domingo, 30 de octubre de 2011

Racing de Santander 1 - Betis 0 (11ª jornada de Liga de Primera División)


Racing de Santander (1): Toño; Francis, Álvaro, Torrejón, Cisma; Jairo (Arana, 26), Pape Diop, Adrián, Munitis (Tziolis, 70); Koné y Nahuelpan (Stuani, 60).
Betis (0): Casto; Isidoro, Ustaritz, Dorado, Nacho; Cañas, Iriney (Matilla, m. 85); Beñat (Jefferson Montero, m. 73), Pozuelo, Jonathan Pereira (Jorge Molina, m. 76); y Rubén Castro.
Gol: 1-0, m. 61: Stuani, de penalti.
Árbitro: Clos Gómez (Colegio Aragonés). Mostró amarilla a Francis, Álvaro, Diop, Isidoro y Munitis.


¿Mejoría?
El Betis ha dado hoy señales de mejoría en su juego ante el Racing; sin embargo, sufrir la sexta derrota consecutiva y hacerlo ante un mediocre equipo que esta temporada no había ganado un solo partido hace dudar del valor real de esa aparente mejora.

Al menos los verdiblancos sí supieron hoy a qué jugaban. Ante el reservón 4-4-2 de los cántabros, que difícilmente se librarán del descenso este año, Mel trató de recuperar el modo de juego por el que había apostado desde que llegó al Betis. Para ello, por delante de una línea de cuatro defensas en la que reaparecía Isidoro, situó a tres centrocampistas y tres delanteros, pero volviendo al doble pivote usual, formado esta vez por Cañas e Iriney. Por delante de ellos (aunque con bastante rotación de posiciones) Beñat caía a la banda derecha, Pozuelo hacía la mediapunta, Pereira era el extremo izquierdo y Castro iba arriba. Así, estábamos ante un 4-2-3-1 muy móvil, en el que Beñat, falso extremo, tenía libertad para intercambiar posiciones con Cañas y Pozuelo.

Con bajitos arriba pues, el Betis trató de jugar siempre el balón por abajo, como correspondía, arriesgando a veces en la salida, y presionó por fin al rival desde su defensa; el primer tiempo acabó con un balance de posesión de 67%-33% a favor del Betis. Cierto es que el Racing esperó bastante atrás y apenas apretó en un par de ráfagas puntuales, aunque peligrosas. Por demás, el Betis hizo un buen juego hasta los tres cuartos, aunque en el área la falta de acierto de Castro y Pereira y el infortunio (hubo dos palos) impidieron que marcara.

Una de las escasas llegadas racinguistas acabó en penalti. Con media hora por delante, el Betis apretó pero se ofuscó, y los cambios (extrañamente tardío el último, de Matilla por Iriney) no dieron resultado alguno: Jefferson entró primero por un cansado Beñat y casi inmediatamente Molina por Pereira, de modo que Pozuelo quedó como extremo diestro y Castro como mediapunta.

Jugador por jugador
Casto: Indeciso en alguna salida, se adornó en una parada de mérito mediano en el primer tiempo. El penalti no pareció muy bien tirado, pero obviamente detenerlos no es algo exigible.
Isidoro: Dio su rendimiento habitual, sólo aceptable. Bien con el balón, tuvo mucho trabajo defensivo y se vio implicado en el extraño penalti.
Ustaritz: No mejora a Mario, pero es rapidito y se suele colocar aceptablemente.
Dorado: Bien durante la mayor parte del encuentro, en el penalti estuvo muy lento.
Nacho: Cuando el equipo juega a tenerla su rendimiento mejora mucho.
Cañas: Buen partido de nuevo. Da empaque físico al mediocampo.
Iriney: Mejoró bastante respecto al jueves, en distribución y en presencia defensiva.
Beñat: Se vio desplazado a un lugar extraño (en el que dio algún buen partido la temporada pasada), del que huyó al estilo de Salva Sevilla. Distribuyó bien, pero poco más.
Pozuelo: Sabe jugar entre líneas (controla muy bien la pelota con poco espacio). Le faltó profundidad, pero ya da el nivel de Primera. Casi mete un golazo.
Pereira: Como es habitual, mejores intenciones que finalizaciones.
Castro: No anda fino, y fue una pena porque le cayeron muchos balones potables en el área. En todo caso hay que confiar en él y acercarlo a la puerta rival, porque antes o después meterá muchas.

Jefferson: Alocado como siempre, pero desbordó. Marró una ocasión muy clara al final.
Molina: No supo imponer su frescura física. Nunca estuvo bien situado cuando sus compañeros lograron profundizar.
Matilla: Buenas cosas, que debieron llegar al menos diez minutos antes.

viernes, 28 de octubre de 2011

Espanyol 1 - Betis 0 (10ª jornada de Liga de Primera División)

Espanyol (1): Cristian; Javi López, Raúl Rodríguez, Héctor Moreno, Dídac; Forlín, Márquez (Dátolo, m.56); Sergio García, Romaric (Baena, m.87), Verdú; y Álvaro Vázquez (Pandiani, m.68).
Betis (0): Casto; Chica, Mario (Dorado, m.46), Ustaritz, Nacho (Jonathan Pereira, m.77); Cañas; Juanma, Iriney, Beñat, Rubén Castro; y Santa Cruz (Tosic, m.53).
Gol: 1-0, m.75: Pandiani.
Árbitro: J.A.Teixeira, cántabro. Amarillas para Beñat, Javi López, Pandiani, Forlín, Verdú y Jonathan Pereira.


Ni honra ni barcos
El Betis ha perpetrado hoy uno de los peores partidos que se le recuerdan en la época de Pepe Mel. Convendría que desde el entorno se atemperaran los nervios que parecen haberse apoderado del banquillo y del equipo.

La sensación, producto de las derrotas, de que en Primera los errores de coordinación defensiva son castigados mucho más duramente que en Segunda hace cambiar por completo el plan a Mel, que renuncia a la presión y a la defensa adelantada. El equipo ya no se construye defensivamente de adelante atrás, sino de atrás hacia adelante, y además en función de las posiciones del rival: el Espanyol, según lo previsto, pone un 4-2-3-1 con extremos adelantados y un mediapunta retrasado, Romaric, más bien un lanzador situado en un lugar incómodo para el doble pivote habitual en el Betis (como Barkero en el Levante); para neutralizarlo Mel elimina a su vez al mediapunta de su 4-2-3-1 usual (Salva ante el Madrid, por ejemplo) para meter tras los dos pivotes a Cañas, en marcaje al hombre al africano. En consecuencia el Betis renuncia a una de sus marcas distintivas y se mete atrás. Santa Cruz queda a cargo de los dos centrales españolistas y a cambio los dos centrales béticos se enfrentan a un solo delantero, Álvaro, mientras el resto de parejas quedan muy definidas. El Betis juega pues un verdadero 4-3-3 –llámese 4-1-4-1, si se desea–, por primera vez en el curso (pese a la opinión general).

Por alguna razón que uno ya comprende peor Mel renuncia también a la otra (supuesta, antigua) seña de identidad de su juego, el intento de jugar el balón por abajo, y además lo hace de un modo incoherente. Con Juanma (a la derecha) y Castro (a la izquierda) como extremos que a ratos permutan sus posiciones, Roque queda completamente aislado arriba. Los pelotazos béticos se dirigen sistemáticamente a él, prácticamente sin ninguna posibilidad de prosperar pues no puede tocarla hacia nadie. Tras él quedan además Iriney y Beñat, dos jugadores incapaces para conducir la pelota con velocidad o jugar entre líneas. En lógica consecuencia el juego ofensivo del Betis es calamitoso en la primera media hora. El Espanyol, poco fluido gracias a las precauciones defensivas béticas, tampoco hace mucho más, pero la tiene casi siempre y sus miles de pelotazos a los tres puntas (lanzados con total comodidad por sus defensas) acaban metiendo en problemas a la defensa bética. Casto, el árbitro y la falta de calidad de los españolistas salvan la situación.

Último cuarto de hora del primer tiempo
Aburrido por el marcaje Romaric se viene atrás a buscar balones y, eso revive al Betis: Cañas, que necesita campo abierto para hacer su fútbol, se va con él arriba a presionar. Gracias a este accidente táctico el Betis empieza a robar balones y a llegar arriba, y crea varias ocasiones muy claras.

Primera media hora de la segunda parte
Dorado entra por Mario y desplaza a Ustaritz a la derecha. El juego horrible vuelve. Las ocasiones se suceden y el Betis sólo espera el minuto de su ejecución, pero se libra por pura suerte. Mel decide meterse aún más atrás: al salir Santa Cruz dobla el lateral izquierdo (en una maniobra que recuerda, también por las circunstancias, al nefasto Betis-Elche de la pasada temporada), pasando a Castro arriba para meter a Tosic tras Nacho. Si Roque bajaba pocos pelotazos Castro, naturalmente, no baja ninguno; sin embargo, tras diez minutos muy malos, el Betis parece rehacerse.

Cuarto de hora final
Cuando el Espanyol aflojaba, otro balón largo mal defendido acaba dentro. Mel sigue empeñado en que Iriney y Beñat sean los mediapuntas, incluso con el partido perdido, y mete a Pereira arriba en sustitución de Nacho, desplazando a Castro (más o menos) al extremo.

Jugador por jugador
Casto: Muy mal con los pies, bastante bien bajo palos, aunque no tanto como parece.
Chica: Buen partido, en su línea.
Mario: Salvó varias situaciones muy delicadas y se rompió, como desgraciadamente es habitual.
Ustaritz: No se impuso pero tampoco cantó.
Nacho: En un juego de pelotazos como el de hoy no se ven sus virtudes (el manejo de balón, por ejemplo) y sí sus defectos (su poca potencia y contundencia).
Juanma: Ni suma ni resta. Si al menos el equipo hubiera jugado a tenerla su presencia habría tenido algún sentido. A veces la controla bien.
Cañas: El mejor del equipo. Dentro de sus limitaciones técnicas, distribuyó bien el balón, fue con valentía al choque y tuvo mucha presencia. Además tiene cierta velocidad en corto y en la conducción.
Iriney: Partido horrible. Su única virtud habitual es precisamente la presencia defensiva, y tuvo muy poca. Carece de condiciones para jugar el balón en posición de volante; si al menos Mel lo hubera puesto donde Cañas y viceversa el trivote habría podido funcionar aceptablemente.
Beñat: Al igual que Iriney se vio obligado por Mel a jugar a contraestilo, prácticamente de mediapunta, aunque salió un poco mejor parado: al menos tiró un par de veces a puerta.
Castro: No supo interpretar su situación, muy lejana a puerta, y se perdió en regates.
Santa Cruz: Aisladísimo. No vio a Rubén en la única ocasión seria del Betis.

Dorado: Lento, pasivo y descolocado. Al igual que la temporada pasada, cuando el equipo tiene miedo da un paso atrás. Muy mal.
Tosic: Aparentemente sabe lo que tiene que hacer un lateral.
Pereira: Salió con el partido muy feo. Sus uno contra uno no llegaron a nada.

domingo, 23 de octubre de 2011

Betis 0 - Rayo Vallecano 2 (9ª jornada de Liga de Primera División)


Betis (0): Casto; Chica, Amaya, Mario, Nacho; Cañas, Iriney; Salva Sevilla (Momo, 80); Rubén Castro, Jorge Molina (Santa Cruz, 61) y Montero (Pereira, 72).
RAYO VALLECANO (2): Cobeño; Tito (Botelho, 54), Arribas, Jordi, Casado; Javi Fuego, Movilla; Piti (Koke, 71), Michu, Lass; y Tamudo (Pacheco, 63).
Goles: 0-1: Min. 79, Lass. 0-2: Min. 88, Koke de penalti. Árbitro: Alberto Undiano Mallenco. Amonestó a los locales Chica y Amaya, y a los visitantes Tito, Casado y Botelho.


Preocupante nos parece el partido de hoy ante el Rayo, no tanto por el resultado o por la racha como por la constatación de que –tal vez con la excepción del del Zaragoza– el Betis no ha sido capaz de gobernar ninguno de sus partidos en casa, convertidos en una ruleta rusa en la que gana quien primero acierta. No ser mejor –ante tu público– que Levante, Mallorca o Rayo augura sufrimiento. La sensación, añadida, de que hombres como Chica, Amaya, Mario, Iriney o Cañas hicieron lo que pudieron (o sea, no dan para más que para lo de hoy) tampoco augura nada mejor.

El Rayo Vallecano planteó el partido con la obligada defensa de cuatro atrás, Javi Fuego como pivote para la marca del mediapunta del Betis, Movilla un poco más adelantado, más Piti, Michu y Lass como mediapuntas de posiciones intercambiables y Tamudo –lejos del que fue– arriba. El resto de su plan no varió mucho del de cualquiera: tratar de tocarla sin tomar excesivos riesgos, esperar al Betis en el mediocampo para apretarle allí, interrumpir el juego cuantas veces fuera necesario y perder tiempo para quemar los nervios de los locales. Movilla y Michu solían emparejarse con los mediocentros béticos (hoy Cañas e Iriney), de modo que con el balón en posesión bética el Rayo quedaba en un 4-1-4-1 en el que los centrales eran dos contra Molina y a cambio el delantero centro tenía que bascular entre Mario y Amaya.

Mel puso en liza una alineación algo rara, con mucho más físico que técnica. Si la elección de Mario y Amaya como centrales podía ser un acertado premio al buen trabajo de ambos, aun a costa de sacrificar al intocable Dorado y de renunciar a su zurda para sacar la pelota jugada, sólo cuestiones de gestión de vestuario explican la presencia de Molina antes que Santa Cruz. Más extraña aún pareció la elección de los pivotes: con Cañas e Iriney de mediocentros el equipo quedaba en una especie de 4-3-3 en el que Salva era más centrocampista que mediapunta, pues la pedía por detrás de la pelota y casi nunca entre líneas, mientras Castro era obligado a alejarse del área para cubrir la banda derecha y Jefferson quedaba a la izquierda. Esta elección de pivotes mediatizó de salida el plan de juego, pues difícilmente el equipo trataría el balón con cariño, de modo que todo se fiaría a la fuerte presión, el consiguiente robo y la pelota rápida a los extremos. En el ataque estático Salva sería estación obligatoria para el balón.

Primera media hora
Efectivamente, cuando el balón estuvo en posesión del Betis al Rayo le resultó fácil controlar al centro de las operaciones béticas, Salva, muy desafortunado además –como ya ante el Real Madrid–, y como nadie la pedía en la mediapunta –pues nadie había– el Betis quedó cegado. Tan sólo las carreras de Jefferson lograban a veces llevar el balón arriba, y sin mayores consecuencias. El juego, vulgar y de baja calidad, produjo apenas llegadas esporádicas a las áreas, en el caso rayista por los riesgos que tomaba el Betis en la presión y en el del Betis por la clase y verticalidad de Castro, que se sacó de la chistera, él solo, dos jugadas de gol.

Minutos 30 al 79
Cañas e Iriney tocan a ofensiva y el Rayo (con la excepción de unos pocos minutos al inicio del segundo tiempo) se ve físicamente empujado por ráfagas de fuerte presión bética. El Betis llega arriba por los robos de balón, aunque sin demasiada claridad de ideas. A cambio la defensa se ve obligada a tomar grandes riesgos al jugar muy adelantada. Mel cambia hombres, pero no toca el esquema.

Desde al minuto 79 al final
Una de las escasas pero claras ocasiones del Rayo acaba dentro. El Betis se va ya con todo arriba, pero sigue sin tener ninguna clarividencia, y sólo encuentra el 0-2. Momo ocupa el lugar de Salva y se alterna con Castro y Pereira entre la mediapunta y las bandas.

Jugador por jugador
Casto: Muy bien con los pies y bajo palos. Tal vez pudo hacer algo más en el 0-1, que arruinó el partido al equipo.
Chica: Buen partido. Le tocó casi siempre bailar con la más fea (el rapidísimo y trabajador Lass), y no sólo lo controló sino que se proyectó bien en ataque (soltó varios platanitos francamente buenos) al aprovechar los espacios dejados por Castro, por su tendencia a irse al centro.
Amaya: Bien por arriba, trató de ir a la anticipación en el centro del campo, fuera de su terreno natural, lo que le obligó a hacer un par de faltas de tarjeta.
Mario: Agresivo, sí estaba en su terreno. Para sacar el balón pasó ciertos apuros por estar a pie cambiado; tal vez hubiese sido mejor permutarlo con Amaya, pues Mario puede ser hombre de conducción más que de pelotazo.
Nacho: Jugó con criterio, aunque la posición de Montero no le permitió llegar muy arriba. En el 0-1, bastante culpa.
Iriney: Buen partido, en defensa y en ataque. Hubo de reponsabilizarse del juego en largo y esta vez le fue bien.
Cañas: Bien. Junto a los centrales e Iriney hizo circular aceptablemente el balón, aunque la superioridad numérica en esa zona les daba ventaja. Cortó mucho.
Salva: Muy desacertado de nuevo. Su única aportación neta fue la presión desde arriba junto a Molina (ahí el Betis sí hacía un 4-4-2) y algunos toques en el mediocampo. De ahí hacia arriba, bien controlado por Javi Fuego, no vio jamás el pase bueno y se vio superado por el ritmo del Rayo. ¿Hora de Sergio?
Castro: Con su exilio en la banda y la ausencia de Roque Mel nos privó de la que debe ser obligatoriamente la pareja de ataque del Betis. Sin el menor apoyo, se las arregló para poner en apuros a toda la defensa del Rayo, aunque, lógicamente, en contadas ocasiones. A veces –tras acabar jugada en el centro– llegó tarde a defender al lateral.
Molina: Aun voluntarioso y con cierto acierto, su calidad técnica y su velocidad no le alcanzan, ni de lejos, para pelearse con dos centrales de Primera dedicados sólo a él.
Jefferson Montero: Una vez más, estuvo bien lejos del área y fatal al pisarla, sea por falta de inteligencia o por debilidad psicológica. Al llegar a zonas calientes, donde haría daño, tira o centra sin mucho sentido

Santa Cruz:  Mejoró a Molina, pero tan aislado como éste. Bajó pelotazos cuando el equipo jugaba ya a la desesperada.
Pereira: Salió cuando Salva sobraba y el partido necesitaba a Montero; no lo mejoró, aunque fue algo más vertical.
Momo: Correcto, pero ya había poco que hacer, y él no lo hará.

El detalle
Nada hay de malo en que el Betis defienda los córneres en zona, pero hay que hacer bascular un poco el bloque según el lugar por donde aparezcan los enemigos, o de lo contrario un ataque masivo sobre algún sector (el primer palo normalmente) puede ser mortal, como estuvo a punto de ocurrir varias veces en la primera parte.

domingo, 16 de octubre de 2011

Real Madrid 4 - Betis 1 (8ª jornada de Liga de Primera División)


Real Madrid (4): Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Lass, Xabi Alonso; Özil (Coentrao, 74), Kaká (Di María, 59), Cristiano Ronaldo (Altintop, 77); e Higuaín.
Betis (1): Casto; Chica, Amaya, Dorado, Nacho; Vadillo (Sergio, 21), Beñat (Momo, 77), Iriney, Salva Sevilla (Santa Cruz, 62); Rubén Castro y Jorge Molina.
Goles: 1-0: Min. 46, Higuaín. 2-0: Min. 58, Kaká. 2-1: Min. 68, Jorge Molina. 3-1: Min. 69, Higuaín. 4-1: Min. 73, Higuaín. Árbitro: Carlos Delgado Ferreiro, vasco. Amonestó al local Pepe y a los visitantes Salva Sevilla, Beñat y Momo.


Mal partido el que jugó ayer el Betis en el Bernabéu. No es preocupante caer en tal campo, ni se hizo, en absoluto, el ridículo de la anterior visita, pero el Betis casi nunca dio la sensación de competir realmente por el partido.

Mourinho hizo sitio de nuevo en el equipo a dos fantasistas, Özil y Kaká, para lo que desplazó al primero a la banda derecha mientras, como siempre, Cristiano era el extremo zurdo, quedando su equipo en un 4-2-3-1 algo asimétrico. Mel ponía sobre el campo en principio un esquema similar, con Salva tirado a la izquierda y Vadillo de extremo derecho, aunque Castro jugaba realmente casi a la altura de Molina; quedaba pues un 4-4-2 también algo asimétrico.

El partido planteaba disyuntivas complicadas a Mel, porque ante un equipo individualmente tan superior al tuyo (en especial en lo físico, y sobre todo en las áreas) no hay soluciones mágicas. Tocar la pelota a todo riesgo significaría disputarle la posesión al Madrid, pero también exponerte al juego preferido de su entrenador, el de robo y contragolpe (recordemos el 4-0 en Chelsea). Presionar muy arriba con la defensa muy adelantada era quedar expuesto a la velocidad de Cristiano e Higuaín y a la extenuación de mantener un ritmo alto en el Bernabéu, aunque el virus FIFA podía compensar este problema.

En ambos asuntos el Betis se quedó a medio camino. Al igual que ante el Rayo en su último partido en casa el Madrid –que es de por sí un equipo que te espera en media cancha, sin hacer normalmente una presión muy adelantada ni muy asfixiante– empezó reservón, como a medio gas. El Betis lo aprovechó para mover el balón con calma y acierto durante el primer cuarto de hora, y para presionar arriba con cierta intensidad, aunque sin ir nunca de verdad a por el Madrid, al que le permitió jugarla en largo cómodamente hacia sus extremos: un juego feo e impropio de un grande mundial, pero difícil de contrarrestar y en el que se siente a gusto.

El buen juego del Betis duró lo que duró un muy acertado y veloz Vadillo, que se machacó la rodilla contra la base de un banderín (esperemos que sin mayores consecuencias, porque el golpe fue muy fuerte, pero muy frontal). Mel tardó mucho en hacer el cambio y dejó luego al Betis sin ningún auténtico extremo con la entrada de Sergio, que se metió en la mediapunta desplazando a Castro a la derecha.

Los ¡cinco! minutos de demora en el relevo empujaron al Betis hacia atrás y ya no logró nivelar más el partido. Sergio no supo asociarse con Beñat e Iriney ni dirigir la presión, y las ocasiones del Madrid llegaron en oleadas y con poca oposición, en combinaciones o por pelotazos directos a Cristiano. No había valentía ni intensidad suficiente en la presión –¿cuántas faltas hizo el Betis en el primer tiempo?–, y faltó fe para tocar el balón: en la única vez en que se hizo con confianza y criterio llegó la ocasión de Castro. El juego era aparentemente parejo, pero las posesiones béticas eran inocuas y las del enemigo dañinas, porque son muy rápidos y llegaban arriba en igualdad numérica (Beñat e Iriney andaban muy lejos de los centrales).

El desacierto de Cristiano y la habitual buena colocación de los centrales en las jugadas de pase de la muerte mantuvieron con vida al equipo en el primer tiempo, pero en la primera jugada de la segunda parte cayó por fin el gol del Madrid y ni siquiera la fortuna de marcar el 2-1 en la única ocasión clara de la segunda parte sirvió más que para dar 30 segundos de interés al partido. La defensa bética, muy adelantada para la escasa presión del mediocampo, fue presa fácil ya de Higuaín: los centrocampistas madridistas tenían mucho tiempo para pensar ante unos béticos bien colocados pero pasivos, como ejemplificó el 3-1, en el que Castro y Nacho permitieron a Di María meter un cómodo pase para que Higuaín retratara a Dorado. El 4-1 fue una fotocopia de ese gol.

En esta segunda parte Mel permutó primero las posiciones de Sergio y Castro, prescindió tras el 2-0 de un nulo Salva para tirar a Castro a la izquierda y meter a Roque de mediapunta, y finalmente introdujo a Momo como extremo derecho desplazando a Sergio al mediocentro.

Jugador por jugador
Casto: Cuando te llegan mucho es fácil cometer errores, pero lo cierto es que en el 1-0 falló, y gravemente. Pasivo, paró muy poquitas.
Chica: Considerando la diferencia de velocidad que tiene con Cristiano cumplió con inteligencia. Con balón, muy bien.
Amaya: Bien aunque algo reservón. No falló casi nunca, pero rara vez robó balones y se borró en los dos primeros goles. Va tocándola más y mejor.
Dorado: Expuso más que su compañero, y finalmente pagó cara su lentitud ante Higuaín por los riesgos de adelantar la línea (el Betis provocó diez fueras de juego).
Nacho: Otra vez fue de los mejores con balón. Sin él fue inferior físicamente al rival.
Vadillo: Su lesión fue una desgracia y a posteriori pareció muy importante. En quince minutos atemorizó a Marcelo con su velocidad.
Iriney: Esta vez le faltó agresividad y liderazgo para echar al equipo arriba de verdad, y tampoco ayudó mucho a los centrales.
Beñat: Presionado, estuvo fallón en el pase y en tierra de nadie en la presión. El campo se le hizo muy largo.
Salva Sevilla: ¿Jugó?
Castro: Buscó bien los espacios como delantero, pero en la banda, muy lejos del área, se perdió, precipitado en ataque y descolocado en defensa.
Molina: Ante Ramos y Pepe se notó mucho su lentitud. Al menos metió la que tuvo.

Sergio: Estos partidos le vienen aún grandes, aunque se le ven detalles. En la banda, tan perdido como Castro.
Santa Cruz: Tuvo mucha presencia. Hará una gran pareja con Castro.
Momo: Cositas buenas en minutos de basura.

El detalle
El descaro promadridista de la realización y los comentarios televisivos (especialmente en las jugadas dudosas) fue digno de las teles proJuventus del Moggigate. En Italia acabó alguno en la cárcel.

domingo, 2 de octubre de 2011

Betis 0 - Levante 1 (7ª jornada de Liga de Primera División)

Betis (0): Casto; Chica, Mario (Amaya, 6), Dorado, Nacho; Juanma, Iriney, Beñat, Jefferson Montero (Pozuelo, 46); Pereira (Salva Sevilla, 60) y Santa Cruz
Levante (1):Munúa; Javi Venta, Ballesteros, Nano, Del Horno; Iborra, Xavi Torres; Valdo (Pedro López, 84), Barkero (Farinós, 62), Juanlu (Rubén Suárez, 74); y Koné.
Goles: 0-1. Min. 33, Casto (p.p.).
Árbitro: José Luis González González, castellano-leonés. Amonestó a los locales Pereira e Iriney, y a los visitantes Javi Venta, Nano y Barkero. 


Inteligencia, trabajo y compañerismo son virtudes que se suelen ponderar en equipos de éxito como el Barça, pero que también poseen otros como el Levante, aunque no tengan ni el estilo atractivo ni la brillantez de los primeros. Para triunfar necesitan entonces el punto se suerte que les traiga los partidos al terreno que les conviene, y fue lo que les sucedió hoy ante el Betis.

Desde el lado de los andaluces la razón del bajón de resultados podría reducirse a la misma que podía explicar (al menos en parte) el del año pasado: Rubén Castro no mete goles, ahora porque está de baja.

El partido se planteaba de inicio con un fuerte condicionante: un calor realmente sofocante, que hacía poco recomendable la presión fuerte o el ritmo alto. El Betis introducía la novedad de Juanma como extremo derecho en lugar de Salva, y por demás ponía su habitual 4-4-2, en el que Mario, lesionado, hubo de ser sustituido pronto por Amaya. El Levante proponía un 4-2-3-1 en el que el mediapunta, Barkero, jugaba bastante retrasado, en una posición un poco incómoda para el sistema del Betis –a la espalda de los mediocentros pero muy lejos de los centrales como para salir a marcarlo–, resultando casi un 4-3-3 con Valdo y Juanlu como extremos y Koné, que hizo un tremendo derroche físico, arriba. Como mediocentros juegan dos hombres altos, Iborra y Torres, más apropiados para cerrar líneas de pase y ahogar la mediapunta que para ir a buscar al rival.

Primera parte hasta el 0-1
El Levante aprieta arriba al Betis sólo en saques de puerta o banda. Cuando esa tímida presión es superada, se agrupa con diez hombres atrás sin incomodar demasiado a Beñat ni Iriney (en zona Barkero). El Betis se precipita al inicio en varias jugadas, pero pronto se da cuenta de que, con un calor tan tremendo, debe masticar el juego para tenerla y cansar al rival y, aunque sin mucha claridad y perjudicado por un césped muy seco, llega a puerta en varias oportunidades. Juanma trata de copiar la movilidad de Salva entre líneas, y Pereira y Roque se permutan, como siempre. El Levante, por su parte, trata inicialmente también de tener el balón (mal día para presionar, también para el Betis) y lleva su poco peligro por los lanzamientos de Barkero hacia los tres de arriba.
 
Final de la primera parte
Al Levante le toca una lotería que no se merecía en una cadena de errores (pérdida absurda de Beñat, probable fuera de juego, Chica que otra vez se deja la espalda en un balón cruzado, autogol de Casto). El Betis pierde un tanto los nervios y el Levante encuentra la espalda de los centrales en alguna ocasión clara. El partido había entrado en el escenario perfecto para los levantinos, que con ese equipo y el marcador en contra lo habrían pasado muy mal.

Segunda parte
Mel mete de salida como mediapunta a Pozuelo, por Jefferson, con lo que Pereira pasa a la izquierda. Al cuarto de hora agota los cambios: Salva entra en la mediapunta por Pereira y desplaza también a Pozuelo a la izquierda. Tras un inicio competido, el Levante renuncia cada vez más a la posesión para limitar su juego de ataque a los pelotazos a Koné; además interrumpe el juego, defiende muy bien a balón parado (tiene gente muy alta), usa con sacrificio e inteligencia las pocas fuerzas que le quedan y, sobre todo, aparca bien el autobús atrás, como se ha hecho toda la vida (hacen su partido, como seguramente habrá dicho ya alguien en la sala de prensa). El Betis hace un fútbol muy académico pero sin demasiado mordiente arriba y, sobre todo, con escasa suerte durante todo el partido en los muchos barullos que suceden en el área de ese mal portero que es Munúa. En el último cuarto de hora Salva se echa al falso extremo izquierdo y Nacho, mejor carrilero que Chica, encuentra una autopista por la que llega peligro: bien haría Mel en tomar nota.

Jugador por jugador
Casto: Mucho se teme uno que le hayan vuelto los nervios que tan malas pasadas le han jugado años atrás. En el gol, mal colocado para un tiro sin ángulo. 
Chica: Bien en general, pero el gol fue una fotocopia de los recibidos ante Zaragoza y Getafe, y van cuatro goles consecutivos exactamente iguales. O lo arregla Mel o lo arregla él.
Mario: Empezó bien pero su valentía le salió cara. Fue una pena, porque un defensa así es muy útil en partidos como el de hoy.
Dorado: Muy buen partido, con más anticipación que de costumbre.
Nacho: Empezó despistado y muy fallón. Mejoró con los minutos.
Juanma: Todos los béticos de arriba estuvieron en jugadas de gol menos él. O sea, lo de siempre.
Iriney: Buen partido si excluimos dos detalles: su habitual abuso del cambio de juego en largo, con el poco acierto de siempre, y que acabe con fuerzas en la reserva, que es buena noticia pero mal síntoma.
Beñat: Partido muy correcto, siempre con una elección de jugada de libro, aunque tal vez en situaciones como la de hoy convendría que tomase más riesgos. Uno de sus pocos errores (por confiarse en la conducción) originó el gol.
Montero: Como Benjamín hace quince años, y como tantos otros, parece condenado por la brillante idea de algún entrenador que, en un momento determinado de su carrera, decidió que tenía que jugar a pie cambiado. Los defensas listos le dan la banda, por donde los rebasa, llega a la línea de fondo y se da media vuelta para reencontrarse a ese defensa y a otro más. Entre eso y su ofuscación en las jugadas de área va camino de ser un nuevo Denilson; necesita un entrenador personal, y ya.
Pereira: Estuvo voluntarioso, móvil y listo para buscar huecos en la mediapunta, pero luego no le salió ninguna.
Santa Cruz: Estuvo muy participativo, pero muy bien defendido y poco acertado ern el área.

Amaya: Correcto, aunque un defensa central debe empujar y arriesgar más (si no irse directamente arriba) en un segundo tiempo del corte del de hoy. Partido a contraestilo, en todo caso.
Pozuelo: Hizo cosas interesantísimas, de jugador de verdadera calidad: mejoró a Pereira y a Salva en esa posición. Busca mucho el regate en vertical y le suele salir, aunque sea de rebote. Parece inteligente, es rápido en corto y busca el peligro.
Salva Sevilla: No estuvo muy afortunado ni en el pase ni a balón parado, pero no es fácil el papel que le tocó.