jueves, 31 de enero de 2019

Betis 3 - Espanyol 1 (partido de vuelta de cuartos de final de Copa)

BETIS (3): Joel Robles; Mandi, Bartra, Sidnei; Francis, Canales, William Carvalho (Joaquín, m. 55), Lo Celso, Guardado (Javi García, m. 102); Lainez (Sergio León, m. 60) y Loren.
ESPANYOL (1): Roberto; Rosales, Lluis, Mario Hermoso, Javi López; Víctor Sánchez, Marc Roca, Melendo (Granero, m. 67); Baptistao (Darder, m. 94), Borja Iglesias y Piatti (Sergio García, m. 81)
0-1, m. 33: Baptistao. 1-1, m. 76: Lo Celso. 2-1, m. 95: Sergio León. 3-1, m. 99: Mandi

Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Mediada la segunda parte entró on fire en lo disciplinario. Amonestó a Mario Hermoso, Lainez, Lo Celso, Mandi, Rosales, Granero, Baptistao, Canales, Sergio León, Sergio García y Francis. Expulsó a Marc Roca en el minuto 93 por doble amarilla.
40.000 espectadores y excelente ambiente y condiciones en el Villamarín. El Betis pasó la eliminatoria tras prórroga (1-1 en la ida).

Apenas cuatro minutos después de saltar al campo Sergio León picó un desmarque a la espalda de la defensa españolista y se plantó junto a Joaquín ante el portero.


La jugada no acabó en gol pero empujó quince metros atrás a la defensa visitante y marcó el viraje de un partido dominado tácticamente hasta entonces por el Espanyol: fue atropellado por el Betis en la media hora siguiente.

Primera hora
Hasta entonces el Espanyol había vivido un cómodo partido. Su bloque defensivo, compacto y tirado a una altura media –ni repliegue bajo ni presión muy alta–, había cerrado sin problemas los lentos movimientos de balón del Betis, y gracias a los desmarques a la espalda de la defensa bética de Borja Iglesias y a los lanzamientos a balón parado los españolistas habían creado las únicas ocasiones claras del partido, una de ellas embocada por Baptistao.

Posicionalmente los españolistas jugaron un buen sistema mixto del que aquí hemos hablado en alguna ocasión: aunque en ataque se trataba de un 4-3-3, con Melendo y Hermoso como interiores, en defensa montaban un 4-4-2 que dejaba arriba a Iglesias y Baptistao, mientras Piatti y el propio Melendo ocupaban las bandas. Los visitantes cargaban mucho su juego de ataque por la izquierda, sector al que mandaban sin rubor pelotazos divididos cuando el Betis apretaba mínimamente. En defensa Melendo, muy pendiente de Lo Celso, hacía prácticamente un aclarado a Guardado:


Y es que, con buen criterio, Setién había elegido al zurdo mexicano como carrilero izquierdo: no daría profundidad, pero al menos no taponaría la salida de balón por su banda. Pocas elecciones de alineación tenía Setién, y el Betis formaba una vez más un 3-1-4-2, sistema que a su mala distribución intrínseca por solapamiento de ciertas posiciones sumaba en esta ocasión el defecto de tirar a Lo Celso al sector izquierdo, donde nuestro pequeño Messi pierde perspectiva de pase y tiro; creemos que en situaciones como la de ayer sería planteable echar ahí a Canales, un jugador cuya velocidad en conducción hace daño –que se lo digan a Marc Roca– a pie natural.

No serían sin embargo esos los defectos más graves del ataque bético, sino, un día más, la falta de ritmo con balón, la ausencia de amenazas por banda y la falta de desmarques a la espalda de la defensa españolista –y de intentos de hacerles llegar el balón las pocas veces que se producían–. El Betis tocaba entre sus centrales con la paciencia debida para salir con un hombre libre en ventaja, generalmente Sidnei debido al hueco defensivo en ese costado rival, pero a partir de ahí nunca cambiaba de ritmo y los visitantes basculaban sin problemas para detener los ataques. Con la defensa (punto importante este) muy cómodamente situada a cuarenta metros de su portería por falta de amenazas a su espalda, y sin intentos serios de uno contra uno en las bandas por la falta de velocidad de Guardado y Francis, el Espanyol juntaba líneas y vivía muy cómodo.

Última media hora del tiempo ordinario de partido
Setién aprovecha la baja de Carvalho por lesión para mover piezas: Joaquín entra y se pega a la banda derecha –Francis cambia de banda y Guardado pasa al mediocentro–, poco después León entra por Lainez, Canales se va claramente a la posición de extremo izquierdo (velocidad no le falta para ello) y el Betis cambia completamente de plan: pasa a un 4-4-2 con Guardado y Lo Celso escalonados por dentro, extremos a pie natural y dos delanteros natos.


El partido cambia radicalmente por varias razones:
- En primer lugar, el desmoronamiento físico y psicológico del Espanyol, que ya había dado síntomas de miedo a ganar y que desde entonces juega cohibido por la grada, lo que permitió al Betis controlar el partido pese a tener como mediocentros a Guardado y Lo Celso –enorme, por cierto, el sacrificio físico de ambos, que no son fondistas de natural–, y ello pese a que el Espanyol trató de reforzarse en el centro del campo con cambios tácticos y de hombres. La presencia de León y Joaquín no fue, en absoluto, ajena a este golpe psicológico.
- En segundo lugar, el cambio de ritmo del partido, jugado desde entonces a tumba abierta por el Betis, más entero físicamente (¿gracias a su estilo de juego?).
- La tercera razón, arriba citada, el paso atrás de la defensa españolista a partir del momento en que León comenzó a tirar desmarques a su espalda, lo que provocó espacios entre sus líneas.
- En cuarto, la mejor posición de Lo Celso, echado a la derecha.
- Y en quinto, por fin, la profundidad por las bandas, en las que Joaquín y Canales hicieron daño serio en el uno contra uno, abriendo aún más espacios interiores.

Estirar por fuera crea espacios por dentro: en la jugada del empate el uno contra uno de Joaquín y el desmarque de León desvían a tres defensores y aclaran la recepción de Lo Celso.

En la banda izquierda Francis supo suplir con empuje físico y pases a la espalda de la defensa su falta de profundidad. En la derecha se puso en funcionamiento el mecanismo de lateral-interior amagado a ratos ante el Athletic y que reclamábamos aquí para Mandi recientemente; no solo Joaquín permaneció pegado a la cal, sino que esta vez Lo Celso sí se metió arriba, entre las dos líneas defensivas españolistas:


Con cada jugador en su puesto funcionalmente ideal el Betis hacía estragos por los costados y las ocasiones caían con la misma frecuencia que las tarjetas. El partido y el árbitro entran en combustión y el Espanyol, aterrorizado, recibe un gol y una justa expulsión.

Prórroga
El Espanyol trata de montar un 4-4-1 (que lego vira a 4-3-2 en vista del resultado). Tras el brillante 2-1 de León el Betis trata de abrochar el centro del campo con García pero una lesión de Sidnei obliga al murciano a retrasarse a central y a meter al brasileño como mediocentro de ocasión. Pese a ello el Espanyol no tiene fe ni fuerzas y el Betis domina el resto del partido sin muchos problemas.

Línea por línea
El buen partido en general de Joel se vio empañado por su resistencia a salir por alto en los minutos finales: notó la presión.

Los centrales hicieron otro buen partido. Francis, cohibido hasta entonces, mejoró paradójicamente su rendimiento al cambiar de banda; por la izquierda Guardado tocó con demasiada parsimonia y sin profundidad; mejoró como centrocampista.

Carvalho cumplió pero, en una posición poco cómoda, no supo subir el ritmo del partido. Sí lo hicieron Canales y Lo Celso, excelentes a partir de los cambios tácticos.

Loren hizo un buen trabajo pero nunca apareció al remate. Lainez dejó una preocupante muestra de falta de criterio al inicio (renunció a encarar en un uno contra uno ventajoso) y la pidió siempre al pie, pero sus defectos parecen propios de la edad.

León y Joaquín dieron la vuelta al partido con valentía, velocidad y fútbol. García cumplió con balón y sin él.

Setién y Sarabia supieron dar la vuelta al partido con decisiones valientes. Aunque en fútbol toda mejora tiene su coste –por ejemplo: no es fácil mantener el control defensivo de un partido al ritmo del último tramo del de anoche–, las carencias tácticas del equipo parecen señaladas por los últimos encuentros y deben de ser subsanables. Tienen, eso sí, una difícil papeleta con la gestión de tres competiciones con una plantilla corta, a la que las lesiones y el cansancio comienzan a minar.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

domingo, 27 de enero de 2019

Athletic de Bilbao 1 - Betis 0 (21ª jornada de LaLiga)

ATHLETIC (1): Herrerín; Capa, Yeray, Íñigo Martínez, Yuri; San José, Dani García; De Marcos, Muniain (Ibai, m. 78), Córdoba (Balenziaga, m. 69); y Williams (Guruzeta, m. 85).
BETIS (0): Pau López; Mandi, Feddal, Sidnei; Barragán (Tello, m. 58), Canales, William Carvalho, Lo Celso, Francis; Lainez (Guardado, m. 74); y Loren (Sergio León, m. 74).
Goles: 1-0, m. 20: Muniain.
Árbitro: Estrada Fernández. Muy casero en lo disciplinario, consintió el juego duro local. Expulsó por protestar a Eder Sarabia (m. 25). Mostró tarjeta roja directa a De Marcos (m. 85). Además, amonestó a Sidnei, Yuri, San José, Loren y Yeray.
40.000 espectadores en el Nuevo San Mamés y fuerte presión de la grada.

Jugó un flojo partido el Betis en Bilbao y fue justamente derrotado. Las rotaciones y la falta de intensidad física y psicológica, debidas al exceso de partidos –más para una plantilla corta–, lastraron a los béticos ante un Athletic en dinámica positiva y muy motivado.

Primera parte
El partido fue prototípico de dos modos de buscar la victoria opuestos. El Betis, como siempre, trató de imponer –con desigual acierto– su juego de posición y buen manejo de balón. El Athletic de Gaizka Garitano, por su parte, fue fiel a la tradición del fútbol del norte y basó su juego en una fuerte presión en campo rival. Como ocurre casi siempre que dicha presión no se basa en las posesiones largas y la contrapresión selectiva (como trata de hacer el Betis actual) sino en el desgaste físico y el juego de alta intensidad (como, por ejemplo, trataba de hacer el Betis de Poyet), el dominio de los locales tuvo una clara caducidad: duró unos treinta minutos en la primera parte y los habituales quince minutos de la segunda.

"Impulso ofensivo" de Athletic (verde) y Betis (azul) a lo largo del partido (sofascore.com)

El partido tuvo pues dos escenarios. En el primero de ellos, entre los minutos 1 y 30 aproximadamente, más luego entre el 45 y el 60, el Athletic encimó agresivamente a los béticos con emparejamientos hombre a hombre en todo el campo y frecuentes cruces –muy concentrados y decididos los defensores vascos– para robar el balón a rivales emparejados con otro compañero. Posicionalmente el 4-2-3-1 bilbaíno encajaba bien en el esquema bético, con San José adelantado para la presión y Muniain como mediapunta tras Williams –en defensa y en ataque–:

 Presión del Athletic con balón en pies del Betis

Los béticos jugaron un sistema bastante asimétrico. Cuando el Athletic trataba de salir jugando el Betis se colocaba en una especie de 3-4-1-2 con Lo Celso cerca del mediocentro atrasado bilbaíno y los dos delanteros béticos sobre los centrales:

Presión del Betis con balón en pies del Athletic

Pero, como se ve en nuestro primer gráfico, en ataque Lainez caía a banda izquierda y Canales se abría a la derecha, formando casi un 3-4-2-1. El reparto de costados ofensivos entre Lainez y Canales pareció premeditado: cuando Yuri fue amonestado en el minuto 25 el extremo mexicano se cambió a la banda derecha para buscarlo, y Canales se desplazó al tiempo al costado izquierdo de Carvalho.

Fuese por ese detalle o por cansancio de los vascos, a partir de entonces el Betis fue liberándose poco a poco de la presión local. Pero desde el inicio hasta entonces el Betis jugó totalmente acogotado por un agresivísimo Athletic; con Carvalho marcadísimo, los béticos casi nunca salían de su campo y sus pérdidas eran castigadas por contras bilbainas que encontraron una mina en la banda izquierda bética: Francis –de nuevo a pie cambiado– era incapaz de sacar el balón jugado y era rebasado en defensa una y otra vez; los desmarques a su espalda de De Marcos y Capa crearon peligro grave. Privados por las bajas de su tradicional poderío aéreo, los vascos, muy móviles en ataque, fueron inteligentes y jugaron pases rasos desde esa zona de extremo derecho hacia la masiva llegada de su segunda línea. Así llegó el gol y varias ocasiones claras más.

El Betis salía muy poco de la cueva y cuando lo lograba era castigado impunemente por faltas –mil patadas a delanteros de espaldas a puerta–. Tan solo la velocidad de Lainez daba cierto alivio.

Segunda parte
Tras tomarse un respiro al final del primer tiempo, el Athletic vuelve a la carga pero no sentencia ni llega ya con tanta claridad. Como es usual en estos planteamientos el arreón le dura un cuarto de hora y cada vez más se ve obligado a practicar su plan B de las jugadas en las que su presión era superada: juntar las líneas atrás y dejar arriba solo a Williams.

Desde el munto 65 el Betis monopoliza la posesión y logra implantar su plan de juego: toque de lado a lado y contrapresión rápida y exitosa cuando pierde el balón. El Athletic se junta mucho por dentro y deja las bandas libres al Betis, sabedor de su recurrente problema: la falta de profundidad en los carriles. Setién (por cierto, sin Sarabia cerca, expulsado) mete a Tello por Barragán pero, de modo extremadamente sorprendente, tarda un cuarto de hora en permutar las bandas ni activa mecanismo alguno para evitar a Francis el mal trago de atacar abierto a pie cambiado, de modo que el Betis llega poco por la derecha y jamás por la izquierda.

Finalmente Setién forma un 3-4-3 con Guardado y Carvalho por dentro y permuta por fin a los carrileros; Garitano va blindando a su equipo pero su maniobra de meter a Ibai en banda y desplazar al fondista De Marcos a la mediapunta (digámoslo así: el Athletic defendía ya a 70 metros de la puerta rival) fracasa por la justísima expulsión de este. El Betis agobia al Athletic pero tiene pocas ocasiones.

Línea por línea
Pau tuvo muy poca responsabilidad en la derrota. El trío de centrales mantuvo al equipo en pie en difíciles circunstancias, aunque Sidnei notó la inactividad y Mandi cometió el error de abrir las piernas en el 1-0.

Barragán no dio profundidad pero al menos mantuvo su zona en defensa. El partido de Francis, por contra, fue desastroso: poco veloz, a banda cambiada y responsabilizado de jugar abierto a banda, era tristemente previsible que fuera incapaz de progresar; pero a ello añadió pérdidas de balón delicadas y completa incapacidad para controlar defensivamente su sector, al que acudieron De Marcos, Muniain y Capa como abejas a la miel. Aquí dudamos que su puesto natural sea el de carrilero, y es cierto que la baja de Junior deja a Setién corto de alternativas, pero al menos habría que buscar recursos tácticos para evitar echar al chaval a los leones como esta noche.

Heatmap del Athletic en la primera parte.

Carvalho, encimado, perdió en el primer tiempo muchos más balones de lo habitual en él. A su lado Canales progresó cuando gozó de espacios. Lo Celso no tuvo una buena noche, aunque siempre deja muestras de su calidad. Loren cumplió y se apuntó una acción defensiva notable.

Hay que dedicar unas líneas a Lainez. En un partido para adultos, en el que recibió muchísimas faltas, el mexicano dio muestras de un enorme potencial; tiene mucha velocidad, maneja bien el balón, tiene buen regate, lo usa verticalmente, y soltó un disparo de potencia más que notable para su escaso cuerpo. Aún tiene que mejorar en la elección de jugada, pero condiciones físicas y técnicas tiene, y el descaro también.

Los suplentes aportaron muy poco. Setién no debe ser señalado como responsable de los  aprietos pasados por el equipo en los tramos en que el Athletic agobió, pero sí de decisiones difíciles de entender como la posición de Francis y, más aún, el hecho de mantenerla sin la menor necesidad durante quince minutos.

domingo, 20 de enero de 2019

Betis 3 - Girona 2 (20ª jornada de LaLiga)

BETIS (3): Pau López; Barragán, Mandi, Javi García, Bartra, Tello; Canales, Guardado (Feddal, m. 66); Loren (Lainez, m. 80), Sanabria (Sergio León, m. 70) y Lo Celso.
GIRONA (2): Bono; Pedro Porro (Ramalho, m. 61), Alcalá, Bernardo, Juanpe, Valery (Muniesa, m. 71); Pere Pons, Aleix García; Portu, Doumbia (Douglas Luiz, m. 78) y Borja García.
Goles: 1-0, m. 12: Tello. 1-1, m. 35: Aleix García. 1-2, m. 44: Doumbia. 2-2, m. 54: Loren. 3-2, m. 94: Canales, de penalti.
Cordero Vega (Comité Cántabro) amonestó a Pedro Porro, Valery, Sanabria, Alcalá, Loren y Ramalho.
47.000 espectadores y terreno algo lento.

Hizo un buen partido el Betis esta mañana y mereció su apurada victoria ante un Girona que ofreció notable resistencia. El partido tuvo grandes alternativas, incluidas dos remontadas, y debe dividirse en cuatro tramos.

Primeros veinte minutos
En lo posicional los equipos de Setién y Eusebio plantearon el partido de forma muy similar. Ambos conjuntos suelen jugar con tres centrales y carrileros; los béticos esta vez usaron, como el Girona, un doble mediocentro, resultando un 3-4-3 (también llamado 3-4-2-1 o 5-4-1 en fase defensiva) que en uno y otro equipo era algo asimétrico porque los teóricos extremos izquierdos, Lo Celso y Borja García respectivamente, tenían cierta tendencia a retrasar su posición y meterse en zonas interiores, el bético especialmente en ataque y el gironista también en defensa para auxiliar a su mediocampo. La ubicación de los delanteros béticos fue algo extraña: en lugar de ser Loren –quien tiene mejor juego de espaldas– el delantero centro y tirar a Lo Celso a la derecha, donde tiene mejor perspectiva de pase y juega, sin duda, más a gusto, Setién decidió que fuera Sanabria el delantero central y que Lo Celso jugase a pierna natural, donde rindió durante casi una hora por debajo de su nivel; tal vez la razón fuera no solapar su posición con Canales, que se escalonaba con libertad un poco por delante de Guardado, a su vez mediocentro más posicional dada la baja de Carvalho.


La partida estratégica resultaba en un mano a mano en todo el campo en el que unos y otros encimarían más o menos a sus parejas según se lo permitieran su físico y su ambición. El Betis sale con toda la cuerda dada, encierra al Girona, marca pronto y merece incluso más premio. Tello hace mucho daño por la izquierda.

Minutos 20 al 45
Tal vez por exceso de apelotonamiento en el centro del campo, donde Guardado, Canales y Lo Celso – más algún delantero que baja a recibir– se juntan demasiado, el Betis pierde balones en zonas inconvenientes para el Gegenpressing, ya no encuentra a Tello y tiene problemas para dar fluidez al juego. Apretado por una fuerte presión al hombre del Girona, equipo poderoso físicamente, el Betis prolonga demasiado las posesiones en campo propio y sus recuperaciones de balón llegan tarde; en dos pérdidas un tanto absurdas en la zona trasera verdiblanca el Girona da la vuelta al partido sin haber hecho excesivos méritos para ello.

Minutos 45 al 66
Sin mucho que perder, el Betis vuelve al minuto 1: hace una fuerte presión, respondida esta vez con entereza por el Girona, llega al área rival y marca pronto –al contragolpe, por cierto–. Sin embargo con el paso de los minutos los béticos pagan el esfuerzo, pierden fuelle, en especial un Guardado que suele correr sin medir el desgaste, y el partido entra en una dinámica de ida y vuelta descontrolada y peligrosa para los béticos: Pere Pons y Aleix García se muestran más enteros y mejor preparados para este tipo de juego que los mediocentros béticos, sus delanteros retornan mejor que los verdiblancos para ayudar al mediocampo cuando la presión es superada, el Girona domina físicamente el centro del campo y se planta una y otra vez en el área bética en contragolpes en igualdad numérica. Los centrales béticos los resuelven gracias a su acierto, a cierta fortuna y a que los delanteros catalanes no demostraron la misma calidad técnica que física.

Minuto 66 al final
Al contrario de lo sucedido ante el Celta el banquillo bético sí detecta el problema y reacciona acertadamente con un cambio solo en apariencia defensivo: Feddal entra por el fundido Guardado para empujar a Javi García al mediocampo y meter fuerza en esa zona; curiosamente el marroquí se mete como central-central, seguramente por cuestiones defensivas, dejando aún a Bartra a la izquierda. Un sutil detalle mejora aún el control del partido por el Betis: Lo Celso se atrasa a zonas de interior y se tira en ocasiones a la derecha (su sector favorito) formándose prácticamente un 3-1-4-2. Enfrente Eusebio entra en modo conservador y acumula defensas hasta montar una línea de cinco centrales (¡). El Betis retoma el control del centro del campo, del juego y del balón, recupera la pelota muy pronto gracias a una buena presión postpérdida (hija de un paciente toque que encierra totalmente al Girona en su área), refresca la delantera y finalmente alcanza su premio in extremis.

Línea por línea
Pau volvió a estropear en una acción puntual su buen partido, algo preocupante en un puesto como el suyo, que no perdona los errores.

Los centrales hicieron su partido habitual: gracias a su rapidez, manejo de balón y destreza para cerrar contragolpes dan sostén a un modelo de juego que los expone mucho. Mereció mención especial Mandi. En los carriles Tello y Barragán dieron por fin la profundidad necesaria al juego.

Guardado, tal vez lejos de su plenitud física, dio pocos minutos a buen nivel y tuvo después mucha menos presencia defensiva de la debida; Canales sí reservó fuerzas para el final, tal vez a veces en exceso, y su mezcla de insistencia y clase tuvo premio.

Sin jugar uno de sus mejores partidos, Lo Celso demostró de nuevo que debe estar siempre que sea posible en el campo; su pase en la jugada del 2-2 y su rapidez de piernas en el penalti fueron claves. Sin duda rinde mejor en zona Messi que en el sector opuesto. Loren volvió a mojar y se sacrificó posicionalmente. Sanabria defraudó una vez más; sin omitir su voluntad, su juego invisible a favor del de los compañeros o sus intervenciones positivas previas a los goles, lo cierto es que su aportación en goles o asistencias está muy por debajo de lo exigible en este equipo.

Feddal dio buenos minutos en un puesto en el que se le ha visto poco. León estuvo lejos de justificar su reivindicación de minutos, y el debutante Lainez mostró virtudes prometedoras para su edad, pese a entrar en un momento comprometido: buena colocación en defensa y en ataque, personalidad, y una buena mezcla entre la decisión para encarar y la elección del momento para pasarla sin intentar el regate.

Setién sumó el acierto en la lectura del partido a su ya conocida –para quien quiera verla– excelente preparación del equipo para el juego de posición.

Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

viernes, 18 de enero de 2019

Real Sociedad 2 - Betis 2 (partido de vuelta de octavos de final de Copa)

REAL SOCIEDAD (2): Moyá; Zaldua, Le Normand (Juanmi, m. 86), Héctor Moreno, Theo Hernández; Zubeldia, Illarramendi, Merino; Januzaj (Sandro, m. 71), Willian José y Oyarzábal.
BETIS (2): Joel Robles; Mandi, Javi García, Bartra; Barragán, Canales, William Carvalho, Tello; Lo Celso, Loren (Sergio León, m. 93) y Joaquín (Feddal, m. 78).
Goles: 0-1, m. 36: Canales. 1-1, m. 39: Zubeldia. 2-1, m. 62: Merino. 2-2, m. 69: Loren.
Árbitro: Prieto Iglesias (Comité Navarro). Expulsó a Lo Celso por doble amonestación en el minuto 91 y amonestó a Le Normand, Januzaj, Lo Celso, Héctor Moreno, Loren, Illarramendi y Barragán.
21.000 espectadores en el estadio de Anoeta y césped algo irregular.

Jugó un muy mal partido el Betis en Anoeta y solo la suerte y cierta tolerancia arbitral en su área le permitoeron superar la eliminatoria ante una buena Real Sociedad.

Minutos 1 al 78
La Real colocó de nuevo su llamado 4-2-3-1, que en ataque realmente era, como en la ida, un armónico 4-3-3: Illarramendi oficiaba como mediocentro en la salida de balón, cerca de los centrales, mientras Zubeldia se escalonaba a su izquierda como interior y Mikel Merino caía a posiciones de interior derecho; arriba quedaban Januzaj, el incómodo Willian José y Oyarzábal.

Enfrente Setién sacó una alineación muy competitiva, pero su extraña colocación defensiva tuvo mucho que ver con el mal rendimiento de los béticos.  Muy pronto se pudo apreciar que el Betis trataba de presionar la salida de balón del rival de una rara manera asimétrica, y así lo corroborarían las posiciones medias al final del partido.


De nuevo con tres centrales atrás, más Barragán y Tello en los carriles, con balón en pies realistas Canales (6) jugaba casi paralelo a Carvalho (14), Lo Celso y Loren iban arriba a emparejarse con los centrales y Joaquín (17) quedaba a la izquierda, cerca del lateral derecho realista, formando un esquema que no era exactamente ni un 3-1-4-2, ni un 3-4-3, ni menos aún un 4-4-2:


Sin parejas claras, los béticos cambiaban arriba de marcaje en cada jugada sin tener muy claro a por quién ir; Tello quedaba prácticamente sin nadie a quien seguir, Lo Celso y Loren amagaban con ir a por los centrales pero nunca los apretaban de verdad por tratar de cerrar la salida hacia Illarramendi –a por quien sin embargo a veces saltaba un mediocentro bético–, y Barragán quedaba muy lejos del lateral izquierdo realista, Theo, que jugaría prácticamente a placer durante ochenta minutos. Lo que es peor: los verdiblancos se quedaban a medio camino en la presión, porque nunca iban arriba de verdad a encimar pero al tiempo dejaban mano a mano a sus centrales contra los tres delanteros realistas. En consecuencia los locales tenían tiempo para pensar y elegir el momento adecuado para buscar el buen juego de espaldas de Willian José, y encontraban salida limpia y espacios. Era el peor de los mundos defensivos posibles: el rival, que tocaba bien la pelota atrás, tenía a la vez el balón y espacios para jugar arriba en igualdad numérica –e incluso superioridad cuando algún delantero bético saltaba a por el portero–. Los centrales béticos salvaban la papeleta como mejor podían.

Enfrente la Real sí emparejaba sin problemas, apretaba de verdad muy arriba y la salida de balón del Betis solía acabar en balones largos de Joel que muy pocas veces Loren lograba bajar; cuando los béticos lograban sacarla jugada los realistas no dudaban en cortar el juego con faltas. Excepto en pocos tramos, como los diez minutos tras el descanso, la Real controlaba balón y partido, y llegaba con cierta frecuencia arriba; el Betis casi nunca. Pese a ellos, los béticos se pusieron por delante en uno de sus escasísimos tiros a puerta, aunque la Real lograba pronto dar la vuelta al marcador.

Tras el 2-1 la Real entrega el balón al Betis, que acierta a la primera, y el partido vuelve a la dinámica anterior.

Minutos 78 al final
Sin nada que perder la Real suma delanteros. Setién, con buen criterio, mete un central más para salvar la lluvia de balones cruzados a la que recurre la Real ante un Betis ya muy metido atrás, que ha renunciado al balón; aunque los cambios llegan muy tarde para un equipo muy castigado físicamente por los partidos consecutivos, Setién recoloca por fin racionalmente al equipo y cierra el agujero de la banda izquierda realista (derecha bética) al pasar a un curioso 5-4-1 en el que Javi García y Carvalho son los mediocentros, con Loren y Tello a sus costados, y Barragán y Canales (!) los carrileros. El Betis se cuelga del larguero pero no pasa demasiados apuros reales, pese a la estrambótica expulsión de Lo Celso muy al final.

En lo individual destacaron el buen juego con balón de Tello y Carvalho, el acierto de Loren en área rival (brillante asistencia y gol... aunque concedió otro algo absurdo en la del Betis), la clase de Lo Celso y las incisivas subidas de Barragán.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

miércoles, 16 de enero de 2019

Un poco de táctica-ficción

Parece haber cierta unanimidad en ciertas ideas sobre el juego del Betis en los últimos meses, y dos de ellas parecen contradictorias: por un lado Setién considera indiscutibles a Mandi, Bartra y Sidnei, y por tanto parece difícil que renuncie a jugar con defensa de tres centrales y dos carrileros; pero por otro parece complicado, más allá de Junior, encontrar los dos carrileros que completen una línea defensiva de cinco y den al tiempo la suficiente profundidad por banda cuando equipos con escasas pretensiones (caso de Leganés, Levante, Valladolid, Real de Madrid...) se encierran cerca de su área con las líneas muy juntas.

En el fondo se trata de un problema de fases del juego: en el fútbol de posición, de ataques muy largos, es habitual que el equipo acabe la jugada con cinco hombres como frente de ataque, y eso obliga a los laterales, defensas puros en fase defensiva, a atacar como los viejos extremos, lo que exige la velocidad y la habilidad necesarias para encarar y regatear rivales en el uno contra uno. Es muy raro que un solo jugador sea capaz de hacer satisfactoriamente las dos funciones.

Sin embargo Pep Guardiola encontró (un poco de forma casual, como ocurrió con la penicilina) una solución a este problema el día que situó a Philipp Lahm como interior. Ahora utiliza el recurso de los laterales interiores de forma sistemática en su Manchester City: en lugar de que sus laterales suban la banda por fuera como toda la vida, empujando a los extremos a meterse por dentro para dejarles paso:

 

... Guardiola ordena a sus extremos, Sterling y, sobre todo, Sané, quedarse pegados a la cal, mientras que Silva y De Bruyne son los que ocupan el ataque por dentro y los laterales suben a posiciones tradicionales de interior para cerrar la jugada:


Una de las ventajas de este movimiento es que puede realizarse independientemente en un costado y el otro, e incluso puede hacerse en unas jugadas y en otras no, siempre que cada uno de los tres jugadores implicados en cada sector sea consciente de qué posición debe ocupar según los movimientos de sus compañeros.

¿Qué tiene que ver esto con el Betis? Imaginemos esta alineación y disposición en fase defensiva:


Muy fuerte en línea defensiva, los mejores en el campo, cada cual en su correcto lugar defensivo... pero no parece que Mandi pueda dar la profundidad necesaria cuando le toque subir al ataque. Sin embargo el movimiento de lateral-interior y sus derivados en el costado derecho:


cambia por completo la configuración final esperada:


Como se ve, Mandi queda cerrando para la contrapresión y como pasador –papeles que se le dan muy bien–, Lo Celso se acerca al área para jugar entre líneas y, sobre todo, Joaquín vuelve a esa posición vintage que vimos en breves minutos ante el Athletic: sería verdadero extremo en todas las fases del ataque, siempre abierto en banda, sin tener que hacer excesivo recorrido ni defender como carrilero, y daría la profundidad necesaria al ataque. Como bonus extra, al ser una variante prácticamente desconocida en LaLiga los rivales pasarían apuros para encajar defensivamente esos nuevos movimientos. Por el lado izquierdo podría hacerse un movimiento similar, con Junior como cierre del trío, Canales por fuera y Guardado arriba... o no hacerlo si se prefiere proyectar a Junior por fuera, como en la imagen.

Aunque parezcan extraños, por poco habituales, realmente estos movimientos ahorran recorrido a los jugadores y les permiten jugar roles coherentes en todas las fases del ataque, sin necesidad de obligar a extremos naturales a acabar el ataque por dentro o, a la inversa, forzar a hombres sin condiciones de extremo (le ocurre a Isco) a iniciar el ataque pegados a la banda. Para Setién tendría la ventaja adicional de poder jugar su (en el fondo) añorado 4-3-3 sin dejar de poner a los mejores en el campo. Para los haters de Francis la buena noticia sería que dejaría de ser imprescindible, al menos en banda.

Pocas desventajas tiene esta (relativa) novedad táctica, ya bien testada por Guardiola en Múnich y Mánchester, más allá de la necesidad de entrenarla bien (y poco tiempo hay para ello con tres competiciones encima) y de que, si funciona, Mandi tendría ya hecho el rodaje para un futuro destino inglés.

Los comentario son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.

lunes, 14 de enero de 2019

Betis 1 - Real Madrid 2 (19ª jornada de LaLiga)

BETIS (1): Pau López; Barragán, Mandi, Bartra, Francis (Tello, m. 66); William Carvalho; Guardado (Boudebouz, m. 84), Lo Celso; Canales, Sanabria (Loren, m. 87) y Joaquín.
REAL MADRID: Keylor Navas; Carvajal, Varane, Ramos, Nacho, Reguilón (Ceballos, m. 73); Modric, Casemiro, Valverde (Brahim, m. 81); Vinicius y Benzema (Cristo, m. 46).
Goles: 0-1, m.13: Modric. 1-1, m. 68: Canales. 1-2, m. 88: Dani Ceballos.
Árbitro: Hernández Hernández (Comité Canario). Amonestó a Guardado, Modric, Sergio Ramos, Valverde y William Carvalho.
54.000 espectadores y muy buenas condiciones en el estadio Benito Villamarín.

Un Madrid rácano y sin la debida calidad ofensiva recibió un excesivo premio en el Villamarín tras un partido igualado en ocasiones, en el que el Betis lo tuvo contra las cuerdas en largos tramos.

Primeros 35 minutos de partido
Setién y Solari sorprendieron, al menos a quien esto escribe, con sus alineaciones. El Madrid presentaba un equipo corto de calidad de mitad de campo hacia arriba, algo que incluso empeoraría con los cambios, pero cuyo bloque defensivo (Keylor, Ramos, Varane, Carvajal, Nacho) es tricampeón de Europa. Solari quiso oponer una defensa de cinco a la habitual del mismo número del Betis, probablemente con intención de emparejar a Carvajal y Reguilón con los carrileros béticos, y plantó un 3-1-4-2 un tanto asimétrico; pero Setién, sin Sidnei ni Junior aún disponibles, decidió repetir exactamente el equipo y planteamiento de tres días antes contra la Real. Su 4-3-3 ofensivo lo sería esta vez también en defensa; Francis quedaba de nuevo como lateral a pie cambiado.

La hora larga entre alineaciones y salida al campo debió de ser frenética en el vestuario a nivel táctico. El Betis pudo aprovechar el feo 3-1-4-2 del rival para montar un rombo y cerrar la salida rival como en casa ante el Milan, dejando a Ramos como hombre libre enjaulado para ganar un defensor en la zona de Carvalho:


Sin embargo Setién y Sarabia eligieron ir a la presión alta mano a mano en todo el campo:


El Real por su parte hizo intentos iniciales de presión alta, pero el paciente y virtuoso toque bético la superó casi siempre sin excesivos problemas, de modo que con el paso de los minutos (más tras marcar) los visitantes dieron un primer paso atrás y el partido quedó planteado: balón en pies béticos, ataques largos, e intentos de contra del Madrid mediante el juego de espaldas de Benzema y la velocidad de Vinicius. En la salida de balón bética Vinicius quedó pronto emparejado con Carvalho, garantizando así un hombre de más a su sistema defensivo a cambio de una salida de balón fácil para los centrales béticos (dos contra el otro punta). Expuesto al uno contra uno defensivo, el Betis sí mostraba cierta fragilidad defensiva cada vez que el Madrid superaba la presión local, muchas veces gracias a las maniobras de Benzema.

El ataque bético, por contra, se encontraba con un problema grave, relacionado con la gestión de los espacios y ya sufrido cada vez que un equipo le concede el balón y se mete atrás. Para conseguir abrir a un rival hay que tratar de estirar el campo en todas las direcciones posibles: por un lado, atraer a la primera línea de rivales a la presión y al tiempo amenazar la espalda de la defensa, obligando así a los enemigos a separar sus líneas; por otro, abrir mucho a los hombres de banda y (esto es fundamental) amenazar ahí con desequilibrio en el uno contra uno, para obligar a los oponentes a atender las bandas y así abrirse por dentro. Pues bien: a partir del gol el Madrid (1) casi nunca picó en las invitaciones a que presionara; (2) nunca vio amenazada la espalda de su defensa por intentos de desmarque; y (3) si tuvo alguna preocupación fue por la banda de Barragán, pues Francis, pese a jugar bien según sus condiciones, tendió por naturaleza a meterse por dentro. Como consecuencia de todo ello el Madrid montó un bloque defensivo estrechísimo y extremadamente compacto lejos de su área, ante el que el Betis trataba de combinar siempre por dentro y al pie:

Sin amenazas por las bandas ni a la espalda de su defensa, el Madrid defendía juntísimo.

Poner a un compañero de gol en semejantes condiciones es tarea imposible incluso para Lo Celso. Apenas algún centro de Barragán daba alguna esperanza, pero ante tres centrales del nivel de los madridistas y sin rematadores más allá de Sanabria colgar balones era absurdo.

Minutos 35 al 80

Naturalmente ese problema tiene soluciones tácticas: en primer lugar, amenazar la espalda de la defensa con movimientos alternos verticales hacia dentro y hacia fuera (incluso permutando posiciones entre delanteros e interiores, si es necesario), como casi nunca hace Joaquín, intenta sin el menor acierto Sanabria y logra a veces Canales, caso del gol. En segundo, colocar en los carriles jugadores que amenacen de verdad con desbordar en el uno contra uno. Fue lo que buscó Setién con la entrada de Tello en el minuto 66, pero hay otra solución inventada hace años por Guardiola y que se puede perfectamente usar en el 4-3-3: dejar al extremo (Joaquín) pegado a la cal como una chincheta y que el lateral suba por dentro, empujando hacia arriba al interior:


La disposición de Guardiola se vio esporádicamente en la segunda parte: Joaquín abierto, Guardado arriba y Francis (ahí con el balón) como lateral-interior.

Anoche no pareció preparase nada en especial para esa banda, y fue Guardado (que tampoco es el hombre más adecuado) quien se abrió varias veces al notar la tendencia de Francis a desaprovechar su espacio. Resultó esto:




Pese a estos problemas el paciente toque bético fue desgastando el físico madridista, y los blancos fueron perdiendo metros progresivamente hasta instalarse durante treinta minutos (!) en el balcón de su área, como un Levante o un Valladolid cualquiera. Más grave para los blancos fue la desaparición de Benzema: sin salida ya a la contra, tras el empate el Madrid quedó a merced del Betis y sostenido tan solo por la calidad y acumulación de sus centrales, que sacaron sin apuros todos los centros laterales y cerraron casi siempre las líneas de pase por dentro.

Minuto 80 al final
Sin mucho ya que perder, Solari retira a un carrilero y monta un amorfo 4-4-2. El cambio de esquema despista un poco al Betis, que pierde un tanto el control del juego, y en su única ocasión de la segunda parte el Madrid marca.

Línea por línea
Pau debe ser señalado esta vez como culpable directo de la derrota por fallar gravemente en el 1-2, con la inestimable colaboración de Boudebouz en su barrera.

La línea trasera cumplió en defensa pese a pese a estar más expuesta de lo habitual. Los centrales jugaron además el balón con solvencia, y Barragán cumplió sin brillantez en ataque. Francis como lateral a pie cambiado puede ser un recurso, pero deben entrenarse mecanismos para que la banda no quede tapiada en ataque, como lamentablemente fue el caso durante una hora.

Carvalho y Guardado dieron fluidez al balón, pero sin duda la estrella ofensiva del partido fue Lo Celso, que dio un verdadero recital de juego. Una vez más mostró esa combinación de técnica, facilidad para encontrar la salidad de la jugada y (esto es importantísimo) cambio de ritmo en corto que lo hacen incontrolable para los rivales.

Joaquín también cumplió, pero su error en el origen del 1-2 debe recordar a Setién que no tiene ya edad para aguantar noventa minutos. Canales no jugó un buen partido, pese al gol, y abusó, como sus compañeros de línea, de las recepciones al pie de espaldas a la portería rival, resueltas con inocuos pases hacia atrás sin ventaja; en espacios cortos sufre. Sanabria, como siempre, tuvo más voluntad que acierto; ya no es que no marque, sino que siquiera se pone jamás de gol, y apenas aporta más que arrastres de centrales y toques irrelevantes. Hay un grave problema ahí. Los suplentes aportaron muy poco.

El bético no parece apreciar en su medida el brillante juego desplegado por el Betis de Setién durante largos minutos anoche, pero Setién tampoco debe olvidar que las victorias se consiguen por goles y se merecen por ocasiones de gol, no por hacer un juego vistoso: tras diecinueve partidos el Betis tiene los puntos que merece, y apenas tiró a puerta más ni mejor que el Madrid, pese a tenerlo arrinconado muchísimo tiempo. Es algo recurrente y que no se solucionará solo.

El detalle
El VAR impidió el anual error decisivo a favor del Real de Madrid. Bienvenido sea.

viernes, 11 de enero de 2019

Betis - Real Sociedad: vuelve la defensa de cuatro

Es probable que Setién no quedase muy contento con el experimento de Huesca, un partido en el que quiso blindar a su equipo con cuatro centrales por detrás de William Carvalho; o es posible que quisiera dar descanso a probables titulares ante el Real de Madrid. Lo cierto es que el péndulo osciló anoche hasta el extremo contrario y el cántabro presentó el equipo más jugón y ofensivo del último año, con solo dos centrales –Mandi y Bartra– tras el mediocentro portugués, y Barragán y Francis, este a pie cambiado, como laterales.

El esquema resultante fue ese mixto entre 4-4-2 y 4-3-3 also known as 4-2-3-1 que suele usarse para dar privilegios al llamado mediapunta. Pocos son los jugadores que justifican ese status, pero Lo Celso es uno de ellos. El argentino defendió como delantero a la derecha de Sanabria, pero atacaba unos metros más atrás, como interior; Setién y Sarabia son cuidadosos posicionalistas y lograron montar un buen 4-3-3 en posesión de balón al hacer jugar a Guardado escalonado a la izquierda de Carvalho, en posición simétrica a la del rosarino. En salida de balón resultaba esta ejemplar distribución, con los jugadores béticos formando triángulos prácticamente equiláteros:


Una foto tomada desde la grada de fondo en la primera parte no nos deja mentir:


Tal vez para protegerse por jugar con un defensa menos Setién cerró mucho en salida de balón a Bartra y Mandi, que estuvo a veces incluso muy cerca de Joel, y los laterales jugaron lógicamente bastante menos altos de lo habitual. Joaquín y Canales eran los extremos a pie cambiado, posición sacrificada en este esquema porque obliga a gran recorrido: han de ser delanteros en ataque pero mediocampistas en fase defensiva, y seguir a sus laterales.

El balance de la apuesta de Setién fue, previsiblemente, un partido atractivo en el que el Betis jugó muy bien con pelota pero corrió importantes riesgos defensivos, tanto en la salida de balón como en la contrapresión –donde antes cerraban tres defensas anoche lo hacían solo dos–. Pese a tener delante a un equipo de características similares –aunque aún en transición por cambio de entrenador, la Real cuidó la posesión y se situó en un 4-2-3-1 que pasaba a 4-3-3 en ataque por escalonamiento de Zurutuza y retraso de la posición del mediapunta Sangalli–, el Betis tuvo mucho más el balón y dominó el partido durante su mayor parte. No obstante, cuando su presión desfalleció en torno al minuto 65, los béticos cerraron mal en defensa posicional y pasaron diez minutos muy delicados, en los que la Real acumuló casi tantas ocasiones como los locales en todo el partido. Y es que la presión alta del Betis volvió a adolecer de un problema muchas veces visto cuando el Betis jugaba con defensa de cuatro durante la primera temporada de Setién: el equipo salta a veces a destiempo a esa presión adelantada y queda en inferioridad numérica en el centro del campo, facilitando mucho la salida del rival. El problema lo analizamos ya justamente tras aquel 4-4 de Anoeta. Ayer el equipo quedaba situado así para la presión alta:


Como puede verse, ante el 4-3-3 realista el esquema bético encajaba mucho peor que en otras ocasiones. Al quedar mano a mano arriba pero dejar línea de cuatro atrás contra los tres delanteros realistas, Joaquín, Canales y Carvalho quedaban en inferioridad numérica ante los dos laterales más los interiores Zurutuza y Sangalli. Mientras el Betis tuvo fuerzas la cosa se resolvió con buenas basculaciones laterales o saltos de Bartra hacia la siguiente línea, pero cuando Guardado perdió fuelle y ni tan siquiera volvía a su línea al ser superada la presión llegaron los problemas, que no mejoraron hasta mucho después de la salida de Tello como extremo izquierdo y la reubicación de Canales como interior.

En suma, parece difícil que Setién repita el domingo esta defensa de cuatro, pero se abren nuevas opciones de cara al futuro, especialmente si García y Feddal no suben su rendimiento. En lo individual hay que destacar el buen partido de Francis, pletórico físicamente, y la segunda mitad de Lo Celso, que paró el reloj con un pase messiánico a Tello.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.


domingo, 6 de enero de 2019

Huesca 2 - Betis 1 (18ª jornada de LaLiga)

S.D. HUESCA (2): Santamaría; Akapo, Insua, Exteita ("Chimy" Ávila, min.59), Pulido; Rivera; Miramón, Melero (Gallar, min.66), Moi Gómez,  Ferreiro; y "Cucho" Hernández (Sastre, min.85).
BETIS (1) Pau López; Mandi, Bartra, Feddal (Guardado, m. 58); Francis (Joaquín, m. 81), Javi García, William Carvalho, Canales, Tello; Sanabria y Loren (Lo Celso, m. 58).
Goles: 0-1, m. 55: Sanabria, de penalti. 1-1, m. 74: Ferreiro. 2-1, m. 79: Rivera.
Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Amonestó a Feddal, ‘Cucho’ Hernández, Etxeita, Francis, y Moi Gómez.
Incidencias: Unos 7.000 espectadores en el estadio de El Alcoraz, con presencia de aficionados verdiblancos. Buen césped y noche fría en Alcoraz.

Pocas excusas puede poner el Betis a su derrota en casa del colista. Ciertamente el Huesca merecía, por su juego, tener más victorias que la única que figuraba en su registro, pero el Betis ni siquiera fue capaz de aprovechar la ventaja que la fortuna puso de su lado y se dejó remontar el partido tras ser inferior a su rival durante casi todo su transcurso.

Primer tiempo
La alineación de Setién fue muy defensiva: un mediocentro natural –por más que pretendan convertirlo ahora en interior– como Carvalho jugaría nada menos que con cuatro centrales por detrás, escalonado entre Javi García y Canales en el trío de hombres interiores, y con doble punta de delanteros puros por delante. Francis comenzaba el partido a pie natural, aunque alrededor de la media hora de juego permutaría bandas con Tello. Dado que el Huesca plantaba un 4-3-3 claro, la presión alta bética resultaba de forma natural en el mismo 3-4-1-2 de San Siro o el Camp Nou, con Canales encima del mediocentro oscense. Sin embargo en ataque Setién destruía este elegante esquema y pasaba al fracasado 3-1-4-2, un dibujo (perdonen la insistencia) que de por sí distribuye a los jugadores tan mal como el 4-2-3-1 o el 4-4-2, anatema para los posicionalistas. Por qué el 3-1-4-2 sin embargo sí se usa es una incógnita tal vez explicable por el injustificado prestigio del rol de mediocentro único.

El Huesca plantó desde el inicio una presión alta que sostendría con notable intensidad durante amplios tramos del partido. El Betis, como suele, se sentía a gusto atrayéndola y amasando el balón entre sus centrales, y resultaba una amplísima superioridad bética en la posesión (33%/67% en ambos tiempos) pero con el balón más tiempo en campo bético. Hasta aquí, nada inhabitual; los problemas para el Betis vinieron en el siguiente escalón. Las posiciones en salida de balón eran aproximadamente estas:


Aunque las parejas eran poco claras, el delantero centro local sí iba muy arriba a por Bartra y dejaba a su espalda espacio para Javi García. Y es aquí donde relucieron nuevos y viejos defectos. En primer lugar, el murciano no aprovechó sus ventajas para hacer progresar la jugada, antiguo problema que le ha costado el puesto de mediocentro que ocupaba la temporada pasada, pues el fichaje de Carvalho incidió directamente en mejorar ese aspecto. En segundo lugar los dos delanteros, una vez más, hicieron poquísimos desmarques a las espaldas de la defensa, y tampoco dieron fluidez al juego con triangulaciones a la primera como tercer hombre para dar ventaja a los interiores o los carrileros cuando estos cogían la espalda a sus respectivos marcadores. Como consecuencia de ello, los pares tanto de Loren y Sanabria como de Carvalho, Canales, Francis y Tello podían pegarse como lapas a cada uno de ellos con la tranquilidad de que su espalda no sería amenazada, y las posesiones béticas, especialmente en ciertos tramos del partido, eran circulaciones atosigadas con recepciones siempre de espaldas al marco rival, sin progresión posible, en las que el error y la consecuente pérdida eran solo cuestión de tiempo. Apenas Canales, con sus caídas hacia zonas de extremo, conseguía subir algunos balones prometedores. El Huesca, de escasa calidad arriba, llegaba poco a portería; el Betis, nunca.

Segunda parte
Tras sortear cinco minutos iniciales de presión agobiante la fortuna auxilia al Betis, que sin haber disparado a puerta se adelanta con un penalti favorable, algo riguroso. A la hora Setién, a nuestro modesto entender con buen criterio, retira a Feddal –en claro peligro de expulsión– y apuesta por defender con el balón: Javi García se retrasa, Bartra pasa a central izquierdo, y Guardado entra como interior derecho, desplazando a Canales a zonas muy adelantadas de interior izquierdo. Lo Celso queda en una posición libre a la derecha de Sanabria, ya único delantero centro natural, y el 3-1-4-2 del Betis es casi un 3-4-3. Ahí llegan los minutos decisivos: el Huesca mete un delantero más, echa el resto en una presión casi desesperada, adelanta su defensa y el Betis, muy apelotonado en un centro del campo donde los Guardado, Lo Celso y Carvalho combinan en espacios muy reducidos, logra ponerse de gol en llegadas de los carrileros. Esta vez la moneda sale cruz: es el Huesca el que marca dos veces, tras un robo y tras un rechace a balón parado.

Setién trata de ganar profundidad con Joaquín como carrilero derecho (Tello cambia de nuevo de banda) pero un Huesca valiente y motivadísimo saca fuerzas de donde ya apenas podía haberlas y presiona muy arriba; el Betis no consigue nunca progresar en ventaja hacia el campo rival y apenas tiene opciones siquiera de empatar.

Línea por línea
Pau tuvo muy poco que hacer en los goles. Paró varios tiros complicados con una aparente facilidad propia de un muy buen portero.

El trío de centrales –tal vez algo menos Feddal– volvió a manejar muy bien la pelota y dar un buen nivel defensivo. Unos metros más arriba Tello y Francis mostraron de nuevo que aunque jueguen en el mismo puesto sus características son opuestas: el canterano retuvo muy bien la pelota ante la presión rival pero jamás fue capaz de encarar (no digamos desbordar) a su par; Tello fue una ruleta rusa que provocó un gol en cada portería, que cerca estuvo de dar el 0-2 y que –con sus defectos– es imprescindible en un equipo con tan poca velocidad arriba como este Betis.

Javi García decepcionó con balón y además obligó a Carvalho a jugar en una posición en la que solo puede cumplir y para la que le falta velocidad en conducción. Canales dio al menos algunos dolores de cabeza a los locales. Arriba, Sanabria y Loren volvieron a decepcionar pese a su buena voluntad, y especialmente el primero, que ni siquiera tiró bien el penalti; cierto es que fueron bien marcados, pero la aportación de ambos esta temporada es bajísima en juego y goles. Es difícil que León aporte menos, y urge reforzar el puesto.

La calidad de Lo Celso pudo dar el triunfo, y Guardado estuvo mejor con balón que en defensa: erró en el 1-1. Joaquín apenas tocó la pelota.


El detalle
Si mantiene este nivel de juego raro será que Mandi no salga este verano por una buena millonada; sería un lateral-interior perfecto para el peculiar sistema del Manchester City.

Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.