betis sí mantenía su línea de atrás lejos de su portería e igualaba el juego a costa de un gran esfuerzo por ganar las segundas jugadas, muy frecuentes. En defensa posicional, eso sí, funcionaba bien: con las líneas bastante juntas, yendo pocas veces a la presión alta y usando (algunas buenas cosas tenía aquel entrenador) la basculación de los carrileros de la línea de cinco de tiempos de Víctor para ganar superioridad en el lado del balón, los locales pasaban muy pocos apuros defensivos.

El partido era igualado, disputado y físico.

Segunda media hora
Una feísima entrada a Castro deja al Villarreal con diez. Tras sustituir a un delantero por un central, queda en una especie de 4-3-1-1 (4-3-2 claro en defensa):


La mala disposición ofensiva del Betis permite sin embargo a los visitantes aliviar sus apuros: sus dos delanteros ensucian la salida de los cuatro centrales béticos y Rodri sigue disfrutando de su posición de escoba, sin nadie a quien marcar y por delante de la defensa. El Betis marca en una jugada aislada.

Última media hora
Tras la horrible lesión de Feddal Setién pasa a un 3-2-3-2 con Fabián y Guardado por detrás de Camarasa; el Villarreal arriesga con Cheryshev arriba y le cae el 2-0. Pese a su más lógica disposición ofensiva y a llevar muchos minutos con un hombre más, el Betis paga sus esfuerzos, encaja un gol y acaba pidiendo la hora.

El detalle
Aunque se puedan buscar razones particulares para cada caso (el recorrido exigido en Durmisi, la posición inhabitual en Amat, el debut en Bartra), la causa de la cantidad de jugadores del Betis que acabó con problemas musculares y de la caída física del equipo al final –al contrario de lo habitual y pese a jugar una hora con un hombre de más– hay que buscarla en cuestiones tácticas: el equipo corrió detrás del balón mucho más de lo que suele.

Jugador por jugador
Adán: Bien bajo palos en lo poco que tuvo. Jugó demasiadas veces en largo.
Mandi: Muy en su línea, bien en el pase y algo blando en defensa.
Bartra: Buen debut. Es rápido y maneja muy bien el balón.
Feddal: Su tendón de Aquiles venía avisando y no fue escuchado. Lesión fea y muy desgraciada para el equipo.
Amat: Con tanta gente por detrás no puede estar nada a gusto con balón.
Barragán: Bien, aunque se le exige demasiado en ataque.
Fabián: De lo mejorcito, otra tarde más.
Guardado: Toque y pundonor siempre, pero es una sombra del que empezó la temporada. ¿Víctima de la leyenda urbana de los picos de forma?
Durmisi: El fútbol combinativo no es lo suyo, definitivamente. Ha progresado en defensa.
Loren Morón: Resolvió el partido con un espectacular debut. Si hace lo que solía en el filial puede triunfar: tiene calidad técnica, corpulencia  y gol.
Castro: Aportó apenas toques para descargar el juego y ser víctima de la jugada de la expulsión.

Camarasa: Empezó fallando todo y luego mejoró. Sigue sin hacer progresar la jugada: le falta calidad.
León: Bullicioso.
García: Muy bajo de forma.

Setién: Se metió él solito en una lose lose situation. Ha ganado con la de otro, que es como perder. Ahora tiene un problema.

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