domingo, 18 de diciembre de 2011

Atlético de Madrid 0 - Betis 2 (17ª jornada de Liga de Primera División)

ATLÉTICO DE MADRID: Courtois; Juanfran, Godín, Domínguez, Filipe Luis; Gabi (Salvio, m. 83), Assunçao, Arda Turan (Coke, m. 70); Diego (Reyes, m. 70); Adrián y Falcao.
BETIS: Casto; Isidoro, Amaya, Dorado, Nacho; Cañas;  Pozuelo,  Iriney, Beñat (Santa Cruz, m. 71), Pereira (Jefferson Montero, min. 64); y Rubén Castro (Molina, m. 85).
Goles: 0-1, m. 55: Pozuelo. 0-2, m. 90: Roque Santa Cruz.
Árbitro: González González (Comité Castellano-leonés). Mostró amarillas a Domínguez, Assunçao, Iriney, Cañas, Nacho y Gabi, y expulsó a Pozuelo por doble amarilla en el minuto 72.


La aguerrida victoria del Betis esta mañana ante el Atlético ha tenido que ver más con la concentración y la efectividad (y con la suerte) que con el buen fútbol.

Primera parte
Mel planteó el partido de un modo similar al que tan mal resultado le dio en Cornellá. Volvió al trivote ultradefensivo (4-1-4-1), con Cañas por detrás de Iriney y Beñat, Pozuelo y Pereira como extremos y Castro solo arriba. El Atlético plantó un 4-4-2 con rombo en el que Assunçao guardaba las espaldas de los interiores (Gabi y Turam), Diego era la punta del rombo, y Falcao y un Adrián libre y perdido quedaban como delanteros. Cañas se emparejaba claramente con el creador atlético (Diego), y los locales abrían mucho el juego a las bandas, con unos laterales muy profundos y no siempre perseguidos por Pozuelo y Pereira.  Por ahí llegaron los problemas defensivos béticos, especialmente por la banda derecha atlética, porque Pereira no llegaba a la posición de Juanfran y Beñat tampoco a la ayuda, de modo que el lateral pudo colgar balones desde cerca. Ese fue el modo de intentar el gol de los locales, el balón alto en busca de Falcao; afortunadamente para el Betis falló los dos claros que alcanzó. El resto los salvó el empeño de la pareja de centrales, que –bien reguardados– dieron su mejor rendimiento. Por dentro las parejas no estaban muy definidas, pero la acumulación de hombres impidió que los atléticos encontraran líneas de pase.

En la primera parte el Betis simplemente no existió en ataque. El porcentaje de posesión fue ridículo, se abusó del pelotazo hacia un Castro muy solo y el campo se le hizo larguísimo. Entre los centrocampistas apenas Beñat tuvo una mínima llegada arriba.

Segunda parte
La segunda parte partió con similares presupuestos pero, desde la firmeza defensiva, gradualmente el Betis tocó más el balón, la presión atlética cedió y el Betis fue teniendo cierta llegada. Una jugada un tanto afortunada dio ocasión a Pozuelo de hacer su merecido primer gol en el Betis, y a partir de ahí los nervios de la grada y la concentración defensiva hicieron el resto del trabajo. La aparición de Jefferson en el sitio de Pereira mejoró mucho la posesión; luego Santa Cruz sustituyó a Beñat con el mismo fin, pero la inmediata expulsión de Pozuelo saboteó el 4-4-1-1 pretendido por Mel y lo convirtió en un extraño 4-3-1-1 cojo (sin extremo derecho) que los atléticos, ciegos en las proximidades del área, no supieron aprovechar.

Jugador por jugador
Casto: Muy buen partido, tanto en las salidas por alto como bajo los palos.
Isidoro: Muy en su estilo, no tuvo gran presencia pero tampoco cometió errores de colocación. Al final del partido tuvo que negociar continuos dos contra uno.
Amaya: Tras alguna desaplicación inicial mejoró su ubicación y sacó muchos balones por alto. Maltrató el balón menos que otros compañeros de línea.
Dorado: Favorecido como Amaya por el sistema de juego, su buena colocación le permitió despejar mucho. Mal en la salida del balón.
Nacho: Como Isidoro, se vio en inferioridad (él en la primera mitad) y tuvo que conceder muchos centros. Como siempre, mejoró cuando el Betis la tuvo.
Cañas: De los mejores de nuevo. Ocupa muchísimo campo y maneja la pelota muy aceptablemente. Si Iriney se marcha, hay otro.
Pozuelo: El gol le redimió de su falta de presencia ofensiva y defensiva en la primera parte. Filipe Luis le ganó las carreras.
Iriney: Mucho mejor sin balón que con él.
Beñat: Hizo un esfuerzo por ocupar el mucho espacio que le correspondía, y fue el único centrocampista más o menos próximo a los tres de arriba y que la tuvo un poco. Como siempre que juega tan arriba se vio abocado a unos contra uno para los que no vale.
Pereira: Mal. Perdió muchos balones, no se fue casi nunca y –dificultades del sistema– llegó tarde para cerrar a Juanfran.
Castro: Muy solo arriba, apenas pudo guardar la pelota.

Montero: En situaciones como la de hoy su aparición es muy importante para tener el balón y amenazar al rival cuando deja espacios. Eso sí: no suele acabar ninguna jugada.
Santa Cruz: Salió para defender los balones parados y para dar salida a la pelota como mediapunta. Además, marcó.
Molina: Apareció muy al final con similares objetivos, aunque falló su ocasión.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Betis 2 - Valencia 1 (16ª jornada de Liga de Primera División)

BETIS: Casto; Isidoro, Mario, Dorado, Nacho; Pozuelo (Ezequiel, m. 75), Beñat, Iriney, Jonathan Pereira (Juanma, m. 80); Rubén Castro y Santa Cruz (Jorge Molina, m. 75).
VALENCIA: Diego Alves; Barragán, Víctor Ruiz, Dealbert, Mathieu; Topal, Tino Costa (Albelda, m. 83); Feghouli, Jonas (Parejo, m. 76), Pablo Hernández; y Soldado (Aduriz, m. 87).
Goles: 0-1, m. 65: Dorado, en propia puerta. 1-1, m. 91: Rubén Castro. 2-1, m. 93: Rubén Castro.
Árbitro: Pérez Lasa (Comité Vasco). Amarilla a Tino Costa, Mario, Soldado, Barragán, Rubén Castro.


Milagro a las diez
La fortuna devolvió por fin un poco de lo mucho quitado al Betis en las últimas jornadas, y le dio un subidón moral y de puntos cuando todo parecía perdido. Por tercer partido consecutivo el resultado se decidió en la última jugada; esta vez fue a favor de un equipo al que nunca le faltó la voluntad, aunque a ratos le flaqueó la fe. Hasta ahí el partido se pareció a otros muchos de esta temporada en el Villamarín: un encuentro más o menos igualado, con un Betis tal vez algo mejor que el rival y en el que –hasta hoy– ganaba el primero que marcaba, que casi nunca era el Betis.

El Valencia planteó su habitual 4-2-3-1 con Topal y el sobrevalorado Tino Costa como mediocentros un tanto estáticos, Feghouli y Hernández por las bandas, el lento Jonas como mediapunta libre y Soldado arriba. Superior técnicamente al Betis y sin tanque en la delantera, trató de tocar la pelota con paciencia y de sacarla jugada. El plan de Mel fue diferente: presión desde muy arriba y, con balón, juego directo hacia Santa Cruz. Aunque éste fue previsible a veces, pues Casto y los centrales apenas intentaban sacarla jugada y a la primera duda la ponían arriba, el juego estaba esta vez bien construido: Roque solía caer un poco hacia la izquierda –el lado del lateral bajito del Valencia–, donde tenía a dos hombres rápidos cerca hacia los que peinar el balón (Castro, más Pereira como extremo). Por la derecha Pozuelo era el otro extremo: mejor elección sin duda que sacrificar ahí a un mediocentro, pues ninguno de los disponibles (Beñat habría sido el señalado) podía aportar en ese puesto ni el recorrido defensivo necesario, ni la velocidad en la conducción de Pozuelo, ni el último pase de Salva. Posibles peros a la alineación de Mel eran apenas la falta de un extremo puro, la elección de Dorado por Amaya y, sobre todo, no haber premiado los buenos partidos de Cañas, un hombre además más adecuado que Beñat para el fútbol que Mel planteaba; podría así además haberse guardado la bala del vasco para el segundo tiempo, en el que suele dominar el centro del campo cuando aparece desde el banquillo (Pamplona, Getafe).

Primera parte

Cuando jugaba el Valencia el partido parecía más una partida de ajedrez que de fútbol: los dos delanteros del Betis presionaban a los dos centrales, Iriney (por delante de Beñat) al mediocentro valencianista que se atrasara, y el balón acababa en los pies de Diego Alves con todos quietos, hasta que un movimiento de alguno de los cuatro de arriba del Betis le permitía lanzarlo a un central o hacia Mathieu. Cuando el Valencia conseguía superar así la presión, acababa a veces metiendo en ciertos problemas a los béticos, sobre todo por las superioridades provocadas por las subidas de Barragán y por la movilidad de Feghouli. Los robos del Betis no solían desencadenar contraataques rápidos ni bien llevados (algo en lo que el Betis se diferencia bastante, por desgracia, de otros equipos que presionan muy arriba, como, pongamos, su modelo el Barcelona). Por tanto, las pocas ocasiones béticas llegaban gracias a los ya citados balones largos.

Segunda parte
El Betis sale muy enchufado, aprieta fuertemente arriba y tiene algunas opciones de gol mientras le duran las fuerzas. A partir del minuto 60 los mediocentros aflojan la presión y los mediocampistas valencianos tienen tiempo para pensar y meter balones a la espalda de la defensa. En uno de ellos llega el autogol.

A partir del minuto 75 ambos entrenadores hacen cambios de hombres pero no de esquema. Los de Emery empujan a su equipo hacia atrás, y cada vez tienen menos el balón, gracias también al trabajo bético. Mel refresca el ataque, aunque mantiene al desafortunado Castro. Ezequiel hace primero de extremo derecho y luego de izquierdo. Finalmente llega el premio por partida doble.

Jugador por jugador
Casto: Bien en general, cabe la duda de si pudo salir a la jugada del 0-1.
Isidoro: Comparte con Casto, Dorado y Mario el lunar del gol en contra, en el que le cogieron la espalda. Estuvo más fallón de lo habitual.
Mario: Es el mejor central del equipo hasta ahora, y el único rápido.
Dorado: Otra vez salió en la foto del gol, y esta vez por lentitud de movimientos.
Nacho: El juego aéreo de la primera parte más las subidas de Barragán le hicieron pasarlo mal. Luego, con más balón, mejoró.
Pozuelo: Su rapidez de piernas en corto hizo sufrir a Mathieu, y tiene recorrido defensivo suficiente para el puesto.
Beñat: Fue otro de los damnificados por el juego largo de la primera parte. Con los minutos creció.
Iriney: Otra vez comandante de la presión, hasta muy arriba, aunque no siempre aprovecha luego el balón.
Pereira: Corrió mucho, pero llegó tarde en defensa y sus asociaciones con Santa Cruz y Castro no se culminaron.
Rubén Castro: Parecía negado otra vez... hasta el descuento. Esperemos que coja confianza.
Roque Santa Cruz: Aunque aparente estar lento, acaba ganando muchísimos balones largos y se asocia bien. Hay que pedirle más trabajo en la presión y más acierto en el área.

Ezequiel: Hizo lo que debía: intentarlo en vertical.
Molina: Se fajó bien en los balones largos, aunque en el área sigue sin aparecer.
Juanma: Quince minutos perfectos, en los que hizo más que en los últimos dos años. Esta vez sí buscó hacer daño al rival, y además lo hizo.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Osasuna 2 - Betis 1 (15ª jornada de Liga de Primera División)

Osasuna (2): Andrés; Damià, Rubén (Lolo, 28), Flaño, Roversio (Raitala, 75); Puñal, Nekounam; Cejudo, Raúl García (Ibra, 54), Lamah; y Kike Sola.
Betis(1): Casto; Isidoro, Ustaritz (Rubén Castro, 46), Mario, Dorado, Nacho; Salva Sevilla (Pozuelo, 75), Matilla (Beñat, 54), Cañas, Pereira; y Santa Cruz.
Goles: 1-0: Min. 39, Flaño. 1-1: Min. 80, Rubén Castro. 2-1: Min. 93, Nekouman.
Árbitro: Ayza Gámez, valenciano. Amonestó a los locales Damiá, Roversio y Nekounam; y a los visitantes Nacho y Pereira.


Mil maneras de perder
Es difícil ponerse positivo con el cuerpo cortado, pero si el Betis sigue el camino de la segunda mitad de este Osasuna-Betis su suerte cambiará. Empeñado en hacer fácil lo difícil y difícil lo fácil, esta vez el equipo puede haber logrado perder y que no echen al condenadísimo Mel.

El tópico de las dos partes diferentes es hoy de uso obligatorio. En la primera mitad el entrenador bético, dispuesto a probar cosas nuevas cada día para tratar de cambiar el sino perdedor del equipo, experimentó con una defensa de cinco en la que Mario se incrustó en el centro del viejo 4-4-2 a cambio de renunciar al segundo delantero, Castro. Quedaba pues el Betis en un 5-4-1 ultradefensivo cuyo principal objetivo era cerrar las bandas con la duplicación de lateral más central, con Salva de falso extremo derecho y Pereira a la izquierda. Osasuna jugaba su habitual 4-1-4-1 con dos laterales de serie B como Damià y Roversio (lateral ¡izquierdo!), Nekounam y Raúl García como interiores y Sola solo arriba, e intentó su fútbol a la inglesa, de fuerte presión y balones a las bandas para el centro al área.

Con Santa Cruz abandonado a su suerte arriba y el equipo juntito y presionando sólo a partir de mitad de cancha, la posesión fue siempre de Osasuna: el Betis, sin la menor llegada, fue incapaz de sacarla jugada. El esquema sin embargo funcionó defensivamente bien: Salva dejaba jugar a Roversio, obviamente una nulidad en ataque, y sólo alguna internada de Cejudo traía problemas. La acumulación de tres centrales solventaba los balones aéreos, pero la blanda zona que plantea Mel en los balones parados volvió a fallar y cayó el 1-0.

Con la soltura de quien ya lo tiene todo perdido, Mel y los suyos decidieron morir matando. El natural cambio de Castro por Ustaritz dio paso a un asedio bético en toda regla: la mejor segunda parte de la temporada, sin lugar a dudas. La aparición de un fresco Beñat por Matilla dio fluidez al centro del campo y el Betis llegó a la puerta de Osasuna por tierra, mar y aire, con el único lunar de un breve paso atrás tras el empate. La serie de ocasiones falladas fue interminable antes y después del gol: ocho si contamos sólo las clarísimas, por ninguna de Osasuna. Dorado, Casto, Nekounam y el negro fatum que parece instalarse periódicamente en este equipo decidieron muy al final.

Jugador por jugador
Casto: Dos tiros más o menos complicados, dos goles. En el primero, un córner blandísimo, debió salir primero y bien pudo pararla después. En el segundo hay que repartir mérito y demérito entre lanzador y portero, pero su pasito a la izquierda à la Goitia es imperdonable.
Isidoro: Dio su rendimiento habitual entre el suspenso y el aprobado raspado.
Ustaritz: Resguardadito, no falló mucho. Nadie lo echó de menos en la segunda mitad.
Mario: Hay que rezar algo para que no se lesione más.
Dorado: En  general estuvo aceptable, pero inaceptablemente blando en el 1-0 e hizo una falta absurda en el 2-0, en un un error impropio de su veteranía. Pronto jugará Amaya.
Nacho: Le tocó un buen extremo como Cejudo y sólo pasó apuros puntuales. En ataque no culminó pero no desentonó.
Salva Sevilla: Discontinuo como es él, corrió en la primera parte y jugó una buena media hora en la segunda.
Matilla: Fue engullido por la presión osasunista. Sigue sin justificar un solo euro de lo pagado por él.
Cañas: Se ha ganado la titularidad. Corre como Iriney y juega mejor al fútbol.
Pereira: Buen partido, que pudo ser muy bueno si el portero osasunista no le hubiese parado tantas ocasiones. Se mató a correr.
Santa Cruz: Está lento y falto de mordiente arriba, pero su clase y su físico para bajar balones le permiten jugar de especie de centrocampista adelantadísimo, que reparte muchos balones de calidad a sus compañeros (cuando los tiene cerca).

Castro: Por fin le entró la pelotita.
Beñat: A media hora es un gran jugador.
Pozuelo: Como otras veces, desbordó pero acabó poco.

El detalle
Uno no sabe si la psicóloga del Betis es tan buena que hace creerse capaz a un equipo incapaz o tan inútil que no sabe sacar a un buen equipo de los estados depresivos, pero las rachas de esta temporada y la anterior o cambios de parte a parte como el de hoy son casi inexplicables.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Betis 2 - Real Sociedad 3 (14ª jornada de Liga de Primera División)


BETIS (2): Casto; Chica (Jorge Molina, 78), Ustaritz, Dorado, Nacho; Pozuelo (Pereira, 67), Iriney, Beñat (Ezequiel, 58) , Salva Sevilla; Rubén Castro y Santa Cruz.
REAL SOCIEDAD (3): Bravo; Carlos Martínez, Mikel González, Iñigo Martínez, Estrada; Elustondo (Demidov, 71); Vela, Aranburu, Zurutuza (Rubén Pardo, 81), Griezmann; y Agirretxe. Goles: 0-1: Min. 55, Agirretxe. 0-2: Min. 75, Vela. 1-2: Min. 80, Pereira, 2-2: Min. 85, Pereira, 2-3: Min. 91, Iñigo Martínez.
Árbitro: Álvarez Izquierdo, catalán. Amonestó a los locales Casto, Beñat e Iriney, y a los visitantes Mikel González y Griezmann.


Hace poco más de seis años un Villarreal que marcaba época con su fútbol preciosista visitaba el estadio del Betis. Serra Ferrer había llegado a la conclusión –seguramente en un oscuro y exitoso partido de Copa en Cádiz celebrado meses antes–, de que sus centrocampistas no tenían calidad para jugar al fútbol y era mejor que su Betis se la jugara al contraataque y la contundencia en las áreas: Melli, Juanito y Rivas mordían en una, Edu y Oliveira en la otra. En ese partido los levantinos tuvieron una posesión muy superior a la bética, pero fueron laminados en rapidísimos contraataques, uno de ellos endiabladamente veloz.

Hace una semana el Villarreal esperaba al Betis en su estadio. Con ambos equipos varios escalones por debajo de sus predecesores, el Villarreal usó el mismo plan, con los papeles invertidos: el equipo de casa dejó el balón a su rival, y la blandura defensiva del Betis, incapaz de defender decentemente ni siquiera las jugadas a balón parado, hizo el resto.

No queremos ni siquiera insinuar que Mel deba hacer lo que hizo Serra. En este Betis el centro del campo funciona bien, como se demostró ayer. Los problemas vienen en las áreas: donde hay que morder. Hacer daño en la del rival es cuestión de calidad; en el Betis no sobra, pero en esta depauperada Liga, incapaz de retener a Agüero, Forlán, Osvaldo, Bojan, Emana y tantos otros, se pueden contar con los dedos de una mano los equipos con una pareja claramente superior a la que forman Castro y Santa Cruz. Los problemas vienen en el área propia, y no se arreglan tanto con táctica como con gritos, disciplina y mano dura.

Y es que en la primera parte del Betis-Real Sociedad los locales fueron muy superiores a los visitantes en el 80% del campo de juego. Una mirada fría –como la que permite el ver el partido en diferido– deja en buen lugar a Mel, que "hizo caso" (valgan por una vez las comillas) a muchas de las propuestas ofensivas aquí escritas, y acertó, según demuestra el juego. Eliminó un mediocentro, volvió al 4-4-2, mandó por fin a Salva a su perfil bueno en la banda izquierda, y juntó arriba a Castro y Roque. Ante una Real en un claro 4-1-4-1, el Betis presionó bien y desde muy arriba, con Iriney o Beñat saliendo a por el mediocentro, Elustondo, y la tocó en general en corto; a veces lo hizo en vertical, pero ayer de forma coherente porque Roque sí tenía a quién bajarle los balones. Sólo se echó de menos más profundidad y amplitud por las bandas, porque los extremos no fueron tales y Nacho y Chica no tuvieron suficiente recorrido. El resultado fue un fútbol fluido que no se reflejó en el marcador por falta de acierto y determinación arriba. Los pitidos de la grada en esa primera parte pueden justificarse sólo por los nervios debidos a la situación del equipo, pero el juego fue de lo mejor de esta temporada en casa.

Si esa primera mitad pudo acabar mal en el marcador fue por la ya citada e inaceptable vulnerabilidad defensiva: las ocasiones realistas no vinieron tanto por el rutinario adelantamiento defensivo, sino por errores en cadena (caso de la jugada del penalti) y por una escandalosa falta de concentración defensiva a balón parado, que viene de hace tiempo: incluso un córner a favor acabó en claro contraataque de la Real.

La segunda parte fue otra historia: tras un aceptable inicio, los nervios hicieron presa del equipo, y una defensa que blandeaba ya cuando apenas le llegaban balones complicados fue con espacios un puro coladero, con especial mención para Chica, tal vez falto de rodaje. Beñat, cansado y en riesgo de expulsión tras hacer un buen partido, fue sustituido por Ezequiel para pasar a Salva al mediocentro. Más tarde Pereira trató de pisar más el área que Pozuelo (con evidente éxito final), mandando a la derecha a Ezequiel: Mel trataba de abrir el juego con el uso de extremos en su lado natural. Encerradísima la Real, el Betis nadó con fe hasta el final contra el 0-2, y se ahogó en la orilla.


Al modo de ver de quien esto firma las soluciones no pasan por echar a Mel, ni por cambiar la forma de jugar (como parece haber pedido cierto dirigente, buen administrador pero que hace un año no sabía cuánto duraba el descanso, y que perdió hoy una excelente oportunidad de callarse), ni por blindar defensivamente al equipo, por más que el Betis siempre encuentre menos espacios que el rival por la naturaleza de su propia forma de jugar. Puestos los mimbres correctos en la ofensiva, se trata, más bien, de concentración y contundencia defensiva, y eso pasa por cambiar algún jugador de atrás por otros de perfil más agresivo (Mario sin duda cuando esté, ¿Tosic?) y, sobre todo, por cambiar la actitud de todos los jugadores cuando están cerca de las porterías, donde no vale el jogo bonito. La paciencia debe de hacer el resto.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Villarreal - Betis: un breve análisis


Quien esto firma desea ante todo pedir disculpas por haber faltado a la cita habitual tras los partidos oficiales  del Betis. Aprovecho para advertir de que el próximo encuentro, frente a la Real, también será analizado con retraso.

Una vez visto en diferido el Villarreal - Betis, tarea harto farragosa por el bajísimo nivel del partido y la mezquina actitud de un pésimo Villarreal, sí es necesario al menos comentar algunos detalles:

- El estado anímico del equipo es preocupante. La evidente falta de fe en la victoria se tradujo en falta de intensidad y, en particular, en un estado futbolístico depresivo en algunos jugadores, como Castro. Mel y la psicóloga tienen trabajo.


- El trivote no funciona ni lo hará nunca, salvo circunstancias del partido muy favorables. Mel puso a Iriney y Cañas más o menos en paralelo y a Beñat en una posición móvil entre la mediapunta y el mediocentro. Cuando éste se encontraba cerca de los delanteros quedaba en evidencia su falta de condiciones para ese puesto, por lentitud y poco recorrido; especialmente triste fue verlo perder balones en las esquinas del campo. Cuando trató de sacarla junto a los centrales béticos se encontró con la pobre perspectiva de Cañas e Iriney como interiores a la espera de pase; así es imposible que el fútbol de ataque fluya ni haya circulación rápida. Confundir mediocentros, de los que no caben más de dos en un equipo, con interiores es un grave error. De esto último sólo podría servir Cañas, y mal.

- Parece que Mel (y todos los béticos) ha entendido el problema y pondrá remedio ante la Real: juntará por fin, esperemos, a Castro con Santa Cruz arriba y meterá a Salva Sevilla como falso extremo. Que el sacrificado sea Iriney, Cañas o Beñat no es esta vez lo más importante: sí importa que haya jugadores con capacidad de jugar entre líneas, se llamen Salva, Sergio o quienes sean. Con eso, un poco de apertura del campo y algo más de acierto de Castro (peor no puede hacerlo) el ataque mejorará necesariamente.

- Más preocupante es la blandura defensiva mostrada, particularmente a balón parado: cuestión de actitud, de nuevo.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Betis 0 - Málaga 0 (12ª jornada de Liga de Primera División)

Real Betis (0): Casto; Isidoro, Ustaritz, Dorado, Nacho; Pozuelo (Matilla, m. 81), Iriney, Cañas, Beñat (Ezequiel, m. 57); Rubén Castro (Jefferson Montero, m. 85) y Jorge Molina.
Málaga (0): Caballero; Gámez, Demichelis, Mathijsen, Monreal; Toulalan, Duda (Camacho, m. 77); Cazorla, Joaquín, Isco (Buonanotte, m. 61); y Rondón (Seba, m. 85).
Árbitro: F. Teixeira (Colegio Cántabro). Mostró amarilla a Gámez e Isidoro.


Aceptable hay que considerar el empate del Betis esta noche ante el multimillonario Málaga.

Consciente de que el fútbol "es como una manta pequeña", Mel ha decidido que para mantener su fútbol de presión adelantada ha de sacrificar cierto manejo de balón. Ha vuelto entonces al esquema más habitual en el Betis de su era, un 4-4-2
(que mañana la prensa sevillana convertirá en 4-3-3) con un falso extremo, pero ha destinado este último rol a Beñat (echado hoy a la izquierda) para introducir a Cañas como segundo pivote, a costa de sacar del equipo a Salva Sevilla. Por el extremo derecho (también con tendencia al interior, pero en un lugar más natural para sus condiciones) jugó Pozuelo. El Málaga, por su parte, se colocó al modo esperado, un 4-2-3-1 con Toulalan como tapón con la ayuda de un Duda algo más libre, y Joaquín por detrás de Rondón en intercambio habitual de posiciones con Cazorla (hoy, afortunadamente, poco acertado) e Isco.

Pese a lo dicho y a su escasa calidad técnica en ciertas zonas del campo (como por ejemplo en la zona de Isidoro, Ustaritz e Iriney o Cañas) el Betis intentó jugar el balón por abajo, favorecido por el bajo ritmo de un Málaga que, aunque estuvo trabajador, carece en general de condiciones para la recuperación. Entre esa voluntad y la buena presión desde arriba el Betis se hizo con la posesión durante la mayor parte del partido, con la notable excepción del primer cuarto de hora del segundo tiempo, en el que Joaquín hizo estragos tirado a la banda izquierda. Salvo latigazos sueltos por su calidad y ese cuarto de hora (en el que sí metió miedo), el Málaga llevó relativamente poco peligro.

El problema del Betis viene de otro sitio, y para detectarlo basta mirar un dato: ha hecho un solo gol en los últimos siete partidos. Falta calidad en la mediapunta y, sobre todo, arriba, donde un Castro en baja forma y un Jorge Molina demasiado lento para la categoría no alcanzan para materializar el buen juego de las líneas traseras. La única esperanza en este aspecto es que Rubén mejore y que Santa Cruz juegue el mayor número posible de minutos. El escaso acierto de Castro y Beñat (un hombre sin uno contra uno y al que se le ofrecieron pocas líneas de pase por delante) y la falta de extremos provocaron una ausencia casi total de profundidad, apenas amagada cuando Pozuelo la tocaba entre líneas.

Tras abrir mucho más el extremo izquierdo con la aparición de Ezequiel, Mel acabó jugando un 4-2-3-1 con éste y Jefferson (derecha) en los extremos, y Matilla como mediapunta retrasado.

Jugador por jugador
Casto: Un buen partido más. Hizo una muy buena parada ante Rondón en la segunda parte, y estuvo siempre atento, aunque irregular con los pies.
Isidoro: Discretamente cumplidor, en el buen sentido de la palabra.
Ustaritz: Bien situado en defensa, lanzó varias pedradas a sus compañeros. En el dos contra tres con el que comienzan casi todas las jugadas de ataque estático (hoy él, Dorado e Iriney contra Rondón y Joaquín) debe comprender que para abrir líneas de pase ha de abrirse y retrasarse más.
Dorado: Valiente y mucho más activo que en partidos anteriores. La sacó bien.
Nacho: Poco exigido, aunque Joaquín encontró la línea de fondo con facilidad las pocas veces que pisó su zona.
Cañas: De los mejores otra vez: hiperactivo en defensa y aseado en ataque.
Iriney: Parece que la competencia de Cañas lo ha espabilado. Volvió a parecerse a sí mismo.
Beñat: Flojo. Jugó exactamente al modo de Salva Sevilla, esto es, cerrando la banda en defensa (cuando llegaba a tiempo) y huyendo de ella como de la peste en ataque. Al jugar tan abierto y tan arriba tuvo poca gente por delante para pasarla, y se vio obligado a largas conducciones en lugar de hacer su fútbol de dos toques, pero no tiene la rapidez de movimientos necesaria para ello. Además, en defensa tuvo que hacer un trabajo menos posicional y de mucho recorrido: se fue reventado. En ese sitio se puede ser menos inteligente pero hay que ser más rápido y ligero.
Pozuelo: El único que dio la sensación de poder desequilibrar el partido, por su buen juego entre líneas. Jugó de teórico extremo, aunque sea más bien mediapunta. Saca las faltas con la derecha, pero por demás es casi imposible saber cuál es su pierna mala. Corrió tanto que acabó cambiado por los calambres.
Castro: Buenos movimientos sin balón, pero con él no dio ni una. A breves ratos pareció incluso fuera del partido.
Molina: Hizo lo que pudo, pero no puede mucho. No sacó partido de la archiconocida lentitud de Demichelis y Mathijsen.

Ezequiel: Metió miedo al Málaga desde su posición muy pegada a la cal, lo que desahogó mucho la última media hora del equipo. Al menos como recurso tiene su papel en este equipo.
Matilla: Tiene síndrome de Asperger futbolístico: apenas se comunica con la grada y poco con sus compañeros. Jugará muchos ratitos de diez minutos, así que más le vale que se muestre menos frío y se deje la piel en ese rato, o acabará señalado.
Jefferson Montero: Como extremo derecho (¡por fin!) apenas tuvo tiempo de hacerse una carrera de ochenta metros.



domingo, 30 de octubre de 2011

Racing de Santander 1 - Betis 0 (11ª jornada de Liga de Primera División)


Racing de Santander (1): Toño; Francis, Álvaro, Torrejón, Cisma; Jairo (Arana, 26), Pape Diop, Adrián, Munitis (Tziolis, 70); Koné y Nahuelpan (Stuani, 60).
Betis (0): Casto; Isidoro, Ustaritz, Dorado, Nacho; Cañas, Iriney (Matilla, m. 85); Beñat (Jefferson Montero, m. 73), Pozuelo, Jonathan Pereira (Jorge Molina, m. 76); y Rubén Castro.
Gol: 1-0, m. 61: Stuani, de penalti.
Árbitro: Clos Gómez (Colegio Aragonés). Mostró amarilla a Francis, Álvaro, Diop, Isidoro y Munitis.


¿Mejoría?
El Betis ha dado hoy señales de mejoría en su juego ante el Racing; sin embargo, sufrir la sexta derrota consecutiva y hacerlo ante un mediocre equipo que esta temporada no había ganado un solo partido hace dudar del valor real de esa aparente mejora.

Al menos los verdiblancos sí supieron hoy a qué jugaban. Ante el reservón 4-4-2 de los cántabros, que difícilmente se librarán del descenso este año, Mel trató de recuperar el modo de juego por el que había apostado desde que llegó al Betis. Para ello, por delante de una línea de cuatro defensas en la que reaparecía Isidoro, situó a tres centrocampistas y tres delanteros, pero volviendo al doble pivote usual, formado esta vez por Cañas e Iriney. Por delante de ellos (aunque con bastante rotación de posiciones) Beñat caía a la banda derecha, Pozuelo hacía la mediapunta, Pereira era el extremo izquierdo y Castro iba arriba. Así, estábamos ante un 4-2-3-1 muy móvil, en el que Beñat, falso extremo, tenía libertad para intercambiar posiciones con Cañas y Pozuelo.

Con bajitos arriba pues, el Betis trató de jugar siempre el balón por abajo, como correspondía, arriesgando a veces en la salida, y presionó por fin al rival desde su defensa; el primer tiempo acabó con un balance de posesión de 67%-33% a favor del Betis. Cierto es que el Racing esperó bastante atrás y apenas apretó en un par de ráfagas puntuales, aunque peligrosas. Por demás, el Betis hizo un buen juego hasta los tres cuartos, aunque en el área la falta de acierto de Castro y Pereira y el infortunio (hubo dos palos) impidieron que marcara.

Una de las escasas llegadas racinguistas acabó en penalti. Con media hora por delante, el Betis apretó pero se ofuscó, y los cambios (extrañamente tardío el último, de Matilla por Iriney) no dieron resultado alguno: Jefferson entró primero por un cansado Beñat y casi inmediatamente Molina por Pereira, de modo que Pozuelo quedó como extremo diestro y Castro como mediapunta.

Jugador por jugador
Casto: Indeciso en alguna salida, se adornó en una parada de mérito mediano en el primer tiempo. El penalti no pareció muy bien tirado, pero obviamente detenerlos no es algo exigible.
Isidoro: Dio su rendimiento habitual, sólo aceptable. Bien con el balón, tuvo mucho trabajo defensivo y se vio implicado en el extraño penalti.
Ustaritz: No mejora a Mario, pero es rapidito y se suele colocar aceptablemente.
Dorado: Bien durante la mayor parte del encuentro, en el penalti estuvo muy lento.
Nacho: Cuando el equipo juega a tenerla su rendimiento mejora mucho.
Cañas: Buen partido de nuevo. Da empaque físico al mediocampo.
Iriney: Mejoró bastante respecto al jueves, en distribución y en presencia defensiva.
Beñat: Se vio desplazado a un lugar extraño (en el que dio algún buen partido la temporada pasada), del que huyó al estilo de Salva Sevilla. Distribuyó bien, pero poco más.
Pozuelo: Sabe jugar entre líneas (controla muy bien la pelota con poco espacio). Le faltó profundidad, pero ya da el nivel de Primera. Casi mete un golazo.
Pereira: Como es habitual, mejores intenciones que finalizaciones.
Castro: No anda fino, y fue una pena porque le cayeron muchos balones potables en el área. En todo caso hay que confiar en él y acercarlo a la puerta rival, porque antes o después meterá muchas.

Jefferson: Alocado como siempre, pero desbordó. Marró una ocasión muy clara al final.
Molina: No supo imponer su frescura física. Nunca estuvo bien situado cuando sus compañeros lograron profundizar.
Matilla: Buenas cosas, que debieron llegar al menos diez minutos antes.