Visto en diferido este partido, al que no pudimos asistir en directo, lo analizaremos brevemente.
Dejar atrás las urgencias clasificatorias libera al fútbol de tensión y lo hace volver a cierta pureza amateur: dos equipos que intentan ganar, sin más. El partido tuvo más competitividad que uno de pretemporada, pero sin nervios ni patadas. Los dos conjuntos plantearon un 4-2-3-1 que trataba de presionar muy arriba; el calor hizo que esa presión inicial se aflojara al cuarto de hora en el caso del Huesca (un equipo sorprendentemente ordenado si uno recuerda el fútbol que hacía su entrenador cuando jugaba) y a la media hora en el caso del Betis. Los locales pusieron de inicio a Momo en la banda derecha y a Emana en la izquierda, para permutarlos a los treinta minutos. Cañas fue el improvisado central derecho, y Juanma el también improvisado lateral de ese lado. Como el Betis tiene más calidad que el Huesca y apretó mejor, en gran parte gracias a la actividad e inteligencia de Beñat e Iriney, la posesión fue suya casi siempre, y eso ocultó las carencias defensivas que (tal vez) habrían mostrado los defensas de emergencia, que con balón lo hicieron francamente bien y sin él cumplieron.
Tras el descanso Castro se fue a la derecha y dejó la mediapunta a un espectacular Emana. Veinte minutos después Momo dejó el extremo izquierdo a Pereira, y cerca del final la entrada de Lopes por Emana permitió adelantar su posición a Juanma. La expulsión de Corona y una inmediata ocasión fallida pusieron fin a los diez minutos en los que el Huesca buscó el empate, tras haber hecho el 2-1 en una jugada aislada.
Individualmente podemos señalar el acierto de Cañas en los balones altos, el buen partido de Arzu y Momo, a gusto en un encuentro de guante blanco, el debut testimonial de Sergio, y las buenas maneras de Iriney en ataque (no sólo en defensa). Mención aparte se merece el partidazo enorme de Beñat (del que nos avisó antes de verlo Javi R., habitual aquí en los comentarios), que parece estar en vías de incorporar a su repertorio buenos pases en profundidad, tal vez una de las pocas cosas que se echaban en falta en su fútbol; puso al servicio de su visión del juego toques de balón con todas las superficies imaginables del pie derecho, además de sacar bien a balón parado y meter un gol de centro-chut. El vasco estuvo relajadísimo, en el buen sentido, con el balón en los pies, y lo enseñaba una y otra vez al rival, casi dejando la pierna tonta, para encontrar la salida en el momento justo, como en el primer gol. En un año ha dejado atrás el nivel de dos divisiones: su calidad y evolución apuntan alto.
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