miércoles, 21 de septiembre de 2022

Betis 2 - Girona 1 (6ª jornada de LaLiga)

 BETIS (2): Rui Silva; Montoya (Aitor Ruibal 55'), Pezzella (Edgar 80'), Luiz Felipe, Álex Moreno; Guido Rodríguez, William Carvalho, Luiz Henrique (Willian José 65'), Rodri, Canales (Paul 80'); y Borja Iglesias.
GIRONA FC: Juan Carlos; Arnau (Yan Couto 89'), Bueno, Bernardo (Tony Villa 79), Juanpe, Miguel Gutiérrez; Aleix García (Joel Roca 89'), Oriol Romeu; Reinier, Taty Castellanos (Manu Callejo 70') y Riquelme (Samu Saiz 70').
Árbitro: Ortiz Arias. Amonestó a los visitantes Bernardo y Miguel Gutiérrez. Expulsó, con roja directa, a Míchel (22'), entrenador del conjunto catalán.
Goles: 0-1 (7') Arnau; 1-1 (15') Borja Iglesias, de penalti; 2-1 (71') Borja Iglesias.
52.000 espectadores en el Villamarín.

El suplicio al que fue sometido el Betis por el Girona el pasado domingo es bien conocido por la afición bética, que lo disfrutó a su favor durante las temporadas 17-18 y 18-19. Como a veces sucedía entonces, al Girona no le alcanzó con jugar bien fuera de las áreas y acabó pagando en jugadas puntuales su inferior calidad individual.

Y es que el partido hasta el 2-1 fue una batalla por el balón que perdió el Betis. Su problema básico fue el buen manejo y la excelente colocación del Girona en salida de balón. El Girona es una especie de sucursal del City; bajo una fuerte influencia de Guardiola, los catalanes practican plenamente el juego de posición: no solo cuidan el balón sino cómo colocarse para que no se lo roben, abiertos y aprovechando todos los espacios, como en un enorme rondo. Situados en un armonico 3-4-3 ofensivo (5-4-1 en defensa posicional), que se hacia algo asimétrico atrás con el central-central algo echado a la izquierda para hacer hueco al portero como un jugador más, los gerundenses supieron encontrar siempre al 'hombre libre', arriesgando tanto como hiciera falta por conservar la posesión.

Ante un equipo así es difícil robar si no presionas man-to-man (a riesgo, claro, de que te pillen en pelotazos verticales). El Betis casi nunca lo hizo y, con un hombre menos que el rival al tirar la presión (más el portero), las grandes distancias entre los jugadores del Girona se le hicieron larguísimas a las habituales posiciones intermedias de presión de los béticos.  

En inferioridad numérica arriba al presionar cuando el Girona sacaba la pelota jugada, siempre había algún jugador del Betis con dos rivales los que vigilar. Aquí, Luiz Henrique.

Al buen juego gerundense se sumaba el ya repetido problema del esquema: Pellegrini es alérgico a tocar el suyo, y muy bien le va así, pero su 4-4-2 defensivo encajaba mal, como suele, ante un equipo con defensa de cinco. Con dos puntas ante tres centrales (más portero), y con Rodri y Luiz Henrique en tierra de nadie defensiva, los béticos perseguían sombras. El Betis solo pudo robar arriba las raras veces que consiguió realizar una buena presión tras pérdida, sin dar tiempo al Girona a desplegar sus buenas ubicaciones, y solo recuperaba, las más veces, ya en zona defensiva, gracias al sentido de la anticipación de Luiz Felipe y tras un trabajo extenuante de todo el equipo. Por demás, controlado Moreno por el carrilero derecho del Girona y poco profundo Montoya, el Betis perdía rápido la pelota y tampoco hacía mucho daño cuando atacaba el bloque medio gerundense, de líneas bien juntas.

Un efecto habitual del estilo de fútbol del Girona es que el rival suele llegar reventado al final del partido. Así empezaba a sucederle al Betis pasado el minuto 70, con los de arriba además (Canales, Luiz Henrique) muy cargados de partidos, y con el efecto empeorado por la resistencia de Pellegrini a agotar los cambios, difícil de explicar en partidos como el del domingo. Cuando el tramo final empezaba a pintar mal llegó el gol de Borja, que permitió al Betis juntar líneas atrás y defender su área como sabe, con el cuchillo entre los dientes.

miércoles, 14 de septiembre de 2022

Betis 1 - Villarreal 0: un breve análisis

Aunque acabados ambos en derrota bética, los dos partidos entre Betis y Villarreal de la temporada pasada fueron tácticamente muy diferentes: en el de la primera vuelta Pellegrini ordenó una tímida presión que fue burlada fácilmente por el Villarreal, siempre con un hombre de más en su salida de balón; los béticos apenas olieron la pelota y fueron muy justamente derrotados.

En la segunda vuelta, ya en Villamarín, el Betis intentó una presión mucho más valiente, prácticamente hombre a hombre, y, aunque el Betis tuvo pocas opciones, esa vez el Villarreal basó su triunfo más en el acierto rematador y en su buen sistema defensivo que en un dominio del juego.

Parece lógico pues que Pellegrini repitiera este domingo ese segundo planteamiento: ir a la presión hombre a hombre en todo el campo, encajando su 4-4-2 sobre el de Emery. Tal situación se vio muy clara en las muchas ocasiones en que el balón acabó en pies del portero Rulli:

Con Canales y uno de los centrales visitantes fuera de plano, vemos las claras parejas (Rodri con Femenía, William con Parejo, Guido sobre Capoue, etc.). Cuando Borja o Canales se iban a por Rulli cortando el pase hacia su par, el Villarreal raramente se atrevía al riesgo de triangular hacia el central libre mediante Parejo o Capoue, pero tenía la posibilidad de jugar en largo hacia sus dos puntas o sus teóricos extremos, Lo Celso y Yeremy, enfrentados en un arriesgadísimo cuatro contra cuatro a la defensa bética.

Así pues el dominio fue bético, y el Betis llegó en jugada (sobre todo por la izquierda) ante un Villarreal muy replegado, pero el Villarreal también pudo hacerlo con peligro por tres métodos:

- Gracias a esos pelotazos largos, algunos ganados por Gerard Moreno y otros caídos en pies de los visitantes tras errores de la expuesta defensa, como alguno de Pezzella.

- Gracias a las caídas al mediocampo de Lo Celso, muy libre: como vemos en la imagen (azul), el argentino permutaba posiciones con Jackson y además se atrasaba a zonas interiores, provocando la indecisión de Sabaly y Pezzella, que no se atrevían a perseguirlo ni tenían clara la asignación de pares.

- En contragolpes puros: pese a tener al rival muy encerrado al Betis no le funcionó bien la presión postpérdida.

En un partido escaso en ocasiones el gol del Betis llegó antes esta vez, sobre la hora de juego, y el Betis (un equipo, como decía Emery, muy similar al suyo) devolvió al Villarreal la moneda del partido de hace un año: se replegó y, ya con Guido más encima de Lo Celso, prácticamente no concedió ocasiones claras en la media hora restante, e incluso pudo machacar a la contra.

martes, 6 de septiembre de 2022

Real Madrid 2 - Betis 1: unas breves notas

Cayó el Betis con dignidad y seis años después en el campo del Madrid, en un partido que sirvió para recordar a los béticos las distancias que separan aún a su equipo del primer nivel europeo.

En este caso concreto la gran diferencia fue, sobre todo, física. Muy pocos jugadores béticos estaban en condiciones de ganar duelos individuales contra sus pares, y las ausencias de William Carvalho y, pronto, de Fekir empeoraron las cosas: solo Álex Moreno, Luiz Felipe y luego, y tal vez, Luiz Henrique tenían poder físico para retar a jugadores de la potencia y velocidad de Camavinga, Tchouaméni, Vinicius, Mendy o, más tarde, Valverde. Posicionalmente, pocas novedades, más allá de la posición obligada de mediapunta de Canales tras la lesión de Fekir en el 4-2-3-1 habitual y del adelantamiento para la presión de Modric en los blancos, que convertía el 4-3-3 casi en otro 4-2-3-1.

Sí era un duelo entre iguales en lo técnico. Valiente, el Betis trató de hacer su fútbol combinativo de largas posesiones, y lanzar presión alta (incluso "man to man") cuando perdía la pelota, con la defensa muy arriba. Eso le dio un cierto dominio en la primera media hora, aunque algo ficticio porque esa presión pocas veces lograba robos arriba, y la expuestísima defensa bética no podía sujetar a unos atacantes blancos que disfrutaban gustosos de espacios para correr.

El Madrid a su vez adelantó progresivamentea su presión y la segunda media hora se convirtió en un correcalles a campo abierto, con presiones adelantadas y transiciones rápidas por lado y lado, en el que los blancos impusieron de nuevo su físico. Aunque desperdició alguna contra prometedora, suerte tuvo el Betis de salir más o menos vivo de esta fase, en la que los blancos llegaron demasiadas veces al marco de Silva. Tras el 2-1 se entró en un cierto armisticio, que incluso dio alguna posibilidad al Betis muy al final, aunque los visitantes ya no tenían fuerzas siquiera para retener el balon, y menos para amenazar a Courtois.

En lo individual hay que valorar el partido del denostado Sabaly, que mantuvo dignamente el tipo ante un Vinicius desatado y manejó con inteligencia el balón, aunque le faltó decisión para avanzar cuando estaba libre. Rui Silva alternó grandes paradas con errores como el del 2-1, en el que se confió, y Luiz Felipe demostró grandes dotes defensivas.