miércoles, 30 de septiembre de 2020

Getafe 3 - Betis 0 (4ª jornada de LaLiga)

GETAFE (3): David Soria; Damián (Cabaco 73'), Etxeita, Djené, M. Olivera; Nyom (Portillo 86'), Maksimovic, Arambarri (Palaversa 86'), Cucurella; Ángel (Timor 73') y Cucho Hernández (Jaime Mata 62').
BETIS (0): Joel Robles; Bartra, Mandi, Sidnei, Alex Moreno; Guido Rodríguez (Borja Iglesias 46'), William (Paul 61'); Canales, Fekir (Tello 72'), Juanmi (Aitor Ruibal 61'); y Sanabria (Loren 72').
Gol: 1-0 (13') Ángel; 2-0 (38') Cucurella; 3-0 (42') Ángel.
Árbitro: Martínez Munuera (alicantino). Amonestó a Damián, Olivera, Arambarri, Cabaco (Getafe), Fekir, Paul (Betis). Expulsó a Mandi (83').

Ni siquiera líder e ilusionado puede el Betis contemporáneo deshacerse de su fantasma particular, el siempre desagradable Getafe de Bordalás, que destrozó al nuevo Betis en una terrible primera parte de los andaluces. Como siempre que el Betis es derrotado por este equipo volvieron los cantos a la intensidad, las gónadas y el espíritu competitivo, factores que simulan ser una explicación de lo sucedido para quien no es capaz de darla.

Y es que, sin negar la importancia de la concentración y el esfuerzo en este deporte, otros muchos factores son igualmente decisivos. Suelen citarse cuatro: psicológico (digamos que es el ya mencionado), técnico, táctico y físico. Es probable que el Getafe superara al Betis en lo psicológico y dudoso que sea mejor en lo técnico, pero desde luego anoche fue mucho mejor en lo físico y en lo táctico.

Es mejor en lo físico por configuración de su plantilla: hombres como Nyom o Cucurella, laterales en cualquier equipo, son extremos para Bordalás, y sus mediocentros y delanteros son igualmente jugadores trabajadores y potentes físicamente por naturaleza y elección de su técnico; si te ganan los balones divididos no es (o no solo es) por concentración y esfuerzo, sino porque suelen ser más fuertes y más rápidos que los tuyos. Para que esa elección de Bordalás funcione, naturalmente, el partido ha de dirigirse por los derroteros que les convienen, en los que oculten su inferioridad técnica respecto a los Mandi, William o Fekir que jugaban ayer enfrente. De eso se encargó la parte táctica: el trabajadísimo equipo de Bordalás, que lleva años jugando con el mismo modelo de juego e incluso con el mismo esquema (4-4-2), supo llevar al Betis a su terreno de balones divididos, segundas jugadas, pelotazos verticales, ritmo alto y posesiones breves, un juego que sencillamente hacen mejor (con huevos o sin ellos) porque lo conocen, saben colocarse para él, saben cómo activarse para la segunda jugada y tienen mejor físico para los duelos. Esta vez ni siquiera necesitaron acudir a su habitual repertorio de faltas tácticas, juego violento y pérdidas de tiempo.

¿Pudo el Betis evitar ese juego y llevar al Getafe al que le convenía? No es fácil, obviamente. Los azulones practican una trabajada presión de líneas muy juntas que parte de un bloque medio (defensa bien adelantada y pareja de delanteros no muy lejana a la divisoria) que sube según las circunstancias de la jugada. Presonan muy fuertemente las recepciones interiores, que obligan a escupir hacia atrás, y fuerzan a jugar hacia el lateral para entonces bascular fuertemente y ahogar la jugada rival en la banda. Nada nuevo, claro está, pero si se hace bien y con solidaridad de todo el equipo (nadie tiene en su once licencia para no correr) es difícil de contrarrestar. Cuando recuperan, buscan un juego vertical hacia los extremos o directamente el pelotazo hacia los dos puntas, sin arriesgarse jamás a la pérdida por el centro.

Anoche su 4-4-2 encajaba hombre con hombre con el del Betis, así que las parejas eran claras y la superioridad numérica defensiva la conseguían los locales con basculaciones y posiciones intermedias; por ejemplo, el punta pareja del central con balón lo hostigaba, pero el otro venía a apantallar por delante el pase hacia los mediocentros. Con balón en pies de Sidnei, por ejemplo, resultaba:

Como ven, el pase está casi prohibido hacia cualquiera salvo Mandi o Moreno. En el primer caso la situación es la misma (simétrica por derecha), y en el segundo entra en juego la basculación y el ahogamiento en banda.

¿Cómo contrarrestar este fútbol? No es fácil, insistimos, y requiere correr otro tipo de riesgos, pero hay maneras: hacer circular el balón en corto con mucha rapidez de banda a banda; realizar cambios de juego directos (en la imagen, de Sidnei a Bartra); ofrecerse con movilidad e intercambio de posiciones por parte del trío interior (Carvalho, Guido y Fekir) para obligar a los mediocentros y centrales a perder bien la marca o bien el sitio; alternar desmarques en corto y largo (especialmente el delantero) para buscar la espalda de los centrales; y, sobre todo, tener el valor de aguantar la posesión bajo presión para obligar al rival a separar líneas y encontrar así espacios interiores y tras su defensa, e incluso pinchar balones al delantero.

Nada de eso hizo este Betis. Al contrario: jugó en corto con lentitud (ayudado por un césped clementísticamente seco); apenas Mandi hizo cambios de juego acertados; fue terriblemente estático por dentro, con Fekir lejos de la jugada (ahora que es mediapunta debe aparecer en zonas de interior) y Carvalho y Guido paralelos y estáticos, siempre de espaldas y presa fácil de Maksimovic y Arambarri; hubo muy pocos desmarques interesantes de Sanabria; y. en fin, se abusó del pelotazo como ya empezábamos a vislumbrar con preocupación en partidos anteriores y de forma anoche constante, con mención especial para Joel.

Orientado pues el juego bético bien al pelotazo vertical o bien hacia Bartra y Álex, uno lateral ocasional y otro en un espantoso estado de forma, el Betis fue víctima fácil para el Getafe, que además embocó todo lo que tiró. Sin instalarse jamás en campo rival, el Betis nunca pudo hacer presión postpérdida alguna, y tampoco presión de ningún otro tipo porque ante el Getafe (que está encantado de jugar largo) no hay ocasión. El resultado de todo ello, un 3-0 excesivo en el primer tiempo pero justo tras un segundo tiempo que de nuevo se jugó a lo que quisieron los locales, pese a los intentos de cambios ofensivos de Pellegrini (sin tocar el esquema) y a los cambios de banda de los extremos que se intentaron en diversos momentos del partido.

Del once bético apenas pueden salvarse los dos centrales y la voluntad de Canales y los canteranos. Mención negativa particular merecen Joel, que ni para ni pasa; las pérdidas de Moreno y Carvalho (dos de este, mortales); la indolencia de Sanabria y Fekir; y la irrelevancia de Juanmi, nulo siempre lejos del área.

El plan de partido de Pellegrini fue demasiado timorato y pareció centrarse en evitar las pérdidas por el centro (que, sin duda, son un peligro ante este Getafe); a cambio de evitarlas cayó por completo en el partido que deseaba el rival.

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domingo, 27 de septiembre de 2020

Betis 2 - Real Madrid 3 (3ª jornada de LaLiga)

BETIS (2): Joel Robles, Emerson, Mandi, Bartra, Álex Moreno; Joaquín (Tello 63'), Guido Rodríguez, Carvalho, Canales; Fekir (Loren 71') y Sanabria (Montoya 69').

REAL DE MADRID (3): Courtois; Carvajal, Sergio Ramos, Varane, Mendy; Casemiro; Valverde, Odegaard (Isco 46'), Kroos (Modric 44'); Jovic (Borja Mayoral 72') y Benzema.

Goles: 0-1 (13') Valverde; 1-1 (35') Mandi; 2-1 (37') William; 2-2 (48') Emerson, propia meta; 2-3 (81') Sergio Ramos, de penalti.

Árbitro: De Burgos Bengoechea (vasco). Amonestó a Emerson, Bartra, Carvajal, Guido Rodríguez, Modric, Canales y Mandi. Roja a Emerson (67')

Cayó por primera vez el Betis de Pellegrini en un partido peculiar por su transcurso, por la forma de decidirse y por sus formas tácticas.

En cuanto a esto último tal vez deberíamos decir más bien que fue un partido muy actual, porque el choque entre dos equipos que quieren tener el balón desde el buen trato de este, la presión alta y las defensas muy adelantadas se ve cada vez con más frecuencia. Produce estilos de partido muy distintos de los habituales hace apenas diez años; son ahora de posesiones largas en campo propio bajo acoso rival y salidas en velocidad cuando se consigue salir de ese pressing: un tipo de jugada al estilo del contraataque –pero sin serlo porque no procede de un robo– que aún no tiene nombre. Estas jugadas, junto a los contragolpes de recorrido corto tras robo alto, fueron el origen de la mayor parte de los goles del partido.

Primer cuarto de hora

El partido comenzó con dominio y ocasiones del Madrid por el fuerte ritmo físico con que arrancaron los suyos y por el (esta vez) mal criterio de los béticos al hacer la presión alta; los locales no solo iban a la presión hombre a hombre en casi todas las jugadas, sino que en muchas de ellas incluso se excedían de esa cuota arriba, pues frecuentemente Fekir se emparejaba con el portero Courtois y Joaquín con Ramos, dejando a su zona defensiva expuesta no ya a la igualdad, sino incluso a la inferioridad numérica cuando los madridistas jugaban en largo o lograban salir tocando.

 

Zidane, un entrenador mucho más sutil tácticamente que hace tres años, colocó a su equipo en un 4-4-2 que se desplegaba en rombo al adelantarse Odegaard a la mediapunta y quedar Valverde y Kroos a los costados de Casemiro. Sus laterales, muy abiertos y altos, quedaban muchas veces directamente emparejados con los del habitual 4-4-2 bético; los locales, como siempre, basculaban mucho lateralmente para cerrar bien por dentro, lo que exponía sus bandas a los cambios de juego madridistas. Joaquín y Canales jugaban a banda natural, con Sanabria como única novedad en el once junto a la forzada de Joel.

Minutos 15 al 45

Tras recibir el 0-1 y serle perdonado el 0-2 el Betis reajusta su presión, más racional y selecta desde entonces, y exhibe un juego de ataque espectacular, de toques rapidísimos y mucha movilidad en la mediapunta, con el que desarbola al Madrid, El Betis da la vuelta al partido y merece más.

Segunda parte hasta la expulsión de Emerson

El Madrid vuelve a salir a un ritmo físico muy fuerte, emboca pronto su primera ocasión y logra hacerse con el balón durante largos tramos. Los madridistas encuentran el habitual filón en la banda de Álex Moreno, y castigan su espalda aprovechando el adelantamiento de la defensa bética. Cuando el Betis d un paso adelante, llega la expulsión de Emerson.

Últimos 25 minutos

Pellegrini monta el lógico 4-4-1 y el equipo mantiene el bloque a altura media, sin acularse en su área. Una jugada de VAR favorece a los visitantes y Ramos marca de penalti. El Madrid juega a las cuatro esquinas y el Betis, castigado físicamente, no puede apenas intentarlo.

El detalle

La extrema precisión necesaria en el VAR para medir los fueras de juego tirados por la defensa bética son indicio de un intenso trabajo de este aspecto del juego por los béticos.

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martes, 22 de septiembre de 2020

Betis 2 - Valladolid 0 (2ª jornada de LaLiga)

BETIS (2): Bravo; Emerson, Mandi, Bartra, Álex Moreno; William, Guido Rodríguez, Joaquín, Canales, Fekir; Borja Iglesias.
VALLADOLID (0): Roberto; Javi Moyano, Bruno, Joaquín, Nacho; Míchel, Fede San Emeterio; Óscar Plano, Orellana, Waldo; S.Guardiola.

Goles: Nabil Fekir (9', de penalti). William Silva de Carvalho (17').

Árbitro: Jaime Latre. Puerta cerrada y buenas condicioens en el Villamarín.

El Betis de Pellegrini sigue confirmando las sensaciones de pretemporada: un equipo sólido, que encaja pocos goles y practica un juego de buen trato de balón y consignas sencillas y claras.

El partido fue similar a algunos de los vistos en esa pretemporada; como ante el Granada, se vio una primera parte en la que el Betis mantuvo un férreo control del juego ante un rival bastante encerrado; y una segunda en que la que ese rival, con el marcador en contra, realiza presión alta y el Betis pierde cierto control, aunque sin pasar apuros.

Pellegrini repitió alineación y modelo de juego respecto a Vitoria. El Betis volvió a situarse en su 4-2-3-1 (4-4-2 en defensa), aunque esta vez con Feklir como mediapunta, indicio de que la ubicación de este tal vez dependerá más del esquema rival y de cuestiones defensivas que de otras circunstancias. En todo caso, ante similar esquema en los vallisoletanos de Sergio, los dos puntas béticos (Borja y Fekir) quedaron emparejados prácticamente con los centrales rivales, lo que fue una invitación a la presión alta, a la que los béticos acudieron con mucha frecuencia en la primera mitad ayudados por un mecanismo fundamental en este Betis: la presión postpérdida. Que esta funcione bien este año y no el pasado se debe fundamentalmente a que el Betis practica un juego ofensivo más inteligente y pausado, que le permite estar mucho mejor situado para realizarla, y (en el momemnto de la pérdida bética) con el rival encerrado en una parcela estrecha de su terreno, lo que le complica abrirse para poder tocar el balón con la rapidez suficiente.

La fortuna y un buen disparo de Carvalho pusieron pronto al Betis por delante. Pese a ello el equipo siguió jugando largos tramos en campo rival, sin apenas llegadas de los rivales.

Segunda parte

Los pucelanos, sin nada que perder, realizan cambios ofensivos y pasan a un 4-4-2 muy agresivo con Orellana ya en una banda. El encaje de los esquemas provoca emparejamientos hombre a hombre en todo el campo, y el afán por presionar de los visitantes convierte al partido, ya desde la primera parte alto de ritmo, en un ida y vuelta de mucha exigencia física.

Lejos de corregir el esquema, Pellegrini prolonga la situación con la entrada de Tello y Juanmi en las bandas, y el Betis presiona bastante arriba, tal vez demasiado. Sin embargo la defensa pasa pocos apuros gracias a tres factores: al sacrificio colectivo; a su acierto en las ocasiones en que el Valladolid llegó con espacios y en igualdad numérica; y, sobre todo, al rigor con el que Bartra y Mandi empujaron la línea de fuera de juego lejos de su área, algo conveniente a sus características: son rápidos pero poco fiables por alto dentro de su propia área. Este empeño en alejar la línea junta mucho la líea de defensa con el centro del campo, lo que unido al buen trabajo de los dos pivotes estrecha muchísimo los espacios de creación al rival; y ese adelantamiento se extiende, inteligentemente, a los saques de falta colgados por el rival desde posiciones atrasadas, en los que el Betis tira la línea a varios metros de su frontal, tapando así las carencias de sus centrales y su portero (tendente a quedarse bajo palos en estas jugadas).

En lo individual volvió a destacar la energía de Emerson, esta vez secundado por un Moreno mucho más acertado en defensa, y sobre todo el empuje defensivo de Guido, excelente en las coberturas a Emerson y en el freno de contragolpes rivales; el argentino puede mejorar en el pase largo, como ya lo ha hecho en su velocidad de giro –maniobra a la que le obliga el jugar en doble pivote, pues le fuerza a recibir muchas veces entre líneas, de espaldas y lejos de sus centrales–. Fekir demostró más actitud que inteligencia defensiva, y Borja, una vez más, aportó muy poco. El hombre del partido fue William Carvalho, para el que Pellegrini ha logrado clonar el especialísimo ecosistema en el que funciona bien con Portugal: la posición de pivote izquierdo de un 4-4-2 en el que además juega más abierto que su compañero de posición y, sobre todo, con las espaldas cubiertas por el desempeño defensivo de este (Guido); Carvalho le ha respondido con una notable mejora física que le da por fin recorrido vertical, con el que se asomó a las dos áreas para ayudar en defensa (por fin se le vio despejar en área propia) y para marcar su primer gol como bético. A ello sumó mayor riesgo en el pase (con acierto además): en un par de ocasiones cogío la espalda de los defensas con envíos profundos a contrapié de estos.

El detalle

En los saques puerta de Bravo el equipo se mantiene ahora abierto con sus defensas en situación de pedirla a la corta, lo que obliga a su vez al rival a abrirse para presionar y da espacios a Borja, Joaquín y Canales para que reciban balons pinchados de Bravo, en lugar rifarlo sobre las viejas melées.

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PS: nos avisa, con razón, Alberto Moya en los comentarios del asunto de los "laterales interiores". Como ya comentamos durante el partido, los extremos a pie natural del Betis podían estorbarse con los laterales, muy altos siempre con Pellegrini; en la primera parte efectivamente se evitó ese peligro en la banda derecha al realizar Emerson muchas subidas por dentro, dejando a Joaquín abierto como extremo a la antigua, mientras por la izquierda Canales solía jugar por dentro y Álex por fuera. Lo de Emerson no fue exactamente jugar como lateral interior, a los costados del mediocentro como hacen con Guardiola, pues Guido siempre quedaba detrás y el brasileño se metía directamente en posiciones de delantero al doblar a Joaquín; pero el mecanismo sí denota finura posicional y trabajo en Pellegrini.


lunes, 14 de septiembre de 2020

Alavés 0 - Betis 1 (1ª jornada de LaLiga 2020/21)

ALAVÉS (0): Pacheco; Laguardia, Ely, Duarte; Edgar (Martín, m. 88), Battaglia, Luis Rioja (Javi López, m. 65); Pina, Pere Pons (Sergi García, m. 95); Joselu y Lucas Pérez (Deyverson, m. 65).
BETIS (1): Bravo; Emerson, Mandi, Bartra, Álex Moreno; Guido Rodríguez, William Carvalho (Tello, m. 82); Canales, Joaquín (Aitor Ruibal, m. 66), Fekir (Lainez, m. 92); y Borja Iglesias.
Gol: 0-1, m. 94: Tello.
Árbitro: González Fuertes (Comité Asturiano). Amonestó a Luis Rioja, Emerson, Javi López, Álex Moreno, Pinay Borja Iglesias.
Incidencias: Mendizorroza, a piuerta cerrada y en perfectas condiciones.

Un gol in extremis premió un partido más que aceptable del primer Betis de Pellegrini, que concedió escasísimas ocasiones al Alavés y llegó en pocas más a la puerta rival.

Las bajas obligaron a Pellegrini a poner sobre el campo un once muy de titulares aparentes –aunque los béticos sepan que Loren o Guardado merecen más la titularidad que algunos de los ahí presentes–, y el equipo quedó plantado en el previsto 4-2-3-1 con Guido y William bastantes paralelos (demasiado en ataque) y mucha movilidad e intercambio de posiciones en zonas interiores, donde curiosamente (y probablemente por cuestiones defensivas: para tapar al ancla rival, Battaglia) era Joaquín quien más veces solía ocupar la mediapunta interior.

El 3-1-4-2 del Alavés (muy de Machín) provocó el establecimiento de parejas claras en todo el campo; sin embargo, para conservar superioridad numérica atrás y no arriesgarse a defender abiertamente hombre a hombre, ambos equipos presionaron desde posiciones intermedias, basculando mucho los cinco defensas en el caso del Alavés. Cuando atacaba el Betis, por ejemplo, resultaban posiciones como estas:



Esta simetría de espejos de los esquemas no se correspondía con una de estilos. El partido confirmó las sensaciones de pretemporada del Betis de Pellegrini, que hace un fútbol más de posesión que de posición: un juego de buen trato de pelota y notables cuotas de tenencia de balón pero al estilo antiguo, menos cuidadoso (o rígido, dirán otros) con las posiciones ofensivas que los de un Setién o un Guardiola e incluso con doble pivote (un anatema en can Barça). Igualmente el equipo es menos extremo que los equipos de esos entrenadores con la presión alta o la salida arriesgada del balón: ni presiona arriba a toda costa (más bien elige con prudencia las situaciones en que hacerlo), ni se lo piensa mucho si necesita jugar en largo. En este punto el Betis ha fichado una excelente arma: Bravo tiene un toque magnífico para pinchar balones cortados, tocados con el empeine de arriba abajo, a cuarenta metros de distancia, hacia los tres puntas (extremos y delantero centro). Bravo convierte así los intentos rivales de presionar alto y al hombre en arriesgadas situaciones para sus porterías, factor que dará espacios a los mediocentros e interiores béticos pues sus pares tendrán que acercarse a sus defensas para apoyarlos.

El Alavés por su parte jugaba al estilo norteño, aunque con poco éxito por escasez de cualidades en sus jugadores y por el buen hacer del Betis: maltrató el balón y fió su juego ofensivo al repertorio típico de los equipos menores, esto es, los pelotazos peinados (sobre todo por un antideportivo Joselu), el contragolpe tras robo alto (que tampoco permitió un Betis que midió mucho sus riesgos) y el balón parado; este último sí le dio algunas buenas opciones de gol en pelotas colgadas. Por demás, solo en el tramo inicial de la segunda parte el Alavés embotellar al Betis con presión alta, y el partido transcurriría por demás con un moderado dominio bético y escasas ocasiones, más en la portería de Pacheco.

Tardío en los cambios, Pellegrini alteró su plan para ir a por el partido ya a diez minutos del final, al prescindir de Carvalho para ganar a Tello en una banda y retrasar a Canales; cuando todo parecía decidido, la entrada de un Lainez muy motivado (otros habrían despreciado sus tres minutos) provocó dos córneres y la jugada del gol.

Individualmente fueron notables la actividad de Emerson, el partido serio de los centrales, la doble parada de Bravo y la citada aparición de Lainez, pero sobre todos ellos el recital defensivo de Guido. Su comparación deja en muy mal lugar a un William que sin duda mejorará con los partidos, pero que ni siquiera en el puesto, esquema y estilo de partido que le convienen dio el nivel que tantos le suponen; la victoria llegó sin él ni Fekir en el campo, dos jugadores sobrevalorados por prensa y afición. El agujero en el lateral de Álex Moreno es de urgente reparación.

Pellegrini reaccionó tarde pero bien en los cambios, decisivos. Su fichaje y el de Bravo serán mucho más positivos para el equipo que la absurda rueda de altas y bajas a la que nos tienen habituados los clubes españoles.

Los detalles

- Preparado o improvisado, el gol volvió a llegar tras un dos contra uno en un saque de esquina.

- Aunque suponga riesgos en caso de pérdida, bien haría el Betis en mantenerse abierto antes de los saques de puerta de Bravo, mucho más efectivos cuando van a un espacio que a una melée.

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domingo, 6 de septiembre de 2020

El primer Betis de Pellegrini

Tampoco era tan difícil

Las sensaciones del nuevo Betis de Pellegrini en esta extraña pretemporada mejoran, y mucho, las preocupantes del pasado verano, luego confirmadas en una horrible temporada.

Es muy pronto para hacer pronósticos válidos y no será fácil alcanzar objetivos ambiciosos, pero si el primer y modesto fin era mejorar a ese pésimo Betis parece que el experto técnico chileno lo ha logrado en pocas sesiones de trabajo. Y ello sin aplicar medidas extremas ni extraordinarias, más que el sentido común y un modelo de juego tal vez no de vanguardia pero tampoco tan obsoleto como el de Rubi.

Y es que si aquel Betis era desorden y un ritmo de juego por encima del que convenía a sus jugadores, Pellegrini ha puesto buen trato de balón y sobre todo orden en los movimientos de sus jugadores. Un buen ejemplo de ello son los defensivos: el equipo tiene ahora muy claras las situaciones en que debe acudir a la presión alta, a saber: cuando pierde la pelota con el rival encerrado, en cuyo caso lo somete a una rapidísima y efectiva presión tras pérdida; y los saques de puerta o banda. Sin embargo si el rival recupera en situación cómoda el equipo se coloca en un estudiado bloque medio, con la defensa alta para aprovechar la velocidad de sus zagueros –bien coordinada la línea de fuera de juego– y realiza movimientos estudiados para tapar la salida rival dejando el habitual (y prudente) hombre de más atrás.

Un pequeño ejemplo del Betis-Granada de anoche, nada sofisticado pero rarísimo de ver en el Betis reciente: al montar el Betis su 4-4-2 defensivo, en el que los dos puntas béticos debían estorbar la salida de los centrales y el mediocentro del rival (recíprocamente, en superioridad numérica), Borja y Canales realizaban movimientos alternos para hostigar al central que poseía el balón y cerrar al mediocentro impidiendo su recepción:

 

Situación inicial: Borja (izda.) y Canales (dcha.) parten a los costados del mediocentro.
 
Al recibir el central de su sector Canales acude a la presión y Borja cierra al mediocentro.
 
Al ir el balón al otro central Borja lo presiona y Canales cierra al mediocentro.

La jugada parece muy básica, y lo es, pero ni el Betis de Rubi la hacía ni muchos otros equipos de alto nivel la hacen con cuidado y coordinación (y veremos si Fekir la aprenderá bien, dicho sea de paso). Este y otros detalles han permitido al equipo una defensa posicional sólida en los tramos de partido en que no ha dominado el juego.

En fase ofensiva el equipo parece decidir bien cuándo acelerar el ritmo de las jugadas. En ataque posicional inicia con la pausa adecuada para tratar bien el balón, busca muy sanamente dar ritmo al juego haciéndolo a dos toques (sin las antiguas conducciones personales) y corre riesgos solo razonables al sacarla desde atrás. Pero no duda en acelerar y buscar verticalidad arriba, por ejemplo si sale de la presión rival y encuentra espacios, o tras recuperar el balón en la presión alta (detalle este fundamental). En general los jugadores interiores muestran bastante movilidad y en la zona de mediapuntas alternan mucho sus posiciones. Como resultado de todo ello, y sobre todo de su presión postpérdida, el equipo ha controlado el juego férreamente hasta que se ha puesto por delante en el marcador, pero en fases de dominio alterno ha sabido correr, incluso a la contra, para castigar los riesgos del rival.

En cuanto a esquema de juego, Pellegrini ha insistido en el viejo 4-2-3-1, con alternancia de jugadores en la mediapunta y un once ya bastante definido. La previsible titularidad de Fekir y William Carvalho difícilmente empeorará al equipo pero tampoco lo mejorará demasiado, pues es probable que se pierda en ritmo de juego y organización defensiva lo que se gane en calidad individual. Es pues previsible que el equipo quede situado en 4-4-2 en defensa (con el mediapunta, o sea, Fekir, arriba) y de este modo en ataque:

 

Será un esquema pues bastante convencional pero equilibrado gracias a la presencia de Guido (hoy imprescindible) en el mediocentro. Del buen escalonamiento de este con el segundo mediocentro dependerá en parte la fluidez ofensiva del equipo, algo perjudicada por la posición paralela de Guardado en algunos tramos de esta pretemporada. Otro posible defecto de esta alineación es la falta de hombres arriba que pidan el balón al espacio, para lo que Ruibal se ha presentado como interesante alternativa; junto a Juanmi, Lainez y un desganado Tello podría dar aire a la línea de tres mediapuntas, en la que Joaquín y Canales pueden jugar por dentro en ausencia de Fekir.

Otros detalles de interés han sido el muy preciso juego largo de Bravo, que en su caso hará pensarse mucho a los rivales arriesgarse a ir a la presión hombre a hombre, y la ya conocida endeblez defensiva de Álex Moreno, cuyo puesto necesita una alternativa válida pese a su empuje ofensivo.

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