Culminamos
nuestro repaso al desempeño de los jugadores del primer equipo del Betis
durante la temporada recién acabada con los extremos y delanteros. El siguiente post será para los entrenadores, y seguirá un balance de efectivos y valoración de las necesidades del plantel.
Rubén Castro
Poco se puede añadir a lo ya dicho de este jugador. Sus muy feos problemas con la justicia no le impidieron hacer lo de siempre: meter goles cuando llovía, cuando había viento, con Velázquez, con Merino, con Mel, en primavera, por la noche o por la mañana, y casi siempre con el marcador vivo. Algunos de esos goles (como el primero en Girona o el primero en Mallorca) fueron de verdadera estrella. Lo jugó todo y, aunque se le atribuyeron malas rachas en cuanto dejó de marcar en tres o cuatro partidos, lo cierto es que a sus 34 años no da la menor señal de decadencia. Pese a sus problemas judiciales próximos (que previsiblemente le afectarán de lleno en torno a enero), seguirá.
Molina
Aunque, como en el caso de Castro, miremos cada año su fecha de nacimiento, lo cierto es que Molina tampoco da señal alguna de envejecimiento. Empezó la temporada prácticamente desahuciado por Velázquez, que se abonó a la curiosa y muy difundida teoría de que Rennella (que aún no ha demostrado nada) era mejor y había que apostar por el italiano. Apenas Mel confió en él, hizo lo de siempre: meter goles, dar salida al equipo por arriba como pivote, manejarse bien entre líneas y combinar a alta velocidad con Castro, con el que juega como si tuvieran una sola mente. Obviamente también seguirá, con una renovación pendiente.
Kadir
Es un jugador de indudables virtudes para el fútbol de posesión de balón: bueno en el control, el regate y el pase, ágil, rápido en corto, habilidoso, y, en fin, muy apto para jugar en espacios cortos. Su problema, como le ocurría a Denilson, viene cuando pisa el área; ahí se le apagan las luces, tal vez porque no tiene buen disparo y esto le resta confianza y le hace muy previsible para las defensas, que saben que va a buscar indefectiblemente el pase atrás. Si sigue en la plantilla deberá ser como mero relleno.
Rennella
Sus estéticas maneras lo han prestigiado por encima de su rendimiento real. Ha dado buenos partidos –seguramente, como todos los hombres grandes, necesite bastantes para coger la forma, y sólo tuvo continuidad en ocho o nueve, y en la peor época del equipo– y metido un puñado de goles, pero currículum en mano –cumplirá 27 años en octubre– es más que dudoso que su rendimiento alcance nunca el de un Molina, y como suplente para medias horas lució muy poco. Tiene buen manejo de balón, cierta velocidad cuando está en forma, buen juego de espaldas, olfato para moverse en el área y un disparo de zurda decente; más que luchador es algo pendenciero. Delantero centro clásico, continuará a la sombra de Molina, y deberá aclarar con su juego si puede ser su sucesor o hay que buscarle relevo.
Cejudo
Pese a su historial (venía de tres años como titular en un Osasuna de Primera), el excanterano nunca dio sensación de justificar con su juego su presencia en el equipo titular. Muy voluntarioso y honrado en el campo (por ejemplo, va al choque como un verdadero kamikaze), rapidito y con cierta tendencia a meterse por dentro pese a partir generalmente del extremo derecho, sencillamente le faltó futbol: casi nunca desbordó limpiamente por su banda, ni lució en el pase ni en el tiro. Su juego tenaz y peleón, de barullo y segunda jugada, parece más propio de un lateral que de un extremo, pero los intentos de reconvertirlo no parecieron tener mucho éxito. Fue titular sólo al inicio de la temporada, periodo en el que el juego del equipo era tan mediocre y enredado como el suyo. Probablemente saldrá.
Pacheco
Tras un inicio de temporada un tanto prometedor se fue diluyendo y apenas dejó un par de ratos de buen fútbol, que no le alcanzaron para reconducir su errática carrera profesional. Diestro, jugó casi siempre como extremo izquierdo, desde donde repitió hasta la saciedad el regate hacia dentro y el intento, más o menos afortunado, de pared con el compañero o pase interior hacia los delanteros. Ni confiaron en él ni se lo ganó. Saldrá.
Vadillo
Quien esto escribe confiesa que nunca confió en su recuperación tras su segunda gravísima lesión de rodilla, y sin embargo el chaval (ojo: sigue siendo muy joven) reapareció en plenitud física a final de temporada. Ahí tal vez le pudo la ansiedad y el deseo de hacer en tres partidos lo que no había hecho en los treinta anteriores, pero lo cierto es que su fútbol mostró sus antiguos defectos: velocidad descontrolada y mala elección de jugada. Jugó, como casi siempre, a pie cambiado, y ahí se le aprecia buen control y conducción de balón para explotar su gran velocidad y cambio de ritmo, pero poca precisión para soltarlo, y un tiro potente pero pocas veces bien dirigido.
Necesita minutos y en el Betis difícilmente los tendrá, pese a que en la plantilla casi no van a quedar extremos puros; conviene retenerlo porque aún tiene cierto valor potencial si supera su tendencia a lesionarse (para lo cual sólo hay un camino: el gimnasio), así que lo más razonable es una cesión.
Chuli
Típico delantero de rachas, su estado anímico deportivo, totalmente depresivo, le impidió llegar nunca en el Betis al nivel que sí se le ha visto en Leganés o Huelva, y que, en todo caso, apenas alcanzaría el necesario para Primera División en unas condiciones de confianza idílicas de que aquí nunca disfrutará. Con contrato y cierto valor de mercado, tal vez merezca la pena cederlo para que mejore su cartel (que en Segunda lo tiene, y no poco) y se pueda recuperar la inversión.
Fuera de estos análisis quedan jugadores cedidos como Sergio Rodríguez o Nono (inexplicable que se le enviara a ¡Alemania!), que a efectos prácticos nunca fueron miembros de la plantilla.
Se agradecen, como siempre, los comentarios.
Sergio León no, Rodriguez.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo en el análisis.
Jose A.
Ufff, gracias. Corregido. ;)
ResponderEliminarGran análisis. Al parecer sólo siguen Castro y Molina, aunque claro, uno tampoco se puede fiar de tantas cosas. En todo caso, puede que no sólo salpique a Castro con lo suyo, sino también a Molina, del cual he leido le están investigando su patrimonio. Lo que si hace falta un delantero de unas cualidades parecidas a RC como el comer, si no queremos pasar apuros.
ResponderEliminarSaludos Cordiales.
Fco. Javier
Efectivamente, la posible (y triste) implicación de Molina en los bochornosos mercadeos de partidos de hace un año pone todo en duda.
ResponderEliminarEl tema del delantero me parece el más interesante de la pretemporada. Yo también creo que hace falta un delantero estilo Castro, aunque le pondría más condiciones aún: que sea capaz de jugar, como dijo Macià, CON Castro. Y para eso vendría de perlas un extremo con llegada. Eso es caro, pero aquí hubo uno llamado Pabón. Pronto quiero escribir sobre estos asuntos.
Un cordial saludo, F.J.
JR