jueves, 20 de abril de 2017

Betis 2 - Eibar 0 (32ª jornada de LaLiga)

BETIS (2): Adán; Rafa Navarro, Bruno, Pezzella, Tosca, Durmisi; Brasanac, Rubén Pardo (Petros, m. 83), Jonas (Dani Ceballos, m. 61); Joaquín (Donk, 72) y Álex Alegría.
EIBAR (0): Yoel; Capa, Ramis (Gálvez, m. 26), Lejeune, Luna; Pedro León, Escalante (Rivera, m. 62), Dani García; Bebé (Inui, m. 46); Kike García y Sergi Enrich.
1-0, m. 1: Jonas. 2-0, m. 89: Dani Ceballos.
Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a Jonas, Bruno, Rubén Pardo, Pezzella, Capa, Dani García, Kike García y Lejeune.
30.000 espectadores en el Benito Villamarín.

Muy contentos pueden estar los béticos con el partido del domingo, en el que, pese a notables bajas de última hora, logró unos importantísimos puntos que prácticamente lo libran del descenso a seis jornadas del final de la temporada en uno de los pocos partidos propicios para puntuar que le restaban. No obstante, visto este con la frialdad del diferido solo se constata que el equipo hizo un partido poco más que aceptable en defensa y horrible en ataque, y que nunca se impuso a un Eibar (¡el Eibar!) que, sin ser tampoco gran cosa, disfrutó de mejores ocasiones.


El encuentro se puso muy muy pronto favorable a los béticos, cosa que enmascaró la actuación de unos locales que tuvieron la coartada de tratar de jugar un partido cerrado para buscar un marcador corto que diera valor a ese gol. Lo cierto es que, con la excepción de los minutos que fueron del 50 al 70, en los que los béticos sí superaron en posesión a los eibarreses, durante casi todo el partido los béticos entregaron la posesión del balón a los visitantes (insistimos: el Eibar), cuya presión alta nunca fue superada por los verdiblancos, carentes de calidad y colocación para la salida de balón tanto en su trío de defensas como en el llamado (y aún no había llegado Pardo) mejor centro del campo de la Liga después de los de los grandes, y ello pese a que esta vez Adán sí mostró voluntad de jugar por abajo.

Para que esa presión alta del Eibar fuese eficaz –apenas desfalleció en los citados minutos del tercer cuarto de partido– bastó en principio que sus dos delanteros apretasen un poco a los tres centrales béticos; frecuentemente los puntas vascos permitían la salida hacia Bruno, que jugaba en largo apenas se le aproximaban mínimamente. Más tarde sí hubo emparejamientos uno contra uno y fueron los dos mediocampistas de banda los que apretaron sobre Bruno y Tosca, mientras los puntas (alineados ahora verticalmente) cerraban a Pezzella y Pardo. El ataque del Betis, colocado en esa fase en un 3-3-3-1 en el que Joaquín quedaba como segundo punta, se redujo por tanto a los balonazos que Álex Alegría lograba bajar, generalmente hacia un Joaquín que (contrapartida de esa presión alta) disfrutaba de espacios; de hecho, dos bajadas de balón del tanque bético dieron origen a los dos goles.

La colocación defensiva del Betis tuvo algún interés. El Eibar, siempre sólidamente situado, con empuje físico y un juego eficiente basado en sus tradicionales balones largos y centros desde la banda –pero juego bien realizado y flexible: saben tocarla cuando procede– se puso en un claro 4-4-2 cuyo hombre de más calidad, León, fue tan mal controlado por el Betis como suele. En consecuencia al Betis no le encajaba sus habitual sistema defensivo ante equipos que juegan con un solo delantero centro (el 5 contra 5 basculante de sus zagueros contra el punta, los extremos y los laterales rivales que abandona al lateral de la banda contraria al balón); retocó por tanto Víctor, como en ocasiones similares, su esquema defensivo, que fue realmente un 4-4-2 en el que Tosca era lateral izquierdo y tomaba a Pedro León, Brasanac quedaba como mediocampista de banda para cerrar a Luna y Durmisi defendía en posición similar pero por la izquierda, ante Capa. Cuando los visitantes superaban la presión Joaquín trataba de emparejarse con uno de los mediocentros azulgranas para ganar un hombre en la zona caliente:

Sistema defensivo del Betis ante el Eibar

En lo individual cabe señalar la solidez defensiva de Navarro y Pezzella; el buen (y arriesgado) juego de pies y la milagrosa parada de Adán, que salvó puntos después de mucho tiempo; la falta de calidad técnica de Brasanac y, sobre todo, Jonas, incapaces de retener el balón ante la menor presión; la voluntad de Joaquín, por demás el único jugador del Betis, hasta la salida de Ceballos, capaz de dar tres toques seguidos a la pelota; y la actitud ultradefensiva de Víctor, cuyo interés por el buen trato al balón, si es que alguna vez lo hubo, ha desaparecido por completo.

Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

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