ATLÉTICO DE MADRID (2): Oblak; Trippier, Savic, Felipe, Hermoso (Lodi 77'); Correa (Joao Félix 56'), Torreira (Herrera 46'), Koke, Lemar (Carrasco 46', Vitolo 83'); Llorente; y Luis Suárez.
BETIS (0): Bravo; Montoya, Mandi, Bartra, Álex Moreno; Guido Rodríguez (Víctor Ruiz 80'), William (Joaquin 64'); Fekir, Canales, Tello (Loren 64'); y Sanabria (Borja Iglesias 80').
Goles: 1-0 (46') Llorente; 2-0 (91') Luis Suárez.
Árbitro: Mateu Lahoz (valenciano). Auxiliado por González Fuertes en el VAR. Amonestó a Luis Suárez y Koke.
Una buena primera parte y una floja segunda terminaron con derrota del Betis en el Wanda.
Primer tiempo
Cualquier análisis del partido debe partir de un hecho obvio: aunque sin el glamour de otros grandes, el Atlético es un verdadero equipo de Champions, instalado en un nivel económico y deportivo un par de escalones por encima del del actual Betis. Desde esa perspectiva resultó muy meritorio el primer tiempo de los béticos; tal vez exagerara un poco Simeone en el postpartido al decir que el Betis fue superior en ese periodo, pues su Atlético no dejó de controlar el partido a su estilo y de mantenerlo en un escenario para ellos conocido y más o menos cómodo. Sin embargo es cierto que el Betis superó en posesión a los locales e incluso lo igualó en ocasiones de gol, más numerosas las béticas, más claras las atléticas.
Durante esa primera parte, y aunque suene un poco paradójico, los dos equipos pusieron el partido donde les gusta. Aunque formalmente ambos conjuntos partían de un 4-2-3-1, con Llorente y Canales de mediapuntas respectivos (Fekir y Tello tirados a derecha e izquierda en el Betis, Correa y Lemar en los locales), el Atlético se colocó en defensa en un prudente 4-1-4-1 que concedía superioridad numérica en la salida de balón al Betis...
... a cambio de tener superioridad dos contra uno de los centrales sobre Sanabria. Aquí el Betis hizo por fin lo que le reclamábamos desde hace muchas jornadas: sin necesidad de correr grandes riesgos en la salida de balón fue capaz de mantener la posesión atrás; esto es, al contrario de tantos partidos anteriores, no abusó del patadón de Bravo hacia los puntas. Mención especial debe recibir en este aspecto el juego corto de Mandi y Carvalho, y que el portero supiese detectar al hombre libre y usar el pase diagonal hacia los laterales, apenas usado últimamente. Entre eso y la pelea de Canales y Sanabria en los escasos balones largos enviados, el Betis pudo empujar al Atlético hacia su propio campo y entrar en el círculo virtuoso de posesión larga, pérdida, presión rápida tras esta, recuperación y nueva posesión, que desea Pellegrini y cualquier entrenador actualizado.
No significó esto que el Betis disfrutara de muchas ocasiones, como queda dicho, y no tanto por falta de acierto como por el magnífico manejo del Atlético de las situaciones en su área, famoso a nivel europeo. Los béticos se plantaron un puñado de veces en zonas de pase de la muerte, particularmente Tello, pero la acumulación y colocación defensiva de los de Simeone apenas permitieron un par de remates, y poco claros. En el área contraria, sin embargo, las escasas pérdidas béticas fueron castigadas con llegadas muy limpias al contragolpe y ocasiones para Suárez, escenario conocido para los colchoneros desde los años 70 del siglo pasado. Cada equipo, en suma, jugaba a su estilo y el Betis nivelaba el partido, que no era poco.
Segunda parte
Poco desgastados los suyos y probablemente poco contento Simeone con este estado de cosas, el Atlético sale del vestuario con dos hombres de refresco –sin tocar su esquema– y con toda la cuerda dada. Los locales marcan apenas iniciado el juego, y el Betis vuelve a un defecto conocido desde tiempos de Setién: durante unos minutos el equipo queda noqueado y desconectado del partido. Se entra en un escenario de posesiones breves y transiciones en el que el Atlético (es otra de sus especialidades) llega una y otra vez al área bética en superioridad numérica. Bravo salva al equipo de recibir más goles.
Poco mejoró al Betis el reemplazo de William y el de Tello –en su mejor forma desde que llegó al Betis–, a los que Pellegrini mandó al banco para sustituirlos por Joaquín y un irrelevante Loren. Pasó el Betis así a jugar un 4-4-2 con Canales junto a Guido y dos verdaderos puntas. Poco antes Simeone había escorado a Llorente para hacer sitio a Félix. Cuando amainaba la tormenta para los béticos, González Fuertes decide el partido desde el VAR con la expulsión de Montoya, y solo restan minutos de la basura.
En lo individual cabe destacar las paradas de Bravo, que compensaron su leve error en el 1-0 (deja un resquicio indebido, pero muy pequeño), el desempeño más que aceptable de Moreno, muy por encima de su horrible nivel habitual esta temporada, y al siempre fiable Guido, mejorado en el pase y tan presente como siempre en defensa; el argentino es hoy el jugador menos sustituible del equipo.
El detalle
Seguimos sin ver la atracción de defensores en los córneres, ni siquiera cuando Canales y Joaquín están en el campo; con diez atléticos en el área fue casi imposible rematar. Sí se ve ya defensa en zona a balón parado, y es buena noticia esta puesta al día táctica: cada vez más equipos se convencen de la eficacia de este forma de defender.
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