viernes, 26 de julio de 2019

El nuevo Betis de Rubi: primeros pasos y perspectivas

Aunque hay que ser extremadamente cautelosos con las conclusiones que se saquen de los primeros partidos de pretemporada, sí se pueden ya detectar tendencias e intenciones en el fútbol desplegado por el nuevo Betis de Rubi, y especular con cierto fundamento sobre los movimientos y estilo de juego de su inminente Betis de LaLiga.

Ante todo convendría enfriar un poco la tradicional euforia del aficionado ante los fichajes veraniegos: el hincha se ilusiona con las altas pero obvia la pérdida de calidad que conllevan las bajas, con Fabián como ejemplo reciente y máximo de esta amnesia selectiva. En este caso,  el indudable éxito (no exento de riesgos) de la incorporación de Fekir sería más económico que deportivo si conllevara la baja de Lo Celso, jugador de calidad equiparable a la del francés. De momento los movimientos en la plantilla han sido, afortunadamente, escasos; ahora bien, al punto actual han dejado una plantilla tan preñada de calidad como descompensada y con graves incógnitas en los puestos más importantes en el fútbol: quien mete la pelota y quien la para para que no entre.

En cuanto a estilo de juego, es evidentemente muy pronto para saber si lo hecho hasta ahora por el equipo tiene más de Rubi o, probablemente, de inercias del estilo de juego anterior. Se supone que el nuevo entrenador practicará un fútbol no muy distinto del de Setién pero sí más moderado que el de este, que fomentaba de forma extrema la posesión del balón en detrimento de otros aspectos del juego. En efecto, es posible notar ya una tendencia a acelerar el juego bético, en especial en transición defensa-ataque (en forma de contragolpes y juego al espacio ante presión rival), que indica que la intención de Rubi es realizar un juego más convencional y veloz que el de Setién; naturalmente esto conllevará costes en forma de pérdida de control del juego, pérdida de cuota de posesión y por tanto necesidad de defender posicionalmente durante más minutos. El tiempo dirá si echaremos de menos ese control, la inteligencia posicional del cántabro y el cuidadísimo trato de balón de su Betis, o si por el contrario el daño que esa velocidad hará al rival compensará la regresión en otros aspectos.

Lo que sí parece posible estudiar ya es la disposición del equipo y los posibles esquemas y jugadores que planea utilizar Rubi. La primera conclusión clara es que el catalán piensa utilizar una defensa de cuatro hombres. Desde nuestro punto de vista se trata de un error, y ello por varias razones:

- El Betis tiene al menos cuatro centrales con calidad suficiente para jugar como titulares. Jugar con solo dos significará pues desperdiciar a dos de ellos.
- Varios de esos centrales –notablemente Mandi, aunque también Bartra– tienen características mixtas entre central y lateral; rinden mejor en defensa de tres, y en la de dos centrales sufrirán, sobre todo en centros cruzados y en el cuerpeo con delanteros-tanque.
- Varios de los laterales, y en particular Emerson y Pedraza, sufrirán también defensivamente en defensa de cuatro y tienen características de carrilero.
- Tampoco hay en la plantilla un mediocentro adecuado para jugar con fluidez y al tiempo tapar consistentemente por delante de una pareja de centrales.

En suma, un Betis con defensa de cuatro sufrirá mucho en defensa posicional y previsiblemente recibirá demasiados goles, al tiempo que condenará al banquillo a defensores solventes.

El caso es que, vista la pretemporada hasta hoy y su trayectoria anterior, parece que Rubi apostará por un 4-3-3 con el 4-4-2 como variante secundaria. Si a esto sumamos que jugadores como Fekir, Canales o Carvalho parten, a priori, como titulares indiscutibles (damos a Lo Celso por perdido), las opciones para colocarlos empiezan a reducirse, aunque hay una gran cantidad de movimientos y sutilezas posicionales disponibles en esos esquemas. La clave de todo el edificio será la posición en defensa y ataque de Fekir, cuyos movimientos, si se nos permite la blasfemia, son similares a los de Messi en el Barcelona: un segundo delantero móvil, con buen pase, velocidad, gol y gusto por las diagonales partiendo desde la derecha. Sabiendo que los cinco hombres de atrás podrán cambiar de identidad (no sabemos quiénes serán titulares) pero poco de posiciones, podemos ya poner nombres a esos esquemas.

4-3-3


No parece fácil encajar a Fekir en este 4-3-3 puro, pues conllevaría cargarlo de responsabilidad defensiva, jugase como extremo (tendría que seguir al lateral izquierdo rival) o como interior. En este esquema aparecería ya un mecanismo ofensivo que puede ser importante y dibujamos con flechas: el intercambio de posiciones de ataque con Canales, quien podría compensar los movimientos hacia zona de interior del francés con apariciones como delantero por la derecha.

4-4-2 (4-2-3-1)


Una segunda posibilidad sería privilegiar a Fekir como mediapunta sin demasiadas responsabilidades defensivas, dejándolo descansar en defensa en un 4-4-2 y dándole libertad de movimientos por detrás del punta. El 4-4-2 es además un sistema más compacto defensivamente, aunque a cambio el equipo perdería un centrocampista en defensa posicional, algo problemático dadas las carencias defensivas mostradas por William Carvalho la temporada pasada: podría requerir la presencia junto a él de un mediocampista móvil y de físico fuerte como Kaptoum, que compensara sus problemas para ayudar a los centrales y atacara por delante del portugués. 

Sistema mixto
Una solución muy interesante sería clonar en favor de Fekir los movimientos que hace el Barcelona desde hace muchos años en favor de Messi. Se trata de un sistema mixto: un 4-3-3 en ataque que muta a 4-4-2 en defensa. El equipo atacaría como en la primera imagen, pero defendería como en la segunda. Dibujando en verde el 4-4-2 defensivo y en blanco el 4-3-3 ofensivo, y con flechas los movimientos de ciertos jugadores para pasar de defensa a ataque, resulta:


El sacrificado sería el extremo izquierdo (Joaquín, Juanmi o Tello), obligado a un gran desgaste para defender como mediocampista y atacar como verdadero extremo, incluso pisando área para el remate. Tampoco es fácil el papel de interior izquierdo (Guardado o Kaptoum, en el Barça clásico Iniesta), obligado a defender como segundo mediocentro y a atacar como interior. Canales sería para Fekir lo que Rakitic para Messi: defendería en banda, atacaría como interior derecho incluyendo sus clásicos apoyos a la salida de balón, y compensaría los movimientos de Fekir cuando este bajase a recibir a su zona de interior, usando el espacio libre de delantero por ese costado para sus típicos desmarques; Canales podría aprovechar también su velocidad y su posición de partida en banda para explotar su velocidad al contragolpe. Al igual que en el 4-4-2 puro este sistema tendría su gran problema en la debilidad defensiva de Carvalho, que obliga a poner a su lado a un verdadero portento del fútbol que compense su poca ayuda defensiva a los centrales y a la vez su escasa llegada en ataque.

Si retorcemos aún más el sistema, el Betis podría incluso partir de un 4-3-3 formal en defensa y ataque, con Fekir como extremo derecho convencional (supuesto primero), y tener previsto este paso al 4-4-2 en defensa solo en las jugadas en las que Fekir no pudiese seguir a su par. En suma, la presencia de Fekir abre oportunidades y al tiempo requerirá a Rubi de sus mejores capacidades tácticas para encajar al equipo a su alrededor.

Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.