domingo, 26 de agosto de 2018

Alavés 0 - Betis 0 (2ª jornada de LaLiga)

DEPORTIVO ALAVÉS (0): Pacheco; Martín, Laguardia, Maripán, Duarte; Ibai, Wakaso, Manu García, Jony (Twumasi, m. 83); Rubén Sobrino (Burgui, m. 72) y Borja Bastón (Guidetti, m. 63).
BETIS (0): Pau López; Mandi, Bartra, Feddal; Francis (Tello, m. 75), Guardado, William Carvalho (Boudebouz, m. 81), Júnior; Canales, Loren e Inui (Sanabria, m. 60).
Árbitro: González Fuertes (Comité Asturiano). Mostró tarjeta amarilla a Wakaso, Manu García, Martín y Bartra. 18.000 espectadores.

Hizo un buen partido el Betis en Mendizorroza y solo detalles en el área del Alavés lo privaron de la victoria. Sin pasar ni mucho menos por encima de ellos, el equipo bético sí fue superior a los locales, algo meritorio ante un Alavés de Abelardo en su estadio.

Primer tiempo
Es difícil conocer las razones exactas por las que Setién y Sarabia eligen el esquema exacto para cada partido. Esta vez, pese a una alineación similar (solo Inui entró por Boudebouz) y a mantener la línea de tres centrales atrás, el esquema cambió sutilmente respecto al de la primera jornada: Canales jugaría a la altura de Inui en lugar de a la de Guardado, de modo que el mexicano quedaría paralelo a Carvalho (todos ellos a pie cambiado), y se formaría así un 3-4-3 (como advertimos apenas iniciado el partido) que evita los problemas de colocación ofensiva explicados en la entrada anterior de este blog, y similar al usado por Roberto Martínez en Bélgica en algunos partidos del Mundial, con una pareja de mediocentros creativo + físico jugando prácticamente a la misma altura, y los dos extremos metidos por dentro.

Enfrente el Alavés trató de plantear un 4-4-2 similar al del Levante hace una semana. Sin embargo, fuese por la mejor colocación bética o porque el Alavés intentó ir un poco más arriba y separó más sus líneas defensivas, lo cierto es que el Betis llegó con enorme facilidad al balcón del área local en el primer cuarto de hora. Bastante fijos de posición Carvalho y Guardado, se demostraba así que si el equipo que ataca está bien colocado y separado no es necesaria mucha movilidad (o sea, hay que correr poco) para encontrar espacios en el sistema defensivo rival. Una de las claves para ello fueron los cambios de juego de Mandi y Feddal: tras ganar de forma solvente (como ante el Levante) el 3 contra 2 de salida de balón, los centrales béticos castigaban así las basculaciones con las que el bloque alavesista trataba de anular al hombre libre bético: con balones cruzados hacia unos Francis y Júnior siempre muy abiertos.

A diferencia de lo sucedido ante el Levante, los avances de Feddal no chocan con un interior bético y las ayudas por basculación del Alavés son castigadas por el marroquí con cambios de juego hacia Francis; Mandi hizo lo mismo hacia Júnior.

La presión bética fue efectiva: mucho más temerosos de tocar el balón atrás, los cuatro defensas alavesistas jugaban en largo a la primera dificultad, de modo que un simple acercamiento de Inui o Canales hacia un central provocó el pelotazo durante todo el partido.

El Alavés sin embargo no se atreve a sacarla jugada: cuando la pelota va por ejemplo hacia su central o lateral derecho una mera basculación del extremo bético del lado contrario provoca el pelotazo.

El plan del Alavés era muy típicamente norteño: presión alta a ráfagas (es insostenible todo el partido), juego largo y veloz, 4-4-2 con extremos a pie natural, y confianza en el balón parado. En todo caso durante toda la primera parte el Betis monopolizó la posesión y creó infinidad de acercamientos peligrosos, mal resueltos sin embargo por la tripleta de ataque.

Minutos 46 al 75
El Alavés ajusta y adelanta la presión, Pau López, que hasta entonces había encontrado siempre a un centrocampista libre en los saques de puerta, toca con menos fluidez y el Alavés aprieta seriamente, aunque solo llega en robos altos o a balón parado. A cambio el esporádico juego largo bético encuentra a sus delanteros emparejados hombre a hombre contra una adelantada defensa y el Betis crea pocas ocasiones, pero muy claras.

Cuarto de hora final
Setién se la va jugando: tras desplazar a Loren a la izquierda para meter a Sanabria por Inui, mete a Tello por el carril derecho y retrasa a Canales para meter a Boudebouz como extremo de esa banda. Abelardo toma también riesgos y, muy cansados los dos equipos, el partido acaba en un ida y vuelta que el Betis (detiene algunos contragolpes) no se atreve a jugarse al todo o nada. Llegan ocasiones en ambas porterías, pero muchas más para los béticos.

Línea a línea
A falta de más ver Pau parece muy buen portero en los tiros de media y larga distancia. Con el pie comienza a responder a lo que se le pide, asunto muy importante en este Betis.

La línea de centrales fue la mejor del equipo y pareció recuperar la seguridad de la temporada pasada. Mandi, el más destacado, anduvo rápido y midió bien, Feddal cubrió mucho campo y Bartra, sin parecer en su mejor forma, cumplió.

Francis volvió a ser la sorpresa en la alineación; no estuvo muy contundente atrás ni profundizó demasiado, pero estuvo tan cumplidor como siempre y extraña la inquina que cierto sector de la afición empieza a tomar hacia él. Setién tendrá sus razones para preferirlo estas semanas a Barragán, pero tal vez haría bien en proteger al canterano. Tello lo mejoró ostensiblemente en ataque. Por el lado contrario Júnior lució otra vez su juego de fuerza física y aparente sencillez con el balón. Carvalho y Guardado formaron una curiosa pareja: el mexicano mostró carencias en la destrucción pero tocó con sentido siempre, y el portugués mostró carencias en la creación a partir del descanso, cuando se le agotaron (otra vez) las pilas, pero tapó mucho campo; mundialistas ambos, es de suponer que mejorarán su estado físico con el paso de las semanas.

Arriba Loren y Sanabria (más activo el primero) no acertaron de cara a puerta, como tampoco Inui, cuyo juego de zancada rápida y corta es muy conveniente ante rivales encerrados. Boudebouz frenó jugadas de manera un tanto extraña, y Canales (muy elogiado por la prensa) trabajó con denuedo pero alternó vistosas jugadas en mediocampo (y arrancadas muy interesantes en su posición) con errores impropios de su calidad cerca de la portería rival.

Las críticas a Setién a estas alturas de temporada son muy difíciles de comprender. Para aficionados impacientes se recomienda estudiar la distribución de Poisson.

Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

martes, 21 de agosto de 2018

3-1-4-2, 3-4-1-2

La posición de los jugadores atacantes en un campo de fútbol es hoy un asunto muy de moda, que ha producido una gran cantidad de literatura y conceptos, muchos de ellos geométricos (los triángulos, el uso de los espacios intermedios, las alturas de ataque, el uso de extremos, el mediocentro único, los laterales interiores, etc.). Desgraciadamente, la mayoría de esos conceptos no tiene una base intelectual muy sólida, y se les da validez por mero argumento de autoridad: si lo dice X, será verdad.

Desde este blog y en alguna publicación hemos intentado demostrar con algún rigor que un concepto básico sí tiene fundamento para el fútbol de posición: distanciar a los jugadores atacantes entre sí tanto como sea posible para crear espacios en los que jugar con más tiempo y comodidad. De ese concepto, que por cierto genera él solito todos los escritos arriba, se sigue que hay muchos esquemas válidos (como era de esperar, el 4-3-3 y el 3-4-3 son los primeros), y que todos se pueden clasificar por eficacia en esa separación. Por contra, otros se crean problemas concretos que los hacen peores.

¿Cómo funciona en este sentido el 3-1-4-2 que usa ahora el Betis? No muy bien. Aparentemente las líneas quedan armónicas (las imágenes del artículo proceden del Carranza ante Las Palmas y de la jornada 1 ante el Levante):



Pero basta con que el rival estreche un poco el campo, como sucedió el viernes, para que se evidencien dos problemas:


Para dar más fundamento al asunto veamos su pura realidad estadística: las posiciones medias ofensivas reales del partido ante el Levante.


Los dos problemas importantes son:

- Los dos interiores están respectivamente muy cerca de los dos delanteros; de hecho las posiciones de Guardado y Loren prácticamente se pisan.
- El central central (5) tiene un problema similar con el mediocentro (14), Carvalho, quien además (pese a que el portugués intenta disciplinadamente no venir nunca atrás a recibir) le cierra la salida natural en conducción. Bartra lo trata de arreglar retrasando su posición, lo que lo deja muy lejos de la jugada de ataque.


Veamos un ejemplo ante Las Palmas:


Bartra conduce hacia Carvalho, de suerte que un solo defensor bloquea la salida de ambos. Abajo a la derecha Canales y Boudebouz están, simplemente, juntos, en una situación repetidamente vista en ese partido; en lugar de tener cerca solamente a su marcador tendrán a dos defensas: muy difícilmente podrán recibir el balón.

¿Tiene solución esto sin alterar demasiado esta estructura de juego, que funcionó bien defensivamente la temporada pasada? Bastaría un sutil movimiento, que de hecho los béticos hacen de forma natural pero por desgracia muy esporádicamente: convertir el 1 + 2 central (Carvalho, más Canales y Guardado en paralelo por delante) en un 2 + 1 (Carvalho y Guardado en paralelo, más Canales por delante, o bien con Canales junto a Carvalho y Guardado por delante). La movilidad natural de los jugadores para buscar espacios más cómodos lo ha producido algunas veces (ataque hacia la derecha contra Las Palmas, y hacia la izquierda contra el Levante):


Fue de hecho lo que intentó Setién con Inui por detrás de los dos delanteros muy a final del partido inaugural de la Liga. Para el 4-4-2 que suelen oponer al Betis resulta además muy incómoda de defender la posición del fantasista entre líneas, al estilo del Zidane de la Juve de los 90: aquí Guardado, a la espalda de dos mediocentros ya atareados con los dos mediocentros rivales, pero lejos de los centrales, a su vez pendientes de los dos delanteros (véase al fantasista a punto de recibir arriba ante el Levante):


Más aún: si al nicio de cada jugada, partiendo del 1 + 2 (Carvalho por detrás, dos por delante), se retrasara alternativamente en cada jugada uno de los dos interiores (Canales o Guardado en este caso) a la altura de Carvalho para formar esta nueva disposición, se pondría en mayores aprietos aún a un sistema defensivo rival sin referencias claras, que no detectaría pares claros nunca.

En el fondo lo que sucede es que esta configuración vuelve a situar a los atacantes en triángulos más o menos equiláteros, una red mucho más efectiva para distanciar a los jugadores atacantes entre sí, creando espacios. Y se demuestra que el famoso mediocentro único obligatorio es otro dogma del fútbol de posición que se mantiene por costumbre pero cuya validez tiene sentido solo en su contexto (el 4-3-3); no en este caso, cuando se sale con línea de tres atrás.

Otra posible aternativa, naturalmente, es pasar diectamente a un 3-4-3 en el que un slo delantero centro esté flanqueado por dos extremos metidos por dentro (por ejemplo Loren con Boudebouz e Inui a sus lados), disposición ensayada también en pretemporada.

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sábado, 18 de agosto de 2018

Betis 0 - Levante 3 (1ª jornada de LaLiga, temporada 2018/19)

BETIS (0): Pau; Mandi, Bartra, Feddal; William Carvalho (Inui, m. 65), Francis (Barragán, m. 74), Guardado, Canales, Junior; Boudebouz (Sanabria, m. 62) y Loren.
LEVANTE UD (3): Oier; Coke, Postigo, Chema, Toño; Jason (Dwamena, m. 89), Campaña, Doukouré (Prcic, m. 68), Bardhi; Morales y Roger (Luna, m. 73).
Goles: 0-1, m. 37: Roger. 0-2, m. 54: Morales. 0-3, m. 94: Morales.
Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Muy permisivo con las pérdidas de tiempo. Amonestó a Luna y Morales.
Incidencias: 46.000 espectadores en el estadio Benito Villamarín.

El Betis recibió anoche una cura de humildad en forma de abultada derrota ante el Levante, pese a ser superior a los valencianos durante la primera hora de juego.

Minutos 1 al 55
Setién planteó el partido con el esquema y la alineación aquí previstos, con la única sorpresa de la entrada de Francis por Barragán en el lateral derecho:

Elaborado con sharemytactics.com

Como evidencian la siguiente captura del inicio del partido (Bartra está a la izquierda, muy atrasado y fuera de plano) y las posiciones medias ofensivas de los jugadores, se trata de un 3-1-4-2 en el que Boudebouz y Loren hacen de puntas a alturas similares:


Fuente: As

En el cerrado y sacrificado 4-4-2 del Levante los cuatro centrocampìstas quedaban emparejados con los interiores y carrileros béticos, de modo que el Betis tenía una cómoda superioridad en la salida de balón de tres contra dos más Carvalho bastante libre, a cambio de una doble inferioridad numérica en zona de ataque.

Muy metidos atrás los levantinos, durante casi una hora el Betus manejaría altísimas cuotas de posesión, y el partido se convirtió en un clásico duelo de estilos: el Betis apostaba por largas posesiones y una fuerte presión postpérdida, que le permitía recuperar el balón muy rápidamente, y el Levante por contragolpes rápidos al espacio de sus dos puntas en las escasísimas ocasiones en que sus jugadores lograban zafarse de esa presión. Bien estudiado su rival, el Levante permitía la salida solo por el costado de Feddal, el menos hábil de los tres centrales béticos, quien solía enredarse al llegar a las proximidades del área; muy sujetos los puntas béticos –cuatro defensas para Loren y Boudebouz– y muy juntas las líneas del Levante, el peligro bético llegó en balones cruzados desde las bandas y en mil disparos desde el borde del área.

El Betis corrió ciertamente algunos riesgos defensivos, por ejemplo en los saques de puerta del Levante, en los que Carvalho y los tres centrales quedaban en igualdad numérica ante los dos puntas y los dos extremos visitantes (a veces incluso inferioridad, por adelantamiento del mediocentro portugués); pero lo cierto es que durante esa hora el Levante apenas logró montar ataques en posicional y sus contragolpes fueron escasísimos. Tal vez el Betis arriesgó en la presión más que la temporada pasada; si fue así, los resultados tácticos fueron magníficos: los béticos dominaron esa fase del encuentro de forma casi absoluta, llegando a apabullar con llegadas constantes al Levante durante el inicio de la segunda mitad. La fortuna se encargó de que fuese el Levante quien marcase, y por dos veces.

Últimos 35 minutos de partido
Tras el 0-2 el Betis perde los nervios, surgen lógicas prisas y se le escapa el control del partido al sufrir pérdidas en jugadas demasiado precipitadas. Sorprendentemente Setién no toca su trío de centrales y pasa a un 3-4-1-2 en el que Inui juega por detrás de Sanabria y Loren. El Levante acumula defensores sin tocar apenas su esquema, el Betis y su grada pierden la fe y el partido acaba en un ida y vuelta cerrado por el 0-3.

Línea a línea
Pau mostró buen juego de pies, aunque pudo hacer algo más en el primero de los goles.

La posición central de Carvalho estorbó las salidas en conducción de Bartra, bien sujeto como Mandi en la salida de balón, aunque rápidos ambos en defensa. Feddal, casi siempre hombre libre en el inicio de jugada, no supo encontrar caminos para hacer progresar el juego.

William Carvalho, pese a estar lejos aún de su mejor forma, hizo una buena primera parte y mostró las cualidades necesarias para un mediocentro en este modelo de juego: buena salida a uno y dos toques y ocupación del campo. Tras el 0-2 perdió la compostura con el balón.

Francis percutió correctamente por su banda, aunque el juego de Barragán fue, como suele, más concreto a la hora de finalizar las jugadas. Guardado, aún lejos de su estado físico ideal, mejoró con los minutos. Canales tuvo detalles de calidad pero los estrechísimos espacios en los que se desenviovió el juego de ataque bético impidieron que luciera algunas de sus virtudes, como la zancada. Junior fue el mejor de su línea: empujó muchísimo por su banda e impuso su potencia en todas las jugadas.

Loren y Boudebouz, como luego Sanabria, asumieron con resignación su papel posicional, tratando de recibir entre las líneas levantinistas sn venir demasiado atrás a estorbar el flujo del juego; se les pide, eso sí, acierto en las escasas ocasiones en las que intervengan, y no fue el caso. Inui debe aún comprender su papel en el juego; abusó de la conducción en un partido ya roto para entonces.

Los comentarios son siempre bienvenidos En Twitter, @juanramonlara7.

lunes, 6 de agosto de 2018

Una cuestión de espacio

Todo el mundo sabe jugar al fútbol si le dejas cinco metros de espacio.
Johan Cruyff

El aficionado bético observador de cuestiones tácticas ha podido detectar durante la pretemporada un curioso movimiento repetido en la salida de balón por el defensa más central de la línea trasera de tres del Betis (habitualmente Javi García). Al sacar el balón ante un equipo rival replegado, ese jugador se coloca como el más atrasado de los tres centrales. Es lo normal en estos casos:


Sin embargo, cuando el rival adelanta la presión y obliga a los tres centrales béticos –siempre en posesión de balón– a recular hasta cerca de su propia área, ese defensa se adelanta unos metros respecto a sus compañeros de línea, hasta una posición más propia de un mediocentro:


El movimiento, raro de ver, es inverso al de la llamada salida lavolpiana: en lugar de meter al mediocentro entre dos centrales para montar una línea de tres, se saca a un central de la línea de tres para convertirlo en mediocentro por delante de los otros dos. ¿Por qué?

La razón de ese movimiento es muy sencilla: si observamos el esquema tal y como estaba...


y simplemente retrasamos todo el bloque tal cual, el central acaba solapando su posición con la del portero:



y entonces se pierde un receptor de balón y con ello la ventaja numérica de poder jugar con el guardameta en la salida de pelota. Para evitarlo ese defensa se adelanta en el sentido de la flecha, y queda así:


El caso sirve como ejemplo de un concepto fundamental en el fútbol de posición, y que explica por qué se llama así y no de posesión, como creen muchos: los jugadores deben respetar las posiciones y espacios de los compañeros, y especialmente en la salida de balón, para crear líneas de pase diferentes a disposición del compañero que tiene el balón.

Para que esas posiciones entre las que pasarse el balón sean más difíciles de contrarrestar para el rival es fundamental que los receptores estén tan distanciados entre sí como sea posible: en la salida de balón el equipo poseedor está siempre en superioridad numérica (incluso en caso de que el rival presione hombre contra hombre apoyarse en el portero propio supone tener un hombre de más). Por tanto en cada momento de la jugada tiene que haber al menos un hombre libre, sin marca (con frecuencia, dos o más). Por ejemplo:

En el mismo partido, una típica salida de balón en la que dos jugadores del Lille tratan de cerrar la progresión de tres del Betis. Mandi y Garcia han logrado atraerlos (dividirlos, en la jerga) y la pelota irá a Tosca, libre de marca.

Al pasarle el balón a este hombre libre obligamos a un defensor (en este caso, a un delantero del equipo defensor) a acudir desde otra marca para cerrarle. Al distanciar a los receptores potenciales hacemos correr más distancia a ese defensor, y por tanto nuestro jugador tendrá más tiempo para jugar (controlar, avanzar y finalmente, cuando sea encimado, pasar el balón al siguiente hombre libre).

 El defensor francés tendrá que recorrer casi quince metros para cerrar a Tosca cuando este reciba.

Por esta razón, al sacar el balón los equipos suelen situarse, más o menos premeditadamente, en unas posiciones que maximizan las distancias entre sus jugadores, hasta el punto de que acaban con frecuencia en lugares sorprendentemente parecidos a los que resultan de una simulación informática de optimización de distancias. Las siguientes imágenes están sacadas todas de este blog.

Distribución óptima de distancias (ataque de abajo arriba): 2-1-4-3 (tomada de un artículo aquí publicado)
El Betis de Mel ante el Granada (2012, ataque hacia la derecha; el movimiento de Salva va a averiar el invento)

El Betis de Mel en 2015 ante el Dépor (ataque hacia la izquierda)

El Betis de Poyet ante el Coruña (ataque hacia la izquierda). Abajo a la izquierda, Poyet.


El Betis de Setién ante el Athletic (ataque hacia la derecha)

Hay jugadores –e incluso equipos enteros– que no comprenden bien este importante principio del respeto de las posiciones del compañero. Isco pisó durante todo el Mundial los terrenos de Iniesta, y acabó chocando grotescamente con Aspas ante Rusia:

Los rusos encantados: marcar a rivales que se juntan tanto es muy fácil

Pues bien, una vez así situados los atacantes, la jugada ideal del juego de posición consiste básicamente en ir pasando el balón de hombre libre en hombre libre, aprovechando el intervalo de tiempo en que el propio poseedor del balón lo es (porque aún no ha llegado un rival a cerrarlo) para conducir el balón hacia delante –punto este en el que Bartra es un consumado experto–. 

La mayoría de los tópicos de este estilo de juego se derivan de esa mecánica base: los extremos (o carrileros en este Betis) pegados a la cal que esperan pacientemente en su posición, la ocupación de espacios intermedios, los cambios de juego cuando el rival bascula y deja libre justamente al hombre de la banda alejada, el uso del tercer hombre para triangular cuando el defensor cierra la línea de pase hacia el hombre libre, la larga elaboración de juego entre los centrales hasta que consiguen crear ese primer hombre libre... Y justamente para mejorar la técnica colectiva de situarse correctamente y encontrar al hombre libre en superioridad numérica se juegan los famosos rondos y juegos de posición.

En el Betis de Setién se usan aún otros recursos para crear mayores espacios y dificultar aún más el robo de balón al rival:

- Por un lado se suele llevar a una versión bastante extrema la atracción de rivales y provocación de la presión alta del rival, hasta el punto de que en ocasiones se renuncia a avanzar, especialmente con el marcador a favor, para incitar a la primera línea del rival a acercarse a los defensas béticos y provocar así huecos a sus espaldas –Mandi es especialista en este recurso–. Los delanteros béticos tienen además la misión de amenazar la espalda de los defensas rivales para aumentar más la distancia entre líneas del equipo que defiende.


Movimientos de atracción y amenaza para obligar al rival a separar líneas

- Por otro lado, al entrenar rondos en espacios muy reducidos el jugador se habitúa a ellos y los espacios naturales del juego real se le hacen mucho más cómodos.
- Para evitar jugar demasiado estáticos pero al tiempo no pisarse los espacios entre sí se realizan movimientos de permuta entre varios, tres típicamente, como movimientos hacia atrás de un extremo que arrastran a su lateral y abren al interior:

Permuta de posiciones en ataque entre Joaquín, Fabián y Barragán, típica de la temporada 17/18

Como puede verse, en suma, el juego de posición en fase ofensiva consiste fundamentalmente en un trabajo colectivo para que cada jugador reciba el balón en las mejores condiciones de espacio posibles, porque eso le dará tiempo para jugar y hacer daño al rival. En principio no hay nada extremista ni arriesgado en ello, sino que más bien se trata de aplicar pura racionalidad a partir, eso sí, de la voluntad de jugar colectivamente (sin estrellas que vengan a quitar el balón de los pies a sus centrales para ayudarles a sacar el balón jugado) y de querer avanzar tocando el balón por abajo, evitando en lo posible otros medios, igualmente lícitos, como el pelotazo largo.

PS: De modo inverso, un equipo con los jugadores muy juntos (por ejemplo, en los instantes inmediatos a recuperar el balón) tendrá dificultades para pasarse la pelota y conservar la posesión; por eso el rival aprovecha esos breves segundos –si los ha preparado bien– para hacer la famosa contrapresión o presión postpérdida. De esto, y de cómo distancian a sus jugadores los esquemas que está jugando el Betis esta pretemporada (3-1-4-2 y 3-4-3) intentaremos hablar próximamente.

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