BETIS (3): Rui Silva; Aitor Ruibal (Edgar 76'), Bartra, Víctor Ruiz, Álex Moreno; Guido Rodríguez, Guardado; Canales, Fekir (Lainez 90'), Juanmi (William Carvalho 86'); y Willian José.
LEVANTE U.D. (1): Cárdenas; Son, Rubén Vezo, Mustafi, Clerc; Campaña, Malsa, Bardhi; De Frutos (Soldado 63'), Roger y Morales.
Árbitro: Miguel Ángel Ortiz Arias (C. Madrileño). Amonestó a los visitantes Rubén Vezo y Roger y a los locales Víctor Ruiz y Fekir. Anuente con las pérdidas de tiempo.
Goles: 0-1 (7') Mustafi; 1-1 (55') Juanmi; 2-1 (63') Juanmi. (78') Juanmi.
Siempre idéntico a sí mismo, el Betis de Pellegrini da tanta felicidad a su parroquia como aburrimiento a los analistas: bastaría con cortar y pegar la entrada de cualquier partido reciente ante un rival de nivel parecido al del Levante para entender lo sucedido este mediodía en el Villamarín.
Tal vez cambiarían un poco las cosas si esos rivales de nivel inferior se atreviesen a disputar la posesión del balón a los béticos con valentía en la salida de pelota y presión alta, aun a riesgo de sufrir el castigo recibido hace muy poco por el Elche. Sea cuestión de nivel futbolístico o, según Mustafi, de personalidad, el caso es que al Levante no le sirvió siquiera adelantarse en el marcador y, metido bastante atrás, esperó mansamente a que la calidad de los Canales, Guardado, Fekir o Juanmi acabase decidiendo el resultado del partido. Tan solo durante un breve tramo, mediada la primera mitad, los visitantes pudieron sacar la cabeza y nivelar el juego.
Desde su 4-2-3-1 inamovible, las variantes de Pellegrini se reducen a la alineación y a sutiles movimientos de piezas. Esta vez Canales se aprovechó de la justa presencia de Juanmi en la banda izquierda para salir de ese su exilio habitual y acostarse a la banda deecha, donde pierde la posibilidad de arrancar a campo abierto a pierna natural pero a cambio gana muchísima panorámica de pase y juego combinativo. El resto, lo habitual, con rotaciones, Ruibal como lateral derecho y la intención, luego materializada, de plantarse en campo rival, presionar alto y fuerte tras pérdida y jugar con la habitual movilidad de piezas por dentro. Los laterales, Álex Moreno (muy buena primera parte) y el citado Ruibal, my altos en ataque, se encargarían como siempre de profundizar por banda.
Con Fekir algo echado al costado de Canales para asociarse con él y Guardado (aunque acudió a veces a la base de la jugada para crear superioridad) algo más adelantado que Guido y a su izquierda, el Betis formaba de hecho un 4-3-3 ofensivo en el que Juanmi, como es habitual, buscaba la portería rival mientras Canales se metía en posiciones casi de interior. Enfrente el Levante defendía desde un 4-1-4-1 que muy pocas veces se estiraba a 4-3-3:
Superior a su deprimido rival, técnica y físicamente, en casi todos los sectores del campo, en largo y en corto, en ataque posicional o a la contra, el Betis cargó durante la primera mitad el juego a la derecha para, con buenos cambios de orientación, encontrar a Álex Moreno en el lado contrario, donde hizo mucho daño. Las ocasiones fueron cayendo con regularidad y dos quisieron entrar sobre la hora de juego. De poco sirvió al Levante pasar entonces a un 4-4-2 con Soldado arriba junto a Martí; el Betis nunca perdió el control del juego y el 3-1, justo, cerró el partido.
Mejorado Rui Silva con pies y manos, la defensa supo mantener la línea muy alta, a veces corriendo importantes riesgos. Bartra, lateral de ocasión al final, mostró sus conocidas limitaciones con balón.
El buen primer tiempo de Guardado compensó una primera mitad apagada de Guido, que recuperó su nivel en la segunda, al igual que un Canales que no debe sufrir más el exceso de zurdos en la plantilla: por la derecha es mejor que Rodri, Lainez o Rober. De Juanmi ya lo dijimos todo hace semanas: mientras en fútbol gane el que meta más goles deberá jugar todo lo posible.
Arriba Willian José hizo el tópico trabajo oscuro, y Fekir lo suyo de casi siempre: trabajar en defensa, intervenir muchísimo en ataque, desequilibrar una y otra vez el centro del campo del rival y ser poco decisivo en el área. Los suplentes pudieron aportar poco.
Pellegrini, hay que insistir, ha logrado un rendimiento regularísimo de su equipo, pese a jugar dos partidos a la semana, y tiene a casi toda la plantilla en pleno rendimiento.
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