Antes que nada: ¿por qué de posición? La evolución del juego en las últimas décadas, y en particular la mejora de los terrenos de juego y la generalización de las defensas zonales, ha llevado por un lado a que sea posible sostener posesiones de balón mucho más largas, y por otro a concebir el fútbol de ataque –hace no mucho dejado prácticamente a la costumbre y la inspiración de los jugadores– de forma también mucho más planificada, colectiva y zonal: el cuidado de la posesión de balón y el reparto planificado de posiciones en ataque son dos características básicas de este fútbol.
Para explicar su funcionamiento es conveniente hablar de las cuatro fases en que hoy se suele dividir temporalmente el juego: defensa (balón en posesión del rival), transición defensa-ataque (segundos inmediatos a la recuperación), ataque (balón en posesión de nuestro equipo) y transición ataque-defensa (segundos inmediatos a la pérdida). Pues bien, las veremos de última a primera, porque el mecanismo fundamental de este fútbol se da en la:
4) Transición ataque-defensa
El momento clave es la llamada presión postpérdida (o contrapresión, o Gegenpressing). Cuando nuestro equipo pierde la pelota, en lugar de correr hacia atrás a posiciones defensivas trata de ganar de nuevo inmediatamente la posesión presionando y cerrando las líneas de pase al jugador rival que ha recuperado la pelota, y encimando rápidamente a sus compañeros cercanos. Si se logra reganar el balón se impide, obviamente, el ataque rival, y se consigue una gran oportunidad de reatacar de inmediato con el rival mal colocado por estar en plena salida; de hecho muchos goles en este fútbol provienen de verdaderos minicontraataques lanzados así.
¿Cuándo es efectiva esta presión? Para que lo sea es necesario que el rival esté muy junto, tan amontonado defensivamente cerca de su área como sea posible, y rodeado de nuestros jugadores. Veamos un ejemplo del Stuttgart-Betis (de oscuro) de esta pretemporada (pinchar para agrandar):
Pérdida en corto con rival replegado atrás y rodeado de los nuestros.
Presión postpérdida...
... que obliga al rival a jugar en largo.
Recuperación y reinicio del ataque.
3) Ataque
Esas condiciones propicias para que funcione el mecanismo de la contrapresión solo se dan si perdemos la pelota tras un ataque prolongado y, además, en el juego corto –el intentar un regate o un pase corto–. Por ello es básico en este fútbol evitar perder la pelota en ciertos modos y lugares que no cogen al rival encerrado o que sorprenden a los nuestros lejos de la zona de pérdida. Naturalmente –más abajo abundaremos en esto– está contraindicado hacerlo en el inicio del ataque por nuestros defensas, ni por pérdida en corto ni por pelotazo largo. Tampoco son especialmente adecuados los contragolpes a campo abierto, pues caso de pérdida tendremos a nuestros jugadores muy lejos del balón; gran parte de las discusiones tácticas sobre el Barcelona de Luis Enrique giraban en torno a este asunto concreto.
Una vez iniciado un ataque posicional de muchos toques y ya replegado el rival, no es conveniente (contra el hábito general) acabar el ataque con disparos lejanos, porque dan oportunidad al rival de sacar de puerta; también hay que cuidar los cambios de juego, que han de ser seguros, y dosificar los balones cruzados a la olla –si bien Guardiola logró incorporarlos en su Bayern trabajando la línea de rechace para lograr otra forma de recuperación inmediata–. Si hay que perder la pelota sí es mucho más conveniente hacerlo en combinaciones cerca del área rival o en el uno contra uno de un extremo: ahí nuestra contrapresión triunfará en el noventa por ciento de las ocasiones, y la pérdida será pues irrelevante (o incluso positiva).
Que el equipo no precipite contragolpes rápidos, no dispare a puerta desde media distancia o no cuelgue balones al área en situaciones que parecen ser adecuadas puede exasperar la paciencia del aficionado, pero son detalles que hay que leer en esa clave defensiva de la recuperación posterior del balón.
2) Transición defensa-ataque
Para lograr un ataque posicional largo que encierre al rival es evidentemente necesario conservar el balón cuando lo logramos recuperar o al sacar de puerta. Por ello, como decimos arriba, en el fútbol de posición son raros los contragolpes a campo abierto –que arriesgan la posesión–, y además hay que contar con centrales, portero y mediocentro que manejen bien el balón y eviten el pelotazo –o, peor, la pérdida– cuando son presionados.
Para evitar esa pérdida si eres presionado hombre a hombre en el inicio de la jugada se usan mecanismos como el juego de pies del portero –normalmente sin pareja–, el llamado tercer hombre o el entrenamiento intensivo de la posesión a través de los famosos rondos. Si aun así hay que recurrir al pelotazo largo hacia los delanteros, si hemos masticado la jugada atrás el rival estará muy abierto, con grandes distancias entre líneas, y emparejado uno contra uno con nuestros delanteros, lo que dará muchas más opciones de crear peligro por juego directo: Lewandosky o Luis Suárez han sido muy útiles para este recurso en Bayern o Barcelona. Además, si hemos logrado obligar al rival a una presión prolongada le habremos provocado un desgaste físico que nos dará ventaja en fases posteriores del partido.
Si, por el contrario, el rival se repliega y nos permite iniciar la jugada con un hombre de más (típicamente los dos centrales y nuestro mediocentro contra los dos delanteros, en el caso de atacar contra un 4-4-2), intentaremos convertir la salida de balón en el inicio de una cascada de hombres libres. Veámoslo: si separamos a nuestros tres hombres (abriendo mucho a los centrales) será imposible que los dos delanteros defensores marquen a los tres a la vez; se trata pues de mover el balón con paciencia hasta hacer llegar el balón a uno de los tres cuando esté solo (el hombre libre). Para ello vale también triangular con los interiores como terceros hombres. Logrado esto, este central o mediocentro liberado conducirá el balón hacia delante hasta obligar a un rival de la siguiente línea –típicamente uno de los cuatro centrocampistas del 4-4-2– a cerrarle el paso –mecanismo llamado atraer o dividir al rival–, abandonando para ello a su par y creando así otro hombre libre al que haremos llegar el balón, para que a su vez repita el mecanismo hacia la siguiente línea, ya cerca del área contraria. Veámoslo en una jugada del Betis (de claro) contra el Eintracht:
Una vez iniciado un ataque posicional de muchos toques y ya replegado el rival, no es conveniente (contra el hábito general) acabar el ataque con disparos lejanos, porque dan oportunidad al rival de sacar de puerta; también hay que cuidar los cambios de juego, que han de ser seguros, y dosificar los balones cruzados a la olla –si bien Guardiola logró incorporarlos en su Bayern trabajando la línea de rechace para lograr otra forma de recuperación inmediata–. Si hay que perder la pelota sí es mucho más conveniente hacerlo en combinaciones cerca del área rival o en el uno contra uno de un extremo: ahí nuestra contrapresión triunfará en el noventa por ciento de las ocasiones, y la pérdida será pues irrelevante (o incluso positiva).
Que el equipo no precipite contragolpes rápidos, no dispare a puerta desde media distancia o no cuelgue balones al área en situaciones que parecen ser adecuadas puede exasperar la paciencia del aficionado, pero son detalles que hay que leer en esa clave defensiva de la recuperación posterior del balón.
2) Transición defensa-ataque
Para lograr un ataque posicional largo que encierre al rival es evidentemente necesario conservar el balón cuando lo logramos recuperar o al sacar de puerta. Por ello, como decimos arriba, en el fútbol de posición son raros los contragolpes a campo abierto –que arriesgan la posesión–, y además hay que contar con centrales, portero y mediocentro que manejen bien el balón y eviten el pelotazo –o, peor, la pérdida– cuando son presionados.
Para evitar esa pérdida si eres presionado hombre a hombre en el inicio de la jugada se usan mecanismos como el juego de pies del portero –normalmente sin pareja–, el llamado tercer hombre o el entrenamiento intensivo de la posesión a través de los famosos rondos. Si aun así hay que recurrir al pelotazo largo hacia los delanteros, si hemos masticado la jugada atrás el rival estará muy abierto, con grandes distancias entre líneas, y emparejado uno contra uno con nuestros delanteros, lo que dará muchas más opciones de crear peligro por juego directo: Lewandosky o Luis Suárez han sido muy útiles para este recurso en Bayern o Barcelona. Además, si hemos logrado obligar al rival a una presión prolongada le habremos provocado un desgaste físico que nos dará ventaja en fases posteriores del partido.
Si, por el contrario, el rival se repliega y nos permite iniciar la jugada con un hombre de más (típicamente los dos centrales y nuestro mediocentro contra los dos delanteros, en el caso de atacar contra un 4-4-2), intentaremos convertir la salida de balón en el inicio de una cascada de hombres libres. Veámoslo: si separamos a nuestros tres hombres (abriendo mucho a los centrales) será imposible que los dos delanteros defensores marquen a los tres a la vez; se trata pues de mover el balón con paciencia hasta hacer llegar el balón a uno de los tres cuando esté solo (el hombre libre). Para ello vale también triangular con los interiores como terceros hombres. Logrado esto, este central o mediocentro liberado conducirá el balón hacia delante hasta obligar a un rival de la siguiente línea –típicamente uno de los cuatro centrocampistas del 4-4-2– a cerrarle el paso –mecanismo llamado atraer o dividir al rival–, abandonando para ello a su par y creando así otro hombre libre al que haremos llegar el balón, para que a su vez repita el mecanismo hacia la siguiente línea, ya cerca del área contraria. Veámoslo en una jugada del Betis (de claro) contra el Eintracht:
Mandi inicia el tres contra dos jugando con De la Hoz, que se ha metido entre los centrales (lavolpiana).
De la Hoz conduce el balón hacia el delantero derecho alemán para obligarlo a salirle al paso y alejarlo así de Feddal (lo divide, en la jerga)...
... que recibe desmarcado (hombre libre) y obliga al extremo a salir a por él...
... convirtiendo a su par natural, el lateral izquierdo Tosca, en el nuevo hombre libre, que recibe haciendo avanzar la jugada y obligando al lateral derecho alemán a salir a por él.
Si
el proceso se ve en dificultades es importante evitar el pelotazo o la
pérdida: se juega hacia atrás y se reinicia la jugada cuantas veces sea
necesario. Sin embargo sí es importante que se aprovechen las rupturas de líneas sin desperdiciar la ventaja lograda, por ejemplo con pases, controles o regates hacia atrás que pierdan innecesariamente la línea ganada.
Para crear esos sucesivos hombres libres es necesario separar al máximo a nuestros jugadores atacantes entre sí, y para ello se necesita que estos ocupen determinadas posiciones (juego de posición), que generalmente forman triángulos casi equiláteros: los extremos, laterales y centrales se abren, los delanteros amenazan la espalda de los defensas, los interiores ocupan los espacios intermedios sin acercarse demasiado al balón y el mediocentro hace laviolpiana (meterse entre los centrales). Movimientos como, por ejemplo, que un interior venga atrás a ayudar en la salida cuando los centrales y el mediocentro ya están en superioridad numérica están prácticamente prohibidos: cada jugador tiene que respetar su posición sin invadir la del compañero, o a lo sumo permutar posiciones con estos. Para ello los equipos que practican este fútbol entrenan el ataque con campos divididos en sectores o practican permutas ensayadas de dos o incluso tres jugadores.
Como demostraremos pronto –en un artículo que publicaremos en septiembre– el 4-3-3 y el 3-4-3 son los esquemas que mejor logran esa separación, y de hecho son los que más se utilizan en este tipo de juego. Particularmente el primero de ellos, el 4-3-3 con un mediocentro de movimientos muy restringidos, dos interiores móviles, dos extremos regateadores y un delantero, es el clásico de referencia en la historia del Barcelona y en el Betis de Setién.
Para crear esos sucesivos hombres libres es necesario separar al máximo a nuestros jugadores atacantes entre sí, y para ello se necesita que estos ocupen determinadas posiciones (juego de posición), que generalmente forman triángulos casi equiláteros: los extremos, laterales y centrales se abren, los delanteros amenazan la espalda de los defensas, los interiores ocupan los espacios intermedios sin acercarse demasiado al balón y el mediocentro hace laviolpiana (meterse entre los centrales). Movimientos como, por ejemplo, que un interior venga atrás a ayudar en la salida cuando los centrales y el mediocentro ya están en superioridad numérica están prácticamente prohibidos: cada jugador tiene que respetar su posición sin invadir la del compañero, o a lo sumo permutar posiciones con estos. Para ello los equipos que practican este fútbol entrenan el ataque con campos divididos en sectores o practican permutas ensayadas de dos o incluso tres jugadores.
Como demostraremos pronto –en un artículo que publicaremos en septiembre– el 4-3-3 y el 3-4-3 son los esquemas que mejor logran esa separación, y de hecho son los que más se utilizan en este tipo de juego. Particularmente el primero de ellos, el 4-3-3 con un mediocentro de movimientos muy restringidos, dos interiores móviles, dos extremos regateadores y un delantero, es el clásico de referencia en la historia del Barcelona y en el Betis de Setién.
Betis en salida ante Benfica: típica formación en triángulos en 2-1-4-3 como progresión del ataque desde el llamado 4-3-3. Elaboración de la imagen: @salehruba199 y Juan Ramón Lara.
1) Defensa
Como vemos, en este fútbol se trata de evitar a toda costa la fase de defensa estática (balón en posesión rival). No obstante, si la presión postpérdida no logra su objetivo tras unos breves segundos, hay al menos que frenar el ataque del oponente –estorbando al poseedor de balón rival y cerrándole pasillos por dentro– y replegar al esquema defensivo básico –que en los equipos que juegan el llamado 4-3-3 suele ser realmente un 4-1-4-1– para esperar pacientemente la ocasión propicia de presionar. No se trata pues de presionar de cualquier modo y en todo momento –algo que tiene gran coste físico–, sino de hacerlo intensamente solo en los momentos propicios.
Defensa posicional en 4-1-4-1 (Betis, verde; fuera de plano, los cuatro defensas).
Los riesgos
Este fútbol conlleva varios riesgos importantes, que conviene tener asumidos:
- Al jugar mucho y muy en corto en la salida de balón (centrales y mediocentro) hay obvios riesgos de cometer pérdidas cerca de tu propia portería y sin más ayuda detrás; no hay que atribuir siempre esas pérdidas a errores o desconcentraciones, sino asumirlas como riesgo propio del sistema de juego.
- Se intenta defender (la contrapresión) corriendo hacia delante, en busca del robo. Si esa presión falla, el rival ese encuentra con pista libre y superioridad numérica para contragolpear ante una defensa con enormes espacios a su espalda.
- El perfil del jugador adecuado para este fútbol no suele ser de mucho porte físico, por lo que es habitual que nuestro equipo sufra a balón parado.
Naturalmente muchas de estas características no son exclusivas de este tipo de fútbol, ni hay que llevarlas necesariamente a una posición extrema. De hecho, casi todos los equipos de alto nivel asumen hoy en mayor o menor grado muchas de las premisas vistas, como un posicionamiento en ataque mucho más planificado que hace pocos años o una salida elaborada, jugando en largo solo tras atraer la presión rival. Por otra parte existen variantes diversas, como las marcas casi individuales de Bielsa y su escuela, aunque Setién parece decantarse por un estilo más ortodoxo de la escuela Barça.
Los comentarios, críticas o preguntas son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
Baeticus Astigitanus nos comenta:
ResponderEliminar" ¡Estupendo! De obligada lectura para béticos impacientes e ignorantes ante lo que nos espera...
La entrevista que dio ayer el mister me dejó más tranquilo; se le vio contento y hasta agradablemente sorprendido de lo que se ha encontrado, y muy seguro de su sistema. No sé yo si nuestros aficionados tendrán la paciencia suficiente si al principio no llegan los resultados. Ojalá nos sonría la suerte...
Por otra parte, lo que yo me/te pregunto es qué hacer (qué hará Setién) cuando el equipo al que te enfrentes juege a lo mismo que tú (el Celta en la 2ªJ) o cuando (como lo que le pasó a la UDLP contra nosotros este mismo año) el rival presiona a los dos centrales y al mediocentro y no te deja sacarla jugada. ¿Cuál es la opción del sistema de juego de posición ante estos dos casos?
Saludos.""
Gracias, B.A. Dejo el enlace a lo que dijo ayer Setién, que tiene mucho que ver con esa entrada del blog:
Eliminarhttp://www.realbetisbalompie.es/es/noticias/actualidad/9620/quique-setien-hace-balance-de-la-pretemporada-en-r
Hacerte jugar a contraestilo es una buena manera de fastidiar los planes del rival, asó que nos espera presión alta muchos partidos. Ahí solo queda masticar la jugada regulando riesgos hasta sacarla o tener que jugar largo pero con el rival muy separado. Si tu delantero la baja y se mete un poco de velocidad hay peligro. Por otra parte, como puse y dice el propio Quique, esa presión se acaba pagando cuando el rival corre riesgos. El Betis-Sevilla del año pasado es un buen ejemplo.
Con el Celta la cosa será así, más o menos. Ahí se verá quién es capaz de sacarla bajo presión y quién no (y este último la perderá de mala manera o pegará el pelotazo a la primera ocasión). De momento nos llevan años de ventaja....
Saludos
JR
Un placer leerle. Cada día aprendo más. Como dice el compañero debería ser de obligado cumplimiento para muchos bélicos. Enhorabuena ¡
ResponderEliminarPor ponerle un toque de humor, coincido con usted: algunos además de béticos, son muy bélicos
Eliminar¡Muchas gracias, Dani!
EliminarBuenos días!
ResponderEliminarEn primer lugar, le agradezco el artículo, es muy interesante y didáctico.
Para aportar mi punto de gusta a mo que estoy viendo, creo que la salida de balón se está viendo dificultada porque aún no se ocupan correctamente los espacios. Es entendible, llevará su tiempo de adaptación, por ello no me sorprende que los que mejor parecen comprender los automatismos del juego sean los canteranos: traen la lección aprendida tras haberlos dirigido José Juan
Para concretar más, creo que en la salida de balón, los interiores se alejan demasiado. Comprendo que tienen que abrir campo y que no deben bajar a recibir el balón (es tarea única del pivote para hacer la lavolpiana). Pero aún así creo que se van demasiado arriba y no ofrecen un apoyo correcto
Otro problema que he detectado es que a veces se supera una línea y en lugar de esperar a que salte un rival a la presión, dejando otro compañero sólo más adelante, no tienen paciencia y la retrasan de nuevo demasiado rápido
Creo que ambos errores son subsanables con tiempo, mas espero que no debas repetirlo durante todo el año en tus crónicas como las últimas temporadas con el tema de colocación adecuada de los mediocentros, solucionable con la simple permuta de ambos mediocentros, pero que no se solucionó casi nunca
Un saludo y gracias
PD: disculpas por tan largo comentario jeje
No hay de qué, y gracias por comentario tan interesante. Aún recuerdo aquellos posts de Van der Vaart estorbándose con (creo que era) Petros, sí...
EliminarEn efecto hay movimientos por pulir y los de Romero ya se los saben. Por ejemplo los extremos (Joaquín, Nahuel) se meten demasiadas veces justamente en ese espacio, el de los interiores, en lugar de amenazar la espalda de la defensa.
En cuanto a los propios interiores: llevo tanto tiempo viéndolos acercarse demasiado (Ceballos) que casi cualquier alejamiento me parece poco, pero tal vez a veces sí, no se ofrezcan como deben para triangular y facilitar la salida. Lo otro, de no superar línea cuando casi estaba hecho, pasa también, en efecto, y es muy molesto (aún recuerdo un cabreo inmenso de Guardiola con Vidal por eso). Creo que depende mucho de la orientación con que se perfile el futbolista, y lleva tiempo.
Un cordial saludo,
JR
Magnífico artículo. Muy didáctico. Bien leido explica a las mil maravillas, no solo lo que pretende Setien, sino que contesta a una pregunta muy frecuente en los foros de opinión de los béticos.
ResponderEliminar¿Porque el Betis juega mejor y se acerca más al área contraria (dia del Córdoba) cuando están en el campo los canteranos (del filial), que cuando lo hacen los supuestos titulares??
La respuesta el Jose Juan Romero y su método.
Yo intento explicarlo en algunos comentarios, pero lógicamente no tengo los conocimientos de Vd. ni la capacidad didáctica que demuestra en sus artículos.
Enhorabuena...
Muchas gracias, Ronaldo. Efectivamente eso pasa. Yo creo que al mirar esta manera de jugar no solo hay que poner el acento en el buen trato de balón (o los riesgos que se toman), sino en una concepción colectiva del juego de ataque que hace que jugadores de nivel inferior rindan como equipo a un nivel superior por superioridad táctica. Eso creo que es bueno en sí, aunque luego incluso seas menos radical y pegues algún que otro balonazo.
Eliminar¡Gracias de nuevo!
JR
Felicitarle por el artículo. El nuevo planteamiento de Setién pide un poco de tiempo y paciencia y no ser cortoplacista en los resultados. Es "darle la vuelta al calcetín" al equipo en lo táctico y de hecho lo hemos reclamado infinidad de veces en estos años anteriores de correr como locos a robar y patadon de Adán. Todos los béticos debemos leerle para entender al técnico y espero que la pelotita entre para que nadie se inquiete. Es fundamental para nuestro futuro el entendimiento entre Setien y Jose Juan Romero. Enhorabuena por el artículo.
ResponderEliminarFirmado: Lebrijano
Yo creo que ese entendimiento está asegurado porque las ideas de ambos (pese a lo que diga Betis TV) son prácticamente idénticas. Y a largo plazo creo que Romero acabará de entrenador del Betis. Son, cierto, ideas diametralmente opuestas a las de Merino, por ejemplo, y eso requiere tiempo. Trataremos de apoyar esta manera de jugar porque nos parece mejor.
EliminarUn saludo y agradecido por la felicitación.
JR
Gracias por el articulo, creo que leerlo ayuda a obviamente a la comprension del sistema, pero me temo que la paciencia y la serenidad, brillan por su ausencia en el mundo del futbol y no digamos en este betis
ResponderEliminarPues sí. Perarnau en su libro incidía en esto, en esa noria de novedades y "falta de tiempo" permanente, sin sentido. A ver si paramos un poco el reloj.
ResponderEliminarSaludos y de nada.
JR
El Sr Lara lo ha vuelto a hacer.
ResponderEliminarGracias por ilustrarnos y entretenernos.
Ya si consiguieramos que los pesimistas y agoreros no estén al acecho ya de Setien...
Ayer vi una salida de balón por banda derecha que fue un gustazo.
Este año tenemos dos buenos centrales, un medio fuerte y gente con posibilidades arriba.
Yo estoy ilusionado con este entrenador y esta planificación.
Empecemos ya !!
Muchas gracias, Alex. Bienvenido al nuevo curso. A mí este fútbol me convence desde hace tiempo; tal vez, como a tantos, desde que vi jugar al mejor equipo que he conocido, el Barça de Guardiola, y a la selección llegar a cotas que ni soñábamos. Creo que, estéticas aparte, es mejor para ganar, y que lo haremos con un mínimo de paciencia.
EliminarAyer el equipo me reforzó la sensación que me viene dando desde el inicio de la pretemporada: juega bien, y cada vez mejor (ayer era un gusto ver la ubicación en ataque), pero le falta calidad arriba. Como creo que esto se va a mejorar bastante con Boudebouz, un Sanabria más en forma, Tello y tal vez alguno más (Lucas Pérez vendría de perlas), me parece que las perspectivas son buenas, y de disfrutar viendo el juego. Un Boudebouz al que llegue una buena docena de balones en ventaja, por ejemplo, puede ser una mina.
Saludos, y a ver...
JR