GIRONA (0): Bono; Bernardo, Alcalá (Roberts, m. 72), Juanpe; Pedro Porro (Doumbia,
m. 82), Douglas Luiz, Granell (Aleix García, m. 73), Aday Benítez;
Portu, Stuani y Borja García.
BETIS (1): Pau López; Mandi, Bartra, Sidnei;
Francis, Canales, Guardado (Javi García, m. 85), Junior; Boudebouz (Lo Celso, m. 74), Loren e Inui (Joaquín, m. 64),
.
0-1, m. 63: Loren.
Árbitro: González González (Comité Castilla-León). Mostró tarjeta amarilla a Alcalá, Boudebouz y Junior. 11. 500 espectadores en Montilivi.
Sometió el Betis al Girona con un excelente toque, y solo la concesión final de ocasiones claras –resueltas, por cierto, por aciertos defensivos propios– afeó un poco su muy buen partido.
Minutos 1 al 75
Ese muy buen toque se basó, una vez más, en la atención en hacer buenos controles orientados y en una pasmosa facilidad de los béticos para encontrar al hombre libre, lo que produjo posesiones muy largas y una posesión de nuevo desequilibradísima a favor del Betis (71,5%/28,5% en la primera parte).
Ambos equipos comparecieron con un once muy titular. Posicionalmente el partido se inició de forma idéntica al reciente contra el Sevilla: los dos conjuntos se plantaban con un 3-4-3 (o 3-4-2-1), de modo que naturalmente se formarían parejas en todo el campo:
Esa igualdad numérica en todas las alturas del campo invitaba a la presión alta; sin embargo, tal vez intimidado por una imponente arrancada de Canales en el primer minuto, el Girona cometió el error de quedarse a medio camino: pese a tener tres contra tres sobre los centrales béticos en la salida de balón, los tres delanteros gerundenses pocas veces se atrevían a tratar de robar, de modo que Mandi, Bartra y Sidnei tenían tiempo para pensar y encontrar siempre a uno de los receptores del siguiente escalón, también en igualdad numérica contra los siete defensores restantes (ahí ya peligrosa para el Girona). Curiosamente lo mismo sucedió hace un año en el partido de vuelta, con idéntico marcador, y sí fueron a la presión alta seria en la ida, con mejores resultados.
El Betis sí iba a presionar alto apenas perdía el cuero, de modo que el partido se convirtió en un monólogo bético, pese a la fama de Eusebio de entrenador que cuida la posesión. Sin embargo una vez más el Betis adoleció de falta de profundidad a partir de tres cuartos de campo, algo comprensible cuando el rival se mete muy atrás pero no tanto cuando se llega con espacios tras intentos de presión del rival a campo abierto. El problema ahí –y esa primera jugada de Canales fue un buen ejemplo de ello– parece residir más en la falta de desmarques a la espalda de la defensa que en falta de calidad en los pasadores; las jugadas, como precisamente la del gol, suelen acabar en disparos o pases a los carrileros, porque los delanteros béticos (ayer, particularmente, Boudebouz e Inui) siempre la piden entre líneas, sin romper en profundidad casi nunca.
Sería importante solucionar este aspecto porque, al contrario que al inicio de la temporada pasada (con jugadores como Narváez o Camarasa, que nunca progresaban), ahora sí se cuenta con interiores que pueden salir en conducción veloz a campo abierto tras superar la presión rival (Canales, Lo Celso, Joaquín –recordemos la jugada del gol de Motilivi hace menos de un año–); acabar con acierto esas jugadas haría pensarse mucho a los rivales ir a la presión alta ante el Betis, y ahí los béticos ganarían medio partido antes de saltar al campo.
Último cuarto de hora
Setién había cambiado los extremos sin tocar posiciones tras el gol, y (pese a un susto importante inmediato a este) el Betis mareaba la pelota sin problemas. Sin embargo la renuncia de Eusebio a uno de los centrales para meter más madera arriba sí provoca dudas en las posiciones de los delanteros béticos a la hora de presionar, y el Betis concede un par de opciones de gol muy claras cerca ya del final.
Línea por línea
La excelente parada de Pau al final del partido confirma que estamos ante un portero que dará puntos. Sigue pendiente de mejora su pase largo, aunque en corto sí estuvo bien.
El trío de centrales hizo de nuevo un gran partido. Ideales los tres, por rápidos, para jugar con la línea adelantada, esta vez fue un excelente Sidnei, que secó al marrullero Portu, quien descolló por encima del resto, aunque Mandi salvó una ocasión final con una gran intervención (con Txiki Begiristain en la grada, por cierto) y Bartra estuvo a su nivel, que es decir mucho.
En los carriles fue esta vez Francis quien más y mejor intervino; ha debido de hacer un buen trabajo psicológico el cuerpo técnico, porque se le vio más suelto y valiente que nunca, hasta dar el gol en una muy buena asistencia. Junior cumplió, Guardado dio otra lección de retención de la posesión –debe de ser una tortura intentar presionar ahí– y Canales volvió a su mejor nivel, con una tremenda seguridad en el control y el pase, algo importantísimo en su delicada posición, y buen trabajo.
Arriba el buen toque de Boudebouz pasó otra vez algo desapercibido por poco relevante. Inui tampoco estuvo afortunado en sus intentos de cambio de ritmo, y Loren al fin encontró el gol tras rondarlo en varias jugadas; ganó algunos balones de espaldas y tiró algún buen desmarque.
Setién tiene aún trabajo para mejorar ciertos aspectos del juego, como esos ataques rápidos a campo abierto arriba citados –y que tan excelentemente hizo el año pasado el City, siempre referente en este tipo de juego como equipo de Guardiola–. Por demás, los béticos tienen que agradecerle el exquisito juego de este equipo, más reconocido fuera de Sevilla que aquí.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
viernes, 28 de septiembre de 2018
martes, 25 de septiembre de 2018
Betis 2 - Athletic de Bilbao 2 (5ª jornada de LaLiga)
BETIS (2): Pau López; Mandi, Bartra, Sidnei; Francis (Inui, m. 78), Lo Celso (Loren, m. 64), Guardado, Junior (Tello, m. 61); Canales, Sanabria y Joaquín.
ATHLETIC (2): Unai Simón; De Marcos, Yeray, Íñigo Martínez, Balenziaga; Susaeta, Beñat (San José, m. 73), Dani García, Yuri; Williams (Muniain, m. 81) y Raúl García (Capa, m. 55).
Goles: 0-1, m. 7: Williams. 0-2, m. 17: Raúl García. 1-2, m. 51: Bartra. 2-2, m. 68: Canales.
Árbitro: Estrada Fernández (Comité Catalán). Expulsó a Susaeta en el minuto 45 por doble tarjeta amarilla. Además, amonestó a Yeray, Beñat, Yuri, Canales, Sidnei, Íñigo Martínez, y Unai Simón.
51.000 espectadores y minuto de silencio por José Calle y José María Mellado, exjugadores, y Antonio González Cordón, arquitecto del estadio Benito Villamarín.
Jugaron Betis y Athletic un partido lleno de alternativas tácticas y marcado por la expulsión de Susaeta.
Primer tiempo
Quique Setién optó esta vez por el 3-4-3, un esquema de juego más racional posicionalmente que el 3-1-4-2. En teoría Canales y Joaquín serían los extremos a pie cambiado, a los costados de Sanabria, mientras Lo Celso y Guardado harían de doble pivote (doble interior, más bien). En repliegue, naturalmente, el esquema sería un 5-4-1.
Enfrente el conocido bielsista que es Berizzo cumplió con las expectativas de su tendencia: a partir de un 4-4-2 con el poderío físico arriba de García y Williams pero con el buen trato de balón de Beñat en el centro, el Athletic no salió en absoluto a encerrarse, sino a presionar arriba y a disputar la posesión del balón al Betis, con marcajes prácticamente personales en el centro del campo. Los vascos salieron muy valientes, saltaban apenas tenían ocasión a la presión hombre contra hombre y muy pronto la presión postpérdida les dio el 0-1 –por cierto, tras un intento fallido de despeje sin dirección de Junior–; al filo del cuarto de hora, otra pérdida bética en campo propio propició el 0-2: en este caso, tras un error de Canales, que –aunque ciertamente aguanta muy bien el balón cuando recibe– acudió demasiadas veces a zonas atrasadas en lugar de esperar la salida de balón de sus compañeros.
Con el paso de los minutos la insostenible presión bilbaína empezó a ceder y el panorama posicional se aclaró: los béticos tenían superioridad de tres contra dos en la salida, y era cuestión de paciencia y buena colocación la salida en ventaja encadenando hombres libres. Cuando se jugaba muy cerca de Pau, Bartra activaba el curioso mecanismo de convertirse en mediocentro que ya explicamos aquí. Cuando se jugaba más lejos del portero, Williams y Raún García cerraban más al catalán y a Mandi, y ahí Sidnei cometió en algunas ocasiones el mismo error que Amat la temporada pasada –y que quién sabe si no le costó la salida del club–: acercarse demasiado a Bartra y conducir hacia el centro, deshaciendo al ventaja posicional:
Afortunadamente para el Betis, en una de las jugadas en las que hizo lo correcto –abrirse y conducir en vertical– llegó la expulsión de Susaeta.
Segundo tiempo
El Athletic, con uno menos y castigado físicamente, junta líneas atrás y monta el en estos casos habitual 4-4-1, con Raúl García tirado a la derecha. El Betis mueve el balón con paciencia de lado a lado para machacar el físico de los vascos y percutir por las bandas; en adelante Mandi y Sidnei tendrían pista libre para avanzar. Es sin embargo una salida de Bartra (no obstaculizado esta vez en sus subidas por el pivote bético, como sucede en el defectuoso 3-1-4-2) la que da el 1-2. Setién mueve fichas: trata de lograr más profundidad con Tello por la izquierda, y luego pasa al 3-1-4-2 (con Canales y Joaquín como interiores) al meter a Loren por Lo Celso. Llega el empate en una jugada de Tello por banda. El Athletic cambia a los más cansados y se parapeta, con las líneas juntísimas al borde del área.
Aquí el Betis abusó a veces del toque a ritmo bajo y en zonas inocuas: en situaciones de superioridad numérica, desventaja en el marcador y poco tiempo por delante, pierde mucho de su sentido alargar las posesiones con pases inocuos en U, sin pisar zonas entre líneas. Particularmente inútiles son las recepciones de los interiores cerca de los centrales propios, en zonas frías, pese a que muchos espectadores reclamen que sean esos interiores quienen inicien las jugadas: solo se consigue perder receptores y rematadores. Si las líneas del rival se juntan exageradamente por dentro (como fue muchas veces el caso), cabe siempre mover el balón rápido de lado a lado y colgarlo desde posiciones ventajosas, como ocurrió en el 1-0 ante el Sevilla. Los riesgos que se corren por precipitar la pérdida, además, con escasos cuando el rival está muy junto, cansado y con uno menos, y merece la pena multiplicar el número de jugadas e incluso tentador caer en el correcalles: en las escasas veces que el Athletic se atrevió a presionar arriba, el Betis llegó fácilmente a su portería.
Mandi supo gobernar las ventajas en el balcón del área mejor que Sidnei, y más aún tras un cambio en el que (por fin) Setién dio un golpe de timón desde el banquillo: vista la falta de profundidad de la banda derecha, y aprovechando circunstancias tácticas difíciles de repetir, metió a Inui como interior izquierdo y mandó a Joaquín al carril derecho, donde hizo disfrutar a los béticos de un revival de sus tiempos de extremo a la antigua, de regate y centro. Sanabria, tal vez poco habituado al efecto de esos balones, desperdició un regalo enviado por el portuense, y el partido acabó en tablas, tal vez justas.
Línea por línea
Pau tiene margen de mejora en el pase largo, muy importante cuando el rival presiona la salida en corto. Su gran parada antes del 0-1 quedó en el olvido por el segundo remate.
El 0-2 no era imparable, pero la mala colocación en esa jugada de Sidnei, que apantalló el centro de la portería en lugar de uno de los lados, dificultó la acción de su portero. Fue uno de los pocos errores del trío de centrales, cuyo alto nivel (y con Feddal y Javi García a la espera) es la causa básica de que, contra mucha opinión, Setién nunca pase a la defensa de cuatro. Mandi, en concreto, estuvo magnífico con balón, y Bartra superó incluso por alto a Raúl García, algo meritorio.
El caso Barragán se ha acabado convirtiendo, desgraciadamente, en el caso Francis. El chaval tal vez no compense con su buena técnica e inteligencia con balón su falta de potencia física para un puesto en el que hay que amenazar al rival con el uno contra uno, pero la presión negativa de la grada le ayuda poco. Lo Celso estuvo voluntarioso aunque irregular; tiene muy buenas condiciones para el puesto de interior –incluida una arrancada que puede castigar presiones altas–, pero aún debe aprender a colocarse y soltar el balón a tiempo, como sí hace Guardado pese a ser físicamente inferior. Junior fue el negativo de Francis: le sobró fuerza para llegar arriba y no eligió bien al finalizar, pero puede.
De los de arriba Canales acudió demasiadas veces a zonas atrasadas, tanto en situaciones abiertas (primer tiempo) como con el Athletic atrás; pese a su gol, ante rivales muy cerrados lucen menos sus virtudes, como la zancada, y se le notan defectos como cierta lentitud en espacios muy reducidos. Joaquín intervino poco como atacante a pie cambiado, pero pudo cambiar el signo del partido al final. Sanabria decepcionó: si solo aporta gol (casi nunca logra bajar balones largos ni cogerle la espalda a los centrales rivales) y lo falla... Loren al menos se puso una vez ante el portero; Tello e Inui no aportaron demasiado, aunque el japonés da sensación de peligro.
Setién debe tratar de solucionar ciertos defectos del conjunto, como una falta de amenazas a la espalda de las defensas rivales, que facilita el éxito de la presión alta contra su equipo.
Los comentarios son siempre bienvenidos En Twitter, @juanramonlara7.
ATHLETIC (2): Unai Simón; De Marcos, Yeray, Íñigo Martínez, Balenziaga; Susaeta, Beñat (San José, m. 73), Dani García, Yuri; Williams (Muniain, m. 81) y Raúl García (Capa, m. 55).
Goles: 0-1, m. 7: Williams. 0-2, m. 17: Raúl García. 1-2, m. 51: Bartra. 2-2, m. 68: Canales.
Árbitro: Estrada Fernández (Comité Catalán). Expulsó a Susaeta en el minuto 45 por doble tarjeta amarilla. Además, amonestó a Yeray, Beñat, Yuri, Canales, Sidnei, Íñigo Martínez, y Unai Simón.
51.000 espectadores y minuto de silencio por José Calle y José María Mellado, exjugadores, y Antonio González Cordón, arquitecto del estadio Benito Villamarín.
Jugaron Betis y Athletic un partido lleno de alternativas tácticas y marcado por la expulsión de Susaeta.
Primer tiempo
Quique Setién optó esta vez por el 3-4-3, un esquema de juego más racional posicionalmente que el 3-1-4-2. En teoría Canales y Joaquín serían los extremos a pie cambiado, a los costados de Sanabria, mientras Lo Celso y Guardado harían de doble pivote (doble interior, más bien). En repliegue, naturalmente, el esquema sería un 5-4-1.
Enfrente el conocido bielsista que es Berizzo cumplió con las expectativas de su tendencia: a partir de un 4-4-2 con el poderío físico arriba de García y Williams pero con el buen trato de balón de Beñat en el centro, el Athletic no salió en absoluto a encerrarse, sino a presionar arriba y a disputar la posesión del balón al Betis, con marcajes prácticamente personales en el centro del campo. Los vascos salieron muy valientes, saltaban apenas tenían ocasión a la presión hombre contra hombre y muy pronto la presión postpérdida les dio el 0-1 –por cierto, tras un intento fallido de despeje sin dirección de Junior–; al filo del cuarto de hora, otra pérdida bética en campo propio propició el 0-2: en este caso, tras un error de Canales, que –aunque ciertamente aguanta muy bien el balón cuando recibe– acudió demasiadas veces a zonas atrasadas en lugar de esperar la salida de balón de sus compañeros.
Con el paso de los minutos la insostenible presión bilbaína empezó a ceder y el panorama posicional se aclaró: los béticos tenían superioridad de tres contra dos en la salida, y era cuestión de paciencia y buena colocación la salida en ventaja encadenando hombres libres. Cuando se jugaba muy cerca de Pau, Bartra activaba el curioso mecanismo de convertirse en mediocentro que ya explicamos aquí. Cuando se jugaba más lejos del portero, Williams y Raún García cerraban más al catalán y a Mandi, y ahí Sidnei cometió en algunas ocasiones el mismo error que Amat la temporada pasada –y que quién sabe si no le costó la salida del club–: acercarse demasiado a Bartra y conducir hacia el centro, deshaciendo al ventaja posicional:
Afortunadamente para el Betis, en una de las jugadas en las que hizo lo correcto –abrirse y conducir en vertical– llegó la expulsión de Susaeta.
Segundo tiempo
El Athletic, con uno menos y castigado físicamente, junta líneas atrás y monta el en estos casos habitual 4-4-1, con Raúl García tirado a la derecha. El Betis mueve el balón con paciencia de lado a lado para machacar el físico de los vascos y percutir por las bandas; en adelante Mandi y Sidnei tendrían pista libre para avanzar. Es sin embargo una salida de Bartra (no obstaculizado esta vez en sus subidas por el pivote bético, como sucede en el defectuoso 3-1-4-2) la que da el 1-2. Setién mueve fichas: trata de lograr más profundidad con Tello por la izquierda, y luego pasa al 3-1-4-2 (con Canales y Joaquín como interiores) al meter a Loren por Lo Celso. Llega el empate en una jugada de Tello por banda. El Athletic cambia a los más cansados y se parapeta, con las líneas juntísimas al borde del área.
Aquí el Betis abusó a veces del toque a ritmo bajo y en zonas inocuas: en situaciones de superioridad numérica, desventaja en el marcador y poco tiempo por delante, pierde mucho de su sentido alargar las posesiones con pases inocuos en U, sin pisar zonas entre líneas. Particularmente inútiles son las recepciones de los interiores cerca de los centrales propios, en zonas frías, pese a que muchos espectadores reclamen que sean esos interiores quienen inicien las jugadas: solo se consigue perder receptores y rematadores. Si las líneas del rival se juntan exageradamente por dentro (como fue muchas veces el caso), cabe siempre mover el balón rápido de lado a lado y colgarlo desde posiciones ventajosas, como ocurrió en el 1-0 ante el Sevilla. Los riesgos que se corren por precipitar la pérdida, además, con escasos cuando el rival está muy junto, cansado y con uno menos, y merece la pena multiplicar el número de jugadas e incluso tentador caer en el correcalles: en las escasas veces que el Athletic se atrevió a presionar arriba, el Betis llegó fácilmente a su portería.
Mandi supo gobernar las ventajas en el balcón del área mejor que Sidnei, y más aún tras un cambio en el que (por fin) Setién dio un golpe de timón desde el banquillo: vista la falta de profundidad de la banda derecha, y aprovechando circunstancias tácticas difíciles de repetir, metió a Inui como interior izquierdo y mandó a Joaquín al carril derecho, donde hizo disfrutar a los béticos de un revival de sus tiempos de extremo a la antigua, de regate y centro. Sanabria, tal vez poco habituado al efecto de esos balones, desperdició un regalo enviado por el portuense, y el partido acabó en tablas, tal vez justas.
Línea por línea
Pau tiene margen de mejora en el pase largo, muy importante cuando el rival presiona la salida en corto. Su gran parada antes del 0-1 quedó en el olvido por el segundo remate.
El 0-2 no era imparable, pero la mala colocación en esa jugada de Sidnei, que apantalló el centro de la portería en lugar de uno de los lados, dificultó la acción de su portero. Fue uno de los pocos errores del trío de centrales, cuyo alto nivel (y con Feddal y Javi García a la espera) es la causa básica de que, contra mucha opinión, Setién nunca pase a la defensa de cuatro. Mandi, en concreto, estuvo magnífico con balón, y Bartra superó incluso por alto a Raúl García, algo meritorio.
El caso Barragán se ha acabado convirtiendo, desgraciadamente, en el caso Francis. El chaval tal vez no compense con su buena técnica e inteligencia con balón su falta de potencia física para un puesto en el que hay que amenazar al rival con el uno contra uno, pero la presión negativa de la grada le ayuda poco. Lo Celso estuvo voluntarioso aunque irregular; tiene muy buenas condiciones para el puesto de interior –incluida una arrancada que puede castigar presiones altas–, pero aún debe aprender a colocarse y soltar el balón a tiempo, como sí hace Guardado pese a ser físicamente inferior. Junior fue el negativo de Francis: le sobró fuerza para llegar arriba y no eligió bien al finalizar, pero puede.
De los de arriba Canales acudió demasiadas veces a zonas atrasadas, tanto en situaciones abiertas (primer tiempo) como con el Athletic atrás; pese a su gol, ante rivales muy cerrados lucen menos sus virtudes, como la zancada, y se le notan defectos como cierta lentitud en espacios muy reducidos. Joaquín intervino poco como atacante a pie cambiado, pero pudo cambiar el signo del partido al final. Sanabria decepcionó: si solo aporta gol (casi nunca logra bajar balones largos ni cogerle la espalda a los centrales rivales) y lo falla... Loren al menos se puso una vez ante el portero; Tello e Inui no aportaron demasiado, aunque el japonés da sensación de peligro.
Setién debe tratar de solucionar ciertos defectos del conjunto, como una falta de amenazas a la espalda de las defensas rivales, que facilita el éxito de la presión alta contra su equipo.
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sábado, 22 de septiembre de 2018
Olympiacos 0 - Betis 0: unas breves notas tácticas
Jugó el Betis un aceptable partido en El Pireo. Tiene derecho el sector más exigente de la afición bética a sentirse frustrado por la falta de gol del equipo, pero también debe reflexionar sobre las virtudes del conjunto de Setién, y sobre la relación entre estas virtudes, sus defectos y el modelo de juego del equipo.
Y es que tal vez la falta de gol no se deba a ese modelo, sino a que la delantera bética no está teniendo el nivel (o el acierto) del resto del equipo. En pretemporada avisábamos de que en las dos áreas la plantilla suscitaba dudas, y mientras que en la propia Joel (excelente el jueves) y Pau las han resuelto muy favorablemente, en la opuesta ni Loren, ni León, ni Sanabria las han disipado.
Fue esa una de las razones por las que el Betis no triunfó en Atenas, si bien debutar en Europa con un merecido empate en el campo del líder de la liga griega tras ocho cambios respecto a la alineación anterior debe estar muy lejos de ser considerado un fracaso. Los béticos monopolizaron la posesión de forma casi abusiva (74%/26%), con fases de toque brillante ante la esporádica presión griega, aunque con escasa profundidad. El equipo griego presentó el previsto 4-2-3-1, con mediocentros muy paralelos y gente habilidosa como Fortounis y Podence por detrás del tanque Koka, y un repliegue relativamente bajo y muy estrecho, prácticamente en 4-4-2, convertido en 4-4-1 tras la expulsión a los 73 minutos. Enfrente los béticos jugaron un claro 3-1-4-2. Con doble superioridad en la salida y una buena presión postpérdida, los béticos la tenían casi siempre y la jugaban con fluidez de inicio, más aún gracias a movimientos de Lo Celso y Joaquín que convertían el sistema a veces en un 3-4-1-2 (también al hacer presión alta), con una posición de Joaquín incómoda de defender.
Sin embargo con el avance del partido, y más aún tras la expulsión, los locales estrecharon líneas y ahí se vieron los defectos de espaciado del 3-1-4-2 que ya hemos explicado aquí: muy marcados (además de desacertados) León y Loren por el cuatro contra dos de la defensa ante ellos, y cerrada la salida de Javi García por la posición de Guardado (muy bien este con balón, por cierto), se repetía una y otra vez la situación ya vivida por Feddal ante el Levante: uno de los centrales salía libre en conducción y se encontraba con un atasco en su franja provocado por sus propios compañeros interior y delantero, como marcan los recuadros y podemos ver en un ejemplo real: Mandi, Lo Celso y Loren montan un tapón de atacantes, y por tanto también de defensores.
Estos detalles posicionales pueden parecer demasiado sutiles, y lo serían en partidos de mucha movilidad, de posesiones breves e idas y vueltas, pero en ataques tan largos como los del Betis y posiciones tan fijas como las que suelen ocupar sus jugadores pueden gripar ostensiblemente el ataque. Afortunadamente son de fácil solución: se trata simplemente de pasar a un 3-4-3 o un 3-4-1-2.
La escasa profundidad bética quedaba pues en manos de los carrileros, en este caso mucho más acertado Barragán –rescatado por fin de su ostracismo– que Tello, o de raras transiciones rápidas tras robo o tras salida de la presión alta griega, una importante suerte esta última que el Betis aún no ejecuta con convicción, aunque la tremenda arrancada de Lo Celso (muy buena pinta tiene este futbolista) promete mejorarla. Los cambios, de nombre pero no de esquema (Joaquín hizo por diez minutos de delantero tras la entrada de Canales como interior, e Inui luego se situó como interior izquierdo) arreglaron poco las cosas.
La fase defensiva bética duró casi siempre muy poco gracias a su buena presión postpérdida, aunque los ambiciosos emparejamientos uno contra uno de los dos delanteros y los dos interiores béticos contra los dos centrales y los dos mediocentros griegos produjeron también emparejamientos hombre contra hombre en defensa, arriesgados cuando el ataque heleno se alargaba.
El detalle
Siempre inteligente en lo táctico, llamaron la atención algunas permutas de puesto de Guardado con Sidnei y con Javi García, bien ejecutadas.
Los comentarios son siempre bienvenidos En Twitter, @juanramonlara7.
Y es que tal vez la falta de gol no se deba a ese modelo, sino a que la delantera bética no está teniendo el nivel (o el acierto) del resto del equipo. En pretemporada avisábamos de que en las dos áreas la plantilla suscitaba dudas, y mientras que en la propia Joel (excelente el jueves) y Pau las han resuelto muy favorablemente, en la opuesta ni Loren, ni León, ni Sanabria las han disipado.
Fue esa una de las razones por las que el Betis no triunfó en Atenas, si bien debutar en Europa con un merecido empate en el campo del líder de la liga griega tras ocho cambios respecto a la alineación anterior debe estar muy lejos de ser considerado un fracaso. Los béticos monopolizaron la posesión de forma casi abusiva (74%/26%), con fases de toque brillante ante la esporádica presión griega, aunque con escasa profundidad. El equipo griego presentó el previsto 4-2-3-1, con mediocentros muy paralelos y gente habilidosa como Fortounis y Podence por detrás del tanque Koka, y un repliegue relativamente bajo y muy estrecho, prácticamente en 4-4-2, convertido en 4-4-1 tras la expulsión a los 73 minutos. Enfrente los béticos jugaron un claro 3-1-4-2. Con doble superioridad en la salida y una buena presión postpérdida, los béticos la tenían casi siempre y la jugaban con fluidez de inicio, más aún gracias a movimientos de Lo Celso y Joaquín que convertían el sistema a veces en un 3-4-1-2 (también al hacer presión alta), con una posición de Joaquín incómoda de defender.
Sin embargo con el avance del partido, y más aún tras la expulsión, los locales estrecharon líneas y ahí se vieron los defectos de espaciado del 3-1-4-2 que ya hemos explicado aquí: muy marcados (además de desacertados) León y Loren por el cuatro contra dos de la defensa ante ellos, y cerrada la salida de Javi García por la posición de Guardado (muy bien este con balón, por cierto), se repetía una y otra vez la situación ya vivida por Feddal ante el Levante: uno de los centrales salía libre en conducción y se encontraba con un atasco en su franja provocado por sus propios compañeros interior y delantero, como marcan los recuadros y podemos ver en un ejemplo real: Mandi, Lo Celso y Loren montan un tapón de atacantes, y por tanto también de defensores.
Estos detalles posicionales pueden parecer demasiado sutiles, y lo serían en partidos de mucha movilidad, de posesiones breves e idas y vueltas, pero en ataques tan largos como los del Betis y posiciones tan fijas como las que suelen ocupar sus jugadores pueden gripar ostensiblemente el ataque. Afortunadamente son de fácil solución: se trata simplemente de pasar a un 3-4-3 o un 3-4-1-2.
La escasa profundidad bética quedaba pues en manos de los carrileros, en este caso mucho más acertado Barragán –rescatado por fin de su ostracismo– que Tello, o de raras transiciones rápidas tras robo o tras salida de la presión alta griega, una importante suerte esta última que el Betis aún no ejecuta con convicción, aunque la tremenda arrancada de Lo Celso (muy buena pinta tiene este futbolista) promete mejorarla. Los cambios, de nombre pero no de esquema (Joaquín hizo por diez minutos de delantero tras la entrada de Canales como interior, e Inui luego se situó como interior izquierdo) arreglaron poco las cosas.
La fase defensiva bética duró casi siempre muy poco gracias a su buena presión postpérdida, aunque los ambiciosos emparejamientos uno contra uno de los dos delanteros y los dos interiores béticos contra los dos centrales y los dos mediocentros griegos produjeron también emparejamientos hombre contra hombre en defensa, arriesgados cuando el ataque heleno se alargaba.
El detalle
Siempre inteligente en lo táctico, llamaron la atención algunas permutas de puesto de Guardado con Sidnei y con Javi García, bien ejecutadas.
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sábado, 15 de septiembre de 2018
Valencia 0 - Betis 0 (4ª jornada de LaLiga)
VALENCIA C.F. (0): Doménech; Piccini, Gabriel, Diakhaby, Gayá; Ferrán Torres (Guedes, m. 62), Parejo, Kondogbia (Wass, m. 13), Cheryshev (Batshuayi, m. 77); Gameiro y Rodrigo.
BETIS (0): Pau López; Mandi, Bartra, Sidnei; Francis, Canales, Guardado, Junior; Boudebouz (Lo Celso, m. 77), Sanabria (Sergio León, m. 68) e Inui (Joaquín, m. 62).
Árbitro: Hernández Hernández (Comité Las Palmas). Mostró tarjeta amarilla a Ferrán, Parejo, Piccini, Gabriel, Diakhaby, Batshuayi, Sanabria, Guardado y Pau López.
40. 000 espectadores en Mestalla.
Hizo un buen partido el Betis en Mestalla, muy igualado en ocasiones con los locales: algo muy meritorio en ese estadio, incluso ante un Valencia aún lejos de su mejor forma y con alguna baja de importancia. El equipo confirma la enorme calidad de su plantilla, adivinada en pretemporada, y resuelve de forma dispar las dudas que suscitaba en las áreas: el portero es bueno pero de momento falta un delantero a la altura de esa calidad.
Primera hora
Como era previsible, el Valencia presentó ante el Betis el mismo esquema que el otro equipo de su ciudad hace un mes: un 4-4-2 muy cerrado y trabajado, con el bloque a media altura, en busca (como el Levante) del robo y la contra. Sin embargo Setién –gracias, digámoslo así, a la baja de Carvalho– no situó a sus jugadores en el 3-1-4-2 de aquel día sino en un 3-4-3; era un esquema más arriesgado, pues significaba renunciar al mediocentro defensivo para meter un delantero más, pero a nuestro entender con dos grandes ventajas en posesión de balón:
- Triangulariza muy bien las posiciones de los jugadores, por tanto mejor espaciados entre sí –sin los problemas de solapamiento del 3-1-4-2–.
- Cuando el Betis resolvía favorablemente el tres contra dos de salida y lograba pues el avance del deseado hombre libre, no existía el mediocentro rebasado por la jugada de aquel partido, de modo que la jugada se convertía en un ataque en igualdad numérica (solamente quedaban tras la pelota los dos delanteros del Valencia y los otros dos centrales del Betis), mucho más prometedor que los ataques en inferioridad ante el Levante.
Efectivamente la buena salida de balón bética lograba siempre que uno de los centrales de flanco del Betis (Mandi o Sidnei) saliera libre hasta verse con un extremo valencianista, o incluso atrajera la presión de ese extremo directamente. Como resultado, la jugada progresaba bien por recepción entre líneas del extremo de ese lado o bien del carrilero, en una posición intermedia muy incómoda de defender para los locales (muy a la espalda de su teórico marcador pero lejos del lateral valencianista de su lado):
Cuando el Valencia presionaba arriba Pau encontraba también un hombre libre, muchas veces por dentro. El Betis tenía casi siempre cuotas muy altas de posesión (salvo en el tramo final de la primera parte) y solo le faltaba verticalidad, escasa especialmente por el lado derecho, y acierto en el desmarque y el último pase. Las numerosas faltas de los valencianistas solían interrumpir además el juego bético.
Cuando el Valencia lograba robar su impulso por llegar rápidamente arriba y la buena presión postpérdida del Betis solían provocar que los ataques locales apenas duraran un suspiro, aunque en las contadas ocasiones en que tenían éxito se encontraban situaciones de igualdad ante una defensa bética muy adelantada, por lo que llevaron cierto peligro.
Última media hora
A partir del minuto 60 el Valencia da un paso adelante y el Betis comienza a tener problemas para superar la presión y a pegar más pelotazos sin dirección de los deseados. Setién ve un escenario con espacios a la espalda de la defensa valencianista y mete a León para apreovecharlos, además de cambiar de extremos sin tocar el esquema. El arreón local dura apenas veinte minutos, y el Betis, firme atrás y por arriba en el balón parado, no pasa apuros. Marcelino mete un delantero más pero pierde el control del juego; el Betis recupera la posesión y apenas pasa apuros al final, aunque le falta ambición (notablemente, como en Vitoria, a Júnior) para buscar la puerta contraria.
Línea por línea
Pau mejora cada día en el juego de pies, aunque debe cuidar los pases a los interiores cuando estos están de espaldas y muy marcados. Apenas tuvo trabajo bajo palos, y salió por alto algo menos de lo debido.
El trío de centrales fue de nuevo lo mejor del Betis. Mandi cumplió en defensa y dio mucha fluidez al juego –domina excelentemente los principios del juego de posición–; Bartra cuerpeó muy bien con los delanteros locales; y Sidnei demostró lo sabido: que es un gran central. Ocupa muchísimo campo, es rápido y decidido, y saca bien la pelota con las dos piernas.
Francis estuvo de nuevo entre lo más flojo del Betis, aunque cumplió decentemente. Hay caso Barragán. Canales dio otra lección de buen fútbol, aunque le faltó otra vez acierto en el último pase –algo que empieza a preocupar–, y el juego corto de Guardado fue una pesadilla para los intentos de presión del Valencia, aunque progresó poco hacia delante. Júnior anduvo algo fallón con balón, pero de nuevo metió mucho empuje por su banda y pisó área.
El partido de Inui y de Boudebouz fue paradigmático para explicar por qué Setién prefiere al japonés. El asiático la pidió alternadamente a la espalda de la defensa y entre líneas; se plantó una vez ante Doménech (rozó el gol) y cada vez que recibió entre las dos líneas de cuatro, pese al escasísimo espacio que concede ahí el Valencia de Marcelino, se giró y encaró a la línea defensiva local. Bou, sin embargo, la pidió siempre al pie entre líneas y, aunque manejó muy bien el balón, regateó as usual hacia atrás, perdiendo línea de ventaja; entre eso y el mediocre partido de Francis, el Betis casi nunca amenazó al Valencia por su costado. Sanabria tiene el feo papel de esperar entre dos centrales que le llegue el balón sin estorbar la circulación en otras zonas, pero es exigible que intervenga alguna vez tras desmarques y con recepciones de balones largos; no hizo ni una cosa ni la otra, y León tardó medio minuto en llevar más peligro que él. Joaquín prolongó las posesiones béticas y Lo Celso, como extremo derecho algo atrasado, dejó una carta de presentación breve aunque inmejorable.
Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
BETIS (0): Pau López; Mandi, Bartra, Sidnei; Francis, Canales, Guardado, Junior; Boudebouz (Lo Celso, m. 77), Sanabria (Sergio León, m. 68) e Inui (Joaquín, m. 62).
Árbitro: Hernández Hernández (Comité Las Palmas). Mostró tarjeta amarilla a Ferrán, Parejo, Piccini, Gabriel, Diakhaby, Batshuayi, Sanabria, Guardado y Pau López.
40. 000 espectadores en Mestalla.
Hizo un buen partido el Betis en Mestalla, muy igualado en ocasiones con los locales: algo muy meritorio en ese estadio, incluso ante un Valencia aún lejos de su mejor forma y con alguna baja de importancia. El equipo confirma la enorme calidad de su plantilla, adivinada en pretemporada, y resuelve de forma dispar las dudas que suscitaba en las áreas: el portero es bueno pero de momento falta un delantero a la altura de esa calidad.
Primera hora
Como era previsible, el Valencia presentó ante el Betis el mismo esquema que el otro equipo de su ciudad hace un mes: un 4-4-2 muy cerrado y trabajado, con el bloque a media altura, en busca (como el Levante) del robo y la contra. Sin embargo Setién –gracias, digámoslo así, a la baja de Carvalho– no situó a sus jugadores en el 3-1-4-2 de aquel día sino en un 3-4-3; era un esquema más arriesgado, pues significaba renunciar al mediocentro defensivo para meter un delantero más, pero a nuestro entender con dos grandes ventajas en posesión de balón:
- Triangulariza muy bien las posiciones de los jugadores, por tanto mejor espaciados entre sí –sin los problemas de solapamiento del 3-1-4-2–.
- Cuando el Betis resolvía favorablemente el tres contra dos de salida y lograba pues el avance del deseado hombre libre, no existía el mediocentro rebasado por la jugada de aquel partido, de modo que la jugada se convertía en un ataque en igualdad numérica (solamente quedaban tras la pelota los dos delanteros del Valencia y los otros dos centrales del Betis), mucho más prometedor que los ataques en inferioridad ante el Levante.
Efectivamente la buena salida de balón bética lograba siempre que uno de los centrales de flanco del Betis (Mandi o Sidnei) saliera libre hasta verse con un extremo valencianista, o incluso atrajera la presión de ese extremo directamente. Como resultado, la jugada progresaba bien por recepción entre líneas del extremo de ese lado o bien del carrilero, en una posición intermedia muy incómoda de defender para los locales (muy a la espalda de su teórico marcador pero lejos del lateral valencianista de su lado):
Una vez lograda la salida en ventaja de un central (aquí Sidnei) el Betis lograba continuidad por medio del extremo y el carrilero de ese costado.
Cuando el Valencia presionaba arriba Pau encontraba también un hombre libre, muchas veces por dentro. El Betis tenía casi siempre cuotas muy altas de posesión (salvo en el tramo final de la primera parte) y solo le faltaba verticalidad, escasa especialmente por el lado derecho, y acierto en el desmarque y el último pase. Las numerosas faltas de los valencianistas solían interrumpir además el juego bético.
Cuando el Valencia lograba robar su impulso por llegar rápidamente arriba y la buena presión postpérdida del Betis solían provocar que los ataques locales apenas duraran un suspiro, aunque en las contadas ocasiones en que tenían éxito se encontraban situaciones de igualdad ante una defensa bética muy adelantada, por lo que llevaron cierto peligro.
Última media hora
A partir del minuto 60 el Valencia da un paso adelante y el Betis comienza a tener problemas para superar la presión y a pegar más pelotazos sin dirección de los deseados. Setién ve un escenario con espacios a la espalda de la defensa valencianista y mete a León para apreovecharlos, además de cambiar de extremos sin tocar el esquema. El arreón local dura apenas veinte minutos, y el Betis, firme atrás y por arriba en el balón parado, no pasa apuros. Marcelino mete un delantero más pero pierde el control del juego; el Betis recupera la posesión y apenas pasa apuros al final, aunque le falta ambición (notablemente, como en Vitoria, a Júnior) para buscar la puerta contraria.
Línea por línea
Pau mejora cada día en el juego de pies, aunque debe cuidar los pases a los interiores cuando estos están de espaldas y muy marcados. Apenas tuvo trabajo bajo palos, y salió por alto algo menos de lo debido.
El trío de centrales fue de nuevo lo mejor del Betis. Mandi cumplió en defensa y dio mucha fluidez al juego –domina excelentemente los principios del juego de posición–; Bartra cuerpeó muy bien con los delanteros locales; y Sidnei demostró lo sabido: que es un gran central. Ocupa muchísimo campo, es rápido y decidido, y saca bien la pelota con las dos piernas.
Francis estuvo de nuevo entre lo más flojo del Betis, aunque cumplió decentemente. Hay caso Barragán. Canales dio otra lección de buen fútbol, aunque le faltó otra vez acierto en el último pase –algo que empieza a preocupar–, y el juego corto de Guardado fue una pesadilla para los intentos de presión del Valencia, aunque progresó poco hacia delante. Júnior anduvo algo fallón con balón, pero de nuevo metió mucho empuje por su banda y pisó área.
El partido de Inui y de Boudebouz fue paradigmático para explicar por qué Setién prefiere al japonés. El asiático la pidió alternadamente a la espalda de la defensa y entre líneas; se plantó una vez ante Doménech (rozó el gol) y cada vez que recibió entre las dos líneas de cuatro, pese al escasísimo espacio que concede ahí el Valencia de Marcelino, se giró y encaró a la línea defensiva local. Bou, sin embargo, la pidió siempre al pie entre líneas y, aunque manejó muy bien el balón, regateó as usual hacia atrás, perdiendo línea de ventaja; entre eso y el mediocre partido de Francis, el Betis casi nunca amenazó al Valencia por su costado. Sanabria tiene el feo papel de esperar entre dos centrales que le llegue el balón sin estorbar la circulación en otras zonas, pero es exigible que intervenga alguna vez tras desmarques y con recepciones de balones largos; no hizo ni una cosa ni la otra, y León tardó medio minuto en llevar más peligro que él. Joaquín prolongó las posesiones béticas y Lo Celso, como extremo derecho algo atrasado, dejó una carta de presentación breve aunque inmejorable.
Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
lunes, 3 de septiembre de 2018
Betis 1 - Sevilla F.C. 0 (3ª jornada de LaLiga)
BETIS (1): Pau López; Mandi, Bartra (Sidnei, m. 87), Feddal; Tello, William Carvalho (Joaquín, m. 74), Guardado, Júnior; Inui, Loren (Sanabria, m. 59) y Canales.
SEVILLA (0): Vaclik; Mercado, Kjaer (Promes, m. 86), Sergi Gómez; Navas, Roque Mesa, Banega, Arana (Aleix Vidal, m. 85); Sarabia, André Silva y Franco Vázquez (Gonalons, m. 60).
1-0, m. 79: Joaquín.
Árbitro: Gil Manzano. Mostró tarjeta amarilla a William Carvalho, Canales, Joaquín, Mercado, André Silva, Kjaer, Sarabia y Roque Mesa en dos ocasiones, la segunda en el minuto 64.
53.500 espectadores, calor y gran ambiente en el Villamarín.
Hizo hoy el Betis un partido tan solo aceptable –sin duda peor que el de Vitoria–, pero sin embargo le valió una victoria en el derbi casero, algo que se le negaba desde hace ya demasiados años.
Minutos 1 al 10
El Sevilla planteó el partido con alineación y esquema previsibles: el habitual 3-4-3 (5-4-1 en defensa) de Machín, con Vázquez y Sarabia como extremos metidos por dentro y a pie cambiado y el tanque Silva arriba; a priori pues, con buen manejo de balón gracias a estos y a dos mediocentros de más calidad técnica que física, Banega y Mesa.
Setién sorprendía un tanto con un par de detalles: Guardado llegaba a tiempo para ser titular (no así Joaquín), y para la banda derecha elegía a Tello, tal vez con intención de castigar al novato Arana. Canales se situaba además como extremo derecho, y Guardado y Carvalho paralelos como en Vitoria, de modo que el Betis quedaba en una ubicación calcada a la del rival que emparejaba naturalmente hombre contra hombre:
El plan de juego bético quedó claro y tuvo éxito en el inicio: intentar sostener sus habituales posesiones largas; si el rival las permitía sin presionar muy arriba, cargar el juego hacia la banda de Tello; si no, atraer la presión sevillista hasta la misma área bética y jugar en largo hacia Canales y, sobre todo, Loren, que, con espacios para recibir, cuerpearían con sus pares para bajar los balones largos. El Betis logró en estos minutos que esto último funcionase, directamente o ganando las segundas jugadas, y con porcentajes de posesión abusivos y la velocidad de Tello, Canales e Inui creó algún peligro en varias llegadas.
Minutos 10 al 64
Kjaer (muy buen central) comienza a ganar el duelo a Loren y la posesión se equilibra. El partido entra en una dinámica moderna típica de un enfrentamiento entre equipos posicionalistas (cada uno a su estilo): posesiones largas, cierto estatismo, y ritmo bajo en cada jugada hasta que se rompen las líneas rivales, momento de acelerar.
El Betis tomaba más riesgos en su presión: casi siempre en hombre contra hombre y bastante agresiva, incluso cuando la jugada sevillista se alargaba, a veces sus tres delanteros se quedaban descolgados al verse superados, lo que resultaba en una peligrosa igualdad numérica atrás. Por suerte el Sevilla careció de velocidad arriba y los centrales béticos ganaron casi todos sus duelos; además Inui y Canales corrigieron poco a poco su posición para ayudar unos metros más atrás. El Sevilla se resguardaba siempre más, Sarabia y Vázquez pocas veces presionan arriba de verdad y el partido entraba en una fase de ocasiones escasas en ambas porterías.
Minutos 64 al 74
Machín mete a Gonalons por Vázquez; el francés se coloca de mediocentro junto a Banega y manda a Mesa al extremo (o llámese interior) izquierdo. Muy pasado de revoluciones el canario todo el partido (como Sarabia), se autoexpulsa, lo que obliga a su entrenador a pasar a un 5-3-1 y entregar el balón al Betis.
Setién da instrucciones de pasar a una especie de 4-4-2 con Carvalho (derecha) y Guardado (izquierda) como mediocentros, Canales mediapunteando hacia el interior derecho, ya Sanabria arriba, e Inui y Tello en las bandas. El resultado es curioso: Tello no se entera muy bien de su nuevo papel y se atornilla a la banda derecha, Canales se queda muy arriba y Mandi, en teoría en ese momento lateral de una defensa de cuatro, sube por dentro, como los laterales-interiores de Guardiola. El Betis la tiene mucho pero llega poco.
Minutos 74 al 79
Setién decide arriesgar: mete a Joaquín por Carvalho y vuelve a defensa de tres, resultando una especie de 3-1-4-2 con Guardado como mediocentro, Canales a su derecha, Joaquín a su izquierda algo más arriba, e Inui junto a Sanabria como delanteros claros. El Sevilla se acula muy atrás. Joaquín toca muy pocas pero mete una.
Minutos 80 al final
Cuando procedía, más que nunca, alargar las posesiones indefinidamente, el Betis (cansado y con miedo a ganar) comete el grave error de rifar balones por no tomar riesgos atrás, contra su costumbre e idea de juego. Concede varias faltas en el mediocampo (bien defendidas, eso sí), y deja pasar el tiempo. El Sevilla se va arriba a la desesperada pero logra poco peligro real.
Línea por línea
Pau jugó bien con el pie en largo y corto, paró lo que le llegó y se vio involucrado en la jugada de la expulsión.
La línea de tres centrales brilló de nuevo a gran altura, con y sin balón. Mandi culminó su trabajo con el excelente centro del 1-0, al que Joaquín solo tuvo que poner la frente.
Tello estuvo impreciso e inoperante, pero la victoria de sus tres compañeros de línea en sus duelos individuales fue decisiva para la del equipo. Júnior atacó poco pero anuló a Navas, sobrevalorado un verano más por la prensa. Guardado y Carvalho tocaron el balón con claridad, superaron a Mesa y mantuvieron a raya al siempre excelente Banega.
Arriba Canales exhibió de nuevo su enorme calidad, Inui su velocidad en corto para jugar entre líneas sin perder ventajas (algo en lo que mejora a Bou, y por eso juega), y Loren dio preocupantes señales: su puesto tal vez merezca una inversión futura del club.
Setién tiene hasta ahora una hoja de servicios impecable en los derbis, cosa que le dará varias vidas extra en su puesto. Parece decantarse hacia un 3-4-3 como sistema prncipal, aunque la llegada de Lo Celso puede hacerlo volver al 3-1-4-2, Decepcionó un tanto la actitud timorata del equipo al final.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
SEVILLA (0): Vaclik; Mercado, Kjaer (Promes, m. 86), Sergi Gómez; Navas, Roque Mesa, Banega, Arana (Aleix Vidal, m. 85); Sarabia, André Silva y Franco Vázquez (Gonalons, m. 60).
1-0, m. 79: Joaquín.
Árbitro: Gil Manzano. Mostró tarjeta amarilla a William Carvalho, Canales, Joaquín, Mercado, André Silva, Kjaer, Sarabia y Roque Mesa en dos ocasiones, la segunda en el minuto 64.
53.500 espectadores, calor y gran ambiente en el Villamarín.
Hizo hoy el Betis un partido tan solo aceptable –sin duda peor que el de Vitoria–, pero sin embargo le valió una victoria en el derbi casero, algo que se le negaba desde hace ya demasiados años.
Minutos 1 al 10
El Sevilla planteó el partido con alineación y esquema previsibles: el habitual 3-4-3 (5-4-1 en defensa) de Machín, con Vázquez y Sarabia como extremos metidos por dentro y a pie cambiado y el tanque Silva arriba; a priori pues, con buen manejo de balón gracias a estos y a dos mediocentros de más calidad técnica que física, Banega y Mesa.
Setién sorprendía un tanto con un par de detalles: Guardado llegaba a tiempo para ser titular (no así Joaquín), y para la banda derecha elegía a Tello, tal vez con intención de castigar al novato Arana. Canales se situaba además como extremo derecho, y Guardado y Carvalho paralelos como en Vitoria, de modo que el Betis quedaba en una ubicación calcada a la del rival que emparejaba naturalmente hombre contra hombre:
El plan de juego bético quedó claro y tuvo éxito en el inicio: intentar sostener sus habituales posesiones largas; si el rival las permitía sin presionar muy arriba, cargar el juego hacia la banda de Tello; si no, atraer la presión sevillista hasta la misma área bética y jugar en largo hacia Canales y, sobre todo, Loren, que, con espacios para recibir, cuerpearían con sus pares para bajar los balones largos. El Betis logró en estos minutos que esto último funcionase, directamente o ganando las segundas jugadas, y con porcentajes de posesión abusivos y la velocidad de Tello, Canales e Inui creó algún peligro en varias llegadas.
Minutos 10 al 64
Kjaer (muy buen central) comienza a ganar el duelo a Loren y la posesión se equilibra. El partido entra en una dinámica moderna típica de un enfrentamiento entre equipos posicionalistas (cada uno a su estilo): posesiones largas, cierto estatismo, y ritmo bajo en cada jugada hasta que se rompen las líneas rivales, momento de acelerar.
El Betis tomaba más riesgos en su presión: casi siempre en hombre contra hombre y bastante agresiva, incluso cuando la jugada sevillista se alargaba, a veces sus tres delanteros se quedaban descolgados al verse superados, lo que resultaba en una peligrosa igualdad numérica atrás. Por suerte el Sevilla careció de velocidad arriba y los centrales béticos ganaron casi todos sus duelos; además Inui y Canales corrigieron poco a poco su posición para ayudar unos metros más atrás. El Sevilla se resguardaba siempre más, Sarabia y Vázquez pocas veces presionan arriba de verdad y el partido entraba en una fase de ocasiones escasas en ambas porterías.
Minutos 64 al 74
Machín mete a Gonalons por Vázquez; el francés se coloca de mediocentro junto a Banega y manda a Mesa al extremo (o llámese interior) izquierdo. Muy pasado de revoluciones el canario todo el partido (como Sarabia), se autoexpulsa, lo que obliga a su entrenador a pasar a un 5-3-1 y entregar el balón al Betis.
Setién da instrucciones de pasar a una especie de 4-4-2 con Carvalho (derecha) y Guardado (izquierda) como mediocentros, Canales mediapunteando hacia el interior derecho, ya Sanabria arriba, e Inui y Tello en las bandas. El resultado es curioso: Tello no se entera muy bien de su nuevo papel y se atornilla a la banda derecha, Canales se queda muy arriba y Mandi, en teoría en ese momento lateral de una defensa de cuatro, sube por dentro, como los laterales-interiores de Guardiola. El Betis la tiene mucho pero llega poco.
Minutos 74 al 79
Setién decide arriesgar: mete a Joaquín por Carvalho y vuelve a defensa de tres, resultando una especie de 3-1-4-2 con Guardado como mediocentro, Canales a su derecha, Joaquín a su izquierda algo más arriba, e Inui junto a Sanabria como delanteros claros. El Sevilla se acula muy atrás. Joaquín toca muy pocas pero mete una.
Minutos 80 al final
Cuando procedía, más que nunca, alargar las posesiones indefinidamente, el Betis (cansado y con miedo a ganar) comete el grave error de rifar balones por no tomar riesgos atrás, contra su costumbre e idea de juego. Concede varias faltas en el mediocampo (bien defendidas, eso sí), y deja pasar el tiempo. El Sevilla se va arriba a la desesperada pero logra poco peligro real.
Línea por línea
Pau jugó bien con el pie en largo y corto, paró lo que le llegó y se vio involucrado en la jugada de la expulsión.
La línea de tres centrales brilló de nuevo a gran altura, con y sin balón. Mandi culminó su trabajo con el excelente centro del 1-0, al que Joaquín solo tuvo que poner la frente.
Tello estuvo impreciso e inoperante, pero la victoria de sus tres compañeros de línea en sus duelos individuales fue decisiva para la del equipo. Júnior atacó poco pero anuló a Navas, sobrevalorado un verano más por la prensa. Guardado y Carvalho tocaron el balón con claridad, superaron a Mesa y mantuvieron a raya al siempre excelente Banega.
Arriba Canales exhibió de nuevo su enorme calidad, Inui su velocidad en corto para jugar entre líneas sin perder ventajas (algo en lo que mejora a Bou, y por eso juega), y Loren dio preocupantes señales: su puesto tal vez merezca una inversión futura del club.
Setién tiene hasta ahora una hoja de servicios impecable en los derbis, cosa que le dará varias vidas extra en su puesto. Parece decantarse hacia un 3-4-3 como sistema prncipal, aunque la llegada de Lo Celso puede hacerlo volver al 3-1-4-2, Decepcionó un tanto la actitud timorata del equipo al final.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.