jueves, 19 de diciembre de 2013

Betis 2 - Lleida 2 (16vos de final de Copa)

BETIS (2): Sara; Steinhöfer, Paulão, Amaya (Dídac, min. 27), Nacho; Nono, Salva Sevilla; Juanfran (Lolo Reyes, min. 61), Verdú (Vadillo, min. 70), Rubén Castro; y Jorge Molina.
LLEIDA (2): Núñez; Barreda, Mario (Imaz, min. 76), Molo, Raúl Fuster; Bosch; Chupe, Andalur, Monforte (Miramón, min. 70), Osado (Dídac, min. 81); y Mata.
Goles: 1-0, min. 5: Paulão. 2-0, min. 10: Amaya. 2-1, min. 38: Monforte. 2-2, min. 54: Mata.
Árbitro: Undiano Mallenco (Colegio navarro). Mostró tarjeta amarilla a Mario, Juanfran, Paulao, Vadillo, Molo, Nacho, Bosch, Nono.
Incidencias: 10.921 espectadores en el Benito Villamarín, con presencia de aficionados del Lérida.

Una casa de locos
El Betis ha rozado el ridículo hoy ante el Lleida, equipo de Segunda B: tras marcar dos goles y sin excusas de ninguna clase se ha visto al borde de la eliminación pese a la victoria (1-2) de la ida en Lérida. El partido ha terminado entre ataques de nervios generalizados de jugadores y grada.

Primera media hora
Garrido pone en el campo una mezcla de titulares y suplentes supuestamente orientada a optimizar el equipo del sábado. Resultó una alineación muy ofensiva: reservado Reyes (único mediocentro defensivo sano), quedaban Nono (derecha) y Salva como mediocentros paralelos en defensa, y Castro tirado a la banda izquierda para, una vez más, guardar la mediapunta a Verdú. Enfrente el Lleida se situaba en un 4-1-4-1 que cerraba bien el centro.

La siempre atrasada posición de Verdú, que en ataque hacía de interior junto a Salva, y el buen taponamiento de la zona central de los visitantes dejó como vías de ataque para el Betis las bandas. Los locales salieron muy arriba e hicieron circular rápidamente el balón: la alineación daba para ello. Con el balón casi siempre en pies béticos, las muchas llegadas de los primeros minutos dieron como resultado dos goles, ambos de los centrales y en jugadas a balón parado.

Segunda media hora
Incapaces los béticos de mantener el alto ritmo físico de los primeros minutos (recordemos: Castro como extremo, Salva mediocentro, Verdú mediapunta...), el Lleida toma progresivamente mayores cuotas de posesión. La inoperancia de Juanfran en la derecha y la falta de forma física de Rubén Castro –castigado de nuevo al puesto de extremo cuando aún no tiene físico para ello– contagian a las bandas la ya habitual falta de progresión bética por el centro. Aislado Molina arriba, los ataques béticos se convierten en una sucesión de pases a ninnguna parte en zonas frías: como ya sucediese en tiempos de Mel, los interiores (Salva, Verdú) vienen demasiado atrás a por el balón y la mediapunta es un solar en el que nadie la pide. Llegan dos goles del Lleida, uno en una jugada a balón parado muy mal defendida y otro en un desajuste tras un rechace.

Última media hora
La paciente grada pierde justificadamente los nervios, y los jugadores se exponen a la rechifla general tras cada pérdida. Garrido trata de amarrar con Reyes por Juanfran, aunque Verdú no hace mucho caso a las órdenes de quedar como extremo derecho para que Salva se adelantase a la mediapunta. Vadillo sustituye al catalán en esa derecha poco después: absurdamente, Castro sigue siendo, al menos de modo formal, el extremo izquierdo, pero realmente queda como palomero, sin hacer el menor esfuerzo por seguir a su lateral, por cierto ante las mismas narices de su entrenador. En varias jugadas Vadillo se pasa al extremo izquierdo pero Castro no se cambia nunca de banda, sino que queda descolgado arriba (¡?). Así pues el Betis maldefiende en una especie de 4-3-1-1 (+1) con Nono y Reyes como doble pivote, Vadillo en una banda (u otra), Salva en la mediapunta, Molina arriba y Castro en ningún sitio. El Lleida la tiene y asusta un poco; su calidad no da para marcar, aunque sí monta un par de peleas.

Jugador por jugador
Sara: Mal con los pies y peor con las manos. El 1-2 es impresentable.
Steinhöfer: No reivindicó agonísticamente la titularidad, pero al menos se le ve en cierta forma. Defendió la banda derecha entera la última media hora.
Amaya: Se lesionó al marcar un golazo.
Paulão: Partido decente y un buen gol. Anda muy lento.
Nacho: No está en buena forma física, pero se tapa a base de oficio.
Juanfran: Le salvaron un gol bajo palos y ya no dio una a derechas.
Nono: Mucha voluntad y acierto desigual. Si no coge tablas ahora no lo hará nunca.
Salva: Jugar como mediocentro le requiere un tipo de juego, de mucho desgaste físico, que no le va, aunque voluntad le echa. Acabó desquiciado.
Castro: Es inexplicable que jugara el partido entero como extremo izquierdo, cuando está para una hora y sin obligaciones. Es el más listo y el que mejor técnica tiene, y tira de eso, pero a cuarenta metros de la portería le alcanza para muy poquita cosa.
Verdú: Un caso digno de estudio. Una vez más dio mil pases milimétricamente precisos (aperturas muy bien apuradas para poner al compañero en ventaja, pases atrás entre muchas piernas, paredes en zonas frías...) pero jamás bate una línea con un pase, así que su juego vale exclusivamente para tener posesión, sin avanzar un solo metro. Como tampoco corre gran cosa, uno sigue sin explicarse que se sacrifique la posición del deseado Castro para nada. Fue justísimamente abroncado al ser cambiado.
Molina: Mal y solo.

Dídac: Digno, que ya es algo, pero uno no se explica cómo llegó al Milan.
Reyes: Trató de poner cierta racionalidad, porque es de los pocos que sabe jugar sin balón.
Vadillo: Le echó personalidad a la situación.

Garrido: Es pronto para echarle la culpa de casi nada, pero a la ensalada de nervios del Villamarín sólo le faltaban algunas decisiones inexplicables como seguir con Verdú en el centro o dejar a Castro noventa minutos tirado a una banda. Los minutos de Vadillo tirado a la izquierda (dos extremos izquierdos, ninguno a la derecha) nos harían pensar que ha perdido los papeles si no fuera porque aún no le ha dado tiempo a que se los den.

3 comentarios:



  1. Francisco18 de diciembre de 2013 18:55

    En el Diario de Sevilla de ayer, el atinado Luis Carlos Peris pone el dedo sobre la llaga de la situación, no ya actual, sino cabría decir que histórica del Real Betis Balompié. Y lo hace en comparación con el Sevilla FC. Incide sobre algo que ya creo haber apuntado aquí en otros comentarios anteriores: el enorme problema de haber contado históricamente con directivos (salvo raras excepciones) incompetentes cuando no algo peor. Podemos echar un vistazo a los presidentes que hemos tenido en los últimos 40 años, por ejemplo, y salvo la dignidad de un Núñez Naranjo o Mauduit, nada de nada. ¿Cómo sobrevive entonces el Betis? Yo la verdad es que no lo sé, o sí, mirando a esa afición que no desfallece nunca.
    Que sí, que buena voluntad del consejo puesto por decisión judicial toda la del mundo, si quieren... Ahora bien, ¿Qué hubiera pasado en cualquier empresa privada si se hubieran cometido errores como los que esta temporada se han cometido en todos los ámbitos del club? Errores organizativos, de planificación deportiva, de comunicación por doquier, de cantera (destrozada, vemos los resultados), etc. Errores que están dejando el club como un solar... Y facilitando que el nefasto pasado vuelva a aparecer por la puerta sin cortarse un pelo (no me puedo creer que Oliver aparezca en la prensa postulándose como nuevo rector, o el mismísimo Lopera otra vez danzando...).
    Algún día, digo yo, tendremos, como decía Serra, una dirección acorde con la afición que tenemos.
    En cuanto a Anoeta, qué decir, que no se haya dicho ya. Yo es que, compañeros y JR, como todos, llevamos ya visto mucho fútbol, y aunque me distrae, con lo que tenemos, resulta repetitivo abundar sobre lo mismo. Una plantilla ayuna de calidad, con escasa personalidad en sus miembros, poco trabajada, desmantelada en cuanto a los elementos más interesantes en el verano pasado, con jugadores muy veteranos cuyos mejores momentos ya pasaron, otros muy verdes todavía para afrontar tres competiciones y el peso de la camiseta del Betis, y una serie de jugadores nuevos recién llegados sin pedigrí y procedentes la mayoría de ellos de ligas y de equipos de muchísimo menor nivel que el del Betis. Esto es lo que hay. Y mal que nos pese, con lo que tenemos pienso que no somos mejores que el Elche o el Almería, que al menos presentan la ilusión de la novedad de estrenar categoría; o el Osasuna, Rayo y Valladolid, curtidos en mil tensiones, con solo una competición o a lo sumo dos si todavía no han sido eliminados de la copa, y pleno de jugadores que saben a lo que juegan, se encierran atrás, defienden con uñas y dientes, y van rascando punto acá y punto allí para así llevarnos alguno de ellos 7 puntos (que se dice pronto) a estas alturas.
    La solución es difícil. Ya la apuntaba Valenzuela el otro día en la transmisión de Radio Sevilla durante el partido de la Real Sociedad: buscar (quién, Stosic?) 4-5 jugadores competitivos, serios, trabajadores, preparados para desde ya, que conozcan la 1ª división, y arrimen el hombro... ¿Quién querrá venir? ¿Con qué dinero? Aquí está el problema. Ah, y dar cuatro bajas, por supuesto, empezando por algunos cedidos o algún futbolista que uno no se explica como puede pertenecer a la plantilla del Betis, con toda su buena voluntad, todo sea dicho, como es el caso de Chica. Saludos.

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  2. El comentario anterior lo realicé antes del partido del Lleida. Nada más que añadir después de este partido. Gracias, como siempre, al perfecto análisis de JR.

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  3. Lo he contestado allí, Francisco. Casi siempre contesto, pero no siempre "in time".

    Un saludo y gracias a ti.

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