Adán; Rafa Navarro, Pezzella, Mandi (Nahuel, m. 62), Tosca, Durmisi; Rubén Pardo (Brasanac, m. 82), Ceballos; Joaquín, Rubén Castro y Álex Alegría
Ortolá; Vigaray (Theo Hernández, m. 59), Alexis, Ely, Feddal, Raúl García; Dani Torres, Krsticic, Romero (Edgar, m. 62); Sobrino (Katai, m. 81) y Santos.
1-0, m. 12: Rubén Pardo. 1-1, m. 48: Krsticic. 1-2, m. 53: Sobrino. 1-3, m. 58: Santos. 1-4, m. 94: Katai.
Árbitro: Ocón Arráiz (Comité Riojano). Alexis, Óscar Romero, Dani Torres y Edgar.
El estruendoso ridículo hecho hoy por el Betis en el Villamarín ante un Alavés en modo vacaciones tendrá, una vez más, como consecuencia la caída de un entrenador cuyas posibilidades de continuar en el banquillo bético parecían reducirse a un buen tramo final, concepto inalcanzable tras el ridículo de hoy.
Primer tiempo
La primera parte tuvo algún interés táctico pese al aburrimiento generalizado que provocó el bajo ritmo del partido, consecuencia de que ninguno de los dos equipos se jugaba casi nada relevante, y menos aún un Alavés con una final a la vista que se llenó de suplentes. El interés fue sobre todo la colocación de unos y otros: mientras el Betis repetía el usual 3-1-4-2, esta vez con Joaquín y Ceballos (una vez más excesivamente abiertos en ataque) por detrás de Castro y Alegría, el Alavés usaba el mismo esquema para defender en posicional pero –movimiento que hemos reclamado aquí mil veces para el Betis sin el menor éxito– retocaba al atacar las posiciones interiores: el pivote Torres se acostaba un poco a la derecha, Krsticic se atrasaba hasta ponerse casi en paralelo y Romero jugaba en posiciones cercanas al extremo derecho. Santos quedaba como punta y Sobrino claramente como extremo izquierdo, como muestra su heatmap, formando un 3-4-3 mucho más racional que el 3-1-4-2 que lleva meses atorando el juego interior bético.
Pese a ello el Betis fue levemente mejor en esa primera parte y con ello le alcanzó para adelantarse en el marcador.
Minutos 46 al 60
El Betis sale dormido del vestuario y en once minutos se deja meter tres goles, con destacada participación en ello de una tripleta de centrales ayer lamentable, además expuesta por los amplios espacios que hubo de defender detrás y delante.
Última media hora
La horrible salida de balón de los centrales béticos debe producir tremendas dudas en el equipo técnico: si se les deja la responsabilidad de sacar la pelota jugada te pueden hacer un estropicio como el del 1-1, y si se atrasan los interiores para ayudarles como hicieron siempre Pardo y Ceballos durante la última media hora el equipo queda sin segundo escalón: siempre con mucha gente tras el balón, con el Alavés ya muy cerrado en un 5-4-1, los béticos carecieron de juego interior y se limitaron a hacer circulaciones de balonmano de lado a lado del campo, pese a tener ya un 4-4-2 en el campo. El estrambote llegó al final.
La calificación individual queda para mejor ocasión. Comentemos solo el lamentable partido de los de atrás (el empate deja por ejemplo en evidencia a Tosca, Mandi y Adán sucesivamente, y Pezzella estuvo espantoso con balón), la calidad y entrega de Ceballos, que compensan de sobra sus problemas tácticos, el trabajo de Alegría y la virtual desaparición de Castro. Mención aparte merecen las ganas de Pardo; no es la primera vez en este club que el último en llegar está entre los que muestran más entrega a los colores de la camiseta, algo muy significativo del estado moral de una entidad cuyos jugadores vendieron (al menos) un partido hace muy pocos años.
Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
domingo, 30 de abril de 2017
viernes, 28 de abril de 2017
Athletic 2 - Betis 1 (34ª jornada de LaLiga)
Kepa Arrizabalaga; De Marcos, Yeray, Laporte, Balenziaga; San José, Beñat (Mikel Rico, m. 87); Susaeta (Williams, m. 77), Raúl García (Iturraspe, m. 73), Muniain; y Aduriz
Adán; Cejudo, Pezzella, Mandi, José Carlos (Álex Alegría, m. 67), Álex Martínez; Brasanac (Joaquín, m. 57), Petros (Rubén Pardo, m. 67), Dani Ceballos; Jonas y Rubén.
1-0, m. 52: Aduriz, de penalti. 2-0, m. 60: Muniain. 2-1, m. 62: Rubén Castro.
Árbitro: González González (Comité Castellano-leonés). Amonestó a Susaeta, Brasanac, Mandi y Adán.
Hizo el Betis un digno partido en San Mamés, un campo en el que las estadísticas de esta temporada ponían a priori muy difícil puntuar a los béticos. Los verdiblancos fueron inferiores a los vascos pero no perdieron la cara a un partido de alto ritmo y buena calidad técnica.
Primera parte
Víctor rotó en la alineación, que resultó en seis cambios de jugadores que, además de bajar el nivel, dejaron sin blanco de balones largos la punta del ataque, pues ni Castro ni Jonas, ayer segundo delantero, pueden hacer esa labor. Coherentemente con ello el plan de juego del Betis –no exento de riesgos, por supuesto– consistió en salir limpio a todo coste con el balón a ras de suelo, para tratar de tener el balón tanto tiempo como fuera posible, y lo más lejos posible de su portería. Probablemente con ese fin Víctor hizo incluso un sutil cambio de posiciones respecto a casi todos los partidos desde su llegada: Mandi y no Pezzella ocuparía el centro de la tripleta de defensas, con lo que podría repetir su buen juego con balón mostrado ante el Celta, apoyado por un Adán cada día más fino en ese aspecto. La pelota, en efecto, salió bien, pero los centrocampistas luego fueron incapaces de poner a Castro de gol. La defensa se mantuvo siempre lejos de su portero.
Posicionalmente el Betis jugaba su habitual 5-3-2, con Petros tras Ceballos y Brasanac, y el Athletic, con todos sus titulares, su 4-4-2 bien escalonado por dentro (Beñat por delante de San José) en el que Muniain se mete más por dentro que Susaeta, más extremo auténtico. El empuje vasco resultó en un buen número de llegadas por banda y balones arriba en busca de la pareja de tanques local, que cazó muchas pero pocas claras.
Minutos 46 al 60
El Athetic sube revoluciones en la presión; el Betis se amedrenta y empieza a rifar pelotazos sin objetivo. Las llegadas locales se suceden: el 1-0 cae tras un error arbitral, y pronto lo hace el 2-0.
Última media hora
El Betis vuelve a echarla al suelo y marca pronto. Víctor esta vez sí puede hacer buenos cambios, por la sencilla razón de que, al contrario de lo que es habitual, esta vez los once mejores no estaban sobre el césped: tras usar un rato a Joaquín como interior izquierdo retira un central (cosa rara esta) y pasa a un 4-4-2 en el que el portuense es extremo derecho y Alegría y Castro los puntas. El Athletic se va metiendo atrás, con un doble pivote ya muy físico, pero aguanta bien las llegadas béticas.
Jugador por jugador
Adán: Gran partido con pies y manos. En lo primero ha progresado mucho, y en lo segundo vuelve a ser quien fue. ¿Renovará o tendrá la directiva algún as en la manga tipo Adrián?
Cejudo: Cumplidor, como siempre.
Pezzella: Partido flojo, sobre todo con balón.
Mandi: Buen partido, pese a las críticas: ser central ante Aduriz y García no es plato de gusto. Su presencia en el centro mejora mucho el manejo de pelota.
José Carlos: Demasiados partidos sin jugar.
Álex Martínez: Obviamente no es Durmisi, pero para suplente sobra. Mejor sin duda un buen canterano como este que cualquier fichaje mediocre.
Brasanac: Pegó sus tres topetazos habituales, pero en ataque estuvo desaparecido.
Petros: Tampoco se mostró mucho con balón.
Ceballos: Una vez más se excedió en las conducciones, lo que quita algo de efectividad a sus excelentes maneras. Últimamente juega demasiado abierto a la izquierda; el daño se hace por dentro.
Jonas: Tampoco la pidió mucho en zonas relevantes. No estorba, pero no da el nivel.
Castro: Casi desaparecido, metió un gol y falló otro.
Joaquín: Una vez más su presencia mejoró mucho el juego ofensivo, porque sabe jugar en espacios cortos.
Pardo: Mejoró, claro está, la posesión.
Alegría: Dio una salida nueva a la pelota, importante para neutralizar la presión rival.
Víctor: Supone uno que las rotaciones respondieron más a cuestiones tácticas (por ejemplo, José Carlos va mejor por alto que Tosca) y premios a los suplentes que a necesidades físicas. El plan de juego era interesante, aunque la calidad del equipo no dio para el difícil examen. Al menos se dio la cara.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
Adán; Cejudo, Pezzella, Mandi, José Carlos (Álex Alegría, m. 67), Álex Martínez; Brasanac (Joaquín, m. 57), Petros (Rubén Pardo, m. 67), Dani Ceballos; Jonas y Rubén.
1-0, m. 52: Aduriz, de penalti. 2-0, m. 60: Muniain. 2-1, m. 62: Rubén Castro.
Árbitro: González González (Comité Castellano-leonés). Amonestó a Susaeta, Brasanac, Mandi y Adán.
Hizo el Betis un digno partido en San Mamés, un campo en el que las estadísticas de esta temporada ponían a priori muy difícil puntuar a los béticos. Los verdiblancos fueron inferiores a los vascos pero no perdieron la cara a un partido de alto ritmo y buena calidad técnica.
Primera parte
Víctor rotó en la alineación, que resultó en seis cambios de jugadores que, además de bajar el nivel, dejaron sin blanco de balones largos la punta del ataque, pues ni Castro ni Jonas, ayer segundo delantero, pueden hacer esa labor. Coherentemente con ello el plan de juego del Betis –no exento de riesgos, por supuesto– consistió en salir limpio a todo coste con el balón a ras de suelo, para tratar de tener el balón tanto tiempo como fuera posible, y lo más lejos posible de su portería. Probablemente con ese fin Víctor hizo incluso un sutil cambio de posiciones respecto a casi todos los partidos desde su llegada: Mandi y no Pezzella ocuparía el centro de la tripleta de defensas, con lo que podría repetir su buen juego con balón mostrado ante el Celta, apoyado por un Adán cada día más fino en ese aspecto. La pelota, en efecto, salió bien, pero los centrocampistas luego fueron incapaces de poner a Castro de gol. La defensa se mantuvo siempre lejos de su portero.
Posicionalmente el Betis jugaba su habitual 5-3-2, con Petros tras Ceballos y Brasanac, y el Athletic, con todos sus titulares, su 4-4-2 bien escalonado por dentro (Beñat por delante de San José) en el que Muniain se mete más por dentro que Susaeta, más extremo auténtico. El empuje vasco resultó en un buen número de llegadas por banda y balones arriba en busca de la pareja de tanques local, que cazó muchas pero pocas claras.
Minutos 46 al 60
El Athetic sube revoluciones en la presión; el Betis se amedrenta y empieza a rifar pelotazos sin objetivo. Las llegadas locales se suceden: el 1-0 cae tras un error arbitral, y pronto lo hace el 2-0.
Última media hora
El Betis vuelve a echarla al suelo y marca pronto. Víctor esta vez sí puede hacer buenos cambios, por la sencilla razón de que, al contrario de lo que es habitual, esta vez los once mejores no estaban sobre el césped: tras usar un rato a Joaquín como interior izquierdo retira un central (cosa rara esta) y pasa a un 4-4-2 en el que el portuense es extremo derecho y Alegría y Castro los puntas. El Athletic se va metiendo atrás, con un doble pivote ya muy físico, pero aguanta bien las llegadas béticas.
Jugador por jugador
Adán: Gran partido con pies y manos. En lo primero ha progresado mucho, y en lo segundo vuelve a ser quien fue. ¿Renovará o tendrá la directiva algún as en la manga tipo Adrián?
Cejudo: Cumplidor, como siempre.
Pezzella: Partido flojo, sobre todo con balón.
Mandi: Buen partido, pese a las críticas: ser central ante Aduriz y García no es plato de gusto. Su presencia en el centro mejora mucho el manejo de pelota.
José Carlos: Demasiados partidos sin jugar.
Álex Martínez: Obviamente no es Durmisi, pero para suplente sobra. Mejor sin duda un buen canterano como este que cualquier fichaje mediocre.
Brasanac: Pegó sus tres topetazos habituales, pero en ataque estuvo desaparecido.
Petros: Tampoco se mostró mucho con balón.
Ceballos: Una vez más se excedió en las conducciones, lo que quita algo de efectividad a sus excelentes maneras. Últimamente juega demasiado abierto a la izquierda; el daño se hace por dentro.
Jonas: Tampoco la pidió mucho en zonas relevantes. No estorba, pero no da el nivel.
Castro: Casi desaparecido, metió un gol y falló otro.
Joaquín: Una vez más su presencia mejoró mucho el juego ofensivo, porque sabe jugar en espacios cortos.
Pardo: Mejoró, claro está, la posesión.
Alegría: Dio una salida nueva a la pelota, importante para neutralizar la presión rival.
Víctor: Supone uno que las rotaciones respondieron más a cuestiones tácticas (por ejemplo, José Carlos va mejor por alto que Tosca) y premios a los suplentes que a necesidades físicas. El plan de juego era interesante, aunque la calidad del equipo no dio para el difícil examen. Al menos se dio la cara.
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lunes, 24 de abril de 2017
Celta 0 - Betis 1 (33ª jornada de LaLiga)
CELTA (0): Sergio Álvarez; Álvaro Lemos, Roncaglia, Sergi Gómez, Planas (Jonny, m. 63); Marcelo Díaz, Radoja; Pape Cheikh (Wass, m. 71), Jozabed, Bongonda; y Guidetti (Beauvue, m. 59).
BETIS (1): Adán; Rafa Navarro, Mandi, Bruno, Tosca, Durmisi; Ceballos, Rubén Pardo (Petros, m. 86), Brasanac (Cejudo, m. 88); Joaquín (Rubén Castro, m. 81); y Álex Alegría.
0-1, m. 54: Brasanac.
Árbitro: De Burgos Bengoechea (Comité Vasco). Amonestó a Durmisi, Planas, Bruno, Wass, Ceballos, Marcelo Díaz, Rafa Navarro y Cejudo
Balaídos. 16.000 espectadores.
Jugó un buen partido el Betis en un campo difícil, aunque un Celta con la cabeza –y medio equipo titular– en otros asuntos quite algún mérito al asunto. El partido tuvo las típicas dos partes muy diferentes.
Primer tiempo
Mostró Berizzo detalles tácticos propios de su bielsismo: en ataque el Celta intentó (sin éxito alguno) amasar la posesión a partir de un claro 4-2-3-1 con Díaz y Radoja como mediocentros y mucho intercambio de posiciones arriba, y en defensa usó una típica y curiosa defensa zonal muy orientada al hombre, o sea, prácticamente una persecución individual en la que cada defensor sigue al atacante que pasa por su zona al inicio de la jugada: un modo de defender, en el fondo, muy anticuado, y que descoloca a tus jugadores si el rival mueve mucho sus posiciones ofensivas, como fue el caso del libérrimo Joaquín de ayer tarde. El portuense, generalmente perseguido por Radoja, apareció por donde quiso mientras sus compañeros restantes formaban en ataque un 3-1-4-1, con Alegría como tanque y Rubén en el banquillo –justo premio a los vencedores del Eibar–. Ceballos era perseguido por Cheikh.
La diferencia en este primer tiempo, muy bueno por parte de un Betis que sorprendentemente abrumó en posesión a los locales (casi 68/32%, una barbaridad), la marcó, por un lado, la muy superior intensidad de los visitantes, y por otro la disposición de la presión. El Betis la hacía en zona e igualdad numérica en todo el campo, una vez más desde un 4-4-2 defensivo que formaba rombo para que Ceballos tomase al mediocentro más atrasado de los vigueses; Joaquín y Alegría salían a por los centrales y Durmisi y Brasanac tomaban a los laterales, aunque al Celta no le daba tiempo siquiera a reorganizar su esquema al recuperar la pelota porque el Betis robaba muy rápido. Por esto mismo tardó mucho el Celta en poder mostrar su presión ante el inicio de jugada del Betis; con buen criterio los vigueses pusieron a sus dos hombres más adelantados sobre Bruno y Tosca, basculando sobre un libre Mandi para que sus conducciones se topasen con Pardo y su marcador, y tratando de cerrarle líneas de pase cuando se giraba hacia un costado.
Segundo tiempo
El Betis empieza a notar el desgaste y el Celta mejora su activación y su presión: la posesión se equilibra y va cayendo del lado local. La salida de balón bética pierde mucha fluidez.
El Betis trata de sumar gente para defender en el centro del campo: Joaquín se atrasa un poco y Navarro da un paso adelante, lo que a cambio permite a Bongonda recibir a sus espaldas ante Bruno.
Brasanac marca pronto y el Betis se cierra bien sin retrasar demasiado la línea de fuera de juego. Unos y otros hacen cambios de cromos; Joaquín, fundido, deja entrar a Rubén, que juega algo más arriba que el portuense, pero Petros y Cejudo ocupan los puestos de sus sustituidos. El Betis no pasa excesivos apuros, aunque goteen algunas ocasiones célticas.
Jugador por jugador
Adán: Muy bien en la única realmente clara del Celta (primera parte, mano a mano) y mejoradísimo en el toque con los pies.
Navarro: Definitivamente ha quitado el puesto a Piccini, al parecer lesionado, porque defiende mucho mejor que el italiano.
Bruno: Rápido, e incluso aceptable en el manejo de balón.
Mandi: Si olvidamos el error (¿suyo?) de recepción del minuto 40, su mejor partido con el Betis. Como central-central estuvo seguro, tiró la línea del fuera de juego bien arriba (algo sorprendente en él) y sacó muy bien el balón.
Tosca: Defender prácticamente como lateral lo favorece, aunque sigue fallando alguna por alto en cada partido.
Durmisi: Lo repetiremos: es muy bueno.
Brasanac: Duro como siempre (entró a rematar el gol como un kamikaze) y más acertado con balón que ante el Eibar. Tipo con el que ir a la guerra. Y sigue progresando.
Pardo: Intervino menos que en otros partidos, pero mejor.
Ceballos: Mostró sus condiciones, como siempre –incluidos varios pases espectaculares–, pero volvió a abusar del regate y a hacer el cartero (conducir el balón de compañero a compañero en lugar de pasarlo). El día que un entrenador le explique dónde pedirla y dónde soltarla dará un salto a crack total.
Joaquín: Su calidad y sus movimientos por el centro del campo tuvieron mucho que ver con el dominio de la primera parte, aunque también con la falta de llegada arriba.
Alegría: Volvió a ser el gran bajador de balones del inicio de la temporada.
Castro: Segundo partido fuera del equipo inicial y segunda victoria, algo muy significativo. Hizo un par de travesuras.
Cejudo: Tiempo para poco más que correr.
Petros: Para menos aún: tapar y nada más.
Víctor: Días después de afearle aquí el pésimo manejo de balón del equipo llegó uno de los mejores partidos en este aspecto, tal vez algo relacionado con la ausencia de Pezzella y la falta de ritmo del Celta. Si fuese capaz de estabilizar ese asunto ganaría muchísima cotización.
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BETIS (1): Adán; Rafa Navarro, Mandi, Bruno, Tosca, Durmisi; Ceballos, Rubén Pardo (Petros, m. 86), Brasanac (Cejudo, m. 88); Joaquín (Rubén Castro, m. 81); y Álex Alegría.
0-1, m. 54: Brasanac.
Árbitro: De Burgos Bengoechea (Comité Vasco). Amonestó a Durmisi, Planas, Bruno, Wass, Ceballos, Marcelo Díaz, Rafa Navarro y Cejudo
Balaídos. 16.000 espectadores.
Jugó un buen partido el Betis en un campo difícil, aunque un Celta con la cabeza –y medio equipo titular– en otros asuntos quite algún mérito al asunto. El partido tuvo las típicas dos partes muy diferentes.
Primer tiempo
Mostró Berizzo detalles tácticos propios de su bielsismo: en ataque el Celta intentó (sin éxito alguno) amasar la posesión a partir de un claro 4-2-3-1 con Díaz y Radoja como mediocentros y mucho intercambio de posiciones arriba, y en defensa usó una típica y curiosa defensa zonal muy orientada al hombre, o sea, prácticamente una persecución individual en la que cada defensor sigue al atacante que pasa por su zona al inicio de la jugada: un modo de defender, en el fondo, muy anticuado, y que descoloca a tus jugadores si el rival mueve mucho sus posiciones ofensivas, como fue el caso del libérrimo Joaquín de ayer tarde. El portuense, generalmente perseguido por Radoja, apareció por donde quiso mientras sus compañeros restantes formaban en ataque un 3-1-4-1, con Alegría como tanque y Rubén en el banquillo –justo premio a los vencedores del Eibar–. Ceballos era perseguido por Cheikh.
La diferencia en este primer tiempo, muy bueno por parte de un Betis que sorprendentemente abrumó en posesión a los locales (casi 68/32%, una barbaridad), la marcó, por un lado, la muy superior intensidad de los visitantes, y por otro la disposición de la presión. El Betis la hacía en zona e igualdad numérica en todo el campo, una vez más desde un 4-4-2 defensivo que formaba rombo para que Ceballos tomase al mediocentro más atrasado de los vigueses; Joaquín y Alegría salían a por los centrales y Durmisi y Brasanac tomaban a los laterales, aunque al Celta no le daba tiempo siquiera a reorganizar su esquema al recuperar la pelota porque el Betis robaba muy rápido. Por esto mismo tardó mucho el Celta en poder mostrar su presión ante el inicio de jugada del Betis; con buen criterio los vigueses pusieron a sus dos hombres más adelantados sobre Bruno y Tosca, basculando sobre un libre Mandi para que sus conducciones se topasen con Pardo y su marcador, y tratando de cerrarle líneas de pase cuando se giraba hacia un costado.
Cuando Mandi se giraba hacia un lado el Celta trataba de orientar la presión de Guidetti y Bondonga hacia el lado del balón, pero el argelino supo realizar cambios de orientación hacia el compañero libre.
Sin embargo (¡por fin!) el Betis pareció haber trabajado bien la salida
de balón; cuando los locales trataban de volcar su presión hacia un
lado los buenos cambios de juego (incluso ciegos) de Adán y
Mandi, según el caso, encontraban salida en el central opuesto.
Pases de Adán y Mandi en la primera parte.
Obsérvese la orientación lateral y el alto acierto.
Segundo tiempo
El Betis empieza a notar el desgaste y el Celta mejora su activación y su presión: la posesión se equilibra y va cayendo del lado local. La salida de balón bética pierde mucha fluidez.
Pases de Adán y Mandi en la segunda parte.
El Betis trata de sumar gente para defender en el centro del campo: Joaquín se atrasa un poco y Navarro da un paso adelante, lo que a cambio permite a Bongonda recibir a sus espaldas ante Bruno.
Brasanac marca pronto y el Betis se cierra bien sin retrasar demasiado la línea de fuera de juego. Unos y otros hacen cambios de cromos; Joaquín, fundido, deja entrar a Rubén, que juega algo más arriba que el portuense, pero Petros y Cejudo ocupan los puestos de sus sustituidos. El Betis no pasa excesivos apuros, aunque goteen algunas ocasiones célticas.
Jugador por jugador
Adán: Muy bien en la única realmente clara del Celta (primera parte, mano a mano) y mejoradísimo en el toque con los pies.
Navarro: Definitivamente ha quitado el puesto a Piccini, al parecer lesionado, porque defiende mucho mejor que el italiano.
Bruno: Rápido, e incluso aceptable en el manejo de balón.
Mandi: Si olvidamos el error (¿suyo?) de recepción del minuto 40, su mejor partido con el Betis. Como central-central estuvo seguro, tiró la línea del fuera de juego bien arriba (algo sorprendente en él) y sacó muy bien el balón.
Tosca: Defender prácticamente como lateral lo favorece, aunque sigue fallando alguna por alto en cada partido.
Durmisi: Lo repetiremos: es muy bueno.
Brasanac: Duro como siempre (entró a rematar el gol como un kamikaze) y más acertado con balón que ante el Eibar. Tipo con el que ir a la guerra. Y sigue progresando.
Pardo: Intervino menos que en otros partidos, pero mejor.
Ceballos: Mostró sus condiciones, como siempre –incluidos varios pases espectaculares–, pero volvió a abusar del regate y a hacer el cartero (conducir el balón de compañero a compañero en lugar de pasarlo). El día que un entrenador le explique dónde pedirla y dónde soltarla dará un salto a crack total.
Joaquín: Su calidad y sus movimientos por el centro del campo tuvieron mucho que ver con el dominio de la primera parte, aunque también con la falta de llegada arriba.
Alegría: Volvió a ser el gran bajador de balones del inicio de la temporada.
Castro: Segundo partido fuera del equipo inicial y segunda victoria, algo muy significativo. Hizo un par de travesuras.
Cejudo: Tiempo para poco más que correr.
Petros: Para menos aún: tapar y nada más.
Víctor: Días después de afearle aquí el pésimo manejo de balón del equipo llegó uno de los mejores partidos en este aspecto, tal vez algo relacionado con la ausencia de Pezzella y la falta de ritmo del Celta. Si fuese capaz de estabilizar ese asunto ganaría muchísima cotización.
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jueves, 20 de abril de 2017
Betis 2 - Eibar 0 (32ª jornada de LaLiga)
BETIS (2): Adán; Rafa Navarro, Bruno, Pezzella, Tosca, Durmisi; Brasanac, Rubén Pardo (Petros, m. 83), Jonas (Dani Ceballos, m. 61); Joaquín (Donk, 72) y Álex Alegría.
EIBAR (0): Yoel; Capa, Ramis (Gálvez, m. 26), Lejeune, Luna; Pedro León, Escalante (Rivera, m. 62), Dani García; Bebé (Inui, m. 46); Kike García y Sergi Enrich.
1-0, m. 1: Jonas. 2-0, m. 89: Dani Ceballos.
Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a Jonas, Bruno, Rubén Pardo, Pezzella, Capa, Dani García, Kike García y Lejeune.
30.000 espectadores en el Benito Villamarín.
Muy contentos pueden estar los béticos con el partido del domingo, en el que, pese a notables bajas de última hora, logró unos importantísimos puntos que prácticamente lo libran del descenso a seis jornadas del final de la temporada en uno de los pocos partidos propicios para puntuar que le restaban. No obstante, visto este con la frialdad del diferido solo se constata que el equipo hizo un partido poco más que aceptable en defensa y horrible en ataque, y que nunca se impuso a un Eibar (¡el Eibar!) que, sin ser tampoco gran cosa, disfrutó de mejores ocasiones.
El encuentro se puso muy muy pronto favorable a los béticos, cosa que enmascaró la actuación de unos locales que tuvieron la coartada de tratar de jugar un partido cerrado para buscar un marcador corto que diera valor a ese gol. Lo cierto es que, con la excepción de los minutos que fueron del 50 al 70, en los que los béticos sí superaron en posesión a los eibarreses, durante casi todo el partido los béticos entregaron la posesión del balón a los visitantes (insistimos: el Eibar), cuya presión alta nunca fue superada por los verdiblancos, carentes de calidad y colocación para la salida de balón tanto en su trío de defensas como en el llamado (y aún no había llegado Pardo) mejor centro del campo de la Liga después de los de los grandes, y ello pese a que esta vez Adán sí mostró voluntad de jugar por abajo.
Para que esa presión alta del Eibar fuese eficaz –apenas desfalleció en los citados minutos del tercer cuarto de partido– bastó en principio que sus dos delanteros apretasen un poco a los tres centrales béticos; frecuentemente los puntas vascos permitían la salida hacia Bruno, que jugaba en largo apenas se le aproximaban mínimamente. Más tarde sí hubo emparejamientos uno contra uno y fueron los dos mediocampistas de banda los que apretaron sobre Bruno y Tosca, mientras los puntas (alineados ahora verticalmente) cerraban a Pezzella y Pardo. El ataque del Betis, colocado en esa fase en un 3-3-3-1 en el que Joaquín quedaba como segundo punta, se redujo por tanto a los balonazos que Álex Alegría lograba bajar, generalmente hacia un Joaquín que (contrapartida de esa presión alta) disfrutaba de espacios; de hecho, dos bajadas de balón del tanque bético dieron origen a los dos goles.
La colocación defensiva del Betis tuvo algún interés. El Eibar, siempre sólidamente situado, con empuje físico y un juego eficiente basado en sus tradicionales balones largos y centros desde la banda –pero juego bien realizado y flexible: saben tocarla cuando procede– se puso en un claro 4-4-2 cuyo hombre de más calidad, León, fue tan mal controlado por el Betis como suele. En consecuencia al Betis no le encajaba sus habitual sistema defensivo ante equipos que juegan con un solo delantero centro (el 5 contra 5 basculante de sus zagueros contra el punta, los extremos y los laterales rivales que abandona al lateral de la banda contraria al balón); retocó por tanto Víctor, como en ocasiones similares, su esquema defensivo, que fue realmente un 4-4-2 en el que Tosca era lateral izquierdo y tomaba a Pedro León, Brasanac quedaba como mediocampista de banda para cerrar a Luna y Durmisi defendía en posición similar pero por la izquierda, ante Capa. Cuando los visitantes superaban la presión Joaquín trataba de emparejarse con uno de los mediocentros azulgranas para ganar un hombre en la zona caliente:
En lo individual cabe señalar la solidez defensiva de Navarro y Pezzella; el buen (y arriesgado) juego de pies y la milagrosa parada de Adán, que salvó puntos después de mucho tiempo; la falta de calidad técnica de Brasanac y, sobre todo, Jonas, incapaces de retener el balón ante la menor presión; la voluntad de Joaquín, por demás el único jugador del Betis, hasta la salida de Ceballos, capaz de dar tres toques seguidos a la pelota; y la actitud ultradefensiva de Víctor, cuyo interés por el buen trato al balón, si es que alguna vez lo hubo, ha desaparecido por completo.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
EIBAR (0): Yoel; Capa, Ramis (Gálvez, m. 26), Lejeune, Luna; Pedro León, Escalante (Rivera, m. 62), Dani García; Bebé (Inui, m. 46); Kike García y Sergi Enrich.
1-0, m. 1: Jonas. 2-0, m. 89: Dani Ceballos.
Árbitro: Mateu Lahoz (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a Jonas, Bruno, Rubén Pardo, Pezzella, Capa, Dani García, Kike García y Lejeune.
30.000 espectadores en el Benito Villamarín.
Muy contentos pueden estar los béticos con el partido del domingo, en el que, pese a notables bajas de última hora, logró unos importantísimos puntos que prácticamente lo libran del descenso a seis jornadas del final de la temporada en uno de los pocos partidos propicios para puntuar que le restaban. No obstante, visto este con la frialdad del diferido solo se constata que el equipo hizo un partido poco más que aceptable en defensa y horrible en ataque, y que nunca se impuso a un Eibar (¡el Eibar!) que, sin ser tampoco gran cosa, disfrutó de mejores ocasiones.
El encuentro se puso muy muy pronto favorable a los béticos, cosa que enmascaró la actuación de unos locales que tuvieron la coartada de tratar de jugar un partido cerrado para buscar un marcador corto que diera valor a ese gol. Lo cierto es que, con la excepción de los minutos que fueron del 50 al 70, en los que los béticos sí superaron en posesión a los eibarreses, durante casi todo el partido los béticos entregaron la posesión del balón a los visitantes (insistimos: el Eibar), cuya presión alta nunca fue superada por los verdiblancos, carentes de calidad y colocación para la salida de balón tanto en su trío de defensas como en el llamado (y aún no había llegado Pardo) mejor centro del campo de la Liga después de los de los grandes, y ello pese a que esta vez Adán sí mostró voluntad de jugar por abajo.
Para que esa presión alta del Eibar fuese eficaz –apenas desfalleció en los citados minutos del tercer cuarto de partido– bastó en principio que sus dos delanteros apretasen un poco a los tres centrales béticos; frecuentemente los puntas vascos permitían la salida hacia Bruno, que jugaba en largo apenas se le aproximaban mínimamente. Más tarde sí hubo emparejamientos uno contra uno y fueron los dos mediocampistas de banda los que apretaron sobre Bruno y Tosca, mientras los puntas (alineados ahora verticalmente) cerraban a Pezzella y Pardo. El ataque del Betis, colocado en esa fase en un 3-3-3-1 en el que Joaquín quedaba como segundo punta, se redujo por tanto a los balonazos que Álex Alegría lograba bajar, generalmente hacia un Joaquín que (contrapartida de esa presión alta) disfrutaba de espacios; de hecho, dos bajadas de balón del tanque bético dieron origen a los dos goles.
La colocación defensiva del Betis tuvo algún interés. El Eibar, siempre sólidamente situado, con empuje físico y un juego eficiente basado en sus tradicionales balones largos y centros desde la banda –pero juego bien realizado y flexible: saben tocarla cuando procede– se puso en un claro 4-4-2 cuyo hombre de más calidad, León, fue tan mal controlado por el Betis como suele. En consecuencia al Betis no le encajaba sus habitual sistema defensivo ante equipos que juegan con un solo delantero centro (el 5 contra 5 basculante de sus zagueros contra el punta, los extremos y los laterales rivales que abandona al lateral de la banda contraria al balón); retocó por tanto Víctor, como en ocasiones similares, su esquema defensivo, que fue realmente un 4-4-2 en el que Tosca era lateral izquierdo y tomaba a Pedro León, Brasanac quedaba como mediocampista de banda para cerrar a Luna y Durmisi defendía en posición similar pero por la izquierda, ante Capa. Cuando los visitantes superaban la presión Joaquín trataba de emparejarse con uno de los mediocentros azulgranas para ganar un hombre en la zona caliente:
Sistema defensivo del Betis ante el Eibar
En lo individual cabe señalar la solidez defensiva de Navarro y Pezzella; el buen (y arriesgado) juego de pies y la milagrosa parada de Adán, que salvó puntos después de mucho tiempo; la falta de calidad técnica de Brasanac y, sobre todo, Jonas, incapaces de retener el balón ante la menor presión; la voluntad de Joaquín, por demás el único jugador del Betis, hasta la salida de Ceballos, capaz de dar tres toques seguidos a la pelota; y la actitud ultradefensiva de Víctor, cuyo interés por el buen trato al balón, si es que alguna vez lo hubo, ha desaparecido por completo.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
lunes, 10 de abril de 2017
Las Palmas 4 - Betis 1 (31ª jornada de LaLiga)
U.D. LAS PALMAS (4): Raúl Lizoain; Míchel Macedo, Lemos, Bigas (David García, m. 74), Dani Castellano; Roque Mesa; Vicente Gómez, Tana, Viera (Mateo García, m. 67), Jesé; y Boateng (Livaja, m. 77).
BETIS (1): Adán; Mandi, Pezzella, Tosca; Rafa Navarro, Petros (Joaquín, m. 54), Rubén Pardo (Jonas Martin, m. 62), Ceballos, Álex Martínez; Rubén Castro y Álex Alegría (Sanabria, m. 70).
Goles: 1-0, m. 43: Vicente Gómez. 2-0, m. 49: Boateng. 3-0, m. 61: Jonathan Viera. 4-0, m. 82: Jesé. 4-1, m. 88: Rafa Navarro.
Árbitro: Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amonestó a Boateng, Lemos, Vicente Gómez, Tosca, Mandi, Pezzella y Rafa Navarro.
20.000 espectadores en el estadio de Gran Canaria, como siempre con presencia de aficionados béticos.
Sigue en caída libre un Betis de Víctor Sánchez del Amo que da ya los síntomas de descomposición moral de los equipos que entran en barrena: incluso cuando hace las cosas aceptablemente bien todos los infortunios y errores arbitrales le caen encima. Toda su fortuna se fía ya a que la salvación, como parece, sea este año extremadamente barata.
Primera parte
Y es que la primera mitad del Betis fue cuando menos meritoria y merecedora del empate, contra lo estadísticamente previsible –miradas las cifras de los canarios en casa y de los sevillanos fuera–. Las Palmas planteó el partido con las maneras y el esquema previsibles: fútbol de toque desde un 4-3-3 en el que Tana era un extremo menos pegado a la cal que Jesé, Boateng el punta y Vicente y Viera los interiores.
Resulta llamativo que Víctor no repitiese el planteamiento de su exitoso debut, justamente ante Las Palmas. Aparentemente plantaba su ya clásico 3-5-2, esta vez con Petros de interior derecho, Alegría arriba y por supuesto Pardo (entonces era Donk) de mediocentro; llamaba muchísimo la atención la ausencia de Durmisi, por más que Álex Martínez jugase aquel partido de hace meses. Pero el caso es que esta vez Víctor no usó las basculaciones defensivas habituales en ese sistema desde aquel debut suyo, explicadas aquí entonces, sino que optó por defender bastante arriba desde un curioso 4-4-2: cuando Las Palmas trataba de sacar el balón, mientras que Navarro se quedaba atrás emparejado con Jesé, Martínez iba mucho más arriba a por Macedo, y el equipo quedaba aproximadamente así:
El hombre libre de Las Palmas (pues la defensa bética quedaba a cambio en 4 contra 3 ante los puntas) solía ser el lateral Castellano, pero Petros se multiplicaba para cerrarlo sin abandonar demasiado la marca de Viera, con ayudas de algún central para controlarlo, en su caso.
BETIS (1): Adán; Mandi, Pezzella, Tosca; Rafa Navarro, Petros (Joaquín, m. 54), Rubén Pardo (Jonas Martin, m. 62), Ceballos, Álex Martínez; Rubén Castro y Álex Alegría (Sanabria, m. 70).
Goles: 1-0, m. 43: Vicente Gómez. 2-0, m. 49: Boateng. 3-0, m. 61: Jonathan Viera. 4-0, m. 82: Jesé. 4-1, m. 88: Rafa Navarro.
Árbitro: Sánchez Martínez (Comité Murciano). Amonestó a Boateng, Lemos, Vicente Gómez, Tosca, Mandi, Pezzella y Rafa Navarro.
20.000 espectadores en el estadio de Gran Canaria, como siempre con presencia de aficionados béticos.
Sigue en caída libre un Betis de Víctor Sánchez del Amo que da ya los síntomas de descomposición moral de los equipos que entran en barrena: incluso cuando hace las cosas aceptablemente bien todos los infortunios y errores arbitrales le caen encima. Toda su fortuna se fía ya a que la salvación, como parece, sea este año extremadamente barata.
Primera parte
Y es que la primera mitad del Betis fue cuando menos meritoria y merecedora del empate, contra lo estadísticamente previsible –miradas las cifras de los canarios en casa y de los sevillanos fuera–. Las Palmas planteó el partido con las maneras y el esquema previsibles: fútbol de toque desde un 4-3-3 en el que Tana era un extremo menos pegado a la cal que Jesé, Boateng el punta y Vicente y Viera los interiores.
Resulta llamativo que Víctor no repitiese el planteamiento de su exitoso debut, justamente ante Las Palmas. Aparentemente plantaba su ya clásico 3-5-2, esta vez con Petros de interior derecho, Alegría arriba y por supuesto Pardo (entonces era Donk) de mediocentro; llamaba muchísimo la atención la ausencia de Durmisi, por más que Álex Martínez jugase aquel partido de hace meses. Pero el caso es que esta vez Víctor no usó las basculaciones defensivas habituales en ese sistema desde aquel debut suyo, explicadas aquí entonces, sino que optó por defender bastante arriba desde un curioso 4-4-2: cuando Las Palmas trataba de sacar el balón, mientras que Navarro se quedaba atrás emparejado con Jesé, Martínez iba mucho más arriba a por Macedo, y el equipo quedaba aproximadamente así:
El hombre libre de Las Palmas (pues la defensa bética quedaba a cambio en 4 contra 3 ante los puntas) solía ser el lateral Castellano, pero Petros se multiplicaba para cerrarlo sin abandonar demasiado la marca de Viera, con ayudas de algún central para controlarlo, en su caso.
Obsérvese al fondo a Petros entre la marca de Viera y la de Castellano. Pardo ha salido a por Mesa.
La cosa funcionó bastante aceptablemente, a costa de cierto desgaste; la pelota solía estar en pies canarios pero lejos de la puerta bética, y el Betis, con la defensa lejos de su portería, llegaba incluso con algún peligro tras robos altos. En ataque el Betis sí jugaba el 3-5-2 habitual, aunque, como siempre, le costaba salir con la pelota jugada desde atrás y el pelotazo a Alegría era recurso habitual. Las Palmas no presionaba muy arriba.
Tras un gol anulado al Betis por un fuera de juego milimétrico, Las Palmas marca a balón parado cerca del descanso.
Segunda parte
Como ya ha sucedido en anteriores ocasiones, Víctor toca el invento cuando, pese al resultado, estaba funcionando, y Ceballos se tira ahora a la derecha. Más decisivo resulta el paso adelante de Las Palmas, que presiona mucho más fuerte y más arriba. El Betis trata de mantener la línea de fuera de juego alta hasta lo temerario, y van cayendo goles locales, con las dosis de infortunio y perjuicios arbitrales que suelen asolar a un equipo enfermo (2-0 y 3-0 entran llorando, el primero tras fuera de juego, y el árbitro omite un penalti manifiesto apenas después del 2-0).
La salida de balón del Betis de Víctor es, durante toda la segunda parte, tan espantosa como siempre, y Víctor no saca a los tres centrales de atrás, también como siempre: sus relevos son cambios de cromos y poco mejora el equipo.
Jugador por jugador
Adán: Por más que se autoflagelase por el 1-0, tuvo poca culpa de los goles, y bastante mala suerte en segundo y tercero, en los que sale bien.
Navarro: Sigue con su perfil correcto. Sin duda para completar plantilla con jugadores así es mejor tirar de cantera que traer medianías.
Mandi: Su repetidísima costumbre de meterse muy atrás al tirar el fuera de juego volvió a costar goles. No da el nivel.
Pezzella: Blando en el tercero y demasiado duro en el cuarto. Ya ni él.
Tosca: Su rapidez le tapa despistes en la marca.
Martínez: Valga lo dicho con Navarro, pero que juegue por delante de Durmisi, salvo problema físico de este, es completamente inexplicable.
Petros: Peleón. Poco más.
Pardo: Lo repetiremos mil veces: al jugar tan cerca de Pezzella (y este tan cerca de Adán) hace facilísima la presión rival. Por demás, ni fu ni fa.
Ceballos: Otro partidazo monumental, algo más meritorio aún en el estado actual del equipo.
Alegría: Alguien debe decirle que por abajo tiene que jugar a dos toques.
Castro: Difícilmente volverá a ser quien fue, aunque al 60% es algo.
Joaquín: Con su voluntad dinamizó un poco el ataque, pero tampoco dará ya más.
Jonas: Uno aún no sabe qué le vio Torrecilla. En el filial hay varios interiores mejores.
Sanabria: Metió algo de empuje.
Víctor: El equipo está anímicamente roto y tampoco encuentra soluciones tácticas, aunque a veces (solo a veces) lo intente. A balón parado el equipo se mete cada vez más bajo el larguero. ¿Cuestión psicológica?
Los comentarios son siempre bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
miércoles, 5 de abril de 2017
Betis 0 - Villarreal 1 (30ª jornada de LaLiga)
BETIS (0): Adán; Piccini (Joaquín, m. 53), Bruno, Pezzella, Tosca (Donk, m. 77), Durmisi; Dani Ceballos, Rubén Pardo, Brasanac (Álex Alegría, m. 77); Rubén Castro y Sanabria
VILLARREAL (1): Andrés Fernández; Mario, Musacchio, Víctor Ruiz, José Ángel; Castillejo, Rodrigo, Dos Santos, Soriano (Bruno, m. 67); Adrián (J. Costa, m. 83) y Sansone (Bakambu, m. 63)
0-1, m. 46: Adrián.
Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a Brasanac, Víctor Ruiz, Dos Santos, Durmisi
Excelentes condiciones y ambiente frío en el Benito Villamarín. 25.500 espectadores.
El Betis de Víctor Sánchez del Amo sigue el mismo camino de descomposición que el anterior de Poyet. La rigidez táctica del entrenador bético, como antes la del uruguayo, está ayudando poco a encontrar soluciones y, como entonces, jugadores y grada pierden progresivamente la fe. La situación no es aún grave porque la permanencia parece que estará este año extremadamente barata, pero el hartazgo y la decepción generales están plenamente justificados.
Además de acabar en derrota, el partido de anoche resultó soporífero, y a ello contribuyeron los planteamientos conservadores de unos y otros. El Villarreal jugó como suele desde hace muchísimas temporadas, sea quien sea su entrenador: trata bien el balón porque tiene buenos jugadores, pero se posiciona siempre de un modo reservón, con un 4-4-2 (esta vez algo mejor escalonado en el doble pivote) de líneas juntitas y que casi nunca sale a la presión alta. Enfrente Víctor insistió con la alineación y el posicionamiento (3-1-4-2) que ha jugado casi desde su llegada. La esperada evolución a cierta apertura ofensiva apenas se apuntó hace un mes, y el conservadurismo defensivo y ofensivo es ahora cada vez más acusado, por demás con escasos resultados.
En cuanto a posicionamiento defensivo, el Betis volvió a realizar los movimientos habituales: presión alta en ciertos momentos, y en los demás, intentos de ganar superioridad posicional defensiva (o sea, que haya más defensas que atacantes) gracias al retraso de Rubén Castro para tapar al mediocentro retrasado rival (ayer generalmente Rodrigo) y a las basculaciones laterales mil veces explicadas aquí, que a cambio abandonan sin marca al lateral rival del sector contrario al del balón.
¿Por qué ataca mal el Betis?
Pero vamos a detenernos en la gran cuestión del partido de ayer: ¿por qué nunca llegaba arriba en ventaja el Betis? ¿Por qué siempre parecía haber más jugadores amarillos que verdiblancos? ¿Lentitud? ¿Problemas tácticos? ¿Falta de calidad?
A nuestro parecer hay una clara causa táctica en ello, que pasamos a explicar. Si excluimos el contragolpe, para atacar (en estático pues) los equipos pueden utilizar (...o mezclar) básicamente dos métodos: pelotazo largo en busca de la segunda jugada, o toque corto. Si se usa el segundo, que es lo que intenta el Betis y la gran mayoría de los equipos en España (y parece que con éxito internacional), conviene fijarse en quien hace bien ese juego, y ahí el modelo es el tradicional juego de posición de la escuela del Barça.
Pues bien, uno de los principios (muy) básicos de ese juego es repartir a los jugadores espaciadamente por el campo de ataque y respetar esas posiciones (de ahí su nombre), prohibiéndose de manera taxativa que los mediocampistas bajen demasiado cerca de los centrales a recoger el balón. ¿Por qué? La mayoría de los equipos cierran la salida de los centrales con un delantero menos (ayer Sansone y Adrián contra los tres béticos), para ganar un hombre de más en defensa; si uno de los centrales atacantes sale limpio con el balón, el rival se encuentra expuesto a igualdad numérica defensiva y descoordinado (alguien debe salir a cerrar al central, abandona su marca, etc.), lo que provoca una sucesión de hombres libres a quienes pasar el balón y que la jugada avance.
Hace muchos partidos que hemos explicado aquí que la situación de Rubén Pardo es dañina en este sentido: su posición centrada y su naturaleza de mediocentro le piden jugar por detrás del balón, y así se acerca demasiado a Pezzella, que a efectos prácticos queda eliminado de la jugada. Los pases del argentino fueron anoche pocos e inocuos:
Pero ayer la cosa fue aún peor: fuese por falta de calidad o de confianza en los centrales, por instrucciones del entrenador, por tendencia natural de los interiores o por intentar (infructuosamente) sacar de posición a los mediocentros foráneos (que jamás picaron en ese anzuelo), los interiores béticos se añadieron a Pardo en ese movimiento, comenzando la jugada hasta con cinco hombres por detrás del primer defensor villarrealense. Capturas de pantalla de situaciones esporádicas se pueden encontrar para demostrar casi cualquier tesis, pero esto no sucedió una vez, precisamente (ver los cronos de GolTV; pinchen para ampliar):
Más aún: se diría que era algo premeditado a juzgar por las carreras hacia atrás simultáneas (y completamente absurdas: ¡eran ya cuatro más el portero contra un solo delantero!) de Brasanac y Ceballos en esta jugada:
Naturalmente, y por mucho que se pretendan adelantar después los interiores y Pardo, la consecuencia es una inferioridad numérica más arriba que hace dificilísimo llegar a puerta.
Sin embargo, si se escalonan bien los jugadores en la salida, como hizo el Villarreal, aparecen hombres libres a diferentes alturas y es posible avanzar sin necesidad de regates ni conducciones heroicas.
¿Cómo explicar este comportamiento? Es de suponer que, por falta de confianza en las cualidades de sus centrales (y su portero) para sacar la pelota, Víctor haya optado por asegurar la salida de balón de este modo, pero el resultado es un fútbol ultraconservador e inocuo. Y, por cierto, no es incompatible jugar con tres centrales y escalonar bien la salida; al cabo, es la misma línea de tres atrás que la lavolpiana que hace Busquets cuando se mete entre centrales en el Barça. Pero en la siguiente línea ha de haber (dos) jugadores que asuman el papel de interiores auténticos, entre las líneas rivales, no el rol de mediocentros posicionales que eliminan de la jugada a sus compañeros dejándolos atrás.
La tremenda inferioridad numérica arriba explica que Rubén o Sanabria jamás lograsen ponerse de gol ni alcanzar alguno de los centros cruzados al área que lanzaron Durmisi (entre los mejores) o Piccini. Tampoco Ceballos, que a nuestro entender hizo un partido monumental, de jugador de primer nivel, logró filtrar un solo pase entre el bosque de piernas del rival. Apenas las irrupciones de Brasanac consiguieron agitar alguna vez el sistema visitante. Atrás destacó al imponente partido por alto de Pezzella.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
Nota añadida
En los primeros minutos de este vídeo podemos ver la salida de balón del actual Hoffenhemin de Nagelsmann con un esquema muy similar al del Betis de Víctor (salida con tres centrales más mediocentro único), pero bien ejecutado: vean cómo el mediocentro, Rudy, guarda la distancia a sus centrales y juega a la espalda de los delanteros del Augsburg.
VILLARREAL (1): Andrés Fernández; Mario, Musacchio, Víctor Ruiz, José Ángel; Castillejo, Rodrigo, Dos Santos, Soriano (Bruno, m. 67); Adrián (J. Costa, m. 83) y Sansone (Bakambu, m. 63)
0-1, m. 46: Adrián.
Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño). Amonestó a Brasanac, Víctor Ruiz, Dos Santos, Durmisi
Excelentes condiciones y ambiente frío en el Benito Villamarín. 25.500 espectadores.
El Betis de Víctor Sánchez del Amo sigue el mismo camino de descomposición que el anterior de Poyet. La rigidez táctica del entrenador bético, como antes la del uruguayo, está ayudando poco a encontrar soluciones y, como entonces, jugadores y grada pierden progresivamente la fe. La situación no es aún grave porque la permanencia parece que estará este año extremadamente barata, pero el hartazgo y la decepción generales están plenamente justificados.
Además de acabar en derrota, el partido de anoche resultó soporífero, y a ello contribuyeron los planteamientos conservadores de unos y otros. El Villarreal jugó como suele desde hace muchísimas temporadas, sea quien sea su entrenador: trata bien el balón porque tiene buenos jugadores, pero se posiciona siempre de un modo reservón, con un 4-4-2 (esta vez algo mejor escalonado en el doble pivote) de líneas juntitas y que casi nunca sale a la presión alta. Enfrente Víctor insistió con la alineación y el posicionamiento (3-1-4-2) que ha jugado casi desde su llegada. La esperada evolución a cierta apertura ofensiva apenas se apuntó hace un mes, y el conservadurismo defensivo y ofensivo es ahora cada vez más acusado, por demás con escasos resultados.
En cuanto a posicionamiento defensivo, el Betis volvió a realizar los movimientos habituales: presión alta en ciertos momentos, y en los demás, intentos de ganar superioridad posicional defensiva (o sea, que haya más defensas que atacantes) gracias al retraso de Rubén Castro para tapar al mediocentro retrasado rival (ayer generalmente Rodrigo) y a las basculaciones laterales mil veces explicadas aquí, que a cambio abandonan sin marca al lateral rival del sector contrario al del balón.
¿Por qué ataca mal el Betis?
Pero vamos a detenernos en la gran cuestión del partido de ayer: ¿por qué nunca llegaba arriba en ventaja el Betis? ¿Por qué siempre parecía haber más jugadores amarillos que verdiblancos? ¿Lentitud? ¿Problemas tácticos? ¿Falta de calidad?
A nuestro parecer hay una clara causa táctica en ello, que pasamos a explicar. Si excluimos el contragolpe, para atacar (en estático pues) los equipos pueden utilizar (...o mezclar) básicamente dos métodos: pelotazo largo en busca de la segunda jugada, o toque corto. Si se usa el segundo, que es lo que intenta el Betis y la gran mayoría de los equipos en España (y parece que con éxito internacional), conviene fijarse en quien hace bien ese juego, y ahí el modelo es el tradicional juego de posición de la escuela del Barça.
Pues bien, uno de los principios (muy) básicos de ese juego es repartir a los jugadores espaciadamente por el campo de ataque y respetar esas posiciones (de ahí su nombre), prohibiéndose de manera taxativa que los mediocampistas bajen demasiado cerca de los centrales a recoger el balón. ¿Por qué? La mayoría de los equipos cierran la salida de los centrales con un delantero menos (ayer Sansone y Adrián contra los tres béticos), para ganar un hombre de más en defensa; si uno de los centrales atacantes sale limpio con el balón, el rival se encuentra expuesto a igualdad numérica defensiva y descoordinado (alguien debe salir a cerrar al central, abandona su marca, etc.), lo que provoca una sucesión de hombres libres a quienes pasar el balón y que la jugada avance.
Hace muchos partidos que hemos explicado aquí que la situación de Rubén Pardo es dañina en este sentido: su posición centrada y su naturaleza de mediocentro le piden jugar por detrás del balón, y así se acerca demasiado a Pezzella, que a efectos prácticos queda eliminado de la jugada. Los pases del argentino fueron anoche pocos e inocuos:
Pero ayer la cosa fue aún peor: fuese por falta de calidad o de confianza en los centrales, por instrucciones del entrenador, por tendencia natural de los interiores o por intentar (infructuosamente) sacar de posición a los mediocentros foráneos (que jamás picaron en ese anzuelo), los interiores béticos se añadieron a Pardo en ese movimiento, comenzando la jugada hasta con cinco hombres por detrás del primer defensor villarrealense. Capturas de pantalla de situaciones esporádicas se pueden encontrar para demostrar casi cualquier tesis, pero esto no sucedió una vez, precisamente (ver los cronos de GolTV; pinchen para ampliar):
Más aún: se diría que era algo premeditado a juzgar por las carreras hacia atrás simultáneas (y completamente absurdas: ¡eran ya cuatro más el portero contra un solo delantero!) de Brasanac y Ceballos en esta jugada:
Naturalmente, y por mucho que se pretendan adelantar después los interiores y Pardo, la consecuencia es una inferioridad numérica más arriba que hace dificilísimo llegar a puerta.
Sin embargo, si se escalonan bien los jugadores en la salida, como hizo el Villarreal, aparecen hombres libres a diferentes alturas y es posible avanzar sin necesidad de regates ni conducciones heroicas.
¿Cómo explicar este comportamiento? Es de suponer que, por falta de confianza en las cualidades de sus centrales (y su portero) para sacar la pelota, Víctor haya optado por asegurar la salida de balón de este modo, pero el resultado es un fútbol ultraconservador e inocuo. Y, por cierto, no es incompatible jugar con tres centrales y escalonar bien la salida; al cabo, es la misma línea de tres atrás que la lavolpiana que hace Busquets cuando se mete entre centrales en el Barça. Pero en la siguiente línea ha de haber (dos) jugadores que asuman el papel de interiores auténticos, entre las líneas rivales, no el rol de mediocentros posicionales que eliminan de la jugada a sus compañeros dejándolos atrás.
La tremenda inferioridad numérica arriba explica que Rubén o Sanabria jamás lograsen ponerse de gol ni alcanzar alguno de los centros cruzados al área que lanzaron Durmisi (entre los mejores) o Piccini. Tampoco Ceballos, que a nuestro entender hizo un partido monumental, de jugador de primer nivel, logró filtrar un solo pase entre el bosque de piernas del rival. Apenas las irrupciones de Brasanac consiguieron agitar alguna vez el sistema visitante. Atrás destacó al imponente partido por alto de Pezzella.
Los comentarios son bienvenidos. En Twitter, @juanramonlara7.
Nota añadida
En los primeros minutos de este vídeo podemos ver la salida de balón del actual Hoffenhemin de Nagelsmann con un esquema muy similar al del Betis de Víctor (salida con tres centrales más mediocentro único), pero bien ejecutado: vean cómo el mediocentro, Rudy, guarda la distancia a sus centrales y juega a la espalda de los delanteros del Augsburg.
sábado, 1 de abril de 2017
Espanyol 2 - Betis 1 (29ª jornada de LaLiga)
ESPANYOL (2): Diego López; Javi López (Álvaro Vázquez, m. 82), David López, Diego Reyes, Aarón; Javi Fuego, Víctor Sánchez; Piatti, Gerard Moreno, Jurado (Melendo, m. 55); y Felipe Caicedo (Reyes, m. 55).
BETIS (1): Adán; Rafa Navarro, Bruno, Pezzella, Tosca, Durmisi (Joaquín, m. 70); Brasanac (Álex Martínez, m. 88), Rubén Pardo, Dani Ceballos; Sanabria y Rubén Castro (Petros, m. 78).
0-1, m. 78: Rubén Castro, de penalti. 1-1, m. 87: Javi Fuego. 2-1, m. 91: Reyes.
Árbitro: González González (Comité Castellano-Leonés). Dejó jugar mucho y favoreció al Betis en el penalti. Mostró tarjeta amarilla a Javi López, Javi Fuego, Gerard, Petros y Rafa Navarro.
Muchos béticos y buenas condiciones en Cornellá.
Volvió a dejarse remontar el Betis en un horrible tramo final de partido, tras haber mantenido un duelo feo e igualado durante los primeros 78 minutos. Una vez más los cambios de Víctor funcionaron mal, y su nombre empieza a desprestigiarse de forma significativa..
Primeros 78 minutos
El planteamiento de los dos entrenadores, que pusieron sobre el campo equipos con más físico que técnica, produjo un encuentro trabado pero de ritmo alto, posesiones cortas y mucho pelotazo.
Víctor sustituyó a la fuerza a Mandi por Bruno (peor en la salida de balón pero mucho mejor en lo defensivo) y respetó a la pareja de delanteros habitual, de modo que el planteamiento bético fue el usual, y sus mecanismos defensivos también, con largas fases de presión alta (con los dos puntas sobre los centrales rivales) y otras en las que Rubén daba un paso atrás y trataba de cerrar al mediocentro más atrasado del Espanyol; se repetían, por demás, las basculaciones laterales con cambios de marca habituales en los cinco de atrás.
El Espanyol ponía sobre el campo un 4-2-3-1 en el que Jurado y Piatti ocupaban las bandas, Moreno mediapunteaba y Caicedo hacía de diana para los balones largos. Los espanyolistas, con dos mediocentros bastante defensivos, tenían claro al plan de ataque: contra muy rápida (y precipitada casi siempre) cuando robaban arriba, pelotazos a Caicedo si les presionaban bien, e intentos de llegar por banda a la antigua usanza para colgarla y cargar el área de rematadores. En defensa los espanyolistas echaban muy arriba a sus extremos para presionar a los centrales de flanco del Betis (Bruno y Tosca); resultaban parejas muy naturales en todo el campo, con Moreno cerca de Pardo, los mediocentros sobre los interiores béticos, etc.
Producto de esa presión alta de unos y otros fue un primer tiempo de muchos balones largos y jugadas rápidas, en el que el poco peligro fue españolista, y un segundo en el que el Betis progresivamente fue alargando sus posesiones. No consiguió llegar mucho a puerta, sin embargo, por jugar arriba en inferioridad numérica, y a ello no fue ajena, un día más, la mala posición de Pardo, demasiado cerca en la salida de balón de Pezzella, al que atrasa demasiado y anula en muchas jugadas.
En el minuto 55 Sánchez Flores cambia de banda a Piatti para meter a Melendo por Jurado y prescinde de Caicedo para adelantar a Moreno y dejar la mediapunta a Reyes, sin gran mejora. Quince minutos después Víctor, se supone que por ambición –y pese a que el Betis había dominado claramente hasta entonces en la segunda mitad–, cambia de sistema, pero lo hace de la peor manera posible: prescindiendo nada menos que de Durmisi. Pasa a un 4-4-2, con Tosca como lateral izquierdo, Ceballos y Pardo de mediocentros (algo no muy prometedor, por blandos) y Brasanac y Joaquín en las bandas.
Minuto 78 al final
En un partido con pinta de ser para quien marcara primero el Betis se adelanta con un penalti dudosísimo. Sin nada ya que perder Quique se la juega y mete un delantero más por un defensa –queda con tres atrás–. Víctor comienza un carrusel de cambios muy defensivos, y los coloca además de forma extraña: inmediatamente Petros entra por Rubén y el Betis monta un 4-2-3-1, pero en lugar de mandar a Ceballos a la mediapunta y reforzarse por dentro, es Joaquín (¿por qué no siguió jugando en banda?) el que se coloca tras Sanabria, y Petros y Brasanac (luego cambiado por Álex Martínez) hacen de mediocampistas de banda impostados. El Betis pierde completamente la voluntad de tener el balón, cierra bien por los costados, cierto, pero blandea por el interior, y por ahí llega la falta del 1-1 y el desastre final.
Jugador por jugador
Adán: Bien bajo palos, aceptable con los pies (cada vez lo obligan a usarlos más) y sin culpa alguna en los goles.
Rafa Navarro: Eficaz, como suele.
Bruno: Mal en la salida de balón, como acostumbra, y bien en defensa, o sea, mucho mejor en eso que Mandi; por ejemplo, empuja a la defensa mucho más arriba
Pezzella: Ganó el duelo aéreo a Caicedo, que no es fácil.
Tosca: Casi más lateral que central, jugar con la defensa bien adelantada le favorece por ser rápido, pero la falta de altura le penaliza.
Durmisi: No tuvo acierto al acabar las jugadas y el equipo cargó poco el juego por su lado, pero aun así su cambio, salvo lesión, es injustificable. Deben jugar diez más él.
Brasanac: Otro buen partido. Lo que hace lo hace de verdad.
Pardo: Flojo en general, aunque manejó bien la pelota, y flojísimo en la jugada del 2-1.
Ceballos: El tipo de partido facilitó poco su juego, y además estuvo muy vigilado. Al final trató de tenerla.
Sanabria: Muy fuerte físicamente, como siempre, pero desacertado y poco asociativo, algo que perjudica a Rubén.
Castro: Golito, aunque fuese de penalti, y algunas combinaciones. Físicamente está en decadencia.
Joaquín: Aportó muy poco, y es lo habitual últimamente. ¿Los años, también?
Petros: Su falta del 1-1, debida a un error de concepto elemental (¿para qué pararse a intentar robar ahí?), descalifica de por sí sus malos minutos. Desde que renovó ha bajado muchísimo.
Álex: Tiempo para casi nada.
Víctor: Sus malos (o muy desafortunados) cambios empiezan a señalarlo y poner en duda su futuro.
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BETIS (1): Adán; Rafa Navarro, Bruno, Pezzella, Tosca, Durmisi (Joaquín, m. 70); Brasanac (Álex Martínez, m. 88), Rubén Pardo, Dani Ceballos; Sanabria y Rubén Castro (Petros, m. 78).
0-1, m. 78: Rubén Castro, de penalti. 1-1, m. 87: Javi Fuego. 2-1, m. 91: Reyes.
Árbitro: González González (Comité Castellano-Leonés). Dejó jugar mucho y favoreció al Betis en el penalti. Mostró tarjeta amarilla a Javi López, Javi Fuego, Gerard, Petros y Rafa Navarro.
Muchos béticos y buenas condiciones en Cornellá.
Volvió a dejarse remontar el Betis en un horrible tramo final de partido, tras haber mantenido un duelo feo e igualado durante los primeros 78 minutos. Una vez más los cambios de Víctor funcionaron mal, y su nombre empieza a desprestigiarse de forma significativa..
Primeros 78 minutos
El planteamiento de los dos entrenadores, que pusieron sobre el campo equipos con más físico que técnica, produjo un encuentro trabado pero de ritmo alto, posesiones cortas y mucho pelotazo.
Víctor sustituyó a la fuerza a Mandi por Bruno (peor en la salida de balón pero mucho mejor en lo defensivo) y respetó a la pareja de delanteros habitual, de modo que el planteamiento bético fue el usual, y sus mecanismos defensivos también, con largas fases de presión alta (con los dos puntas sobre los centrales rivales) y otras en las que Rubén daba un paso atrás y trataba de cerrar al mediocentro más atrasado del Espanyol; se repetían, por demás, las basculaciones laterales con cambios de marca habituales en los cinco de atrás.
El Espanyol ponía sobre el campo un 4-2-3-1 en el que Jurado y Piatti ocupaban las bandas, Moreno mediapunteaba y Caicedo hacía de diana para los balones largos. Los espanyolistas, con dos mediocentros bastante defensivos, tenían claro al plan de ataque: contra muy rápida (y precipitada casi siempre) cuando robaban arriba, pelotazos a Caicedo si les presionaban bien, e intentos de llegar por banda a la antigua usanza para colgarla y cargar el área de rematadores. En defensa los espanyolistas echaban muy arriba a sus extremos para presionar a los centrales de flanco del Betis (Bruno y Tosca); resultaban parejas muy naturales en todo el campo, con Moreno cerca de Pardo, los mediocentros sobre los interiores béticos, etc.
Producto de esa presión alta de unos y otros fue un primer tiempo de muchos balones largos y jugadas rápidas, en el que el poco peligro fue españolista, y un segundo en el que el Betis progresivamente fue alargando sus posesiones. No consiguió llegar mucho a puerta, sin embargo, por jugar arriba en inferioridad numérica, y a ello no fue ajena, un día más, la mala posición de Pardo, demasiado cerca en la salida de balón de Pezzella, al que atrasa demasiado y anula en muchas jugadas.
En el minuto 55 Sánchez Flores cambia de banda a Piatti para meter a Melendo por Jurado y prescinde de Caicedo para adelantar a Moreno y dejar la mediapunta a Reyes, sin gran mejora. Quince minutos después Víctor, se supone que por ambición –y pese a que el Betis había dominado claramente hasta entonces en la segunda mitad–, cambia de sistema, pero lo hace de la peor manera posible: prescindiendo nada menos que de Durmisi. Pasa a un 4-4-2, con Tosca como lateral izquierdo, Ceballos y Pardo de mediocentros (algo no muy prometedor, por blandos) y Brasanac y Joaquín en las bandas.
Minuto 78 al final
En un partido con pinta de ser para quien marcara primero el Betis se adelanta con un penalti dudosísimo. Sin nada ya que perder Quique se la juega y mete un delantero más por un defensa –queda con tres atrás–. Víctor comienza un carrusel de cambios muy defensivos, y los coloca además de forma extraña: inmediatamente Petros entra por Rubén y el Betis monta un 4-2-3-1, pero en lugar de mandar a Ceballos a la mediapunta y reforzarse por dentro, es Joaquín (¿por qué no siguió jugando en banda?) el que se coloca tras Sanabria, y Petros y Brasanac (luego cambiado por Álex Martínez) hacen de mediocampistas de banda impostados. El Betis pierde completamente la voluntad de tener el balón, cierra bien por los costados, cierto, pero blandea por el interior, y por ahí llega la falta del 1-1 y el desastre final.
Jugador por jugador
Adán: Bien bajo palos, aceptable con los pies (cada vez lo obligan a usarlos más) y sin culpa alguna en los goles.
Rafa Navarro: Eficaz, como suele.
Bruno: Mal en la salida de balón, como acostumbra, y bien en defensa, o sea, mucho mejor en eso que Mandi; por ejemplo, empuja a la defensa mucho más arriba
Pezzella: Ganó el duelo aéreo a Caicedo, que no es fácil.
Tosca: Casi más lateral que central, jugar con la defensa bien adelantada le favorece por ser rápido, pero la falta de altura le penaliza.
Durmisi: No tuvo acierto al acabar las jugadas y el equipo cargó poco el juego por su lado, pero aun así su cambio, salvo lesión, es injustificable. Deben jugar diez más él.
Brasanac: Otro buen partido. Lo que hace lo hace de verdad.
Pardo: Flojo en general, aunque manejó bien la pelota, y flojísimo en la jugada del 2-1.
Ceballos: El tipo de partido facilitó poco su juego, y además estuvo muy vigilado. Al final trató de tenerla.
Sanabria: Muy fuerte físicamente, como siempre, pero desacertado y poco asociativo, algo que perjudica a Rubén.
Castro: Golito, aunque fuese de penalti, y algunas combinaciones. Físicamente está en decadencia.
Joaquín: Aportó muy poco, y es lo habitual últimamente. ¿Los años, también?
Petros: Su falta del 1-1, debida a un error de concepto elemental (¿para qué pararse a intentar robar ahí?), descalifica de por sí sus malos minutos. Desde que renovó ha bajado muchísimo.
Álex: Tiempo para casi nada.
Víctor: Sus malos (o muy desafortunados) cambios empiezan a señalarlo y poner en duda su futuro.
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