ATLÉTICO DE MADRID (2): Oblak; Trippier, Felipe, Giménez, Lodi; Herrera, Thomas, Saúl, Lemar (Correa, m. 56); J. Félix (Marcos Llorente, m. 88) y Morata.
Goles: 0-1, m. 58: Correa. 0-2, m. 84: Morata. 1-2, m. 93: Bartra.
Árbitro: Estrada Fernández (Comité Catalán). Mal. Amonestó a J. Félix, Mandi, Thomas, Morata, Bartra, Feddal y Guardado.
Incidencias: 52.000 espectadores, buen terreno y lanzamiento de peluches en el descanso.
Cayó derrotado el Betis en un partido muy nivelado ante un Atlético más rácano que nunca. El partido fue muy similar al de la temporada pasada: escaso en ocasiones, cómodos ambos equipos en sus respectivas (y opuestas) formas de jugar, y a la espera de ser desequilibrado por un error que este año cayó a favor de los visitantes.
Y es que pese a su pretendido cambio de estilo de juego el Atlético de Simeone sigue siendo lo que fue siempre: un Getafe de Bordalás con más poderío económico. Renunció casi por completo al balón y colocó desde el inicio su canónico 4-4-2 con el bloque medio-bajo, a la espera de que el Betis adelantase líneas para aprovechar el espacio a la espalda de los centrales verdiblancos –que, desde luego, lo hubo–. Los atléticos, con un mediocentro de cierre (Thomas) poco dotado para el pase, jamás arriesgaron y desde el mismo inicio de partido buscaron sin rubor el pelotazo largo hacia Morata (incluso desde los saques de banda laterales).
El Betis consolida cada vez más su retorno a un modelo de juego de más posesión y posición. Lejos de la precipitación y el caos posicional de principios de temporada, los béticos masticaron las posesiones para tratar de salir limpios desde atrás, buscaron superioridades desde posiciones ofensivas estables y mantuvieron al control del partido durante largos tramos. Con Edgar fuera de nuevo, Bartra volvió a ejercer de pivote/central: era medio de cierre de un 4-3-3 en defensa posicional y en transición defensa-ataque (justo tras recuperar el balón, y prolongaba esa situación si el equipo era presionado hasta su área); pero era un central más, metido entre Mandi y Feddal, cuando la jugada de ataque del Betis se alargaba. Con este artificio Rubi ha logrado por un lado meter poderío defensivo en un centro del campo que era muy permeable con Carvalho de pivote, y por otro correr menos riesgos cuando el equipo ataca con la línea trasera muy alta, metida incluso en campo rival, algo temerario con solo dos centrales.
Primera media hora
El escenario típico del partido fue balón en posesión de un Betis (67%/33%) que trataba de limpiar el tres contra dos de salida, mientras el Atlético lo ensuciaba con el trabajo de sus delanteros y las basculaciones de su bloque defensivo. Desde su zona poco men oriented –nunca pierden la posición por encimar al rival– los atléticos raramente salían a la presión alta, salvo cuando Lemar saltaba a por Mandi; los visitantes intentaban (con escaso éxito) obligar a los béticos a salir por el lado de Feddal, menos hábil con balón que el argelino. El partido transcurría bajo un fuerte dominio bético, con algunas (pocas) ocasiones claras para los locales.
Minutos 30 al 69
El Betis pierde fuelle pero no deja de correr riesgos por mantener la defensa muy adelantada. El Atlético intenta correr a la espalda de esta y lo logra en escasas ocasiones, sobre todo al final de la primera mitad; dos son muy claras, y una, afortunada, acaba dentro a la hora de juego.
Minutos 69 al 82
Tras el gol el Betis había tratado de apretar sin lograrlo. Pero el progresivo paso atrás de un cansado Atlético (aplastado en adelante con sus diez hombres de campo en una franja de quince metros por delante de su área) y, sobre todo, la introducción de Lainez por Guardado provocan una verdadera oleada atacante del Betis, que merece sobradamente el empate.
Vale la pena detenerse en lo sucedido con ese cambio. Fekir había sido un disciplinado extremo derecho a la moderna (con tendencia a meterse por dentro) durante los primeros veinticinco minutos, no por casualidad los mejores del equipo en la primera parte:
Heatmap de Fekir min. 1 al 25. Ataque: hacia la derecha. Fuente: As.
Y durante los siguientes 45 se había retrasado caprichosamente a zonas de interior según su inspiración y momento:
Para evitar solaparse con él, Canales se vio obligado a compensar posiciones adelantándose en ataque y volviendo al centro del campo en defensa; en todo caso la falta de un delantero en esa zona derecha y la acumulación de hombres más atrás impidió el progreso del Betis por ese sector, pese a lo vistoso del fútbol del francés.
Sin embargo al entrar Lainez sí hubo ya extremo y Fekir pasó a ser verdadero interior de un 4-3-3; muy retrasado al Atlético, la posible debilidad defensiva bética no se notó en absoluto por su sector y sí las superioridades que lograba el equipo por ese sector derecho, en jugadas iniciadas por un Mandi que ya no podía ser detenido por el cansado Morata. El Betis llegaba en oleadas pero el gol se resistía.
Minuto 82 al final
Sorprendentemente Rubi destruye su propio invento cuando mejor estaba funcionando: por meter más atacantes elimina a Mandi, clave en los entonces exitosos inicios de ataque béticos, para retrasar a Bartra y atrasar a Joaquín a interior por detrás de Tello, nuevo extremo izquierdo. El movimiento recibe castigo inmediato y el Betis baja un poco los brazos, aunque en la última jugada llega el 1-2.
Línea por línea
Joel se apuntó un pequeño milagro en el uno contra uno ante Morata de la primera parte.
En la defensa, en general a buen nivel, destacó poderosamente el partido de Mandi, magnífico en defensa y ataque. Bartra tapó aceptablemente sus carencias para la distribución del juego y Feddal defendió mejor que atacó.
Emerson impuso su tremendo poder físico en el tramo final, en el que un Álex Moreno deprimido tras su fallo en el 0-1 se dejó ver poco; debe corregir este su tendencia a cometer errores de bulto. Guardado hizo un aceptable partido, y Canales perdió brillo por el duro y sordo trabajo al que lo somete Fekir con su descontrol posicional.
El francés merece capítulo aparte: sus portentosas condiciones físicas y técnicas brillaron de nuevo –llega a casi todo, sale de situaciones inverosímiles...–, pero empezamos a pensar que el hecho de que los mejores partidos del equipo coincidan con sus ausencias no es casual. Durante casi todo el partido fue un verdadero manual de cómo no situarse en el campo; perdió su marca (el lateral rival) casi siempre en defensa, y en ataque se empeñó una y otra vez en bajar al sector de Canales a pedirla al pie, lo que puede resultar positivo si se hace esporádicamente pero es una losa para el equipo si se convierte en costumbre. Tampoco elige muy bien jugada; poco antes del 0-1 renunció inexplicablemente a avanzar en una jugada en que tenía enormes espacios para progresar.
En suma, desperdicia unas condiciones técnicas y físicas (su cambio de ritmo hace estragos y tampoco tiene un fondo limitado) realmente extraordinarias, y una exagerada facilidad para el juego corto.
Joaquín y Loren jugaron casi siempre en inferioridad. Lainez aportó descaro y, con alguna fortuna, profundizó. Tello y Borja volvieron a decepcionar.
Rubi tiene tarea con Fekir.
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